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LO SUBLIME DEL MAR Y EL DESIERTO

Nombres: Laura Catalina Peña Galindo y Santiago Muñoz Muñoz.

04 de Abril del 2021

En el texto “Breve Tratado del Paisaje” de Alain Roger se habla acerca de diferentes
paisajes como el mar, las montañas y el desierto; él los describe como lugares
sublimes. Sublime se define como algo excepcionalmente bello y hermoso pero que
del mismo modo es terrorífico y peligroso debido a la gran extensión y poder que
puede llegar a tener. Con ello se quiere demostrar porque tanto el mar como el
desierto comparten grandes similitudes y así mismo como el ser humano puede
acercarse a estos lugares insólitos a través de la pintura y la literatura,
completamente seguros pero llenos de las inquietantes sensaciones transmitidas
por estos paisajes.

Según el texto, tanto el mar como el desierto están en el punto cero del paisaje por
un lado ‘’...El mar está todavía en lo que yo he llamado el grado cero del paisaje...’’
(Roger, A. 2007). Por otro lado el punto cero del desierto se describe como
‘’...ingrato, inhóspito y abandonado...’’(Roger, A. 2007). Esto nos deja claro como
ambos a pesar de sus diferencias comparten algo en común, pues al final su destino
será ascender hasta convertirse en paisajes admirados, poderosos y hermosos.

La relación del desierto con el mar es que ambos son sublimes al ser de gran
extensión y desconocidos debido a todo lo que esconden en su interior que generan
la sensación de inseguridad y terror, pero al mismo tiempo son grandiosos y
poderosos, llenos de una belleza sin igual que cautiva tanto a escritores, pintores,
fotógrafos y todo aquel que se deja maravillar por estos escenarios.

A pesar de todos estos atributos, el desierto no ha tenido gran protagonismo, pues


su dureza hace que no sea visualizado con interés y que por el contrario, sean los
elementos aledaños a él los que en realidad adquieran potencial, como las fuentes
hídricas y la ciudad desértica, desfavoreciendo la atención hacia el paisaje del
desierto.

Lo mismo sucede con el mar, pero de forma distinta, pues siempre que entramos en
él, deseamos la búsqueda de tierra firme ya que es agua en su totalidad. Así se
puede explicar brevemente cómo estos dos paisajes se complementan
internamente, en este caso agua y tierra como elementos naturales inseparables.

El ser humano siempre ha tenido la idea de que el mar es un lugar inexplorable,


lleno de sorpresas y cosas inesperadas divididas por una delgada línea entre lo
terrenal y el vacío, lo terrenal entendido como la zona segura (la orilla de la playa, el
barco) y el vacío como ese precipicio infinito que en el peor de los casos nos traga
hundiéndonos hasta hacernos tocar fondo.

En el desierto también se viven este tipo de experiencias, por su terreno tan vasto y
su lejanía con fuentes hídricas se genera ese gran temor a desorientarse, perderse
y deshidratarse, además de los delirios ocasionados por la insolación.
La pintura, la escritura, la fotografía y los medios digitales son instrumentos que
permiten acercarnos a estos paisajes de forma segura en nuestra zona de confort.
así de forma fácil y muy accesible podemos experimentar ese ‘’...agradable
horror...’’ (Roger, A. 2007) de acercarnos al océano como un mal beneficioso o un
goce culposo e impresionante, que demuestra lo majestuoso y su poder casi
indomable y como manifestándose a través del arte, la fotografía, y la escritura se
puede observar con calma y sin temor, pero con el mismo respeto que cuando sus
olas retumban y la misma satisfacción y adrenalina que genera lo desconocido, el
peligro y el caos, que es al final el fruto de la naturaleza reflejando su poder máximo
de belleza.

El terror es el principio de lo sublime, entender el misterio del mar y el desierto como


una aventura que se puede controlar, como ir en barco sobre el mar, estar en un
oasis sobre el desierto; sentirnos seguros en el peligro, estar a salvo en lo sublime.

Finalmente se concluye que el desierto y el mar son paisajes que a pesar de ser
distantes, son completamente análogos entre sí y que los artistas siempre buscan
plasmarlos en sus obras, por su belleza infinita e intriga que generan dichos
escenarios, para transmitir las sensaciones que se viven en el lugar. Y por supuesto
la cumbre de esta experiencia es vivirla propiamente en el lugar, visualizando todo
con nuestros propios ojos e impresionarnos ante tal majestuosidad.

BIBLIOGRAFÍA

- ROGER, A., Breve tratado del paisaje, Madrid, Ed. Biblioteca Nueva, 2007

- Amereida 1965–2017. La invención de un mar. (2017, enero).


Museo Nacional de Bellas Artes.
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invencion-de-un-mar?utm_medium=website&utm_source=archdaily.co

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