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El Renacimiento se caracterizó por grandes descubrimientos e innovaciones como la imprenta y rutas marítimas que generaron un interés en aprender y explorar. También hubo un crecimiento del racionalismo donde la fe se cuestionó y creció el interés en obtener conocimiento basado en la razón. Además, el humanismo consideró al hombre como el centro del universo aunque aún creía en Dios como su creador.
El Renacimiento se caracterizó por grandes descubrimientos e innovaciones como la imprenta y rutas marítimas que generaron un interés en aprender y explorar. También hubo un crecimiento del racionalismo donde la fe se cuestionó y creció el interés en obtener conocimiento basado en la razón. Además, el humanismo consideró al hombre como el centro del universo aunque aún creía en Dios como su creador.
El Renacimiento se caracterizó por grandes descubrimientos e innovaciones como la imprenta y rutas marítimas que generaron un interés en aprender y explorar. También hubo un crecimiento del racionalismo donde la fe se cuestionó y creció el interés en obtener conocimiento basado en la razón. Además, el humanismo consideró al hombre como el centro del universo aunque aún creía en Dios como su creador.
Los descubrimientos. Grandes innovaciones como la imprenta, las rutas marítimas, la
conquista de nuevos continentes, entre otros, que generaron una predisposición a nivel masivo para aprender y explorar.
El racionalismo. La fe se vio cuestionada y creció el interés por adquirir
nuevos conocimientos basados en la razón, que pudieran explicar la realidad dejando de lado el dogmatismo de la Edad Media.
El humanismo. El hombre se consideraba el centro del universo y el fin último de la
creación. Dejó de lado el teocentrismo (en el que dios era el centro de interés) aunque seguía creyendo en la deidad como la creadora del universo.
Características de la civilización moderna
El elemento consustancial de Edad Moderna, especialmente en Europa, es la presencia de una ideología transformadora, paulatina, incluso dubitativa, pero decisiva, de las estructuras económicas, sociales, políticas e ideológicas propias de la Edad Media. Las exploraciones financiadas por las monarquías europeas (en Portugal, el caso precoz de Enrique el Navegante), y llevadas a cabo por personajes como Cristóbal Colón, Juan Caboto, Vasco de Gama o Hernando de Magallanes, surcaron mares hasta ese momento inexplorados y llegaron a tierras que eran desconocidas por los europeos, posibilitados gracias a una serie de adelantos en materia de náutica: la brújula y la carabela. Desde una perspectiva materialista, se entiende que este proceso de transformación empezó con el desarrollo de las fuerzas productivas, en un contexto de aumento de la población (con altibajos, desigual en cada continente y con existencia de índice de mortalidad catastrófica propia del el Antiguo Régimen demográfico, por lo que no puede compararse a la explosión demográfica de la Edad Contemporánea).