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El Protocolo de Kioto como

respuesta al efecto invernadero –


1997
La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático (CMNUCC) fue adoptada en Nueva York el 9 de mayo de
1992 y abierta a la firma el 4 de junio de 1992, en Río de Janeiro, no
obstante, recién entró en vigor el 21 de marzo de 1994. Permite, entre
otras cosas, reforzar la conciencia pública, a escala mundial, de los
problemas relacionados con el cambio climático. Los 197 países que
han ratificado la Convención se denominan Partes en la Convención
(COP).

El 11 de diciembre de 1997, los gobiernos acordaron incorporar una


adición al tratado, conocida con el nombre de Protocolo de Kioto, que
cuenta con medidas más enérgicas (y jurídicamente vinculantes). Pese
a la trascendencia y necesaria urgencia de implementación, el
Protocolo recién pudo activarse institucionalmente en el 2005.

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El objetivo principal del Protocolo de Kioto es reducir las emisiones
de gases de efecto invernadero para todos aquellos países que lo
hayan ratificado. Estos objetivos dependen fundamentalmente del
estado económico en el que se encuentre el país. Si el país está en
vías de desarrollo podrá emitir más gases de efecto invernadero para
mejorar su economía y producción. Por otro lado, un país
desarrollado y con un buen PIB tendrá que reducir sus emisiones, ya
que es más responsable que otros países con menos emisiones del
aumento del efecto invernadero.

Los GEI (que causan el calentamiento global) son el dióxido de


carbono (CO2), el metano (CH4), el óxido nitroso (N2O), y los otros
tres son tipos de gases industriales fluorados: los hidrofluorocarbonos
(HFC), los perfluorocarbonos (PFC) y el hexafluoruro de azufre (SF6).
Los países que han ratificado el Protocolo tienen varias maneras de
conseguir los objetivos impuestos que sólo reduciendo las emisiones.
Por ejemplo, pueden aumentar la cantidad de “sumideros” que
eliminen gases de efecto invernadero. Con un aumento de la
superficie de los bosques se puede eliminar más cantidad de dióxido
de carbono de la atmósfera. El Protocolo da flexibilidad a los países
que este aumento de los sumideros se pueda realizar en territorio
nacional o en otros países, ya que se tienen en cuenta las emisiones
globales.

Otra forma de conseguir los objetivos de reducción de gases es


mediante los comercios de derechos de emisión. Esto es, el derecho
que tiene un país a emitir una tonelada de gas de efecto invernadero
a la atmósfera. Los países pueden comerciar con los derechos de
emisiones entre ellos. Si a un país le sobran derechos de emisiones
por emitir menos, puede venderlos a otro país que necesite emitir más
para mejorar su economía.

El Protocolo de Kioto es un acuerdo complejo ya que no sólo debe


ser eficaz frente a un problema mundial como es el cambio climático,

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sino que también debe ser políticamente aceptable y
económicamente viable. Estos problemas hacen que el protocolo
avance muy lentamente y los objetivos no se estén cumpliendo
enteramente. Los objetivos no son vinculantes, por lo que cualquier
país podría no cumplirlos y no recibir ningún tipo de sanción. Para
aumentar la vigilancia y el cumplimiento de los objetivos se ha
multiplicado el número de grupos y comités creados para supervisar
y arbitrar sus diferentes programas, e incluso después de la
aprobación del acuerdo en 1997.

El objetivo principal del Protocolo de Kioto es disminuir el cambio


climático antropogénico cuya base es el incremento forzado del
efecto invernadero. Según las estimaciones del Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), si
se mantienen las emisiones de gas de efecto invernadero (GEI) al
ritmo actual o a uno superior causarían un calentamiento global
mayor e inducirían numerosos cambios en el sistema climático
mundial durante el siglo XXI.

Algunos países en desarrollo, que no estaban obligados a cumplir las


metas cuantitativas fijadas por el Protocolo de Kioto, ratificaron el
acuerdo. Tal es el caso de Argentina que concluyó el trámite, previa
aprobación del Congreso Nacional el 13 de julio de 2001, a través de
la Ley Nacional 25.438.

Los gases responsables del Efecto Invernadero


El efecto invernadero es un fenómeno natural que ocurre en la
atmósfera, que permite que la temperatura en la Tierra se mantenga
estable, en promedio en 15 °C, gracias al cual puede existir y
mantenerse la vida en el planeta. Este fenómeno se produce gracias a
la retención de calor por parte de los gases de efecto invernadero GEI.

Los GEI son de origen natural como antropogénico (consecuentes de


las actividades llevadas adelante por el hombre); absorben y emiten
radiación de determinadas longitudes de ondas del espectro de

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radiación infrarroja, dando como resultado que parte del calor que la
Tierra trasmite desde su superficie quede retenido en la atmósfera
generando el calentamiento de la propia atmósfera y de la superficie
terrestre. Sin este mecanismo la temperatura de la Tierra sería
aproximadamente 33°C más baja que la actual.

La temperatura media de la superficie terrestre ha aumentado más de


0,6ºC desde los últimos años del siglo XIX debido al proceso de
industrialización y, en particular, a la combustión de cantidades cada
vez mayores de petróleo y carbón, la tala de bosques y algunos
métodos de explotación agrícola.
Estas actividades han aumentado el volumen de gases de efecto
invernadero (principalmente metano, dióxido de carbono, óxido
nitroso, clorofluorocarbonos, hidrofluorocarbonos y hexafluoruro de
azufre), incrementando la temperatura del planeta y modificando el
clima. En tal sentido, se espera que se produzcan modificaciones en
el clima futuro como sequías severas y prolongadas, aumento de
precipitaciones en ciertas regiones y disminución en otras,

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incremento de las temperaturas, aumentos en la frecuencia e
intensidad de eventos climáticos extremos, entre otros eventos1.

Se ha estimado que si las emisiones de GEI continúan al ritmo actual,


la temperatura de la superficie terrestre podría exceder los valores
históricos tan pronto como 2047, con efectos potencialmente dañinos
en los ecosistemas, la biodiversidad y peligraría la subsistencia de las
personas en el planeta.12 Estimaciones recientes sugieren que de
seguir la actual trayectoria de emisiones la Tierra podría superar el
límite de 2 °C de calentamiento global, (el límite señalado por el IPCC
como un calentamiento global "peligroso") en 2036.

“Los niveles de CO2 continúan creciendo a un ritmo récord de todos


los tiempos porque la quema de carbón, petróleo y gas natural
también ha alcanzado niveles récord”, aseguraba Pieter Tans2,
científico principal de la Red de Referencia Global de Gases de Efecto

1
https://www.argentina.gob.ar/ambiente/cambio-climatico/efecto-invernadero
2
Pieter Tans ha dedicado su carrera científica al estudio del ciclo del carbono. Ha sido el líder en
el monitoreo global de gases de efecto invernadero en la atmósfera desde que se unió a la
Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) a mediados de la década de 1980,
produciendo los datos más utilizados de CO2 atmosférico, CH4 y varios otros gases de efecto
invernadero y mediciones de apoyo.

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Invernadero de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y
Atmosférica (NOAA).

Día Mundial por la Reducción de las Emisiones


de Dióxido de Carbono
Cada 28 de enero se celebra el Día Mundial por la Reducción de las
Emisiones de CO2 con el objetivo de crear conciencia sobre la
disminución de gases de efecto invernadero y su incidencia en el
cambio climático.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 1997, designó este
día para tomar decisiones en beneficio del cuidado ambiental y para
impulsar el desarrollo y aplicación de políticas de reducción en
emisiones de gases.

Entre otras medidas, se plantea mejorar el manejo de fuentes de


energía renovables, la transición hacia combustibles más limpios, una
mayor eficiencia de los procesos de combustión y una modificación
en las tendencias de consumo.
Los gases de efecto invernadero (GEI) se producen de manera natural
y son esenciales para la supervivencia de los seres humanos y de
millones de otros seres vivos ya que, al impedir que parte del calor
del sol se propague hacia el espacio, hacen la Tierra habitable.

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Pero después de más de un siglo y medio de industrialización,
deforestación y agricultura a gran escala, las cantidades de gases de
efecto invernadero en la atmósfera se han incrementado en niveles
nunca antes vistos en tres millones de años.

A medida que la población, las economías y el nivel de vida – con el


asociado incremento del consumo— crecen, también lo hace el nivel
acumulado de emisiones de ese tipo de gases.

Existen tres hechos en que los científicos coinciden y que son de


enorme utilidad para entender mejor la raíz y la escala del problema:

 La concentración de GEI en la atmósfera terrestre está


directamente relacionada con la temperatura media mundial de
la Tierra.
 Esta concentración ha ido aumentando progresivamente desde
la Revolución Industrial y, con ella, la temperatura del planeta.
 El GEI más abundante, alrededor de dos tercios de todos los
tipos de GEI, es el dióxido de carbono (CO2) que resulta de la
quema de combustibles fósiles.
El último informe publicado en la página oficial de las Naciones
Unidas a finales del año pasado señaló que “Necesitamos un cambio
radical en la ambición de adaptación para la financiación y la
aplicación, con el fin de reducir significativamente los daños y las
pérdidas derivadas del cambio climático. Y lo necesitamos ahora ”.
Asimismo, también destacó la importancia de frenar el uso del carbón
y los combustibles fósiles para que el calentamiento terrestre
disminuya.

En ese marco, Argentina se encuentra trabajando en la elaboración de


la Estrategia a Largo Plazo a 2050 y del Plan Nacional de Adaptación
y Mitigación al Cambio Climático de acuerdo a lo que establece la Ley
Nº 27520, para alcanzar el objetivo de un desarrollo con bajas
emisiones de gases de efecto invernadero que contribuya a enfrentar,
de forma integral, al cambio climático.

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Se constituye el Grupo de Trabajo Especial, para
darle seguimiento a Kioto
Las llamadas Partes, miembros de la Convención Marco de las
Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), se reunieron
por primera vez para su seguimiento en Montreal, Canadá, en 2005,
donde se estableció el llamado Grupo de Trabajo Especial sobre los
Futuros Compromisos de las Partes del Anexo I en el marco del
Protocolo de Kioto (GTE-PK), orientado a los acuerdos a tomar para
después de 2012.
En diciembre de 2007, en Bali, Indonesia, se llevó a cabo la tercera
reunión de seguimiento, así como la 13ª cumbre del clima (COP13),
con el foco puesto en las cuestiones post 2012. Se llegó a un acuerdo
sobre un proceso de dos años, u hoja de ruta de Bali, que tiene como
objetivo establecer un régimen post 2012 en la XV Conferencia sobre
el Cambio Climático, (también COP15) de diciembre de 2009, en
Copenhague, Dinamarca, y COP 16 en Cancún, México, fecha del 29
de noviembre al 10 de diciembre de 2010. En Cancún, los más de 190
países que asistieron a la Cumbre adoptaron, con la reserva de Bolivia,
un acuerdo por el que aplazan el segundo período de vigencia del
Protocolo de Kioto y aumentan la "ambición" de los recortes. Se
decidió crear un Fondo Verde del Clima (GCF) cuyo objetivo es invertir
en países en desarrollo con el objetivo final de que el crecimiento
económico sea compatible con la protección del clima.

Esa hoja de ruta se complementa con el Plan de Acción de Bali, que


identifica cuatro elementos clave: mitigación, adaptación, finanzas y
tecnología. El plan establece el marco de negociaciones en referencia
a la emisión de gases contaminantes.

Enmienda de Doha
Durante la decimoctava Conferencia de las Partes (COP 18) sobre
cambio climático (Doha, estado de Qatar – el 8 de diciembre de 2012),
se ratificó el segundo periodo de vigencia del Protocolo de Kioto,

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abarcando desde el 1º de enero de 2013 hasta el 31 de diciembre de
2020, con el acuerdo de fijar una fecha de 2015 para la elaboración
de un documento sucesor, que finalmente derivó en lo que se
conocería como el Acuerdo de París.

La duración de este segundo periodo del Protocolo fue de ocho años,


con metas concretas al 2020. La Enmienda de Doha se aplica a
aproximadamente el 11% de las emisiones mundiales anuales de
gases de efecto invernadero. Además, en la Enmienda se incluyó el
trifluoruro de nitrógeno como uno de los gases a ser cubiertos por la
Enmienda.
La aprobación de la Enmienda de Doha al Protocolo de Kyoto de la
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático,
fue contemplada en la Ley 27.137, del 29 de Abril de 2015.

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