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Dorángel Vargas: Asesinos seriales que impactaron

al mundo

José Doráncel Vargas Gómez, nació un 14 de mayo de 1957 en Venezuela. Mejor conocido
como Dorángel (por un error en los medios), creció en el seno de una familia de escasos
recursos, los cuales se dedicaban sobre todo a la agricultura.
Logró estudiar hasta el sexto grado de primaria, pero tras estar en prisión algunas veces
por robo de ganado y gallinas por hambre, culminó en una vida como vagabundo.
Desde entonces, ya llamaba la atención de otras personas sin hogar que delinquían con él,
pues prefería comer la carne cruda. A pesar de tener ciertos indicios extraños, nadie lo
miraba más allá que algo extraño, pues era una persona sumamente amable y tranquila.
En 1995, Antonio Guerrero, un vagabundo de la ciudad, llegó a la comandancia totalmente
agitado, diciendo que otro vagabundo se había comido a una persona.
Los policías en vez de creerle, comenzaron a reír, pensando que el hombre estaba
borracho o drogado. Sin embargo, volvió a denunciar que este vagabundo que vivía
debajo de un puente cerca de donde él pasaba la noche, se había comido a su compañero.
Las autoridades, decidieron asistir al sitio, no pudieron contener su sorpresa y asco ante la
escena que encontraron. Un hombre de aspecto bonachón, los saludaba de manera
sonriente, mientras que estaba manchado de sangre y rodeado de manos y pies
cercenados.
Dorángel, paso a la fama casi de inmediato con el apodo que lo inmortalizo como el
“comegente”. Según investigaciones, vivía debajo del puente junto a Cruz Moreno, quien
paso a ser su comida.
A pesar de su accionar, el hombre parecía sumamente tranquilo e incluso hablaba con sus
captores sobre las mejores recetas antropófagas. De igual manera, fue diagnosticado con
un tipo de esquizofrenia, pasando a ser internado en el Instituto de Rehabilitación
Psiquiátrica de Peribeca en Táchira.
De manera inexplicable, tras dos años internado en este lugar, fue dado de alta por buena
conducta, saliendo en libertad incluso sin ningún tipo de cuidado o custodia; algo que
lamentarían tiempo después.
Lejos de ser un caso aislado, se convirtió, literalmente, en su pan de cada día. Dorángel
vivía en una casa que improvisó en una granja abandonada en la ciudad de San Cristóbal.
Era conocido entre los vecinos como alguien amable y tranquilo.
Solía estar en su casa durante el día y pasar las tardes y noches recorriendo la ciudad,
llevando una tubería consigo.
Según sus mismas declaraciones, golpeaba a sus víctimas con este objeto hasta matarlos,
los llevaba a su casa tal cual presa cazada y ahí preparaba con ellos sus comidas.
Parecido a alguien que elije la carga que llevará a casa, él seleccionaba a sus víctimas de
manera muy especifica a su paladar. Gustaba de comer hombres de entre 30 y 40 años de
edad, quienes estuvieran en buena condición física, sobre todo ejercitándose; nunca
comió mujeres ni niños.
Preparaba caldos, carne asada, filetes, platillos variados e incluso se sabía que realizó
parrilladas en las que invitó a otros vagabundos a su casa a comer o empanadas a sus
vecinos, sólo que ellos no sabían, que estaban comiendo la carne de otras personas.
Iniciaron la búsqueda de Dorángel y más pronto que tarde, dieron con su casa
improvisada, lugar que los agentes no olvidaran jamás.
Según los investigadores, todo estaba acomodado de manera precisa, carne humana en
sartenes, ollas, carne finamente cortada. En la basura, encontraron los desechos, cabezas,
manos y pies.
Dorángel afirmaría después de ser capturado que sólo comía partes con músculos, sobre
todo muslos y gemelos.
Aseguró que, al no contar con un método para poder refrigerar la carne, tuvo que matar
más personas de lo previsto. Todo sea por la carne fresca.
Juicio
Se pudieron confirmar un total de 10 víctimas por las cuales fue encontrado culpable en el
año de 1999. Según sus propias declaraciones, comenzó a comer gente de manera regular
desde 1997, aunque se especula, que pudiera tener alrededor de 40 asesinatos.
Dorángel pasó a la historia como uno de los asesinos más horrendos de la historia por el
hecho del canibalismo, sin embargo, nunca mostró signos violentos ni opuso resistencia
alguna.
Contrario a lo que se podría especular, se mostró cooperativo siempre con las autoridades
y medios de comunicación y en más de una vez aseguró no sentir remordimiento por sus
actos, de hecho, explicaba que lo había hecho por necesidad y prefería eso, ha seguir
muriendo de hambre.
En la actualidad, se encuentra encerrado en la Dirección de Seguridad y Orden Público del
Estado de Táchira, aunque es mentalmente imputable, Venezuela no cuenta con un sitio
adecuado para encerrarlo, por lo que lo mantienen en prisión, lugar en el cual pasa sus
días tranquilamente.
Si bien no ha vuelto a probar carne humana, jamás ha dejado de asegurar que su sabor es
inigualable y sin arrepentirse de lo que hizo.
Los monstruos de Ecatepec: los asesinos seriales que se
disfrazaban de vendedores para matar mujeres
Patricia, de 44 años de edad, y Juan Carlos, de 38 años, fueron capturados el 4 de octubre
del 2019 en Ecatepec de Morelos, en el Estado de México, cuando transportaban restos
humanos en la carriola de un bebé.
En una confesión, Juan Carlos declaró haber asesinado a 20 mujeres. Sin embargo, no se
sabe la cifra exacta y se sospecha que puede ser mucho más alta.
En abril de 2019 cada uno recibió una primera condena de solamente 15 años de prisión.
Ésta fue por el delito de ocultamiento de restos humanos para encubrir la evidencia de un
crimen.
Investigadores de la dependencia revelaron que los asesinos guardaban los restos
humanos en el refrigerador y en cubos de cemento, y que algunas de las partes de los
cuerpos y pertenencias de las víctimas las vendían. Sin embargo, todavía no se sabe a
quién.
La policía los arrestó y registró tras la desaparición, en septiembre del 2018, de Nancy
Huitrón, de 28 años de edad, y Valentina, su bebé de dos meses. Juan Carlos “N”, en su
declaración, confesó haberla asesinado. También identificó a otras dos de sus víctimas
como Evelyn Rojas, de 29 años, y Arlet Olguín, de 23 años.
Nancy Huitrón y Valentina desaparecieron el 6 de septiembre del 2018 después de dejar a
sus dos hijas mayores en la escuela. Un vecino denunció a la policía cuando nadie recogió
a las dos niñas del colegio.
El monstruo de Ecatepec reconoció haber abusado sexualmente de algunas de sus
víctimas antes de matarlas.
Los procesos judiciales a los que se enfrentaban eran por los delitos de trata de personas,
desaparición forzada, y feminicidio.
Patricia, de 44 años de edad, y Juan Carlos, de 38 años, fueron capturados el 4 de octubre
del 2019 en Ecatepec de Morelos, en el Estado de México, cuando transportaban restos
humanos en la carriola de un bebé.
Los monstruos de Ecatepec, tras ser aprehendidos, relataron a las autoridades estatales
los brutales actos que cometían contra sus víctimas: de algunas vendían sus huesos y de
otras se comían partes de sus cuerpos.
Dentro de su hogar, y en otros predios del municipio, fueron hallados restos de cadáveres
de mujeres, la mayoría jóvenes.
Agentes policiacos contaron que al momento de su arresto, Juan Carlos preguntó si podía
bañarse. “No soy un criminal sucio”, dijo. Quería ponerse un traje para presentarse ante
los medios de comunicación. Orgulloso, en su declaración detalló cómo asesinó a las
mujeres.
“No muestra signos de sentir culpa por lo que hizo, muestra alegría”, dijo el fiscal
Alejandro Jaime Gómez Sánchez.
De acuerdo con las autoridades, el modus operandi era casi siempre el mismo: Patricia
“N” se acercaba primero a las víctimas. Los homicidas enganchaban a sus víctimas
invitándolas a la habitación donde vivían para ofrecerles mercancía como ropa, perfumes,
quesos, y productos para bebés.
Ahí las asesinaban y las descuartizaban.
Juan Carlos y Patricia, Los monstruos de Ecatepec, fueron condenados a prisión vitalicia el
18 de febrero del 2021: declarados culpables del homicidio de una menor de 13 años de
edad perpetrado en abril del 2012, informó la Fiscalía del Estado de México.
Un juez con sede en Ecatepec dictó la condena de prisión vitalicia para la pareja acusada
de feminicidio. Las pruebas recabadas y presentadas por el agente del Ministerio Público
fueron determinantes para que a los asesinos seriales se les fijara una multa de 311,650
pesos.
Fueron condenados, el 20 de mayo del 2019, a cuatro años y seis meses de cárcel por el
delito de trata de personas, en la modalidad de adopción ilegal, por vender una bebé a
una pareja.
El 11 de junio de ese mismo año recibieron su primera condena de 40 años por
feminicidio. Ocho días después fueron sentenciados a otros 40 años por el mismo delito.
El 7 de agosto fueron condenados a 70 años de prisión por el feminicidio de una mujer y
su hija, menor de edad; el 20 de agosto recibieron una sentencia de 40 años por otro
feminicidio.
En septiembre del 2019, fueron condenados a 53 y 40 años de cárcel, cada uno, por dos
feminicidios. El 1 de octubre recibieron una condena de más de 40 años por el asesinato
de una mujer, y el 13 de marzo del 2020 fueron sentenciados a 40 años de cárcel por el
delito de feminicidio. Finalmente, el 17 de febrero del 2021 fueron condenados a prisión
vitalicia por el homicidio de una menor de edad.
Los monstruos de Ecatepec suman, hasta ahora, 10 condenas en su contra. Nueve de ellas
por feminicidio.
“Sus tamales eran un éxito por su peculiar y
delicioso sabor a HUMANO”.
El hallazgo se descubrió gracias a una llamada de emergencia por parte de uno de sus
vecinos ya que en el domicilio de Anabel se encontraba una fuerte fuga de gas, cuando los
bomberos llegaron al lugar se percataron que efectivamente la fuga de gas era demasiado,
por lo que decidieron irrumpir en el domicilio para tapar la fuga.
Cuando ingresaron al domicilio se llevaron una gran sorpresa, en su sala se encontraba el
sistema óseo de una mujer que aparentemente le había quitado toda la carne de su
cuerpo. Los bomberos dieron parte a la PGJ y ellos preguntaron donde podían localizar a
la vendedora de tamales, fue así como acudieron a la estación de metro donde trabajaba
para detenerla inmediatamente.
Una vez detenida, Anabel confesor haber matado más de 50 mujeres para vender tamales
con su carne y ahorrarse unos pesos.
Ella declaro:
“La primera vez fue un día que me gaste lo de la inversión verdad, y no tenía para invertir
en carne y por coincidencia me encontré una niña que se perdió y buscaba a sus papás, la
lleve a mi casa porque de ahí le iba a hablar a sus papás para que fueran por ella, en su
mochila traía los números y dirección de sus papás, pero el diablo es diablo y me dije:
“Ana ahí está la carne para tus tamales”, y la niña nunca regresó a sus casa. Esa fue la
difícil las demás ya hasta le agarré el modo de quitarle toda la carne, me cacharon por la
maldita manguera del gas, apenas la había cambiado pues”.
Ana enfrenta cargos por homicidio y daños a la salud, ya que la gente que consumía sus
tamales no sabía que estaban volviéndose caníbales.

Fuentes:
https://www.elsoldehermosillo.com.mx/doble-via/terrror-historia-asesino-serial-
asesinatos-muertes-mundo-dorangel-vargas-venezuela-golpes-victimas-comida-cuerpos-
canibal-6277239.html/amp

https://www.infobae.com/america/mexico/2021/03/14/los-monstruos-de-ecatepec-los-
asesinos-seriales-que-se-disfrazaban-de-vendedores-para-matar-mujeres/?
outputType=amp-type
http://heraldobc.info/tamalera-de-la-muerte

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