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Con esta actividad se acercaban a las chicas, a quienes solían citar en su casa en
Jardines de Morelos, un barrio de clase media-baja a 31 kilómetros del centro de
Ciudad de México.
Allí eran asesinadas y sus cuerpos desmembrados. Juan Carlos confesó que
vendía sus huesos a una persona que no ha sido identificada.
Otros restos los depositaba en un terreno baldío cerca de su casa y algunos más
los conservaba en cubetas, bolsas de plástico y una nevera.
Juan Carlos y Patricia están bajo arresto. La Fiscalía los acusa de homicidio,
delitos contra el respeto a los muertos y violación de las leyes de inhumación y
exhumación.
En caso de que se compruebe el asesinato de 20 mujeres, Juan Carlos sería el
mayor asesino en seriede la historia de México.
El referente más cercano es Juana Barraza Samperio, conocida como la
Mataviejitas porque asesinaba ancianas. La mujer, encarcelada desde hace varios
años, cometió 16 homicidios.
"Era mi vecino"
Juan Carlos y Patricia vivían desde hace varios años en la casa de Jardines de
Morelos donde presuntamente cometieron los homicidios.
Tienen cuatro hijos menores de edad.
Según el fiscal Gómez Sánchez, cuando cometía los asesinatos Juan Carlos "le
ordenaba a su esposa que se llevara a sus hijos a alguna otra
habitación para que no pudieran ver".
Los niños tenían prohibido abrir una nevera donde las autoridades señalan que
encontraron varios de los cuerpos.
Además de vender perfumes y teléfonos móviles, el acusado recogía latas de
aluminio y botellas de plástico para venderlas, lo que le sirvió para deshacerse de
los restos humanos.
Los vecinos de su calle estaban acostumbrados a verlo caminar con bolsas de
basura.
Su negocio les servía para atraer víctimas como Luz del Carmen Miranda, de 13
años de edad, quien desapareció el 12 de abril de 2012.
Su cuerpo desmembrado apareció un año después, cuenta Araceli González
Pérez, la madre de la joven.
"Era mi vecino, por eso la sacó de mi casa", dijo Araceli en una manifestación de
vecinos contra los feminicidios en Ecatepec.
La pareja detenida vivía en el apartamento debajo del de Luz del Carmen.
El día que la muchacha desapareció, relata Araceli, "Juan Carlos mandó a su
esposa a mi casa y le dijo que le querían vender bisutería. Como eran
conocidos, ella bajó y allí se la llevó".
Juan Carlos trabajaba con el padre de la menor e incluso fue testigo en la
investigación para localizar a la chica.
Cuando fue detenido, el sospechoso reconoció haber asesinado a Luz del
Carmen, dice su madre. "Queremos justicia, porque este señor Juan Carlos
confesó haberla matado".
Era una ola terrorífica"
Esta fue la forma de operar de la pareja durante seis años, en los que sus
probables crímenes pasaron virtualmente inadvertidos.
Y es que en Ecatepec, como otros municipios asociados a la capital mexicana, los
asesinatos y desapariciones de mujeres son frecuentes.
• Ecatepec: cómo es vivir en el peor lugar para ser mujer de todo México
De hecho, existe una alerta de género en la zona; un mecanismo legal para que
las autoridades destinen más recursos a la investigación de feminicidios.
Con todo y eso, dicen organizaciones civiles, los asesinatos y desaparición de
mujeres no cesan. Muchos casos no son investigados, aseguran colectivos como
Mujeres en Cadena o la Red Andrómeda.
O, como sucedió con la pareja de Ecatepec, la solución de los casos tarda mucho
tiempo.
Desde hace meses los vecinos de Jardines de Morelos habían denunciado la
desaparición de varias mujeres, entre ellas algunas adolescentes.
“Era una ola terrorífica”, dijo Cecilia Vázquez en la protesta contra los feminicidios.
En varios casos existía el mismo patrón; es decir, las víctimas se extraviaron en la
misma zona y sus familias cuentan que, antes de desaparecer, dijeron que
comprarían ropa o bisutería.
El rastreo hacia los sospechosos
Esta fue una de las pistas para ubicar a Juan Carlos y Patricia, señala la Fiscalía.
Los policías que investigaban la desaparición de tres mujeres, una de ellas junto
con su hija de 2 meses de edad, encontraron que las víctimas se habían reunido
con Patricia.
Revisaron entonces la lista de llamadas desde sus teléfonos celulares y
descubrieron que las tres habían estado en la casa de la pareja horas antes de ser
reportadas como desaparecidas.
Los investigadores vigilaron la casa de Playa Tijuana 530 durante varios días, para
establecer los hábitos de Juan Carlos y Patricia.
El pasado 4 de octubre la pareja salió de la casa con una carriola y algunas bolsas
de plástico. Los policías se acercaron y descubrieron que, en realidad, lo que
llevaban eran restos humanos.
Al revisar la vivienda, cuenta el fiscal Gómez Sánchez, encontraron cubetas, cajas
de cartón y bolsas con más restos. Lo mismo ocurrió en otra casa a donde la
pareja pretendía mudarse.
Juan Carlos confesó, "sin remordimiento" dice el fiscal, que asesinaba mujeres
como venganza porque cuando era niño su madre le obligaba a vestirse como
mujer.
Un video que se difunde en redes sociales muestra parte del interrogatorio a Juan
Carlos en el que el detenido dice que suele tener "visiones" y que escucha una
voz que a veces no le deja dormir.
También habla de un profundo odio a las mujeresy menciona el episodio en que
una expareja lo abandonó. "Si yo no fui feliz, nadie lo va a ser", insiste.
Y confiesa: "Si salgo de ésta, de una vez le digo a los patrones -y señala a los
agentes que atestiguan el interrogatorio- voy a seguir matando mujeres".
También dijo que habían vendido a la bebé de una de sus víctimas por 15.000
pesos (US$790) a una pareja, que también fue detenida.
Los análisis psicológicos revelan que el probable homicida padece un trastorno
mental de tipo psicótico y alteraciones de personalidad.
Patricia tiene un retraso mental desde su nacimiento, así como un delirio inducido
probablemente por su pareja.
Pero ambos tienen capacidad de distinguir entre el bien y el mal, por lo que se
considera que legalmente son responsables de sus actos.
Están encarcelados en el Centro Penitenciario y de Reinserción Social de
Ecatepec, conocido en México como el penal de Chiconautla. Formalmente su
juicio empieza este jueves.
Dan 20 años de cárcel a mujer que
mató y destazó a su pareja
Marisol Villafaña Licón confesó en 2014 que asesinó a su esposo, le cortó ‘las
patas’ y abandonó el cuerpo en un lote baldío
En ese año, frente a una cámara, la mujer confesó que intoxicó al hombre, lo asfixió,
posteriormente le cortó las piernas con un machete y tiró el cuerpo en un lote baldío.
Le eché (gotas), ni sabor le tomó; al ratito me asustó porque empezó con los ojos
como de sapo, pues pienso que ya estaban caducadas, pero le sirvieron, ya todo
moribundo se acostó y me dijo ‘quiero agua’, dije ‘valiste madre, ahorita voy a
aprovechar’, le vacié lo que le faltaba y le tomó, ni chistó”, comentó en aquella
ocasión la mujer.
Tenía un costal de mezclilla pero ándele que ya lo tenía embolsado, pero no cabe,
le sobraban las patas, dije no pues ‘vienes pa que quepas bien’, y pues le moché
la patas pa’ que cupiera bien en la bolsa”, agregó la mujer en dicho momento.
“La Mataviejitas”: la historia de la mujer que asesinó adultas
mayores y que cumple una condena de 759 años
Juana Barraza fue detenida en 2006, tras asesinar a una mujer de la tercera edad;
luego de su detención se supo que era autora de una serie de crímenes similares
Su niñez
Su madre se dedicaba a las labores domésticas y tuvo dos hijos con otro
hombre. También destaca en esta parte de su vida, que su madre se volvió
alcohólica, y que tenían una situación económica muy precaria. Juana tenía
prohibido salir a la calle e ir a la escuela, ya que su padrastro consideraba que las
mujeres no necesitaban estudiar para ser amas de casa.
Luego de tres meses de haber dado a luz, fue rescatada por los
hermanos de su padrastro. La madre de Barraza murió de cirrosis
hepática cuando ella tenía apenas 18 años, sin embargo, no tuvo ningún
tipo de sentimiento mas que rencor y odio.