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También publicó por su cuenta algunos de sus libros; de esta etapa surgieron los
títulos Instintos caníbales; Prostituyendo mi alma; Réquiem por un alma perdida;
Krish, el aprendiz de mago; Antigua; Caminando ando y La noche anterior. Escribía
además historias de terror para cine y teatro. Sus poemas los firmaba con el
pseudónimo de “El caminante”: “Algún día todos tendrán que seguir al
Caminante”, dice un fragmento de una de sus obras. Escribió diez novelas, ocho
obras de teatro y más de ochocientos poemas. Al inicio de uno de sus volúmenes
una línea indica: “Dedico estas palabras a la creación más grande del universo (que
soy yo)". En 2004, conoció a Verónica Consuelo Martínez Casarrubia, una chica con
la cual sostuvo una relación amorosa. Pero las cosas no fueron bien. La madre de
Verónica Consuelo se oponía a la relación, le decía a su hija que ese hombre “no le
convenía”. Pero ella nunca prestó oídos a los consejos maternos. Sin embargo, los
problemas destruyeron a la pareja y, ese mismo año, Calva Zepeda inició su carrera
criminal: asesinó a Verónica Consuelo y después la descuartizó. Abandonó el
cadáver desmembrado en Chimalhuacán, en el Estado de México. Allí lo encontró
la policía el 30 de abril del mismo año. Su madre, Judith Casarrubia, interpuso una
denuncia y Calva Zepeda fue desde entonces un prófugo de la justicia. Cuando se
departamento; pese a la caída aún pudo echar a correr, pero un taxi lo atropelló. La
policía lo detuvo y luego revisaron su casa: lo que encontraron los llenó de horror y
se convirtió en la noticia sensacionalista del año en México. Los paramédicos
acudieron a curarlo, pero su estado ameritaba que lo trasladaran a una clínica. Lo
llevaron al Hospital de Xoco, donde permaneció bajo custodia. Mientras estaba
internado allí, le dijo a una criminóloga: "De alguna forma agradezco que haya ido
la policía, ya que así no me causo daño ni causo daño. Ya quería que terminara este
infierno". Al escuchar por la radio la noticia de la detención, Judith Casarrubia
acudió de inmediato ante las autoridades para advertirles que se trataba del
presunto asesino de su hija, Verónica Consuelo. Los medios lo bautizaron como “El
Caníbal de la Guerrero”, en alusión a la colonia donde vivía y en la cual cometió sus
crímenes. Otros lo llamaban “El Poeta Caníbal”. Se declaró “admirador de Hannibal
Lecter”, el personaje de las novelas de Thomas Harris que luego se convirtieron en
películas. En una de las paredes de su departamento, tenía una foto de Anthony
Hopkins en el papel del famoso asesino en la película El silencio de los inocentes.
Pese a todo, él siempre negó la necrofagia, hasta el final siempre dijo que no había
comido del cuerpo de su novia, aunque, ¿qué sentido tendría entonces haber
cocinado partes del cadáver?
A partir de entonces, Dante comete su primer crimen, dejando en sus víctimas (todas
mujeres) un poema escrito sobre su piel. Al final de las hojas aparece una línea que
dice: "Nota: No reproducir estas hojas, protegidas por derechos de autor". En el
hospital y en la cárcel lo visitaba una joven, Dolores Mendoza (a quien otras
versiones identifican como "Juana"), su nueva novia, quien afirmó ante los medios
de comunicación: “Yo nunca conocí a ese caníbal del que hablan; sólo a un hombre
bueno”. Pero la historia del homicida tuvo un final extraño. Tras varios días de
decirle a su familia que los otros presos “querían asesinarlo y le pedían dinero”, el
11 de diciembre Calva Zepeda aparentemente se suicidó. Apareció ahorcado con un
cinturón en su celda. Su muerte ocurrió entre las 6:00 y 6:30 horas. Lo encontraron a
las 7:00, cuando se hacía el pase de lista. Esto, pese a que había órdenes de vigilarlo
las 24 horas del día. Su hermana, Claudia Calva Zepeda, declaró tras su muerte:
“Ahora yo quiero justicia para el caníbal, para ese caníbal al que tanto se acusó,
porque él no se mató... él tenía mucho ánimo y sabía que se iba a quedar cincuenta
años aquí (en la cárcel), pero no lo dejaron, lo amenazaron y le cumplieron la
amenaza". Calva Zepeda dejó dos notas póstumas. Las líneas escritas para su madre
decían: “No sé qué paso por mi vida, pero me perdí, perdí todo lo que tuve y lo que
tendría. Deje ir tus palabras de amor y aún más, tus noches en vela por cuidar de mí
ser. Mientras llorabas yo, indolente, callaba sin más. Tu consejo no servía ya para
mí, era invencible. Sin darme cuenta me rodeé de gente extraña que sólo vino a
dañarme más de lo que estaba. Hoy aquí, tras estas rejas que me aprisionan, junto al
silencio de estos fríos y largos pasillos, te digo con el corazón entre mis manos: no
me dejes de ti y, sobre todo, perdóname, mamá". Su segunda nota afirmaba: “Estoy
resuelto a irme, no soporto más el peso de mi desgracia, intenté perderme en el falso
camino y sólo conseguí hundirme más, sólo pido que se conserven mis letras, ya que
es lo único bueno que he hecho en la vida, no puedo escribir más, me voy y perdón
por el dolor tan grande que les causo”. Al funeral llegaron los familiares de las
víctimas, exigiendo ver el cadáver en el ataúd para cerciorarse de que estaba muerto.
“Queremos ver que está muerto y cerciorarnos de que no le hará más daño a nadie”,
espetaron. Su hermana, Claudia, se arrodilló ante ellos y les pidió perdón por los
crímenes de su hermano.
José Luis Calva Zepeda, “El Caníbal de la Guerrero”, fue sepultado en la Ciudad de
México el 12 de diciembre de 2007, día de la Virgen de Guadalupe, en el panteón
San Nicolás Tolentino, en Iztapalapa, a las 14:30 horas. Al sepelio asistió su hermana
Claudia, pero no su madre; tampoco fue ningún sacerdote. Sobre la tumba, cubierta
de flores, destacaba una corona que la familia colocó y que ostentaba una banda que
decía: “Poeta seductor”. Con su entierro terminó la historia de uno de los asesinos
más extraños de la historia mexicana. Su legado literario, considerado deficiente por
muchos y genial por otros, incluye una frase que podría servir como su epitafio:
“Adentrémonos en el fascinante mundo de la conducta humana y busquemos ese
toque extraño dentro de cada uno de nosotros. Sólo así llegaremos al conocimiento
de nosotros mismos”.
“…si devoré a esas personas fue porque tenía hambre y me estaba muriendo. Mi
sangre está envenenada y un ácido me corroe el hígado. Era absolutamente necesario
que bebiera sangre fresca...”
Desde muy joven, Chase es conocido por su conducta psicótica que alterna períodos
de apatía con otros de agresividad. Esto, según algunos psicólogos estaría debido en
gran parte a unos traumas infantiles por las constantes peleas entre su padre
alcohólico y su madre, así como el posterior divorcio de éstos.
A los 21 años, se va de casa para compartir piso con unos amigos. Allí,
continuamente drogado, empieza a obsesionarse con la idea de que una
organización criminal trata de acabar con él, hasta tal punto que clava con tablas la
puerta de su habitación, entrando y saliendo de ella por un pequeño agujero que
había hecho en el fondo de un armario de pared.
Poco tiempo después, se afeita la cabeza y acude asustado al médico alegando que
su cráneo se está deformando poco a poco y los huesos de éste le agujerean la piel.
Al mismo tiempo dice sentir que se muere porque alguien le ha robado la arteria
pulmonar, y nota que su sangre no puede circular.
Entró a una casa, disparó en la cabeza a una pareja, a un niño y a un bebé; sodomizó
el cadáver de la mujer, le arrancó un ojo y bebió su sangre. Al ser sorprendido, huyó
con el cadáver del bebé; en casa, bebió la sangre del bebé muerto y devoró su cerebro.
Poco después cae gravemente enfermo, y los médicos tras percatarse de su obsesión
por consumir sangre, lo internan de nuevo diagnosticándole una fuerte
esquizofrenia paranoide además de conducta peligrosa.
Fascinado por los crímenes de los asesinos Kenneth Bianchi y Angelo Buono, guarda
celosamente todos aquellos recortes de prensa que los menciona y se compra una
pistola de calibre 22 dispuesto a imitarlos.
A los 28 años, comienza una serie de crímenes disparando dos veces sin motivo
alguno sobre un desconocido, que se convertiría en la primera de sus víctimas.
Cuatro días después comete el más sangriento de sus crímenes entrando en una casa
elegida al azar y disparando a la cabeza de una pareja de 27 años, un niño de 6 años
y un bebé de 22 meses. Luego, llevándose el cuerpo de la mujer a una habitación,
sodomiza el cadáver, le arranca un ojo y bebe su sangre. Momentos más tarde, es
sorprendido en su macabra carnicería por alguien que llama a la puerta mientras
vaciaba el cráneo del niño, y huye a toda prisa llevándose el cadáver del bebé. En su
propia casa, decapita el cuerpo tras beberse la sangre y devorar el cerebro crudo. Esa
misma tarde, la policía descubre la matanza y comienza una serie de investigaciones
por toda la ciudad registrando cada rincón de la ciudad tratando de atrapar al
psicópata asesino.
con restos de cerebro en la cama; y eso sin contar la cocina (arriba), donde hacía sus
caníbales recetas.
Cuando tres policías llaman a la puerta del vampiro no obtienen respuesta, pero
oyendo ruidos en el interior deciden vigilar el apartamento.
Poco después, Chase sale de la casa con una caja de cartón bajo el brazo, que arroja
al suelo para tratar de huir al ver a los agentes en la puerta. Su contenido se esparce
por el suelo asombrando a los policías: se trata de ropa ensangrentada y trozos de
cerebro humano…
En el juicio trata inútilmente de justificar sus macabros crímenes diciendo que unas
voces de seres extraterrestres y otras criaturas lo acosaban continuamente
obligándole a matar…
En 1967 tras varios años de luchar contra la enfermedad, muere de cáncer de seno la
señora Pearl Berkowitz. Sin embargo David no fue enterado de los detalles ni el
progreso de la enfermedad de su madre así que lo tomó doblemente por sorpresa la
desaparición de ella. Tristona y solitaria existencia le deparaba la vida a David
Berkowitz pues llevaba una relación tensa y forzada con su padre adoptivo quien en
poco tiempo se volvió a casar con una mujer que no era para nada de su agrado.
Cuando contaba con 18 años su padre se marchó con su mujer a vivir a Florida
dejándolo a su suerte.
En 1971 Berkowitz se alista en el ejército y sirve unos cuantos años. Ahí aprendió el
manejo y mantenimiento de armas y escopetas, distinguiéndose por su buena
puntería. Sirvió en Corea y los Estados Unidos pues logró escabullirse de Vietnam.
Con una infancia problemática, adoptado por un hogar que muy pronto se vio
fracturado para siempre, pasando una vida solitaria y carente de dirección y
propósito y con una percepción de rechazo real o imaginario de las mujeres en contra
de Berkowitz, el escenario para el surgimiento de un asesino estaba más que puesto.
De acuerdo a sus propias declaraciones, en una fiesta conoció a unos sujetos que lo
introdujeron al culto satánico. De hecho hay mucho material al respecto ya sea
informaciones del mismo Berkowitz o de investigadores que han escudriñado el
asunto y sus conexiones con algunos otros sucesos y crímenes de los Estados Unidos.
Por otra parte investigadores importantes como Robert Ressler opinan que la gran
mayoría de estas historias no son más que eso, inventos del mismo inculpado que
utiliza para hacerse de la atención del público.
Luego el 23 de Octubre de 1976 tocó el turno de ser atacada a la pareja integrada por
Carl Denaro y Rosemary Keenan. Ambos habían salido de un bar a eso de las 2.30
a.m. y habían aparcado su VW rojo en una calle solitaria de Queens cuando
Berkowitz apareció y confundió a Denaro con una mujer pues este llevaba el cabello
hasta el hombro. De los cinco tiros únicamente uno hizo blanco detrás de su cabeza.
Afortunadamente sobrevivió requiriendo una placa metálica para sustituir el hueso
perdido. La señorita Keenan resultó ilesa.
Las siguientes personas en enfrentar la furia del asesino fueron las señoritas Donna
DeMasi y Joanne Lomino. Ambas platicaban sentadas en el pórtico de la casa de
Joanne cuando Berkowitz cruzó la calle dirigiéndose hacia ellas. Al parecer el sujeto
buscaba una dirección y así se acercó para acto seguido sacar un arma de entre sus
ropas. Apenas alcanzaron voltearse hacia la puerta de la casa cuando fueron
alcanzadas por los balazos. Ambas recibieron impactos en la espalda, sin embargo
Joanne fue quien quedó gravemente herida en la médula espinal y a la postre quedó
confinada a una silla de ruedas. Las heridas de Donna no fueron de gravedad. A
pesar de que las descripciones del asesino no concordaron entre los diferentes
testigos consultados, la policía creyó que el atacante pudo haber sido el mismo del
episodio de Lauria y Valenti.
El siguiente golpe ocurrió el 17 de Abril de 1977 contra otra pareja. Ellos se llamaban
Valentina Suriani y el Alexander Esau ambos muy jóvenes, de 18 y 20 años
respectivamente. La hora de su muerte los ocupaba sentados en su automóvil a las
3 de la mañana aparcados en la Av. Hutchinson River. Entonces otro auto se
emparejó al de ellos y de ahí el conductor les disparó dos veces a ambos. Ella murió
en el lugar y él poco después en el hospital. La policía que ya temía este golpe,
encontró algo nuevo esta vez. El atacante había dejado una carta en la escena del
crimen dirigida al capitán de la policía, el comandante Borelli. Ahora las autoridades
sabían que luchaban contra un psicópata peligroso, que se hacía llamar “El Hijo de
Sam” a quien los psicólogos consultados detectaron se trataba de un esquizofrénico
y paranoico.
Finalmente al cumplirse un aniversario del asalto del Hijo de Sam contra las parejas
nocturnas de Nueva York, todos esperaban un asesinato conmemorativo. Tanto la
policía como los medios estaban en la angustia total, máxime que ningún esfuerzo
de la fuerza de tarea estaba dando frutos. Pasó el día 29 de Julio sin novedad alguna
pero fue el 31 cuando la desgracia se hizo presente. Ese día en la madrugada la pareja
formada por Stacy Moscowitz y Robert Violante acababan de salir del cine y
charlaban amenamente en un automóvil estacionado en Gravesend Bay en Brooklin.
Robert sugirió caminar por el parque pero Stacy no estaba nada segura. Una vez en
la calle al besarle ella pudo ver una persona que los observaba y que al notarse
Un día el ciudadano Jack Cassara que vivía en el barrio de New Rochelle recibió una
nota de un señor llamado Carr, a quien no tenía el gusto de conocer. En el sobre
venía también la foto de un perro pastor alemán. Y la carta decía:
Querido Jack, lamento enterarme que te caíste del techo de tu casa. Solo quiero
decirte que lo siento pero estoy seguro que no tardarás en sentirte mejor, saludable
y con fuerzas pero por favor ten más cuidado la próxima vez. Como vas a estar en
reposo un buen tiempo, dinos si Nann necesita algo.
Con sinceridad, Sam y Francis.
Entonces Stephen, el joven hijo de Jack Cassara recordó acerca del extraño sujeto que
había rentado un cuarto en su casa a principios de 1976. Cuando se marchó ese
inquilino llamado David Berkowitz ni siquiera reclamó su depósito de $200 dólares
y cosa curiosa se quejaba mucho del perro de casa. Nann Cassara telefoneó a los Carr
quienes prometieron que Wheat pasaría esta importante información a los oficiales
de su trabajo. Y para asegurarse que la autoridad estuviera bien notificada de estos
a detonar. Finalmente Glassman le dio al oficial Chamberlain las cartas que había
recibido de Berkowitz cuya escritura resultó idéntica a las misivas que los Carr y los
Cassara habían recibido también. Ese mismo día el señor Sam Carr fastidiado por la
inacción de la policía acudió personalmente a las oficinas de la fuerza de tarea a
narrar nuevamente todo lo que le había ocurrido, lo de las cartas y el balazo de su
perro. Pero la policía ya estaba acostumbrada a recibir testimonios igual de
detallados y apasionados por lo que el expediente levantado quedó archivado, pero
solo unos cuantos días más…
Una vez bajo el control de la ley, se pudo conocer el universo secreto de David
Berkowitz. Un lugar plagado de oscuridad y soledad.
“Está muy frío y melancólico acá en Nueva York pero está bien, el clima esta igual
que mi humor — melancólico. Papa, el mundo se vuelve oscuro ahora. Lo puedo
sentir cada vez más. La gente cada vez me odia más. No podrías creer lo mucho que
me detestan. Muchos de ellos quisieran matarme. Ni siquiera conozco a esa gente,
pero de todos modos me odia. La mayoría son jóvenes. Cuando voy por las calles
ellos me molestan y escupen. Las chicas me llaman feo y son las que más me
molestan. Los muchachos solo se ríen. Como sea, las cosas pronto habrán de
mejorar…”
Los psicólogos que conocieron de esta carta dicen que era tal cual un grito
desesperado de ayuda. Tras mandar la carta, Berkowitz se la vive un mes encerrado
en su casa, únicamente saliendo para conseguir comida. Para la Navidad de 1975 el
estado mental de Berkowitz ya es lamentable e informa a los doctores que lo
investigan que estaba por darse por vencido a los demonios que lo atormentaban
constantemente. Un día temprano tomó un largo cuchillo de caza y salió a la calle
en busca de una víctima. Los demonios le dirían quien era la mujer indicada. Se
dirige a Co-op City, un complejo de edificios departamentales ubicado en el Bronx
donde vivió con su padre después de la muerte de Pearl Berkowitz de 1968 a 1971.
Ahí observó salir una mujer de una recaudería y los “demonios” le ordenaron
atacarla: “Ella tiene que ser sacrificada…” fue la indicación. Apuñalo hasta en dos
ocasiones a esta dama, pero la historia no ha podido ser verificada por la policía.
Más tarde tocó turno a una muchacha de nombre Michelle Forman quien algunas
fuentes señalan recibió atención médica por heridas de cuchillo en la cabeza. Tras
este par de desplantes, los demonios de David Berkowitz quedaron aplacados.
En su nuevo domicilio de Pine Street también había perro, el labrador negro del
señor Sam Carr que terminó por convertirse en víctima de Berkowitz. Una vez
intentó terminarlo con una bomba molotov que fallo y luego le dio un tiro. El
animalito fue atendido oportunamente. En sus alucinaciones Sam Carr era un
poderoso demonio a las órdenes de Jack Cosmo y solo Dios, llegado el Armageddon,
podía terminar con ellos. De hecho cuando Berkowitz se nombra el Hijo de Sam, es
a Sam Carr a quien se refiere.
En Julio del 2006 le fue negada la libertad condicional sin embargo Berkowitz no
tiene deseos de salir de la cárcel porque sabe que no merece la libertad y las
autoridades tampoco creen que deba salir a la calle. Mientras tanto vive su nueva
faceta religiosa como ministro y consejero espiritual en la prisión.
los asesinos regresan a la escena del crimen no por culpa o remordimiento sino para
revivir la experiencia y obtener gratificación sexual.
Se le llamó "El payaso asesino" porque hacía servicios sociales en desfiles y fiestas
de niños vestido de payaso, se hacía llamar "Pogo el payaso", personaje que creó él
mismo.
John Wayne Gacy nació en Chicago, Illinois, fue el único varón y el segundo de tres
hijos nacidos de John Stanley Gacy (20 de junio de 1900 - 25 de diciembre de 1969),
un maquinista, y de Marion Elaine (4 de mayo de 1908 – 14 de diciembre de 1989).
Gacy era de ascendencia polaca y danesa. Cuando era niño era obeso, estaba muy
unido a sus dos hermanas y a su madre (quien afectivamente le llamaba "Johnny"),
pero era castigado frecuentemente por su padre, un alcohólico que abusaba
físicamente de la familia, y siempre pegaba a su hijo con un cinturón de cuero. A lo
largo de su infancia y adolescencia, se esforzaba por hacer sentir orgulloso a su
padre, pero rara vez su padre le aceptaba; el viejo Gacy le hacía el vacío, a menudo
le llamaba "marica", "estúpido" y "niño de mamá". A los 9 años de edad, un amigo
de la familia abusó sexualmente de él. Cuando tenía 11 años se golpeó en la frente
con un trompo, y como consecuencia se le formó un coagulo de sangre en el cerebro
que pasó desapercibido hasta la edad de 16 años, cuando comenzó a sufrir
desmayos. Su padre sospechó que esos episodios eran un esfuerzo para dar lástima
y le acusó de estar fingiendo. A Gacy se le recetó medicamentos para disolver el
coágulo. Gacy asistió a 4 colegios diferentes, pero acabó abandonando cada uno de
ellos, y nunca se graduó. A la edad de 20 años, siguiendo el consejo de su padre,
Gacy dejó su casa y se mudó a Las Vegas, Nevada, donde trabajó en una funeraria
durante tres meses antes de volver a Chicago. Sin volver al colegio, Gacy se inscribió
y se graduó en la Northwestern Business College.
Desde temprana edad tuvo una difícil relación con su padre, ya que lo maltrataba,
lo golpeaba e incluso dudaba de su sexualidad. Su padre era un alcohólico que
abusaba físicamente de su madre. Esto le provocó a John un serio problema, ya que
después de un tiempo al entrar en la etapa de la adolescencia tuvo bastantes
problemas sexuales.
Trabajó por un corto período en Las Vegas. Al regresar a Illinois, Gacy acudió a una
escuela de negocios y comenzó moderadamente una exitosa carrera como vendedor
de zapatos en Springfield, Illinois, donde se convirtió en miembro de la organización
Jaycees.
El primer matrimonio de Gacy terminó después de ser declarado culpable por abuso
sexual a menores en 1968. Fue sentenciado a 10 años de prisión por este crimen, pero
después de 18 meses y debido a su buen comportamiento, salió en libertad
condicional el 18 de junio de 1970. Después de abandonar la cárcel, se mudó
nuevamente a Illinois, donde ocultó su registro criminal con éxito, hasta que la
policía comenzó a investigarlo por los asesinatos posteriores.
En 1971, compró una casa en un sector anónimo de Norwood Park Township. Allí
estableció su propio negocio dedicado a la construcción, PDM Contracting. La casa
en la que residía fue demolida el 3 de mayo de 1979 y en 1982 se construyó otra en
su lugar.
Gacy se casó por segunda vez con una mujer que conoció en la secundaria y ella,
junto a sus dos hijas, se mudó con él. Se convirtió en un importante y respetado
miembro de la comunidad. Además de su show como payaso, se hizo partícipe
activo del Partido Demócrata, como voluntario para limpiar las oficinas del partido.
Finalmente se convirtió en vocal de mesa. En este puesto fue capaz de conocer, e
incluso ser fotografiado con la entonces futura Primera Dama, Rosalynn Carter. De
hecho, Carter autografió la fotografía: "Para John Gacy. Los mejores deseos."
Durante la búsqueda en la casa de Gacy, después de ser arrestado, esta foto causó
una vergüenza mayor al Servicio Secreto de los Estados Unidos, ya que en ella
aparecía John con una chapa en su solapa que mostraba una letra "S", lo que significa
El sheriff observó que no había señales de lucha aparentes y que la caja registradora
seguía llena, pero determinó que la mujer había sido asesinada y que su cuerpo
había sido arrastrado hasta un coche que esperaba fuera. Los informes forenses tan
sólo confirmaron las conclusiones a las que había llegado el sheriff y no arrojaron
ninguna luz sobre el caso. La desaparición de Mary era un misterio.
Gein vivía solo desde la muerte de su madre en 1945 y se ganaba la vida haciendo
toda clase de trabajos a los vecinos de Plainfield. Fue su habilidad en este tipo de
trabajos, por la que este hombre de complexión débil, mediana edad, pelo rubio y
ojos azules empezó a ser conocido entre las gentes del lugar como una persona
trabajadora, cumplidora, fiable pero excéntrica.
En esta ocasión, el hombre recordó que Gein solía sentarse solo en un rincón de la
taberna mirando fijamente a la dueña del local absorto en sus pensamientos con una
jarra de cerveza, y supuso que estaba enamorado de la mujer. Le sugirió bromeando,
que si le hubiese hablado a Mary con claridad de sus sentimientos, probablemente
en ese momento estaría en su granja cocinando y esperando a que volviera en lugar
de haber desaparecido presumiblemente asesinada. Gein, con un extraño gesto puso
los ojos en blanco y le respondió con una de sus conocidas sonrisas: "No está
Gein no tuvo contacto con otros niños, pues todo el mundo suponía ante los ojos de
esa madre una amenaza para la pureza moral de su hijo. Así durante treinta y nueve
años hasta que la mujer moría víctima de un ataque al corazón, dejando tras ella un
hombre dependiente, reprimido y sólo, en un mundo que apenas comprendía.
Después de recuperarse del shock por el horror que habían presenciado, y tras pedir
ayuda por radio, los dos hombres volvieron a la casa.
No había duda que el causante de ese terrorífico espectáculo era una persona
enferma. Era difícil de creer que un ser humano pudiera vivir allí. Por todas partes
se veían montañas de basura y desperdicios, cajas de cartón, latas vacías,
Había varios cráneos por la cocina, algunos partidos por la mitad y empleados como
cuencos. Más tarde, en cuanto llegaron más patrullas, se descubrió en el interior
de la casa todo el horror que allí escondía. Había varios cráneos esparcidos por la
cocina, unos intactos y otros partidos por la mitad y empleados como cuencos.
Una inspección más detenida reveló que una de las sillas de la cocina estaba hecha
con piel humana, como las pantallas de las lámparas, las papeleras, las fundas de los
cuchillos e incluso alguna prenda de vestir, como un chaleco o un cinturón formado
con pezones humanos.
Entre los más atroces descubrimientos, se encontraron unas cajas con los restos
humanos pertenecientes a diferentes cuerpos sin identificar, el corazón y la cabeza
amputada de Bernice Worden en una bolsa de plástico, una colección de nueve
máscaras de piel humana con el pelo intacto, de las cuales, cuatro colgaban en la
pared que rodeaba la cama de Gein, etc.
La única habitación de la casa que parecía normal era una sellada con tablones en la
puerta y perfectamente ordenada... la de su madre. Desde que su madre muriera en
1945, doce años antes, la habitación había estado cerrada con clavos como un
sepulcro. Ed explicó a la policía después de su detención que después de su
fallecimiento, su madre se mantuvo en contacto con él durante más de un año,
hablándole mientras se adormecía. Dijo que había sido en esa época cuando
desarrolló su fascinación por la anatomía. Le fascinaban los reportajes sobre la
operación de cambio de sexo y se planteó el convertirse él mismo en mujer.
Gein declaró que tan sólo recordaba, muy confusamente, haber matado a Bernice
Worden, y que los demás restos humanos que se habían hallado en la granja
pertenecían a nueve cadáveres que había sacado del cementerio. Explicó que en los
últimos años sentía de vez en cuando la necesidad de profanar tumbas, y que en
algunas ocasiones incluso conocía a las víctimas en vida y se enteraba de sus muertes
leyendo los periódicos. Luego, en la noche del entierro, se dirigía al cementerio,
sacaba el cadáver y rellenaba de nuevo la tumba (eso lo pudo comprobar la policía
más tarde, cuando al exhumar las tumbas, algunas de las que Gein había dicho, se
encontraban vacías).
Muchos de los objetos domésticos y muebles que se descubrieron a raíz del arresto
de Gein, procedían de las profanaciones de tumbas. Unas veces arrastraba cadáveres
enteros hasta su casa, otras cortaba las partes más interesantes y se las llevaba como
recuerdo.
En su casa guardaba varias cabezas casi intactas, además elaboraba muebles con la
piel y huesos de los cadaveres, asimismo se elaboró prendas de vestir como un
chaleco con la piel humana de sus víctimas.
Los médicos del hospital Central del Estado deciden que el asesino no está
capacitado para ir a un juicio y es internado hasta los años 68, cuando después de
un juicio que duraría una semana, se le declara culpable de dos asesinatos, pero al
aducirse su locura, es de nuevo internado.
El caso de Ed Gein es, desde un punto de vista médico, uno de los más complejos de
la criminología. Voyerismo, fetichismo, travestismo y puede que necrofilia,
integraban su personalidad.
Sin embargo, a medida que se iba conociendo su verdadera historia se hizo evidente
que esas perversiones eran meras manifestaciones de una psicosis profunda, un
trastorno mental que tenía sus raíces en la relación anormal que tenía con la madre.
Durante 1969 y 1972 todo fue bien: envió solicitudes de admisión a escuelas de
Derecho y estuvo involucrado en actividades comunitarias. Incluso obtuvo una
condecoración de la policía de Seattle por salvar a un niño de tres años de morir
ahogado. También se relacionó con figuras importantes del Partido Republicano de
los Estados Unidos. Todo cambió en 1973, cuando se reencontró con Stephanie, con
la que mantuvo una relación que duró entre el verano e invierno de ese mismo año.
Al final, Bundy la abandonó sin que ella volviera a saber nunca más de él.
El 12 de marzo de 1974 Donna Mason, de 19 años, fue vista por última vez mientras
iba a un concierto de jazz del campus.
El 17 de abril, Susan Rancourt de 18 años, caminaba por los jardines del Central
Washington State College cuando desapareció.
Un mes más tarde desapareció Roberta Parks, de 20 años, quien había quedado con
unas amigas para tomar café. Nunca llegó. Parks se encontró con un hombre
aparentemente lesionado que le pidió ayuda para subir unas cosas a su auto. Jamás
fue vista de nuevo.
El 18 de octubre de 1974 asesinó a Melissa Smith, la hija del sheriff local. La secuestró
mientras ella iba a pasar la noche en casa de una amiga. Su cadáver fue encontrado
nueve días después en Summit Park.
de Bundy bajo la creencia errónea de que iban a una comisaría para presentar un
informe. Después de detener abruptamente el coche, Bundy sacó una pistola y le
esposó una muñeca. Ella luchó y consiguió apartarse antes de que Bundy pudiera
fijar el otro extremo de las esposas. Ella lo golpeó en la cara y salió corriendo.
Consiguió que un motorista que pasaba la llevara a la policía.
Casi un mes después de ocurridos los hechos, un hombre llamó a la policía para
informar de que la noche de la desaparición de Debby había visto salir
precipitadamente un Volkswagen de color claro del estacionamiento de la escuela.
Nueve días más tarde, Melanie Cooley, de 18 años, desapareció cuando regresaba
del instituto. Un trabajador de caminos descubrió su cadáver el 23 de abril. La chica
había sido golpeada con una barra, sus manos atadas a la espalda mientras una
funda de almohada estaba fuertemente anudada alrededor de su cuello.
Debido al retrato hablado del asesino, una amiga cercana de Meg Anders lo
reconoció como Ted Bundy. Meg Anders también llamó de manera anónima a la
policía sugiriendo que su novio podría tener algo que ver con las muertes. A pesar
de que se facilitaron fotos recientes de Bundy a la policía, los testigos fallaron al
hacer la correspondiente identificación. La policía desechó esa pista para enfocarse
en otros informes. La atención hacia Ted Bundy se disipó hasta algunos años más
tarde.