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Daniel Cipolat, el gurú argentino muerto en Cancún, fue brutalmente

asesinado según el acta de defunción oficial del Estado mexicano.

Alguien lo tomó desprevenido y lo molió a golpes hasta que lo mató.


Luego fue enterrado en el jardín de un terreno que él mismo había
comprado. Cuando la familia comenzó a preguntar por la víctima, una
secretaria inventó una historia falsa alrededor de la muerte y luego
escapó. En el medio apareció un certificado de defunción falso,
firmado por un médico que ahora está investigado, donde se
aseguraba que el fallecimiento había sido por COVID. Era todo
mentira. Estos son los datos que tiene comprobados la justicia
mexicana en torno al conferencista argentino de 60 años que, a
finales de agosto fue encontrado sin vida, bajo tierra, en la ciudad
mexicana.

Tal como contó Infobae, las sospechas en torno a la suerte de


Cipolat comenzaron el 28 de agosto. Ese día, desde la cuenta de
Instagram del conferencista dedicado a asuntos cósmicos, apareció
un posteo en el que el argentino anunciaba que se había contagiado de
COVID-19. “Esta vez me tocó a mí. Salí positivo de variante Delta. ¿Qué
les puedo decir? Ahí, viendo al cuerpo a ver qué hace. Por lo pronto,
no responde a ninguna medicación. Sigue su proceso tremendamente
debilitante y molesto. No tengo miedo, estoy abierto para cualquier
desenlace y lo que deba ser”, dijo Cipolat.

Inmediatamente, los cuatro hijos varones de Cipolat y su ex


mujer intentaron comunicarse con él. Fue en vano. Sus teléfonos se
apagaron y se tornó inubicable. Al mismo tiempo, los seguidores de
Cipolat alertaron, en los comentarios, que ese posteo no parecía
escrito por él.
El argentino
muchos añosDaniel Cipolat era conferencista y vivía en Mexico hacía
Ante esta situación, que comenzaba a tornarse extraña y, al mismo
tiempo, desesperante, los hijos lograron conseguir el teléfono de
Linda Uribe, por referencias se enteraron que era una de las
asistentes de Cipolat.

“La contactó uno de los hijos por WhatsApp para preguntarle si sabía
por qué el papá no contestaba. Esto fue el 3 de septiembre. La
respuesta fue terrible. Le dijo que había fallecido justo esa misma
mañana de COVID. Nadie lo podía creer”, cuentan desde la familia.

Uribe, además, adjunto un certificado de defunción. En ese


documento, publicado en exclusiva por Infobae, se lee que la causa
de muerte fue “Infarto miocardio. Angina de pecho”. Se comprobó
que el certificado es apócrifo. “Para empezar no tiene ningún sello”,
explica alguien cercano a la causa.

El documento está firmado por un médico mexicano llamado Franco


Mendiola. Cuando la familia de la víctima intentó comunicarse con el
número de teléfono que el propio profesional había consignado, se
dieron cuenta que era falso. Era de una obra en construcción que
nada tenía que ver con la medicina.
El médico Franco
defunción falsa. Mendiola está investigado por firmar un acta de
Con todas estas incógnitas, uno de los hijos de la víctima, que vive en
otra ciudad de Mexico, viajó a Cancún el 13 de septiembre para
hablar en persona con Uribe e intentar entender qué había pasado.

La mujer se presentó no sólo como asistente de Cipolat sino también


como su pareja. Llevó al hijo del argentino su propia casa, a 14
kilómetros de Cancún, en un complejo llamado “El Ramonal”. Luego,
sin ningún tipo de contemplación, le confesó que su padre estaba
enterrado en un terreno cercano. Por si fuera poco, le dijo que lo hizo
ella misma de manera ilegal.

Toda la conversación quedó registrada en un audio publicado por


este medio.

“Lo enterré sin cajón. Desnudo y con fibras naturales. Lo enterré en


mi casa. Eso no se puede hacer acá pero a mí no me importa ningún
papel”, se escucha decir a la mujer en un audio.

Antes esto, el hijo de Cipolat le pregunta, con absoluta lógica: “¿No te


puede traer problemas a vos eso?”. La mujer responde admitiendo un
delito: “Claro que me puede traer problemas. Porque es ilegal”.
Con toda esta información en su cabeza, volcada de la manera más
cruenta, el hijo de la víctima fue directo a la fiscalía local para hacer la
denuncia. De esa manera comenzó la investigación penal para
determinar qué pasó con el conferencista.

Lo primero que determinó la fiscalía es que Cipolat efectivamente fue


enterrado en un terreno que él mismo había comprado. Cuando
fueron a buscar a Uribe para que de alguna explicación ya no estaba. Al
día de hoy, nadie sabe con certeza dónde se encuentra y fue
declarada como prófuga.
Linda Uribe era secretaria de Cipolat y está prófuga de la justicia
Cuando se realizó la autopsia al cuerpo, los resultados fueron
contundentes: La muerte no se produjo por COVID ni por ninguna
angina de pecho. Según el documento donde quedaron plasmados los
resultados del análisis del cadáver, y al que pudo acceder Infobae, los
forenses determinaron que la muerte se produjo por un “trauma
craneoencefálico”. Es decir, que encontraron severos golpes en la
cabeza realizados con un objeto contundente, que le provocaron la
muerte. Además aparecieron distintas marcas en su cuerpo.

“Básicamente lo golpearon por todos lados. No aparecen, en


principio, lesiones compatibles con defensa por lo que estimamos
que fue sorprendido con un golpe certero que lo desvaneció y luego
le siguieron pegando”, explica una fuente de la investigación
mexicana.

Tampoco se descarta que haya más involucrados. “Nadie puede


pensar que una mujer flaquita como Uribe pudo haber asesinado y
enterrado ella sola a un hombre que media 1.80 y pesaba casi 90
kilos”, explican desde la justicia.

Ante la evidencia de que el primer certificado era trucho, ahora los


investigadores también tienen en la mira al médico Mendiola. La
fiscal quiere saber por qué firmó un certificado apócrifo y si es
cómplice del asesinato.
Una compañera de piso de Arliene Ramos, la primera presunta víctima
mortal de Jorge Ignacio P.J., ha relatado ante el jurado cómo se
encontró a la chica la noche que pasó con el acusado

La testigo ha explicado que convivía con la víctima, Arliene, desde hacía 15


días en un domicilio «muy grande» en el que también estaban otra chicas
que ejercían la prostitución.

El 25 de marzo acudió el acusado a la vivienda, le acompañó hasta una


habitación y él le comentó que quería conocer a chicas a las que les
gustase hacer una ‘fiesta blanca’. Entonces llamó a Arliene -cuyo nombre
profesional era Elena- y a una amiga suya. Arliene y el acusado se
trasladaron a la última habitación de la vivienda, «la más grande y
acogedora». La víctima preparó un gin tonic y ambos permanecieron en la
habitación alrededor de una hora. «Y fue la peor hora de mi vida», ha
asegurado visiblemente emocionada.

Cuando transcurrió la hora, la testigo ha explicado oyó la puerta de la calle


pero no cómo se cerraba, lo que le llamó la atención. «Me pareció raro, me
levanté y llamé a Elena. Pensaba que algo había pasado. Su puerta estaba
entreabierta y estaba todo oscuro. Abrí, entré un poco y la vi tirada en la
cama. Pensé que le había cortado el cuello», ha dicho.

Y ha continuado: «Nunca pudo hablar. Le preguntaba qué le había hecho


pero no podía hablar. Estaba convulsionando sin poder hablar. Entonces
llamé a otra chica e imagino que ella llamó a la ambulancia. Yo no podía,
solo quería salvarla». Entre las dos cogieron a Arliene y la llevaron por el
pasillo hasta la puerta: «Le salía espuma y sangre por la boca. Ella quería
contar lo que había pasado pero no podía. La bajé hasta el patio y ahí me di
cuenta de que estaba muerta», ha descrito.

Buscó un taxi para trasladar a su compañera al hospital pero el taxista se


negó a transportarla. «Ahí apareció la ambulancia y se llenó todo de policías.
Yo me quedé con ellos para contarles lo que había pasado. Al volver a la
habitación vimos que había una copa en la mesa y cocaína», ha apuntado
para agregar que la víctima «nunca jamás» tuvo epilepsia ni tomaba
medicación.
«Se negó a ayudar a mi hermana mientras agonizaba», critica Alice,
quien cree que el asesino eligió a su hermana precisamente «por lo
hermosa y soñadora que era». «Arliene siempre ha sido muy
soñadora, y él tiró sus sueños a la basura. Aprovechó que era tan
joven y hermosa, y con todo un futuro por delante y acabó con su
vida», lamentó.

Su hermana abandonó su Brasil natal para venir a España el 27 de


febrero de 2019, menos de un mes antes de ser asesinada por el
acusado. «Si yo hubiera sabido que ese era el viaje en que le iban a
quitar la vida le hubiera implorado para que no se fuera», lamenta,
aunque era imposible saber que se iba a cruzar en su vida un asesino
en serie.

Alice quiere dejar claro que su hermana «no consumía alcohol, y


mucho menos drogas», por eso le pareció tan raro cuando se barajó
inicialmente una muerte por una sobredosis, a no ser, como así ha
quedado probado, que fuera involuntaria.

Lady Marcela Vargas, la segunda víctima mortal de Jorge Ignacio


Palma, tenía dos hijos en Colombia y tenía encuentros sexuales
para mantenerlos. Tan solo tenía 26 años cuando la hallaron
muerta sin que nadie hubiera sido testigo del paso de Palma por
su piso.
Cinco meses antes de la desaparición de Marta Calvo, Jorge Ignacio contacta a
través de una web de citas con otra mujer. En su conversación con la joven insiste
en practicar sexo con cocaína, lo que se conoce como fiesta blanca. Ese
encuentro se produce en un piso de la Avenida de la Plata de València, que en
aquel momento era un prostíbulo. Sin embargo, no hay nadie más en el piso
cuando se produce el encuentro sexual.

"Lo que ocurre es que el día siguiente, cuando llegan otras chicas al piso, se la
encuentran fallecida en la cama", ha explicado la periodista Teresa Domínguez. La
víctima es una chica de 26 años, Lady Marcela Vargas, colombiana que lleva unos
meses viviendo en España. Tenía dos niños en Colombia de uno y 3 años que
había dejado a cargo de la abuela. "Todo lo que ella hacia en España era para
reunir dinero para sus hijos en Colombia", ha añadido.

Fue un vecino del edificio el que llamó a la Policía al conocer el caso


de Marta Calvo: "Dije, 'caramba, se parece un montón a lo que le
pasó esta chica'. Y dije 'tengo sospechas'. Llamé a la Policía", ha
explicado en una entrevista con Equipo de Investigación.

El hombre recuerda que su hija se vino a España el 17 de abril de


2019 «porque soñaba con comprarse una casa para traerse con ella a
sus hijos y darle un futuro digno a los niños», que ahora tienen ocho
y seis años, y que viven con sus abuelos maternos. «Los niños saben
que su madre esta en el cielo pero la niña, en ocasiones, se echa a
llorar, y siguen preguntando que cuando volverá», confiesa el abuelo
de los pequeños.

El mismo día de su muerte –el cadáver de Lady Marcela fue hallado


el 15 de junio de 2019 en una casa de citas de la avenida de La
Plata– Fabio recuerda que su hija les llamó «muy feliz porque había
empezado a arreglar los papeles». «La niña estaba tan feliz y se
encontró con la muerte», lamenta el padre de Lady Marcela. «Al día
siguiente nos llamaron y nos dijeron que la habían encontrado
muerta en su apartamento, fue devastador».
«Somos gente humilde que tratamos de sacar adelante a los niños»,
explica el padre, quien desde ayer dentro del dolor de haber perdido
a una hija, «ahora estamos felices porque gracias a los doctores
Isabel y Juan Carlos hoy se ha hecho Justicia por el bienestar de
todas las mujeres, y todas las personas porque además era narco y
hacía daño a toda la sociedad», puntualizó Fabio.

El caso Marta Calvo hace referencia a la desaparición y muerte de una mujer de 25 años,
Marta Calvo Burón. La desaparición se produjo el 7 de noviembre de 2019 en Manuel
(Valencia, España) tras mantener una cita con un hombre al que conoció en una plataforma de
contactos por internet, Jorge Ignacio Palma, autor confeso de su desaparición.

Índice

• 1La desaparición
• 2Investigación y búsqueda
• 3Precedentes y juicio
• 4Referencias

La desaparición[editar]
Durante la madrugada del 7 de noviembre, la joven como tenía por costumbre comunicó a su
madre la ubicación del lugar donde se hallaba, el número 9 de la calle San Juan Bautista, en
la localidad valenciana de Manuel (comarca de la Ribera Alta) y éste fue su último rastro. Ante
la ausencia de noticias, la madre decidió ir hasta el lugar desde donde su hija había enviado
su último whatsapp para averiguar su paradero. Llegó a hablar con Jorge I.P., quien dijo
desconocer a Marta, y que huiría tras esta entrevista. Tras dos días sin noticias, su madre
denunció la desaparición de Marta el 9 de noviembre, a las 21:15 horas en la comisaría de
policía.1

Investigación y búsqueda[editar]
El grupo de homicidios de la Guardia Civil se encargó del caso temiéndose lo peor, mientras el
hombre con el que había quedado estaba desaparecido. El 25 de noviembre los
investigadores fueron reforzados por la sección de Homicidios, Secuestros y Extorsiones de la
Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que se desplazó desde Madrid a
Valencia.
Tras las primeras indagaciones en la vivienda alquilada, que había sido limpiada a conciencia
con lejía, su inquilino pasó a ser el principal sospechoso. El intento de deshacerse de su
vehículo en un desguace de El Puig, añadió más razones para su búsqueda.1
Inicialmente el operativo de búsqueda se desarrolló en el río Albaida, en cuevas y pozos, con
apoyo del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) y con la pretensión de hallar el
cadáver de Marta.2
El principal sospechoso, Jorge Ignacio Palma, colombiano en libertad condicional por tráfico
de drogas,3 se entregó el miércoles 4 de diciembre en el cuartel de la Guardia Civil
en Carcagente (Valencia). En su declaración afirmó que la muerte fue accidental tras practicar
sexo mezclado con alcohol y cocaína. Cuando se despertó y encontró a la joven sin vida no
sabía qué hacer; pensó en el suicidio y finalmente optó por deshacerse del cadáver. Para ello
adquirió en distintos establecimientos dos serruchos, bolsas de plástico, lejía y ácido. Al día
siguiente se deshizo del cuerpo, descuartizándolo en trozos que metió en bolsas de plástico y
distribuyó en diferentes contenedores de las localidades de Alcira y Silla. Ese mismo día la
policía ordenó la paralización de la Planta de Reciclaje de Guadassuar para intentar encontrar
restos del cadáver.4
Tras su comparecencia el 10 de diciembre ante el Juzgado n.º 6 de Alzira, la juez ratificó la
prisión provisional, comunicada y sin fianza del detenido.
Acompañados por el presunto homicida y por perros adiestrados para la detección de restos
biológicos, la Guardia Civil hizo de nuevo una inspección exhaustiva de las tuberías del cuarto
de baño de la vivienda de Manuel, tras haber sido levantado el suelo con una picota y una
radial por operarios del Ayuntamiento. Los investigadores, agentes del Equipo Central del
Inspecciones Oculares (ECIO) de la Guardia Civil y del laboratorio de criminalística de la
Comandancia de Valencia, encontraron restos de piel y algunos pelos en las cañerías. 5 Dichas
muestras fueron enviadas al laboratorio del Servicio de Criminalística madrileño para ver si
coincidían con el ADN de Marta Calvo.

Precedentes y juicio[editar]
El 13 de junio de 2022 comenzó el juicio a Jorge Ignacio Palma, de 40 años, presunto agresor
sexual en serie tras haberse revelado su modus operandi, acusado del asesinato de tres
mujeres y agresión sexual a otras ocho, todas prostitutas, a lo largo de quince meses, entre el
25 de julio de 2018 y el 7 de noviembre de 2019.6 Contrataba los servicios de la víctima, y
durante las relaciones sexuales, les introducía sin su consentimiento cocaína de gran pureza
por vía vaginal y anal, provocando una rápida sobredosis con convulsiones, lo que provocó su
fallecimiento en el caso de la brasileña Arliene Ramos (32 años) el 24 de marzo, fallecida en el
hospital tras una semana en coma, la colombiana Lady Marcela Vargas (26 años) el 14 de
junio de 2019, quien tenía dos hijos pequeños en su país natal, y la española Marta Calvo el
25 de noviembre.7
El informe pericial criminológico expuso su condición de asesino en serie, que actuaba
conociendo la peligrosidad de su acción, buscando placer sádico en la contemplación de la
agonía de la víctima.8

No quería verle y, aunque lo intentó, no pudo aguantar las lágrimas. La primera víctima del
asesino confeso de Marta Calvo fue la última en denunciarle. M., colombiana de 44 años,
vio su fotografía en toda las noticias tras la desapareción de la joven valenciana y reconoció
a Jorge Ignacio Palma como el hombre con el que estuvo en junio de 2018 y que casi la
mata. La mujer describió al detalle -de hecho la juez se lo agradeció- cómo fue su
encuentro, que acabó con ella en el hospital Arnau de Vilanova de Valencia por un dolor
abdominal por síncope y cocaína en sangre. "Me drogó para matarme. No hay más", dijo
con rotundidad.

El relato lo hizo sin ver a Jorge Ignacio, tras un parabán y acompañada por una
representante en la oficina de atención a víctimas del delito. Estaba asustada. El acusado, a
través de su abogada, sí quiso verla, "para saber si estuvo con él", pero la juez se negó. No
fue la única vez que reprendió a la letrada por sus preguntas impertinentes. El talante de
Jorge Ignacio, con camisa morada, fue algo menos impasible. Negó con la cabeza varias
veces e hizo anotaciones a su defensa.

M. atendió a Jorge Ignacio porque otra de sus compañeras de piso donde ejercía la
prostitución se negó a la 'fiesta blanca'. "Para los del gremio es acompañar al cliente a
esnifar, pero las que sabemos llevar el truco, no lo hacemos. Como están tan locos, no se
dan cuenta de si la tomas o no", relató. Para cuando entró en el cuarto, según relató, el
acusado tenía una bolsa negra con droga , "con un olor impresionante y la cantidad
también. Lo tenía preparado ya, cuatro rayas en un azulejo negro», recordó la víctima, que
se negó a consumir. "Después me propuso hacerme un masaje con aceite, le vi que llevaba
la mano cerrada... a medida que iban pasando los minutos sentía calor, el corazón rápido,
sudores fríos...". En un primer momento pensó que se debía a que había apagado el aire
acondicionado, pero sus sospechas se confirmaron cuando, al encontrarse mal, fue al baño.

Le "ardían" sus partes íntimas y en la ducha, "empezaron a salir rocas de cocaína del
tamaño de un garbanzo, cinco o seis. Entonces le dije, ¿tú que estas haciendo?, ¿por qué
me metes droga en mis partes íntimas?". Además, la invitó a beber y sintió "como arena".
"Le dije que me estaba matando", relató. No se inmutó. «Él era una persona muy tranquila,
sabía lo que estaba haciendo. Tratamos todos los días con hombres drogados, ebrios... Y
ese hombre en ningún momento se drogó, no tenía las pupilas dilatadas, no tenía ninguno
de los síntomas que sabemos. Para probarle, le dije que pusiera droga en mi pecho, para ver
si la consumía o no. Y escupía. Empecé a tener mucho miedo".

La chica, "muy drogada", se marchó de la habitación para buscar a la encargada, pero no le


hizo caso. Entonces fue a la cocina y cogió un cuchillo. "Usted me mata pero usted se viene
detrás de mí. Entonces, Jorge Ignacio se vistió para marcharse. "Me drogó entera (...) Le
dije que me estaba muriendo y me dio un beso en la frente y me dijo 'ay, pobre chica,
cómo le gusta la droga...'".

M. acudió rápidamente al hospital donde se desmayó y los doctores le confirmaron sus


temores: "Me dijeron que cinco minutos y me habría muerto". Trató de llamar a los
números que tenía de Jorge Ignacio, pero nunca lo localizó. "Pasado el tiempo, cuando vi a
ese monstruo, a ese señor, en la pantalla de la televisión, lo reconocí. Y me dije va a seguir
matando. Así que reuní fuerzas y fui allí a denunciarlo". No fue fácil que firmara su
declaración, porque no quería que nadie se enterara de que ejercía como prostituta, pero
finalmente la formalizó. Es del miedo del que el presunto asesino se valía.

Ella sobrevivió, pero quedó marcada. "Me arruinó la vida. No puedo tener relación con
ningún hombre porque les tengo pánico", confesó, como también que había intentado
suicidarse.

ALGO MÁS QUE COCAÍNA EN CANTIDADES


LETALES
Junto al testimonio de la primera víctima, comparecieron también los investigadores de
la Guardia Civil y dos doctores del Instituto de Medicina Legal de Valencia, que
confirmaron al jurado tanto que las cantidades de droga encontradas en el cuerpo de las
víctimas eran letales como que las chicas estuvieron expuestas a alguna otra sustancia,
además de la cocaína, por las reacciones que sufrieron, que comportan desmayos y
perdida de conciencia.
"La cocaína es una estimulante y no nos cuadra la reacción que describen las víctimas y los
informes del hospital a los que hemos tenido acceso. Porque refieren una fase inicial de
adormecimiento, no de exaltación. Cuando se repite en cinco o seis pasa a ser una anécdota
a una constante. Desconocemos qué adulterante o qué sustancia podía haber en ese
producto que se administraba a las víctimas", han explicado.

Tampoco tienen explicación a cómo creaba las piedras el acusado, porque la cocaína es
hidrosoluble, pero en este caso se mantenían sin deshacerse al contacto con las mucosas
genitales, zonas húmedas del cuerpo, por lo que sospechan que pudo usar un apelmazante.
"No hemos dicho que ese apelmazante sea el responsable de esas reacciones distintas a las
de la cocaína. Lo que queremos explicar es que se tuvo que usar una sustancia apelmazante
para aglomerar la cocaína, pero no sabemos cuál podría ser».

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Los dos expertos contestaron a las preguntas, también por primera vez del jurado, que quiso
saber si se puede detectar la cocaína siempre. "No importa por dónde entra en la sangre.
Una vez llegue allí, se distribuye, se alcanza una concentración y se tarda en eliminar unos
3 o 4 días. En las pruebas de hospital solo dicen que hay o no hay cocaína", matizaron los
expertos.

Además, ambos destacaron que en las autopsias realizadas a las dos víctimas mortales,
especialmente a Lady Marcela, porque Arliene donó sus órganos y quedaron menos
evidencias, se detectó el consumo de cocaína,. Han situado el nivel de "dosis letal" a partir
de 5 miligramos y que en el caso de Lady Marcela, el examen toxicológico arrojó valores
de 9,31 miligramos.

La Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a penas que suman 159


años y 11 meses de prisión a Jorge Ignacio Palma, acusado al que un jurado
popular declaró culpable de asesinar a Marta Calvo, Marcela y de Arliene
Ramos e intentarlo con otras seis en encuentros sexuales con cocaína.

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Lady Marcela
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Así lo han informado fuentes del Tribunal Superior de Justia de la


Comunidad Valenciana en redes sociales. El Alto Tribunal explica que la
sentencia, que aplica el veredicto emitido por un jurado popular, fija
indemnizaciones por un total de 640.000 euros a favor de las víctimas o sus
familiares.

El fallo dictado por la Audiencia Provincial de Valenciana considera al


acusado responsable de un delito contra la salud pública; un delito contra la
libertad e indemnidad sexuales; seis delitos contra la libertad e indemnidad
sexuales en concurso ideal con seis delitos de asesinato alevoso en grado de
tentativa y tres delitos contra la libertad e indemnidad sexuales en concurso
ideal con tres delitos de asesinato alevoso consumados.

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Calvo

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La sentencia, que puede ser recurrida ante la Sala de lo Civil y Penal del
TSJCV, absuelve al procesado del delito contra la integridad moral del que
también estaba acusado y le impone el pago de indemnizaciones a seis
víctimas y a los familiares de otras tres que fallecieron.
El pasado 22 de julio, un jurado popular formado por siete mujeres y dos
hombres consideraron a Jorge Ignacio Palma, colombiano y de 40 años de
edad, culpable de la muerte de la joven valenciana a la que descuartizó así
como de Arliene Ramos (homicidio) y Lady Marcela (asesinato machista).

El jurado también le atribuía otros intentos de homicidio (algunos con grado


de homicidio machista) y agresiones sexuales a otras siete víctimas que le
denunciaron tras estallar el caso Marta Calvo y que testificaron durante el
juicio.
La noche de 8 de julio de 2017 era fría y algo lluviosa. Poca gente
caminaba por las calles de Punta Lara, a unos pocos kilómetros de La
Plata. Ana Laura González, de 25 años, había ido a visitar a su amiga
Emma Córdoba que tenía 27 y vivía sola en una vieja casa familiar.
Ambas eran estudiantes, se habían conocido donde ellas trabajaban,
un local de hamburguesas donde entablaron una fuerte amistad.

Cerca de la medianoche, la lluvia obligó a Ana Laura a entrar a los


perros de su amiga que se mojaban en el patio delantero. Cuando
abrió la puerta principal, un hombre con un revólver en la mano se le
abalanzó y la obligó a entrar. Lo qué pasó en las dos horas siguientes
es uno de los relatos más grotescos de la historia criminal argentina
reciente: el agresor las obligó a tocarse entre ellas, las violó, las
orinó y las golpeó hasta que sangraron con la punta de una
pala. Cuando creyó que las dos habían muerto las envolvió en una
frazada e intentó prenderlas fuego.

Antes de irse, el violador y asesino se aseguró de cerrar la puerta con


llave. Emma Córdoba murió en el acto pero Ana Laura logró
salvarse. Como pudo salió a la calle, semidesnuda, a pedir auxilio. El
acusado, finalmente, fue identificado y capturado. El testimonio de
Ana Laura permitió que atraparan a Ariel Báez, un vecino de la casa,
que mientras las violaba y mataba debía estar al cuidado de su bebé
recién nacido. Casi tres años después, finalmente el juicio contra el
acusado se hará a finales de agosto: Ana Laura lucha para que la
tomen como querellante con el abogado Jerónimo Guerrero Iraola.

Báez, preso en Marcos Paz, posa en selfies que publicó en redes


sociales con un teléfono clandestino.

La víctima que sobrevivió, sin embargo, pudo contarlo


todo. Infobae accedió a los detalles del expediente.

24 horas después del crimen, Ana Laura, golpeada en el


hospital, brindó su testimonio ante la fiscal Virginia Bravo. Realizó un
recuento preciso de los hechos desde el comienzo: “Hablé con Emma
a la tarde por WhatsApp y quedé en visitarla en la casa. Fui en
colectivo y ella me esperó en la parada. Ya era de noche. Caminamos
juntas y una cuadra antes de llegar apareció un hombre por detrás. Era
la primera vez en mi vida que lo veía. Estaba vestido con jean azul y
campera negra. Emma lo conocía porque recuerdo que lo llamó
‘Ari’. Nos empezó a contar que la mujer lo engañaba, que le era infiel.
Duró pocos segundos la charla. Cuando estábamos por llegar a lo de
mi amiga él se metió a la casa de al lado”, aseguró.

Emma vivía desde hace poco en aquella casa que pertenecía a su


familia. Se había mudado junto a Damián, su ex pareja, pero luego de
la separación quedó sola. Su amiga la iba a visitar cada vez que podía e
incluso pensaban en vivir juntas.

Ana Laura continuó su relato desde la camilla del Hospital Cestino:


“Cenamos juntas y en un momento Emma me pidió que entrara a los
perros. Cuando abrí la puerta noté que bajo un techito, de este lado
de la reja, estaba este hombre con un arma en la mano. El mismo que
nos había hablado antes. Traté de cerrar la puerta pero se abalanzó
sobre mí y me obligó a entrar. Le preguntó a Emma ‘¿Dónde está tu
marido?’. Ella le dijo que no estaba y que llegaría en cualquier
momento. Le suplicamos que no nos hiciera nada y nos dijo que nos
quedáramos tranquilas que la cosa no era con nosotras, que el
problema era con Damián", continuó.

Emma y Damián ya estaban separados y la realidad es que él no


estaba por llegar a la casa. La joven le mintió a Báez para intentar
disuadirlo, para que se fuera. Fue en vano. Según la reconstrucción de
la Justicia, entre las 12 y la 1:30 de la mañana se desató el crimen.

Báez hizo subir a las dos mujeres a la planta alta de la casa. Las hizo
acostarse sobre el excremento de los perros. Durante esos minutos
el hombre sacó su teléfono celular en varias oportunidades y grabó
varios videos de la situación mientras repetía: “Ahora van a
aprender a no meterse conmigo”.
Ariel Báez: foto clandestina en el penal de Marcos Paz.
“Nos hizo sacar la ropa, quedando las dos en ropa interior. Nos obligó
primero a tocarnos entre nosotras y después nos arrancó lo que nos
quedaba puesto. Quedamos totalmente desnudas. Como Emma trató
de defenderse, este tipo le ató las manos con un cinturón con tachas y
los pies con un pullover mío y la amordazó con una remera. Me
obligaba a mí, a punta de pistola, a tocarla a ella”, contó Ana Laura.

Mientras todo esto pasaba en la casa de Emma, al lado, en una


construcción pequeña y precaria, una mujer se recostaba en la cama y
apoyaba su bebé recién nacido sobre su pecho para darle la teta. La
esposa de Báez y su hijo lo esperaban en la habitación para dormir
juntos. Cuando se fue de su casa minutos antes de la
medianoche, había dicho que iba a tomar algo con amigos y
regresaba.

Así, Báez hizo que las dos chicas se subieran a la cama matrimonial de
la habitación y continuó con las vejaciones. Ya en la cama, comenzó a
violarlas. Orinó sobre ellas.

Luego del abuso sexual, Báez las hizo sentar espalda con espalda y
las ató con un cable. Se dirigió al baño, tomó un aerosol y con la ayuda
de un encendedor generó una llama que le quemó parte de un brazo a
Ana Laura. Después incendió una frazada que estaba sobre la cama y
bajó las escaleras.

Luego del fuego, Báez tomó una pala. Se ensañó con Emma,
particularmente. Vació sobre ellas una botella de licor de melón para
usar de combustible e intentó encender nuevamente el fuego. Con las
llamas en alto, Báez se fue: cerró la puerta con llave antes de irse.

No sabía que Ana Laura no había muerto todavía.

La sobreviviente relató a la fiscal Bravo cómo hizo para liberarse:


"Como yo tenía las manos atadas agarré un cuchillo que estaba tirado
y logré cortar el cable con el que nos había atado. Mi amiga estaba
tirada en el piso con los ojos abiertos, pero no reaccionaba. Hacía un
ruido raro con la boca como tratando de respirar, era como un
ronquido. Parecía que se estaba ahogando. Traté de tomarle el pulso
pero no pude así que tomé la pala, rompí el vidrio y salí pidiendo
ayuda. En pocos segundos llegaron la policía y los bomberos. No
pudieron hacer nada”.

La autopsia realizada al cadáver en la morgue judicial platense diría


que María Emma Córdoba murió por una asfixia mecánica producto
de una broncoaspiración: el estudio reveló que el cuerpo tenía
lesiones producto de un intento de defenderse de su agresor y varios
traumatismos de diferente magnitud en todo el cráneo y numerosas
partes del cuerpo. Por su parte, el médico legista que revisó a la única
sobreviviente constató lesiones compatibles con abuso
sexual, quemaduras en su brazo izquierdo y golpes de un objeto
contundente.

Báez fue detenido esa misma noche, cuando Ana Laura logró
describirlo minutos después del hecho.

Cuando lo fueron a detener, recién había llegado a su casa. Hizo que su


mujer bajara con su hijo en brazos a abrirle a la policía. La obligó a
que les dijera a los efectivos que él estaba durmiendo desde hacía
varias horas. Llegó incluso a sacarse la ropa ensangrentada, a ponerse
un pijama y a meterse en la cama para intentar engañar a los efectivos
que segundos después lo sacaron esposado del lugar a la vista de su
esposa y su bebé.

En el allanamiento realizado en paralelo a la detención, la Policía


Bonaerense encontró una mochila rosa y negra perteneciente a una
de las víctimas, las tarjetas SUBE de ellas, un carnet de la facultad,
maquillajes, un teléfono celular y el DNI de Emma Córdoba. Además,
se halló el revólver calibre 38 plateado que Ana Laura logró reconocer
algunos días después del hecho al igual que el jean azul y la campera
negra ensangrentada que llevaba puesta el acusado ese día.
Las dos amigas se conocieron en su trabajo: pensaban en mudarse
juntas.
Según se desprende del pedido de elevación a juicio oral firmado por
la fiscal Bravo al que tuvo acceso Infobae, solo existió un conflicto
entre Ariel Báez y Damián en el tiempo en que el ex novio de Emma
convivió con ella, un problema doméstico por un ladrido de
perros. Báez, para intentar resolverlo, le lanzó un piedrazo al animal.
Luego discutieron, sin que la situación escalara.

Damián, el novio de Emma, declaró en el expediente: "Con el tipo


tuvimos una discusión hace mucho. Quedó la relación tirante pero
Emma siempre quiso que hubiera buena relación y con el tiempo la
cosa fue aclarándose. Él era un pibe raro. Siempre estaba mirando lo
que hacíamos y teníamos miedo de que se nos metiera en la casa
cuando no estábamos”, afirmó.

A pesar del relato de los hechos de Ana Laura, donde se daba a


entender que el objetivo de Báez era en realidad la ex pareja de Emma
por los propios dichos del atacante, los investigadores descartaron
que existiera otro vínculo entre Damián y el acusado. Se cree que el
acusado utilizó como excusa lo que había sucedido para atacar
directamente a las mujeres. “El objetivo eran las chicas, todo lo
demás lo inventó, aunque se investigó a Damián nunca se llegó a nada.
Él siempre se mostró colaborativo”, cuentan fuentes con acceso al
expediente.

Báez declaró en la causa y dio su versión de los hechos. Le dijo a la


fiscal que en el horario del crimen tomaba algo con unos amigos y que
luego de eso llegó a su casa y se fue a dormir junto a su esposa y su
hijito. Las personas que citó en su declaración lo desmintieron y lo
mismo hizo su mujer. Todos dieron una versión distinta a la del
acusado. Incluso la esposa señaló que su marido llegó cuando el fuego
ya estaba quemando la casa de Emma y cuando le preguntó qué
estaba pasando él le respondió: “Ni idea, la boluda de la vecina se
incendió”.

En los primeros días de febrero de 2018, la fiscal Virginia Bravo cerró


la investigación y la elevó a juicio. Los delitos que le adjudican a Báez
son tantos que sólo con que se consideren la mitad, la pena sería de
prisión perpetua. A pesar de la velocidad en la investigación que solo
tardó 7 meses, la Justicia intentó posponer el proceso para finales de
2021. Ana Laura y la familia de Emma comenzaron una campaña que
incluyó pedido de firmas y reclamos en distintos medios. Finalmente,
consiguieron que el juicio oral contra Báez se haga entre el 20 y el 31
de agosto de este año.
Báez en el penal de Marcos Paz: altas chances de una cadena
perpetua.
“Durante la instrucción Anita no quiso presentarse como particular
damnificado. No quería saber nada porque no se sentía preparada, le
costó mucho a ella asimilar lo que le pasó a ella y ni hablar a su mejor
amiga. Por ley uno se puede presentar solamente antes de que se
eleve a juicio pero Ana se siente lista recién ahora. Por eso hicimos un
pedido especial a los jueces para que nos acepten a pesar de que el
plazo esté vencido. Queremos que entiendan que más allá de la
estricta letra de la ley una víctima tiene sus tiempos”, dice Jerónimo
Guerrero Iraola, abogado de Ana Laura.

El Tribunal Oral Criminal N° 5 de La Plata es quien ahora deberá


decidir si la acepta como particular damnificada, el equivalente
bonaerense de la figura de querellante. Esto le permitiría participar
activamente del juicio con su abogado, de lo contrario sólo podría
hablar como testigo. Existe jurisprudencia que avala su solicitud.

Ana Laura recién ahora se siente en condiciones de afrontar la


situación después de haber pasado años sin siquiera poder salir a la
calle de noche. Quiere ser ella quien lleve a la cárcel al hombre que
acusó de ser su abusador, al violador y asesino de su amiga.

El hombre comenzó a ser juzgado el 3 de diciembre pasado y finalmente fue


hallado culpable de los delitos de “privación ilegal de la libertad agravada, abuso
sexual gravemente ultrajante agravado por el empleo de arma, abuso sexual con
acceso carnal agravado por el empleo de arma en perjuicio de Emma Córdoba y
Ana Laura González”.

También fue sentenciado por la “tentativa de homicidio doblemente agravado con


ensañamiento y mediando violencia de género en perjuicio de Ana Laura y el
homicidio doblemente agravado con ensañamiento y mediando violencia de género
de Emma Córdoba”.

Durante el debate, la joven sobreviviente detalló todos los padecimientos sufridos


cuando Báez, quien vivía con su esposa y su bebé, irrumpió por la fuerza y armado
con un revólver calibre 38 en la casa de Emma.
Según testimonió, Emma trató de defenderse y lo atacó con una botella, ante lo
cual el agresor comenzó a golpearlas a ambas con el arma de fuego y las llevó a la
planta alta de la vivienda, donde las ató y abusó de ellas.

27 dic del 2021

Ana Laura González respiró hondo y lloró. La bocanada de aire que


inundó sus pulmones le trajo algo de paz, algo de deber cumplido, la sensación de
justicia que tanto necesitaba y que esperaba desde hace cuatro años. “Ya está,
hice todo lo que estuvo a mi alcance y logramos esta condena;
ahora puedo rehacer mi vida tranquila”, dijo después de escuchar
la condena a reclusión perpetua para Ariel Osvaldo Báez, el
hombre que la violó y que asesinó a su mejor amiga, la estudiante
de Medicina Emma Córdoba, en Punta Lara.
El fallo fue dictado pasadas las 13 por los jueces Carmen Palacios Arias, Ezequiel
Medrano y Andrés Vitali, del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°5 de La
Plata. Le dieron la pena máxima, la única posible para el abyecto
crimen que había cometido.

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