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CASO 1

 María Rosa Castillo (54), una próspera empresaria panadera, apareció calcinada en un


descampado de la zona de Manchay, tres días después que sus familiares denunciaron su
desaparición.
La muerte de María Rosa Castillo conmocionó al país, pues en un inicio se culpó del mismo a la
galopante inseguridad ciudadana en Lima. Sin embargo, el caso tomó después un giro
macabro: todo apuntaba a que el crimen lo cometió su hijo, Marco Arenas.

María Rosa Castillo desapareció el 5 de noviembre de 2013. Toda su familia, incluso su hijo
Marco Arenas –que hasta entonces lucía conmovido por la noticia– clamaba a las autoridades
que encuentren a su madre lo más pronto posible.
El 7 de noviembre de 2013 apareció el auto de María Rosa Castillo totalmente violentado y un día
más tarde por fin aparecería la empresaria, pero, para la tristeza de su familia, solo se ubicaron
sus restos.
María Rosa Castillo había sido asesinada y no solo eso, fue calcinada aún con señales de vida y
abandonada en un descampado en Manchay. Y lo peor para sus familiares aún estaba por venir.

El sentimiento de culpa hizo lo que las investigaciones no pudieron hacer en ese momento. El 10
de noviembre, 5 días después de la desaparición de la empresaria, Marco Arenas, su hijo de 22
años, confesaba haber matado a su madre.
Para colocar elementos aún más escalofriantes a esta historia, el asesino explicó que el crimen fue
planeado y ejecutado junto con su joven novia Fernanda Lora Paz.
A partir de allí, Marco Arenas dejó el anonimato para convertirse en el protagonista del caso de
parricidio que dejaría en el olvido, por un momento, a los que envolvieron a Giuliana Llamoja
(acusada de matar a su madre en 2005) y Miriam Fefer (empresaria asesinada, presuntamente, para
el beneficio de uno de sus dos hijos).
"O LA MATAS TÚ O LA MATO YO"A partir de su confesión, se conoció que Marco
Arenas asesinó a su madre mediante golpes y estrangulándola y siguiendo un manual,
presuntamente facilitado por su novia. Luego ambos, según afirmó Marco Arenas, llevaron a la
víctima en su auto hasta Manchay donde abandonaron sus restos.
La muerte de María Rosa Castillo se trataría de un hecho premeditado ya que, según
confirmaron las autoridades, en la escena del crimen –la casa de la víctima– también estuvo
Fernanda Lora y, al parecer, dos personas más.

Según las autoridades, el móvil del crimen habría sido el odio que sentía Marco Arenas contra su
madre. Odio que, según el asesino, fue originado por los constantes comentarios de Fernanda
Lora, quien en algún momento le llegó a decir "O la matas tú, o la mato yo".
La pareja con bastante frecuencia ya había robado joyas a María Rosa Castillo, por lo que el
asesinato no era un crimen demasiado lejano.
Exámenes psicológicos revelaron que Marco Arenas y Fernanda Lora tenían serios problemas
psicológicos. Esto también fue confirmado por los videos que Marco enviaba a su novia, en el
cual se deja notar una relación enfermiza, casi llevada a la obsesión.
FISCALÍA PIDE 35 AÑOS DE CÁRCELA un año y medio de cometerse el crimen, Marco
Arenas y Fernanda Lora se encuentran con prisión preventiva. Ella en el Penal de Mujeres de
Chorrillos y él en Piedras Gordas.
El último martes, la Décima Fiscalía Superior de Lima pidió 35 años de carcel para Marco
Arenas por el delito de parricidio y exigió la misma pena para Fernanda Lora. Además, solicitó
que ambos jóvenes paguen S/.200 mil por concepto de reparación civil.
CASO 2

Alexander Manuel Pérez Gutiérrez (El Porvenir, Trujillo, Perú, 6 de marzo de 1995), mejor


conocido por el seudónimo de Gringasho, es uno de los sicarios más jóvenes del Perú al cual se le
atribuyen más de 10 asesinatos.

Su tío Roberto Carlos Gutiérrez Guzmán, alias ‘El Soli’, lo introdujo al mundo del hampa y le
enseñó a manejar con las armas, este empezó su accionar delictivo a los 12 años en la
organización criminal Los Malditos de Río Seco, de acuerdo con la Policía Nacional del Perú.

Su primer homicidio ocurrió a sus quince años, en 2010, a Deysi Carolina García Tooth, porque
no quería que su primo se hiciera cargo del bebé que la joven de 23 años estaba esperando. El
cuerpo de García Tooth fue encontrado envuelto en bolsas y bajo tierra. Por eso, en 2011, se
presentó ante la justicia y aunque negó ser el asesino de la mujer, fue recluido durante dos meses.
Salió en libertad por falta de pruebas.

Fue capturado por segunda vez, dando como veredicto el 1 de noviembre del 2011 a 6 años
de prisión, tras ser hallado culpable del homicidio calificado de Rully Ventura Vásquez y Edwin
Marreros Silva. Huyendo del Centro juvenil trujillano junto a otros tres adolescentes en medio de
una balacera, según una entrevista dada por él en la clandestinidad, por miedo a su muerte.

Después, viajaría a Lima para buscar a su pareja Yasmy Marquina Casas alias ‘Gringasha’, en esta
estadía, la Policía Nacional del Perú logró recapturarlo en un hostal de la Av. Independencia. Fue
llevado a Trujillo y el Primer Juzgado de Familia de Región de La Libertad dictó 5 años y medio
de reclusión. Esta vez, en el Centro Juvenil de Diagnóstico y Rehabilitación de Lima,
‘Maranguita’, ubicado en el distrito de San Miguel. Sin embargo, el 28 de junio del 2012 se
volvería a escapar junto a otro sicario juvenil Eliseo Leiva Castillo, alias Colita que sería
recapturado el 13 de febrero de 2013, condenado a 6 años de prisión.

La Policía Nacional del Perú logró capturar por tercera vez a Gringasho en enero del 2013, en


medio de una balacera ocurrida en el distrito de Santa Anita, Lima, fue condenado a prisión y salió
en libertad el 4 de noviembre de 2017.

Se encontró en prisión preventiva en su contra por el presunto delito de tenencia ilegal de armas de
fuego y municiones para armas de guerra. El Séptimo Juzgado de Investigación Preparatoria
de Trujillo en la Corte Superior de Justicia de La Libertad aceptó el pedido del Ministerio
Público de nueve meses de prisión preventiva. Después de la confirmación del delito, fue
condenado a 10 años de prisión por el Poder Judicial de La Libertad el 18 de junio de 2019.
CASO 3

Daniel, varón de 32 años nacido en Río de Janeiro, blanco, casado, sin profesión, primaria
incompleta y desempleado, en su contra figura una denuncia que en 2001 en donde golpeó con una
maza a su padre, con quien vivía. Como resultado, las lesiones producidas fueron la causa de la
muerte. Durante la confesión, el autor confesó otro delito de asesinato, ocurrido en 1999,
oportunidad en la cual el sujeto acuchilló a su vecino con varios golpes.

Daniel afirma que, durante su adolescencia, sin poder establecer la fecha exacta cuando había
comenzado a escuchar «ruidos extraños» y a ver «sombras». A los 18 años, debido al hecho de
haber tenido relaciones homosexuales, contrajo sida. A causa de esto, inició el tratamiento
específico con fármacos antirretrovirales, y posteriormente no sufrió ninguna enfermedad clínica.
Daniel refiere haber sufrido de vecinos abusos sexuales en su infancia. Se sentía atormentado,
creía que estaba loco, tenía actitudes extrañas («le mostraba el pene a la gente por la ventana; no
quería hacerlo, pero terminaba por hacerlo»), tenía miedo de que algo sucediera y creía que todo el
mundo quería destruirlo.

Con relación al asesinato del padre, dijo en su confesión había sido impulsada por la voluntad
divina. Según familiares tenía «risa sin motivo alguno, con relatos de seudoalucinaciones
auditivas, humor indiferenciado, afecto inapropiado”. Más tarde, en 2012, Daniel se sentía
perseguido por sus vecinos y había intentado suicidarse arrojándose delante de un autobús. No
hubo acto delictuoso en esa oportunidad. Según el informe de la familia, el paciente no realizaba
ninguna actividad productiva en los últimos años, y permanecía aislado y en descuido completo de
su higiene personal.
CASO 4
Cuando era niña, Jeni fue violada y torturada repetidamente por su padre, Richard Haynes. La
policía australiana afirma que es uno de los peores casos de abuso infantil de ese país.
Para hacer frente al horror, la mente de Jeni creó una táctica extraordinaria: se inventó nuevas
identidades con el fin de escapar del dolor.
La familia Haynes se mudó de Bexleyheath, en las afueras de Londres, a Australia en 1974. Jeni
tenía solo cuatro años, pero su padre ya abusaba de ella, pero en Sídney comenzaron las
violaciones sádicas, casi diarias.
"El abuso de mi padre fue planeado, calculado y deliberado. Disfrutó de cada minuto", le dijo
Jeni a la corte en una impactante declaración. "Me escuchó rogarle que se detuviera, me escuchó
llorar, vio el dolor y el terror que me estaba infligiendo, vio la sangre y el daño físico que me
estaba causando. Y al día siguiente decidía hacerlo todo de nuevo".
Según Jeni, su padre le lavó el cerebro para que pensara que podía "leerle la mente". La amenazó
con matar a su madre, a su hermano y hermana si ella incluso pensaba en el abuso o si les
decía algo.
"Mi vida interior fue invadida por mi papá. Ni siquiera podía sentirme segura en mi propia
cabeza", dijo Jeni.
"Ya no podía analizar lo que me estaba pasando y sacar mis propias conclusiones".

Jeni Haynes plasmó sus pensamientos en letras de canciones para tratar de ocultarlos:
"No es pesado/es mi hermano", cuando se preocupaba por sus hermanos.
"¿Realmente quieres lastimarme? / ¿Realmente quieres hacerme llorar?", cuando pensaba en su
terrible experiencia.
Su padre restringió sus actividades sociales en la escuela para minimizar la supervisión de otros
adultos.
Aprendió a pasar desapercibida, a ser silenciosa, porque si alguien se fijaba en ella —como
cuando su entrenador de natación se acercó a su padre para alentar su talento natural—, era
castigada.
A pesar de las graves lesiones causadas por palizas y abusos sexuales, Richard Haynes nunca llevó
a Jeni al médico.
Y hoy, a sus 49 años, Jeni tiene por ello lesiones permanentes en la vista, mandíbula, intestino,
ano y coxis. Estos han requerido cirugías extensas, incluida una operación de colostomía en 2011.

 "Una noche fingí que estaba muerta y ahí acabó el abuso sexual": la revelación de la autora
de "Los monólogos de la vagina" sobre el acoso de su padre cuando era niña

El abuso continuó hasta que Jeni tuvo 11 años, cuando la familia se mudó de vuelta a Reino
Unido.
Sus padres se divorciaron poco después, en 1984. Ella cree que nadie, ni siquiera su madre, sabía
lo que estaba pasando.

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