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Los 11 poderes Qliphoticos de Tiamat (primera parte)

La historia de Tiamat y sus once monstruos derivan del la creación épica Babilónica, el Enuma Elish, la
épica existe en diferentes versiones tanto Babilónicas como Asirías. La versión más conocida es la de
biblioteca del Rey Ashurbanipal que data del siglo 7 AC. La leyenda, sin embargo, es mucho más vieja se
estima que viene del siglo 18 AC, un tiempo en donde el prominente estatus del dios Marduk, ocupó el
rango más alto en el panteón Babilónico, también ocupa un lugar central en la historia. El Enuma Elish
fue descubierto por primera vez por Henry Layard en 1849 en Nieven y publicado por George Smith en
1876. El mismo consta de siete tabletas con miles de líneas escritas, de la cual la quinta está muy
dañada pero ha sido restaurada por completo. El tema central de la épica es la elevación de Marduk por
sobre todos los otros dioses Babilónicos y su creación del mundo y del hombre de la oscuridad
primigenia y del caos, que él encerró dentro de las estructuras del orden. La épica era recitada en
Babilonia durante la celebración del año nuevo, en el segundo día, un sacerdote de Marduk recitaba un
himno acerca de la victoria del dios contra Tiamat y sus aliados. En el tercer día, los artistas hacían dos
estatuas para la celebración, una sostenía una serpiente y la otra sostenía un escorpión, ambas en sus
manos izquierdas, ambos animales representan los monstruos de Tiamat derrotados. En el cuarto día, el
sacerdote jefe recitaba la épica. En el sexto día, las cabezas de las estatuas eran cortadas y quemadas en
representación de la caída del ejército de Tiamat. Los días siguientes se dedicaban a orarle a los dioses y
el día número once los dioses eran retornados a sus templos y la celebración terminaba. La épica tenía
un estatus similar en Asiria, pero con una gran diferencia, Marduk fue remplazado por Ashur, el dios jefe
de las deidades Asirias.

De acuerdo a las leyendas, en el comienzo no había nada más que las aguas primordiales, las aguas
dulces de Apsu y las aguas saladas de Tiamat, los dos dioses primigenios, y Mummu, la niebla que
flotaba arriba de las aguas. La pareja primigenia engendraron otras deidades, la primera fue Lahmu y
Lahamu, quienes se convirtieron en padres de Anshar y Kishar (identificados con el cielo y la tierra) y
ellos dos tuvieron un hijo Anu, quien fue el padre de Nudimmud, el grandioso entre los dioses (el dios
Ea). Los dioses jóvenes hacían mucho ruido y molestaban a los dos dioses primigenios, Apsu y Tiamat.
Apsu sugirió que se los debería asesinar, pero Tiamat no estaba de acuerdo. Sin embargo, con la ayuda
de Mummu, él continuó tramando la destrucción de los dioses. Para prevenir el asesinato, Tiamat le
advirtió a Nudimmud, quien colocó un hechizo a Apsu y lo asesinó. De ahí en más Nudimmud se volvió el
jefe de los dioses y con su consorte Damkina tuvieron un hijo, Marduk, quien era más poderoso que su
padre. Pero los otros dioses convencieron a Tiamat de que ella debería buscar venganza por la muerte
de su marido. Ella tomó a otro consorte, el dios Kingu, y le dio la comandancia sobre su nuevo ejército,
los 11 terribles monstruos que ella creó para pelear en la guerra. Esto 11 monstruos representan sus
once poderes oscuros que se oponen a los poderes de la luz. Tiamat, también le dio a Kingu las Tablas
del Destino, el emblema místico de autoridad suprema sobre el universo. Estas tablas son algunas veces
se las identifica con el concepto del yo, el divino decreto, el poder subyacente del fundamento de toda
civilización: las instituciones sociales, las prácticas religiosas, la tecnología, la moral y todos los
comportamientos y condiciones humanas. Hasta ese momento, todos estos poderes les correspondían a
la Diosa Madre, la dama suprema del universo y de toda la creación. Los dioses jóvenes eligieron a
Marduk como el comandante de su escuadrón en la guerra y le dieron a él, el poder sobre los cuatro
vientos. Marduk derrotó a Tiamat y la cortó en dos partes, de una de ellas, modeló la tierra, de la otra,
los cielos, de las lágrimas de sus ojos se crearon los ríos y de sus pechos se formaron las montañas de la
tierra. Él tomó las Tablas del Destino de Kingu, y forzó a los dioses que estaban del lado de Tiamat a
trabajar para él y para los otros dioses. Finalmente, el asesinó a Kingu y de su sangre creó al hombre
cuya tarea fue la de remplazar a los dioses en su trabajo. Se estableció a Babilonia como la residencia de
los dioses jefes y Marduk fue elevado recibiendo cincuenta nombres en honor a sus grandes poderes.

Tiamat, la diosa primigenia del mar, fue representada como un monstruo, con forma bestial y fue
imaginada como una serpiente acuática o como un dragón. Sin embargo, no se sabe mucho acerca de su
apariencia del mito en sí mismo. En este sentido, a ella se la identifica con los monstruos marinos de
otras mitologías, como Leviatán o Yamm, Lotan de los mitos hebreos o Tannin, el demonio marino de las
leyendas hebreas. Etimológicamente su nombre corresponde a la palabra griega thalassa “mar”, el
semítico tehom “abismo”, del acadio ti’amtum y tamtu “mar” y del sumerio ti y ama cuyo significado es
“vida” y “madre”. Hay muchas teorías acerca del significado del mito, en donde el estado primigenio de
la “mezcla de las aguas” es interpretado como el encuentro entre la sal y el agua dulce en el Golfo
Pérsico; la creación de los dioses y de los monstruos se piensa que hace referencia a la elevación de los
volcanes y a los movimientos teutónicos y la batalla entre Tiamat y Marduk es considerado como un
catástrofe cósmica por la que los planetas existentes fueron creados. No hay una interpretación
unánime, estos mitos dan espacio a grandes teorías. Tiamat es la Ummu-Hubur quien formo todo, el
nombre “Hubur” se refiere a los ríos del inframundo. Ella hace referencia también al concepto hebreo de
Tehom, el gran profundo de las aguas primordiales de la creación. Tiamat y Apsu personifican el abismo
cósmico lleno con las energías primordiales que son el origen de la creación.

Los antiguos mesopotámicos creían que el mundo era un disco circular plano, rodeado agua salada. La
tierra era un continente que flotaba en un segundo mar, el agua dulce apsu, del que fluían todas las
aguas de la tierra, cascas, ríos, lagos, etc. El cielo era un disco solido que estaba sobre la tierra. El cielo y
el habitáculo de los dioses eran arriba del cielo. Tiamat es la madre universal quien le dio vida a toda la
creación en su matriz, las aguas saladas. Esta fue el lugar de residencia original de los dioses hasta antes
de que Marduk creara a la tierra y eligiera a Babilonia como su residencia, mientras que los dioses se
mudaron a vivir en el cielo. Marduk no poseía el poder natural de la creación, su poder era el discurso
divino, un atributo de todos los dioses patriarcales de las religiones mundiales. En el Enumma Elish, él
tuvo que demostrar que el poseía este poder antes de que se le permitiera luchar contra Tiamat. El
poseía una vestimenta que tuvo que destruir y reconstruir con el poder de la palabra antes de ser
reconocido por los dioses como su campeón. En este sentido, la madre de la creación Tiamat es algunas
veces identificada con la diosa sumeria Nammu, la señora de la aguas primigenias quien le dio
nacimiento a An y a Ki, el cielo y la tierra, se lo solía ver como la constelación del cielo del norte conocida
en la actualidad como “la ballena”. En los tiempos antiguos su nombre era el monstruo del mar: Tiamat o
Cetus, localizado en la región del cielo conocida como agua, relacionada con otras constelaciones
acuáticas como Acuario, Piscis o Erídano.

En la cábala, Tehom es el nombre de las primeras siete “habitaciones infernales” las que corresponden
con los Qlipoth. Los Qlipoth con los “cascarones”, las tierras del mal, el lado oscuro del Árbol Cabalístico
de la Vida. Ellos son habitados por demonios y espíritus malvados responsables de todo el mal que hay
en el mundo. Los Qlipoth son la anti-estructura de los Sephirots del Árbol de la Vida, y mientras hay diez
Sephirots que significan la unidad y la perfección de Dios, hay once Qlipoth que disturban el balance
original representado por el número diez. La Qlipha más alta, Thaumiel, que es la opuesta a Kether, está
dividida en dos y se la conoce como los Dioses Gemelos. Cada Qlipha representa un aspecto adverso de
su correspondiente Sephira y es considerada su anti-polo. Estas fuerzas, son algunas veces identificadas
con los once poderes de Tiamat y sus once demonios. Todo el Árbol Qliphotico es de oscuro, femenino y
personificado por deidades femeninas, la mayoría de las veces está es Lilith, quien encarna las fuerzas
del caos que existen por fuera de la estructuras de la creación y más allá de las emanaciones de la Luz
Divina. En el mito, Marduk derrota a Tiamat y a sus monstruos pero no los destruye. En cambio, hace el
intento de domesticarlos y reprimir estas fuerzas incluyéndolas en una nueva estructura del universo.
Los soldados de Tiamat se volvieron sus trofeos, fueron desarmados y muchos de ellos se volvieron
sirvientes de Marduk, y luego se los vio como sus animales simbólicos. Esto pasó por ejemplo con la
serpiente mušuššu. Tiamat se volvió parte del mundo, como la naturaleza viva y encarno el concepto de
la “madre tierra”. De la sangre de Kingu se cree que fluye en el ser humano. Los archfiends del caos
primigenio son ahora parte del orden cósmico.

Los once monstruos son mencionados en el Enuma Elish con términos acerca de naturaleza o de las
especies, pero no estaban sus nombres. Muchos de estos términos son plurales y pueden hacer
referencia a un grupo de entidades. La literatura de la épica babilónica contiene análisis de las criaturas
desde una perspectiva lingüística y propone algunas posibilidades de interpretación metafórica, como su
conexión astrológica, un área el que los babilonios tenían un gran manejo. En este ensayo, nuestro
objetivo es analizar a los monstruos de Tiamat de una perspectiva esotérica y la exploración de sus
poderes mágicos y como se pueden manifestar en el practicante moderno. Este análisis esotérico es
parte de un material que se recogió durante un proyecto mágico realizado por la Logia Magan en los
años 2007-2009. El proyecto continuo pero las dos primeras fases han concluido y los resultados son
presentados en este ensayo. El propósito de estas dos fases era encontrar información acerca de la
naturaleza de estas 11 entidades, sus poderes mágicos y el modo de poder ser usados en la práctica
individual. Esta información será incluida en la descripción de cada entidad en particular. Todos ellos
forman once oscuros y destructivos poderes de Tiamat y algunos de ellos pueden ser comparados con
las fuerzas Qliphoticas del Árbol Cabalístico de la Noche.

Del mito aprendemos que ellos tenían “dientes afilados, y colmillos sin piedad”, sus cuerpos tenían
veneno en vez de sangre, “impartían terror”, cubiertos de esplendor, se veían como dioses y eran
poderosos. Aquellos que los venían, eran invadidos por el terror y nadie podía resistir sus ataques. Se
suelo referir a ellos como “armas sin par” y se los enumeraba en el siguiente orden: serpientes y
dragones, el monstruo Lahamu, huracanes, perros rabiosos, hombres-escorpión, tempestades, y
hombres-visón.

Shekinah #7

Los Once Poderes Qliphoticos de Tiamat (segunda parte)

Víboras y Dragones

Por “víboras” los investigadores se refieren frecuentemente a tres tipos de serpientes, que son
mencionadas en las fuentes babilónicas, las mismas son: Bašmu, Mušuššu y Ušumgallu. El “dragón” muy
probablemente sea Mušmahhu, la serpiente-dragón de los mitos babilónicos.

La palabra Bašmu puede hacer referencia a dos tipos de serpientes mitológicas, una de ella llamada “La
Serpiente Venenosa” o Ušum/ Bašmu que algunas veces es interpretada nada más y nada menos como
la serpiente mitológica enemiga natural del hombre. La otra es conocida como “La Diosa Serpiente del
Nacimiento” o Muš-šà-tùr/ Bašmu y era un tipo de serpiente cornuda. Bašmu frecuentemente se la
describe como una serpiente cornuda y sin ninguna extremidad. También puede ser una cobra con
cuernos. También hay teorías que la describen como una serpiente cornuda con alas. Su nombre,
algunas veces es traducido como “La Serpiente Cornuda con útero” y tiene relación con una constelación
que luego fue conocida como la serpiente. Luego de que Marduk venciera a Tiamat, Bašmu se volvió
uno de los animales simbólicos del dios Ningishzida, una entidad chthoniana que reside en el
inframundo, y que fue considerada como una entidad protectora. Ningishzida algunas veces aparece con
forma humana, con dos serpientes cornudas emergiendo de sus hombros. La imagen de la criatura
puede derivar de las víboras cornudas llamadas Cerastes, una animal que vive en los desiertos, que tiene
cuernos sobre sus ojos.

En el trabajo mágico, la imagen de esta entidad aparece frecuentemente como una serpiente voladora,
de color marrón o dorado, con pequeños cuernos y extremidades, algunas veces con alas, algunas veces
sin alas, pero siempre planeando alto en el aire. Parece ser un mediador entre los principios del fuego y
el agua y puede dotar al practicante con la habilidad de volar en el aire, otorga invisibilidad y enseña
cómo usar los ojos internos para ver el mundo que lo rodea. Cuando el practicante invoca el espíritu en
su cuerpo y en su mente, la forma astral cambia y hay destellos de colores dorados, dos serpientes
emergen de sus hombros entrelazándose alrededor de su frente y expandiendo su conciencia. Cuando se
usa a Bašmu en prácticas negras, se debe recoger algunas gotas de su veneno de sus colmillos y volcarlos
en el tercer ojo de la víctima. Los resultados suelen incluir accidentes con grandes pérdidas de sangre y
cortes con objetos filosos.

Las visiones durante el trabajo con este tipo de entidades suelen ser del orden cósmico primigenio, el
universo antes de la aparición de la vida, sumergido en la luz del sol negro, cayendo sangre sobre toda la
creación, o lo opuesto: la destrucción del mundo en un gran fuego. Esto puede estar conectado con el
espíritu del Sol Negro de Thagirion, la Qlipha central en el Árbol Cabalístico del Noche, pero esto solo es
una posible asociación.

Otra serpiente es Mušuššu, conocida como la “Serpiente Furiosa” y algunas veces es representada como
una criatura compuesta con partes de serpiente, de león y de pájaro. Está asociada a varios dioses y con
varios personajes mitológicos, primero con Ninazu y con Tišpak, luego con Ningishzida. También se la
asocia con el animal simbólico de Marduk. También está conectada con constelaciones astrológicas. Su
descripción posterior, muestra a la criatura como un dragón con cabeza de león y sin garras. Luego las
partes del león fueron remplazadas con partes de serpientes. En la mitología Mušuššu originalmente
servía al dios Ninazu, el rey de las serpientes y era un mensajero de la muerte, asesinando a través de su
veneno. Se la solía conocer como “un asesino intrépido” y una entidad muy mortuoria. En el trabajo
astral con este espíritu, se lo suele ver como una entidad vampírica de naturaleza femenina, conectada
con la necromancia y las energías de la muerte, que se alimente de sangre y de energía sexual. Suele
aparecer como un dragón negro en forma de murciélago o como una serpiente alada. Ella dota al
practicante con la habilidad de transformar su cuerpo astral de sombras y de volar a través del plano
astral como un espectro, un vampiro alado que puede succionar la fuerza vital de una persona dormida.
Este concepto resalta la naturaleza sucubica o incubica y su conexión con los demonios vampiros que
viven en el lado oscuro de la luna, la esfera Qliphotica de Gamaliel. De aquí nace la posible conexión con
esta Qlipha. Una ofrenda natural para Mušuššu son los fluidos sexuales o la sangre. La invocación es
experimentada como una unión amarga-dulce, la unión de las energías de la vida y de la muerte, el Eros
y el Thanatos. La serpiente viene a morder al practicante, lo que se vuelve erótico y extático, debilitando
el cuerpo y llenando la mente con hambre de la esencia de la vida de otros. El espíritu, puede ser usado
en prácticas de vampirismo y necromancia, trabajos de magia lunar o en guerras astrales. El símbolo de
espíritu debe ser proyectado en el entrecejo, eso abrirá el tercer ojo y ayudará a la visión astral.

La tercera criatura es Ušumgallu, la que frecuentemente es identificada como un dragón alado. Algunas
veces esta criatura es confundida con Bašmu y sus atributos son inciertos. La palabra Ušumgallu es un
derivado de Ušum, la que literalmente significa “La Principal Serpiente Venenosa”, su cualidad más
destacada es que es un ser decidido a matar, mata principalmente con su veneno y aterra incluso a los
dioses.
En el trabajo mágico, Ušumgallu frecuentemente aparece con la forma de un dragón dorado o una
serpiente alada dorada. Dota al practicante con la habilidad del uso del fuego mágico, tanto para
purificar como para destruir. El fuego está adjuntado en sus manos y el practicante pasarlo a través del
plano astral y tocar el cuerpo sutil de la persona escogida, para purificar la energía de la persona, por
ejemplo con un propósito curativo, o para ser usado con propósitos destructivos, por ejemplo para
quemar la fuerza vital de la víctima. Cuando es invocada, el espíritu entra en el cuerpo y en la mente,
causando que el aura brille y el cuerpo astral asume la forma de un dragón. El practicante puede usar
una máscara de dragón, pintada de dorado, para atraer el espíritu al templo de la carne. El espíritu
algunas veces aparece como una cobra real, danzando e hipnotizando al practicante con sus
movimientos y con sus ojos rojos brillantes. Muerde el tercer ojo y se fusiona con su esencia personal, el
centro de toda la existencia. Cuando se trabaja con esta entidad, algunas veces el símbolo astrológico de
Júpiter aparece en las visiones. De aquí nace la posible asociación con la Qlipha Gha’agsheblah, el nivel
conectado con estas influencias planetarias. Pero esto es solo una posibilidad.

El grupo de serpientes de los monstruos de Tiamat también incluyen a la serpiente-dragón Mušmahhu,


frecuentemente es descripta como una serpiente de siete cabezas o como un dragón de siete cabezas y
es identificada con la constelación de la Hidra. Por esta razón, es otra criatura asociada con el dios
Ningishzida, cuyo título algunas veces es “La Gran Serpiente-Dragón”, y fue representando como astada,
alada, serpiente-dragón, y caminando en cuatro patas. Desde una perspectiva mágica, el espíritu parece
tener el poder del veneno astral, su veneno puede ser mortal pero también se puede usar como
protección mágica e inmunidad. Aparece como una serpiente ciega y cornuda sosteniendo su ojo en sus
fauces, también aparece como una serpiente con un solo ojo. El ojo arde o brilla en un color rojo y está
conectado con el tercer ojo y la visión interna. También, parece ser una entidad de naturaleza femenina.
Cuando es invocada, ella entra en la mente y dota al practicante con la habilidad del cambio de forma
astral. Por un tiempo, el practicante puede convertirse en serpiente, elevándose a los más alto del
espacio cósmico, también puede convertirse en araña escalando el Árbol del Conocimiento, y en otro
momento en una mariposa que bebe los jugos de las flores del árbol. La forma astral del practicante se
vuelve ardiente y esta es la energía del espíritu. El concepto de árbol o jardín es recurrente en las
visiones obtenidas durante el trabajo con Mušmahhu, como también portales oscuros o túneles en la
tierra, los que parecen ser portales a los mundos astrales en donde el practicante puede encontrar a la
diosa serpiente. Sus fauces son las cavernas de la tierra, sus dientes son rocas afiladas, su esófago son los
túneles subterráneos. Aquí, la posible correspondencia con el Árbol de la Noche puede tener que ver
con la Qlipha Lilith, el nivel más bajo de los Qlipoth, cuya función es la de puerta al Otro Lado.

Shekinah #7

Los Once Poderes Qliphoticos de Tiamat (Parte Final)

Lahamu
El monstruo Lahamu (también conocido como Lahmu o Lahami) tiene el mismo nombre que uno los
dioses primigenios creados por Tiamat pero parece ser una entidad distinta. Su nombre significa “el
espeluznante” y algunas veces es identificado con héroe babilónico o deidad protectora asociada con el
dios Enki o Marduk. La palabra Lahama se uso para denotar a los cincuenta espíritus al servicio de Enki y
luego se hizo referencia de ellos como a las estatuas guardianas que estaban en los portales de los
grandes templos. En el trabajo astral Lahamu frecuentemente asume la forma de un demonio ardiente
con un cabello rojo y aparece en campos de batalla y en lugares donde se derrama sangre. Algunas veces
él tiene rayos o serpientes en vez de brazos o manos. Su energía es muy ardiente, violenta y
extremadamente destructiva. Él dota al practicante con el conocimiento de la guerra mágica y el uso de
los rayos y del fuego. Lahamu parece tener también cualidades vampíricas. Cuando es invocado, él entra
en la conciencia con una intensa energía y esto es experimentado como ser devorado y privado de la
fuerza de vida personal, los nervios son llenados con electricidad y el espíritu se llena de energía. Esto
frecuentemente es experimentado como una experiencia extática y erótica. Por sus aspectos más
violentos y destructivos, a él se lo puede asociar con la Qlipha Golachab, la oscura y ardiente contraparte
de Geburah, representada por espíritus violentos de la ira. Por su asociación masculina y sexual, se lo
puede asociar también con Ghagiel, gobernado por el dios oscuro de lo Qlipoth quien trae el apocalipsis
al mundo y la destrucción al universo.

Huracanes

El espíritu conocido como “huracanes” es Ugallu, conocido también como “El Demonio de la Gran
Tormenta”. Es frecuentemente descripto como un demonio con cabeza de león y se lo asocia a dioses del
inframundo como Nergal. En este sentido es el castigador de los transgresores y el que trae
enfermedades. Algunas veces es representado con una maza y una daga y se lo ve como una entidad
protectora. El nombre del espíritu es traducido como “La Gran Bestia del Clima” y es un adversario del
dios Sol o se lo asocia con el dios de las tormentas Adad. Los fenómenos climáticos violentos. Las
tormentas con truenos se imaginaban como los “aullidos del cielo” y eran personificadas por leones
monstruosos. Es probable que Ugallu sea una de esas criaturas mitológicas. Desde una perspectiva
mágica, el espíritu parece tener poderes conectados con el aire, la electricidad y el agua. También tiene
una naturaleza femenina y aparece tanto como un vórtice abstracto de energía o como una
antropomórfica forma femenina, aireada y translucida, acompañada de la esencia de las sombras y de
nubes negras. Ella tiene el poder de desatar violentas tormentas con vientos en todo el mundo. Cuando
es invocada, el espíritu carga al participante con una gran cantidad de electricidad, la que podrá ser
usada con fines mágicos. Cuando se la enfoca, es posible hacer explotar esta energía en el astral como
un poderoso rayo que puede ser usado en el combate mágico. Si se entrena, esta práctica puede ser una
poderosa arma mágica. Es más simple y más natural establecer contacto con este espíritu a través de los
sueños. En el Árbol de la Noche, este demonio puede estar asociado con A’arab Zaraq, la esfera de las
tormentas astrales y de los rayos, conectada con el agua y las Oscuras de Venus.

Perros Rabiosos

“Perros Rabiosos” es un término que de los adjudica a una criatura conocida como Uridimmu, también
conocido como el “Perro Loco” o como un humano con cabeza de león. En la literatura de la mitología
babilónica no está claro si es un león o un lobo, pero está asociado con la constelación de del
Lobo/Lupus en el cielo del sur. Se lo describe como una criatura con cabeza humana y torso de león.
Desde una perspectiva mágica, el espíritu parece gobernar los desiertos negros devorando cualquier luz.
Aparece de forma vaga con una forma negra que tiene rasgos caninos distintivos, algunas veces está
conformado por nubes negras, algunas veces como una cristalización en el medio de vacío cósmico.
Rasga al mundo y dota al practicante con la habilidad de ver más allá de la realidad mundana. Cuando se
lo invoca, rasga el cuerpo del practicante y libera el espíritu, lo que es experimentado como doloroso e
iluminador. No hay una Qlipha concreta para esta entidad que corresponda con la naturaleza de este
espíritu, pero se lo podría colocar en la última y más abstracta esfera, la Qlipha Thaumiel, en donde la
conciencia del practicante es transformada completamente.

Hombre Escorpión

El Hombre Escorpión es el título que recibe la criatura mencionada en el Enuma Elish como Girtablullû o
Akrabamêlu. En el arte Acadio él es descripto con cabeza humana, piernas de ave, pene con cabeza de
serpiente, cuerpo y cola de escorpión. Algunas veces, él tiene alas. En el arte de los periodos siguientes,
este tipo de criaturas aparecieron alado del dios solar. La leyenda del Gilgamesh menciona un hombre
escorpión y una mujer escorpión, estos eran los guardianes de las montañas, desde donde el sol
ascendía y descendía. En el trabajo astral, esta entidad aparece tanto como un gran escorpión negro o
como un hombre mitad escorpión mitad cuerpo humano. El espíritu parece representar el concepto de
“veneno”, el envenenamiento astral y la transformación de la conciencia a través del éxtasis del dolor.
También se relaciona con el cambio de forma astral, en especial en criaturas predadoras venenosas las
cuales pueden inyectar veneno en el aura de sus víctimas. Girtablullû también aparece como guardián de
los conocimientos y de las civilizaciones olvidadas, usualmente conectadas con los desiertos y lugares
enterrados en lo profundo de las arenas desiertas, el otro lado de la realidad. Por su poder venenoso se
lo puede asociar con la Qlipha Samael, la que contiene el cáliz espiritual del veneno y es conocido como
“El Veneno de Dios”.

Poderosas Tempestades
Otra entidad asociada con los fenómenos climáticos es ūmu dabrūtu, la Poderosa Tempestad o el “Feroz
Demonio de las Tormentas”. Su apariencia no es concreta, se cree que tiene facciones de león y de
acuerdo con otra personificación como un violento clima. En el trabajo mágico, frecuentemente aparece
como un vórtice de caos con un ojo ardiendo en el medio. El ojo es tanto ardiente como amarillo y se
parece al ojo de un animal o de una bestia. Algunas veces esta entidad asume la forma de una tornado
negro, un violento y destructivo vórtice de energía. Es experimentado por el practicante como una gran
fuente de ira y agresión, una fuerte ola de emociones que pueden ser dirigidas y enfocadas con
propósitos mágicos. Es una experiencia malevolente pero de gozo y de vigor. Cuando es usado en una
guerra mágica, introduce un gran caos y estragos a la vida de la persona. La energía de este demonio es
muy ardiente, algunas veces aparece como un fuego viviente y cuando es invocado, puede transformar
el cuerpo astral del practicante en un fuego elemental. La única forma concreta que asume este espíritu
es la de un hombre viejo, de cabellos despeinados y ojos ardientes, rodeado de nubes negras. Cuando se
lo asocia a un nivel del Árbol de la Noche, la mejor conexión de este demonio es con la violenta y
ardiente esfera de Golachab.

Hombre Pez

El Hombre Pez es una criatura conocida como Kulullû o Kulilu, esta criatura aparece frecuentemente en
el arte babilónico, usualmente en pares, como hombre y como mujer, mitad humana, mitad pez. Esta es
una criatura que tiene una gran conexión con las aguas primordiales, los ríos de sangre y los abismos y
los cultos sangrientos. Kulullû parece tener poderes conectados con los principios de la muerte y la
decadencia, con la purificación de la conciencia a través de la putrefacción. Cuando es invocada, ella
devora al practicante en una unión erótica, se siente como sumergirse en porquería y sangre podrida, se
siente asfixiante o se siente como ahogarse en aguas negras llenas de cuerpos podridos. En una guerra
mágica, ella enseña al practicante como enviar energía con la forma de aguas predadoras, las que
devoran la fuerza vital de la víctima y deja el cuerpo vacio como un cascarón. Kulullû se la puede asociar
a la Qlipha Satariel, el nivel gobernado por la demonesa prostituta de los Qlipoth, la esfera saturnina de
la muerte y de decadencia espiritual.

Hombre Visón

En el trabajo mágico Kusarikku aparece en desiertos, como un gigante, mitad hombre y mitad toro, él
tiene la cabeza y el torso de una toro. El es el jefe del desierto y el señor de aquellos que mueren allí.
Algunas veces aparece sentado en un trono, en un gran templo hecho de arenas. En una guerra mágica,
él enseña al practicante como usar las energías calientes y secas para privar a la persona de la energía
vital y hacer que el cuerpo se desmorone en polvo. Cuando es invocado, él es experimentado como una
fuerte de energía abrumadora, abstracta y atavistica. Esto literalmente priva al practicante de la
habilidad de hablar, escribir o expresar pensamientos de forma verbal en tiempos concretos, ejemplo:
por algunas horas o por algunos días. En el Árbol de la Noche se lo puede asociar con la Qlipha Thaumiel,
con el Demonio León Uridimmu, con quien supone una eterna pelea, como los dos demonios que
gobiernan Thaumiel – Satán y Moloch.

Como se puede observar, las criaturas de Tiamat son adversario del orden cósmico, luego de la derrota
de Tiamat por Marduk, ella fueron transformadas en entidades benevolentes y protectoras, cuyos
nombres son invocados en oraciones contra otros demonios. Pero ellos pueden ser convocados en su
forma atavistica y primigenia, lo que despertará el lado oscuro de la naturaleza humana. Al igual que los
otros principios de la oscuridad y del caos, como los fuerzas Qliphoticas del Árbol de la Noche, ellos aún
existen fuera de los bordes de la realidad mundana y se puede acceder a ellos con la mente abierta.

Shekinah #7

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