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El dios de la muerte
Sin importar a que sector de la población se perteneciera, existía una
deidad a la que todos los mayas temían y reverenciaban: el dios de la muerte.
Así como Itzamná reinaba sobre el mundo celeste y terrenal, Yum Cimil
reinaba sobre el mundo de los muertos desde el Metnal, el nivel más profundo
del inframundo. Como final inevitable de todas las cosas, fue representado
numerosas ocasiones, ocupado en diferentes actividades, frecuentemente
destruyendo la labor de los demás dioses, y en algunas otras, en cercana
relación con el dios de la guerra, la muerte violenta y los sacrificios humanos.
Como el opuesto de Itzamná, el señor de la muerte es también una deidad
primigenia, y posee el mismo nivel de importancia que el dios creador, y
aunque no se le rendía un culto propiamente dicho, los mayas rogaban a las
demás deidades que retrasaran lo más posible su inevitable llegada.
Itzamná (dios D)
Sin contar a Hunab Kú, el principio creador, que no parece haber desempeñado un
papel importante en la vida diaria de la gente común (tampoco existen
representaciones de este), Itzamná (quizás una de sus personificaciones), se sitúa a la
cabeza del panteón maya. En el códice Dresde aparece representado como un viejo de
mandíbula desdentada. Su nombre presenta dos glifos: el primero, que puede ser una
representación convencional de su cabeza, y el segundo que contiene como elemento
principal el signo del día Ahau, del cual era patrono.
Itzamná era el Señor de los Cielos, de la Noche y del Día. En estos últimos conceptos se
le asocia con Kinich Ahau y con Ixchel, la diosa de la luna. Se le acredita como el
inventor de la escritura y los libros, y haberle dado nombre a los lugares de Yucatán y
dividir las tierras en esa región. En el Templo de la Cruz de Palenque, que parece estar
asociado a esta deidad, se registra la fecha mítica 1.18.5.3.2 9Ik-15Ceh, que
probablemente se refiere a su nacimiento. Itzamná era una deidad benévola. Durante
las ceremonias del año nuevo, Itzamná era invocado para prevenir calamidades; en el
mes de Uo, durante una ceremonia en honor de su manifestación como dios del sol los
sacerdotes consultaban sus libros para elaborar los augurios del año siguiente; en el
mes de Zip era invocado como el dios de la medicina, junto con Ixchel. En todas estas
ceremonias Itzamná aparecía como una deidad benevolente, nunca ligada con la
destrucción o desastres; en los códices nunca aparece asociado a símbolos de muerte.
Chaac (dios B)
El dios de la lluvia, Chac está representado en los códices y en la arquitectura con una larga nariz
y dos colmillos enrollados que le salen de la boca hacia abajo. Como una divinidad de primera
categoría, Chac tenia diversas manifestaciones, de las cuales las más frecuentes son los cuatro
dioses de los puntos cardinales, cada uno su propio color:
En el mes de Chen o Yax se celebraba un gran festival en honor a los Chaces, que llamaban el
ocná "entrar a la casa"; para esto se consultaba a los cuatro dioses conocidos como Bacabes,
asociados con los Chaces, a fin de que indicaran el día propicio para la ceremonia, la cual estaba
consagrada a la renovación del Templo de los Chaces. Esta ceremonia, se celebraba una vez al
año, durante la cual se renovaban los ídolos y los incensarios, y de ser necesario, se reconstruía
el templo y se colocaba en la pared una tablilla conmemorando el suceso. De igual manera que
Itzamná estaba asociado con el dios sol, Chac parece haber estado asociado con el dios del
viento.
Al igual que Itzamná, el dios de la lluvia era una deidad benévola, asociado con la creación y la
vida. Para los campesinos preocupados por sus milpas, Chac era la más importante de las
deidades, y su intervención amistosa era requerida más a menudo que la de todos los demás
dioses combinados. Los mascarones murales de narices largas y encorvadas que se encuentran
en la arquitectura Puuc son muy probablemente representaciones del rostro de esta divinidad.
Bolón Tza’cab (dios K)
Como deidad de la muerte, se le representa con una calavera por cabeza, las costillas
descarnadas y proyecciones de los huesos de la columna vertebral; cuando su cuerpo está
revestido de carne, ésta se ve hinchada y cubierta de círculos negros que sugieren la
descomposición. Sus distintivos ornamentos en forma de cascabeles aparecen algunas
veces atados a sus cabellos o a fajas que le ciñen los antebrazos y piernas, o prendidos de
un collar en forma de gorguera. Estos cascabeles, elaborados en cobre y a veces oro, fueron
recuperados en considerables cantidades durante el dragado del Cenote de Chichén Itzá.
Al ser el opuesto de Itzamná, tiene dos glifos en su nombre, y es junto con éste, la única
deidad que se distingue de esta manera. El primero representa la cabeza de un cadáver con
los ojos cerrados por la muerte, el segundo la cabeza del dios mismo, con la nariz truncada,
mandíbulas descarnadas y como prefijo un cuchillo sacrificial de pedernal. Un símbolo
frecuentemente asociado a esta deidad es parecido al actual signo de porcentaje %. El dios
de la muerte era el patrón del día Cimí, que significa "muerte" en maya.
Como una deidad principal, poseía diferentes manifestaciones, una de las cuales reinaba
sobre el más bajo de los nueve mundos subterráneos de los mayas, el Metnal. Al tratarse
de una deidad malévola, se encuentra asociada frecuentemente con el dios de la guerra y
de los sacrificios humanos, y sus constantes compañeros son el perro, el ave Muán y la
lechuza, considerados como criaturas de mal agüero y de muerte.
Ah Chicum Ek (dios C)