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Lección 12

El don del Espíritu Santo

Existen, por lo menos, seis interpretaciones diferentes de la expresión “el don del Espíritu Santo”.
El siguiente bosquejo ayudará al lector a entender el método de este autor para determinar el
significado de esta expresión y expondrá también estas posiciones diferentes:

A. Lenguaje literal (no figurativo)

1. Milagroso

a. Solamente para el primer siglo

b. Para todos los tiempos

2. No milagroso

a. Una morada representativa del Espíritu Santo

b. La bendición de ser cristiano

B. Lenguaje figurativo (no literal)

1. Milagroso

a. Solamente para el primer siglo (Estos defiende que el Espíritu Santo entró
literalmente en el cuerpo de la persona que recibió dones milagrosos).

b. Para todos los tiempos

2. No milagroso (Morada personal del Espíritu Santo)

Este autor rechaza la validez de A-1-b y de B-1-b sobre la base de las conclusiones del Capítulo Once.

DEFINICIONES DE TÉRMINOS

Varios términos son importantes en este estudio y serán definidos en esta sección.

1.  - “un don …Sept. ‫( “מתנה‬Thayer, p. 161) “don, recompense” (Ardnt&Gingrich, p. 209).

2. don – “lo que se da o se concede” (Webster, p. 365).

Esta palabra se encuentra en los siguientes pasajes en el Nuevo Testamento: Jn. 4:10; Hch. 2:38,
8:20, 10:45, 11:17; Ro. 5:15, 17; 2 Cor. 9:15; Ef. 3:7; 4:7 y Heb. 6:4. El lector debe recordar que
Thayer y Arndt y Gingrich todos hacen función de comentarista cuando interpretan pasajes de la
Escritura.

EL CONTEXTO

Los apóstoles estaban predicando y revelando que las personas en Pentecostés debían recibir dones
milagrosos en virtud de lo que anunciaba la profecía de Joel (Hch. 2:17-21; comp. Capítulo Diez).
Esto fue dicho por un apóstol a quien el Espíritu Santo le había dado el poder de impartir dones

1
espirituales. Estos apóstoles también le estaban prometiendo a sus oyentes que ellos (los oyentes)
recibirían el perdón de pecados.

El libro de Hechos está enfocado en la propagación de la iglesia lo cual era el resultado de que Dios
estuviera actuando con la iglesia. El Señor confirmó la palabra mediante milagros (comp. Capítulo
Once). Esta revelación y confirmación milagrosas del evangelio era una de las causas subyacentes
de la rápido propagación de la iglesia. Pedro precisamente les prometió a los obedientes de
Pentecostés que ellos recibirían la promesa de Joel (dones milagrosos).

Los estudiantes serios de la Biblia generalmente aceptan que ningún pasaje de la Escritura se dirige
explícitamente a ninguna persona de los tiempos modernos. Si algún pasaje aplica a las personas en
tiempos modernos, debe mostrarse que hay una implicación de esta aplicación. ¿Se le promete el
don del Espíritu Santo (Hch. 2:38) a toda la humanidad? Si es así, debe comprobarse mediante el
razonamiento correcto (implicación). Aquellos que afirman que el don del Espíritu Santo se promete
a todos los cristianos deberían completar el término medio (A) del siguiente silogismo categórico:

Premisa Mayor: Todas las A son promesas que son universales (para todos los cristianos)

Premisa Menor: La expresión el don del Espíritu Santo es una A

Conclusión: La expresión el don del Espíritu Santo es una promesa que es universal (para
todos los cristianos).

Si alguien está de acuerdo en que ningún pasaje de la Escritura se refiere explícitamente a ninguna
persona viva actualmente, entonces se encuentra en el deber de probar cualquier afirmación de
que las Escrituras enseñan explícitamente que el don del Espíritu Santo es para todos los cristianos
(debe completar el término medio). Este autor ha solicitado esto a varios que afirman que el don
del Espíritu Santo es para todos los cristianos, sin obtener alguna respuesta.

El argumento que hace la mayoría de los que afirman que el Espíritu mora personalmente es:

Primera Premisa: Si las Escrituras hablan de “el don del Espíritu Santo”, entonces el Espíritu
Santo mora personalmente

Segunda Premisa: Las Escrituras hablan de “el don del Espíritu Santo”

Conclusión: El Espíritu Santo mora personalmente

Este argumento se puede convertir en un silogismo categórico y quedará expuesto un error de este
argumento. La primera premisa se convierte en:

Premisa Mayor: Todos los casos donde las Escrituras hablan de “el don de ________” son
casos donde el ______________ mora personalmente

Premisa Menor: Hechos 2:38 es un caso donde las Escrituras hablan de “el don de
__________”

Conclusión: Hechos 2:38 es un caso donde el _______________ mora personalmente

Por supuesto, este argumento se puede aplicar a Jn. 4:10; Hch. 8:20 y Ef. 4:7. Esto significaría que
tanto Dios el Padre como Jesús deben morar personalmente.

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EL TIPO DE LENGUAJE UTILIZADO

En el Capítulo Dos en la sección titulada “Pasajes que usan la palabra Dios en el plural”, se expuso
que la regla general de interpretación es interpretar el lenguaje literal como lenguaje literal. El
lenguaje no debe considerarse figurativo sin una buena causa (Gráfica 1). Esta regla se expone en
muchos de los escritos concernientes a este tema. Estos demandan con justa razón que el lenguaje
de Ro. 8:9-11 debería considerarse literalmente respecto al orden normal de eventos. Además,
exigen que aquellos que afirman que el lenguaje es figurativo prueben su aseveración. Este autor
concuerda con estas demandas y, de la misma manera, hace la misma demanda a aquellos que
interpretan Hechos 2:38.

La interpretación de Hechos 2:38 en cuanto a que el Espíritu Santo es el don requiere que el lenguaje
sea figurativo, una metáfora. Esta es la misma figura de lenguaje empleada por el Señor cuando dijo:
“Yo soy el camino” (la vía- Jn. 14:6). ¿Cuál razón se puede dar para que la palabra “don” sea una
metáfora? Ninguna de las razones dadas en el Capítulo Dos es aplicable a este versículo. Por lo tanto,
de las dos alternativas: (1) lenguaje literal en el cual el Espíritu Santo es el don, o (2) lenguaje
figurativo donde el Espíritu Santo sería un don, la primera es la única interpretación razonable
(Gráfica 1). La única razón que puede darse para la interpretación figurativa es que esto contradice
su interpretación de que el Espíritu Santo es un don, lo cual evade la cuestión.

Generalmente se acepta que sólo puede haber una interpretación literal de una palabra o expresión.
Que una palabra tenga dos significados literales sería ambiguo. Webster define ambiguo como
“Dudoso o incierto, especialmente con respecto al significado; que tiene a interpretarse de dos
maneras posibles” (p. 27). Por lo tanto, se sigue que alguien no puede argumentar ambas
interpretaciones del don de Hechos 2:38 son lenguaje literal sin implicar que Dios habló de una
manera ambigua.

Incluso Thayer y Arndt y Gingrich admiten que la interpretación de que el Espíritu Santo es un don
es una metáfora. Thayer dice: “metaf.… la abundante concesión del Espíritu Santo” (p. 201). Arndt
y Gingrich declaran: “fig. … del Espíritu Santo” (p. 246). De hecho, estos lexicógrafos afirman que
pasajes tales como: Hch. 2:17, 2:33, 10:45; Tito 3:6 y Ro. 5:5 son figurativos. Por supuesto, ellos
están actuando como comentaristas, no como lexicógrafos, cuando interpretan pasajes de la
Escritura.

La interpretación literal de Hechos 2:38 elimina toda la sección B en el primer párrafo de


consideraciones adicionales. Esto nos deja A-1-a, A-2-a y A-2-b como las únicas alternativas.

Aquellos que enfatizan a los demás este principio de interpretación en Ro. 8:9-11 y no lo aplican a
otros pasajes tales como: Hch. 2:38; 10:45; Ef. 1:13-14 y 2 Cor. 1:21-22, son culpables de la falacia
de inconsistencia (alegato especial).

LA CONSISTENCIA DEL LENGUAJE


El principio de la consistencia del lenguaje fue desarrollado en el Capítulo Seis (comp. Gráfica 26). El
lenguaje de la Escritura es normalmente consistente, es decir, una palabra o expresión se debe
entender generalmente como una que tiene el mismo significado en todos los casos donde aparece.
Una vez que se ha definido una expresión, generalmente esa es la definición que debe aceptarse en
otros pasajes. Esto es particularmente cierto si la expresión es utilizada por el mismo autor u orador.

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Alguien que afirme que una expresión tiene dos significados diferentes está en la obligación de probar
su afirmación.

Si se expone una interpretación, que está en armonía con las Escrituras, la cual explica un pasaje y
mantiene la consistencia del lenguaje, esta interpretación debe ser la preferida. Este autor expondrá
una interpretación de la expresión “el don del Espíritu Santo” que mantiene la consistencia del
lenguaje y que está en armonía con las demás cosas que enseña el Santo Escrito.

La expresión “el don del Espíritu Santo” se encuentra únicamente en Hechos 2:38 y 10:45. Hechos
10:45 fue discutido en el Capítulo Diez. Todos los puntos establecidos en la sección previa en cuanto
al tipo de lenguaje son aplicables a Hechos 10:45. El don de Hechos 10:45 se refiere a la concesión
de poderes para realizar milagros. Si el don de Hechos 10:45 es la morada del Espíritu Santo y es el
sello de nuestra condición como hijos, entonces Cornelio fue hijo de Dios sin bautismo (comp. Hch.
10:45-48). Ya que el don de Hechos 10:45 es milagroso, y el lenguaje de la Escritura es consistente,
el don de Hechos 2:38 también debe ser milagroso.

LA EXCLUSIÓN Y EL ALCANCE DE LA DECLARACIÓN

Ninguna declaración (promesa, mandamiento, prohibición, etc.) es aplicable a más personas de las
que están especificadas, a menos que el lenguaje de las Escrituras implique que hay una aplicación
más amplia. La universalidad de una declaración debe estar basada o en una implicación de
universalidad o en una declaración que sea universal. Fallar en aplicar este principio es la “raíz
principal” de la defensa de la realización de milagros en el siglo XXI.

La ley de la exclusión descarta todo aquello que no está específicamente incluido en esta promesa.
Ya que el don del Espíritu Santo no fue prometido a otros que no sean personas del primer siglo
(Hch. 2:38 y 10:45), uno debe inferir la universalidad de otras declaraciones. La mayoría de los que
afirman que el don es para todos los cristianos afirman su universalidad basándose sólo en la
aseveración de que el don es equivalente a la promesa de Hechos 2:39.

Algunos hacen el argumento falaz de que ya que el bautismo y el arrepentimiento de Hechos 2:38
son universales, el don también debe ser universal. Para poder evaluar la validez de este argumento,
el argumento será expuesto en un silogismo. Ya que la premisa menor y la conclusión han sido dadas,
es una cuestión simple reproducir la premisa mayor. El silogismo que expone este es:

Premisa Mayor: Todas las declaraciones que están vinculadas con declaraciones universales
son declaraciones universales

Premisa Menor: La declaración “el don del Espíritu Santo” es una declaración que está
vinculada con declaraciones universales. (Arrepentimiento y bautismo)

Conclusión: La declaración “el don del Espíritu Santo” es una declaración universal

Se probará que el silogismo es incorrecto probando que la premisa mayor es falsa. Este argumento
se aplicará a Hechos 22:16.

Premisa Mayor: Todas las declaraciones que están vinculadas con declaraciones universales
son declaraciones universales

Premisa Menor: La declaración “levántate” es una declaración que está vinculada con una
declaración universal. (Bautismo)

Conclusión: La declaración “levántate” es una declaración universal

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La conclusión inevitable es que uno debe levantarse antes del bautismo si la premisa mayor es
verdadera. Ya que la mayoría de los cristianos sabe que esto no aplica a todas las personas, ellos
entenderán que la premisa mayor debe ser falsa. Esta misma línea de razonamiento se aplica a
Marcos 16:15-20, por parte de los pentecostales. Esta misma línea de razonamiento podría aplicarse
a Hechos 2:17-21 por parte de los pentecostales (la salvación es para todos los tiempos; por lo tanto,
los dones son para todos los tiempos).

LOS CASOS EN GRIEGO

Se presentan varios argumentos basados en el lenguaje original de Hechos 2:38. Se utilizan varias
expresiones que tienden a confundir la mente del lector que no sabe griego. Primero, algunos hablan
del genitivo de aposición1 lo cual simplemente significa que las palabras “del Espíritu Santo” son
una explicación de la palabra “don”. Segundo, algunos hablan del genitivo objetivo lo cual significa
que el Espíritu Santo es el don. “El Caso Genitivo se describe como objetivo cuando el sustantivo en
el genitivo es el nombre del objeto de la acción indicada por la palabra de la cual depende” (Nunn,
p. 43). Y, tercero, algunos hablan del genitivo subjetivo donde el don es algo dado por el Espíritu
Santo. “El Caso Genitivo se describe como subjetivo cuando el sustantivo en el genitivo es el nombre
del sujeto de la acción indicada por la palabra de la cual depende” (Nunn, p. 42). Este autor
argumentó que esto se encontraba en el caso ablativo en el Capítulo Diez. El ablativo y el genitivo
subjetivo tienen el mismo resultado final. Los gramáticos del griego admiten que es una cuestión de
contexto determinar cuál de estas cuatro es la interpretación correcta.

Los casos del genitivo subjetivo y del caso ablativo ambos implican lenguaje literal; mientras que, el
genitivo objetivo y el genitivo de aposición ambos implican el uso de una metáfora. Ya que se ha
establecido que el lenguaje es literal, esto debe tratarse de o de un genitivo subjetivo o de un caso
ablativo. El resultado final es el mismo y realmente no importa cuál de estos dos sea el correcto.

La cuestión respecto al por qué las principales versiones traducen Hechos 2:38 en el genitivo en lugar
de como un caso ablativo es un problema que molesta a algunas personas. Ya que un traductor no
debería intentar interpretar un pasaje, sino que debería traducirlo al otro idioma y dejar que el lector
lo interprete, los traductores deberían respetar esa línea y traducir la expresión “del Espíritu Santo”
( ´ ). El argumento para el caso ablativo en Hechos 2:38 es contextual, no
gramatical, y es el trabajo del comentarista determinarlo. Los argumentos para el caso ablativo en
pasajes tales como Hch. 2:17; Jn. 3:5 y 1 Jn. 3:24 son gramaticales. Los traductores erraron cuando
los tradujeron como casos genitivos, aun cuando el caso genitivo permite la idea del ablativo. Esto
se sigue porque la construcción del idioma original no permitía las ideas ni del genitivo objetivo ni las
del genitivo de aposición en estos pasajes.

Algunos citan varias autoridades denominacionales en idioma griego quienes afirman que la expresión
“don del Espíritu Santo” es o genitivo de aposición o genitivo objetivo. ¿Citar a estas autoridades
define si el caso es genitivo de aposición o genitivo objetivo? ¡Ciertamente no! Cualquier autoridad
honesta del idioma griego admitirá que todo esto es una cuestión de interpretación y que no hay
nada en el texto de Hechos 2:38 que demande que sea genitivo de aposición, genitivo objetivo,
genitivo subjetivo o caso ablativo. La cita de estos comentaristas calvinistas como autoridades no es
otra cosa que una admisión implícita de que quien las cita como autoridad o es ignorante (le falta
erudición) o es deshonesto. El prejuicio de estas autoridades ha sido demostrado tanto en el Capítulo
Uno como en el Apéndice C2. Varias de estas autoridades demuestran que este autor está en lo
correcto cuando afirma que estas son simplemente opiniones de estas autoridades:

1
También conocido como “genitivo definitivo” o “genitivo epiexegético
2
A. T. Robertson admite prejuicio en Hechos 2:38 y hace una afirmación incorrecta sobre  en la p. 389

5
Aposición o Definición. Este es un uso muy simple del caso, pero no es una expresión
idiomática extremadamente común en el N. T., ya que los dos sustantivos pueden ponerse
fácilmente en el mismo caso… el Genitivo Subjetivo. Se puede distinguir del uso objetivo
solamente por medio del contexto (Robertson, pp. 498-499).

Generalmente es muy difícil decir si un sustantivo en genitivo es subjetivo u objetivo. Sólo el


contexto puede decidir el asunto (Nunn, p. 43).

Una palabra en el genitivo que modifica un sustantivo de acción puede sostener una de dos
relaciones con la idea de acción en ese sustantivo: 1) Puede denotar aquello que produce la
acción o 2) puede denotar aquello que recibe la acción. Solamente el contexto puede aclarar
cuál de estos significados se expresa en cierta construcción… si el sustantivo en el genitivo
produce la acción, es un genitivo subjetivo… Si el sustantivo en el genitivo recibe la acción,
es un genitivo objetivo (Vaughan&Gideon, pp. 34-35).

La idea del genitivo es sencilla y simple, pero puede aplicar a diferentes palabras y a
diferentes contextos. Un disparate de estudiantes es explicar el genitivo por la traducción
que resulta de estos diferentes contextos como distintas clases de genitivos, errando así en
la traducción resultante por la explicación filosófica e histórica del caso mismo. La raíz del
caso sigue siendo la misma. Considere   (Mat. 1:12). Todo lo que el
caso dice es que hubo una deportación babilónica, pero si fue hacia Babilonia o de Babilonia
o, si es caso ablativo, desde Babilonia, no lo sabemos por la forma del caso. La mención de
Jeconías en el versículo aclara, a partir de la historia del Antiguo Testamento, que fue una
deportación del pueblo de Judá hacia Babilonia y no desde Babilonia (por eso es genitivo, no
ablativo). El genitivo no significa hacia, pero es la idea resultante. Es difícil hacer una
agrupación satisfactoria de los usos de un caso con tantas posibles combinaciones en detalle
y el análisis más sencillo es el mejor… Genitivo subjetivo u objetivo. Aquí nuevamente no es
el caso lo que determina el punto, sino la relación de las palabras las unas con las otras…
Los ejemplos de ambos tipos son innumerables. Cada ejemplo se decide por su propio
contexto. En sí mismo el genitivo no es ni subjetivo ni objetivo (Robertson & Davis, pp. 225-
228).

Genitivo Subjetivo, es decir, el genitivo que indica quién es el sujeto desde el cual se origina
la acción, acción separada de él, y (b) Genitivo Objetivo, es decir, el genitivo que indica el
objeto del verbo representado por la palabra que lo gobierna… no hay una distinción formal
(como lo indica Moulton, p. 72) entre estos dos usos… (Moule, pp. 39-40).

En cuanto al genitivo, los lectores de Winer difícilmente necesitarán recordar que llamar al
caso “el incuestionable caso-desde-dónde” es un proceder absolutamente obsoleto. El
genitivo griego es sincrético (comp. p. 61); y el ablativo, el único caso que responde al “caso
que procede de, o desde” de Winer es responsable de parte de los usos del genitivo en los
cuales éste apareció. La mayoría de las divisiones ordinarias del caso todavía las encontramos
en un uso extenso. El gen. objetivo es muy prominente, y generalmente la exégesis ha
discutido la aplicación de éste o de la etiqueta subjetiva a una frase particular. Es muy bueno
recordar que en el griego esta cuestión es enteramente una cuestión de exégesis, no de
gramática (Moulton, p. 72).

El lector debería notar que estas autoridades admiten que la determinación de si una forma genitiva-
ablativa es una de estas cuatro interpretaciones es algo que se basa en el contexto. Esto significa
que no es una cuestión ni de gramática ni de sintaxis, sino una cuestión teológica (una cuestión de
exégesis). Este es el por qué a los hermanos les falta erudición cuando van a estas autoridades
calvinistas para aprender su exégesis de estos pasajes. Este autor está convencido de que Robertson

6
y Davis están en lo incorrecto cuando dicen “fue una deportación del pueblo de Judá hacia Babilonia
y no desde Babilonia…” El problema con esta interpretación es que ellos descuidan su propio consejo
“el análisis más sencillo es el mejor”. Se interpretó razonablemente como una deportación “de
Babilonia”. Simplemente se puede decir que los babilonios habían llevado a cabo la deportación (era
una deportación de y por Babilonia). El lector debería notar cuidadosamente que Robertson y David
usan el contexto para determinar si es un genitivo de aposición, un genitivo subjetivo, un genitivo
objetivo o un ablativo (no apelan a las reglas de la gramática).

Aquellos que aseveran que citar estas autoridades ha demostrado su caso deberían responder por
qué algunas de sus autoridades dicen que es un genitivo de aposición y otras dicen que es un genitivo
objetivo. Sus propias autoridades (testigos) no se ponen de acuerdo entre sí (una prueba de que no
hay una regla clara para determinar la respuesta a esta duda). Aquellos que citan estas autoridades
no se han percatado del hecho de que sus autoridades no concuerdan entre sí. Completemos el
siguiente argumento:

Premisa Mayor: Todas las A son casos del genitivo de aposición

Premisa Menor: La forma genitivo-ablativo de Hechos 2:38 es A.

Conclusión: La forma genitivo-ablativo de Hechos 2:38 es un caso del genitivo de aposición

Lo que estos hermanos necesitan hacer es dar el término medio (A) de este argumento lo cual
establecerá conclusivamente su afirmación. Si ellos no pueden darlo, ¡son irracionales al continuar
afirmando la conclusión (de arriba)! Si esto no fuera tan serio, sería divertido observar a hombres
con títulos universitarios avanzados hacer argumentos tan irracionales y desprovistos de erudición.

Al estudiar con los gramáticos el genitivo de aposición debería notarse que casi sin excepción ellos
citan objetos inanimados (o citan objetos que no son humanos) como ejemplos del genitivo de
aposición, siendo su principal excepción los pasajes relacionados con el Espíritu Santo. Los típicos
pasajes que se citan son: Mat. 13:31, 16:4; Jn. 2:21; Hch. 11:5, 16:14; Ro. 4:11; Filp. 2:1; 2 Pe.
2:6; Apo. 2:10, etc. Jonás no es la señal (Mat. 16:4), sino que ésta era una señal “de Jonás” o
relacionada con Jonás. Jesús utilizó lenguaje literal (Lc. 11:29) luego por metonimia Él dijo que Jonás
era la señal (Lc. 11:30).

El lector debería notar que la mayoría de estos pasajes citados están igualando un objeto inanimado
(algo no humano) igual a otro objeto inanimado (algo humano). El argumento, por analogía, donde
un objeto inanimado está en aposición por una persona es una analogía pobre. (La analogía es de
una naturaleza diferente y su analogía no prueba su caso). Recuerde que lo que sea cierto del objeto
inanimado (algo no humano) no necesariamente es cierto cuando se mezclan objetos inanimados
con personas. Lo siguiente es una breve discusión del razonamiento de las analogías:

El razonamiento analógico es el razonamiento que depende de la comparación de casos. Si


los casos son lo suficientemente similares, la decisión lograda al final es usualmente buena;
pero si no son lo suficientemente similares, la decisión podría no ser buena. Cuando un
razonamiento así se expresa en palabras, el resultado es un argumento de analogía. Los
argumentos de analogía simples tienen la siguiente estructura:

La Entidad A tiene los atributos a, b, c y z.

La Entidad B tiene los atributos a, b, y c.

Por lo tanto, la Entidad B probablemente tenga también el atributo z (Hurley, p. 450).

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ARGUMENTOS CONTEXTUALES PARA EL CASO ABLATIVO

En el Capítulo Diez se presentaron extensos argumentos a favor del caso ablativo en Hechos 10:45.
El lector debería revisar estos puntos para poder refrescar su memoria.

La palabra griega , que se tradujo “recibiréis” en Hechos 2:38, generalmente conlleva la
idea ablativa. Esta palabra se emplea aproximadamente 266 veces en el Nuevo Testamento griego.
Ésta tiene las preposiciones: , , ,  y , que únicamente toman el caso ablativo, en
33 casos. Tiene la preposición  y  que toman el caso genitivo en siete ocasiones. Tiene la
preposición  que puede tomar el caso ablativo o genitivo en dos ocasiones. Robertson admite que
 toma los casos ablativo y genitivo (p. 570). Summers pone  en la lista de preposiciones que
toman los casos ablativo y genitivo (p. 31). La palabra  tiene la construcción ablativa por lo
menos en otros tres casos. Robertson y Davis escriben respecto al caso ablativo “Con Verbos. No es
tan frecuente como con el acusativo, genitivo y dativo y, sin embargo, hay indudables ejemplos en
abundancia donde es predominante la idea de origen o separación” (p. 234). Ya que la palabra
 (recibir o tomar) tiene la “idea de origen” o quizás de “separación”, prácticamente es seguro
que tome el caso ablativo.

VERBOS QUE TOMAN EL CASO GENITIVO

El verbo traducido recibiréis, en Hechos 2:38,  se usa con el ablativo repetidamente, ¿pero
hay algún precedente donde se usó con el caso genitivo? Considere cómo se usa el genitivo:

Con Verbos: “Con verbos el genitivo significa esto y no otro, mientras el acusativo con verbos
significa esto y nada más” (Broadus). Por esto es muy común con los verbos cuando se hace
una distinción como esta. Algunos verbos usan naturalmente el genitivo, algunos el acusativo
(vea la discusión previa del acusativo), algunos el uno y algunos el otro. De esta manera los
verbos de sensación pueden tener el genitivo… Estos son ejemplos sencillos del gran número
de verbos de emoción y sensación que usan el genitivo… algunos verbos usan el genitivo
como resultado de  en la composición… (Robertson & Davis, pp. 230-231)

Algunos verbos — por ejemplo, aquellos que expresan sensación o percepción (, oír;
, probar; , tocar; etc.); emoción e interés (, compadecerse;
, desear; , despreciar; etc.); compartir (, participar de, compartir
en; , participar de; etc.); y sucesivamente — tener un significado que está
relacionado con la idea raíz del caso genitivo. Esos verbos pueden tomar su objeto directo
en el genitivo, en lugar de hacerlo en el acusativo. (Vaughan & Gideon, p. 36).

Los verbos que toman el caso genitivo son en su mayoría verbos de contacto o de sujetar
(tales como , yo toco); de percepción y de sentir (tales como , yo oigo: toma
el genitivo de la persona que escucha y el acusativo de la cosa escuchada); de recordar y de
olvidar; de emoción y acusación; o de gobernar o sobrepasar (tales como , yo gobierno).
(Powers, p. 130).

Esta sección no fue colocada en este capítulo como prueba de que  se usa con el caso
ablativo, sino para demostrar que no hay evidencia contraria a la afirmación de que se usa con el
caso ablativo. Este autor no puede encontrar evidencia contraria que se oponga a esta afirmación de
que  inherentemente toma el caso ablativo. El verbo  no encaja en el tipo de verbos
que estas autoridades griegas afirman que van con el caso genitivo y  va con el tipo de
verbos que estas autoridades dicen que van con el caso ablativo. Esta es una evidencia fuerte porque
la teología calvinista de estas autoridades requiere que  vaya con el caso genitivo (el don
de Hechos 2:38 debe ser el Espíritu Santo).

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RAZONAMIENTO ENDEBLE

Muchos reconocen que Hechos 2 no mencionar la fe o la confesión como requisitos para el perdón
de pecados. La mayoría de los cristianos reconoce que Hechos 2 no da explícitamente el plan de
salvación completo. Ya que la confesión es un requisito en otros pasajes (Mat. 10:32 y Ro. 10:9-10),
los cristianos enseñan correctamente que esta es una parte del plan de salvación. ¿Por qué estos
hermanos no reconocen, también, la posibilidad de que el don del Espíritu Santo pueda tener otros
requisitos antes de que pueda ser recibido? El hecho de que Lucas no registre a Pedro diciendo que
el don era condicional, y que la condición era la imposición de manos de los apóstoles, eso no prueba
que él no lo haya dicho o enseñado, así como sucedió con los requisitos de la fe y la confesión. Pedro
habló muchas palabras que no fueron registradas (Hch. 2:40). La siguiente gráfica explica este punto:

Creer → Arrepentirse → Confesar → Bautizarse → Imposición de manos apostólicas → don

La aseveración de que el don se recibe después del perdón de pecados (es decir, la morada del
Espíritu Santo o la bendición de ser cristiano, etc.) da en el punto de que en Hechos 2 no se exponen
todas las condiciones. Oír, creer y confesar no se mencionan en Hechos 2. Por lo tanto, aquellos que
objetan a esta interpretación porque Lucas no registró a Pedro diciendo que los apóstoles debían
imponer sus manos sobre las personas en Pentecostés, no pueden sostener consistentemente esta
objeción. Esto se sigue porque ellos permiten que se requiera fe y confesión, aun cuando Lucas no
menciona estas dos condiciones en Hechos 2.

Muchos de los que defienden que el don del Espíritu Santo (Hechos 2:38) es una morada personal
del Espíritu Santo son culpables de la falacia de negar el antecedente (comp. Apéndice A). su
argumento básico es:

Primera Premisa: Si el apóstol Pedro hubiera dicho explícitamente que el don del Espíritu
Santo venía mediante la imposición de manos de los apóstoles, entonces el don del
Espíritu Santo vino mediante la imposición de manos de los apóstoles.

Segunda Premisa: El apóstol Pedro no dijo explícitamente que el don del Espíritu Santo
vino mediante la imposición de manos de los apóstoles.

Conclusión: Por lo tanto: el don del Espíritu Santo no vino mediante la imposición de
manos de los apóstoles.

El apóstol Pedro dijo un montón de cosas que no fueron escritas (Hch. 2:40—comp. Vol I, 1era ed.,
pp. 254-255). Adicionalmente, se va a establecer que la promesa era condicional, en la siguiente
sección de este Capítulo. El siguiente silogismo categórico expone el argumento requerido para
establecer que las Escrituras implícitamente enseñan que la expresión el don del Espíritu Santo
es para todos los cristianos:

Premisa Mayor: Todas las A son expresiones que las Escrituras enseñan implícitamente que
son para todos los cristianos.

Premisa Menor: La expresión el don del Espíritu Santo es una A.

Conclusión: La expresión el don del Espíritu Santo es una expresión que las Escrituras
enseñan implícitamente que es para todos los cristianos.

Todos aquellos que afirman que Hechos 2:38 es un pasaje que enseña implícitamente que todos los
cristianos reciben el don del Espíritu Santo lo que necesitan hacer para completar su argumento
es identificar el término medio (A). Ellos son irracionales (han rechazado la ley de la racionalidad) al
afirmar la conclusión sin dar un término medio que sustente su conclusión.

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Muchos de los que enseñan la morada personal del Espíritu Santo son culpables de utilizar una
analogía incorrecta. La analogía usual es: Si a alguien se le prometió un regalo de $100, él esperaría
recibir $100 como regalo. Por lo tanto, el don del Espíritu Santo debe ser el Espíritu Santo como
don. El problema con esta analogía es que esta hace que un objeto inanimado ($100) sea paralelo a
una persona (el Espíritu Santo). Una mucho mejor analogía es: Si a alguien se le prometió el regalo
de John Doe, él no esperaría recibir a John Doe como regalo. En esta segunda analogía John Doe
(una persona) se convierte en algo análogo al Espíritu Santo (una persona). La falacia de este
argumento está en el uso de una analogía figurativa. Freeley dice: “El defensor de esto debe recordar
que únicamente las analogías literales pueden utilizarse para establecer una prueba lógica. Las
analogías figurativas son útiles como ilustraciones, pero no tienen fuerza demostrativa” (p. 150).

Este autor no ha sido capaz de encontrar o en el griego o en el inglés a la expresión “don de


_________ (donde el espacio tiene el nombre de una persona) siendo un genitivo aposicional (la
persona siendo el don). En cada pasaje que este autor ha encontrado la expresión “el don de
_________” (donde el espacio tiene el nombre de una persona ), tanto en las Escrituras como en la
literatura inglesa, ésta se refiere a un regalo de parte de esa persona. La expresión “don de
_________” (donde el espacio tiene el nombre de un objeto inanimado ) casi siempre significará que
el objeto es el don.

Pero alguien puede responder citando a Thayer: “con el genitivo epiexegético de la cosa dada, a
saber,  ´ , Hechos ii.38; x.45…” (p. 161). Desde luego que este es un mal uso de
Thayer porque él no es un lexicógrafo cuando comenta sobre la Escritura, sino un comentarista
denominacional. Thayer era un unitario y no creía que Jesús es Deidad ni creía que el Espíritu Santo
es una persona. Thayer dice: “Si Cristo es llamado Dios debe determinarse de la lectura de Jn. i.1;
xx.28; 1 Jn. V.20; Ro. ix.5; Tito ii.13; Heb. i:8; etc.; el tema aún está bajo disputa entre los teólogos…”
(p. 287). Thayer llama repetidas veces “eso” al Espíritu Santo, en lugar de usar “él” (pp. 521-523).
Es sorprendente que hermanos con títulos universitarios avanzados no hayan aprendido a analizar
críticamente el material que leen para enterarse si el autor es alguien que no está prejuiciado, pero
que puede estar equivocado. No es extraño que Thayer hablara del Espíritu Santo como algo que se
da, ya que Él no cree que el Espíritu Santo sea una persona. Esta también es una doctrina de los
Testigos de Jehová.

LA PROMESA DE HECHOS 2:39

Debido a que gran parte de la confusión acerca del don del Espíritu Santo está enfocada alrededor
de la identificación de la promesa del versículo 39, es vital que consideremos la promesa. El siguiente
bosquejo será de ayuda en este estudio:

1. La promesa es igual al don del versículo 38

a. El don es milagroso

b. El don no es milagroso

2. La promesa no es igual al don del versículo 38 (es la promesa abrahámica o alguna otra).

Antes de proseguir, se determinará si hay algo en el versículo 39 que demande que la promesa sea
para todos los tiempos. Muchos hermanos asumen que el lenguaje garantiza una aplicación universal.
Debe reconocerse que la expresión y para todos los que están lejos no es más amplia en alcance
que la expresión toda carne en el versículo 17. Por lo tanto, el argumento dado en el Capítulo Diez
aplica aquí. Esta expresión se usa para referirse a los gentiles en Ef. 2:12 y 2:36. Por lo tanto, la

10
universalidad de esta promesa debe basarse en una inferencia de la expresión para tantos como
el Señor nuestro Dios llame.

La expresión para tantos como (ὃς ἂν) se encuentra en Mat. 7:12, 21:22, 22:9, 23:3; Mr. 3:28,
6:11, 56; 11:24; Lc. 9:5; Jn. 11:22, 16:13, 23; Hch. 2:39, 3:22 y Apo. 13:15. Una expresión casi
idéntica (ὅσα ἐὰν) se encuentra en Mat. 18:18 (dos veces) y Apo. 3:19. La palabra ὅσα se
encuentra unas 108 veces en el Nuevo Testamento griego. La palabra ὅσα es:

Un adjetivo relativo correspondiente a lo demost.  o expresado o entendido… se


usa a. en cuanto a un espacio [tan grande como]… b. en cuanto a abundancia y multitud;
tantos, tantos como, cuánto, igual que; … c. en cuanto a importancia ὅσα cuán grandes
cosas, es decir, qué extraordinario … d. en cuanto a medida y grado, en oraciones
comparativas … [Thayer, pp. 456-457].

Un pronombre demostrativo siempre señala un subgrupo dentro de un grupo mayor. La palabra


“correspondiente” significa “tener o participar en la misma relación (en cuanto a clase, grado,
posición, correspondencia o función) especialmente con respecto a lo mismo o a totalidades”
(Merriam Webster, p. 260). Ya que ésta corresponde a un pronombre demostrativo, toma la misma
función que la de un pronombre demostrativo (siempre señala a un subgrupo dentro de un grupo
más grande). Este es claramente el significado de esta palabra en varios pasajes del Nuevo
Testamento donde se usa (comp. el pasaje referido arriba). Esto significa que el llamado de Hechos
2:39 no era el llamado del evangelio.

Primera Premisa: Si todas las personas en el mundo son llamadas por el llamado del evangelio
y el llamado de Hechos 2:39 era igual al llamado del evangelio, entonces el llamado de
Hechos 2:39 era para todas las personas en el mundo

Segunda Premisa: Este llamado de Hechos 2:39 no era para todas las personas en el mundo.
(Negando la consecuente de la implicación de la palabra (ὃς ἂν) [modus tollens]

Conclusión: No es cierto que todas las personas sean llamadas por el llamado del evangelio,
pero que el llamado de Hechos 2:39 era igual al llamado del evangelio

Se aconseja al lector revisar los silogismos conjuntivos y disyuntivos en el Apéndice A. Si una de las
dos partes de una conclusión que está unida por la conjunción “y” es falsa, la conclusión es falsa. Ya
que es cierto que la conclusión es falsa, o una de las dos o ambas de estas dos partes de la conjunción
debe ser falsa. Las dos partes son:

Primera parte de la conjunción: “Todas las personas en el mundo son llamadas por el llamado
del evangelio”

Segunda parte de la conjunción: “El llamado de Hechos 2:39 era igual al llamado del
evangelio”

La primera parte es cierta (2 Tes. 2:14), por lo tanto, la segunda parte debe ser falsa. (Por lo tanto,
el llamado de Hechos 2:39 no era igual al llamado del evangelio). Hechos 2:39 enseña que todas las
personas en el mundo estén sujetas al llamado de Hechos 2:39. Además, esto demuestra que no se
les prometió a todas las personas el don del Espíritu Santo (la promesa de Hechos 2:38-39). El
próximo párrafo provee confirmación adicional de este punto.

La palabra  que se traduce “llame” está en el modo subjuntivo. Lo siguiente expone
la función del modo subjuntivo:

11
En el estudio gramatical el modo se define como la afirmación de la relación de la acción con
la realidad. ¿La acción realmente está tomando lugar, o es solamente potencial? Esta cuestión
introduce los dos modos básicos en cualquier idioma: lo real y lo potencial… En otras
palabras, la acción que es vista por el orador tan real como se expresa por el modo indicativo;
la acción que es vista por el orador como posible, contingente bajo ciertas condiciones, se
expresa por uno de los modos potenciales. (Summers, pp. 106.107).

Esta palabra  ( o  en el N. T. [Está palabra siempre está en


la voz media en el N. T.] se usaba para aquellas personas que eran llamadas para un oficio en Hch.
13:2 y 16:10. Esta palabra no se aplicó al llamado del evangelio en ningún pasaje, a menos que lo
haga en Hechos 2:39. La palabra  se usa para el llamado del evangelio (comp. 2 Tes. 2:14).
Esta palabra significa “llamar para, convocar, invitar… llamar para la realización de una cosa,
designar” (The Analytic Greek Lexicon, pp. 349-350) y “llamar para una tarea u oficio especial” (Arndt
& Gingrich, p. 722). Esta palabra se empleó en la LXX en Joel 2:32 los que el Señor llame (LBLA).
El hebreo parece indicar que los llamados de Joel 2:32 son una parte del remanente, no todo el
remanente. Esto se podría explicar de dos maneras: (1) diciendo que el remanente en cuestión son
los judíos que no fueron asesinados, sino que fueron llevados a la cautividad (2) o diciendo que este
remanente incluye a todos los judíos fieles que obedecieron el evangelio y que los llamados son
aquellos a los que se les dieron dones espirituales. Por lo tanto, es del todo posible que Pedro
pretendiera referirse a la promesa de Joel en el versículo 39. Cinco factores muestran que esto es
posible: (1) el uso del modo subjuntivo para el llamado, (2) el uso de esta palabra para indicar que
es un llamado “para una tarea u oficio especial” (Arndt & Gingrich, p. 722), (3) el hecho de que la
expresión todos los que están lejos se refiera a los gentiles, (4) “La partícula  … implica duda o
indeterminación. Su sola presencia en una oración indica falta de certeza de parte de aquel que la
está usando” (Dana; Mantey, p. 288) “ es una palabra que no se puede traducir, cuyo efecto es
hacer que una declaración sea contingente cuando en otro caso sería definida” (Metzger, p. 10), y
(5) el uso de la expresión para tantos como (ὃς ἂν) en Hechos 2:39.

La identificación de la promesa del versículo 39 es, en gran parte, dependiente de lo que uno ve en
el versículo 38. Por ejemplo, si alguien defiende que el principal tópico es la salvación (perdón de
pecados), él podría asegurar que las palabras “y recibiréis el don del Espíritu Santo” son una oración
parentética. Luego puede decir que Pedro en el versículo 39 vuelve al tópico principal de la discusión
—la salvación.

La interpretación de que la promesa se refiere a la profecía de Joel de Hechos 2:17-21 no puede


descartarse como una posibilidad como ha sido demostrado en la discusión previa. Este autor
considera que probablemente esta interpretación sea la más adecuada por las siguientes razones:

1. El tema más cercano que está relacionado con una promesa del Antiguo Testamento es el
don (los dones milagrosos de Joel 2).

2. La palabra promesa tiene el artículo definido lo cual se usaba generalmente “para denotar
una referencia previa” (Dana; Mantey, p. 141).

3. La palabra traducida llame está en el modo subjuntivo indicando posibilidad y no certeza


de llamado.

4. Esta misma palabra griega se usa en Joel 2:32 (LXX) para referirse a poderes milagrosos.

5. Esta es la única interpretación que se deriva del contexto inmediato.

6. La presencia de la partícula griega  en el versículo 39.

12
7. El uso del adjetivo relativo ‘ (para tantos)

Este autor está convencido de que la promesa más importante de las Escrituras es la promesa
abrahámica de Gén. 12:1-3. Esta promesa se discute más que cualquier otra promesa en la palabra
de Dios. Se hace referencia a esta promesa en los siguientes pasajes: Hch. 13:23, 32, 26:6-7; Ro.
4:13, 16; 9:8-9; Gál. 3:16, 4:28; Ef. 3:6; Heb. 6:13, 17 y 10:23. Si se aplica el principio de la
consistencia del lenguaje a la promesa de Hechos 2:39, y uno toma en cuenta que la promesa
abrahámica es la promesa que se menciona más frecuentemente en las Escrituras, se puede apelar
a la idea de que la promesa de Hechos 2:39 es la promesa abrahámica. Este autor defendió esta
interpretación de Hechos 2:39 durante varios años. La promesa abrahámica no es la promesa
de Hechos 2:39 debido a los siete puntos expuestos arriba.

LA RAZÓN DEMANDA QUE EL DON DEL ESPÍRITU SANTO SEAN DONES MILAGROSOS

La impartición de dones milagrosos era necesaria para el cumplimiento de la voluntad de Dios (que
se predicara el evangelio tan pronto como fuera posible a tantas personas como fuera posible después
de Hechos 2). Hay varias razones para creer esta aseveración. El lector debería recordar que Dios no
le exige al hombre hacer algo que no puede hacer. Dios siempre le da al hombre la capacidad para
cumplir sus mandamientos. Es evidente que el cumplimiento de la gran comisión de predicar el
evangelio a todo el mundo era (y es) la voluntad de Dios (Mat. 28:18-20 y Mr. 16:15-16). Aquellos
que fueron bautizados en Hechos 2:38-41 no podrían cumplir este mandamiento sin tener o un Nuevo
Testamento escrito o dones milagrosos. Es evidente que ellos no poseían un Nuevo Testamento
escrito, por lo tanto, debían poseer dones milagrosos. El siguiente silogismo alternativo expondrá
este argumento:

Primera Premisa: O el Señor ordenó a la iglesia primitiva (entre Hechos 2 y Hechos 6) hacer
algo que ella era incapaz de hacer, o el Señor le dio a los que no eran apóstoles (entre Hechos
2 y Hechos 6) dones milagrosos.

Segunda Premisa: El Señor no ordenó que la iglesia primitiva hiciera algo que era incapaz de
hacer.

Conclusión: Por lo tanto, el Señor dio a los que no eran apóstoles (entre Hechos 2 y Hechos
6) dones milagrosos.

Cuando en la iglesia “alzaron unánimes la voz a Dios” (Hch. 4:24) ellos estaban pronunciando
una oración inspirada. Esta oración fue pronunciada, al unísono, por toda la iglesia. Ellos (la iglesia)
fueron llenos del Espíritu Santo (Hch. 4:31) o empoderados con dones milagrosos. Bernabé ya estaba
involucrado en la exhortación en Hechos 4:36. LBLA dice en una nota a pie de página “hijo de
exhortación”, lo cual implica que él ya estaba exhortando a la iglesia. Ya que a la iglesia se le exhorta
con la palabra de Dios (2 Tim. 3:16-17), Bernabé debió utilizar la palabra de Dios. En Hechos 4 no
existían las Escrituras del Nuevo Testamento; por lo tanto, Bernabé poseía un don milagroso. El
siguiente silogismo hipotético ilustra este argumento:

Primera Premisa: Si Bernabé exhortó a la iglesia sin un Nuevo Testamento escrito, entonces
Bernabé era alguien inspirado.

Segunda Premisa: Bernabé exhortó a la iglesia sin un Nuevo Testamento escrito.

Conclusión: Bernabé era alguien inspirado.

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Hay una manera de escapar de este argumento. De este argumento se puede escapar aseverando
que Bernabé estaba usando las Escrituras del Antiguo Testamento para exhortar a la iglesia. No las
estaría exponiendo de manera infalible (por inspiración) y pudo enseñarles un error (de la manera
en la que Apolos enseñaba error en Hechos 18:24-26) si él no estaba capacitado milagrosamente.
Esto crearía un absurdo donde los apóstoles permitirían que predicara un hombre que no contaba
con la guía infalible (sin don milagroso ni un Nuevo Testamento escrito) y teniendo ellos (los
apóstoles) el poder de concederle ese don.

A los discípulos se les requería propagar el evangelio tan rápido como fuera posible (Mat. 28:19-20;
Mr. 16:15-16, etc.). aquellos que enseñan la morada personal del Espíritu Santo y que niegan que
los discípulos entre Hechos 2 y Hechos 6 tenían dones milagrosos están implicando que a los
discípulos en la iglesia primitiva no se les pedió enseñar a otros durante varios años después de su
conversión. El siguiente silogismo prueba esta afirmación:

Primera Premisa: Si el Señor no dio dones milagrosos a los nuevos discípulos de Hechos 2
entonces los discípulos de Hechos 2 eran incapaces de propagar el evangelio.

Segunda Premisa: El Señor no dio dones milagrosos a los nuevos discípulos de Hechos 2.

Conclusión: Los nuevos discípulos de Hechos 2 eran incapaces de propagar el evangelio.

Es evidente que se necesitaban los dones milagrosos para poder cumplir la gran comisión. ¿Siguiendo
cuál línea de razonamiento supone alguien que se enviaría a aquellos que no eran apóstoles a lugares
tan distintos como los mencionados en Hch. 2:5, 9-12, etc., sin contar con un Nuevo Testamento ni
dones milagrosos? ¡Toda la línea de razonamiento que dice que a ellos no se les dieron dones es
irracional y antibíblica!

NOTAS SOBRE HECHOS 2:32-39

La impartición de dones milagrosos por la imposición de manos de los apóstoles era necesaria para
probar la autoridad de los apóstoles. Esto probaba que Jesús había resucitado (Hch. 2:32-33).

Jesús probó ser el Hijo de Dios mediante la resurrección (Ro. 1:4). Los apóstoles eran testigos de la
resurrección, elegidos de manera especial (Hch. 10:39-43). Los apóstoles eran embajadores del Rey
(2 Cor. 5:20). En Hechos 2, los apóstoles dieron su testimonio de la resurrección del Señor.

Esto probaba que los apóstoles tenían autoridad para perdonar pecados (Jn. 20:21-23). Solamente
Dios, o aquellos a través de quienes Él estaba hablando, pueden perdonar pecados. La gente (tanto
los judíos como los gentiles) tenían el derecho de esperar que Dios confirmara Su palabra con señales
(Mr. 16:20; Heb. 2:1-4, etc.). De hecho, los hijos de Israel tenían prohibido aceptar a cualquiera
como profeta a menos que él demostrara dos cosas. Primero, todo lo que enseñaran debía estar en
armonía total con las Escrituras que ellos poseían (Deut. 13:1-5). Segundo, el profeta debía mostrar
una señal o algún tipo de evidencia de que Dios estaba con él (Deut. 13:1-5 y 18:20-22).

Los apóstoles, en cada ejemplo de su predicación, hicieron dos cosas. Primero, ellos citaban la
Escritura del Antiguo Testamento para probar que todo lo que predicaban estaba en total armonía
con el Antiguo Testamento. Segundo, ellos realizaban milagros para probar (Mr. 16:20) que estaban
ungidos por el Espíritu Santo (Hch. 10:38 y 2 Cor. 1:21-22). Estos milagros eran su señal (Jn. 6:27;
2 Cor. 1:21; Ef. 1:13, 4:30 y 1 Cor. 9:2), demostrando que Dios estaba con ellos. Una vez que la
palabra de ellos era sellada (mediante las señales), su palabra era segura y se convertía en una
garantía (arras) de las promesas que ellos hacían (2 Cor. 1:21-22 y Ef. 1:13-14).

14
Notas acerca de Hechos 2 que Ayudan a Aclarar estos Puntos

Algunas palabras se usan para llegar a una conclusión y para conectar oraciones lógicamente. Las
oraciones condicionales en griego (comp. Apéndice A) también llevan a una conclusión, pero en un
formato lógico más formal (en la forma de un silogismo condicional o hipotético). La palabra griega
 es “inferencial… transicional, o continuativa… receptiva” [Dana y Mantey, pp. 252-255]. Ésta es:

Una conjunción que indica que algo se sigue necesariamente de otra cosa; [otros consideran
la fuerza primaria de la partícula como confirmatoria o continuativa, en lugar de ilativa…]. Pr
eso se usa para llegar a una conclusión y al conectar oraciones lógicamente: entonces, por
lo tanto, según esto, consecuentemente, siendo las cosas así” [Thayer, p. 463].

Considere el uso de esta palabra al analizar una porción de Hechos 2 (en los versículos 30, 33, 36 y
41).

Los Profetas Predijeron la Resurrección de Jesús en Hechos 2:30-31

Pedro obtiene una conclusión de la cita de David (Hch. 2:30-31) y la aplica a la resurrección del
Señor. Es evidente que la resurrección de Jesús fue profetizada en el Antiguo Testamento, en este
pasaje y en muchos otros.

Hechos 2:30-31 “Pero (), siendo profeta, y sabiendo que Dios le había jurado sentar en su trono
al fruto de sus lomos, 31. previéndolo, habló acerca de la resurrección del Mesías, que no fue
desamparado en el Hades, ni su carne vio corrupción”.

Note que el Señor es llamado “Mesías”. Los profetas, sacerdotes, reyes y jueces, todos eran
ungidos y Jesús sirve en todos estos roles. Esto probablemente enfatiza su condición de Rey. Esto
es evidente por la última parte del versículo 30 (sentar en su trono). Debido a que el trono de
David está en el cielo, Jesús tenía que resucitar y ascender para sentarse en el trono.

Los Profetas Predijeron el Derramamiento del Espíritu Santo – Hechos 2:32-33

Pedro vincula la cita del Salmo 16:8ss con Joel 2:28-32 y explica los eventos de ese día (Hch. 2:32-
33).

Hechos 2:32-33 “A este Jesús lo ha resucitado Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.
33. Así que (), exaltado a la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del
Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís”.

Como Rey, Él enviaría a sus embajadores a proclamar Sus leyes a sus súbditos. Sus embajadores (los
apóstoles) serían capacitados como profetas para revelar y confirmar su mensaje. Lo que fue
derramado era aquello que ellos veían y oían. Ya que ningún hombre ha visto a Dios, y que el Espíritu
Santo es Dios (Deidad), el Espíritu Santo no fue derramado. Este punto fue discutido en el Capítulo
Diez.

Los Profetas Predijeron el Reinado de Jesús – Hechos 2:34-36

Pedro vincula el reinado de Jesús con estos eventos (Hch. 2:34-36). Tanto el señorío de Jesús como
Su unción (profetas, reyes y sacerdotes, todos eran ungidos) se describen aquí.

Hechos 2:34-36 “Porque no subió David a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi diestra, 35. Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. 36. Sepa pues
() con certidumbre toda la casa de Israel, que a este Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios
lo hizo Señor y Mesías”.

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El énfasis está en el señorío de Jesús. Esto se puede relacionar con el hecho de que al ser el Señor
de David eso prueba Su Deidad (Mat. 22:41-45). Además, él enfatiza el hecho de que Jesús es el
Mesías (relacionándolo a su condición de Rey o de Sacerdote). Esta es una cita del Sal. 110:1 —
Varias cosas se enseñan en este salmo (versos 1-4). Primero, Jesús debía gobernar en medio de sus
enemigos (verso 2). Segundo, el pueblo del Señor se ofrecería voluntariamente (verso 3 — comp.
Ro. 12:1-2). Tercero, Jesús es un sumo sacerdote (verso 4). Y, cuarto, Su condición de Rey y de
Sacerdote probablemente son lo que se enfatiza en la palabra “Mesías” (Cristo —aunque también
conllevaría la condición de profeta de Dios).

Jesús es el Salvador de los que le Obedecen Voluntariamente – Hch. 2:37-41

Pedro enfatiza el hecho de que Jesús es nuestro Salvador. Esto implica que el hombre es culpable de
pecado y que necesita ser salvado. Además, esto implica que la ley de Moisés era insuficiente para
salvarlo.

Hechos 2:37-41 “Al oírlo entonces, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros
apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 38. Y Pedro a ellos: ¡Arrepentíos y sea bautizado cada
uno de vosotros en el nombre de Jesús el Mesías para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el
don del Espíritu Santo! 39. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos
los que están lejos; para cuantos llame el Señor nuestro Dios. 40. Y con otras muchas palabras
testificaba solemnemente y los exhortaba, diciendo: ¡Sed salvos de esta perversa generación! 41. Así
que (), los que recibieron su palabra, fueron bautizados, y en aquel día fueron añadidas como
tres mil personas”.

Note que el énfasis está en la palabra “Jesús” 3 (está delante de la palabra “Mesías” en el versículo
38). (Jesús significa “Salvador” [comp. Mat. 1:21]). Esto está en armonía con el contexto de la cita
del Salmo 110:1 (comp. Sal. 110:3 donde las personas se ofrecen voluntariamente). Este pasaje se
puede bosquejar a partir de estas palabras y del Salmo 110.

Un verdadero profeta siempre daría dos evidencias de que él era un profeta de Dios (Deut. 13:1-5 y
18:20-22). Todo lo que enseñaba estaba en armonía con las Escrituras que la gente poseía. Él
realizaría milagros que nunca tenían defectos o error. Pedro se está adecuando a los requisitos que
Dios expuso para que el pueblo aceptara a una persona como profeta (Deut. 13 y 18). Esto provee
al lector de una manera de bosquejar esta sección de la Escritura.

EL DON Y EL RAZONAMIENTO CIRCULAR

Es ampliamente reconocido que los ateos son culpables de razonamiento circular en sus intentos de
defender la doctrina de la evolución orgánica. Muchos predicadores son culpables de este tipo de
razonamiento en cuanto al don del Espíritu Santo. La siguiente serie de preguntas revelará esta
falacia:

1. Pregunta: ¿Qué es el don del Espíritu Santo? Respuesta: Es la morada personal del
Espíritu Santo.

2. Pregunta: ¿Cómo alguien sabe que la persona del Espíritu Santo mora en él? Respuesta:
Porque el Espíritu Santo mora personalmente.

3. Pregunta: ¿Cómo sabemos que el Espíritu Santo mora personalmente? Respuesta: Porque
Romanos 8:9 lo enseña así.

3
En el griego el orden de las palabras determina la prominencia de las palabras (siendo la primera la más
prominente) [comp. A. T. Robertson, pp. 417-425]

16
4. ¿Cómo sabe alguien que Romanos 8 enseña que el Espíritu Santo mora personalmente?
Respuesta: Porque a todos los cristianos se les promete el don del Espíritu Santo.

5. Pregunta: ¿Cómo sabe alguien que a todos los cristianos se les prometió el don del
Espíritu Santo? Respuesta: Porque Hechos 2:39 lo enseña así.

6. Pregunta: ¿Cómo alguien sabe que Hechos 2:39 enseña que a todos los cristianos se les
promete el don del Espíritu Santo? Respuesta: Porque el don de Hechos 2:38 es la
promesa de Hechos 2:39.

7. Pregunta: ¿Qué es el don del Espíritu Santo?

Todo lo que se necesita para desaprobar este razonamiento en círculo es romper uno o más de los
eslabones de la cadena de argumentación. Los argumentos de este autor no están encadenados
juntos, pero separados los unos de los otros sustentan el punto en cuestión.

Los defensores de la morada personal son culpables de evadir la cuestión. Esta es una forma de
razonamiento circular. Las siguientes son su premisa menor y su conclusión:

Premisa Mayor: Todas las “A” son “B”

Premisa Menor: Hechos 2:38 es un pasaje que se refiere al don del Espíritu Santo

Conclusión: Hechos 2:38 es un pasaje que enseña la morada personal del Espíritu Santo

La premisa mayor que haría válido el silogismo categórico anterior es: Todos los pasajes que se
refieren al don del Espíritu Santo son pasajes que enseñan la morada personal del Espíritu Santo.
El término “A” es: “pasajes que se refieren al don del Espíritu Santo”. El término “B” es: “pasajes
que enseñan la morada personal del Espíritu Santo”. El defensor de la morada personal debe aceptar
la conclusión de lo siguiente:

Premisa Mayor: Todos los pasajes que se refieren al don del Espíritu Santo son pasajes
que enseñan la morada personal del Espíritu Santo

Premisa Menor: Hechos 10:45 es un pasaje que se refiere al don del Espíritu Santo

Conclusión: Hechos 10:45 es un pasaje que enseña la morada personal del Espíritu Santo

Considere el siguiente argumento:

Primera Premisa: Si Hch. 10:45 es un pasaje que enseña la morada personal del Espíritu
Santo, entonces Cornelio tuvo la morada personal del Espíritu Santo antes del bautismo

Segunda Premisa: Hch. 10:45 es un pasaje que enseña la morada personal del Espíritu Santo
(conclusión del argumento previo)

Conclusión: Cornelio tuvo la morada personal del Espíritu Santo antes del bautismo

Esta conclusión tiene algunas implicaciones de largo alcance. El siguiente argumento revela algunas
de estas conclusiones:

Primera Premisa: Si Cornelio tenía la morada personal antes del bautismo y la morada
personal prueba que uno es salvo (como sello y arras), entonces Cornelio fue salvo sin el
bautismo

Segunda Premisa: Cornelio tenía la morada personal antes del bautismo

17
Conclusión: Cornelio fue salvo sin el bautismo

¡Algunos, en realidad, están afirmando esta conclusión (comp. Hch. 11:14)! Esta conclusión se
convertirá en la segunda premisa en el siguiente silogismo para demostrar la conclusión final de esta
línea de razonamiento:

Primera Premisa: Si Cornelio fue salvo sin bautismo, entonces el bautismo no es esencial para
la salvación

Segunda Premisa: Cornelio fue salvo sin bautismo

Conclusión: El bautismo no es esencial para la salvación

Estos hermanos rechazarán eventualmente la esencialidad del bautismo para el perdón de pecados,
a menos que sigan siendo irracionales.

DIFICULTADES CON EL DON Y LA PROMESA SIENDO LA MORADA

El primer problema con esta doctrina es que implica que no había morada del Espíritu Santo en el
Antiguo Testamento. Es evidente que el Señor no prometería algo que ellos ya poseían. Por lo tanto,
si esta es una promesa del Nuevo Testamento esto implica que era algo que ellos no tenían en el
Antiguo Testamento.

El segundo problema es que esto hace que la promesa sea igual al Espíritu Santo. Esto es lenguaje
figurativo, una metáfora. Pero, ya que el lenguaje figurativo es la excepción y no la regla, el defensor
de la morada personal está obligado a probar su punto. En este punto usualmente son culpables de
evadir la cuestión.

El tercer problema es que aquel que afirma que esto es la morada del Espíritu Santo no puede
encontrar un texto de prueba apropiado para la promesa de Hechos 2:39 en el Antiguo Testamento.
¿A qué pasaje del Antiguo Testamento se está haciendo referencia en este versículo? Obviamente
Pedro se está refiriendo a Joel 2 en este contexto.

El cuarto problema lo encuentran aquellos que enseñan que la morada es el sello y las arras del
Espíritu. El calvinista y el semicalvinista rechazan la necesidad del bautismo para el perdón de
pecados. Si el principio de la consistencia de lenguaje es verdadero; entonces Cornelio recibió una
garantía de salvación y un anticipo de salvación antes de su bautismo. El argumento que hacen el
calvinista y el semicalvinista es:

Premisa Mayor: Todos aquellos que han recibido el don del Espíritu Santo son aquellos
que han recibido una garantía de salvación y un sello de su condición de hijos.

Premisa Menor: Cornelio es alguien que recibió el don del Espíritu Santo.

Conclusión: Cornelio es alguien que recibió una garantía de salvación y un sello de su


condición de hijo.

La única manera de romper el silogismo es atacar la veracidad de la premisa mayor. Esto es cierto
ya que la premisa menor no puede ser cuestionada (Hch. 10:45). Alguien está en una posición
defensiva donde tiene que argumentar que el lenguaje de las Escrituras no es consistente en este
caso. Este autor no puede ver cómo alguien podría responder este argumento sin ser culpable de
falacia de petitio principii (evadir la cuestión). Ellos han igualado el don, el sello y las arras al Espíritu
Santo.

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OBJECIONES

La primera objeción es que el hermano “X”, que es famoso, está en desacuerdo conmigo; por lo
tanto, debo estar equivocado. Esta es una apelación a la tradición de aferrarse a la autoridad de otro
en temas espirituales y es incorrecto. Este tipo de razonamiento es indigno en alguien cuya religión
es “racional” (Ro. 12:1). Además de esto, se pueden citar hermanos famosos, o muy conocidos, que
apoyan la posición defendida por este autor, pero ¿qué prueba eso?

La segunda objeción es que esto implica que hoy en día se siguen realizando milagros. Esto no es
otra cosa que una aseveración sin pruebas. Esta objeción ha sido respondida en los párrafos previos.
Esto no involucra ningún problema que sea mayor al de Mr. 16:15-20. Ellos dicen que iglesia del
Señor predica los versículos 15 y 16 mientras rechaza los versículos 17 al 20. La respuesta obvia es
que los versículos 15 y 16 aplican para todos los tiempos y los versículos 17 al 20 aplican sólo a la
época de los milagros. Los que hacen este argumento necesitan completar el siguiente silogismo:

Premisa Mayor: Todas las A son doctrinas que implican que los milagros existen hoy.

Premisa Menor: La doctrina de que el don del Espíritu Santo se refiere a dones milagrosos es
una A

Conclusión: La doctrina de que el don del Espíritu Santo se refiere a dones milagrosos es una
doctrina que implica que los milagros existen hoy.

Aquellos que hacen esta acusación ¿serán capaces de ser racionales y dar el término medio que hace
que este argumento sea válido? Este autor no ha escuchado a ninguno de ellos intentar completar
su argumento. ¿Rechazarán la “ley de la racionalidad” y no darán evidencia que apoye sus
afirmaciones?

La tercera objeción es que el Espíritu Santo nunca fue el dador de algo, el Padre es el dador. Algunos
afirman que el Espíritu Santo no puede estar dando algo. Esto implica que el Espíritu Santo fue dado
literalmente a Cornelio (Hch. 10:45). Esto también contradice 1 Cor. 12:8 y Ef. 4:8 en los cuales se
dice que Cristo y el Espíritu Santo dan algo. Esto también ignora el hecho de que pasajes tales como
Hch. 2:17 están en el caso ablativo (caso de la fuente). Además, también es un caso de evadir la
cuestión afirmar que el Espíritu Santo no da algo cuando las Escrituras hablan del don y de los dones
del Espíritu Santo.

La cuarta objeción es que la palabra  no se refiere a dones milagrosos, que solamente 
se refiere a dones milagrosos. Obviamente la palabra  es una referencia genérica a dones
milagrosos en: Hch. 8:20, 10:45, 11:17; Ef. 3:7, 4:7 y Heb. 6:4.

La quinta objeción es que la palabra  es una referencia al Espíritu Santo como un don concedido
por Jesús. Los que hacen esta objeción usualmente afirman que la palabra  se refiere a un
don dado por el Espíritu Santo. Esta aseveración contiene varias falacias: (1) No toma en cuenta la
prueba de que Hechos 10:45 está en el caso ablativo (comp. Capítulo Diez y este capítulo). (2) Fuerza
el lenguaje para que sea figurativo. (3) “Evade la cuestión” al decir que el Espíritu Santo es un don.
(4) Evade la cuestión al decir que este es un don que concede Jesús. El siguiente silogismo categórico
es el único silogismo válido que podría ser construido para este argumento:

Premisa Mayor: Todas las referencias a un don () del Espíritu Santo son referencias
a un don que concedió Jesús.

Premisa Menor: Hechos 2:38 es una referencia a un don () del Espíritu Santo.

Conclusión: Hechos 2:38 es una referencia a un don () que concedió Jesús.

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Obviamente la premisa mayor “evade la cuestión”.

La sexta objeción es que ninguna persona, excepto los apóstoles, realizó milagros entre Hechos 2 y
Hechos 6. Esta objeción contiene la falacia de “negar el antecedente”. Esto se discutirá más adelante
en el Capítulo Quince y en el Volumen II.

LA TRADUCCIÓN DE FOX DE HECHOS 2:38-39

Hechos 2:38 Y Pedro les dijo: arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes, en el nombre de
Jesucristo, para perdón de pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo. 39 Porque la promesa es
para ustedes y para sus hijos, y para aquellos que están lejos, a tantos como el Señor nuestro Dios
llame.

Traducción Alternativa: Hechos 2:38 Y Pedro les dijo: arrepiéntase y bautícese cada uno de vosotros,
en el nombre de Jesucristo, para el perdón de pecados. Y recibirán el don del Espíritu Santo, 39
porque la promesa es para ustedes y para sus hijos, y para todos los que están lejos, a tantos como
el Señor nuestro Dios llame.

COMENTARIOS FINALES

La siguiente paráfrasis de estos versículos ayudará a explicarlos: “Y Pedro les dijo a los judíos en
Pentecostés: Todos deben arrepentirse y deben bautizarse por la autoridad de Jesucristo para que
Dios pueda perdonar sus pecados, y nosotros impondremos nuestras manos sobre ustedes y les
vamos a impartir dones milagrosos. Porque la promesa de Joel es para gente de todas las naciones
y clases socioeconómicas a quienes Dios designe para estos oficiosos milagrosos”.

Varios escritores de la hermandad han declarado o implicado fuertemente que alguien que niegue
que el Espíritu Santo se recibe en el bautismo necesita bautizarse otra vez. Los eventos de Hch. 19:1-
7 se usan como un ejemplo de esto, por lo menos de parte de dos escritores de la hermandad. Estas
personas se acercan peligrosamente al precipicio de la excomunión. Este autor tiene varias cartas
personales donde me dicen que estoy en contra del Espíritu Santo debido al contenido de un tratado
que escribí hace varios años acerca de la morada del Espíritu Santo. Este tratado se ampliará en el
Capítulo Diecisiete de este volumen. Este autor implora a estos hermanos que consideren seriamente
este asunto antes de hacer estas declaraciones temerarias. ¿Qué pasa con la persona que no sabe
nada acerca de la morada del Espíritu Santo cuando la bautizan? ¿Tiene que volver a bautizarse?

¿SIGNIFICA ESTA INTERPRETACIÓN QUE LOS APÓSTOLES ESTABAN OFRECIENDO DONES


MILAGROSOS COMO INCENTIVO PARA OBEDECER EL EVANGELIO?

Mac Deaver hizo la afirmación de que esta interpretación implicaba que los apóstoles estaban
ofreciendo dones milagrosos como incentivo para obedecer el evangelio (Debate Deaver-Fox, pp.
219-220, 265-268, 313-314, 322, 325-326 y 331. Él expuso su argumento de la siguiente forma:

Premisa Mayor: Todas las interpretaciones de invitaciones inspiradas a la salvación que se


conectan con la recepción de la invitación a la posibilidad de realizar milagros son
interpretaciones que son falsas interpretaciones.

Premisa Menor: La interpretación de Fox de la invitación inspirada en Hechos 2:38 es una


interpretación que conecta la recepción de la invitación a la posibilidad de realizar milagros.

Conclusión: La interpretación de Fox es una falsa interpretación.

La premisa menor es ciertamente verdadera (la palabra clave aquí es “posibilidad”) debido al modo
subjuntivo en Hechos 2:39, la presencia de la partícula griega , etc. (arriba). Por supuesto, esta

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promesa está limitada a la era de los milagros (primer siglo). La premisa mayor del argumento de
arriba no es verdadera. Para poder examinar la veracidad de esta premisa mayor la premisa mayor
se convertirá en la conclusión del siguiente argumento:

Premisa Mayor: Todas las A son interpretaciones que son falsas interpretaciones

Premisa Menor: Todas las interpretaciones de invitaciones inspiradas a la salvación que


conectan la recepción de la invitación a la posibilidad de realizar milagros son A.

Conclusión: Todas las interpretaciones de invitaciones inspiradas a la salvación que conectan


la recepción de la invitación a la posibilidad de realizar milagros son interpretaciones que son
falsas interpretaciones.

Para poder establecer la conclusión de este argumento los que usan este argumento necesitan suplir
un término medio (A) que haría sólido el argumento. El término medio que se supla para completar
este argumento no puede incluir Mr. 16:15-20 o Joel 2:28-32 (comp. Hch. 2:16-21 y Ro. 10:13).
Además, éste no debe incluir el nexo obvio entre la obediencia al evangelio y la recepción de dones
milagrosos (Hch. 19:1-7, 22:14-15 y 26:16-17).

Aunque los apóstoles hablaron de impartir dones mediante la imposición de sus manos no había
peligro en cuanto a que alguien fingiera ante el Espíritu Santo y no fuera sincero en su conversión.
Si alguien cree que la gente podía fingir ante el Espíritu Santo, debería leer Hechos 5:1-11. Recuerde
que, si el corazón de alguien no es recto, esa persona no tenía “ni parte ni suerte en este asunto”
(Hch. 8:21). Pedro habló de la recepción del don del Espíritu Santo como algo que era condicional
(comp. los argumentos anteriores). El Espíritu decidía si concedía dones y a quiénes (1 Cor. 12:11).
Los que no eran sinceros tenían motivos para temer: Hch. 2:43, 5:5, 11, 19:17, etc.

RESUMEN

El don del Espíritu Santo era una referencia genérica a los dones milagrosos impartidos tanto por
la imposición de manos de los apóstoles (Hch. 2:38) como directamente desde el cielo (Hch. 10:45).
Estos dones eran sólo para el primer siglo y nunca fue la intención que los poseyeran todos los
cristianos.

REFERENCIAS

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other early Christian literature. Chicago, IL: University of Chicago Press.

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Deaver, Mac, & Fox, Marion (1995). The Deaver-Fox debate. Spring, TX: Bible Resource
Publications.

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Hurley, Patrick J. (1991). A concise introduction to logic. 4th ed. Belmont, CA: Wadsworth
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