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EL ALCANCE DE LA EXPIACIÓN

Parte 2
E. Carlos Aparicio S.
Introducción.
En un anterior artículo, comenzamos a considerar el tema del alcance de la expiación
de Cristo; buscando responder a la pregunta: ¿por quienes murió Cristo? Examinamos
la terminología empleada, notando que el calvinismo dortiano, dentro de sus cinco
puntos, conocidos por el acró stico TULIP, sostienen lo que se ha llamado, expiación
limitada, expiación determinada, redención particular o particularismo1; cada
una de estas declaraciones, intenta expresar que Cristo murió para proveer salvació n
y salvar solo a los elegidos, y así, el alcance de Su obra es limitado solo a ellos.
El punto de vista contrario, se conoce como el de la expiación ilimitada o universal;
y afirma, que la muerte de Cristo posee no solo valor intrínseco, sino ademá s, la
capacidad extrínseca para salvar a todos y cada ser humano, de modo tal que, todo ser
humano puede ser salvo en Cristo. Esto no significa que todos al final de los tiempos
han de ser salvos, sino que hay suficiente provisió n salvífica para todos, distinguiendo
así la posesió n de la salvació n de la provisió n hecha.
Luego de ofrecer algunos antecedentes histó ricos sobre el debate, y de mostrar la base
bíblica sobre la que descansa la postura reformada que sustenta la redenció n limitada,
examinamos los textos que dicen que “Cristo murió por todos”, y concluimos que estas
porciones, interpretadas sin prejuicios teoló gicos, son claras respecto a la verdad de
que Cristo murió para hacer salvable a todo pecador, y que por tanto, la oferta de
salvació n, se ofrece a todos.
Continuando con nuestro estudio, examinaremos pasajes que usan la palabra
“mundo”, junto a la frase “todo aquel”, para finalmente arribar a algunas
conclusiones que procuran ser bíblicas y no dictadas por ningú n sistema de
dogmá tica.
Fundamento de la postura de la expiación universal.
Pasajes que usan la palabra “mundo” y “todo aquel”.

La palabra principal para “mundo” en el texto griego del NT, es el sustantivo “kósmos”;
en la lengua griega, inicialmente la palabra denotaba orden, y de allí, ornamento,
adorno (por ej., 1 P. 3:3). En el NT, los significados del vocablo “mundo” son varios;
por ejemplo, se usa para designar al universo (Hch. 17:24; Rom. 1:20), como
equivalente de la frase hebrea “cielos y tierra” (por ej., Génesis 1:1). También designa
1
Este punto está representado por la letra “L” dentro del acróstico TULIP (Limited atonement).
a la tierra, como habitació n de los seres humanos (Rom. 4:13); y por metonimia 2, a los
habitantes de la tierra, es decir, la humanidad (Mt. 5:14; Jn. 1:29; 3:16).

La palabra “mundo”, adquiere ademá s en el NT un sentido ético moral, por el que la


humanidad es vista como caída, pecadora y rebelde contra Dios (Jn. 7:7; 17:25); este
mundo está alienado de Dios, no le conoce y rechaza a Su enviado (Jn. 1:10; 15:18);
deberíamos agregar que este mundo caído, tiene por gobernante al diablo, que es “el
príncipe de este mundo”, Juan 12:31; 14:30; 16:11. Adelantando algunos comentarios,
la palabra “mundo”, no equivale en el NT a “escogidos” o “electos”.

Al momento de interpretar este término, es vital tener en mente el amplio campo de


significados que la palabra posee, para discernir cual es el uso que el texto sagrado da
a la palabra en un determinado contexto.

Referidos a la salvació n, el NT contiene varios pasajes que usan el sustantivo


“mundo”, entre ellos se hallan: Juan 1:29; 3:16, 17; 4:42; 4:42; 2 Corintios 5:19; 1 Juan
2:2; 4:14. Textos que usan la frase “todo aquel” o “el que”, se encuentran en textos
como: Juan 3:15; 16, 36
A lo largo de estos textos, se presenta al Padre como amando al mundo, y dando a Su
Hijo para que el mundo sea salvo por É l; consecuentemente, el Padre no envió a Su
Hijo para condenar al mundo; por consiguiente, Cristo es presentado como el Salvador
del mundo.

Algunos de estos pasajes, entendidos en su contexto, son claros en su sentido:

Por ejemplo, en Jn. 1:29, se nos presenta a Juan el bautista, quien señ ala a Jesú s y
llama la atenció n sobre él (“He aquí”); a continuació n, muestra a Jesú s como el
“cordero de Dios”. Los antecedentes de esta designació n pertenecen al AT y tienen su
trasfondo en el cordero pascual de Ex. 12 y los canticos del Siervo de Jehová de Isaías
(42:1-4; 49:1-6; 50:4-9; 52:13-53:12); especialmente Is. 53:7. El sentido sacrificial del
cordero, se hace pronto evidente, ya que es el que “quita el pecado del mundo”. En el
texto bíblico el verbo “quita” indica la acció n salvífica de Dios; tal verbo (gr. “airōn”)
tiene el sentido de: llevar fuera, levantar, llevar; así, en la obra sustitutoria del Hijo en
la cruz del calvario, el gran problema del pecado del mundo es tratado. El sustantivo
“mundo”, tiene aquí un sentido universal, señ alando a toda la humanidad, verdad que
es reiterada a lo largo del evangelio.
En líneas similares, Juan 3:16 dice respecto a la salvació n, que Dios que es amor, en
manifestació n asombrosa de Su amor dio a Su Hijo unigénito. Debe tenerse presente
2
La metonomia, es un recurso del lenguaje figurado por el que se usa una palabra para designar una cosa
con otro nombre. Esta designación resulta de la relación lógica o intima existente entre las palabras; por ej.,
decir, “lean a Moisés”, quiere decir, “lean los libros escritos por Moisés”.
que el amor es la misma esencia de Dios, ya que Dios es amor (1 Jn. 4:8). El objeto de
este amor que movió a Dios a la entrega de Su Hijo, es el “mundo”; que debe ser
entendido a la luz de la frase “todo aquel” de los versículos 15 y 16; por tanto, el
mundo (gr. “ton kosmon”) señ ala a la humanidad, es decir, la totalidad de la raza
humana. La frase “todo aquel”, abre la posibilidad de la salvació n a toda persona, con
la sola condició n de la fe. El propó sito salvífico divino, es consecuente no solo con el
amor divino, sino con el propó sito del “envío” del Hijo (v. 18).
El mismo pensamiento universal se halla en la Primera epístola de Juan. En 2:2, Jesú s,
en su misma persona, es presentado como la propiciación por nuestros pecados. La
palabra que nuestra Revisió n Reina Valera del 1960 traduce muy bien como
propiciació n, es el sustantivo griego “hilasmos”, y aparece dos veces en la Biblia,
ambas en esta epístola, 2:2 y 4:10. En la escritura, la propiciación es la remoció n de la
ira de Dios a causa de la ofrenda de Cristo; es decir, Cristo en su muerte no solo limpió
el pecado (esto se llama expiación), sino también satisfizo la ira de Dios contra el
pecado (esto es propiciación); ahora bien, Juan dice que la propiciació n es “por
nuestros pecados”, el pronombre “nuestros” no señ ala solo a Juan y a los apó stoles
solamente, ya que el versículo en cuestió n es la continuació n de lo dicho en el
versículo primero (v. 1), en el que el autor bíblico se dirige a: “hijitos míos”; que es
seguido por el “tenemos” del mismo versículo, y que rige la interpretació n del
pronombre “nuestros” del versículo 2; de modo que, éste pronombre, incluye ademá s
a los receptores de la carta, por tanto, debemos pensar en creyentes; pero ademá s,
Jesucristo es la propiciació n “por los [pecados] de todo el mundo”. Una vez má s,
encontramos el vocablo “mundo”; que en este texto debe distinguirse claramente de
los salvados (“hijitos míos”, “nuestros”, v. 1 y 2); así, es inevitable concluir que la obra
de Cristo tuvo un efecto sobre los pecados del mundo; la traducció n de La Biblia de las
Américas dice, “también por los del mundo entero” enfatizando el claro sentido
universal de las palabras del apó stol, que señ alan a todo hombre, sin distinció n ni
excepció n. Con acierto el Dr. Lacueva escribió :
Juan no se refiere aquí a la aplicació n de la salvació n sino a la obtenció n de la
redenció n, dentro de lo cual se incluye el aspecto propiciatorio del sacrificio del
Calvario, lo mismo que la expiació n (incluida en el concepto de propiciació n –v.
He. 2:17– donde el verbo hiláskesthai puede traducirse por “expiar”, pues lleva
complemento directo: “los pecados”, a diferencia de 1 Jn. 2:2), la reconciliación
(v. 2 Co. 5:19) y la redención específicamente tal (v. 2 P. 2:1 “… que los
compró”). Estos cuatro aspectos son universales, pues pertenecen a la obtención
de la redenció n, no a su aplicación. Queda, pues, claro que “por el mundo
entero” significa “por los pecados de todos los hombres”3. (Cursivas del autor)
Sugerir que el pasaje considerado alude al mundo en general, pero no a todos los
individuos de la raza humana, violenta la correcta comprensió n del texto bíblico.
3
Matthew Henry y Francisco Lacueva, Comentario bíblico de Matthew Henry (USA: Clie, 1999),
1879-1880.
Todas estas expresiones tocantes a la salvació n son universales y deben ser
consideradas en sus contextos para determinar sus significados. Y si estos términos
son entendidos en un sentido restrictivo o limitado en ciertos pasajes, deberían
explicarse de manera convincente mediante exégesis bíblica. No obstante, aquellos
que arguyen a favor de la expiació n limitada, han sugerido varias interpretaciones;
intentando que estos textos armonicen con su posició n teoló gica, por ejemplo:
 Entienden el sustantivo “mundo” como una referencia a todos sin distinción; esto
significa, que Dios no solo ama a judíos, sino también a gentiles, es decir, su amor
no tiene límites raciales, étnicos ni nacionales. Aunque debemos agradecer a Dios
por esta preciosa verdad; sin embargo, la postura del calvinismo dortiano va má s
allá , al decir que, la intenció n de los autores del NT no fue enseñ ar que Cristo
murió por todos sin excepción, con esto quieren decir que Cristo no murió con el
propó sito de proveer salvació n a todos y cada uno de los pecadores.

Esta propuesta adolece de fundamentos contextuales; ya que, siendo el Evangelio


de Juan, el ú ltimo de los evangelios canó nicos en ser escrito a finales del siglo
primero, ¿puede deducirse en el apó stol Juan tal intenció n, como la de remover la
supuesta distinció n judío – gentil en pasajes tales como Juan 1:29 o 3:16 al
interpretar la palabra “mundo”? La tarea de ofrecer argumentos exegéticos queda
para aquellos que limitan el alcance de la expiació n.

 Una segunda alternativa, afirma que la palabra “mundo” se refiere a los


“escogidos” o “electos”. El puritano John Owen fue uno de los proponentes de esta
perspectiva. Allen, cita las palabras de Owen en su obra The Death of Death in the
Death of Christ (La muerte de la muerte en la muerte de Cristo), que ponen de
manifiesto esta línea de pensamiento: «nosotros negamos que al añ adir la palabra
electo en el texto, cualquier cosa absurda o falsa justificadamente podría seguir…
Así que el sentido es, ‘De tal manera amó Dios a Sus escogidos en todo el mundo,
que dio a Su Hijo con esta intenció n, que mediante él los creyentes fuesen salvos’» 4.
De este modo, tanto el amor divino, como la obra salvífica, son limitadas solo a los
“escogidos”.

Esta postura, compagina pasajes como Juan 3:16 y 17 con la teología e reformada,
que es la de Owen, pero introduce una serie de problemas a la misma postura. Por
ejemplo, la palabra “mundo” en Juan 17:9, claramente señ ala a los no-electos – el
mundo, diferenciá ndolos de los electos; pero aú n má s, David Allen hace una aguda
observació n que manifiesta el error teoló gico que resulta de la interpretació n de

4
David L. Allen, “La expiación: ¿limitada o universal?, en Todo aquel que en Él cree: una crítica
bíblica y teológica del calvinismo, eds. David L. Allen y Steve W. Lemke, trad. Anabelle Vides de Valverde
(EE.UU.: B&H Publishing, 2016), 98.
“mundo” como “elegidos” para la misma postura limitacionista; el referido autor
dice, «Si Owen tiene razó n que “mundo” significa “electo”, cuando en Juan 3:16
dice “todo aquel que en él cree, no se pierda má s” (RVR 1960), entonces, la
posibilidad está abierta a que algunos de los electos pueden perecer»5 (cursivas
mías).

Justamente, sobre este asunto, Dave Hunt dijo:

Por supuesto, la palabra "mundo" puede tener una variedad de significados,


pero las veces que no significa el mundo físico, el sistema del mundo impío o
toda la humanidad son excesivamente raras. Esos casos podrían casi contarse
con una mano fuera de las casi 240 veces que "mundo" es encontrado en el
Nuevo Testamento. Ademá s, retamos a cualquier calvinista que señ ale un
versículo donde "mundo" explícitamente significa los elegidos. ¡Por favor, sólo
uno!  

De las 80 veces que "mundo" ocurre en 59 versículos en el Evangelio de Juan, ni


una se traduce como "elegido". Ese significado tiene que forzarse en el texto, y
no hay nada en el uso de la palabra para distinguir entre aquellos textos
cuando el calvinista dice que significa "electo" y aquellas veces que dicen que
no.6

En la misma línea, el Dr. Francisco Lacueva escribió , “…basta sustituir aquí, como
en Jn. 1:29; 2 Cor. 5:14, 15, 19; Hch. 10:43; 17:30; 1 Tim. 2:4, 6; 4:10; Tito 2:11;
Heb. 2:9 y 1 Jn. 2:2, los términos mundo, todos, todo el que (expresió n que sale
unas 110 veces en el N.T.) por el término “elegidos”, para que se vea lo
disparatado de la expresió n”7

Finalmente, decir que, la palabra “mundo” debe ser limitada porque no todos se
salvan, es leer un sistema teoló gico en el texto bíblico, y un claro ejemplo de
eiségesis8.

Convenimos plenamente con Allen, cuando dice, «No hay fundamento lingü ístico,
exegético o teoló gico para reducir el significado de “mundo” a “los electos”» 9.
5
Ibíd., 99.

6
Dave Hunt, What Love is This? Calvinism’s misrepresentation of God (USA, The Berean Call, 2013),
318.
7
Francisco Lacueva L., La persona y la obra de Jesucristo (España: Edit. Clie, 1979), 335.

8
En la eiségesis, el intérprete impone sus ideas al texto bíblico. Esta práctica es contraria a la
exégesis, que mediante la aplicación de principios de hermenéutica histórico-gramático-literales, busca
comprender lo que el autor original quiso comunicar.

9
Allen, 99.
CONCLUSIONES.
Algunas conclusiones son necesarias de nuestro examen de las Escrituras; en primer
lugar y de cará cter doctrinal, debemos decir que: La expiació n es suficiente para todos,
es decir, en la cruz hay provisió n para la salvació n de todos los hombres;
consecuentemente, la salvació n es ofrecida a todos, Dios no discrimina a ninguno,
ofrece Su salvació n a todos los pecadores; ademá s, la salvació n puede ser recibida por
cualquier persona, ningú n hombre es tan malo que no pueda ser alcanzado por la
obra salvífica de Dios; finalmente, la salvació n beneficia solamente a aquellos que
creen.

En segundo lugar, y de manera prá ctica, el alcance universal de la obra salvífica debe
avivar el fuego evangelístico de cada creyente, en palabras del Dr. Ch. Ryrie: Cristo
murió por todos. ¿Qué debemos estar diciéndole al mundo?

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