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Steffany Alcocer Gil

EXPERIENCIA ESTÉTICA SOBRE “RIO ABAJO”


“Rio abajo” de Erika Diettes representa las memorias que prevalecen de quienes no están. El recuerdo
inmortalizado de amigos, familiares, conocidos, desconocidos y seres humanos, a través de fotografías que
personifican aquello que quedó. A continuación, describiré cada uno de los pensamientos que se fueron
generando durante la experiencia personal con la obra.

Un vestido rosa, bonito, casi nuevo, sigue en condiciones de ser usado, pero ahora es huella de una tragedia.
Otro rojo, posiblemente para ocasiones especiales. Uno azul con flores, azul que no especulaba mezclarse con el
azul del río. Varias camisas, seguramente planchadas, sin ninguna noción previa de poder terminar en el agua.
Unas gafas, que dejaron vulnerable a quien no veía bien y que dejó de ser, pero que siguen reflejando una parte
de la esencia de su dueño. ¿Qué problema tenía? ¿Quizá miopía, astigmatismo? ¿Cómo yo? Unos pantalones
con agujeros, sin rotos convencionales, sino más bien marcas de disparos cuya sangre ha sido lavado después de
haber naufragado en el río. Todas las prendas, con la capacidad de flotar, pero aun así sumergidas.

Diettes muestra y utiliza la ropa como parte de la construcción de memoria de lo ocurrido, como lo único
tangible que permanece de las víctimas. Es una representación clara de la ropa que se percibe como vacía, sin
uso, pero que expone de manera contundente los rasgos de humanidad de quienes la usaron y de quienes
pueden recordarlos.

Relaciono la obra con lo mencionado por Huberman desde el término que emplea Hans Blumbenberg, como un
naufragio. Diettes representa cuerpos no encontrados, que fueron arrojados “río abajo” y se perdieron en lo que
se podría denominar como un naufragio. Justamente, esta obra genera que quienes la observamos seamos los
espectadores de ese naufragio llamado conflicto armado, que a pesar de que estemos en una posición de
privilegio en vida, nos podamos sentir implicados. Es la emoción que no habla de sí mismo, sino que refleja la
fuerza que se genera al referirse a la tercera persona, así como lo menciona Deleuze citado por Huberman “La
emoción no es el orden del ‘yo’ sino del acontecimiento. Es muy difícil captar un acontecimiento, pero no creo
que esa aprehensión implique la primera persona. Habría que recurrir más bien, como lo hace Maurice Blanchot,
a la tercera persona, cuando dice que hay más intensidad en la proposición 'él sufre' que en 'yo sufro" (p.72).
Esta relación de la obra con el espectador permite aquella implicación, que no busca identificarse, sino que
involucra a quien se tome el tiempo de hacerlo.

El arte político es fundamental porque precisamente ayuda a hacer visibles todas las imágenes que han sido
negadas, tal como lo manifiesta Ranciere. La obra realiza ese trabajo de contra-información haciéndole
oposición y crítica a lo que normalmente exhiben los medios. Así como se mencionaba en la clase de “Arte, ética
y política”, actualmente la “Comisión de la verdad” sigue ocultando parte de la verdad, porque quienes están en
el poder consideran que aún no estamos preparados para saberla. Sin embargo, el arte tiene una función
fundamental, como lo dice Ranciere, no se trata de que el arte combata esa idea de suprimir el exceso de
imágenes, sino de ponga en escena la ausencia de ellas. Buscar nuevas maneras de contarlas, y esto es
precisamente lo que genera “Río abajo”. La obra revela “tanto el silencio del acontecimiento como el grito de su
huella” (Ranciere, p.61). Nos recalca que seguimos viendo el conflicto armado desde lejos, con víctimas sin
nombre, y nos invita a poder acercarnos. “Es preciso atreverse: aproximar el rostro a la ceniza, y soplar
suavemente para que la brasa, bajo ella, vuelva a emitir su calor, su luminosidad, su peligro. Como si de la
imagen gris se elevara una voz: ¿Acaso no ves que estoy ardiendo?" (Huberman, 2007, p.52)

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