Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El concepto de incluir la “evidencia” en la práctica clínica fue creado en Canadá por un grupo de
médicos internistas y epidemiólogos clínicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de
McMaster, quienes concretaron la definición de medicina basada en la evidencia, ya que el
incremento tan progresivo y abrumador de las publicaciones científicas no eran asociadas con la
certeza de estas. La primera jerarquización se dio por la Canadian Task Force On The Periodic
Health Examination en 1979, adaptada 5 años después por la US Preventive Services Task Force
(USPSTF). Actualmente existen diversas clasificaciones de la evidencia que se basan en diseños de
estudio y habitualmente jerarquizan “niveles” de evidencia (I, IIa, IIb, III y demás) existiendo a su
vez varias clasificaciones de las recomendaciones según criterios predefinidos (grado A, B, C, etc).
Debido a la gran diversidad de clasificaciones y grados surge GRADE (Grading of
Recommendations Assessment, Development and Evaluation), como una definición unificada de la
certeza de la evidencia que puede servir para la formulación de recomendaciones. (2)
El modelo actual GRADE entiende a las revisiones sistémicas como una lupa a través del cual se ve
y aplica un análisis de la evidencia, siendo la certeza de la evidencia variable y dinámica para
distintos estudios con un mismo diseño, un ejemplo de esto sería que, para responder una pregunta
terapéutica, un ensayo clínico puede no ser siempre el mejor diseño. Si este incorpora pocos
pacientes, con sesgos relevantes, puede generar estimaciones menos confiables que un estudio de
cohortes con gran cantidad de pacientes y un adecuado análisis de sus variables. GRADE ofrece
procesos transparentes y de forma estructurada, esto para poder desarrollar y presentar síntesis de
evidencia. (2) El alcance de la metodología GRADE incluye la valoración de la certeza de la
evidencia y la fortaleza de las recomendaciones sobre intervenciones, pruebas diagnósticas y
modelos pronósticos.
El proceso GRADE comienza con una pregunta explicita que incluye las especificaciones de todos
los desenlaces importantes y críticos. A partir de esta pregunta y según el diseño metodológico
utilizado, se define una certeza inicial, que después de esto se analiza de acuerdo con distintos
dominios, se modifica esta certeza inicial para llegar finalmente a una “certeza final”.
a) Riesgo de sesgo
b) Inconsistencia
c) Evidencia indirecta
d) Imprecisión
e) Sesgo de publicación
Estos son registrados con valores de (-1) o (-2) dependiendo si el resultado del análisis del dominio
se considera “serio” o “muy serio”. Por otra parte, los factores que aumentan la certeza de la
evidencia son:
d) Imprecisión: Los resultados son imprecisos cuando los estudios incluyen relativamente
pocos pacientes y pocos eventos; consecuentemente tienen intervalos de confianza
amplios alrededor del efecto, lo cual no permite estimar claramente la magnitud de este.
La precisión se puede evaluar de dos maneras:
1.- Examinando los extremos del intervalo de confianza de la estimación del efecto en relación con
un umbral.
2.- Evaluando la cantidad de datos disponibles con relación a un tamaño óptimo de información.
e) Sesgo de publicación: Es posible que existan estudios cuyos resultados se opongan a los
resultados del metaanálisis y que estos no hayan sido incluidos, ya sea porque no fueron
publicados o porque se encuentran en revistas no indexadas. Típicamente, estos estudios
suelen tener resultados “negativos” es decir, que no muestran un efecto significativo a
favor de la intervención, por lo que, en ese caso, se habla de sesgo de publicación. No
obstante, este sesgo es difícil de detectar, en consecuencia, resulta difícil bajar el nivel de
evidencia por esta causa y si se hace será un peldaño. (2)
Kirmayr M, Quilodrán C, Valente B, Loezar C, Garegnani L, Franco JVA. The GRADE approach, Part 1: how to assess the certainty of the
evidence. Medwave3
Estudios de Caso/Control: En esta investigación se alude la exposición a partir del efecto. Son útiles
para establecer o aclarar las causas de una enfermedad. Se estudia los antecedentes, se parte del
efecto, pues tiene como objetivo conocer la enfermedad, no la exposición. Es un estudio
observacional con ventajas e inconvenientes, tales como su fácil diseño y ejecución, uede ser
ejecutado por un solo investigador, etc. Por otra parte, con inconvenientes como que la
información es obtenida de la interpretación de los resultados puede ser incompleta con dificultad
para identificar los grupos de casos de los controles. (3)
Ensayo Clínico Controlado: investigación clínica constituida por dos grupos controlados y
seleccionados de forma aleatoria. La elección de los participantes es realizada siguiendo listado
aleatorio (método al azar) y en ciego (el sujeto motivo del estudio desconoce al grupo que
pertenece). Puede ser a su vez doble ciego (cuando el investigador o los investigadores que
participan en el ensayo clínico desconocen cuál es el grupo de estudio y el grupo control. (3)
Meta-análisis: El ensayo clínico controlado y adecuadamente diseñado permitirá con el uso del
meta-análisis realizar una comparación global de las investigaciones realizadas, a los efectos del
tema en cuestión que se desea estudiar; aportando evidencias de alta calidad basadas en los estudios
útiles disponibles en la literatura científica. El meta-análisis es ejecutado por Investigadores y
grupos de expertos para precisar la evidencia y esta basado en la revisión sistemática de las
publicaciones de los ensayos clínicos controlados mediante la evaluación de la homogeneidad inter-
ensayos y combinación cuantitativa de los resultados. (3)
Bibliografía:
1.- Evans D. Hierarchy of evidence: a framework for ranking evidence evaluating healthcare
interventions. J Clin Nurs [Internet]. 2003;12(1):77–84.
2.- Kirmayr M, Quilodrán C, Valente B, Loezar C, Garegnani L, Franco JVA. The GRADE approach,
Part 1: how to assess the certainty of the evidence. Medwave [Internet]. 2021;21(2): e8109.
3.- Castañeda C. La investigación y la pirámide de la evidencia. Revista de Ciencia, Tecnología e
Innovación. 2014; 1 (3): 257-266.