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Publicación: Portafolio
A sólo 550 días del año 2000, posiblemente hoy ninguna de las más de 400.000
empresas del país, sean grandes, medianas o pequeñas ha rechazado la
oportunidad de ejecutar algún tipo de cambio en su organización, para mejorar los
resultados.
Para María del Rosario Tafur, directora de administración del cambio de la firma
KPMG Peat Marwick, en los últimos cinco años se ha notado un mayor número
de cambios, de diferente índole, en las compañías colombianas. Un alto número
de compañías en el país iniciaron así una desenfrenada cadena para lograr, a través
del cambio, mantenerse competitiva e incluso, ampliar su mercado.
Sin embargo, no todas llegaron a la meta con los honores respectivos, y algunas
de ellas todavía padecen las consecuencias de haber tomado decisiones que no
condujeron a obtener los resultados esperados. Los fracasos en los procesos de
cambio están dados no sólo por un alto volumen de inversión perdida, sino
también por la parálisis que sufren los procesos o la falta de aceptación de los
mismos de cara a los clientes.
En otras palabras, la garantía para lograr resultados efectivos estuvo dada por la
empatía de los empleados de las compañías, con los objetivos planteados por la
organización. Aunque esta podría sonar a fórmula trillada, los investigadores
encontraron que sólo aquellas empresas en que este 'matrimonio' contó con buena
comunicación, se registraron buenos resultados.
En otras empresas las cosas no marcharon tan bien. Algunas se dedicaron a hacer
grandes transformaciones tecnológicas que no fueron interpretadas efectivamente
por sus empleados y esto generó el fracaso de los procesos.
En el caso del sector financiero la situación fue distinta: sólo un 58 por ciento de
empresas resultó ganador en los procesos, mientras que el 42 por ciento fue
considerado perdedor.
Publicación: Portafolio
Resultados
Otra cosa sería si dijeran 'vamos a aumentar el PIB en X% durante los próximos 4
años, 'el número de muertos por la guerra disminuirá en Y, y los secuestros en Z,
para tal fecha', o 'los recursos crediticios para las empresas medianas serán de
tantos billones por sector y por año '. Esto, haría parte de una cultura de
administración pública enfocada hacia los resultados, que podría facilitarse y
fortalecerse mediante un sistema de control de gestión diseñado con esa filosofía.
Un sistema de este tipo, adecuadamente implementado, sería un mecanismo muy
poderoso para mejorar significativamente los resultados. Está basado en la
medición sistemática y periódica de un conjunto de indicadores clave, cuyos
resultados son analizados contra las metas propuestas con el propósito de
identificar las brechas en desempeño, y los planes de acción requeridos en cada
área para cerrar esas brechas.
En cada entidad, y una vez definida su razón de ser, es necesario identificar las
pocas variables claves a través de las cuales se pueden medir los resultados. Por
ejemplo, en el Ministerio de Comercio Exterior, una de ellas podría ser el valor de
la balanza comercial, y en el Ministerio de Hacienda, los billones de pesos de
recaudo anual de impuestos. Los indicadores seleccionados deben ser limitados,
para evitar la falta de enfoque gerencial, y el procesamiento de información no
requerida.
Un primer paso en ese sentido podría ser establecer promociones / remociones con
base en resultados para los cargos de carrera administrativa, y remociones por
incumplimiento de metas en los cargos de responsabilidad política, inclusive al
nivel de los Ministros.