N AT I O N A L G E O G R A P H I C . C O M .

E S | SEPTIEMBRE 2022

VÍA APIA
EL NUEVO CAMINO DE SANTIAGO
6,00 € PVP CANARIAS 6,15 €
51003

9 771138 143006

SA LVA R L A E L S U E LO D E L A SA N T UA R I O D E
C U LT U R A M I L E N A R I A S E LVA N E G R A : U N C H I M PA N C É S E N
DE YEMEN R E I N O D E FA N TA S Í A ÁFRICA CENTRAL
N AT I O N A L G E O G R A P H I C SEPTIEMBRE 2022

S U M A R I O

2 20
En portada
Tramo de la Vía Apia
Antigua, el más transitable
y mejor conservado de la
antigua calzada romana.
Vía Apia: revivir el camino Salvar la cultura FOTO: GIANNI BARONI
a Roma milenaria de Yemen
Símbolo del poder del Imperio En medio de una guerra
romano, la antigua calzada de civil que desde hace ocho
casi 600 kilómetros de longitud años amenaza a millones
vio transitar legionarios, de yemeníes, historiadores
comerciantes y peregrinos y arqueólogos intentan
hace más de 2.000 años. Ahora preservar los símbolos
el Gobierno italiano quiere de una cultura milenaria,
recuperarla para crear una la de los antiguos reinos
nueva ruta de peregrinación yemeníes, cuna de la civilización
a través de la historia. de la península arábiga.
P OR NINA STROCHLIC POR IONA CRAIG
FOTO G RA F Í A S D E A N D R E A F RA Z Z E T TA F OTO G RA F Í A S D E MO I S É S SA M A N

ANDREA FRAZZETTA
R E P O R TA J E S S E C C I O N E S

42
T U F OTO

VISIONES

EXPLORA
El suelo de la Selva Negra: La vuelta al mundo
un reino de fantasía
El suelo del bosque es una red 25 AÑOS DE
dinámica de hábitats y organismos N G E S PA Ñ A
en constante cambio. Visto al
microscopio, un puñado de tierra Jóvenes con actitud
desvela un mundo lleno de vida. Sara Pinto: una bióloga
con una iniciativa brutal
P O R F E R R I S JA B R
Energía
I M ÁG E N E S D E O L I V E R M E C K E S
El difícil reto de la
Y N I C O L E O T TAWA
transición energética

60
GRAN ANGULAR
Escuchando los
sonidos de la Tierra

E D I TO R I A L
Santuario de chimpancés
en África central ENTRE BASTIDORES
La resiliencia que demuestran Microcosmos
las crías de chimpancés huérfanas
del Centro de Rehabilitación de EN TELEVISIÓN
Primates de Lwiro, en la República
Democrática del Congo, es también P RÓX I M O N ÚM E RO
un ejemplo para sus rescatadores.
P O R PA U L S T E Y N
F OTO G R A F Í A S D E B R E N T ST I RTO N

74
El laboratorio islandés
Glaciares, volcanes cuyo calor
late bajo tierra, géiseres…
Esta naturaleza privilegiada ha
convertido a la pequeña nación
nórdica en un referente para la
transición energética que el Envíanos tus cartas
o comentarios a
mundo necesita. forum-ngme@rba.es
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86
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Más información
El veraneo de los osos
El fotógrafo Martin Gregus Jr.
w en nuestra página web:
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pasa un mes entre osos polares
y nos revela la faceta menos
conocida de estos depredadores
durante los cortos veranos del Atención al cliente
Ártico, cuando abandonan el hielo Teléfono 910 920 129
para desplazarse a tierra firme. (de lunes a viernes,
P O R JA S O N B I T T E L de 10 a 15 horas)
F OTO G R A F Í A S D E M A RT I N G R E G U S , J R . Email: suscripciones@rba.es

DE ARRIBA ABAJO: OLIVER MECKES Y NICOLE OTTAWA; BRENT STIRTON; SIMONE TRAMONTE; MARTIN GREGUS, JR.
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Por ti. Por el planeta.

V I S I O N E S | TU FOTO

TU FOTO
Joaquín Barata
F OTO S D E N U E ST R A C OMU N I DA D

QUIÉN Después de casi tres años sin poder viajar debido

Joaquin Barata. a las restricciones de la pandemia, Joaquín Barata
@jbaratab
DÓNDE
pudo por fin realizar uno de sus sueños: visitar
Terekeka, Sudán del Sur.
Sudán del Sur para fotografiar a los mundari, una
CON QUÉ
etnia nilótica de pastores nómadas. «Tuve el pri-
Nikon d750 Tamron 24-70 2.8; vilegio de convivir con ellos y conocer su forma
42 mm; f/3.5; ISO 200. de vida y los marcados roles de género. Al ver la
chica de la fotografía me llamó la atención el
contraste entre la dureza de sus condiciones de
vida, reflejada en su mirada, y la fragilidad con
la que sostenía el cabrito», dice el fotógrafo.

PA RT I C I PA E N N U E S T R A C OMU N I DA D #TuFotoNatGeo
En National Geographic España queremos que seáis partícipes del protagonismo que la fotografía
tiene en nuestra revista. Para participar en esta iniciativa, simplemente tenéis que incluir la etiqueta
#TuFotoNatGeo en las fotos que subáis a Instagram que tengan relación con los grandes temas
que cubrimos habitualmente. Cada semana publicaremos en www.nationalgeographic.com.es una
selección de las mejores imágenes y cada mes seleccionaremos una foto para nuestra revista impresa
que aparecerá en esta sección («Tu Foto»). ¡Muchas gracias por participar!

#TuFotoNatGeo
 SUEÑA SIN ATADURAS
EL SABOR DE LA LIBERTAD
SI ERES INCONFORMISTA Y HAS DECIDIDO DARLE LA VUELTA
A TODO... ¿POR QUÉ NO DECIDES TÚ TU PROPIA DIRECCIÓN?

H
ace más de 100 años, un artista
valiente e inconformista se lanzó a
conseguir su sueño: crear una cerveza
de calidad, El Águila. Lo hizo siguiendo ese
impulso de libertad que emerge de nuestro
interior cuando nos atrevemos a ser
auténticos y valientes. Cuando apostamos
por decidir nuestra propia dirección. Hoy
este espíritu sigue presente en El Águila.
Singular y genuina desde su origen, e
inspirada en métodos tradicionales de 1900,
cuando no se solían filtrar las cervezas y
mantenían casi toda su levadura, la marca
ha revolucionado el mercado cervecero
con una forma de hacer las cosas de manera
diferente. Buen ejemplo de ello son
El Águila Sin Filtrar y El Águila Dorada,
ambas perfectas para los amantes de la
buena cerveza que no necesita filtros ni
distracciones. Que transmite su esencia,
antes incluso de destaparse.

Reinvéntate: cata el sabor de la libertad

Tómate una cerveza El Águila, percibe su
autenticidad. Inspírate, empieza a escribir
tu propio camino. Sin miedo a volar alto,
apreciando la belleza de lo auténtico, lo
imperfecto, lo honesto. Vive. Vuela hacia
el futuro. Sueña sin ataduras.

Inspiradas en métodos tradicionales de 1900

El Águila Sin Filtrar es la variedad más icónica de El Águila. Ofrece
un sabor genuino que no necesita filtros ni distracciones. Para poder
disfrutar de todo el sabor de esta cerveza, es necesario dar la vuelta
a la botella antes de servirla, sin agitar, y en el caso del barril, moverlo
ligeramente cada día con el objetivo de despertar las levaduras en
suspensión. Solo así se estimula todo su sabor.
El Águila Dorada es una lager especial y equilibrada de 5,5% vol. que
combina la intensidad de la malta caramelizada con la frescura de una
mezcla de lúpulos, a la que se añade una nueva variedad, Lemondrop®.
Inspirada en la receta original, tiene un toque actual de color dorado y
brillante gracias a la calidad de sus maltas caramelizadas y una espuma
blanca consistente gracias a su perfecta combinación de maltas.

El Águila recomienda el consumo responsable

V I S I O N E S
Francia
Un nudibranquio destaca sobre el
fondo marino de las islas de Hyères,
en la Provenza francesa. La ausencia
de esqueleto deja a estos moluscos
expuestos a posibles depredadores,
aunque están totalmente adaptados
para defenderse, pues han sustituido
la concha por células urticantes.
VINCENT POMMEYROL / GETTY IMAGES
Mali
Hombres de la etnia dogón posan
ataviados con máscaras de madera,
un elemento muy presente en la
cultura tradicional de este grupo
étnico, asentado en la región
central de Mali. Usan máscaras
para rituales de todo tipo, ya sean
actos funerarios o ritos de iniciación.
ERIC MEOLA / GETTY IMAGES
 Estados Unidos
La última erupción del Kilauea,
el volcán más reciente y activo
de los que conforman Hawai, se
produjo en 2018 y causó estragos
entre la población de la isla. Una
de las zonas más afectadas fue
el vecindario de Leilani Estates,
en la foto, en la que puede verse
un río de lava alcanzando el mar.
CHAD STEWART / GETTY IMAGES

O Encuentra esta y otras fotografías en nationalgeographic.com.es.

©UNHCR PUBLIRREPORTAJE

NOËLLA:
UNA BECA DE ACNUR
LE CAMBIÓ LA VIDA
Hoy Noëlla tiene 25 años y un

TESTAMENTO futuro prometedor. Nacida en

República Democrática del Congo,
en 2003 tuvo que abandonar su

SOLIDARIO país a causa de la guerra. Se

¿Quieres dejar tu huella en este mundo?
En algún momento de nuestra
vida todos nos hemos planteado
de qué manera vamos a ser
recordados. El testamento
con inclusión solidaria es la
oportunidad de que una parte
de ti y de lo que te importa
contribuya a un mundo mejor.
Cada vez más personas en
España incluyen a una o más
ONG en su testamento*. Esto
les permite considerar, además
de a los suyos, a las causas
que apoyan y defienden.
¿POR QUÉ ACNUR?
En el mundo hay más de 100
millones de personas desplaza-
das por la guerra y la persecución
o el cambio climático. ACNUR, la
Agencia de la ONU para los
Refugiados, lleva más de 70 años
ayudándoles a reconstruir sus
vidas. Aránzazu se decidió por
ACNUR a sus 41 años “por
humanidad, porque todos somos
susceptibles de llegar a convertir-
nos en refugiados en algún
momento de nuestras vidas.”
Cualquiera puede hacer un
testamento solidario y es muy
sencillo. Tú decides el reparto
y además las ONG no pagan
Impuesto de Sucesiones. Todo
lo que decidas donar para los
refugiados se transformará
íntegramente en ayuda directa.
El compromiso de ACNUR es
cumplir con tu voluntad de dejar
huella en el futuro de las perso-
nas refugiadas.
refugió en Zambia, donde continuó
su educación y acabó secundaria
con buenas notas. Su sueño era
estudiar Periodismo, pero no podía
permitírselo. Trabajó durante tres
años para ahorrar algo de dinero y
en 2017 solicitó una beca de
estudios de ACNUR y la consiguió.
«Quiero ser una voz para los sin voz
–dice–. La gente puede tener una
mala percepción de los refugiados,
pero es solo un estatus. Todos somos
iguales como seres humanos». Hoy,
gracias a la beca, Noëlla está
acabando sus estudios de Comunica-
ción y hace prácticas en los Servicios
de Información y Noticias de
Zambia. Un testamento solidario
puede hacer realidad los sueños de
jóvenes refugiados como Noëlla.

Soy Carmen, responsable de Testamento Solidario en el

Comité español de ACNUR. Puedes hablar conmigo
sin compromiso escaneando este QR o directamente en el:
Antoine Tardy

609 079 062 o en herencias@eacnur.org.

Más información en www.largavida.es
©UNHCR

*En 2021 las inclusiones solidarias crecieron un 37,6% con respecto a 2020. Datos del
Estudio Interno de la campaña Haztestamentosolidario.org.
E X P L O R A | HISTORIA

UN VIAJE ACCIDENTADO
Han pasado 500 años de la primera circunnavegación del
mundo, pero la crónica de aquel viaje sigue teniendo lagunas.
De las cinco naos originales, solo una completó la expedición:
la que capitaneaba Juan Sebastián Elcano.

en España arribaba a
E N OTO Ñ O D E 1 5 2 2 ,
puerto un barco haciendo agua, con 18 escuá­
lidos hombres a bordo: eran los únicos super­
vivientes de los 240 tripulantes que habían
zarpado en una audaz misión mercantil.
Carlos I, el joven rey español, cansado de de­
pender del comercio terrestre para obtener
clavo y nuez moscada, tan codiciados en
Europa, organizó una expedición para iden­
tificar una nueva ruta marítima hasta las
islas del Pacífico, ricas en especias. Al frente
puso a Fernando de Magallanes, un hábil
marino portugués firmemente convencido
de que la Tierra era redonda, una teoría pen­
diente de demostración empírica. En sep­
tiembre de 1519 zarparon cinco naos, aviadas
para hacer acopio de unas 500 toneladas
de especias en un bienio. Al final serían tres
años… Los expedicionarios sobrevivieron
con la ayuda de los indígenas que se encon­
traron en su camino; a algunos les dispen­
saron un trato justo; a otros, cruel y violento.
Olvidando el objetivo comercial por sus
afanes conquistadores, Magallanes atacó
una isla filipina y fue muerto en la orilla.
Su muerte hizo que un nuevo capitán, el
navegante vasco Juan Sebastián Elcano,
guiase la nao Victoria de vuelta a Sanlúcar
de Barrameda (abajo). Regresó con una
mínima parte del cargamento que había
ido a buscar, pero se anotó un éxito no pla­
neado: constatar que la Tierra era redonda.

TEXTO: MONICA SERRANO, SOREN WALLJASPER, PATRICIA HEALY E EVE CONANT. ILUSTRACIÓN: MATTHEW TWOMBLY
E X P L O R A | HISTORIA

LA VUELTA AL MUNDO
La expedición tenía el encargo de localizar una ruta También debían ajustarse al aspecto mercantil y
oriental hasta las Molucas, las llamadas islas de las abstenerse de conquistar y evangelizar. Aquella pri­
Especias, y volver por la misma vía. Los capitanes mera circunnavegación –una gesta de la exploración
debían respetar la línea de demarcación acordada y de la ciencia– cambió el mundo y abrió la puerta
en el Tratado de Tordesillas, que repartía el derecho a la globalización, la difusión del cristianismo y los
de exploración del mundo entre España y Portugal. abusos de la colonización de los años venideros.
E U R O PA
PORTUGAL
A M É R I C A ESPAÑA
PARTIDA: 10 DE AGOSTO, 1519
REGRESO: 8 DE SEPTIEMBRE, 1522
Sevilla
D E L N O R T E Sanlúcar de
Barrameda
O c é a n o Tenerife
Golfo de
TROPICO DE CÁNCER
México
Á n t l á n t i c o
La famélica tripulación de una
Nueva España Línea del
Mar nao con vías de agua atraca en las
(ESPAÑA) Tratado de
Caribe Tordesillas islas portuguesas de Cabo Verde
Islas de Cabo Verde en busca de víveres; 13 hombres
(PORTUGAL)
desembarcan y son arrestados
PORTUGAL
ESPAÑA

por violar las líneas del Tratado.

Castilla de Oro
(ESPAÑA)
Golfo de
ECUADOR Guinea Á F R I C A

Los víveres se echan a perder y AMÉRICA Zanzíbar

(PORTUGAL)
las provisiones escasean durante
la travesía del Pacífico. Sin fruta y
verdura fresca, muchos marineros DEL SUR
sucumben al escorbuto.
Mozambique
(PORTUGAL)

Oc éa no Bahía de Guanabara
(Río de Janeiro)
TRÓPICO DE CAPRICORNIO

P a c í fi c o
Río de
la Plata Una vez cruzado el Atlántico,
la tripulación comercia con
los aborígenes para obtener Cabo de
Buena Esperanza
PATAGONIA

provisiones frescas; también

cazan animales salvajes, como
Por tierra y por mar pingüinos y leones marinos.
Buena parte del arduo viaje consiste San Julián
en largas escalas para reparar las naves, Motín fallido
entablar relaciones comerciales y aguardar Santa Cruz
a que la meteorología adversa mejore. Cabo Estrecho de Magallanes
Deseado
Cabo de Hornos
Capitán de la expedición Escala
Magallanes Carvalho
Espinosa Elcano Navegación El resto de la flota La nao
La nao permanece en tierra San Antonio Magallanes
Santiago durante los meses regresa muere; eligen un
se hunde de invierno a España nuevo capitán
1519 1520 1521
SEP. NOV. ENE. MAR. JUL. SEP. ENE. MAR.

Río de San Julián Santa Cruz Guam Cebú

Tenerife la Plata
Sanlúcar Navegan el Cruzan Homonhon Mactán
de Barrameda
estrecho de el océano
Sevilla Bahía de Guanabara Magallanes Pacífico Limasawa

ILUSTRACIONES: MATTHEW TWOMBLY. FUENTES: FUNDACIÓN ELKANO 500; JOSE ELEAZAR R. BERSALES Y GEORGE EMMANUEL R. BORRINAGA,
UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS; GUADALUPE FERNÁNDEZ MORENTE, FUNDACIÓN NAO VICTORIA
 UNA DE CINCO
Solo regresa la Victoria, la
segunda nao más pequeña.
Aun así, la venta de su carga
San Antonio* Trinidad Concepción Victoria Santiago –381 sacos de clavo– hace
Carga (toneladas): 144 132 108 102 90 que el viaje sea rentable.

La tripulación entabla
Transgrediendo el mandato de negociaciones cordiales
la expedición –abrir una nueva con algunos grupos de
ruta comercial–, Magallanes mercaderes marítimos, pero
se inmiscuye en asuntos locales se enfrenta a otros, tanto
y pierde la vida en combate. JAPÓN en tierra como en el mar.

Mar de
O c é a n o
A S I A TRÓPICO DE CÁNCER

Filipinas

I N DI A ISLAS
FILIPINAS
Muerte de Magallanes P a c í f i c o Hawai
(PORTUGAL) Goa Guam
Bahía de Cebú Homonhon
Mar de Arabia Bengala Mactán
Palawan
Balabac Limasawa
Mindanao Más de tres meses
Bahía de Sarangani de navegación sin
Malaca Brunei realizar ninguna escala
(PORTUGAL) Molucas
ECUADOR (Islas de las Especias) ECUADOR
BORNEO Tidore
SU
MA

O c é a n o
TRA

Macasar NUEVA
(PORTUGAL) Wetar GUINEA
La nao Victoria se
Timor
aventura en una nueva
Í n d i c o

otu
ruta hacia el sudoeste,

am
en aguas portuguesas Mar del

Tu
Coral d

e
go
Al cabo de dos años, la piéla
hi
TRÓPICO DE CAPRICORNIO expedición encuentra las Arc
AUSTRALIA Molucas. Sus dos últimas naos
ponen rumbo a España por
rutas opuestas, una hacia el
este y la otra hacia el oeste.

NUEVA
En medio de fuertes tormentas y rachas de viento ZELANDA
en contra, el viaje se ralentiza y se rompe un mástil

Islas Kerguelen

La nao Trinidad
La tripulación se
se dirige al este
La nao Concepción, Escala para da cuenta de que ha
y es capturada
sin tripulación, reparar vías llegado un día después La expedición
es reducida a cenizas de agua de lo que pensaban regresa a España
1522
JUL. SEP. NOV. ENE. MAR. MAY. SEP. DATOS DE LA
EXPEDICIÓN
1.123 DÍAS
DE VIAJE
Bahía de Balabac Molucas Islas de Cabo Verde Sevilla
Brunei 37.800
Mindanao Sarangani Sanlúcar MILLAS
Balabac Navegan alrededor de Barrameda NÁUTICAS
Palawan Palawan de la punta de África RECORRIDAS

*LA MORFOLOGÍA DE LAS NAOS ES APROXIMADA. SEPTIEMBRE 2022

J Ó V E N E S C O N A C T I T U D
UNA BIÓLOGA CON UNA INICIATIVA BRUTAL
HUBO UN TIEMPO EN QUE la minúscula
habitación de la bióloga sevillana Sara
Pinto parecía un centro de recuperación
de fauna. «Llegué a tener seis cachorros
de lobo, seis de tigre, 13 cernícalos… ade­
más de mantas eléctricas, cajas con co­
mida variada para cada especie, insectos,
diversos tipos de leche… Mi madre,
auténtica reina de la paciencia, solo me
ponía un límite y es que los animales no
salieran de ese cuarto», recuerda. Sara
estaba a cargo de la clínica veterinaria de
un zoo, era uno de sus primeros trabajos,
«y no veía otra manera de tratar animales
enfermos y cachorros que no pasara por
llevármelos a casa, porque necesitaban
alimento cada dos o tres horas o cuidados
intensivos».
pero
LO S E S C E N A R I O S H A N C A M B I A D O,
Sara Pinto sigue luchando por lo mismo:
proteger la biodiversidad desde el contacto
directo con las especies, estén amenazadas
o sufriendo. Por eso uno de sus proyectos
vitales es poner en marcha en 2023 un
centro de rescate de animales salvajes en
Lanjarón, en Sierra Nevada. La maquina­
ria que mueve para conseguirlo es colosal:
gestión con instituciones, donaciones,
crowdfunding y una red de aliados tejida
N AT I O N A L G E O G R A P H I C
| SARA PINTO
con esmero para lograr sus objetivos. Entre
esos aliados, ni más ni menos que Jane
Goodall, a quien ha conocido personal­
mente, con quien ha colaborado en cam­
pañas internacionales y de cuyo Instituto
ha coordinado en España el programa
educativo Raíces y Brotes. De la gran pri­
matóloga dice: «Me inspira por los valores
de conservación que transmite y por saber
resolver con calma cualquier conflicto entre
el ser humano y la naturaleza; siempre bus­
ca que todo el mundo salga beneficiado». Sara Pinto, de 32 años,
es storyteller de la
que
N A DA F R E N A A E S TA E M P R E N D E D O R A edición española de
National Geographic
en 2017 creó la entidad Brutal, dedicada a
en su 25 aniversario.
la protección de especies y a la divulga­ En la foto superior, Sara
ción. A través de ella despliega un abanico de visita en el Centro
de propuestas: talleres, cursos, podcasts de Recuperación de
y originales iniciativas de conservación, Torreferrussa (Barcelona),
como los paseos a orillas del Guadalquivir dependiente de la
Generalitat de Catalunya,
para observar murciélagos y devolver a
donde se reciben más
este mamífero la buena fama que se de 5.000 ejemplares de
merece como insectívoro. También lidera fauna silvestre al año.
investigaciones de ciencia ciudadana:
actualmente, una que pretende detectar
y analizar la presencia de plásticos en
nidos de aves. Y confiesa: «En la biblioteca
del colegio devoraba las revistas y los libros
de National Geographic; de ahí salió parte
de mi vocación».
PAU FABREGAT (AMBAS)
EDICIÓN ESPECIAL LIBRO 25 ANIVERSARIO

UN LIBRO DE
EDICIÓN LIMITADA CON
LOS MEJORES REPORTAJES
Y FOTOS PUBLICADOS
EN ESTOS 25 AÑOS

EL PRÓXIMO MES CON NATIONAL GEOGRAPHIC

 HACIA UN MUNDO MÁS AMARILLO
El difícil reto de la
transición energética
LA ENERGÍA NI SE CREA NI SE DE STRUYE, solo se
transforma. Los seres humanos venimos haciéndolo,
con notable pericia, desde que descubrimos el fuego.
En especial desde que averiguamos la ingente can­
tidad de energía concentrada que hay en esa materia
orgánica ancestral que, al cabo de millones de años,
se transformó en una sustancia hipercalorífica: los
combustibles fósiles. Primero fueron la madera y el
carbón, luego dimos el gran salto con el petróleo y
el gas. La humanidad ha ido consumiendo cantida­
des colosales de energía fósil. Si hace 25 años consu­
míamos casi 400 exajulios, en 2019 fueron más de
600. Obviamente, también las emisiones han aumen­
tado mucho. En 1997, según el Banco Mundial, fueron
de 35,5 gigatoneladas de CO2 y otros gases de efecto
invernadero (GEI). Cada ser humano emitió un pro­
medio de unas 3,8 toneladas; cada español, 6,6.
En 2021 –tras registrarse en años anteriores picos
más altos, que se ralentizaron por diversos motivos,
entre ellos la pandemia– la cifra de emisiones mun­
diales alcanzó las 36,4 gigatoneladas, alrededor de
4,5 toneladas por cabeza; en España, 5,8. Los costes
ambientales de esta vorágine de prosperidad han
sido de órdago, y la encrucijada socioambiental
TIME BEAST / GETTY IMAGES
| ENERGÍA
resultante es todo un desafío: una población y una
demanda de energía al alza, en un contexto de calen­
tamiento global de la atmósfera. Ahora la prioridad
absoluta es reducir las emisiones de los GEI que gene­
ramos. ¿El objetivo? Evitar que la temperatura media
del planeta aumente más de 1,5 °C, con un máximo
de 2 °C, respecto a las que había antes de la Revolu­
ción Industrial. Si sobrepasamos este límite, el futuro
de la habitabilidad de la Tierra estará en juego.
¿Qué podemos hacer ante este difícil escenario?
Europa clama por un ambicioso «Green Deal» –o
pacto verde– que permita que en 2050 las emisiones
en la UE sean neutras. La mayoría de los países tienen
en sus programas el concepto de transición energé­
tica, aunque a veces sea una mera formalidad. En
España contamos con el Ministerio para la Transición
Ecológica y el Reto Demográfico desde 2018. Pero ¿es
ese reto alcanzable? Las energías verdes se presentan
como la panacea, pues son una pieza clave para no
comprometer el futuro de las próximas generaciones.
Las renovables echaron a andar hace un cuarto de
siglo, al igual que nuestra publicación. Aunque ya
existían instalaciones anteriores, la gran irrupción
empezó en 1999 a raíz de la crisis de las puntocom,
 A lo largo de estos Las ciudades (en la
25 años, en National imagen, Barcelona
Geographic hemos de noche) son grandes
abordado los grandes consumidoras de
temas relativos a la energía. El sector
crisis energética, las residencial supone
energías renovables el 25 % del consumo
y la transición ecológica. eléctrico en nuestro país.

explica Arnoldus van den Hurk, doctor en geología
por las universidades de Barcelona y Tubinga (Ale­
mania) y experto en energías renovables para la mine­
ría. Entonces, dice el científico, «cerca del 80 % del
silicio semiconductor era utilizado en ordenadores
y servidores. Esa crisis hizo que se desplomara su
precio, lo que permitió el desarrollo rentable de los
primeros paneles fotovoltaicos fabricados con este
tipo de silicio. Fue el principio de la gran revolución
de la energía solar fotovoltaica». Hoy en día la pro­
ducción de las renovables casi se ha duplicado, con
China a la cabeza. Si en 1997 la capacidad de genera­
ción de las renovables, incluyendo la hidráulica y la
nuclear, era de un 18 %, ahora ronda el 37 %. Aun así,
de toda la energía primaria que consumimos, enton­
ces y ahora, todavía un 80 % es energía «fósil».
¿Son o no las energías renovables la clave para un
futuro descarbonizado? Sí, pero tienen una gran
pega: la tecnología verde está repleta de minerales
críticos, entre ellos las tierras raras. Para generar un
gigavatio de electricidad en una instalación eólica se
requieren 25 veces más materiales que en una central
térmica convencional. Y un vehículo eléctrico con­
tiene entre 9 y 11 kilos de tierras raras, el doble que
un coche de combustión interna. «La sociedad baja
en carbono será una sociedad alta en metales, o no
será», sentencia Van den Hurk. Sustituiremos la de­
pendencia de los combustibles fósiles por la de los
minerales críticos, que también son finitos. Para más
inri, no disponemos de ellos: los importamos de
varios países, en especial de China. Por este motivo,
muchos expertos abogan por plantear en Europa
lo que ya hacen en países como Chile, Australia,
Canadá, Suecia o Finlandia: minas sostenibles ali­
mentadas con energías renovables para producir esos
minerales críticos, lo que Van den Hurk denomina
«minería climática», orientada a revertir el calenta­
miento global.
Solo autoabasteciéndonos energéticamente –algo
que la crisis del gas derivada de la guerra entre Rusia
y Ucrania complica todavía más– y reduciendo al
máximo las emisiones afianzaremos la transición
ecológica. Va para largo, apunta el experto. Mientras
tanto, para paliar las emisiones, plantemos árboles,
potenciemos la agricultura regenerativa y los sumi­
deros de carbono en los ecosistemas oceánicos cos­
teros. Y consumamos menos. Mucho menos.
Empezando por los que más tenemos.
 G R A N A N G U L A R

Una cabina suspendida de un brazo

articulado permite al operario
sumergir una de las boyas pasivas
del sistema de escuchas de la Tierra
ideado por el investigador Michel
André en el Ártico, en el marco
del proyecto LIDO (Listen to the
Deep-Ocean Environment).
POR CORTESÍA DE MICHEL ANDRÉ
 ESCUCHANDO
LOS SONIDOS DE
LA TIERRA
EL CIENTÍFICO MICHEL ANDRÉ HA CREADO UN

S I S T E M A D E A L E RTA S AC Ú S T I C A S PA R A P R OT E G E R

LOS ECOSISTEMAS DE LAS AMENAZAS HUMANAS

 P O R E VA VA N D E N B E R G
D
la humanidad imaginó que
D U RA N T E MU C H O T I E M P O
las profundidades marinas eran un reino silencioso,
carente de sonidos; incluso el gran explorador de los
océanos Jacques Cousteau, inventor de la escafandra
autónoma en 1943, tituló El mundo del silencio el libro
y la película que realizó a mediados de 1950 para dar a
conocer al mundo las maravillas de un mar que estaba
entonces en sus inicios exploratorios. Pero nada más
lejos de la realidad. Como se empezaría a descubrir años
más tarde gracias a los avances en bioacústica, el mar
alberga un magnífico auditorio donde se interpreta un
majestuoso concierto del que nosotros los humanos,
sin ayuda de la tecnología, apenas percibimos un 10 %.
Se trata de una sinfonía conformada por todos los soni-
dos que los animales intercambian entre sí, un rico
paisaje sonoro que se ha venido gestando desde los
orígenes de la vida y en el que estamos interfiriendo de
una forma brutal. Desde hace ya demasiado tiempo, las
ruidosas actividades humanas dificultan esa comuni-
cación submarina, con unas consecuencias devastado-
ras para una gran variedad de organismos.
«El sonido es para muchos animales el principal
medio de comunicación, tanto entre individuos de la
misma especie como entre las distintas especies», dice
Michel André, profesor de bioacústica en la Universidad
Politécnica de Cataluña (UPC) y director del Laborato-
rio de Aplicaciones Bioacústicas (LAB) de dicha univer-
sidad. Nacido en Toulouse, este ingeniero y biólogo lleva
más de 30 años estudiando el impacto que acarrea la
contaminación acústica en el medio marino. Y no solo
sobre los mamíferos, en especial los cetáceos, como se
pensaba hasta hace unos años. Hoy sabemos que el
ruido que producimos debajo del agua –tráfico marítimo,
N AT I O N A L G E O G R A P H I C
prospecciones petrolíferas, construcción de parques
eólicos, puertos o puentes, campañas sísmicas, minería
submarina, sonares militares y comerciales…– afecta
también a peces, invertebrados marinos e incluso a
especies de flora marina como la Posidonia oceanica.
André, que estudió en Francia bioquímica y fisiología
animal, y biotecnología, y luego se especializó en bioa-
cústica en Estados Unidos, llegó a las islas Canarias en
1992 a raíz de varias colisiones entre embarcaciones y
cetáceos –en concreto, cachalotes (Physeter macrocepha-
lus)– que provocaron heridos graves e incluso un muerto
entre los pasajeros. Los expertos, él incluido, apuntaron
ya entonces que las colisiones podrían deberse a una
pérdida de capacidad auditiva de esos animales, algo
que se pudo confirmar a posteriori en las autopsias.
«Algunos cetáceos, como los cachalotes, sufren pérdidas
irreversibles de audición debido al creciente alboroto
en los océanos provocado por los seres humanos –explica
el científico–. Además, estos grandes mamíferos mari-
nos suelen emerger a la superficie de forma brusca para
respirar, tras permanecer a 3.000 metros de profundidad
alimentándose, un esfuerzo del que les cuesta recupe-
rarse alrededor de 15 minutos. Es en ese lapso de tiempo
cuando son embestidos por las afiladas quillas que tan
a menudo los dejan heridos de muerte». Aquellos lamen-
tables sucesos fueron el detonante de que se iniciasen
investigaciones para evaluar cómo los ruidos que produce
el hombre en los océanos están relacionados con estas
colisiones y plantear algún tipo de solución. Fue enton-
ces cuando André tuvo la idea: escucharía los sonidos
del mar para detectar la presencia de ballenas instalando
unos «oídos» bajo el agua. Y así fue como creó el primer
sistema anticolisión de ballenas, llamado WACS (por
sus siglas en inglés de Whale Anti-Collision System).
«Se trata de unas boyas pasivas acústicas fijadas en
el fondo marino, a 50 metros de profundidad, que, equi-
padas con micrófonos y sensores, captan el sonido o la
mera presencia de los cetáceos y envían la señal a un
laboratorio de detección en tierra. Desde allí se alerta a
los capitanes de barco de la presencia de los animales
en su zona para que eviten la colisión», explica André.
Su invento le valió en 2002 ser uno de los laureados de
los Premio Rolex a la Iniciativa, los galardones que desde
hace más de 40 años apoyan a personas con proyectos
innovadores que mejoran la vida en el planeta, amplían
el conocimiento humano, responden a grandes retos o
preservan el patrimonio natural y cultural para las gene-
raciones venideras. «El premio nos dio visibilidad, nos
permitió tener voz. Y gracias al galardón creamos el LAB
en Barcelona, el primer laboratorio de contaminación
acústica, y desarrollamos el proyecto de escucha de
las profundidades oceánicas LIDO (siglas de Listen to
the Deep-Ocean Environment)», explica. En el marco
de este proyecto, André ha creado una red mundial
de observatorios en las profundidades marinas, unos
150 por el momento, que a través de varías tecnologías
que ha ido desarrollando a lo largo de los años escuchan
los sonidos del océano las 24 horas del día, detectando
la contaminación acústica de origen humano. Se trata,
dice, de combinar los intereses de las industrias con la
preservación del medio ambiente marino. «Estos siste-
mas permiten diferenciar los sonidos naturales, propios
de la vida marina o de los eventos geológicos, de los
producidos por el ser humano. El objetivo es recabar la
mayor cantidad de datos posible, cartografiar qué zonas
son las que presentan mayor riesgo y actuar en conse-
cuencia».
Pero sus sistemas de escucha de la Tierra no solo están
ayudando a salvar especies en el mar. También las ha
instalado en ecosistemas terrestres, gracias a la colabo-
ración que el bioacústico francés ha establecido con
otros Laureados Rolex. Por ejemplo, con el ambientalista
Arun Krishnamurthy, dedicado a la restauración de los
lagos contaminados de la India y también comprometido
en la conservación de los elefantes. Con su ayuda trabaja
desde 2019 en el estado de Bengala Occidental para
tratar de evitar accidentes entre estos animales y los
ferrocarriles. «Más de 350 elefantes mueren cada año
arrollados por los trenes», relata André. Para evitarlo,
las autoridades usan sensores de imagen, pero estos
detectan a los animales a un máximo de 250 metros de
©HEATHER CRUICKSHANK
Con los auriculares puestos y gracias a una boya
situada en el fondo marino, Michel André escucha
el ruido del Ártico, cuyo deshielo ha abierto
la posibilidad a nuevas actividades humanas.
La perturbación sonora en el ecosistema puede
causar un desequilibrio de la biodiversidad polar.
las vías, lo que da muy poco margen de maniobra. En
cambio, los sensores acústicos captan los sonidos de los
elefantes en un radio de un kilómetro, lo que permite a
los conductores frenar a tiempo.
También ha colaborado con el espeleólogo Francesco
Sauro, cuyo trabajo en los tepuyes de América del Sur
presentamos en la revista en agosto de 2020. Juntos han
puesto en marcha una nueva disciplina científica, la
espeleoacústica, destinada a comprender la formación
y evolución de las cavernas a través del análisis de sus
paisajes sonoros.
Y en la Amazonia ha puesto en marcha, junto con el
equipo del primatólogo José Márcio Ayres, un Laureado
de 2002 ya fallecido que dedicó su vida a la protección
de la selva amazónica, una red de escuchas en la Reserva
de Desarrollo Sostenible Mamirauá que proporciona
valiosos datos a los guardas del bosque y les ayuda a
monitorizar la salud de los ecosistemas. No solo mediante
micrófonos ubicados en las copas de los árboles: también
SEPTIEMBRE 2022
CÓMO AFECTA LA CONTAMINACIÓN ACÚSTICA A LA VIDA MARINA
El ruido generado por las actividades humanas causa lesiones e incluso la muerte a una gran variedad de animales.
En resumen, pone en riesgo los ecosistemas marinos e impacta severamente sobre los recursos.

CETÁCEOS PECES CEFALÓPODOS PLANTAS

Protagonizaron los
primeros estudios de
contaminación acústica:
el ruido no solo les
impide comunicarse,
también los puede llegar
a matar. Se ha podido
comprobar que el ruido
emitido por sonares de
alta intensidad provoca
grandes varamientos
y muertes de cetáceos.
Muchas especies usan
sonidos para comunicarse,
orientarse, alimentarse y
huir de los depredadores.
Pero la injerencia humana
causa un ruido que los
estresa, induce a cambios
de comportamiento y
los despista a la hora de
encontrar las mejores
zonas de alimentación
y reproducción.
Sepias, calamares, pulpos
y otros invertebrados
tienen un sistema
auditivo formado por
unos órganos sensoriales
especializados que se
denominan estatocistos.
La contaminación
acústica daña
gravemente estos
receptores de las
vibraciones sonoras.
El ruido de origen
antropogénico lesiona
de forma grave y
permanente a las
praderas de posidonia.
Daña sus órganos
sensoriales, equivalentes
a los estatocistos de los
invertebrados, lo que
afecta a sus procesos
nutricionales y también
a sus raíces.

DE IZQUIERDA A DERECHA: RICHARD ROBINSON / GETTY IMAGES; SJO / GETTY IMAGES; SAMEH WASSEF / GETTY IMAGES; TAO XU / GETTY IMAGES
con una serie de drones extremadamente silenciosos
cuya misión será captar sonidos, imágenes y muestras
de especies tanto en tierra como en el medio acuático.
En total, están monitorizando más de una treintena de
especies de mamíferos, aves, monos e insectos, y a uno
de los cetáceos en mayor peligro de extinción del mundo:
el delfín rosado (Inia geoffrensis), uno de los pocos del-
fines de agua dulce que existen. «El ruido de las embar-
caciones es una de sus grandes amenazas, así como
también la contaminación que genera la minería de la
zona», explica André.
Desde el LAB, donde se custodia la mayor base de
datos de sonidos de la naturaleza y del impacto que los
ruidos humanos ejercen sobre ella, André participa en
numerosos proyectos internacionales y combina el
desarrollo de nuevos micrófonos más sensibles y robus-
tos que puedan adaptarse a distintos entornos con sis-
temas de inteligencia artificial y aprendizaje automático
que le permiten monitorizar cada vez mejor los sonidos
de la Tierra. «Hace unos años abordábamos los ecosis-
temas de manera independiente. Aislábamos los datos
del océano de los del bosque y los del desierto. Ahora,
gracias a la red mundial de sensores que están con-
tinuamente comprobando la salud de la naturaleza,
TERESA CORREA (ARRIBA, IZQUIERDA); ©ROLEX / KURT AMSLER (DERECHA, ARRIBA);
MOMENT / GETTY IMAGES (DERECHA, ABAJO)
Michel André monitoriza la biodiversidad de la reserva
de Mamirauá, en la Amazonia, desde 2016 (izquierda).
En 2002 ganó un Premio Rolex a la Iniciativa por su
sistema anticolisión de ballenas (WACS), una de cuyas
antenas es introducida en el agua tras ser revisada
(arriba). Los peces también se ven afectados por la
contaminación acústica causada por los humanos (abajo).
sabemos qué debemos hacer para prevenir una amenaza
debida a la actividad humana, desde la tala de árboles
en la Amazonia hasta la caza furtiva en África o los
graves ruidos industriales en los océanos». Hoy escu-
chamos a la naturaleza desde cualquier parte del mundo:
«Desde nuestra casa, podemos acceder cómodamente
a los sonidos de la selva, de los polos, de los océanos…
Podemos ir a cualquier sitio, al mismo tiempo». j
El bioacústico francés Michel André fue Laureado con los Premios
Rolex a la Iniciativa en 2002 por crear un sistema de escuchas
submarino para prevenir el riesgo de colisión entre barcos y
ballenas. Este artículo ha contado con el apoyo de Rolex, que
colabora con National Geographic para arrojar luz, mediante
la ciencia, la exploración y la divulgación, sobre los retos que
afrontan los sistemas más cruciales que sustentan la vida
en la Tierra. Más información en www.rolex.org/es/rolex-awards.
SEPTIEMBRE 2022
 Creemos que cuando las personas entiendan mejor el mundo
que habitamos, tomarán mayor conciencia sobre su protección.

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S E P T I E M B R E | EDITORIAL

DESDE 1888,
LA REVISTA Conozca al nuevo
director de la revista
HA TENIDO
11 DIRECTORES

DE PEQUEÑO fui un lector insaciable de

gustos eclécticos. Una semana me inte-
resaban los cometas. A la siguiente, las
ballenas. Herculano. La tectónica de
placas. Senegal. Leía algo que despertaba
mi interés y allá que me iba a la biblioteca
de mi pequeño pueblo de Wisconsin en
busca de libros que me ofreciesen más
conocimiento sobre el tema.
Tuve la suerte de que mi abuela –quien
me enseñó las ventajas de no perder
nunca la curiosidad por muy mayor que
te hagas– nos regaló una suscripción a
National Geographic cuando tenía ocho
o nueve años. A partir de ahí, el cataliza-
dor de mi obsesión de turno casi siempre
era un artículo de la revista que me abría
las puertas a alguna realidad de cuya exis-
tencia apenas era consciente, o que creía
conocer pero no entendía realmente.
Según fui creciendo, la Geographic me
abrió los ojos a la maravilla que es nuestro
mundo. Lo que descubrí en sus páginas
me ayudó a construir una imagen más
completa y matizada de nuestro planeta:
sus tesoros, sus problemas y, sobre todo,
su fascinante diversidad de personas,
lugares y cosas.
En National Geographic también hallé
la inspiración que me animó a salir de casa
y explorar por mí mismo. Conocer más
mundo en primera persona no solo enri-
queció mis conocimientos: me grabó a
fuego la importancia y la urgencia de
preservar y proteger nuestro planeta.
Aunque este número es el primero de
mi andadura al frente de la revista, lo cierto
es que en su mayor parte lo produjo nuestro
extraordinario equipo antes de mi llegada.
Para mí es un placer poder presentarme
desde estas páginas, y un honor formar
parte de una entidad que ha ejercido tal
El archivo de National Geographic, custodiado
influencia en mi vida. En los próximos en nuestra sede central de Washington D.C.,
meses pondremos en marcha planes de guarda todas las revistas que recuerdo haber
futuro para National Geographic, en nues- leído en mi juventud, como este número
de mayo de 1986, con un artículo de portada
tro empeño por seguir siendo tan esen- sobre el Serengeti.
ciales y relevantes como siempre, y por
Tenemos algo más que
mantener nuestro prestigio. Me ilusiona
contarte. Escanea este código
lo que pretendemos ofrecerle, y espero Nathan Lump, y apúntate a la newsletter de
que nos acompañe en este viaje. director National Geographic España.

FOTO: MARK THIESSEN

 POR NINA STROCHLIC

FOTOGRAFÍAS DE
A N D R E A F R A Z Z E T TA

REVIVIR
EL CAMINO
A ROMA
LA VÍA APIA SIMBOLIZÓ EL PODER DEL

I M P E R I O RO M A N O. H OY I TA L I A E S TÁ R E S TAU R A N D O

L A A N T I G UA C A L Z A DA PA R A C R E A R U N A R U TA

D E P E R E G R I N AC I Ó N A T R AV É S D E L A H I S TO R I A .

3
E EN LAS AFUERAS DE ROMA

bajo milenios de historia.

hay un
McDonald's en el que puedes bajar la
mirada al suelo de vidrio y contemplar,
unos metros más abajo, las grises losas
de una antigua calzada romana y unos
esqueletos contorsionados que llevan
dos milenios incrustados en la cuneta.
Son vestigios de un ramal de la prime­
ra gran autopista europea, la Vía Apia.
La ruta, inaugurada el año 312 a.C., sale
de la urbe y serpentea por el sur de Ita­
lia hasta morir en la ciudad portuaria
oriental de Bríndisi. En ella se inspiró
el dicho «todos los caminos llevan a
Roma», y en Italia sigue llamándose
Regina Viarum, la Reina de las Calzadas. Pero
en muchos sentidos cayó en el olvido, enterrada

Hasta hoy. Ahora el Estado italiano ha puesto

en marcha un proyecto que la transformará en
una ruta de peregrinación desde la bulliciosa
Roma hasta Bríndisi, una tranquila ciudad marí­
tima del talón de la bota italiana. En sus aproxi­
madamente 580 kilómetros de longitud, la Vía
Apia adopta muchas formas: camino de tierra
flanqueado de árboles, plaza del pueblo, auto­
pista. No siempre es pintoresca y un regalo para
la vista, pero permite conocer una faceta de Ita­
lia que pocos turistas vislumbran.
En la antigua Roma, la
Vía Apia movía tropas,
mercancías, ganado
e ideas por el sur de
Italia. Los pastores
todavía llevan sus
rebaños a pastar junto
a la antigua calzada en
Pero antes de que atraiga multitudes, el Go­ lo que hoy es el Parque
Arqueológico de la
bierno debe empezar por desenterrarla y, en
Apia Antigua, en Roma.
algunos casos, incluso localizarla. Por eso una
PÁ G I N A S A N T E R I O R E S
mañana de otoño me encontré mirando la cal­
El arco de Druso, del
zada desde una avanzadilla del imperio de las
siglo iii, marca el inicio
hamburguesas. A su paso por Roma, la Vía Apia de una ruta a pie que
son casi 18 kilómetros de parque arqueológico parte de Roma y
sumergirá a los viajeros
bien conservado. El último tramo es un camino
en las zonas menos
arbolado en pendiente. Luego prácticamente visitadas de Italia a lo
desaparece bajo el asfalto por espacio de 80 kiló­ largo de los 580 kiló -
metros de la Vía Apia.
metros. Su última aparición en la Ciudad Eterna
El punto de partida
es debajo del McDonald's. original de la calzada
En ese punto hay un ramal secundario, uno de es una incógnita.
los pocos trechos de la Vía que se han excavado

4 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
y preservado recientemente. Cuando pregunto al
encargado del local por los antiguos adoquines,
avisa a una mujer sentada a una mesa. Se presenta
como Pamela Cerino, la arqueóloga que desente­
rró la calzada en 2014. Da la coincidencia de que
hoy ha venido a hablar de futuros proyectos en el
yacimiento. Salimos del establecimiento y des­
cendemos por una escalera hasta el antiguo empe­
drado. «El proyecto se diseñó para poder admirar
la calzada sin tener que entrar en el McDonald's»,
me cuenta Cerino. Tres esqueletos yacen en la
cuneta, réplicas de los huesos que ella desenterró.
Varios metros por encima, el techo de vidrio nos
permite ver a la gente atracándose de McNuggets.
Cuando apareció un tramo de la Vía Apia duran­
te la construcción del McDonald's, los vecinos
temieron que la cadena de comida rápida estu­
viese adquiriendo vestigios romanos de un valor
incalculable. En realidad, me explica Cerino, lo
habitual es que los yacimientos arqueológicos se
vuelvan a enterrar porque mantenerlos es carí­
simo. No tardé en descubrir que los vestigios de
la Vía Apia son tan pocos y están tan dispersos,
que tener aquel a la vista era una inmensa suerte.
I. LA RUTA
pueblos, montañas
L A V Í A A P I A C R U Z A C I U DA D E S ,
y fincas de cultivo a su paso por cuatro regiones y
un centenar de municipios. La mayor parte yace,
pavimentada y olvidada, bajo la transitada Strada
Statale 7. Pero las losas originales emergen de vez
en cuando: junto a un bar de copas en la plaza de
un pueblo, bajo unas pesadas lonas en un solar
invadido de maleza…
REVIVIR EL CAMINO A ROMA 5
En el parque de la Apia
Antigua se conservan
las ruinas de la red de
acueductos de la antigua
Roma. Mientras que los
sitios más famosos de
la capital están tomados
por los turistas, pocos
son los que viajan unos
kilómetros hacia el sur,
por lo que este espacio
queda para el disfrute
de los autóctonos.

6
 El administrador romano Apio Claudio concibió
la vía epónima como un instrumento de dominio
militar. Se estima que esclavos y obreros movieron
unos 45.300 metros cúbicos de tierra y piedra por
cada 1,6 kilómetros –o milla– pavimentados (la
milla como unidad de medida es en realidad un
invento de los romanos). Claudio le dio su propio
nombre, una práctica por entonces poco habitual
que da fe de la importancia de la infraestructura,
pero perdió la vista y falleció antes de su comple­
ción. La Vía Apia atravesaba el país en línea casi
recta, transportando al ejército romano mientras
el Imperio se adueñaba del sur de Italia y partía
hacia Oriente por vía marítima para extender su
dominio más allá de la península itálica. Fue la
primera de las 29 calzadas que salían de Roma.
El poeta latino Horacio inauguró el género de
relatos de viajes por la Vía Apia hacia el año 35 a.C.;
desde entonces no han faltado elocuentes elogios.
Pero la admiración por esa calzada como una
hazaña de la ingeniería se desvaneció cuando el
Imperio romano empezó a desmoronarse en el
año 395 d.C. y la Vía Apia fue cayendo en desuso.
En un libro de 1846, Charles Dickens hablaba de
«tumbas y templos, derruidos y postrados».
Después, en 2015, el escritor italiano Paolo Rumiz
decidió recorrerla para el periódico La Repubblica.
Solo había un problema: la inexistencia de un mapa
moderno de la ruta. Se puso entonces en contacto
con Riccardo Carnovalini, destacado senderista
que lleva casi cuatro décadas pateándose Italia.
Durante dos meses, Carnovalini se dedicó a super­
poner mapas militares, antiguas vías pecuarias e
imágenes de satélite para trazar el recorrido de la
Vía Apia. A continuación cargó el trazado en un
GPS y lo recorrió con Rumiz.
El viaje de Rumiz llamó la atención del Minis­
terio de Cultura, y en 2015 el Gobierno italiano
anunció un plan para resucitar la ruta. Siglos de
utilización indiscriminada del suelo habían dejado
tesoros arqueológicos en manos privadas, y villas
milenarias reformadas sin orden ni concierto. La
conservación está en marcha, pero sin visitantes,
la Vía Apia podría caer una vez más en el olvido.
«Caminar es el acto más político que se puede
hacer para cambiar el paisaje», me dice Carnova­
lini cuando me reúno con él en la Vía Apia. Pero
muchos impedimentos alejan a los caminantes,
desde la dificultad para localizar la ruta hasta la
escasez de alojamientos, pasando por las insufi­
cientes infraestructuras de apoyo.
Y ahí es donde entra en escena Angelo Costa,
fundador de Studio Costa, uno de los tres estudios
8 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
de arquitectura encargados de convertir la Vía
Apia en un recorrido practicable. Su propuesta se
basa en un precedente histórico: los antiguos
romanos que viajaban por ella encontraban una
parada de postas cada 16 kilómetros y una posada
cada 32. Costa imagina una versión actualizada:
29 trechos a pie, cada uno de unas seis horas.
Los caminantes explorarán los escenarios de
famosas luchas gladiatorias, dormirán en sencillas
casas de huéspedes y degustarán las gastronomías
regionales. Las áreas de descanso, los alojamien­
tos –algunos ya existentes, otros nuevos– y los
monumentos figurarán en una aplicación de móvil,
perfectamente identificados. El enfoque de «menos
es más» no busca disimular los tramos descuida­
dos, sino mostrar lo que hay, sin tapujos.
Costa no es el primero de los nuevos diseñado­
res de la Vía Apia en reconocer que se está ges­
tando una rivalidad encubierta: un año normal el
Camino de Santiago, la ruta sacra española, atrae
unos 300.000 caminantes; su destino, Santiago
de Compostela, recibe más de dos millones de
turistas al año.
De Roma a Bríndisi, la Vía Apia es un viaje laico
por la historia de Italia. Pero si se hace al revés,
sigue los pasos de san Pablo en su viaje de Jerusa­
lén a Roma. «Y al final llegas al papa», dice Costa.
II. EL COMIENZO
CUANDO ME PROPUSE RECORRER la Vía Apia
supuse que empezaría por el principio. Pronto
descubrí que todavía no se ha excavado.
Es probable que los primeros adoquines estén
enterrados cerca de lo que hoy es una rotonda
perpetuamente atascada del centro de Roma. Con­
fiando en localizarlos sin tener que cortar el ince­
sante tráfico de la ciudad, el Ministerio de Cultura
ha estado haciendo calicatas pequeñas pero pro­
fundas en la calle, hasta ahora sin éxito.
Varios kilómetros más al sur se encuentra el
Parque Arqueológico de la Apia Antigua, el tramo
mejor conservado y más transitable. Su trazado
serpentea desde el centro de Roma hasta las afue­
ras de la ciudad, flanqueado por unos 400 yaci­
mientos arqueológicos: villas romanas llenas de
mosaicos, una laberíntica catacumba cristiana con
medio millón de difuntos y mausoleos tanto de
esclavos como de señoritas de alcurnia. «Detente,
forastero –implora una lápida–, y contempla este
montículo de tierra a tu izquierda, que alberga los
huesos de una buena persona».
 CIUDAD DEL VATICANO L'Aquila
Roma Atri
Villa de los La Vía Apia fue la primera
A
Quintilios PARQUE ARQUEOLÓGICO de las 29 calzadas romanas Pescara ROP
DE LA APIA ANTIGUA
que partían de la ciudad EU ÁREA
e inspiraron el dicho ITALIA DEL MAPA

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VÍA A
«todos los caminos llevan

A
a Roma». Una iniciativa
Ma r Me d i t . AS
L
quiere transformarla Jerusalén
Alejandría
A
en ruta senderista.

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PIA

L O S A B R U Z O S Extensión del Imperio romano,

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segunda mitad del siglo II d.C.

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E Á F R I C A
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Terracina N
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Minturno Larino
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calzadas romanas
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al pasado
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Con 580 kilómetros de

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longitud desde Roma

hasta Bríndisi, la Vía
Tarento
Apia se construyó hace Policoro
2.300 años para trasladar
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a los ejércitos de los G o lf o d e Ta r e nto sa í

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ambiciosos estadistas Br
romanos. Después de ser
transitada durante varios Las legiones romanas
zarpaban de Bríndisi, Lecce
siglos por legionarios, el final de la Vía Apia, para
comerciantes y peregrinos, conquistar nuevas tierras.
cayó en desuso. Hoy una Cosenza Durante su apogeo en el
siglo ii, el Imperio romano
gran parte de ella yace
regía los destinos de una
A

bajo granjas, carreteras y cuarta parte de la población

construcciones modernas.
I

mundial en tres continentes.

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CHRISTINE FELLENZ, NGM. ROB WOOD, WRH ILLUSTRATION. FUENTES: MINISTERIO DE CULTURA DE ITALIA;
BARRINGTON ATLAS OF THE GREEK AND ROMAN WORLD; © EUROGEOGRAPHICS 2022
 Pero el típico turista que visita Roma lleva un
ritmo frenético, pues apenas para en la capital
unos días hasta que parte hacia Florencia o Vene­
cia. Antes de la COVID­19, el parque arqueológico
recibía 100.000 visitantes al año. A unos tres kiló­
metros al norte, el Coliseo atraía a más de siete
millones. El nuevo director del parque ha lanzado
un atractivo programa de conciertos, festivales y
jornadas de patrimonio. Aquel cálido día de otoño
parecía estar dando sus frutos: los padres hacían
un pícnic en la hierba que había alrededor de las
ruinas de un estadio romano mientras los niños
hacían de gladiadores con espadas de juguete.
La placidez que se respira en el parque lo distin­
gue de los demás monumentos romanos. Con­
forme las piedras de la Vía Apia se alejan de la
ciudad, los yacimientos arqueológicos se van
espaciando, hasta que al final solo una columna
o una estatua solitaria se alza en los campos loza­
nos. La copa plana y frondosa de los pinos piño­
neros ofrece sombra, y de vez en cuando hay un
punto de interés histórico o una fuente. Pero una
vez llega al McDonald's, la Vía Apia desaparece.

III. PASEO POR EL TIEMPO

de la Vía Apia una
PA R A D E S C I F R A R E L T R A Z A D O
vez fuera de Roma, recurro a Riccardo Carnova­
lini, el senderista de 64 años que la cartografió en
2015. Nos reunimos en la modesta población de
Benevento, en un restaurante de la plaza. Mientras
disfrutamos de unas flores de calabacín reboza­
das, bacalao en salsa de tomate y un aperitivo de
menta, me cita a Italo Calvino, que escribió que
el país visitado solo llega a conocerse «haciéndolo
pasar por los labios y el esófago».
Cuando en 2015 Carnovalini y el escritor Paolo
Rumiz recorrieron por primera vez la Vía Apia,
terminaron haciendo unos 80 kilómetros más que
la ruta original. La modernidad había engullido
gran parte del trazado inicial, obligándolos a sor­
tear autopistas y polígonos industriales.
Ya estamos a 225 kilómetros de Roma, pero Car­
novalini describe esta zona como el inicio de una
larga lista de desacuerdos sobre el camino original
de la Vía Apia. Para trazar la ruta moderna, ha
escogido las opciones más factibles tras estudiar
mapas, ángulos de calles y materiales de construc­
ción. Así y todo, las líneas rosas y azules que marca
su GPS revelan las teorías en pugna.
«Hay otras rutas –me dice–, pero son para hacer
turismo. Esto no es un tour; es historia».
Al día siguiente pasamos junto a tractores
sobrecargados que avanzan pesadamente por
plantaciones de tabaco, colinas cuajadas de moli­
nos de viento y campos devorados por quemas
controladas. Carnovalini camina sin esfuerzo,
cascando avellanas y recogiendo uvas de las vides
que nos encontramos por el camino.
La Vía Apia ha sido literalmente absorbida por
estos pueblos somnolientos, sus piedras y colum­
nas resisten incrustadas en muros y portales. En
los tramos largos, la línea roja del GPS de Carno­
valini es la única indicación de que vamos bien.
De vez en cuando hay un caminito amarillo,
indicador de un desvío concebido para evitar las
carreteras principales. En calidad de asesor del
Ministerio de Cultura, Carnovalini ha trazado
decenas de ellos, tanto para sortear los tramos
intransitables de la ruta como para conducir a los
senderistas a los hospedajes existentes. Recorrer
la Vía Apia, descubro, no siempre significa pisarla.

10 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
 IZQUIERDA
Los novios ven en la
Vía Apia un símbolo de
«el camino que han de
recorrer juntos –dice
el fotógrafo de bodas
Angelo Corbi, cuyo
estudio está junto a las
piedras de la calzada en
el pueblo de Terracina–.
¿Qué mejor que la
Vía Apia para plasmarlo
en imágenes?». La
plaza del pueblo es
hoy un destino popular
de los contrayentes,
y Corbi se asegura
de que la Vía Apia
proporcione un telón
de fondo histórico.

ABAJO
Niccolò Bassotti entrena
con su equipo de fútbol
en el Gerini Quadraro,
un campo a escasos
metros de los antiguos
acueductos de Roma
que se hizo famoso
cuando Federico Fellini
lo incluyó en la primera
escena de La Dolce Vita.

REVIVIR EL CAMINO A ROMA 11

Los fans de James Bond
quizá reconozcan este
puente de Gravina in
Puglia, próximo a la
Vía Apia, por el salto
de 007 en Sin tiempo
para morir. Ofrecer
localizaciones es una de
las iniciativas con las que
el sur de Italia espera
mejorar su economía.
13
ARRIBA
Adriano Casagrande
restaura el busto
conocido como la
Cabeza de Filósofo en
el Instituto Central de
Restauración de Italia.
Se encontró durante
las excavaciones de
la gran Villa de los
Quintilios, en la quinta
milla de la Vía Apia.

DERECHA
La estudiante de
restauración Ilaria
Cavaterra trabaja en
los mosaicos de la Villa
de los Quintilios, una
residencia romana tan
codiciada que, según
se cuenta, el emperador
Cómodo asesinó a
sus propietarios para
instalarse en ella en el
siglo ii. «Este palacio,
si se conserva bien,
puede mostrar cómo
se vivía en la antigua
Roma», dice Serena
di Gaetano, la experta
en restauración de
mosaicos que supervisa
el proyecto.

14
Carnovalini me lleva por un desvío que atraviesa
Frigento, un pueblo encantador situado sobre una
colina, donde bajamos a una cisterna romana.
IV. TURISMO SIN TRAMPA
italiano ha destinado
E L M I N I S T E R I O D E C U LT U R A
20 millones de euros para preparar la Vía Apia al
turismo, pero al visitar los yacimientos arqueoló­
gicos que jalonan la ruta veo meridianamente
claro que hacen falta más fondos, y rápido. Los
arqueólogos se pasaron el año 2020 excavando un
tramo adoquinado de 45 metros a su paso por un
pueblo llamado Passo di Mirabella. Hoy ese trecho
está tapado por una gran lona de protección. El
equipo no podrá avanzar en la preservación de lo
descubierto hasta que llegue la siguiente remesa
de fondos.
La historia se repite en toda Italia, donde la crisis
económica ha obligado al Gobierno a recortar el
presupuesto cultural año tras año en la última
década. La inyección de dinero en el trazado de
la Vía Apia es más que bienvenida, pero requerirá
un mantenimiento sostenido en el tiempo. Son
regiones a las que no suele hacerse mucho caso,
se lamentan los arqueólogos. Cuando hay dinero,
dice uno, suele destinarse a Pompeya y Herculano.
Carnovalini me había advertido que viajar por
la famosa calzada era una experiencia sin trampa
ni cartón: «Recorrer la Vía Apia es una montaña
rusa. De repente piensas: "¡Oh, qué preciosidad!",
y al minuto siguiente giras la cabeza y dices:
"¡Menudo adefesio!"».
«Italia no es una postal», añadió.
Esa realidad cristaliza a medida que me acerco
a Tarento, una ciudad portuaria a unos 65 kilóme­
tros del final de la Vía Apia. Es el único lugar en el
que Carnovalini y Rumiz se vieron obligados a
pedir un taxi durante su periplo. Ante mí se extien­
den 16 kilómetros cuadrados de suelo industrial.
Esta contaminante acería, la mayor de Europa, ha
convertido Tarento en «las trincheras de Italia»,
me había advertido un periodista italiano.
La Vía Apia pasa junto a la fábrica y se adentra
en la isla que alberga el casco antiguo de la ciudad.
Tienes la impresión de haber retrocedido 60 años.
En unas tiendas diminutas se ven ancianos pin­
tando los santitos que venderán a los contados
turistas. Los barcos de pesca se disputan el espa­
cio a lo largo del paseo marítimo; me cuentan que
a veces se ven delfines y ballenas en el horizonte.
Las sinuosas callejuelas conducen a una catedral
en la que no cabe un centímetro más de mármol.
Tarento se convierte al instante en mi parada favo­
rita. Pero por encima de este espejismo de la vieja
Italia se elevan las nubes de humo negro que escu­
pen las chimeneas industriales.
Tarento fue la única ciudad fundada por los
espartanos fuera de Grecia; una hilera de colum­
nas griegas sigue en pie cerca del agua. Junto a
ellas me cito con Massimo Castellana, integrante
de una coalición activista que reclama el cierre de
la fábrica. En los días de viento, cuando las partí­
culas de acero llegan a la ciudad, los vecinos cie­
rran las ventanas y los niños no van al colegio.
Varios estudios han identificado que la incidencia
de las enfermedades oncológicas es más elevada
aquí que en el resto de Italia, sobre todo entre los
niños. Tarento debería ser famosa por su belleza,
dice Castellana, no por su industria. Pero la fábrica
sigue abierta tras años y años de protestas.
REVIVIR EL CAMINO A ROMA 15
Para que la caminata
por la Vía Apia resulte
atractiva a los turistas,
sus planificadores
han diseñado casi un
centenar de desvíos a
miradores panorámicos,
pueblos con encanto
y sitios arqueológicos.
A escasa distancia de
la Vía Apia, el castillo
de Monteserico es
uno de ellos.

16
 Entre las muchas esperanzas que ciudadanos
como Castellana cifran en el renacimiento de la
Vía Apia figura la posibilidad de que explotar el
potencial turístico de la historia llegue a virar las
tornas para el sur de Italia, una región que carga
desde hace mucho con el sambenito de ser un
lugar atrasado y lacrado por la delincuencia. En
el camino de Tarento a Bríndisi, donde termina
la Vía Apia, hago un alto en la otrora amurallada
población de Mesagne. Allí me entrevisto con
Simonetta Dellomonaco, directora de la comisión
cinematográfica regional, quien comparte con­
migo su lema: «La cultura es el único combustible
que no contamina cuanto más se consume».
Cuando Dellomonaco era una niña, Mesagne
se conocía como la cuna de la Sacra Corona Unita,
o quarta mafia. Hoy esa imagen está dejando paso
a pintorescos cameos hollywoodienses, como el
de la última película de James Bond. Y en las afue­
ras de la ciudad los arqueólogos han desenterrado
el último tramo visible del empedrado de la Vía
Apia. Un equipo de funcionarios acababa de estar
allí para ultimar la candidatura de la Vía Apia a
Patrimonio Mundial de la Unesco. «Antes se decía
que todos los caminos llevan a Roma –dice Dello­
monaco–, pero el más importante termina aquí».

V. EL FINAL DEL CAMINO

en la época
« B R Í N D I S I V I V I Ó S U M AYO R E S P L E N D O R
romana –cuenta una guía local al grupo de visi­
tantes congregado en el paseo marítimo–. Los
romanos comprendieron la importancia del
puerto. Desde Bríndisi se zarpaba hacia Oriente».
Hoy se celebra el día anual de la Vía Apia, y el
grupo ha venido a visitar el punto final de la ruta
en esta soleada tarde de octubre. En torno al año
266 a.C. los romanos llegaron a esta costa, derro­
taron a los mesapios y completaron la calzada.
La guía sube unas largas escaleras hacia las
famosas columnas que ponen punto final al
camino. El grupo se reúne para hacerse una foto
alrededor de una inmensa columna y la base de
su gemela (el resto fue obsequiado hace siglos a
una ciudad vecina). «Estas columnas suelen con­
siderarse el final de la Vía Apia –dice–. Aunque
no todo el mundo está de acuerdo».
Un momento. El punto de partida era incierto,
pero el final siempre había estado claro: dos
columnas que enmarcan el Adriático en Bríndisi.
Solo que el análisis del mármol ha revelado que
datan de dos siglos después.
Un arqueólogo de la excavación de la Vía Apia
me aconseja no obsesionarme con encontrar el
final. Esta calzada es camaleónica, pasa de calle
a camino y de camino a autopista; es más un sis­
tema que una línea. «Perseguimos un mito», dice.
Lo importante es que convirtió a Bríndisi en
una potencia mundial de la que zarpó el ejército
romano para expandir su imperio hacia el este,
incorporando ciudades como Alejandría y Jeru­
salén. Con el tiempo, el Imperio romano llegó a
regir los destinos de una cuarta parte de la pobla­
ción humana repartida en tres continentes.
Bríndisi se convirtió en destino de los peregri­
nos de Tierra Santa, que aguardaban semanas
para embarcar en la siguiente nave a Jerusalén.
Hoy llegan un par de cientos de visitantes al año
por las varias rutas de senderismo que conducen
a la ciudad. Restaurar la reputación de Bríndisi

18 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
 Se cree que la Vía
Apia llegaba hasta
–y quizá pasaba por–
la puerta de Bríndisi
antes de convertirse
probablemente en la
calle principal, conocida
en época romana como
el decumano. Sobre el
puerto de Bríndisi se
erigieron dos columnas
ornamentadas que
quizá marcaban el final
de la Vía Apia. Hoy solo
queda una; la otra fue
cedida a una ciudad
vecina hace siglos.

como destino turístico es la cruzada personal de
Rosy Barretta. Barretta financia de forma privada
una organización que coordina visitas de peregri­
nos, llamada Bríndisi y los Caminos Antiguos, y
su familia dirige una gran empresa de remolca­
dores. «Era una lástima que nadie se ocupase de
cuidar este ejemplo de ingeniería e inventiva»,
dice. Se imagina la ciudad llena una vez más de
viajeros que siguen el trazado de la Vía Apia.
A la mañana siguiente me invita a ver el puerto
desde un remolcador. De la ciudad parten estre­
chas carreteras que se adentran en el mar, creando
un círculo protector que recuerda a un par de cuer­
nos. El Castillo Alfonsino se yergue en uno de esos
«cuernos», rodeado por el Adriático. Barretta sueña
con transformarlo en un museo de la Vía Apia.
Observamos cómo se acerca al puerto un barco
enorme. El capitán de nuestro remolcador, un
joven brindisino llamado Alessandro di Giulio,
abre una aplicación en su móvil y averigua que el
buque zarpó de Mozambique. Transporta azúcar
en bruto, nos informa, que se procesará en Italia.
El mar está calmo cuando dos de los remolca­
dores de Barretta se apresuran a recibir el mer­
cante y empiezan a remolcarlo a puerto. Di Giulio
me cuenta que hace poco volvió a casa tras una
década fuera, trabajando en Carnival Cruises.
Conoció Oriente Próximo, África y el Caribe, pero
siempre soñó con volver al puerto de Bríndisi,
donde los barcos llevan miles de años descar­
gando mercancías y pasajeros. «En mi opinión
profesional, es el centro del mundo», afirma. j
Nina Strochlic, redactora de National Geographic,
suele escribir sobre conflictos, migración, historia y
cultura. Los orígenes familiares del fotógrafo Andrea
Frazzetta están en el final de la Vía Apia, en Bríndisi.

REVIVIR EL CAMINO A ROMA 19

SA LVA R LA H I STOR I A
En medio de una guerra que amenaza a millones de yemeníes, historiadores y arqueólogos
DE YEMEN
tratan de preservar los símbolos de una cultura que floreció hace milenios.

p o r i o na c r a i g
f o to g r a f í a s d e m o i s é s sa m a n

En Saná, capital de
Yemen, unos obreros
reconstruyen una
vivienda de adobe de
350 años de antigüedad,
propiedad de la familia
Al-Jarafi. La ciudad,
controlada por los
rebeldes hutíes desde
2014, sufre los ataques
aéreos de una fuerza de
coalición liderada por
Arabia Saudí y la Unión
de Emiratos Árabes. En
2015 una incursión dañó
la casa de los Al-Jarafi,
que lleva 150 años en
manos de la familia.

21
Unos jóvenes vendedores
de souvenirs esperan
la llegada de visitantes
jugando en la entrada
en ruinas de Kawkaban,
un popular destino
turístico. En febrero de
2016 un ataque aéreo
destruyó la milenaria
ciudadela y dejó siete
muertos.
La directora del Museo
Nacional de Adén, Aida
Ahmed Mohammed
(sentada al escritorio),
se reúne con su plantilla
en una sala vacía. Más
de 2.000 de las piezas
más valiosas del museo
están almacenadas en
la cámara acorazada de
un banco de la ciudad
portuaria de Adén.
D E PIE EN EL FONDO de un uadi
polvoriento, echo la cabeza atrás todo cuanto
puedo para contemplar la enorme estructura que
se yergue ante mí: hilada tras hilada de sillares
labrados con precisión, superpuestos en seco y al
milímetro hace unos 2.500 años, 15 metros de obra
que se pierden en el crepuscular cielo del desierto.
Llamar presa a esta milenaria maravilla de la
ingeniería parece casi insultante. Cuando se cons­
truyó la Gran Presa de Marib en territorio del
actual Yemen, sus muros de tierra y piedra tenían Unos niños expulsados
una longitud de 620 metros. Las colosales com­ de sus hogares por el
avance de los hutíes
puertas, aún hoy en pie, formaban parte de un matan el tiempo en un
sofisticado sistema que controlaba el flujo de las campo de desplazados
lluvias estacionales desde las tierras altas yeme­ de las afueras desérticas
de Marib. Capital del
níes en dirección a su agostado desierto oriental, antiguo y poderoso
dando de beber a oasis agrícolas a lo largo y ancho reino de Saba, la Marib
de 9.600 hectáreas de terreno yermo. Y, en medio moderna ha pasado
de ser una somnolienta
de todo ese paisaje, un próspero centro econó­ ciudad petrolífera
mico: Marib, capital de Saba, el reino árabe archi­ a frente de batalla
conocido por estar relacionado con Bilqis, la de la guerra civil.
legendaria mandataria inmortalizada en la Biblia
y el Corán como la reina de Saba.
En los mejores tiempos de la capital sabea, que
comenzó en el siglo viii a.C., esta presa no solo fue
la fuente de la prosperidad de la que gozaba la
ciudad, sino también la razón misma de su existen­
cia, pues hacía de ella una fértil parada que surtía

26 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
de alimento y agua en abundancia a los sedientos
dromedarios y los hambrientos comerciantes.
Aquel reino floreció en el sur de Arabia, donde
el incienso, la mirra y otras resinas aromáticas
muy estimadas se compraban y vendían en el opu­
lento corazón de una ruta del incienso que unía
la India con el Mediterráneo. Saba era también un
punto crítico de la economía caravanera, el lugar
en que se gravaban con impuestos artículos como
el marfil, las perlas, las sedas y las maderas nobles
en su transporte entre Oriente y Occidente.
Pero estamos en el siglo xxi, y hoy la riqueza de
Marib son los depósitos de crudo y gas que ocul­
tan las arenas de la gobernación homónima a la
que pertenece administrativamente. Eso hace de
la ciudad un objetivo estratégico en la guerra entre
los rebeldes hutíes de Yemen y una coalición que
lideran Arabia Saudí y la Unión de Emiratos Ára­
bes en apoyo de las fuerzas locales que se oponen
a la expansión de los hutíes, un conflicto que asola
Yemen desde hace ocho años. Desde 2020 la mile­
naria capital es el principal frente de batalla y uno
de los últimos bastiones metropolitanos del
Gobierno yemení reconocido internacionalmente.
A la luz del atardecer recorro los restos de los
muros de la red de barreras de la presa, impresio­
nada por la construcción y preguntándome qué
complejísima logística se necesitaba para mante­
ner una próspera ciudad del sur de Arabia hace
miles de años. Hasta que, de pronto, el familiar
sonido de la artillería que despierta en las mon­
tañas cercanas reverbera en todo el uadi.
S A LVA R L A H I S T O R I A D E Y E M E N 27
 TURQUÍA TURKM.
Teherán

TIERRA FRACTURADA
Mar Medit. SIRIA
A AFG.
IRAQ I IRÁN
JORDANIA
S KUWAIT
A BAHREIN PAK.
EGIPTO QATAR

Ma
Yemen lleva mucho tiempo dividido entre facciones. En el siglo vii Riyad Abu Dhabi

rR
sus reinos dispares dieron paso al conflicto entre las sectas musulmanas

a
ARABIA SAUDÍ

abi
ojo
chiitas y sunníes. Siglos después, su estratégica ubicación para 1.200 km, U.E.A. OMÁN

Ar
alcance máximo de
el comercio despertó los intereses competitivos de potencias los misiles hutíes

de
extranjeras. En la actualidad, una guerra civil está costando al país su
SUDÁN ar
ERIT. YEMEN M
pasado y su presente, al destruir tesoros arqueológicos y segar vidas. Saná
Á F R I C A
300 km

Houthi
Las forces
fuerzas havehan
hutíes launched
lanzado Iranian-supplied
misiles suministrados
missiles
por Irán into Saudi
a Arabia Arabia
Saudí y laand the U.A.E.
U.E.A.

GUB CON r itah

ERN TRO l - Ja
CO
AM L
EN as de A
Aren
Islas Sadah NT TA
Farasan HU ROL L
TÍ
Reino de Saba
Entre los años 800 a.C. y 275 d.C.,
Midi Harad aproximadamente, este reino
Al-Harf floreció gracias al lucrativo
comercio del incienso. Algunos
expertos creen que de aquí
MAIN procedía la bíblica reina de Saba.

Y E
M a

Hajjah Amran
Al-Ma
S
hwi
T

I. Kamaran o t
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L
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As-Salif
A

ba n
Gran Presa de Marib
Kawka SANÁ Con más de 600 metros de
i
R o

longitud y completada en el
re s a
Gran P M a siglo viii a.C. por el reino sabeo,
rib
h
j o

regulaba las aguas estacionales,

A

Mayoría de
Al-Hudaydah los ataques posibilitando el regadío. Shabwat
aéreos,más
Timna
a

de 1.700
MYAR

Bayt al-Faqih
Dhamar QA TA B A N
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Zabid Rada A N
Isla Jabal
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Zuqar
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Ataq
I. Hanish Ibb Habban
al-Kabir
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Distrito con el mayor

Al-Bayda
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número de muertes por Taizz

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ataques aéreos, 348

ab r
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Al-Muja (Moka)
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Resistencia Nacional d
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(respaldada por la U.E.A.) i ó n ra t

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T r a de Jaar
C o n s e j o d e Unión
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(respaldado por la Puerto de Adén

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ETIOPÍA Este puerto natural es un centro

el-

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yy Mu comercial desde hace más de

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un r Adén
(Pe ad
a

tres milenios. El Gobierno yemení

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de

DJIBOUTI se trasladó aquí en 2015 cuando

Adén
b

Golfo de los rebeldes hutíes tomaron Saná.

BREVE HISTORIA DE YEMEN

1000 a.C.-600 D.C.
Reinos caravaneros
Ciudades-Estado como
Main, Saba, Qataban
y Himyar florecen
en las tierras altas
relativamente fértiles
a lo largo de rentables
rutas comerciales.
525-628
Luchas religiosas
La propagación de
las confesiones judía
y cristiana acaba con
el politeísmo nativo.
Ambas fes dan paso
a una serie de líderes
islámicos a partir de 628.
897 1839 NOV. DE 1967
Norte chiita Época de los imperios Independencia
Los seguidores del Gran Bretaña se hace Acuciada por una
zaidismo, una secta con el puerto de Adén, cruenta insurgencia,
chiita, fundan en el que se convierte en Gran Bretaña se retira
norte de Yemen una un protectorado. Una totalmente de Yemen
dinastía que resiste en década después el del Sur. Yemen del
diversas formas hasta Imperio otomano toma Norte ya era autónomo
la década de 1960. el norte, Saná incluida. desde 1918.

MATTHEW W. CHWASTYK, NGM. SCOTT ELDER

FUENTES: PROYECTO DE LOCALIZACIÓN Y DATOS DE CONFLICTOS ARMADOS; SERVICIO DE INVESTIGACIÓN DEL CONGRESO DE ESTADOS UNIDOS; RISK INTELLIGENCE; PROYECTO DE
DATOS DE YEMEN; ATLAS DIGITAL DEL ANTIGUO YEMEN, INSTITUTO ARQUEOLÓGICO ALEMÁN; LANDSCAN 2020, LABORATORIO NACIONAL OAKRIDGE; DATOS @OPENSTREET MAP
 L I
J A
L -
A Región deshabitada
U B
R El Rub al-Jali, que significa «cuarto desértico» o
«Media Luna Vacía», es un desierto de la península
arábiga de 650.000 kilómetros cuadrados, más

A R A B I A S A U D Í grande que la península ibérica, que alberga el

mayor «mar de dunas» del planeta.
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Arenas de

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As-Sayar Al-Qaeda en la península arábiga
Monte
Formada a partir de la unión de las ramas s Fa
tk
saudí y yemení del grupo yihadista, la
AQAP no alineada sigue llevando a cabo
Shibam ataques esporádicos en la región.
Sayun
Al-Ghayzah
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Bahía de
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Ash-Shir A r
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Al-Mukalla
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Facciones de la guerra civil Muertes por ataques aéreos de la coalición Antiguo Yemen
Área poblada de control hutí (Arabia Saudí, U.E.A. y aliados regionales Área de riqueza arqueológica
respaldados por EE. UU., 2015-2022)
Control Área poblada de SABA Reino antiguo importante
hutí control gubernamental 300 muertes en el distrito

Control Fuerza aliada 150

gubernamental con el Gobierno
50

Al-Qaeda en la península arábiga (AQAP) Distrito bombardeado, sin muertes 30 km N

MAYO DE 1990
Unificación
Yemen del Sur pierde
el apoyo crucial de una
URSS que se derrumba;
norte y sur se unen
bajo el liderazgo del
mandatario norteño
Ali Abdalah Saleh.
OCT. DE 2000 SEPT. DE 2014 MARZO DE 2015 ABRIL DE 2022
Ataque al USS Cole Rebelión El conflicto se amplía Dimisión
Al-Qaeda atenta contra Entre protestas contra Una coalición dirigida El presidente Abd
este buque de guerra la nueva Constitución por saudíes y emiratíes Rabbuh Mansur
estadounidense en el planeada y el alza del entra en la guerra para al-Hadi, que sustituyó
puerto de Adén. En 2002 precio del combustible, apoyar al Gobierno a Saleh en 2012, cede
EE. UU. responde con las fuerzas hutíes zaidíes derrocado y emprende el poder a un Consejo
un ataque selectivo con toman Saná y el puerto una campaña de de Gobierno en medio
dron, cerca de Marib. de Al-Hudaydah. bombardeos aéreos. de una tregua nacional.

ÁREAS CONTROLADAS A JUNIO DE 2022

Los invitados a una boda,
miembros de una tribu
local, visitan las ruinas
del templo de Awwam,
de casi 3.000 años de
antigüedad, donde los
sabeos veneraban al dios
del riego y la agricultura,
Almaqah. Con los hutíes
luchando por tomar
Marib, los templos de la
ciudad están en peligro.
32 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
 IZQUIERDA

Con una longitud

de 620 metros, la
Gran Presa de Marib
se construyó en el
I milenio a.C. y dio
de beber al desierto
oriental de Yemen
durante más de mil
años. Hoy solo quedan
las imponentes
compuertas de piedra
caliza; la compuerta
norte sucumbió a
un ataque aéreo de
la coalición en 2015.

DERECHA
Un joven residente
en el cercano campo
de desplazados de
Ar-Rawdah posa junto
a la orilla del embalse
de la actual presa de
Marib. Desde que hace
ocho años comenzó
la última guerra, más
de 19.000 yemeníes
han resultado heridos o
muertos en los ataques
de las fuerzas de la
coalición. Más de cuatro
millones han tenido que
abandonar sus hogares.

S A LVA R L A H I S T O R I A D E Y E M E N 33
 «¿Lo has oído?», susurra Ammar Derwish, mi
ayudante e intérprete yemení, en una penumbra
ya casi completa. La siguiente explosión se oye un
poco más fuerte, y la respuesta llega antes de que
él repita la pregunta.
«Sí, lo he oído».

L
se libra
A AC T UA L G U E R RA D E Y E M E N
junto a –en algunos lugares directa­
mente encima de– los tesoros de su
historia. Sus antiguos reinos (Saba,
Qataban, Main, Hadramawt, Himyar,
Awsan) son la génesis de la civilización de la
península arábiga. Desde hazañas de ingeniería
hidráulica hasta meticulosas inscripciones, esta Los ataques aéreos de
la coalición destruyeron
historia nos habla de un pueblo comerciante y de
un museo arqueológico
una civilización asentada, dotada de gran sofisti­ de Dhamar, una ciudad
cación, nada que ver con el manido cliché de los a unos 100 kilómetros
al sur de Saná, en mayo
árabes nómadas del desierto que cuajó en la cul­
de 2015; los hutíes
tura popular occidental de los siglos xix y xx. habían convertido
La guerra empezó en 2014, cuando los rebeldes el edificio en arsenal
y cárcel. Los más de
hutíes del norte tomaron la capital, Saná, con
12.000 objetos de su
ayuda de los leales al expresidente Ali Abdalah colección quedaron
Saleh. Su sucesor, Abd Rabbuh Mansur al­Hadi, sepultados entre
los escombros. Los
fue puesto bajo arresto domiciliario. Hadi se exilió
voluntarios recuperaron
en Arabia Saudí, una maniobra que llevó al reino lo que pudieron, como
saudí a emprender una campaña de bombardeos fragmentos de uno de
los minbars (púlpitos)
aéreos con apoyo de una coalición regional res­
más antiguos del
paldada por Estados Unidos y otros países occi­ mundo islámico.
dentales. A ninguno de los bandos le duelen
demasiado los 30 millones de civiles que están a
su merced, y el peligro que corren los yemeníes y
su patrimonio histórico es todo uno.

Museos arrasados en ataques aéreos, cientos de
las típicas viviendas familiares multigeneracio­
nales destruidas tras siglos en pie, templos preis­
lámicos bombardeados, santuarios religiosos
sufíes destrozados por militantes islamistas.
Ante tamaña devastación, una modesta pero
comprometida red yemení de historiadores, ar­
queólogos y otros amantes del pasado del país está
llevando a cabo, con determinación y discreción,
la misión de preservar las antigüedades de Yemen:
objetos ancestrales que están custodiados en los
museos de la nación, escondidos en almacenes y
enterrados todavía bajo la arena. Conscientes de
las prioridades de sus conciudadanos y de los
millones de desplazados por el conflicto, centran
sus esfuerzos en la preservación futura en bene­
ficio de los yemeníes del presente, que están sobre­
pasados por una preocupación más acuciante:
sobrevivir a la guerra.
C
la capital
O N E L PA S O D E LO S M I L E N I O S ,
de la reina de Saba pasó de ser la urbe
más importante del sur de Arabia a
una degradada ciudad provinciana del
siglo xxi conocida por los secuestros a
mano armada perpetrados por miembros tribales
enfurecidos contra un Gobierno central que se em­
bolsaba las rentas de sus reservas de crudo y gas,
dejando escaso o nulo beneficio a la población.
También se vinculó con Al­Qaeda cuando militan­
tes de la rama yemení reivindicaron diversos aten­
tados. Pero a partir de 2014 el estereotipo de ciudad
sin ley ha dado paso a otro. La Marib actual apenas
tiene que ver con la ciudad polvorienta que era
hace ocho años: hay cientos de viviendas nuevas,
una flamante circunvalación y hoteles y restau­
rantes abiertos por quienes huyen de la zona con­
trolada por los hutíes y los combates. Hoy Marib
vive una prosperidad propiciada por la guerra.

34 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
 En vez de los dromedarios cargados de incienso
de épocas pretéritas, van y vienen por el desierto
en dirección a Marib camiones rebosantes de
sacos de cemento para construir casas y hoteles.
La producción de petróleo, detenida bruscamente
en 2015, se ha ido reanudando gradualmente, y
hoy día sostiene una economía que en la práctica
ha independizado la ciudad del resto del país.
La población de Marib y la gobernación circun­
dante –menos de medio millón de habitantes
antes de la guerra– se ha multiplicado hasta por
siete, engrosada por los desplazados que huyen
de las zonas controladas por los hutíes y de los
territorios disputados. Se calcula que el 85 % de la
población de la gobernación lo componen despla­
zados por el conflicto.
Pero el viraje de tornas que ha sonreído a la ciu­
dad vuelve a estar en peligro. Una ofensiva hutí
lanzada a principios de 2021 golpeó las montañas
que se ciernen tras la antigua presa de Marib y se
intensificó a principios de este año. La ciudad
queda hoy al alcance de los misiles rebeldes, dece­
nas de los cuales han impactado en distritos
donde los campos de desplazados –hogar de más
de 200.000 yemeníes y migrantes– se extienden
hasta donde alcanza la vista. De momento, la des­
tructiva potencia aérea de las fuerzas de la coali­
ción ha mantenido a raya a los hutíes (y dejado
más de 19.200 civiles muertos o heridos en todo
el país desde 2015). Mientras los frentes de com­
bate se van moviendo, los habitantes de Marib
esperan a que se consume su destino, que quizá
pase por buscar refugio por tercera o cuarta vez
en esta guerra. Este año se ha registrado la tregua
más prolongada hasta la fecha. El alto el fuego de
dos meses iniciado en abril se prorrogó otros dos
meses en junio, con la esperanza de que las con­
versaciones políticas logren poner fin a la guerra.
S A LVA R L A H I S T O R I A D E Y E M E N 35
¿Qué valor puede
darse a la historia,
para preservarla
pensando en las
generaciones futuras,
cuando los niños del
presente se mueren
de hambre?
El frente más activo del conflicto es el que
supone mayor peligro para los civiles a los que
amenaza, y los daños ya sufridos por el patrimo­
nio cultural yemení demuestran que los partici­
pantes de esta guerra no tienen el menor reparo
en convertir escenarios de gran valor histórico en
campos de batalla. En mayo de 2015 un ataque
aéreo de la coalición alcanzó una de las compuer­
tas de la Gran Presa de Marib y liquidó lo que que­
daba de su torre. Hoy es un montón de escombros.
Al este de la ciudad moderna se alzan los legen­
darios templos de Saba: el Baran y el Awwam, el
trono y el santuario respectivamente de la reina
de Saba. Separados por cerca de un kilómetro, a
estos templos sin parangón –dedicados a la dei­
dad principal de Saba, Almaqah, dios del riego y
la agricultura– debemos agradecer buena parte
de lo poco que sabemos sobre el mundo sabeo.
No está muy claro cómo rezaban y rendían culto
los sabeos. Lo que sí nos consta es que el incienso
y la mirra que se comercializaban en Saba eran artí­
culos de uso generalizado en los rituales de varias
confesiones religiosas de la época. Los mercaderes
y peregrinos que pasaban sin cesar por estas tie­
rras veneraban a Almaqah cuando se detenían en
los oasis de Marib para descansar en sus largos y
traicioneros viajes por los desiertos de la penín­
sula arábiga. Saba fue pionera en la escritura y la
lengua. Su influencia cultural sobre la arquitectura,
36 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
la iconografía y la decoración se extendieron por
todo el sur de Arabia, y fueron llevadas mucho
más allá por los mercaderes viajeros.
La prosperidad de Saba puso a Marib en el punto
de mira de reinos rivales y ejércitos conquistado­
res. En el siglo i a.C., tras derrotar a Siria y Egipto,
Roma desvió la ruta comercial que iba por tierra
y la trasladó al mar para evitar la ciudad. Dos legio­
nes romanas habían intentado en balde tomar
Marib hacia el 25 a.C., pero el desvío de la ruta
comercial hizo mella en el poderío de Saba. El reino
vecino de Himyar se anexionó Saba en el año 275.
Mucho antes de la actual guerra, los templos
reales de Yemen fueron objetivo de saqueadores
y de voraces arqueólogos extranjeros que se adue­
ñaban de cuanto encontraban. Quizás el más
famoso –hay quien diría que el más infame– de
estos últimos fue Wendell Phillips, un estadouni­
dense que excavó varios yacimientos en el sur de
Arabia de 1950 a 1952.
«Aquí se detuvo el tiempo, y las cáscaras vacías
de antiguas civilizaciones quedaron enterradas
bajo metros de arena, conservadas cual flores entre
las páginas de un libro –escribía Phillips en su libro
de 1955, Qataban and Sheba [Qataban y Saba], a
propósito de su primer viaje a Yemen–. A primera
vista era una tierra intimidante, pero se revelaba
rica en reliquias del tiempo, y yo deseaba desen­
terrar parte de esas riquezas, excavando en la arena
y los siglos hasta llegar a un pasado glorioso».
Y vaya si excavó, sobre todo en el templo de
Awwam, donde fue el primero en sacar a la luz los
tesoros del complejo sabeo, dejando al descu­
bierto imponentes pilares, un colosal recinto amu­
rallado y una necrópolis en la que reposaban
20.000 súbditos. Las excavaciones revelaron que
el templo databa de principios del I milenio a.C.
Awwam, junto con Baran, se ha convertido en uno
de los monumentos históricos más famosos de
Yemen, asociado a sus emblemáticos pilares de
piedra, sus estatuillas de bronce y alabastro y sus
inconfundibles inscripciones.
Phillips acabó huyendo de Marib, expulsado por
las crecientes tensiones con las autoridades y las
tribus locales, que lo acusaban de incompetencia,
de no pagar a los obreros y de intentar traficar con
piezas arqueológicas. A su labor en Awwam siguie­
ron los trabajos de equipos arqueológicos euro­
peos y estadounidenses, que continuaron sacando
a la luz el yacimiento, hallando objetos e inscrip­
ciones detalladas que hicieron de Marib uno de
los destinos más populares de la que antes de la
guerra fuera la concurrida ruta turística de Yemen.
 El infrecuente visitante que hoy se aventura en
el templo puede pasear en solitario sobre la arena
protectora y retirarla con mano curiosa para reve­
lar las lastras del suelo, pulidas por siglos de pisa­
das de los peregrinos. También puede admirar las
estatuas de íbices que montan guardia en las esca­
linatas ceremoniales y estudiar los desconcertan­
tes contornos de las peculiares inscripciones que
se elevan y serpentean en torno al recinto interior
del santuario. Awwam transmite misticismo in­
cluso a la luz cegadora del día. Pero las piezas más
importantes del templo están hoy en el Museo
Nacional de una Saná controlada por los hutíes,
clausurado por culpa del conflicto, o a miles de
kilómetros de distancia, en museos y colecciones
privadas de Occidente y el golfo Pérsico.
La última expedición a Awwam, dirigida por la
hermana de Phillips, Merilyn Phillips Hodgson,
terminó cuando un atentado con coche bomba
cometido por Al­Qaeda en 2007 en la entrada del
monumento segó la vida de dos yemeníes y ocho
turistas españoles. Años después fue arrancada
del suelo del templo la base inscrita de una estatua
de alabastro de 2.300 años de antigüedad, que se
vio por última vez en una casa de subastas de París.
Sin embargo, los últimos 15 años de abandono
arqueológico también han sido una bendición
para las desprotegidas antigüedades de los san­
tuarios de Marib: en el templo de Awwam, entre
dos y tres metros de arena han vuelto a cubrir
zonas críticas del recinto sagrado. «Es mejor que
todo esté bajo tierra. La arena da seguridad», con­
cluye con pesar Sadeq as­Salwi, director en Marib
de la Organización General de Antigüedades y
Museos (GOAM, por sus siglas en inglés), una
agencia gubernamental yemení.
S
en
I G U I E N D O L A R U TA C A R AVA N E R A
dirección sur, hacia la gobernación de
Shabwah y el antiguo vecino y rival de
Saba, el reino de Qataban, se encuentra
la que fuera su capital, Timna. En línea
recta dista unos 60 kilómetros de Marib, pero en
el Yemen en guerra lo separan más de tres horas
de conducción. Ammar y yo contamos las señales
de tibias y calaveras que advierten de la presencia
de campos minados mientras él guía nuestro SUV
a través de una tormenta de arena. Los dromeda­
rios surgen como espectros a lo largo del camino,
picoteando en los arbustos. La zona ha cambiado
de manos más de una vez durante el conflicto
entre los hutíes y las fuerzas de la coalición, y los
lugareños se cuidan mucho de criticar a ninguno
de los dos bandos, sin saber quién controlará el
territorio la próxima semana o el mes que viene.
En Timna, el daño al patrimonio cultural del
país se manifiesta en su versión más destructora.
En nuestro paseo por las ruinas de la ciudad, el
suelo es una alfombra de fragmentos de cerámica
de hace 2.000 años salpicada de restos más recien­
tes: proyectiles vacíos de AK­47 y tanques, y cas­
quillos de metralletas. Hay cajas de munición
vacías tiradas en las trincheras abiertas en las
ruinas del templo principal, dedicado a Attar, un
dios del trueno famoso por su talante vengativo.
Los hutíes explotaron la ventaja táctica que les
proporcionaba el terreno elevado donde se halla
Timna, convertida en una posición militar que
atrajo las bombas de los cazas saudíes y emiratíes.
El corazón del templo de Attar está reventado.
Un cráter de 10 metros de ancho y 3 de hondo es
cuanto queda del flanco oriental del santuario. El
agujero dejado por el ataque aéreo de la coalición
parece gigantesco cuando la escala son los dos
niños que brincan sobre las piedras lanzadas por
la fuerza explosiva del bombardeo.
La Misión Arqueológica Italiana en Yemen
excavó en Timna de 1990 a 2005 y financió la cons­
trucción de un museo que estaba vacío cuando
los problemas de seguridad les hicieron abando­
nar el país. Ahora el edificio está lleno de escom­
bros y tiene las paredes destrozadas por los daños
de los combates. Antes de la guerra actual, Timna
recibía turistas extranjeros a diario.
E
L MUSEO DE TIMNA, vacío y destruido
por las bombas, es uno de los tres que
hay en la gobernación y están a cargo
de Khyran al­Zubaidi, director de la
delegación del GOAM en Shabwah.
Hay otro en Bayhan, cerrado desde hace 25 años,
y un tercero en Ataq, capital de Shabwah. La asig­
nación para los tres museos es de 16.000 riales
yemeníes (menos de 20 euros) al mes.
Al igual que su colega As­Salwi en Marib, Al­Zu­
baidi ejerce la arqueología en Yemen desde hace
más de 35 años; es director de antigüedades de
Shabwah desde 1986. Cuando enumera las exca­
vaciones en las que ha participado, salta a la vista
que los conocimientos que ha acumulado segu­
ramente hacen de él el principal experto mundial
en los reinos de Saba y Qataban, junto con As­Salwi.
Al­Zubaidi nos contagia su pasión por la historia
mientras nos muestra el museo de Ataq.
S A LVA R L A H I S T O R I A D E Y E M E N 37
38 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
 IZQUIERDA

Malik Ali Najib,

maestro de obras de
viviendas tradicionales
yemeníes, hijo y nieto
de profesionales del
gremio, revisa una
reforma en el casco
antiguo de Saná. La
capital sigue siendo un
trofeo político ocupado
y un objetivo de los
ataques aéreos; sin
embargo, el alto el
fuego bimestral que
empezó el pasado abril
se prorrogó otros dos
meses en junio, con
la esperanza de que
las conversaciones
políticas puedan poner
fin a la guerra.

DERECHA
Mjaheed Adeeb,
contratado por la
Unesco para rehabilitar
edificios en Shibam,
en la gobernación
oriental de Hadramawt,
levanta puñados de la
principal materia prima
de construcción: barro.
Declarada Patrimonio
de la Humanidad,
Shibam cuenta con
imponentes estructuras
de tierra, lo que le ha
granjeado el apelativo
de «la Manhattan
del desierto».

S A LVA R L A H I S T O R I A D E Y E M E N 39
 El hijo del arqueólogo, Ahmed, de 32 años,
señala que el patrimonio cultural de Yemen ocupa
un puesto bajo en la lista de prioridades de las
autoridades. La falta de electricidad y de agua y
la preocupación por la seguridad son problemas
más importantes. «Pero esto –dice Ahmed, refi­
riéndose a la dedicación de su padre al patrimonio
de Yemen y llevándose la mano al pecho–, esto
está en su corazón». Una cosa es cierta: el arqueó­
logo no trabaja por dinero. Incluso con sus déca­
das de experiencia, Al­Zubaidi cobra del Estado
yemení aproximadamente cien euros al mes, poco
más que el sueldo de un soldado.
Más del 70 % de los yemeníes necesitan ayuda
humanitaria en un país que antes de la guerra
importaba (pagando en dólares estadounidenses)
hasta el 90 % del alimento que consumía. El ham­
bre se está utilizando como arma de guerra, y la
ONU ha advertido reiteradamente de las condi­
ciones de hambruna que se dan en Yemen, pese
a que los alimentos abundan en los mercados. El
bloqueo impuesto de facto por la coalición anti­
hutí ha hecho que las importaciones se desplo­
Tomándose un respiro
men junto con la moneda; al mismo tiempo se en medio de la
acusa a los hutíes de obstaculizar la distribución interminable guerra
de la ayuda y de incrementar los impuestos para civil que asola Yemen,
hombres y niños bailan
financiar su esfuerzo de guerra. El precio de pro­ en la boda de la familia
ductos básicos como el trigo, la harina y el arroz Al-Taweel, al ritmo de
ha aumentado un 250 %, mientras que el valor del los tambores, en las
calles del casco antiguo
rial yemení se ha devaluado casi un 80 % respecto de Saná en julio de 2021.
al euro en el transcurso de la guerra. Por si todo
eso fuese poco, casi la mitad del trigo que con­
sume el país procede de Ucrania y Rusia. «La
gente venderá lo que haga falta con tal de llevarse

algo a la boca y dar de comer a sus hijos. Es cues­
tión de vida o muerte», dice Al­Zubaidi a propósito
del creciente problema del saqueo del patrimonio.
En su cruzada personal por salvar piezas histó­
ricas, él mismo ha recorrido los mercados locales
y negociado para devolver al museo todos los
objetos posibles. El año pasado dedicó su propio
salario de funcionario para pagar con él una
recompensa de casi 450 euros por una veintena
de piezas que datan de hacia el año 700 a.C., entre
ellas varias estatuillas de alabastro y vasijas ínte­
gras. Todavía está esperando que el Estado le
reembolse lo que pagó por los objetos, hoy expues­
tos en el museo. La gente que vende piezas como
esas desconoce lo que valen, señala Al­Zubaidi.
Pero ¿qué valor puede darse a la historia, para
preservarla pensando en las generaciones futuras,
cuando los niños del presente se mueren de ham­
bre? Su pregunta queda en el aire.
E
en la
L H A L L A Z G O M Á S I M P O R TA N T E
carrera profesional de Al­Zubaidi se
produjo en Shabwat, capital del reino
de Hadramawt. Fue un centro de dis­
tribución del incienso de producción
local, famoso en su época de esplendor por sus
numerosos templos. El jeque local Hassan Rakna
nos guía a Ammar y a mí por las ruinas de Shabwat,
deteniéndose para recuperar el aliento en lo alto
de una escalinata de 10 metros de ancho. Nos des­
cribe el descubrimiento de un impresionante león
alado con cuernos de buey y una cobra por cola.
Junto con muchos de los hallazgos más preciados
de Shabwat, la pieza está guardada bajo llave en
las cámaras acorazadas del Banco Nacional de
Adén, a 370 kilómetros en dirección sudoeste.
A otros ocho días de viaje en dromedario hacia
el sur desde Shabwat, siguiendo la antigua ruta
de las caravanas, el pico aplanado de un volcán

40 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
extinto se eleva cientos de metros sobre las arenas
blancas donde la península arábiga se encuentra
con el golfo de Adén. Desde las ruinas de la vieja
atalaya de la cima, es fácil imaginar lo que pudo
ser este lugar hace dos milenios: mercaderes, por­
teadores y aduaneros en el ajetreado puerto real
de Qana; barcos con destino a Egipto y la India
con valiosas mercancías previamente descargadas
de las caravanas de camellos en almacenes de pie­
dra negra, cuyos restos aún motean el acantilado.
Pero las ensoñaciones sobre antiguos reinos
pueden quedar interrumpidas en cualquier mo­
mento, porque los convoyes blindados y las mal­
trechas camionetas con metralletas y soldados en
el remolque siguen avanzando a toda velocidad
por unas carreteras asfaltadas por donde en su día
cruzaban las legendarias caravanas de Saba.
En la larga pista que sale de Shabwah hacia
Adén, Ammar y yo atravesamos otra tormenta de
arena mientras suena en la radio del coche el
sonido melancólico de un laúd. La melodía se
entrelaza con versos del poeta moderno más
famoso de Yemen, el finado Abdalah al­Baraduni,
cuyas palabras se antojan mucho más adecuadas
para el Yemen de hoy que los encomios supues­
tamente poéticos de arqueólogos coloniales que
veían la historia del país como algo congelado y
estático, flores secas prensadas en un libro.
«En las cavernas de su muerte, mi país ni muere
ni se recobra. Excava en las tumbas enmudecidas
en busca de sus orígenes puros –se lamenta Al­Ba­
raduni–. De la promesa primaveral que dormía
tras sus ojos. Del sueño que vendrá a por el fan­
tasma escondido». j
Ganadora de múltiples premios por su cobertura del
conflicto actual, Iona Craig informa desde Yemen
desde 2010. El fotógrafo de Magnum Moisés Saman
tiene una amplia trayectoria en Oriente Próximo.
S A LVA R L A H I S T O R I A D E Y E M E N 41
POR FERRIS JABR

IMÁGENES DE OLIVER MECKES

Y N I C O L E OT TAWA

Invisibles
 Recién descubierta
por la ciencia, esta es una
de las 1.300 especies
conocidas de tardígrados.
Se identificó en la Selva
Negra alemana, en el
musgo que crece sobre
el tronco de árboles
muertos. Indistinguible
a simple vista, esta
criatura se cuenta entre
los miles de millones de
seres vivos del suelo
del bosque que se
revelan esenciales para
la salud del planeta.

Ampliado 2.400 veces

Visto al microscopio, el suelo de la

Selva Negra alemana es un reino de
fantasía, que se repite en los ecosistemas
boscosos de todo el mundo.

43
 Un solo gramo
de suelo del bosque
puede contener
hasta mil millones
de bacterias, hasta
un millón de hongos,
cientos de miles de
protozoos y casi un
millar de nematodos.

Hongos como este

Resinicium bicolor se
encuentran entre los
primeros habitantes del
suelo forestal que inician
la descomposición de
los árboles muertos
porque digieren la
lignina, el compuesto
complejo que ayuda
a formar las paredes
celulares leñosas de las
plantas. Sin los hongos
microscópicos, ácaros,
gusanos y formas
de vida minúsculas
que descomponen
la materia orgánica
no habría suelo.

7.000 aumentos
 El cuerpo unicelular
de una tecameba está
revestido de placas de
sílice. El nombre de este
tipo de amebas alude
al duro caparazón, o
teca, que crean, quizá
para protegerse de los
cambios ambientales
en el suelo del bosque.

14.000 aumentos
COJA UN
PUÑADO
DE SUELO
DE LA
SELVA
NEGRA
DE ALEMANIA,
O DEL TONGASS
DE ALASKA,
O DEL WAIPOUA
DE NUEVA ZELANDA.
ACÉRQUESELO A LOS OJOS.
¿Qué ve?
y oscura como
T I E R R A , P O R S U P U E S TO, F I N A , R I C A
el cacao. Agujas de pino y hojas en descompo­
sición. Trocitos de musgo o de liquen. El fuelle
pálido del sombrero invertido de una seta. Una
lombriz huyendo de la luz, tal vez, o una hormiga
perpleja por el repentino cambio de altitud.
Sue Grayston sabe que hay muchísimo más.
Su romance con la tierra nació en la casa de
Stockton­on­Tees, en Inglaterra, en la que vivía
de niña, cuando ayudaba a su madre a sembrar y

48 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
 El guardabosques de
la Selva Negra Charly
Ebel (a la derecha)
ayuda al fotógrafo
Oliver Meckes (en el
centro) y a la bióloga
Nicole Ottawa a recoger
muestras de suelo
donde el bosque lleva
sin talarse más de cien
años. El trabajo de
Meckes y Ottawa está
revelando la increíble
biodiversidad que
prospera bajo tierra
y que sostiene el
ecosistema que hay
en superficie.
ESTHER HORVATH

a cuidar de los manzanos, rosales y ruibarbos del
jardín. A Grayston le encantaba la autora Beatrix
Potter, no solo por sus cuentos infantiles sobre
conejos traviesos, sino también por sus ilustracio­
nes científicas de hongos.
Cuando llegó a la universidad y tuvo acceso a
un microscopio, quedó cautivada por las conste­
laciones de criaturas que habitan el suelo, dema­
siado pequeñas para estudiarlas a simple vista.
Supo que había dado con su vocación. Tras doc­
torarse en ecología microbiana por la Universidad
de Sheffield en 1987, trabajó en una empresa de
biotecnología agrícola de Saskatchewan, en
Canadá, a lo que siguió un puesto de investigación
en el Instituto Macaulay de Investigación sobre el
Uso del Suelo (hoy Instituto James Hutton). La
colaboración con fitoecólogos que inició en ese
instituto escocés fue el germen de una empresa a
la que dedicaría la mayor parte de su carrera: com­
prender las complejas interconexiones entre los
habitantes más pequeños y más grandes del suelo,
a saber, microorganismos y árboles.

INVISIBLES 49
 CÓMO SE
CREARON ESTAS
IMÁGENES
Las fotografías de este
artículo se tomaron
con un microscopio
electrónico de barrido
(SEM), que capta los
detalles más diminutos
con electrones en vez
de con luz. Los SEM
generan imágenes en
escala de grises; estas
se han coloreado para
ilustrar las diferentes
formas de vida.

Un solo fragmento de
detrito leñoso puede
ser un bullicioso hogar
para los microbios
forestales. En la imagen,
un poliqueto (a la
izquierda) y dos tipos
de ácaros se encuentran
en la capa superior del
suelo de la Selva Negra.
Los ácaros son cruciales
para los ecosistemas
forestales, ya que
descomponen una gran
cantidad de materia
viva y muerta y retornan
los nutrientes a la tierra.

110 aumentos
 Combinando innovadores estudios de campo
con sofisticadas técnicas de secuenciación gené­
tica, Grayston y otros ecólogos han pintado un
retrato mucho más rico de una sociedad secreta
que se oculta en el suelo del bosque, una comuni­
dad casi invisible sin la cual el ecosistema entero
se vendría abajo.
«Buena parte de la biodiversidad es subterránea,
pero lo ignorábamos casi todo sobre ella –dice la
ecóloga–. El verdadero cambio lo hemos dado en
estas dos últimas décadas».
B
de los
A S TA N T E S M E T R O S P O R D E B A J O
doseles arbóreos de muchos bosques,
redes de hongos filamentosos enlazan las
raíces mediante micorrizas a través de las
cuales los árboles intercambian agua, alimento e
información. Amebas unicelulares se fusionan en
agregados viscosos que cambian de forma; son los
llamados hongos mucilaginosos, que se extienden
bajo tierra o en la superficie a la caza de bacterias
y hongos. Diminutos artrópodos llamados colém­
bolos corretean por doquier, y de vez en cuando
se catapultan más de 20 veces su longitud corpo­
ral en una décima de segundo. Hay ácaros oribá­
tidos que salvan pesadamente lo que para ellos
son montañas y barrancos, y que apenas recorren
el equivalente a media pista de bolos en el año y
medio aproximadamente que dura su vida.
Otros seres son tan minúsculos que solo pueden
moverse reptando o remando en las finas películas
ALEMANIA
E U R O PA
Berlín
ALEMANIA
SELVA NEGRA
Tuttlingen
52 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
de agua que rodean las plantas y las partículas de
suelo. Entre esas singulares criaturas hay nema­
todos transparentes, rotíferos con coronas de cilios
móviles parecidos a pelos, y tardígrados que re­
cuerdan a ositos de gominola con ocho patas, garras
y espinosos tubos de succión a modo de boca.
Más diminutos todavía son los protozoos, un
grupo diverso de organismos unicelulares que a
veces se mueven agitando sus múltiples apéndi­
ces o contorsionando sus interiores gelatinosos.
El suelo del bosque también es un hervidero de
todo tipo de bacterias y de arqueas, que aparen­
temente son parecidas a las bacterias, pero cons­
tituyen un reino independiente.
Un solo gramo de tierra del bosque puede con­
tener hasta mil millones de bacterias, hasta un
millón de hongos, cientos de miles de protozoos
y casi un millar de nematodos.
El suelo no es, como antes se creía, una sustan­
cia inerte en la que los árboles y otras plantas se
anclan de buen grado para extraer de él lo que
necesitan. Cada vez está más claro que el suelo
conforma una red dinámica de hábitats y orga­
nismos, un inmenso tapiz en constante transfor­
mación, urdido con los hilos de innumerables
especies. El suelo en sí mismo está vivo.
Grayston y otros ecólogos sostienen que este
nuevo conocimiento exige cambios sustanciales
en el ámbito de la silvicultura. Han descubierto
que la práctica habitual de la corta a tala rasa pro­
voca daños mucho más extensos y duraderos de
lo que jamás habíamos imaginado. No basta con
estudiar los efectos de las talas desde el tronco
hacia arriba. Para ser verdaderamente sostenible,
la gestión forestal también debe tener en cuenta
las repercusiones en todo lo que hay debajo.
H
la Tierra
AC E M I L E S D E M I L LO N E S D E A Ñ O S
no tenía una capa de suelo, solo una cor­
teza rocosa que la lluvia, el viento y el
hielo fueron desgastando poco a poco.
Cuando los microbios, los hongos, los líquenes y
las plantas colonizaron el suelo, aceleraron en
enorme medida la erosión de esa roca al exca­
varla, disolverla con los ácidos que segregaban y
desintegrarla con las raíces.
Al mismo tiempo, los seres vivos en descompo­
sición enriquecieron la corteza mineral con materia
orgánica. Los primeros suelos forestales recono­
cibles aparecen en el registro fósil durante el
Devónico, hace entre 420 y 360 millones de años.
Hoy los seres vivos siguen manteniendo los
suelos del planeta en todos los ecosistemas
ROSEMARY WARDLEY, NGM. FUENTE: GREEN MARBLE
terrestres. El suelo del bosque está cargado de
nutrientes esenciales como el carbono, el nitró­
geno, el fósforo y el potasio. Sin las actividades
diarias de sus diminutos habitantes, señalan
Grayston y sus colegas, muchos de estos elemen­
tos estarían secuestrados o serían inaccesibles.
Cuando las plantas realizan la fotosíntesis, con­
virtiendo la energía del sol en moléculas ricas en
carbono, sus raíces liberan parte de esos com­
puestos hacia la tierra, para consumo de micro­
bios y hongos. A cambio, los hongos micorrícicos
y ciertas bacterias ayudan a las raíces a absorber
agua y nutrientes y a convertir formas de nitró­
geno químicamente recalcitrantes (resistentes a
la descomposición) en moléculas que las plantas
pueden utilizar.
Cuando parte de una planta se marchita y
muere, los gusanos, artrópodos, hongos y micro­
bios descomponen sus tejidos, a menudo resis­
tentes, en elementos más pequeños, devolviendo
así sus nutrientes al suelo. En paralelo, los conti­
nuos movimientos de animales diminutos entre­
mezclan las diferentes capas edáficas, distribuyen
los nutrientes por todo el suelo y lo mantienen
aireado. Al digerir grandes cantidades de suelo,
segregar sustancias viscosas y depositar partícu­
las fecales, los gusanos, las babosas y los artrópo­
dos impregnan la tierra de materia orgánica y
ayudan a que sus partículas se adhieran entre sí,
mejorando con ello la estructura edáfica.
En el año 2000, cuando trabajaba en el Instituto
Macaulay, Grayston viajó hasta Tuttlingen, una
ciudad alemana que se extiende a ambos lados
del Danubio, para investigar con sus colegas los
suelos de la Selva Negra. Esta región del sudoeste
del país, de unos 6.000 kilómetros cuadrados y
famosa por sus bosques de montaña, siempre ha
sido la niña bonita de los sectores minero y made­
rero. Los investigadores visitaron algunas zonas
caracterizadas por hayas de entre 70 y 80 años de
edad con troncos nudosos y corteza flexible y pla­
teada. El haya es uno de los árboles caducifolios
más comunes de Europa, muy apreciada como
fuente de leña y madera. Algunas de las zonas
inspeccionadas por el equipo habían sufrido talas
intensas; otras estaban relativamente intactas.
Grayston se valió de barrenas metálicas para
extraer muestras del suelo en distintos puntos,
que refrigeró y se llevó a Escocia para examinar­
las más a fondo. Los ensayos de laboratorio y los
cultivos celulares revelaron que, en una zona del
bosque, la tala intensiva había disminuido signi­
ficativamente la abundancia de microorganismos.
Los primeros
suelos forestales
reconocibles
aparecen en el
registro fósil
durante el Devónico,
hace entre 420 y
360 millones de años.
En aquel momento, semejantes conexiones
apuntaban a una hipótesis tentadora, pero de deta­
lles todavía harto misteriosos. Sin embargo, en los
últimos 20 años Grayston y otros científicos han
aprendido mucho más sobre la interdependencia
de las plantas y los microorganismos del suelo, así
como sobre la importancia de sus relaciones para
los ecosistemas forestales en su conjunto.
G
a Vancouver en
R AY S T O N S E T R A S L A D Ó
2003 para dar clases de ecología micro­
biana del suelo en la Universidad de la
Columbia Británica. Ha tomado especial
cariño a las tuyas gigantes y otras coníferas de la
región, así como a las colmenillas, los rebozuelos
y otras setas que emergen entre ellas como regalos
del bosque. Ella y varios colaboradores han con­
tinuado investigando los efectos que ejercen los
diferentes enfoques de gestión forestal sobre las
comunidades microbianas del suelo.
Muchos de sus estudios comparan tres tipos de
tala: la corta a tala rasa, que elimina todos los árbo­
les de un área determinada; la retención agregada,
que conserva grupos de árboles, y la retención
dispersa, que elimina selectivamente árboles suel­
tos, conservando una distribución uniforme.
Para evaluar la salud del suelo, enterraron bol­
sas de malla de nailon llenas de raíces finas en
manchas de bosque que habían sido sometidas a
distintos tipos de explotación. Dejaron que los
animales diminutos, los hongos y los microorga­
nismos descompusiesen las raíces y las desente­
rraron en un plazo de entre unos meses y varios
años después. De vuelta al laboratorio, efectuaron
ensayos para identificar los organismos asociados
a las raíces y determinar cuál había sido su grado
de actividad.
En muchos casos la tala rasa redujo la biodiver­
sidad del suelo y perjudicó los ciclos de nutrientes.
INVISIBLES 53
Los filamentos fúngicos
enmarcan un rotífero
espigado, un animal
microscópico muy común
en los ecosistemas de
agua dulce. En el suelo,
los rotíferos se impulsan
por las finas películas
de agua que rodean las
plantas y las partículas
de tierra, comiendo
restos orgánicos
mientras avanzan.

2.400 aumentos
 EN SENTIDO HORARIO
DESDE ARRIBA
A LA IZQUIERDA

Parece la cestita de un
hada, pero es el cuerpo
fructífero de un hongo
mucilaginoso que dispersa
esporas desde unos
restos leñosos recubiertos
de filamentos fúngicos.
Estos hongos devoran
otros microorganismos
que se encuentran en
la materia vegetal
en descomposición.

400 aumentos

Los gastrotricos, unos

animales microscópicos
con espinas en la cara
dorsal, sobreviven en las
finas películas de agua
que impregnan las
partículas de tierra.
Se desplazan por el
suelo mojado gracias a
sus cilios, buscando
bacterias, microalgas
y otros microbios de
los que alimentarse.

2.500 aumentos

La mayoría de los
colémbolos, como los
dos de la imagen, no
superan el medio
centímetro. El nombre
proviene del apéndice
en forma de cola que les
permite saltar más de
20 veces la longitud
de su cuerpo para
escapar del peligro.

100 aumentos

Esta ameba del género

Korotnevella se identificó
en el suelo húmedo del
bosque. Estas criaturas
unicelulares pueden ser
unos depredadores
formidables: envuelven
bacterias, hongos y otros
microorganismos con
su cuerpo amorfo y los
digieren enteros.

10.000 aumentos

56 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
INVISIBLES 57
La tala intensiva también cambió en numerosas
ocasiones la composición demográfica de las
comunidades del suelo, haciendo que dominase
un número relativamente exiguo de especies.
Pero no todos los métodos de tala resultaron ser
igual de dañinos. La abundancia, la diversidad y
la actividad microbianas se mantuvieron en nive­
les relativamente altos en zonas donde se habían
realizado aclareos uniformes. En las áreas reduci­
das a grupos de árboles, los investigadores hallaron
comunidades microbianas igualmente robustas y
58 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
florecientes única y exclusivamente en la periferia
inmediata. Cuanto más se alejaban de las manchas
de árboles restantes, más inerte se volvía el suelo.
Otros estudios relacionados que investigaban
el flujo de carbono a través de las raíces arbóreas
revelaron que la zona de influencia de un árbol o
grupo de árboles –el área a la que aportan activa­
mente moléculas ricas en carbono a microbios y
otros organismos diminutos– es de unos 10 metros
de promedio. Preservar sectores arbolados en un
suelo por lo demás desnudo tiene unos efectos
 limitados, por muy amplios que sean los sectores
conservados. Fuera de la zona de 10 metros que
circunda esas islas vegetales, las poblaciones
microbianas se resienten. Más beneficiosa para
la salud del suelo es la retención dispersa, dice
Grayston, porque suele conservar un árbol cada
14­16 metros, lo que permite el solapamiento de
sus raíces y sus respectivas zonas de influencia,
lo que a su vez suministra carbono a los microor­
ganismos de todo el suelo forestal.
La retención dispersa y otros métodos selectivos
de tala están difundiéndose en algunas regiones
del mundo, pero la tala rasa sigue siendo una prác­
tica generalizada en América del Norte, porque
es más eficaz, más económica y requiere maqui­
naria más sencilla. La retención agregada suele
preferirse a la dispersa por motivos similares.
«Debemos reconsiderar nuestras prácticas sil­
vícolas –sentencia Petr Baldrian, del Instituto de
Microbiología de la Academia Checa de las Cien­
cias–. La corta a tala rasa sale barata, pero se cobra
un precio inmenso en salud edáfica. Tenemos que
encontrar el equilibrio entre las necesidades de
la industria forestal y las del bosque».

A
de los
L R E F L E X I O N A R S O B R E E L F U T U RO
bosques –y en particular de sus suelos–,
Grayston siente ilusión y temor a partes
iguales. Le ilusiona todo lo que queda por
descubrir, que a fin de cuentas es la razón por la
que en su día eligió estudiar la vida microscópica.
«Hemos avanzado mucho –dice–, pero todavía no
sabemos qué microorganismos actúan en deter­
minados momentos y cuáles en concreto son clave
para los diversos procesos edafológicos».
Y le preocupa el continuo declive de los bosques
en muchas partes del planeta debido a la sobreex­
plotación forestal, la mala gestión del territorio y
el estrés del cambio climático. Dado que los eco­
Algunos hongos sistemas superpuestos de la Tierra están extrema­
micorrícicos se instalan
en el interior de las
damente interconectados y son tan cruciales para
células vegetales, como la supervivencia de los seres vivos complejos, el
se aprecia en este corte daño que infligimos a los árboles y suelos acaba
transversal de una raíz
de arándano común.
por perjudicarnos también a nosotros.
Esta simbiosis posibilita «Si no fuese por los microorganismos del suelo,
que habitantes del la materia orgánica nos llegaría a las rodillas –dice
suelo de tamaños muy
distintos intercambien
Grayston–. Sin ellos, la vida en la Tierra dejaría de
nutrientes, un equilibrio existir. Ellos saldrían adelante sin nosotros, pero
que resulta beneficioso nosotros no aguantaríamos mucho sin ellos». j
para el bosque.

2.200 aumentos El divulgador científico Ferris Jabr está afincado

en Oregón. El fotógrafo Oliver Meckes y la bióloga
Nicole Ottawa documentan el mundo microscópico
a través de su proyecto Eye of Science.

INVISIBLES 59
 Salvar a los chimpancés
y hallar esperanza
en medio del caos
En un santuario centroafricano,
los chimpancés traumatizados son un ejemplo
de resiliencia para sus rescatadores.

P O R PAU L ST E Y N FOTO G RA F Í A S D E BRENT STIRTON

60
Anthony Caere, piloto
del Parque Nacional
Virunga, en la República
Democrática del Congo,
abraza a Félix y Mara
mientras los transporta
hasta el Centro de
Rehabilitación de
Primates de Lwiro.
Los cazadores furtivos
mataron a las familias
de ambas crías. Caere,
que sobrevivió a un
accidente aéreo en 2017,
dice que ayudar a los
chimpancés le da un
propósito en la vida.
Itsaso Vélez del Burgo
(a la izquierda), directora
técnica del santuario,
juega con la pequeña
Mara mientras Mireille
Miderho Oziba, una de
las cuidadoras de Lwiro,
sostiene a Félix en su
regazo. Los chimpancés
huérfanos se sienten
solos y suelen acarrear
traumas. Cuando llegan
a Lwiro se les asignan
cuidadores que les dan
cariño y atención para
ayudarlos a sanar.
 ÁFRICA Centro de
Rehabilitación
de primates
de Lwiro

REPÚBLICA
DEMOCRÁTICA

Itsaso Vélez
DEL CONGO

del Burgo llevaba

en brazos a la
cría de chimpancé.
Debilitada e
inconsciente, la
pequeña no era
mucho más grande
que su mano.
Su cuerpo diminuto y la ausencia de dentición revelaban que
no debía de pasar del mes de edad. Estaba deshidratada e hipo-
térmica; si no se intervenía de inmediato, se le pararía el corazón.
«Era el chimpancé más joven que habíamos recogido nunca»,
me cuenta Vélez del Burgo, directora técnica del Centro de
Rehabilitación de Primates de Lwiro, un refugio que opera en
el este de la República Democrática del Congo (RDC). Era 16 de
junio de 2017 y la primatóloga vasca había organizado una exte-
National
nuante operación de rescate: cinco días en motocicleta, lancha
Geographic Society,
motora y automóvil para llegar con la cría de chimpancé sana comprometida con la
y salva a la población de Lwiro. Un contacto de un colectivo divulgación y protección
que lucha contra la caza furtiva había encontrado a la pequeña de las maravillas de
nuestro planeta, financia
con varios cazadores furtivos en la impenetrable selva que cir- la labor periodística del
cunda el remoto pueblo de Pinga, a unos 300 kilómetros del Explorador Brent Stirton
santuario. Después de entregar a la cría, los hombres revelaron sobre los seres humanos
y el medio ambiente
que su hermana gemela había muerto poco después de que desde 2017.
ellos mismos abatiesen a su madre. ILUSTRACIÓN DE JOE MCKENDRY

NGM MAPS
 En el santuario, la batalla por salvarle la vida no Los chimpancés comida, juegan y miran
había hecho más que empezar. Vélez del Burgo se huérfanos aprenden lo que hay al otro lado
a vivir en el recinto de la valla. Lwiro intenta
apresuró en cubrir su cuerpecito inanimado con boscoso de Lwiro, devolver al medio
mantas calientes y administrarle líquidos intra- donde establecen natural el mayor número
venosos. Por fin la bebé se movió y abrió los ojos. una jerarquía, buscan posible de chimpancés.
«La dejé dormir sobre mi pecho para que no
perdiese calor», explica Zawadi Balanda, la callada
joven congoleña a quien asignaron el cuidado de principios del siglo xx– por culpa del furtivismo,
Busakara, como llamaron a la cría esa misma que los caza para obtener carne, el tráfico ilícito
noche. A Vélez del Burgo le preocupaba que sin de mascotas y la pérdida de hábitat.
una madre natural que la alimentara y le propor- El Centro de Rehabilitación de Primates de
cionase apoyo emocional, la cría se apagaría. Lwiro se fundó en 2002, cuando la guerra en la RDC
espoleó la caza furtiva de especies salvajes para
junto con los bonobos, son
L O S C H I M PA N C É S , consumir su carne en el cercano Parque Nacional
nuestros parientes vivos más cercanos. Se estima Kahuzi-Biega. Las autoridades competentes con-
que en toda África no hay más de 300.000 indivi- fiscaron chimpancés huérfanos a cazadores fur-
duos –frente al millón que más o menos había a tivos y lugareños y los alojaron en Lwiro, en los

S A LVA R A L O S C H I M P A N C É S 65
Todas las tardes los
cuidadores alimentan
a los chimpancés con
una nutritiva mezcla
de maíz, soja, sorgo,
harina y proteína.
También reciben un
menú diario de frutas,
verduras y legumbres
de los mercados
locales. Esa demanda
de alimento supone
unos 4.000 euros al
mes, unos ingresos muy
necesarios para los
agricultores de la zona.
viejos laboratorios de un centro de investigación
científica belga abandonado. Como el número de
huérfanos no dejaba de aumentar, dos institucio-
nes de la RDC –el Instituto Congoleño para la Con-
servación de la Naturaleza y el Centro Nacional
de Investigación en Ciencias Naturales– fundaron
el santuario. Bernard Masunga, un experimentado
veterinario que trabaja en Lwiro desde su crea-
ción, ha visto crecer el santuario hasta convertirse
en un verdadero hogar para chimpancés y monos
–más de un centenar en cada caso– en recintos
boscosos. «Estoy muy orgulloso del trabajo que
se ha hecho en la zona para lograr lo que hemos
logrado», afirma. Pero como los primates siguen
llegando, añade, la estrategia a largo plazo es devol-
ver el mayor número posible a su medio natural
en cuanto recuperan la salud y la confianza.
Hace un par de años, sentada con un grupo de
chimpancés, Itsaso Vélez del Burgo puso la cámara
del móvil en modo selfi y la apuntó a los curiosos
simios. Billi, un macho de seis años, miró la ima-
gen de la pantalla con lo que se diría una expre-
sión divertida. Otros chimpancés se asomaron por
encima de su hombro. Billi retrajo los labios para
examinarse los dientes y hurgarse en ellos. Luego
se apretó las mejillas con los dedos, como si estu-
viese apretándose granitos. Vélez del Burgo se reía
cuando Billi se metió un dedo en la nariz.

«SIEMPRE SOÑÉ con dedicarme a la conservación

de primates», dice Vélez del Burgo, quien llegó a
Lwiro a principios de 2014, cuando el santuario
acogía a unos 55 chimpancés. Natural de Vitoria,
su vocación era proteger a los animales.
«Ya en el colegio buscaba insectos en apuros
para salvarlos», me cuenta. Su madre, inmigrante
colombiana sin apenas recursos, la ayudó a cursar
estudios universitarios en Barcelona, donde hizo
un máster en primatología. Su interés por la con-
ducta de los primates la llevó a Guinea para inves-
tigar a los chimpancés en su medio natural.
Cuando surgió la posibilidad de ocupar un
puesto de voluntaria en Lwiro, aprovechó la opor-
tunidad para acercarse aún más a los chimpancés
salvajes. Pero nada la había preparado para las
dificultades de vivir en una región asolada por
guerras anteriores y sumida todavía en el con-
flicto. Cuando llevaba tres meses en el santuario
«llegaron los rebeldes Mai-Mai desde la selva para
atacar al ejército regular», dice. Más de una noche
la pasó temblando en la cama mientras el estruen-
do de las bombas, las granadas y los disparos de
ametralladora hacían imposible conciliar el sueño.
Y entonces el director de Lwiro contrajo una
misteriosa enfermedad que lo llevó al borde de la
muerte y tuvo que ser evacuado. «Fue una época
estresante», recuerda la primatóloga, que se con-
virtió así en gerente del santuario, responsable no
solo del cuidado de incontables primates huérfa-
nos, sino también de la recaudación de fondos, el
mantenimiento de las instalaciones y la gestión
de los 31 miembros que componían la plantilla.
El día que la pequeña Busakara llegó envuelta
en trapos a mediados de 2017, el santuario acogía
unos 75 chimpancés, y el número aumentaba mes
a mes. Vélez del Burgo vio algo especial en aque-
lla cría que le dio fuerzas en unos momentos en
que el aislamiento extremo y las constantes ame-
nazas de seguridad hacían mella. Busakara estaba
totalmente indefensa, pero «me sorprendió su
resiliencia. Realmente quería vivir», me explica.
BUSAKARA SOBREVIVIÓ a aquella primera noche
y se asignó un equipo de cuidadores –madres sus-
titutas– para que le brindasen la atención que su
madre le habría dispensado las 24 horas del día.

68 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
 IZQUIERDA

Una chimpancé adulta

llamada Shabunda es
anestesiada para poder
trasladarla a otro recinto.
Un ejemplar de este
tamaño es tan fuerte que
no se puede manipular
con seguridad, de modo
que los veterinarios
necesitan sedarla, y de
paso aprovechan para
hacerle un chequeo
y un análisis de sangre.

ABAJO
Tras el chequeo de
Shabunda, Luis Flores
(a la izquierda), el
veterinario jefe de
Lwiro, e Itsaso Vélez
del Burgo (a la derecha)
ayudan a trasladar
a la chimpancé a su
nuevo recinto.

S A LVA R A L O S C H I M P A N C É S 69
Itsaso Vélez del Burgo
juega con Mara, Félix
y Mubaki (de izquierda
a derecha). Mubaki,
que en swahili significa
«superviviente», llegó
moribundo al santuario.
Los cazadores furtivos
que mataron a su madre
lo habían maltratado
y planeaban venderlo
en el mercado de
mascotas. Para poder
recuperarse, los
chimpancés jóvenes
necesitan jugar entre
ellos mientras van
perfilando sus
personalidades.
La cuidadora Mireille
Miderho Oziba vela el
sueño de Mara y Félix.
Las crías de chimpancé,
al igual que los bebés
humanos, requieren
cuidados las 24 horas
del día. Si una cría se
despierta asustada en
plena noche, la madre
sustituta debe estar
cerca para tranquilizarla
y que vuelva a dormirse.

Balanda fue una de esas madres sustitutas. Creció
en una granja de subsistencia y jamás se le pasó
por la cabeza que un día se dedicaría a cuidar
chimpancés huérfanos. Durante su adolescencia
y hasta que fue adulta soportó las repetidas y bru-
tales agresiones de los soldados rebeldes, hasta
que terminó en un hospital, donde tuvieron que
someterla a una cirugía reconstructiva. Fue enton-
ces cuando conoció a alguien de Lwiro y se le pre-
sentó la oportunidad de trabajar en el santuario.
«Llegó a Lwiro destrozada –explica Vélez del
Burgo–. No hablaba, no se relacionaba con los
humanos». Ayudar al personal a superar sus expe-
riencias traumáticas es una faceta de su profesión
con la que Vélez del Burgo no había contado. «En
el Congo hay mucho sufrimiento, tanto entre los
animales como entre las personas», dice.
Al principio le daban miedo los chimpancés,
pero poco a poco se familiarizó con sus sutiles
comunicaciones –un oh oh oh inquietantemente
parecido a nuestras risas–, sus acicalamientos,
sus carcajadas histéricas cuando se les hace cos-
quillas y las vocalizaciones que significan sí y no.
Balanda cuenta que Busakara tuvo diarrea los
primeros días que pasó en el santuario. «La lim-
piaba y dormía con ella para darle calor –dice con
una sonrisa–. A veces lloraba cuando me iba por
la mañana». El amor y el cuidado fueron vitales
en los primeros meses de curación de Busakara,
pero la rehabilitación entró en una fase más sig-
nificativa cuando tuvo fuerzas para reunirse con
otra media docena de jóvenes chimpancés en una
ruidosa guardería en la que pudo desarrollar su
propia personalidad entre juegos y empujones.

72 N AT I O N A L G E O G R A P H I C

La confianza de Balanda también crecía, y
empezó a cuidar además de los huérfanos mayo-
res. La nueva relación que entabló con los chim-
pancés la estaba ayudando a salir de una profunda
depresión, asegura Vélez del Burgo: «Veías que
poco a poco empezaba a sonreír y comenzaba a
hablarme. Por fin fue capaz de contar un poco más
sobre la experiencia que había vivido».
La nueva pasión de Balanda por los chimpancés
la inspiró a apuntarse a un curso de veterinaria
en la universidad, en Lwiro. «Siempre pensé que
sería veterinaria de ganado –declara–. ¡Nunca
imaginé que trabajaría con chimpancés salvajes!».
Al cabo de dos años, Busakara pasó a uno de
los recintos de bosque natural de Lwiro, donde
aprendería a vivir con una familia adoptiva de
chimpancés en recuperación, y en libertad para
desarrollar una jerarquía natural y una unidad
familiar. Busakara pronto estableció buenas rela-
ciones con sus congéneres. «Se volvió muy cari-
ñosa –dice Vélez del Burgo–. Poníamos con ella los
chimpancés que nos llegaban más traumatizados,
porque era la que los acogía con mayor afecto».
En 2019 se registró un pico de ingresos de chim-
pancés: se batió el récord con nueve recién llega-
dos. El Parque Nacional Virunga, que colabora con
Lwiro, había donado los costes del vuelo y cedido
un piloto para ayudar a los traslados aéreos de los
huérfanos recuperados en regiones remotas de la
RDC. Entonces, en diciembre, estalló en el san-
tuario un grave brote de gripe. Más del 90 % de los
chimpancés contrajeron el virus; dos de ellos
murieron. Busakara enfermó gravemente, pero
los veterinarios consiguieron sacarla adelante.
En marzo de 2020, cuando el nuevo coronavirus
se instaló en la RDC, Vélez del Burgo temió por
los primates y por el personal. «Los chimpancés
son muy susceptibles a las enfermedades respi-
ratorias –explica–. No sabíamos qué efecto podría
tener el coronavirus».
Les informaban de la presencia de numerosos
chimpancés huérfanos en diversas partes del país,
pero el confinamiento impedía su traslado al san-
tuario. La incertidumbre, unida al desplome de
las donaciones, aumentó la presión. Pero entonces
llegó un salvavidas: el apoyo de la Alianza para la
Conservación de la Vida Salvaje Ivan Carter, una
organización de conservación colaboradora que
lideró una campaña de financiación para mante-
ner Lwiro en funcionamiento. «Había días que me
sentía incapaz de continuar», recuerda Vélez del
Burgo. Pero también hubo muchos días gratifican-
tes que la animaron a perseverar. «Busakara es uno
de los pocos chimpancés que se me acerca erguida
–dice entre risas–. Llegó a nosotros tan pequeñita
que aprendió a caminar a la manera humana».
La primatóloga ha llegado a comprender lo im-
portante que es Lwiro para los trabajadores que,
como Zawadi Balanda, al ayudar a los chimpancés
a recuperarse de sus traumas descubren que estos
los ayudan a ellos a su vez. Y lo mismo le sucede
a ella misma. La mayor lección que le han dado
los chimpancés es ser fuerte ante las adversidades.
«Nunca se rinden». La vida aquí no es fácil,
admite, «pero no los abandonaré. Ni a los chim-
pancés ni al equipo». j
El cineasta y periodista sudafricano Paul Steyn ha
escrito artículos sobre conservación en África para
National Geographic. El premiado fotoperiodista
Brent Stirton es colaborador habitual de la revista.
S A LVA R A L O S C H I M P A N C É S 73
 El fotobiorreactor de la
compañía Algalif, situada
en Reykjanesbaer, al oeste
de Reykjavík, produce
astaxantina, un antioxidante
natural utilizado como
complemento alimenticio,
a partir de microalgas.
La empresa usa energía
geotérmica 100 % limpia y
un sistema de iluminación
que permiten reducir un
50 % el consumo de energía.

EN LA CARRERA CONTRA
E L C A M B I O C L I M ÁT I C O ,
LA TRANSICIÓN DE ISLANDIA
H AC I A E L A P ROV E C H A M I E N TO
D E L A S E N E R G Í A S R E N O VA B L E S
ES UN EJEMPLO DE ÉXITO. UN
MODELO DEL QUE TODOS LOS
PA Í S E S P O D E MO S A P R E N D E R .

EL LABORATORIO
ISLANDÉS
74 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
75
76 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
 El campo de lava que
hoy cubre las laderas
del volcán Hekla,
uno de los más activos
de Islandia, estuvo
en su día cubierto
de abedules. Debido
a la deforestación, hoy
esta zona del sudoeste
del país está muy
afectada por la erosión.
El proyecto Hekluskógar
planea repoblar el área
con especies nativas.

E L L A B O R ATO R I O I S L A N D É S 77
 P O R E VA VA N D E N B E R G
FOTOGRAFÍAS DE SIMONE TRAMONTE

En Viaje al centro de
la Tierra, Julio Verne
ubicó en Islandia el
pasaje que llevaría a
los protagonistas hasta
el mismísimo núcleo
de nuestro planeta.
en el cráter del Snæfellsjökull,
C O N C R E TA M E N T E LO S I T U Ó
un estratovolcán coronado por un glaciar que se encuentra
en el extremo de la península de Snæfellsnes, en el oeste
de este país insular ubicado justo por debajo del círculo
polar Ártico. Aunque el escritor francés nunca pisó suelo
islandés, sí imaginó esta isla atlántica como la meca de los
amantes de la geología. Sin duda, la tierra agreste y primi­ Plántulas de lechugas
crecen en la granja
genia de Islandia, surcada por volcanes activos, lagos, vertical de la firma
géiseres y glaciares, luce una orografía espectacular. Con Vaxa en Reykjavík,
106.000 kilómetros cuadrados de superficie (algo más que las 24 horas del día
durante los siete días
Portugal) y una población de 330.000 habitantes (143 veces de la semana, al margen
menor que la española), el calor que late bajo el suelo is­ de factores externos
landés hace posible que nueve de cada diez viviendas se como la estación del
año, la meteorología o
calienten con energía geotérmica y que casi el 100 % de la las plagas. Al plantarse
electricidad que produce el país proceda de su gran poten­ en pisos, se reduce la
cia hidráulica y geotérmica. necesidad de superficie
de tierra. Un sistema
«Esa combinación de geología y ubicación septentrional de control optimiza
le otorga un amplio acceso a las energías renovables», el consumo de agua
explica Halla Hrund Logadóttir, directora general de la y energía.

Autoridad Nacional de Energía de Islandia y cofundadora

de la Arctic Initiative, una entidad que aborda soluciones
para afrontar el acelerado cambio climático que sufre la
región. La isla está en la dorsal Mesoatlántica, a caballo
entre las placas tectónicas Euroasiática y Norteamericana,
una zona volcánica muy activa que alimenta sus sistemas
geotérmicos. «Además, los glaciares cubren el 11 % del

78 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
territorio, y el deshielo estacional alimenta los ríos
glaciares, que discurren desde las montañas hasta
el mar garantizando los recursos hidroeléctricos del
país. Y por si eso fuera poco, cuenta con un enorme
potencial de energía eólica, que prácticamente aún
está sin explotar», añade Halla.
Esta naturaleza privilegiada ha permitido a la
pequeña nación nórdica erigirse en referente para
la transición energética que el mundo necesita imple­
mentar y con urgencia. Para Halla, formada en cien­
cias políticas y economía, la transición de Islandia a
las energías renovables puede ser una fuente de
inspiración para todos aquellos países que intentan
aumentar su porcentaje de energía limpia. «En la
década de 1960, apenas hace medio siglo, el mayor
porcentaje del consumo energético de mi país pro­
cedía de combustibles fósiles importados», nos
recuerda. Y lo que impulsó el gran cambio no fue la
ecología, dice, sino la economía: «Islandia no podía
hacer frente a las fluctuaciones de los precios del
petróleo derivadas de las crisis que agitaban los mer­
cados energéticos mundiales. El país, aislado en el
borde del círculo polar Ártico, necesitaba un recurso
energético nacional que fuera estable y viable desde
el punto de vista económico».
En ese marco, y gracias a la acción de emprende­
dores locales primero y de la Administración después,
fueron gestándose formas de aprovechamiento del
agua caliente que emanaba del suelo para calentar
los hogares, en un principio a nivel doméstico y luego
a escala comercial. El potencial hidroeléctrico atrajo
industrias de todo el mundo y dio el pistoletazo de
salida a un proceso que diversificó la economía,
generó empleo y permitió establecer una red eléctrica
nacional. La apuesta permitió a Islandia cambiar de
rumbo. Hasta los años setenta considerada por la
ONU como una nación en vías de desarrollo, empezó
a prosperar, dejando atrás siglos de pobreza.
E L L A B O R ATO R I O I S L A N D É S 79
 Áslaug Hulda Jónsdottir, cofundadora de Pure North Recycling, posa delante de un montón de plásticos
que serán reconvertidos en materia prima útil para fabricar nuevos productos. El reciclado se lleva a
cabo sin productos químicos y con energías renovables. Hace un siglo, la mayoría de los islandeses no
había visto un árbol. Ahora, el Servicio Forestal de Islandia lleva a cabo un plan de reforestación que
cuenta con la ayuda de voluntarios en toda la isla (abajo). El objetivo es arbolar el 5 % del país en 50 años.

80 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
Un investigador trabaja en el invernadero que la Universidad Agrícola de Islandia tiene en Hveragerði,
en el sudoeste de la isla, donde desde la década de 1950 se cultivan plátanos con fines científicos. En esta
zona se usa energía geotérmica desde hace años para calentar los invernaderos y generar luz durante
el oscuro invierno islandés. La diseñadora Halldóra Eydís (abajo) creó una marca de calzado que fabrica
con materias primas sostenibles, como piel de pescado, cuero de cordero y reno y crin de caballo.

E L L A B O R ATO R I O I S L A N D É S 81
 Pese a que las circunstancias de este pequeño
territorio insular son muy concretas y singulares,
Halla piensa que Islandia puede servir de ejemplo a
muchos países que se enfrentan a retos parecidos a
los que ellos abordaron hace 50 años, a los que pue­
den ayudar gracias al alto nivel de especialización
técnica en energías renovables adquirido a lo largo
de estas últimas décadas. «La industria energética
de Islandia ha participado en proyectos geotérmicos
en más de 50 países y mantiene una labor muy activa
en todo el mundo. Por ejemplo, la construcción del
sistema geotérmico de calefacción centralizada de
ciudades más grande del mundo, situado en China,
que abastece a más de un millón de usuarios».
de experimentos
I S L A N D I A E S H OY E L E S C E N A R I O
muy interesantes para alcanzar la tan necesaria
descarbonización, como el que desarrolla Carbfix,
una empresa situada a 20 minutos de Reykjavík que
ha desarrollado una tecnología que convierte el dió­
xido de carbono en roca. «Al igual que la vegetación,
las rocas son grandes sumideros de carbono –explica
la primera ejecutiva de la firma, Edda Sif Pind Ara­
dóttir–. Nosotros lo que hacemos es acelerar el proceso
natural para capturar y eliminar de forma perma­
nente el excedente de CO2». Para ello, el gas es cap­
turado en la fuente de emanación o directamente de
la atmósfera, tras lo cual se disuelve en agua. El pro­
ducto resultante es una especie de soda que se inyecta
bajo tierra, a más de 1.000 metros de profundidad,
donde el CO2 se solidifica tras reaccionar con forma­
ciones rocosas ricas en cationes, como el basalto. Un
proceso que en la naturaleza requeriría miles de años
y que Carbfix consigue en tan solo dos. «Esperamos
poder desarrollar esta tecnología ya probada a gran
escala en la década de 2030», añade Aradóttir.
Otra iniciativa prometedora es la que llevan a cabo
en Carbon Recycling International (CRI). Fundada
en 2006 en la capital islandesa, la compañía ha desa­
rrollado desde 2012 una tecnología para sintetizar
metanol renovable a escala industrial a partir de
dióxido de carbono e hidrógeno, proporcionando así
un combustible verde y una materia prima química
con aplicaciones en todo el mundo. «Desarrollamos
proyectos transformadores para generar productos
con valor a partir de gases residuales y energías reno­
vables. Nuestra última planta en construcción, en
China, la más grande de su tipo, transformará el
dióxido de carbono en metanol y reemplazará la
producción a base de carbón, lo que tendrá un
impacto similar a eliminar 100.000 coches de las
carreteras», explica Benedikt Stefansson, director de
desarrollo de negocio de CRI.
82 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
En la piscifactoría de la
compañía Ice Fish Farm
(derecha), situada en
Fáskrúðsfjörður, en el este
de Islandia, se lleva a cabo
una piscicultura sostenible
y responsable que cuida
tanto del medio ambiente
como de los trabajadores.
No usan antibióticos,
productos químicos ni
desinfectantes en las redes,
y los peces se alimentan
con piensos no modificados
genéticamente. La misma
filosofía rige en Matorka,
a cuya planta de proce­
samiento (abajo), situada
en Grindavík, en la
costa oeste de Islandia,
llegan los peces desde
la piscifactoría, a pocos
kilómetros de allí.
¿El objetivo general de todos estos proyectos?
Alcanzar en 2050 un futuro energético sostenible
para limitar el calentamiento global por debajo de
los 2 °C, como se pactó en el Acuerdo de París.
Una tarea tan titánica como imprescindible con la
que muchos islandeses están comprometidos desde
distintos frentes. Invernaderos alimentados con
energía geotérmica, reciclaje de plásticos sin usar
productos químicos, agricultura vertical, acuicultura
sostenible, moda confeccionada con cuero hecho con
piel de pescado… Un sinfín de proyectos que ayuda­
rán a completar el cambio de modelo. Entre las tareas
pendientes está reducir las emisiones en el sector del
transporte por carretera y por aire y en las industrias
pesquera y metalúrgica. En el ámbito medioambien­
tal, Islandia también necesita reforestar una tierra
que ha perdido el 95 % de su cubierta vegetal original
(un proceso desencadenado por los colonos vikingos)
y recuperar los humedales malogrados tras décadas
de mala gestión de las tierras. Pero todo apunta a que
la mayoría de los islandeses está por la labor de seguir
luchando por un futuro más verde. Esperamos que lo
logren y que muchos países sigan la misma senda. j
E L L A B O R ATO R I O I S L A N D É S 83
84 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
 En esta planta de
Carbfix, en Reykjavík,
se captura y elimina CO2
de forma permanente.
Este revolucionario
experimento captura
el CO2 y lo disuelve
en agua para luego
inyectarlo bajo tierra,
donde, tras reaccionar
con el basalto, se
solidifica. Un proceso
que en la naturaleza
requiere milenios.
BENJAMIN HARDMAN

E L L A B O R ATO R I O I S L A N D É S 85
 APUNTES | DIARIO DE UN FOTÓGRAFO

EL VERANEO
DE LOS OSOS
EN LOS BREVES VERANOS
DEL ÁRTICO CANADIENSE ,
LOS OSOS POLARES
SE TRASLADAN A TIERRA
FIRME, DONDE EL SUELO
SE TRANSFORMA EN UNA
PA L E TA D E V I VO S C O LO R E S .

T E X TO D E JASON BITTEL
FOTOGRAFÍAS DE
MARTIN GREGUS, JR.

86 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
 Ni siquiera el dron que lo
sobrevolaba para tomar
esta imagen logró que Scar
se inmutase en su lecho de
adelfilla. El fotógrafo Martin
Gregus, Jr., bautizó así a este
y a otros osos polares para
que a la gente le resultase
más fácil identificarlos como
individuos necesitados
de protección.

EL VERANEO DE LOS OSOS 87

 Izquierda: las osas Betty y Verónica se disputaron esta roca durante casi una hora antes de que Gregus las inmortalizase
formando un corazón. Parecían inseparables, y a menudo jugaban y cazaban juntas. Derecha, arriba: dos grandes oseznos
parecen proteger a su madre cuando un macho pasa cerca de ellos, justo fuera del encuadre. A Gregus la imagen le recuerda

88 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
a Cerbero, el can multicéfalo de la mitología griega. Derecha, abajo: Aurora y su cría, Beans, se refugian al acercarse una
tormenta. Los rayos y truenos se han vuelto más frecuentes en esta región como consecuencia del cambio climático,
asegura el fotógrafo. Cada vez que el cielo se rompía, los osos se echaban a temblar, como perros al oír fuegos artificiales.

EL VERANEO DE LOS OSOS 89

 Los osos polares pasan tanto tiempo en el agua que muchos científicos los consideran mamíferos marinos. Se han documentado
casos de desplazamientos a nado de más de 600 kilómetros a lo largo de más de una semana. Para poder captar imágenes

90 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
subacuáticas como esta de un oso polar pasando a tierra firme desde el hielo marino en proceso de fusión, Gregus ideó
equipos y métodos fotográficos que le permitieron acercarse a los animales sin que ellos se percatasen de su presencia.

EL VERANEO DE LOS OSOS 91

 Esta zona del Ártico es llana, dice Gregus. Lo que significa que hasta una piedra puede ofrecer una mejor perspectiva… si no
es que un oso se queda dormido sobre ella. Los osos, como Verónica (en la foto), solían subirse a esta roca para otear la zona

92 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
en busca de focas que comer o congéneres que evitar. Gregus espera volver a este litoral, donde ve a los osos «en buena
forma y adaptándose al entorno». Pero sabe que en la mayor parte de su territorio están acusando el alza de las temperaturas.

EL VERANEO DE LOS OSOS 93

APUNTES | DIARIO DE UN FOTÓGRAFO

PA SA R U N M E S E N T R E O S O S P O L A R E S D E V E R A N E O P E R M I T E A P R E C I A R E L
L A D O M Á S T I E R N O D E L M AYO R D E P R E D A D O R T E R R E S T R E D E L M U N D O.

suelen estar
« E N L A S F OTO S , LO S O S O S P O L A R E S
siempre sobre hielo y nieve –dice el fotógrafo
Martin Gregus, Jr.–, como si en verano desapare-
ciesen por arte de magia». Pero no es así. Decidido
a divulgar esa faceta menos conocida de estos ani-
males, Gregus montó una estación de campo en la
popa de una pequeña embarcación y pasó 33 días
de los veranos de 2020 y 2021 al norte de Churchill,
en la provincia canadiense de Manitoba.
Cuanto más observaba a los osos, mejor cono-
cía Gregus sus distintas personalidades. Había
un osezno obstinado al que llamó Hércules; per-
dió una pata, lo que no fue óbice para que sobre-
viviese a sus dos primeros veranos. Una hembra
enorme, Wanda (abajo), parecía tener atemoriza-
dos a los demás osos, pero se pasaba el día
haciendo lo que parecían estiramientos de yoga
sobre las adelfillas. Otra hembra, Vilma, daba la
impresión de estar tan cómoda en presencia de
Gregus que amamantaba a sus oseznos, Pebbles
y Bam-Bam, tan cerca de él que podía oír sus ron-
roneos. Gregus también fue testigo de conductas
que rara vez se habían documentado, como osos
comiendo plantas y cazando polluelos de cha-
rrán en la orilla del mar. Por ahora son acciones
que quizá puedan ayudar a esta población en
concreto a sobrellevar los efectos del cambio cli-
mático, pero en otros lugares los osos polares
están muriendo de hambre.
«Estas imágenes nos muestran unos animales
orondos, sanos y juguetones», dice Gregus. Así
que, aunque a nivel global los osos polares no
están pasando su mejor momento, «a la vista está
que aquí hay algo que funciona». j

«Mirábamos a nuestro alrededor y decíamos: “¿Dónde está Wanda?”. Porque si

estaba ella, ya podíamos despreocuparnos de los demás osos», cuenta Gregus,
refiriéndose a esta hembra grande pero tranquila.

94 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
E N T R E B A S T I D O R E S
MICROCOSMOS
P O R MARIE-AMÉLIE CARPIO
a huevos
E S F E R A S Q U E R E C U E R DA N
cocidos brotando en lo que parece un
campo de flores amarillas. Este extraño
mundo paralelo de hongos casi invi-
sibles se ocultaba en un fragmento de
madera muerta del Parque Nacional
de la Selva Negra de Alemania (véase
el reportaje de las páginas 42-59).
«Cuando encontramos este hongo
con micelio, sobre la madera sola-
mente se distinguía una fina pelusa
apenas visible –recuerda el fotógrafo
Oliver Meckes–. Con un microscopio
electrónico de barrido pudimos obser-
varlo en detalle. El hongo, llamado
Resinicium bicolor, presenta dos tipos
de cistidios perfectamente identifica-
bles: unos esféricos y los otros seme-
jantes a estrellas».
| INVISIBLES
Los guardas del parque ayudaron
a Meckes y a la bióloga Nicole Ottawa Oliver Meckes y Nicole
a identificar los hongos, las raíces y Ottawa, afincados en
los mixomicetos más interesantes, y Alemania, se dedican
a recoger muestras del suelo para exa- desde 1995 a explorar
minarlas al microscopio. el mundo microscópico
mediante la fotografía.
«Eran criaturas tan diminutas que
nunca sabíamos lo que nos encontra-
ríamos. La sorpresa estaba asegu-
rada», cuenta el fotógrafo. Y ninguna
fue mayor que descubrir la enorme
cantidad de seres diminutos que tra-
bajan en este bosque. «Creíamos
conocer bien el ciclo vital de los árbo-
les, pero este reportaje muestra la
complejidad de los procesos impli-
cados. Casi todos tienen lugar a una
escala minúscula e involucran a una
miríada de organismos».
OLIVER MECKES Y NICOLE OTTAWA, EYE OF SCIENCE; EYE OF SCIENCE (RETRATO)
 RITM O G LOB AL | EVENTOS | MARCAS
SOLARPROFIT, MÁXIMA EFICIENCIA,
MÍNIMO CONSUMO
SolarProfit, empresa especializada en energías renovables,
presenta un nuevo sistema de ahorro energético basado en
la inteligencia artificial. Se trata de una serie de baterías
equipadas con un software que, en función de los datos del
cliente, ofrece la tarifa más ventajosa en cada momento. Una
solución que a la larga se traduce en el precio de la factura.
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BIG BANG TOURBILLON SAMUEL
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El director creativo Samuel Ross, embajador de Hublot
desde 2020, incorpora por primera vez su exclusivo lenguaje
gráfico al universo de la relojería en un modelo de edición
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Tourbillon Samuel Ross, un nuevo modelo en el que se
conjugan los acabados manuales con la tecnología punta.
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Correos lanza al mercado Palomo x Correos, una edición
limitada de prendas inspiradas en la marca y diseñadas por
la reconocida firma de moda Palomo Spain. La colección, de
venta exclusiva en Correos Market, muestra el compromiso
de la compañía de mensajería con el talento y con las em­
presas españolas, sobre todo las que no olvidan su origen.
WWW.CORREOS.COM
MAZDA APUESTA POR LAS MÍNIMAS
EMISIONES EN SU NUEVO DIÉSEL
La nueva estrategia multisolución de Mazda se basa en la
combinación de productos y tecnologías para adaptarse de
la mejor manera posible al cumplimiento de las metas soste­
nibles de la compañía. La firma automovilística presenta una
estrategia dual en la que se incluyen vehículos eléctricos y
motores de combustión interna mucho más eficientes.
WWW.MAZDA.ES
 Entonces Thor, alzando su
poderoso martillo Mjölnir,
convocó a todos los rayos y les
ordenó proteger a los hombres...

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N AT I O N A L G E O G R A P H I C | EN TELEVISIÓN

Islas Canarias:
nacidas del fuego
LUNES 12 DE SEPTIEMBRE A LAS 22 HORAS

El 19 de septiembre de 2021, La Palma vivió el primer

episodio volcánico después de 50 años de inactividad.
National Geographic regresa un año después a las islas
Canarias con un especial sobre la formación del archi­
piélago, en el que ofrece entrevistas a expertos e imáge­
nes inéditas de la erupción del volcán de Cumbre Vieja.

Guerra de Narcos:
tráfico de heroína
JUEVES 22 DE SEPTIEMBRE
A LAS 22:50 HORAS

La nueva temporada de la conocida

serie sobre narcotráfico se centra en el
mundo de los opioides. En esta ocasión,
con el foco puesto en las redes de
contrabandistas y el seguimiento de
la polémica generada por la explosión
del consumo de fentanilo.

NATIONAL GEOGRAPHIC
Emite 24 horas al día en: Movistar+ (Dial 70) Vodafone (104) Telecable (52)
R Cable (50) Euskaltel (33) y Orange (30)

N AT I O N A L G E O G R A P H I C NATIONAL GEOGRAPHIC (TODAS)

Especial 80 aniversario
del doctor Pol
4 D E S E P T I E M B R E : M A R ATÓ N D E 1 4 A
21 HORAS, ESTRENOS A LAS 18 HORAS

El doctor Pol cumple 80 años. Para celebrarlo,

National Geographic Wild ha preparado
una programación especial con un maratón
temático y el estreno de dos reportajes sobre
el veterinario más veterano de la televisión,
uno de ellos sobre sus 200 episodios.

Wild America
DOMINGO 11 DE SEPTIEMBRE A LAS 18 HORAS

Wild America regresa este mes con nuevos documentales sobre

la vida salvaje del continente americano. Este año, las cámaras
de National Geographic Wild se desplazan a lugares tan dispa­
res como los hielos de la Tierra del Fuego, en Chile, o los paisa­
jes desérticos del texano Parque Nacional del Big Bend, en la
frontera entre Estados Unidos y México. Cada domingo, un
maratón de documentales sobre el lado más salvaje de América.

NATIONAL GEOGRAPHIC WILD

Emite 24 horas al día en: Movistar+ (Dial 71) Vodafone (105) Telecable (53) R Cable (55)
Euskaltel (37) y Orange (31)

NATIONAL GEOGRAPHIC (TODAS)

P R Ó X I M O N Ú M E R O | OCTUBRE 2022

Los primeros artistas

del Cuerno de África
Las pinturas de Laas
Geel, una de las muestras
de arte rupestre más
importantes del mundo,
son la punta de lanza
de la excepcional y
todavía inexplorada
riqueza arqueológica
de Somalilandia.

El baúl fotográfico
de la Geographic
Las placas autocromas
de vidrio son una de las
primeras técnicas de
fotografía en color. National
Geographic, que utilizó
el último autocromo en
1939, custodia en sus
archivos una de las mayores
colecciones del mundo.

El regreso del
lince ibérico
En los últimos 20 años
el lince ibérico ha pasado
de ser el felino más
amenazado del planeta
a convertirse en un
triunfo en materia de
conservación de fauna.
¿Cuál es el secreto de
su rápida recuperación?

Chimanimani, una
puerta al futuro
La naturaleza revive en
Mozambique. Prueba de
ello es el Parque Nacional
de Chimanimani, creado
hace dos años y donde la
biodiversidad y el potencial
turístico han hecho que
décadas de violencia
y abandono den paso
a la esperanza.

N AT I O N A L G E O G R A P H I C JORDI MATAS
@UNICEF España

¿Sabes que hay personas que dejan en herencia

un mundo mejor? Personas cuyas vidas dan
vida porque hacen un Testamento Solidario
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Incluyendo a UNICEF en tu testamento

cambiarás el futuro de miles de niños y niñas.
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Embajador de UNICEF España.

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