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El cristianismo en el Imperio Romano

El cristianismo en el imperio romano

Introducción

A lo largo de la historia, la humanidad ha sido testigo de conflictos y controversias que


han dejado una marca indeleble en la sociedad. Uno de estos conflictos se encuentra en
la época del Imperio Romano y su relación con el cristianismo, que se caracterizó por la
persecución y la violencia. Desde la época de Nerón en el 64 d.C. hasta la caída del
Imperio Romano en el 476 d.C., los cristianos fueron objeto de represión y hostilidad
por parte del Estado romano y la religión pagana dominante. En el medio, el gobierno
de Constantino y la política religiosa de Teodosio cambiaron la relación entre el Estado
romano y el cristianismo. A pesar de los intentos de los líderes cristianos para
reconciliar la fe con el poder político, la violencia y la división religiosa continuaron
afectando a la sociedad. Este ensayo explorará el papel del cristianismo en el Imperio
Romano, una religión que tuvo un papel fundamental en la transformación de la
sociedad y cultura romana.

Las persecuciones

Desde el surgimiento del cristianismo, las comunidades cristianas fueron objeto de


persecuciones por parte del Estado romano. Una de las principales causas de estas
persecuciones fue la hostilidad hacia una religión que desafiaba la autoridad del Estado
y el sistema religioso pagano dominante.

La religión pagana romana implicaba una divinización de los emperadores, lo que


implicaba que su autoridad era de origen divino y que se les debía lealtad y adoración.
Los cristianos, en cambio, consideraban que solo a Dios se le debía adoración y que la
autoridad de los emperadores era de origen terrenal. Esto generó un conflicto con el
Estado romano y llevó a las autoridades a considerar a los cristianos como una amenaza
a la estabilidad política y social.

Otro factor que contribuyó a la persecución de los cristianos fue su negativa a participar
en los rituales y festividades paganas, lo que los hacía parecer como ciudadanos
desleales e inmorales. Además, los cristianos se reunían en secreto y se consideraban

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Comisión 3: Dr. Marcelo Correa.

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una comunidad separada del resto de la sociedad, lo que agravaba aún más la
desconfianza y la hostilidad hacia ellos.

Es importante señalar que las persecuciones a los cristianos no fueron constantes ni


uniformes en todo el Imperio Romano. Hubo períodos de relativa tolerancia y otros de
extrema violencia contra ellos. Por ejemplo, durante el reinado de Nerón, los cristianos
fueron acusados injustamente de haber provocado el gran incendio de Roma en el año
64 d.C., lo que llevó a su ejecución y martirio. En cambio, durante el reinado de
Trajano, los cristianos eran perseguidos solo si se les acusaba de actividades criminales.

La situación de los cristianos empeoró durante el gobierno del emperador Diocleciano


(284-305), quien lanzó una campaña sistemática de persecución contra ellos. En el año
303, Diocleciano emitió un edicto que ordenaba la destrucción de las iglesias, la
confiscación de las propiedades de los cristianos y la prohibición de sus reuniones. Esta
persecución duró varios años y se extendió por todo el Imperio Romano, aunque no fue
completamente efectiva en erradicar el cristianismo.

En definitiva, las persecuciones contra los cristianos en el Imperio Romano hasta el


período de Diocleciano se debieron principalmente a la hostilidad hacia una religión que
desafiaba el sistema religioso pagano dominante y la divinización de los emperadores.
La negativa de los cristianos a participar en los rituales paganos, su separación de la
sociedad y su percepción como ciudadanos desleales e inmorales también contribuyeron
a su marginación y persecución. No obstante, estos motivos no explican completamente
la complejidad y la diversidad de las relaciones entre el Estado romano y los cristianos
en diferentes momentos y lugares del Imperio.

La transformación de la relación entre Imperio Romano y Cristianismo.

La transformación de la relación entre el Imperio Romano y el cristianismo durante el


gobierno de Constantino fue un momento crítico en la historia del cristianismo. Antes
de Constantino, los cristianos habían sido objeto de persecución por parte del Estado
romano debido a la hostilidad hacia una religión que desafiaba el sistema religioso
pagano dominante y la divinización de los emperadores.

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Sin embargo, todo cambió cuando Constantino asumió el poder en el año 306. En un
principio, Constantino no fue un partidario activo del cristianismo, pero a medida que su
gobierno avanzaba, comenzó a favorecer cada vez más a los cristianos. Una de las
razones detrás de esta evolución pudo haber sido el hecho de que el cristianismo estaba
ganando adeptos en el Imperio y representaba una fuerza política y social cada vez más
importante.

Una de las primeras medidas de Constantino a favor del cristianismo fue el Edicto de
Milán en el año 313, que concedió libertad religiosa a todos los ciudadanos del Imperio
y puso fin a las persecuciones contra los cristianos. Además, Constantino permitió que
los cristianos recuperaran sus propiedades confiscadas durante las persecuciones y
restauró las iglesias y otros lugares de culto cristiano.

Pero la relación de Constantino con el cristianismo no se detuvo allí. En el año 324,


Constantino derrotó a su rival Licinio y se convirtió en el único emperador del Imperio
Romano. A partir de ese momento, comenzó a utilizar el poder del Estado para
promover activamente el cristianismo. Estableció una serie de políticas y leyes que
favorecían a los cristianos, como eximirlos del servicio militar obligatorio y otorgarles
exenciones fiscales y otros privilegios.

Constantino también patrocinó la construcción de iglesias y otros edificios religiosos,


como la Basílica de San Pedro en Roma, y convocó el Concilio de Nicea en el año 325
para establecer la ortodoxia cristiana y resolver las controversias doctrinales. Durante su
gobierno, también apoyó a los obispos y otros líderes cristianos, muchos de los cuales
se convirtieron en sus consejeros y amigos cercanos.

En resumen, la transformación de la relación entre el Imperio Romano y el cristianismo


durante el gobierno de Constantino fue un momento clave en la historia del
cristianismo. La libertad religiosa concedida por el Edicto de Milán puso fin a las
persecuciones contra los cristianos y les permitió recuperar sus propiedades y lugares de
culto. Además, la promoción activa del cristianismo por parte de Constantino a través
de políticas, leyes y construcciones religiosas sentó las bases para la aceptación y
difusión del cristianismo en el Imperio Romano.

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La política religiosa de Teodosio.

Durante el gobierno de Teodosio I (379-395), el cristianismo se convirtió en la religión


oficial del Estado romano y se prohibió la práctica de todas las demás religiones. Esta
decisión marcó un momento clave en la relación entre el cristianismo y el Estado
romano, y estableció un precedente para la relación entre religión y gobierno en Europa
durante los siglos siguientes.

La política religiosa de Teodosio se caracterizó por su defensa del cristianismo ortodoxo


y su lucha contra las herejías. En su reinado, se llevaron a cabo importantes discusiones
dogmáticas, como el Concilio de Constantinopla en 381, que definió la divinidad del
Espíritu Santo y la posición de Constantinopla como sede patriarcal. Teodosio apoyó
activamente este Concilio y otras iniciativas destinadas a reforzar la ortodoxia cristiana.

A pesar de sus esfuerzos por mantener la unidad religiosa del imperio, Teodosio
también intervino en la política interna de la Iglesia. En el año 391, prohibió las
reuniones de las sectas gnósticas y maniqueas y ordenó la destrucción de sus templos.
Además, en el año 392, emitió un edicto que prohibía las reuniones de los partidarios de
las prácticas religiosas tradicionales y ordenaba la clausura de sus templos. Estas
medidas fueron vistas como una violación a la libertad religiosa y provocaron protestas
y disturbios.

En este contexto de intensas discusiones y luchas religiosas, la figura de Ambrosio de


Milán cobró una gran relevancia. Ambrosio fue elegido obispo de Milán en el año 374 y
se destacó por su defensa de la ortodoxia cristiana y su lucha contra las herejías.
Además, tuvo una importante influencia política en el reinado de Teodosio, al punto de
que se convirtió en su consejero religioso.

Ambrosio defendió una visión rigurosa de la ortodoxia cristiana y se opuso a cualquier


compromiso con las herejías. Además, fue un firme defensor de la autoridad del obispo
en asuntos religiosos y políticos, y su influencia en el reinado de Teodosio ayudó a
fortalecer el papel de la Iglesia en la política del Imperio Romano.

La política religiosa de Teodosio I estuvo marcada por su defensa de la ortodoxia


cristiana y su lucha contra las herejías, así como por su intervención en la política
interna de la Iglesia. Las discusiones dogmáticas y las luchas religiosas que se llevaron
a cabo en su reinado tuvieron un impacto duradero en la historia del cristianismo.

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Ambrosio de Milán, por su parte, fue una figura clave en este contexto, que contribuyó a
fortalecer la posición de la Iglesia en la política del Imperio Romano.

Rol de las mujeres de la familia imperial frente a la religión

Después de la muerte del emperador Teodosio en el año 395, su imperio fue dividido
entre sus dos hijos, Arcadio y Honorio. La situación política y religiosa del Imperio
Romano en este momento era compleja y tensa, con el cristianismo convirtiéndose en la
religión oficial del estado y el paganismo en retirada, pero todavía presente en algunos
sectores de la sociedad.

En este contexto, la posición de las mujeres de la familia imperial frente al paganismo


es un tema interesante. La influencia de las mujeres en la política y la religión de la
época no debe ser subestimada, ya que tenían acceso directo a los líderes y a menudo se
les consultaba en asuntos importantes.

Una de las mujeres más destacadas de la época fue la emperatriz Gala Placida, hija del
emperador Teodosio y hermana de los emperadores Arcadio y Honorio. Aunque se sabe
poco sobre sus creencias religiosas personales, se sabe que apoyó firmemente el
cristianismo y fue una mecenas de la Iglesia. (Ella se opuso al paganismo y al
arrianismo, una herejía cristiana que rechazaba la divinidad de Cristo. Ella patrocinó la
construcción de varias iglesias y monasterios en Oriente, incluyendo la iglesia de San
Juan Bautista en Constantinopla. También ayudó a difundir la práctica del monasticismo
en la región, y apoyó a San Juan Crisóstomo, uno de los padres de la Iglesia, quien
había sido desterrado por el emperador Arcadio.)

Otra mujer destacada de la época fue la emperatriz Justina, esposa del emperador
Valentiniano I y madre del emperador Valentiniano II. Justina era una cristiana arriana,
lo que significaba que creía en una versión del cristianismo que difería de la ortodoxia
católica. Justina se opuso firmemente a la política religiosa de su esposo y luchó por
proteger a los arrianos y otras minorías religiosas.

En cuanto a la posición de las mujeres de la familia imperial frente al paganismo, es


difícil generalizar, ya que probablemente varió de una persona a otra. Sin embargo, se
sabe que algunas mujeres cristianas de la época se opusieron firmemente al paganismo y

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trabajaron para erradicarlo. Un ejemplo notable de esto es la emperatriz Eudoxia, esposa


del emperador Teodosio II, quien trabajó para cerrar los templos paganos y promover el
cristianismo.

En general, la posición de las mujeres de la familia imperial frente al paganismo


después de la muerte de Teodosio fue en gran medida favorable al cristianismo. Muchas
de ellas eran cristianas devotas y apoyaban activamente la Iglesia y su expansión en
todo el Imperio. Aunque es posible que algunas mujeres hayan mantenido creencias
paganas, su influencia en la política y la religión era tal que es poco probable que hayan
desempeñado un papel importante en la supervivencia del paganismo en la sociedad
romana tardía.

Las vías de acción y facciones políticas frente a la hostilidad de Alarico

Durante el siglo V, el Imperio Romano Occidental se encontraba en un estado de


decadencia, y las invasiones bárbaras estaban desestabilizando cada vez más el
territorio. En este contexto, Alarico, rey de los visigodos, lideró varias campañas
militares contra el Imperio Romano, en un intento de obtener un mayor territorio para su
pueblo y más autonomía para su reino. En el año 408, Alarico sitió Roma y la ciudad se
rindió después de un largo asedio.

En este conflicto, surgieron dos facciones políticas enfrentadas: los partidarios de


Serena, esposa del emperador Honorio, y los partidarios del general Estilicón, quien se
oponía a conceder a los visigodos las demandas que hacía Alarico. Los partidarios de
Serena eran partidarios de llegar a un acuerdo con Alarico y ceder a sus demandas para
evitar más daño y violencia, mientras que los partidarios de Estilicón eran partidarios de
luchar contra los visigodos y defender el territorio romano.

En cuanto a la política religiosa de Honorio, se caracterizó por su firme defensa del


cristianismo, lo que llevó a la supresión de las religiones paganas y a la promoción del
cristianismo como religión oficial del Imperio. Honorio también se opuso a los herejes
dentro del cristianismo, especialmente a los pelagianos y los priscilianistas. En general,
la política religiosa de Honorio fue bastante similar a la de sus predecesores, que habían
promovido la cristianización del Imperio.

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Sin embargo, tras la caída de Honorio en el año 423, la aristocracia de la ciudad de


Roma comenzó a tomar un papel más activo en la política religiosa del Imperio. El
Senado Romano, en particular, se opuso a la política religiosa del emperador Olimpio,
quien estaba más interesado en la filosofía que en la religión y no tenía un gran interés
en la promoción del cristianismo. La aristocracia romana se opuso a esta actitud de
Olimpio, y en su lugar, promovió la elección de un emperador que defendiera el
cristianismo y las tradiciones romanas.

En este contexto, la figura de Ambrosio de Milán fue especialmente importante.


Ambrosio era el obispo de Milán y tenía una gran influencia sobre la aristocracia
romana. Él apoyó la elección del emperador Valentiniano III, quien defendió el
cristianismo y la tradición romana y se opuso a las herejías dentro del cristianismo.
Ambrosio también se opuso a la invasión de los bárbaros y defendió la autonomía de la
Iglesia frente al poder imperial.

El impacto de las divisiones religiosas en la reflexión posterior al saqueo del 410

El saqueo de Roma en el año 410 por parte de las fuerzas lideradas por Alarico, rey de
los visigodos, fue un evento trascendental en la historia del Imperio Romano y tuvo un
impacto duradero en la reflexión posterior sobre las divisiones religiosas que dividían a
los cristianos. El hecho de que la ciudad más importante del mundo conocido fuera
saqueada por un pueblo considerado bárbaro por los romanos conmocionó a la sociedad
de la época y llevó a muchos a preguntarse por qué Dios había permitido tal suceso.

En este contexto, se produjo un intenso debate en el seno de la comunidad cristiana


sobre quién era el culpable de la caída de Roma y cómo deberían responder los
cristianos a las críticas de sus enemigos. En general, los cristianos se encontraban en
una posición difícil, ya que muchos de los paganos consideraban que el saqueo era una
señal de que los dioses paganos habían abandonado Roma debido a la creciente
presencia de la religión cristiana.

Ante esta situación, muchos cristianos trataron de argumentar que el saqueo de Roma no
había sido una consecuencia directa de la presencia del cristianismo, sino que había sido
causado por otros factores, como la debilidad del ejército romano o la corrupción de los
gobernantes. En cualquier caso, la mayoría de los cristianos coincidía en que el saqueo

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no debía interpretarse como un castigo divino, sino como una consecuencia de la acción
humana.

Además, surgieron varias facciones dentro del cristianismo que tenían opiniones
diferentes sobre cómo responder a las críticas de los paganos. Algunos argumentaban
que los cristianos debían ser más agresivos en la defensa de su fe y que debían utilizar la
violencia para imponer su autoridad. Otros, en cambio, defendían una postura más
pacífica y argumentaban que los cristianos debían actuar como un ejemplo de amor y
tolerancia hacia los demás.

En general, el saqueo de Roma contribuyó a la creciente polarización entre los cristianos


y los paganos, lo que llevó a un aumento de la hostilidad y la violencia en ambos lados.
Sin embargo, también se produjo un esfuerzo por parte de algunos líderes cristianos
para promover la tolerancia y la comprensión hacia los paganos, y para encontrar
formas de reconciliación entre las dos religiones.

El saqueo de Roma en el año 410 tuvo un impacto significativo en la reflexión posterior


sobre las divisiones religiosas en el seno del cristianismo. Aunque generó un intenso
debate y una polarización creciente entre cristianos y paganos, también llevó a algunos
líderes cristianos a buscar formas de reconciliación y a promover la tolerancia y la
comprensión hacia los paganos.

Conclusiones generales

En conclusión, el papel del cristianismo en el Imperio Romano en la época teodosiana


fue significativo e influyente. A pesar de que el cristianismo sufrió persecuciones y
hostilidades por parte del Estado romano durante los siglos III y IV, la llegada de
Constantino al poder en el año 312 cambió el panorama. Con la conversión de
Constantino al cristianismo, la religión comenzó a gozar de protección y beneficios por
parte del Estado, lo que contribuyó a su rápida expansión.

El gobierno de Teodosio I consolidó la posición del cristianismo como religión oficial


del Imperio y, a través de sus políticas religiosas, logró imponer el credo niceno como la
doctrina ortodoxa y perseguir a las corrientes consideradas herejes. Esto a su vez generó

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divisiones y tensiones dentro del cristianismo, las cuales tuvieron consecuencias


políticas y sociales.

Las mujeres de la familia imperial también jugaron un papel importante en la


propagación del cristianismo y en la promoción de sus valores, como lo demuestra el
caso de Justina, madre del emperador Valentiniano II, quien fue una defensora acérrima
del arrianismo.

El saqueo de Roma en el año 410 por parte de los visigodos liderados por Alarico tuvo
un impacto significativo en la reflexión posterior al evento. Los cristianos,
especialmente los líderes eclesiásticos, enfrentaron críticas de los paganos y de los
propios cristianos que cuestionaban la validez de una religión que no pudo proteger la
ciudad sagrada de los romanos. A pesar de esto, la fe cristiana sobrevivió y se consolidó
aún más en las décadas siguientes.

En resumen, la época teodosiana fue un período de consolidación y expansión del


cristianismo en el Imperio Romano, pero también de tensiones y divisiones internas. La
religión se convirtió en una fuerza política y social significativa, influenciando no solo
la vida de las personas, sino también la del Estado.

Bibliografía

 Cabrero Piquero, Javier y Fernandez Uriel, Pilar, Historia Antigua II. El mundo
Clásico: Historia de Roma, Madrid, UNED, 2015, pp. 672 -717.
 Fuentes Hinojo, Pablo, Gala Placidia. Una soberana del Imperio Cristiano,
Madrid, Nerea, 2004.
 Teja, Ramón, "Introducción General", en El Cristianismo Primitivo en la
sociedad romana, Madrid, Istmo, 1990, pp. 21 -47.

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