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COMENTARIO DEL GRÁFICO “EVOLUCIÓN DEL ÍNDICE DE

NATALIDAD Y DE MORTALIDAD EN ESPAÑA 1940-2021”

Nos encontramos ante un gráfico lineal en el que se refleja la evolución de


los índices de natalidad y mortalidad en España entre los años 1940 y
2021. Ha sido elaborado por la subcomisión de la EBAU de Geografía,
utilizando como fuente el INE (Instituto Nacional de Estadística).

En el gráfico se relacionan tres variables: el año (desde 1940 hasta 2021,


de 5 en 5 años), la Tasa o Índice de Natalidad (medida en %o) y la Tasa o
Índice de Mortalidad (también medida en %o). En el eje vertical o de
ordenadas aparecen los %o (tantos por mil) de 5 en 5, desde 0 hasta el
30%o. En el eje horizontal o de abscisas aparecen los años desde 1940
hasta 2021. La línea resultante de la evolución de la natalidad está en
color azul, y la línea resultante de la evolución de la mortalidad aparece
en color rojo.

Comencemos analizando la T.M. Vemos cómo desciende de forma casi


continua entre los años 1940 y 1985. En los primeros años el descenso
de la mortalidad es importante fruto del fin de la Guerra Civil
(1936-1939) que, lógicamente, tuvo que elevar la mortalidad. Así, en
treinta años (1940-1970) la mortalidad baja hasta la mitad: del 16,5%o
de 1940 al 8,3%o de 1970. Entre 1970 y 1975 hay un pequeñísimo
repunte de 1 décima (sube del 8,3%o al 8,4%o) que coincide con la crisis
de 1973. Luego continúa bajando hasta 1980 año en que llega a su punto
más bajo: 7,9%o. Todo este proceso nos habla de una mejora
considerable de las condiciones de vida en España: sanidad, higiene,
alimentación, ….

A partir de 1985 y hasta el año 2000 la mortalidad aumenta: era patente


el envejecimiento de nuestro país con una natalidad que caía en picado
hasta situarse entre las más bajas del mundo. Desde 1985 hasta el 2000
la T.M. aumentó en 8 décimas (del 8,1%o al 9%o). España envejecía tal
vez sin prisa, pero desde luego, sin pausa. La mortalidad era debida a que
la población anciana iba muriendo, aunque la Esperanza de Vida (E.V.) en
nuestro país es alta (de unos 80 años), pero por muy alta que sea la E.V.
la gente al final se muere, y si hay mucha población anciana, la
mortalidad aumenta irremediablemente.

A partir del año 2000 la T.M. vuelve a descender ligeramente: desde el


9%o del año 2000 al 8,2%o del año 2010, volviendo a las cifras de
mortalidad de 1985. ¿Las causas? Sin duda, la inmigración. El “boom del
ladrillo” atrajo a millones de personas jóvenes de países con pautas
reproductivas como las nuestras en los años 60: muchos hijos. Por tanto,
la población total española aumentó con población joven lo que
automáticamente hizo descender la T. M. Sirva esto de reflexión para los
que clamaban, y claman, contra los inmigrantes. No cabe duda de que la
convivencia intercultural puede generar conflictos, pero no podemos cerrar
los ojos a los efectos positivos de la inmigración legal y controlada, entre
otros muchas, la reposición de población joven, como podemos ver en
este gráfico y tabla que no ofrecen lugar a dudas.

En los últimos años de la tabla, desde 2010 al 2021, vemos como la


mortalidad vuelve a aumentar de 8,2%o a cerca del 9%o, debido al
envejecimiento de la población ya que muchos inmigrantes de la etapa
anterior volvieron a sus países de origen debido a la crisis económica de
cuyos efectos se está recuperando España. Además, a raíz de la pandemia
de la COVID 19, aumenta la mortalidad; especialmente en el 2021
situándose en el 10,4%o. Con la “vuelta a la normalidad”, tras el paso del
COVID, el índice de mortalidad se vuelve a “estabilizar” en torno al
9,5%o; aunque ese pueda esperar que baje un poco más hasta situarse
cerca del 9%o.

Pasemos a analizar la T. N. Entre los años 1940 y 1950 hay un


descenso evidente de 4 puntos: bajamos del 24,3%o al 20%o. Son los
“años de plomo” de la posguerra, del estraperlo, de la cartilla de
racionamiento, del cambulloneo (aquí en Canarias), del hambre, del
aislamiento mundial a un gobierno fascista, de la miseria de un país salido
de una guerra civil cruenta (1936-1939) que va a ser, a su vez, el primer
acto de la 2ª Guerra Mundial (1939-1945). Son malos tiempos, no ya sólo
para la lírica, sino también para algo tan normal como casarse y tener
hijos: no había condiciones.

Entre los años 1950 y 1960 hay un aumento esperanzador de la T.N.:


pasamos del 20%o al 21,6%o. España estaba recuperándose de algunos
de los efectos de la Guerra Civil y el aislamiento ya no era total: el
franquismo jugaba bien sus bazas (anticomunismo visceral,
ultracatolicismo, …) y tanto USA como el Vaticano entendieron que el
régimen franquista les venía muy bien para hacer frente al comunismo en
expansión. Tanto USA como el Vaticano van abriendo las puertas al
régimen franquista en el mundo: vuelta a la ONU, etc. Hay una mejora
económica y ello se traduce en una mayor T.N.: la gente vuelve a casarse
y tener hijos.

A partir de los años 60, y hasta el año 1995, la natalidad española sufre
un auténtico desplome hasta situarse en una de las más bajas del
mundo: 9,3%o. La caída es especialmente considerable a partir de 1975,
año de la muerte del dictador Franco. ¿Qué pasaba? Pues que España se
estaba modernizando, la población española iba tomando pautas
demográficas “europeas”: control de natalidad, planificación familiar, uso
de métodos anticonceptivos, mejora de la educación, inserción laboral de
la mujer que veía otras alternativas que no fuera el ser sólo madre, etc.
En el año 1995 la T.C.N. era muy cercana al “crecimiento cero”: 0,5%o
(TCN=9,3-8,8= 0,5%o). La europeización de las costumbres natalistas
unida a una política absolutamente insuficiente de apoyo a la familia
provocó una situación demográfica preocupante.

Desde 1995 hasta 2007 vemos un repunte de la T.N. al ascender desde el


9,3%o al 10,7%o. ¿Razones? El “boom inmobiliario” generó puestos de
trabajo que atrajo a una gran población inmigrante joven con pautas
natalistas como las nuestras en los años 60: muchos hijos. Son
especialmente las parejas inmigrantes las que hacen subir la T.N. Las
parejas españolas casi no aportan nada. Vuelvo a llamar la atención hacia
los efectos positivos de la inmigración controlada y legal. A partir del
2005 y hasta 2021 la natalidad vuelve a descender: la crisis económica
comienza a enseñar sus colmillos, muchos inmigrantes abandonan España
y también en la demografía: empeoran las condiciones para casarse y
tener hijos. También influye el envejecimiento de la población española,
pronunciada con la crisis económica del 2008. Y, por supuesto, las
consecuencias que la pandemia (COVID19) ha tenido para nuestro país;
situándose el índice de natalidad en el nivel más bajo de toda la serie
(7,1%o).

En cuanto a la T.C.N, si miramos el gráfico y vemos la distancia


(“espacio libre”) que queda entre la línea azul de la natalidad y la línea
roja de la mortalidad, podemos ver que la mayor distancia, esto es, el
mayor crecimiento natural se da en el año 1960. Entre 1950 y 1960,
aumenta el crecimiento natural hasta llegar al “baby boom” de los años
60. A partir de ahí, la T.C.N. disminuye hasta llegar a 1995, donde casi se
iguala con la mortalidad, continúa con un ligero repunte hasta 2005.
Luego se mantiene algo estable hasta 2010, a partir del cual comienza un
descenso apreciable hasta 2020. Por tanto, aparece un pequeño y corto
aumento hasta desde 1995 hasta 2015, momento en el que se invierte la
tendencia de crecimiento. Y es que es el crecimiento es negativo a partir
de 2015 hasta el 2021; donde por primera vez, en el gráfico, la línea de
la natalidad se sitúa por debajo de la línea de la mortalidad,
produciéndose un crecimiento natural o vegetativo negativo.
Las previsiones futuras van a depender mucho de la evolución de la
situación económica, del nuevo reto planteado por la pandemia del Covid
19 y de las posibles políticas demográficas que se planteen para el futuro.
De momento, cae la natalidad y la previsión es que siga cayendo pues un
sector de la población joven está emigrando y, además, una parte de la
población inmigrante se está yendo a sus países de origen, y los que se
quedan ya no tienen condiciones propicias para formar familia. Esta
tendencia se ve acentuada por la falta de políticas públicas encaminadas
a fomentar la natalidad y hacer posible que los jóvenes españoles puedan
compaginar proyecto familiar y profesional. La creación de un ministerio
de Reto Demográfico por parte del nuevo gobierno, hace dos años, deja
claro que existe una consciencia del problema al que nos enfrentamos,
aunque todavía estemos esperando alguna iniciativa de calado.

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