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LA ORGANIZACIÓN COMUNAL.
La comuna representa la máxima expresión de la colectivización
en China, aunque hasta su implantación con el “Gran Salto Adelante”
se dieron tres etapas previas:
TEMA 12.- China: sociedad y economía.
Antonio M. Capdevila Gómez
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1ª. Antes de 1949 se crearon en los territorios de dominio
comunista los Equipos de Ayuda Mutua de Producción,
extendidos a la mayor parte del país entre 1952 y 1955 y compuestos
por grupos de siete u ocho familias que compartían animales de tiro e
instrumentaje.
2ª. También en los 50 se inicia la expansión de las Cooperativas
de producción semisocialistas, que en 1955 agrupaban a más del
60% del campesinado; compuestas por 30 o 40 familias, no eran una
verdadera fusión comunitaria, con un reparto de beneficios
proporcional a la parte de tierra aportada por cada familia –que
además podían conservar una parcela de propiedad individual-; buena
parte de las tierras de estas Cooperativas todavía eran arrendadas a
los propietarios.
3ª. En 1956 se ponen en marcha las Cooperativas socialistas;
con ellas se abolió la propiedad privada de los medios de producción,
tanto tierra como herramientas, remunerándose a los campesinos en
razón de su trabajo y no de la superficie que aportaban. Las formaban
de 100 a 300 familias, divididas en brigadas –30 o 40 familias- y
equipos (de 6 a 8 familias). Aún permitían la propiedad individual de
lotes muy pequeños de tierras y de algunos animales o árboles. La
extensión de cada Cooperativa dependía del número de familias
componentes, con una media ligeramente inferior a una hectárea por
cada una de aquéllas.
La socialización total se produce con las Comunas; a finales de
1958 las 740.000 Cooperativas socialistas existentes se fundieron en
unas 26.000 comunas –reducidas en dos mil al año siguiente-,
distribuyéndose más de 123 millones de familias en algo más de
4.500 por cada Comuna. Con ellas se pretendía la potenciación de las
relaciones de producción socialistas, para conseguir un desarrollo
agrícola que sirviera de base para el crecimiento industrial. Con su
creación se suprimieron cualquier tipo de propiedad privada y los
mercados locales, pero la organización resultó poco operativa,
reduciéndose sus dimensiones en 1962, lo que elevó su número a
74.000; además se restableció por breve tiempo la pequeña
propiedad individual, eliminada otra vez, con la Revolución cultural,
desde 1966 a 1976. Las reformas posteriores volvieron al sistema de
1962, con resultados que en las últimas décadas deben calificarse
como exitosos para las casi 55.000 comunas que existen en la
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actualidad. En cuanto a su organización, la célula más pequeña
comunitaria la constituyen los equipos de producción, formados
por una media de algo más de 30 familias, que residen en una aldea o
en un mismo barrio dentro de cada pueblo y que comparten un lote
de tierras entre 15 y 20 hectáreas, a cuya producción pueden sumar
la obtenida de pequeñas parcelas privadas y de algunos animales
domésticos. El 50% de la producción se reparte entre los integrantes
del equipo según un sistema de puntos de trabajo, el 32% se destina
a los costes de producción y el 18% restante se destina a reserva de
grano, impuestos y fondos de bienestar social. 7 u 8 equipos de
producción, pertenecientes a un mismo pueblo o a varias aldeas,
forman una brigada, dotada de servicios sociales como los centros
de salud o las escuelas primarias; coordinan la labor de los distintos
equipos para trabajos comunes y se encargan de la gestión de
empresas (manufacturas sederas, molinos de aceite, talleres
mecánicos,...), con una media de dos por brigada. 12-13 brigadas de
producción conforman una Comuna, equivalente a unas 15.000
personas que trabajan una superficie media de 1.800 hectáreas. Cada
una de ellas consta de centros de servicios destinados a la educación
secundaria, la atención hospitalaria, los medios de transporte y los
servicios financieros. Se encarga de la recaudación fiscal, la seguridad
pública o el Registro Civil, disponiendo de centros de maquinaria
pesada y de una media de seis empresas industriales (abonos
químicos, papeleras, cemento, pequeñas industrias ligeras, etc.). No
obstante, estas bases comunes no evitan desequilibrios derivados de
las condiciones de los suelos y del emplazamiento respecto a los
mercados urbanos, por lo que las rentas de las comunas periurbanas
de las grandes aglomeraciones de Shangai, Pekín o la llanura costera
de Cantón son, con mucho, las más elevadas del país, a distancia
abismal de las ubicadas en tierras montañosas más pobres o en las
áreas desérticas noroccidentales.
En cuanto a los cultivos más productivos, también varían en las
distintas zonas de China. Al sur de la China oriental encontramos un
policultivo tanto comercial como de subsistencia, con predominio
significativo del arroz, del que se extraen dos y hasta tres cosechas
anuales en cada parcela. Otros cultivos muy extendidos son el maíz,
el té, la caña de azúcar, las leguminosas como cosecha de invierno y
el algodón en el valle del río Azul; en cuanto a las especies arbóreas,
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sobresalen las moreras y los cítricos. Al norte de esta misma área se
mantiene el policultivo, pero ahora con predominio del trigo, el maíz y
de una variedad de mijo, el gaoliang, destacando también los
cacahuetes y la soja. Respecto a la actividad pecuaria, en todo el Este
chino el animal más común es el cerdo, aunque en no pocas comunas
se ha extendido la ganadería intensiva de vacuno; la presencia de
cursos fluviales y lagos facilita asimismo el desarrollo de las
piscifactorías. La China occidental presenta tierras de mucha menor
fertilidad, con monocultivos centrados en la subsistencia y gran
desarrollo de la ganadería trashumante, con gran difusión de la
caprina en el Tíbet y Qinghai, ovina y equina en las montañas de
Manchuria y ovejas, cabras y equinos en los aledaños del Gobi.
2.2. LA CRISIS DE LA COMUNA.
El predominio de lo colectivo sobre lo individual en las comunas
acarreó un progresivo estancamiento ante la ausencia de estímulos
individuales; por ello, Deng Xiaoping, desde su nombramiento como
viceprimer ministro en 1975 pretendió una reforma de la que era
célula básica en la organización del agro chino; estas modificaciones
cobraron carta de naturaleza tres años más tarde, con la
promulgación del Reglamento sobre el trabajo en las Comunas
populares rurales, que introdujo cambios en los sistemas de
remuneración e inició un proceso de descolectivización, en principio
orientado sólo a las regiones más atrasadas, aunque generalizado a
todo el país tras los acuerdos adoptados por el pleno del Comité
Central en febrero de 1980; así, un año después el 15% de la
superficie de cada equipo había revertido a la propiedad individual a
través de contratos de larga duración, con posibilidad de transmisión
hereditaria del usufructo, por lo que, aunque los arrendatarios no eran
los dueños “legales” de estas tierras, en la práctica actuaban como
tales. Además, comenzó asimismo la privatización de las cabezas de
ganado y de la maquinaria, en un proceso continuado a lo largo de los
80 con medidas liberalizadoras del comercio, el transporte, la
pequeña industria y las actividades artesanales. Paulatinamente, la
comuna fue perdiendo parte de sus funciones, a la vez que la
liberalización de precios ocasionó un encarecimiento de los productos
básicos, con el lógico malestar social. Por todo ello, a finales de la
década comienzan las protestas de los sectores más reaccionarios
que, junto a un mayor control político, exigen el freno del liberalismo,
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no sólo económico, como prueban los sucesos de julio de 1989, a
partir de los cuales se desaceleró el proceso de cambio hasta un
evidente estancamiento, que todavía es constatable en la actualidad.
3. LA SITUACIÓN DE LA INDUSTRIA.
A pesar de las dificultades con las que se inicia en la segunda
mitad del siglo el proceso de industrialización en China, el país
consiguió mantener un crecimiento continuado del producto interior
industrial, como veremos más adelante, superando la escasa
densidad de infraestructuras y la escasez de capitales y de recursos
tecnológicos presente en 1949 y aprovechando la riqueza en materias
primas tanto minerales como energéticas, cuya sabia utilización
permitió el nacimiento de una estructura industrial muy diversificada,
pero con una excesiva polarización espacial.
3.1. INFRAESTRUCTURAS Y POTENCIAL MINERO.
Con excepción de la infraestructura viaria construida por los
japoneses en las costas del nordeste del país, la China de 1949
presentaba muy serias deficiencias en materia de comunicaciones,
con apenas 800 km. de vías férreas para tan inmenso territorio y
ausencia absoluta de una red viaria nacional, pues los escasos
elementos existentes –carreteras, ferrocarriles, cursos fluviales-
estaban totalmente desvinculados. Las primeras medidas de los
nuevos gobernantes comunistas procuraron el desarrollo del
transporte en el interior y en la zona oriental, con especial atención al
ferrocarril, cuyas vías llegaban a los 45.000 km. en 1963, más de
52.000 en 1985 y en torno a los 60.000 en la actualidad, aunque
buena parte de este kilometraje aún no está electrificada. En cuanto a
las carreteras, una red de 100.000 km. en 1949 se multiplicó por más
de diez en cincuenta años, aunque prácticamente la mitad de este
más de un millón de km. son apenas pistas terrizas y no pocos de los
restantes combinan los tramos asfaltados con las calzadas de piedra,
siendo pocas las carreteras de calidades semejantes a las de los
países más desarrollados, concentradas en el eje Pekín-Cantón; por
otra parte, todavía hoy el parque automovilístico es muy reducido y
de no poca antigüedad. Por último, lugar preferente debe ocupar por
su incidencia económica el incremento del transporte fluvial, como
corresponde a los casi 110.000 km. de vías navegables, aunque sólo
la mitad de éstas superan el metro de calado. La principal arteria
fluvial es el Yang-Tsé-Kiang, cuya profundidad permite el acceso de
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buques hasta el puerto interior de Wuham; sin embargo, lo más
habitual en los numerosos ríos y canales navegables del Este chino es
el típico transporte de pequeño tamaño, realizado con los clásicos
sampanes y juncos. Todas estas vías han permitido que a inicios del
siglo XXI pueda hablarse ya en China de una red viaria nacional,
fundamental en el desarrollo industrial, aunque todavía queden al
margen de ella la mayor parte de las áreas más montañosas. El gran
fundamento posibilitador del crecimiento del sector secundario fue,
sin duda, la diversidad y riqueza de los yacimientos minerales chinos,
con minas importantes de estaño, tungsteno, molibdeno, antimonio,
grafito, plomo, oro, bauxita y uranio, además de las grandes reservas
de carbón y petróleo que garantizaron el abastecimiento energético a
costes muy moderados. La extensión de las cuencas carboníferas por
toda la nación –130 de los 200 departamentos poseían algún
yacimiento de hulla al comenzar los 60- y con unas reservas
estimadas en más de un billón de Tm., alcanza su expresión máxima
en los 60.000 km2 explotados en los núcleos de Datong, en la región
de Shanxi, y en las minas de Hailuan, en Hebei, que abastecen las
fábricas siderúrgicas del área de Shangai. En lo atañente al petróleo,
China produce unos 150 millones de Tm., parte de las cuales se
dedican a la exportación, siendo Japón el principal comprador y los
yacimientos de Daquing (Manchuria) y Shengli, en Shangdong, los
más productivos. Curiosamente, cuando el gobierno chino decidió en
1985 cierto aperturismo comercial hacia el exterior, concedió treinta y
ocho permisos de prospecciones petrolíferas a sociedades
extranjeras, quince de ellas estadounidenses y siete niponas, y una
española por la que, con resultados no muy halagüeños, se actuó en
el golfo de Tonkín. Junto a carbón y petróleo, es naturalmente el hierro
el elemento preciso para la expansión de la siderurgia china; de él se
dispone de abundantes reservas, con una producción anual en torno a
los 75 millones de Tm., especialmente en las provincias de Henan y
Jiangxi. Con unas redes de comunicación ampliadas y en base a la
riqueza mineras que hemos analizado, la muy abundante mano de
obra fue el tercer factor del que se valieron las autoridades de la
República Popular para plantear el desarrollo industrial del que nos
vamos a ocupar.
3.2. POLÍTICA INDUSTRIAL.
este fracaso, se optó por concentrar las explotaciones, colectivizando los medios
de producción. La organización comunal: la comuna representa la máxima
expresión de la colectivización; hasta su implantación con el “Gran Salto
Adelante” se dieron tres etapas previas: 1ª. Antes de 1949 se crearon en los
territorios comunistas los Equipos de Ayuda Mutua de Producción, extendidos a la
mayor parte del país entre 1952 y 1955 y compuestos por grupos de siete u ocho
familias que compartían animales de tiro e instrumentaje; 2ª. También en los 50
se desarrollan las Cooperativas de producción semisocialistas, que en 1955
agrupaban a más del 60% del campesinado; las componían 30 o 40 familias que
se repartían los beneficios en proporción a la tierra aportada; 3ª. En 1956 se
ponen en marcha las Cooperativas socialistas; con ellas se abolió la propiedad
privada de los medios de producción, remunerándose a los campesinos en razón
de su trabajo y no de la superficie que aportaban. Las formaban de 100 a 300
familias, divididas en brigadas y equipos, permitiéndose aún una pequeña
propiedad privada. Presentaban una extensión ligeramente inferior la hectárea
por cada familia que las componían. La socialización total se produce con las
Comunas; a finales de 1958 las Cooperativas socialistas se fundieron en unas
26.000 comunas –reducidas en dos mil al año siguiente-, distribuyéndose más de
123 millones de familias en algo más de 4.500 por cada Comuna. Con ellas se
pretendía la potenciación de las relaciones de producción socialistas,
suprimiéndose cualquier tipo de propiedad privada y los mercados locales; su
número aumentó considerablemente en 1962, al reducirse el tamaño de cada
comuna, restableciéndose además la pequeña propiedad individual, eliminada
una vez más desde 1966 a 1976. Las reformas posteriores volvieron al sistema de
1962, con resultados que en las últimas décadas deben calificarse como exitosos
para las casi 55.000 comunas que existen en la actualidad. La célula más
pequeña comunitaria la constituyen los equipos de producción, formados por una
media de algo más de 30 familias que comparten entre 15 y 20 has.; el 50% de la
producción se reparte entre los integrantes del equipo según un sistema de
puntos de trabajo, el 32% se destina a los costes de producción y el 18% restante
se destina a reserva de grano, impuestos y fondos de bienestar social. 7 u 8
equipos de producción forman una brigada, dotada de servicios sociales como los
centros de salud o las escuelas primarias; coordinan la labor de los distintos
equipos para trabajos comunes y se encargan de la gestión de empresas con una
media de dos por brigada. 12-13 brigadas de producción conforman una Comuna,
equivalente a unas 15.000 personas que trabajan una superficie media de 1.800
has.; todas disponen de centros de servicios, encargándose además de la
recaudación fiscal, la seguridad pública o el Registro Civil, contando con centros
de maquinaria pesada y una media de seis empresas industriales. De todos
modos, estas bases comunes no evitan desequilibrios, por lo que las rentas de las
comunas periurbanas de las grandes aglomeraciones de Shangai, Pekín o la
llanura costera de Cantón son las más elevadas del país, contrastando con las
ubicadas en tierras montañosas más pobres o en las áreas desérticas
noroccidentales. En cuanto a los cultivos más productivos, también varían en las
distintas zonas de China. Al sur encontramos un policultivo tanto comercial como
de subsistencia, con predominio del arroz; otros cultivos muy extendidos son el
maíz, el té, la caña de azúcar, las leguminosas y el algodón en el valle del río
Azul; en cuanto a las especies arbóreas, sobresalen las moreras y los cítricos. Al
norte de esta misma área se mantiene el policultivo (trigo, maíz, gaoliang,
cacahuetes y soja). Respecto a la actividad pecuaria, en todo el Este chino el
animal más común es el cerdo, aunque en no pocas comunas se ha extendido la
ganadería intensiva de vacuno; la presencia de cursos fluviales y lagos facilita
TEMA 12.- China: sociedad y economía.
Antonio M. Capdevila Gómez
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