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La crianza de los hijos puede ser el trabajo más difícil que vayas a realizar en tu vida y por

ello es básico desarrollar tus habilidades parentales desde el principio y de forma


correcta.

La relación de los padres con sus hijos tiene gran relevancia para la mayoría de aspectos
del desarrollo del niño o de la niña. Desafortunadamente, los bebés no llegan con un
manual de instrucciones y hay que trabajar muy duro en las capacidades parentales..

¿Qué son las habilidades parentales?

Las habilidades parentales, o competencias parentales, son aquellos recursos


emocionales, cognitivos y de conducta que padres y padres utilizan para criar a sus hijos.
Estas habilidades pueden entenderse además como un serie de modelos que permiten
ofrecer respuestas adecuadas a las necesidades de sus hijos a lo largo de su desarrollo
como persona. Estas competencias parentales engloban tanto a las capacidades
parentales como por las propias habilidades parentales.

¿Competencias o habilidades parentales?

El concepto de competencia parental es la forma de referirse a las capacidades de los


padres para criar, educar y proteger a sus hijos correctamente. Estas competencias
parentales forman parte de la parentalidad social. La mayoría de los padres pueden
entender esta parentalidad social como una continuidad de la biológica.

Importancia de las habilidades parentales

Es muy común que las madres y los padres no se pongan de acuerdo en cómo responder a
las señales que reciben de sus hijos y cómo controlan sus comportamientos. Lo que sí es
cierto es que para realizar un cuidad de alto nivel hay que tener un efoque receptivo,
estimulante cognitivamente y controlado de forma modearada con el fin de que el
desarrollo infantil sea optimo. Es aquí donde empiezan a cobrar importancia las
habilidades parentales de los padres.

Hay muchas destrezas, o habilidades, que los niños adquieren durante sus primeros años
de vida y es básico que la calidad de las instrucciones parentales sean buenas. Son los
padres los que influyen en el desarrollo de los comportamientos de sus hijos; tanto
positivos como negativos. La calidad con la que se críe a su hijo cobra vital importancia y
es determinante durante los primeros años y afecta directamente a tres factores: a su
potencial cognitivo, a su conducta y a su habilidad social.

Por último, es importante señalar que las habilidades parentales pueden ser transmitidas
entre generaciones y es por ello que cobran especial importancia que se aúnen esfuerzos
para mejorar la calidad del cuidado del niño(a).
¿Qué son las relaciones parentales?

Desde que nacemos adquirimos un apego maternal natural y construimos vínculos


seguros que influirán en nuestro potencial humano a lo largo de nuestra vida. Un
desarrollo infantil correcto y unos entornos socioafectivos seguros pueden asegurar una
vida adulta saludable. Se ha demostrado que en los primeros años de vida de un niño(a) el
impacto de los factores de riesgo y los protectores del desarrollo pueden marcar la
diferencia entre gozar de una vida plena o todo lo contrario.

Es por ello que se necesitan herramientas adecuadas para proveer a los niños(as) de las
condiciones que necesitan para crecer, desarrollarse y fortalecer su desarrollo integral.
Además, se requieren competencias que permitan generar capacidades para:

 Toma de buenas decisiones


 Crear vínculos saludables
 Fortalecer el desarrollo afectivo, social y coginitivo
 Cuidar y motivar
 Estabelecer limites

Es en estas relaciones cuando el rol de los padres adquiere una importancia vital para la
crianza de los niños(as). Los padres tienen que proporcionar un entorno que garantice el
desarrollo psicológico y afectivo del niño(a). Es necesario que demuestren física y
verbalmente el afecto y que desarrollen su rol paterno partiendo de conceptos como la
comunicación, la paciencia, la compresión o la dedicación.

¿Cuáles son las competencias parentales?

Cuando nuestros padres nacieron, las habilidades para ser padres se aprendían de la
familia extendida. Si los padres, abuelos, tías y tíos no vivían en la misma casa, por lo
general vivían a unas pocas millas de distancia. Siempre estuvieron disponibles para
impartir su considerable sabiduría a las generaciones más jóvenes sobre los temas del
embarazo, el parto y la crianza de los hijos. Ahora, nos hemos convertido en una sociedad
tan transitoria; ¡es raro que la familia extendida esté en el mismo estado!

Desde finales del siglo XX y principios del XXI, los padres han tenido que aprender formas
creativas de criar a sus hijos. Navegamos por Internet, leemos libros, tomamos clases,
hablamos con nuestros padres por teléfono y nos hacemos amigos de padres que “han
estado allí y lo han hecho”. Luego filtramos estas cosas a través de nuestra propia
moralidad, sensibilidad y personalidad para hacerlas funcionar para nuestras propias
familias. ¿No sería más fácil si cada bebé llegara con un manual de instrucciones adjunto?
Disciplina

Probablemente la habilidad más importante y controvertida de los padres es la disciplina.


Nosotros, los padres, estamos en conflicto sobre qué tipo de disciplina aplicar y a qué
hora. La disciplina apropiada para un niño de dos años podría no ser apropiada o efectiva
para un niño de 10 años o un adolescente. La pieza más importante del rompecabezas de
la disciplina es determinar quién está a cargo: los padres o el niño. Esto puede parecer
simple, pero en estos tiempos, la respuesta no siempre es clara.

El miedo de herir los sentimientos de un niño o de aplastar su espíritu coacciona a muchos


padres para que permitan que sus hijos gobiernen el gallinero. Los niños necesitan límites
firmes que provengan de una disciplina paterna clara y consistente. Ya sea que el método
sea la redirección, los tiempos muertos, la pérdida de privilegios, el enraizamiento, las
tareas extras o los azotes, es crucial que aceptemos nuestro papel de entrenar a nuestros
hijos para que se conviertan en adultos morales y respetables.

Educación

La capacidad de reconocer lo que enseñamos a nuestros hijos es una habilidad de crianza


de la que todos podemos beneficiarnos. Desde el momento en que nuestros hijos nacen,
están aprendiendo de nosotros. Aprenden que si lloran, nosotros respondemos. Si nos
tiran del pelo, decimos: “ay”. Si tiran su taza al suelo, la recogemos. A medida que pasa el
tiempo, también les enseñamos a caminar, hablar, vestirse y decir sus A-B-C.

Como padres, también tenemos la responsabilidad de enseñar a nuestros hijos


buenos valores morales. No podemos depender únicamente de las escuelas para cumplir
este importante deber. En algún momento durante la primera infancia, los padres deben
tomar una decisión sobre cómo manejar la educación formal del niño. ¿Será el niño
educado en casa o asistirá a una escuela pública o privada?

Una variedad de factores entran en juego cuando consideramos la educación de nuestros


hijos:

 Situaciones financieras familiares,


 Calidad de las escuelas locales públicas y privadas,
 Nivel de educación de los padres,
 Personalidades de padres e hijos,
 Apoyo y recursos para la educación en el hogar,
El éxito educativo de un niño no siempre depende del lugar donde asiste a la escuela, sino
de la participación de sus padres en su educación.

Finanzas

Tratar eficazmente los problemas financieros es una habilidad de los padres que nos
acompañará a lo largo de la vida adulta de nuestros hijos. Comienza con el pensamiento
que para el corazón: “¡Vamos a tener un bebé! ¿Cómo vamos a pagar por esto?” Muchas
parejas optan por retrasar el comienzo de su familia hasta que hayan ahorrado una
cantidad cómoda de dinero.

Algunas familias quieren ahorrar lo suficiente para que mamá pueda dejar de trabajar y
quedarse en casa por un período de tiempo determinado. Otros quieren que se ahorre lo
suficiente para que mamá se quede en casa indefinidamente. Luego están esas almas
valientes que saltan y toman las cosas como vienen.

Sin embargo, las cuestiones financieras no se detienen ahí. Si mamá se queda en casa, el
seguro de vida se vuelve aún más importante para proteger a la familia si papá fallece. Y
no olvide ahorrar para la universidad! En 2004, el promedio de la matrícula en una
universidad pública era de más de 20.000 dólares durante cuatro años. El promedio de las
clases en una universidad privada era cuatro veces mayor. Eso son más de 80.000 dólares,
y estas cifras ni siquiera tienen en cuenta el alojamiento y la comida.

Los padres hoy en día se enfrentan a pañales, ropa, comida, entretenimiento, educación,
cuidado de niños, subsidios e innumerables otros gastos. Los padres sabios verán dónde
quieren que estén las finanzas de la familia en uno, cinco o incluso diez años, y luego
escribirán sus metas. Estas metas pueden ser tan simples como depositar $50 al mes en
una cuenta de ahorros universitarios o en el saldo de la tarjeta de crédito.

Los niños nos traen mucha alegría y mucha responsabilidad. Tomarse el tiempo para
planear con anticipación puede aliviar un poco el estrés y la preocupación de criarlos.

Capacidades parentales básicas

Según Jorge Barudy, autor de “La inteligencia maternal”, este tipo de capacidades
destacan por ser hereditarias y biológicas. Esto permite que se pueden trabajar con el fin
de desarrollarlas y mejorarlas. En este punto podemos definir 3 capacidades parentales
básicas sobre las que poner hincapié:

 Inteligencia emocional. Permite a los padres reconocer sys emociones, manejaras


y utilizarlas.
 Capacidad de “apego”. Es la capacidad que tienen los padres para establecer un
vínculo afectivo con sus hijos.
 Empatía. Es la capacidad de comprender el lenguaje emocional que utiliza el
niño(a) para expresar sus necesidades y responder correctamente a él.

¿Cómo evaluar las competencias parentales?

La mayoría de madres y padres son competentes en lo que se refiere a sus habilidades


para criar y educar a sus hijos. Aun así es importante evaluarlas, de forma periódica, para
comprobar que se está actuando de la manera correcta.

 Evaluación de competencias parentales de la Junta de Andalucía


 Guía de evaluación de competencias parentales Burudy
 Cuestionario de habilidades parentales por El Blog de Daniel

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