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Unamuno

Contexto
Para realizar un acercamiento a Don Miguel de Unamuno, es necesario situar
previamente el contexto de la época en la que vivió. Nos encontramos ante un
momento histórico de decadencia en la sociedad española, esto hace que los
intelectuales del momento miren su tradición cultural con recelo de que vuelva, y se
fijan como referente en Europa, fijando allí su esperanza. Los pensadores españoles
no renuncian a la personalidad española, de hecho la repiensan, sin olvidar su solida
formación europea. Es el inicio de una apertura a las nuevas y principales corrientes
de la filosofía que esta triunfando en Europa en ese momento, podemos citar como
ejemplo para entenderlo mejor algunos de aquellos ejemplos: Neokantianismo, el
historicismo, la Hermenéutica, la fenomenología, el existencialismo, el personalismo,
el marxismo o el positivismo. 
Frente a estas corrientes la filosofía española de este siglo avanzaba
dificultosamente, todo ello a casusa de hechos como la guerra civil, la posguerra, así
como la perdida de relevancia de los estudios de humanidades y el
desmerecimiento práctico del español en el discurso filosófico. Se produce de hecho
un agotamiento, España se ha olvidado de centrarse en ella especialmente desde la
Edad Moderna, ha experimentado grandes expansiones desde el descubrimiento de
América, pero esto durante tantos siglos, la ha agotado y desgastado. Si bien, de
este decaimiento se inicia un resurgir desde la perspectiva filosófica, será la
conocida como Generación del 98 junto con la del 1914. Ambas aportan no solo una
nueva filosofía fuerte, sino que realizan propuestas de renovación social. 
Bio
Es en este contexto donde encontramos a Don Miguel de Unamuno. Como ya hemos
avanzado, se trata de un escritor y filósofo de importante alcance de nuestro país,
que perteneció a la Generación del 98, y que dominó en literatura la novela, el teatro,
la poesía y en  el ensayo. De hecho, podemos destacar también que fue tan
habilidoso, que creó un nuevo estilo literario que fue conocido como nivolas, a partir
de su novela "Niebla", en 1914. El sentimiento que el autor llevaba dentro y que
marcó su obra fue sin duda la gran preocupación por la situación de su país.
Estudió Filosofía y letras en Madrid y fue catedrático de griego en Salamanca. Fue
en dicha Universidad donde fue elegido como rector, cargo que volvería a ocupar
hasta en tres ocasiones, hecho que nos habla de su prestigio y valía, ya reconocido
en aquel momento por sus contemporáneos. Este prestigio le llevó como Diputado
al Congreso por el Socialismo, que finalmente abandonaría al decepcionarle. Como
hombre político que era, vivía con un sentir de preocupación y compromiso con la
sociedad, aunque desde un socialismo heterodoxo y contrario al marxismo. Fue un
pensador, siempre en búsqueda, en continuo debate interior, en conflicto interior por
la mejor configuración exterior. Como indicábamos, estuvo afiliado al socialismo, sin
embargo, la constante radicalización del movimiento hizo que el autor llegada la
Guerra Civil Española apoyará a los sublevados, basándose fundamentalmente en la
necesidad de la defensa del cristianismo y los valores cívicos. Fue concejal de
Salamanca una vez el Bando Nacional destituyó a todo el gobierno del lugar, vio la
necesidad y la oportunidad de regenerar el país, al punto que incluso llamó a los
intelectuales europeos a apoyar el movimiento como garantía de la defensa de la
civilización occidental. Si bien, finalmente se desilusiono al ver como fueron
actuando los sublevados.
Obra
En lo que respecta a su obra, sin duda podemos afirmar que se trata de un autor
complicado y de abundancia, pues como exponíamos al inicio tocó prácticamente
todos los géneros. Si bien, ciertamente podemos destacar la influencia del
racionalismo y el positivismo en toda su obra y su pensamiento. Debemos destacar
por su importancia tres obras, la primera del sentimiento trágico de la vida que le dio
visibilidad internacional y donde se reverbera una fuerte influencia existencialista
heredada de Kierkegaard y del maestro de vida interior San Ignacio fundador de la
Compañía de Jesús, en la obra se plasma la necesidad de creer en un Dios
personal; la agonía del cristianismo, donde pone el acento en lo que es ser
verdaderamente cristiano, vivir con una fe personal e intransferible. Y finalmente
cabe destacar Niebla gracias a la cual acuñó el nuevo genero literario que hemos
expuesto al inicio.
Temática
Con todo lo expuesto, podemos concluir a modo de resumen compendiado que sin
duda la temática en la obra y el pensamiento filosófico de Don Miguel de Unamuno
se centra en el hombre, y en concreto en su irreductible y singular existencia, una
visión puramente vitalista. Por encima de todo le interesa el hombre en concreto que
es lo que verdaderamente esta determinado y por tanto podemos afirmar su
existencia. Tiene a la filosofía como esa reflexión desde la propia conciencia de
cada hombre, es una reflexión sobre el existir. A este punto central de su
pensamiento, se añade ese sentimiento de tragedia que envuelve esa existencia del
hombre particular, un anhelo de plenitud, de inmortalidad, lo que el denominara ese
instinto de perpetuación. Junto a estos temas fundantes y centrales del
pensamiento de Unamuno, se encuentra también el problema de la libertad y el libre
albedrío.
Pensamiento
Como hemos dicho en párrafos anteriores, a pesar de no ser un autor clérigo como
otros que hemos visto en la asignatura, Don Miguel es un hombre cristiano, que vive
su fe desde la misma tensión que expresan sus obras en general. La relación que en
él se da respecto de la fe y la razón es digna de ser nombrada. Como era de esperar
a causa de su marcada y peculiar personalidad su vivencia religiosa es igual de
problemática y conflictiva, sin embargo, le movió a una fuerte búsqueda que se
tradujo en una viva actividad intelectual, donde siempre tuvo primacía el sentimiento
y el amor frente a la pura racionalidad sin que esto le supusiese abandonar la propia
razón para pensar la fe. Observaba una reciprocidad entre fe y razón, por ello
defendía que una fe sin razón era una fe sin claridad ni orden, y una razón sin fe era
pura lógica exenta de vida. Con todo veía que existía una relación entre ambas de
cariz irreconciliable, puesto no era posible el sometimiento de una a la otra nunca,
pero a pesar de ello reconocía con solemnidad que las promesas mas importantes
de la fe no podían ser mentira. Defendió la postura de “salto de la fe” influenciada
por el existencialismo europeo, y consistente en que al hombre solo le queda la fe,
como acto de transcendencia de la razón como remedio saludable ante el estado de
ansiedad y zozobra en el que se encuentra. Algo que vivió en sus carnes, un empeño
profundo, lo denominaba sed de eternidad. Finalmente defendió la fe cristiana, por
considerar que vivificaba la civilización. Es de destacar su obra Diario intimo  donde
concluyó las cuestiones de fe aquí expresadas.
 

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