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Facultad de Derecho
Departamento de Derecho Privado
Derecho Civil II
Profesores Pablo Letelier y Felipe Chahuán
Semestre primavera 2022
SEMINARIO II
CASO EXPOSITIVO
1
CASO 1
PREGUNTA 1.
Con todo lo dispuesto previamente, es posible decir que Eduardo Errázuriz sí fue la parte que
infringió un deber de información. Respecto al criterio (1): Errázuriz es un empresario con
basta experiencia en el rubro inmobiliario. Respecto a los criterios (2 y 3): No se puede excusar a
Seguel de su falta de cuidado, sin prejuicio a esto, por más que tuvo la posibilidad de acceder a
esta información previo a la contratación, quizá con un poco de investigación y dirigiéndose a la
dirección de obras municipales (DOM), no significaba ningún costo para Errázuriz entregarla, en
tanto ya disponía de este conocimiento. Respecto al criterio (4) Seguel informó a Errázuriz que la
compra del predio era específicamente para una la construcción de canchas, cuestión
incompatible con la normativa que establecía que el lugar era únicamente residencial,
información que Errázuriz también conocía. Bien!
2
PREGUNTA 2.
RE.
El concepto de error supone distintos requisitos para considerarlo vicio del consentimiento según
cada clasificación que entrega el Código Civil, sea de 1. Error obstáculo (Art. 1453, CC), 2. Error
sobre la persona (Art. 1455), 3. Error accidental, 4. Error sustancial (Art. 1454), o 5. Error
accidental elevado a substancial.
No correspondería decir que es error obstáculo (1), en tanto no se cuestiona la especie de acto o
contrato ni la identidad de la cosa específica de que se trata. Ambas son cuestiones
completamente claras para el vendedor y el comprador.
El enfoque en error sobre la persona (2) no atiende al caso bajo ninguna circunstancia, pues el
estatus de cada una de las partes era completamente irrelevante para lo que finalmente se pactó.
No siendo obstáculo ni esencial por los motivos previamente establecidos, el error se tendría
sobre una calidad externa a estas, siendo un error accidental (4), pero ya que la construcción de
1
LEÓN, A. (1991). p. 134.
3
las canchas en el predio es el principal motivo para contratar, y esta era una cuestión conocida
por Errázuriz, el error accidental elevado a substancial (5) es la clasificación que más se acerca
al caso expuesto. Avelino León plantea al respecto:
“El Art. 1454, Incs, 2, dispone que el error acerca de otra cualquiera calidad de la cosa no
vicia el consentimiento de los que contratan, si no cuando esa calidad es el principal
motivo de una de ellas para contratar, y este motivo ha sido conocido por la otra parte.
Aún cuando pudiera ser discutible si la calidad es esencial o accidental, en el hecho se
precisa cuál es la calidad que determina a contratar, y como la otra parte debe conocer
cuál es ese motivo o calidad; bastará que no exista para que surja el error como vicio del
consentimiento. ”2
Por otra parte, considerar que el consentimiento de Seguel fue viciado por dolo parece razonable
si atendemos a la principal diferencia entre este y error.
Frente al dolo, las reglas formuladas por el ordenamiento jurídico apuntan a proteger a los
contratantes del engaño, y en el caso de error, la protección es frente a la desinformación: en el
error no hay mala fe, en dolo, en cambio, se castiga el acto ilícito que conlleva el inducir a
contratar a base de engaño.4
En el caso se menciona que cuando Errázuriz informó a Seguel que se encontraba vendiendo un
terreno, le dijo que era uno “cuyas características parecían resultar adecuadas para la
2
Ibid. LEÓN, A. (1991). p. 138.
3
Ibid. LEÓN, A. (1991). pp. 130.
4
Ibid. LEÓN, A. (1991). p. 161.
4
construcción y desarrollo de las canchas”, cuestión que enfatizó en las reuniones que tuvieron
al respecto, aludiendo a las “bondades que ofrecía el terreno para la instalación de canchas.”
Sería un dolo positivo, en tanto Errázuriz afirmó en más de una ocasión un hecho falso, que
altera la realidad.5
En cuanto a los requisitos para que el dolo vicie el consentimiento, se desprende del Art. 1458
que 1. Debe ser obra de una de las partes y 2. Determiante, Aparezca claramente que sin el no se
hubiera contratado.6
Ambos requisitos cumplidos: (1) El vicio es obra de Errázuriz, quién es parte de la contratación,
y (2) Seguel fue suficientemente claro con Errázuriz en discusiones previas respecto al propósito
que tenía para comprar el terreno.
La determinación de uno u otro vicio para el caso en concreto encuentra un matiz. En general, el
dolo se define como un error inducido, y en medida que este pueda subsumirse dentro de las
especies de error contempladas en los Arts. 1453 al 1455 del CC, el escenario de dolo será, a la
vez, uno de error.7 Considérese entonces un comportamiento doloso por parte de Errázuriz, el
cual hizo incurrir a Seguel en error accidental elevado a substancial.
CASO 2
5
Ídem.
6
Ibid. LEÓN, A. (1991) p. 163.
7
DE LA MAZA, I. (2019) p. 173.
5
RE. Consideraciones generales respecto a ambos escenarios:
La fuerza ejercida puede ser física (vis absoluta) o moral (vis compulsiva), dependiendo de sí se
aplica una vía de hecho o amenaza, respectivamente. En caso de que la presión sea
absoluta (1), y que la voluntad sea consecuencia de un acto que suprime completamente la
voluntad, no hay realmente vicio del consentimiento, en tanto ni siquiera se entiende conformado
un contrato, por la ausencia completa de voluntad.9
En cuanto a la vis compulsiva o fuerza moral, se reconoce un vicio del consentimiento en tanto se
entiende la existencia de una voluntad manifestada como consecuencia de la presión ilícita,
producto de amenazas.
En ambos escenarios se está ante una vis compulsiva, amenazas ejercidas sobre Edmundo en su
calidad como dueño de Fruti-Fruti, con tal de que acepte lo solicitado por su contraparte Moby
Dick, quién está ejerciendo la fuerza.
Existen una serie de requisitos para determinar si efectivamente la fuerza ejercida vicia el
consentimiento, y estos están contenidos en los Arts. 1456 y 1457 del CC: 1. La fuerza debe
provenir de una persona, 2. La fuerza debe ser grave, 3. La fuerza debe ser determinante
y 4. La fuerza debe ser injusta. Bien.
En ambos escenarios es suficientemente claro que los requisitos (1), (2) y (3) se cumplen.
8
LEÓN, A. (1991). p. 148.
9
Ibid. LEÓN, A. (1991). p. 149.
6
(1) En ninguno la fuerza es una mera circunstancia que pone a Edmundo en una situación de
vulnerabilidad, si no que es obra de una persona: véase de esta manera tanto en el primer
escenario, siendo Juan Martínez, contratado por Moby Dick, el sujeto en cuestión, o
directamente la empresa de transporte, como es en el segundo escenario. Mencionar el
1457.
(2) Del Art. 1456 del CC se infiere existe fuerza con la gravedad suficiente para viciar el
consentimiento cuando la víctima debe temer con justo motivo un mal irreparable y
grave.10 La determinación de fuerza grave atiende al análisis de las condiciones
particulares de quién está siendo amenazado. Atendiendo a esto, en ambos casos es
posible identificar el temor justo de Edmundo, sea por el bienestar de su familia, como en
el primer caso, o la prosperidad de su negocio, como en el segundo.
(3) Asumiendo que la dificultad de las negociaciones entre las partes era proveniente de la
negativa o vacilación inicial de Edmundo respecto a negociar un nuevo precio con Moby
Dick, se entiende esto cambia posterior a que recibiera la amenaza en ambos casos, siendo
manifestación suficiente de que fue esta la causa sobreviniente que lo hizo modificar su
decisión inicial: la fuerza fue determinante, y sin ella no se hubiera contratado.
Sin prejuicio de estos elementos en común, hay una diferencia entre ambos supuestos pertinente
para la consideración del vicio del consentimiento: (4) si la fuerza ejercida es injusta.
10
LEÓN, A. (1991). p. 152.
7
PREGUNTA 1. Primer supuesto.
La doctrina ha sido uniforme en una cuestión: aún cuando con ello se produzcan actos de
violencia, el ejercicio legítimo de un derecho no puede viciar el consentimiento, es decir, no
constituye fuerza si con él solo se persigue la prestación o abstención que le reconoce la ley. Esta
cuestión puede parecer beneficiar a Moby Dick, pues no hay realmente contravención a derecho
más allá de la amenaza de incumplimiento contractual.
Considerando los costos sobrevinientes que tendría que acarrear la empresa naviera producto del
contexto global, es claro que el propósito del actuar de Moby Dick era que Fruti-Fruti accediera a
pagar más por la prestación del servicio. Esta amenaza significaría efectivamente un
agravamiento en la condición de las utilidades de la víctima bajo dos perspectivas: 1. Tiene que
pagar un precio más alto y, de no acatar a lo exigido por su contraparte, aprovechándose de las
circunstancias que rodean su situación contractual, 2. La pérdida de uno de sus clientes, los
distribuidores de los países asiáticos. Es posible entonces decir que Moby Dick ejerce una fuerza
económica sobre Fruti-Fruti, en tanto se cumplen todos los requisitos para esta consideración.
BIBLIOGRAFÍA
11
LEÓN, A. (1991). p. 153.
8
DE LA MAZA, I. 2019. La distribución del riesgo de las equivocaciones a través de la
disciplina del error. En: Estudios de derecho de contratos en homenaje a Antonio Manuel
Morales Moreno, Thomson Reuters.
LEÓN, A. 1991. La voluntad y la capacidad en los actos jurídicos. Santiago: Editorial Jurídica
de Chile.
Pauta de corrección
Observaciones generales
Puntaje
Item Puntaje máximo
asignado
9
10