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Casi dos siglos de peregrinación, llevó al pueblo azteca ―proveniente de Aztlán,

“lugar de las garzas”, en las costas nayaritas, según últimos hallazgos― a


encontrar el lugar con la señal que Huitzilopochtli, uno de sus dioses, les había
indicado para reconocer el sitio donde podrían establecerse: un águila posada
sobre un nopal. Ahí deberían fundar un templo en su honor y realizar los ritos
acordes con su credo, y eso hicieron cuando, tras muchas penurias, contemplaron
la señal en un pequeño islote en un lago. Así, conforme a la Crónica
Mexicayotl[1] y otras fuentes, el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las
Revoluciones de México (INEHRM) asumió al 13 de marzo de 1325 como fecha
de la fundación de Tenochtitlán. El pequeño islote se fue poblando de templos y
casas, lo cual provocó que con grandes cantidades de tierra y lodo se acrecentara
su extensión. Así surgió México-Tenochtitlan, la ciudad más importante de
Mesoamérica, cuyos habitantes se distribuyeron en cuatro grandes barrios o
calpullis, dedicándose a gran diversidad de actividades. La religiosidad colectiva
giró alrededor del recinto ceremonial, cuadrángulo sagrado de unos 500 m
aproximados por lado limitado por el Coatepantli, el muro de las serpientes.
Dentro, según varios cronistas, había hasta 78 edificios, alzándose sobre todos el
Templo Mayor, símbolo mexica de la concepción del mundo.
En 2021, el Gobierno de la Ciudad de México decidió ―pese a no cerrarse
completamente el ciclo hasta el 2025― conmemorar con diversos eventos los
siete siglos de existencia de México-Tenochtitlan, sus 700 años. De igual manera
dentro de esta conmemoración se busca hablar de la Conquista de México y así
hablar de 500 años de resistencia de los Pueblos Originarios y de que
actualmente las 69 lenguas originarias en México se siguen manteniendo, de esta
resistencia cultural que sigue viviendo, reconociendo y afirmando a los Pueblos
Originarios de México. Es así como dentro de esta celebración se busca resaltar
la gran diversidad y lo que representaba la Cultura Mexica y lo que significó su
dominio, finalmente la fundación de nuestra ahora Ciudad de México . [2]
La celebración comenzó en marzo, con el equinoccio de primavera, fecha de
suma relevancia en la tradición ancestral, pues implica el renacer de la vida en un
nuevo ciclo. Se escogieron lugares de relevancia histórica: se dio inicio a los
festejos en la zona arqueológica de Cuicuilco, al sur de la capital del país,
continuando en Azcapotzalco y en Iztapalapa, en cuyo Cerro de la Estrella se
realizaba la Ceremonia del Fuego Nuevo . [3]

El 13 de marzo de 2021 tocó turno a Xochimilco, en cuyo Parque Ecológico se


abrió el Museo Chionampaxóchitl (Flor de Chinampas) y se develó el mural de
mosaicos en Xochimilco, actividad con eco en el Pueblo de Magdalena
Mixiuhca. Además, el 21 de mayo se realizó la ceremonia del Tóxcatl
(“sequedad” o “cosa seca”), tradición para pedir lluvias a Tláloc durante mayo y
junio, temporada estival.
Los eventos fueron realizados a lo largo del 2021, hasta septiembre, cuando se
entrelazaron con los festejos por el Bicentenario de la Independencia de México.
Las actividades que se desarrollaron contribuyen a garantizar el acceso al derecho
a la identidad cultural y a la memoria, porque son sustanciales para la
convivencia social y para preservar la dignidad y la pertenencia.
De acuerdo con fuentes del siglo XVI, se considera que el 13 de marzo de
1325 (2 casa en el calendario mexica) fue la fecha en que se fundó la gran
Tenochtitlan. Este relevante hecho histórico se presenta de manera mítica
como la culminación de una gesta que comenzó en Aztlán, lugar de donde
partió la marcha de distintas tribus indígenas en busca del prodigio
anunciado por el dios Huitzilopochtli: un águila sobre un nopal, devorando
una serpiente.

Este acontecimiento fundacional tiene su origen en fuentes orales y


pictográficas prehispánicas y en las crónicas manuscritas, redactadas tanto
por españoles como por indígenas nahuas de distinta procedencia. La señal
profética atribuida a la principal deidad mexica, para establecer y
desarrollar el imperio azteca en su asentamiento definitivo, constituye una
representación alegórica que entroniza el origen de un pueblo, a partir de su
pasado remoto y un linaje antiguo. Situando las raíces de su civilización en
eventos gloriosos, los mexicas encontraron la determinación que los llevó a
dominar toda Mesoamérica, una vez consolidado su poderío político y
económico.

Si bien la articulación del mito, dentro del universo mexica, marcó el suceso
que significó su fundación, las creencias religiosas que ordenaban su
cosmogonía resultaron claves igualmente para comprender también su
caída; no son pocos los eventos míticos o proféticos que influyeron en la
tragedia final de su derrota.

De acuerdo con Miguel León Portilla, en su obra, Visión de los vencidos, los


presagios que advertían sobre el retorno de los dioses, los cuales fueron
coincidentes con la llegada de los españoles, resultaron decisivos en las
reacciones o respuestas del imperio mexica frente a los invasores; la última
gran civilización prehispánica fue conquistada en forma sorpresiva y
abrupta.

El auge y la grandeza de Tenochtitlan deslumbraron a Hernán Cortés y a sus


soldados; uno de ellos, Bernal Díaz del Castillo, dejó testimonio del asombro
que le causó esta gran ciudad en Historia verdadera de la conquista de la
Nueva España: “…y desde que vimos tantas ciudades y valles poblados en el
agua y en la tierra firme y otras grandes poblaciones y aquella calzada tan
derecha y por nivel cómo iba México, nos quedamos admirados…”.

A partir de la conquista, el pueblo mexica vivió un rompimiento inexorable


con su pasado; se desarrolló entonces una nueva identidad como resultado
del mestizaje. No obstante, las raíces de la cultura prehispánica permanecen.
La imagen de la fundación de México Tenochtitlan se convirtió en el
emblema que distingue a nuestro país,  la cual aparece en el centro del
lábaro patrio desde Iturbide hasta la actualidad, alcanzando así el significado
simbólico más trascendental en la forma de nuestro escudo nacional.

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