Está en la página 1de 2

ASIGNATURA: Realismo, Naturalismo: La novela.

(Grupo I)
Profesora: MARISA SOTELO VÁZQUEZ.
2ª Prueba (2-junio, 2020) --------------------------------60% calificación final.

NOMBRE Y APELLIDOS_________________________________________
NIUB_________________

Cuestiones:
1.Elegir una de las cuestiones (A o B) en función de la lectura de La Tribuna o de Los
Pazos de Ulloa (3 puntos).

A. Explica los rasgos fundamentales de la caracterización y la evolución del


personaje de Amparo hasta convertirse en una cigarrera revolucionaria.
B. ¿Qué rasgos hacen de Los Pazos de Ulloa una novela naturalista?

2. Crees que se pueden aplicar los preceptos de Taine en Introducción a la historia de


la literatura inglesa: raza (carácter), medio y momento histórico, a la protagonista de
La Regenta. Justifica la respuesta apoyándote en la lectura (2 puntos)
3. Por qué Ana y Fermín se consideran personajes supravetustenses? ¿Tienen alguna
afinidad? (1 punto)
4. Comenta uno de los fragmentos propuestos teniendo en cuenta la localización, la
significación en la obra, las ideas y la estrategia narrativa (4 puntos)

“El tercer acto fue una revelación de poesía apasionada para doña Ana. Al ver a
doña Inés en su celda, sintió La Regenta escalofríos; la novicia se parecía a ella.
(...)
Doña Ana, sí; clavados los ojos en la hija del comendador, olvidada de todo lo que
estaba fuera de la escena, bebió con ansiedad toda la poesía de aquella celda casta
en que se estaba infiltrando el amor por las paredes. “¡Pero esto es divino!”, dijo
volviéndose hacia su marido, mientras pasaba la lengua por los labios secos. La
carta de don Juan escondida en el libro devoto, leída con voz temblorosa primero,
con terror supersticioso después, por doña Inés, mientras Brígida acercaba su bujía
al papel; la proximidad casi sobrenatural de Tenorio, el espanto que sus hechizos
supuestos producen en la novicia que ya cree sentirlos, todo, todo lo que pasaba allí
y lo que ella adivinaba, producía en Ana un efecto de magia poética, y le costaba
trabajo contener las lágrimas que se le agolpaban a los ojos” (XVI: 510)

“Si, él era como un eunuco enamorado, un objeto digno de risa, una cosa repugnante
de puro ridícula... Su mujer, la Regenta, que era su mujer, su legítima mujer, no
ante Dios, no ante los hombres, ante ellos dos, ante él sobre todo, ante su amor, ante
su voluntad de hierro, ante todas las ternuras de su alma, su mujer, su esposa, su
humilde esposa... le había engañado, le había deshonrado, como otra mujer
cualquiera, y él tenía sed de sangre, ansias de apretar el cuello del infame, de
ahogarle entre sus brazos, seguro de poder hacerlo, seguro de vencerle, de pisarle,
de patearle, de reducirle a cachos, a polvo, a viento; él, atado por los pies con un
trapo ignominioso, como un presidiario, como una cabra, como un rocín libre en
los prados, él misérrimo cura, ludibrio de hombre disfrazado de anafrodita, él tenía
que callar, morderse la lengua, las manos, el alma, todo lo suyo, nada del otro, nada
del infame, del cobarde que le escupía en la cara porque el tenía las manos atadas....”
(XXIX: 866).

También podría gustarte