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La Edad Contemporánea, o época de las luces, por los increíbles progresos en todos los
campos del conocimiento, abarca un período que va desde la Revolución Francesa hasta la
actualidad: implantación de un sistema de derechos y libertades fundamentales.
A nivel general, en toda Europa, en el siglo XIX, se dieron estas fundamentales conquistas:
- La iniciativa individual que reconoció al ser humano como individuo libre, capaz de
actuar fuera de una categoría social como son los gremios.
- La libre empresa como nueva forma de organización, sin depender de ninguna
autoridad política.
- La libre elección de la ocupación acabó con el monopolio profesional de los gremios.
- La libre movilidad geográfica y social, sin barreras entre países y estamentos.
- La propiedad privada, libertad de uso.
- El imperio de la “ley” para todos y por encima de todo.
- La racionalidad y la ciencia, la facultad de decisión y actuación es la razón no la fe.
La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano recoge el nuevo orden de
principios:
Art. 1: “todos los hombres nacen y permanecen libres e iguales en sus derechos”.
Derechos que son:
Libertad.
Propiedad.
Seguridad.
Resistencia a la opresión.
La salvaguardia de estos derechos se garantizaba a través de:
Igualdad de las leyes.
Libertad de expresión.
Impuestos equitativos (según el poder adquisitivo) y administrados por
representantes de los ciudadanos.
Responsabilidad de los cargos políticos, abusos de poder castigados.
“Igual acceso a todos los [...] oficios, empleo públicos, de acuerdo con […] sus
virtudes y talentos”.
Lo más relacionado con la industria y el comercio fue:
Abolición total del régimen feudal.
Reconocimiento de la propiedad privada de la tierra.
Abolición de aduanas y aranceles internos que impidan la libre competencia.
Abolición de los gremios y de todo aparato de control estatal de la industria se
conceden los monopolios, estableciendo una libre competencia y por lo tanto la
necesidad de mejorar e innovar, dando lugar a precios más bajos.
Prohibición de los monopolios, compañías y empresas privilegiadas.
Y también de fundamental importancia paras las actividades económicas y comerciales:
La separación de la Iglesia del Estado.
El aumento de la influencia de la burguesía, primeros empresarios.
En general, difusión de ideas democráticas.
La labor de la Revolución fue necesariamente de carácter “negativo”, porque fue una violenta
demolición de antiguas instituciones (Ancien Regime), pero sus actos introdujeron una política
“positiva” de construcción de un nuevo sistema político, económico y social.
El sello definitivo a las nuevas y modernas instituciones propugnadas por la Revolución, lo puso
Napoleón. Su ascenso al poder fue consecuencia de la reacción al desorden, al libertinaje y al
terror difundidos por la Revolución.
Pero, ¿Cuál fue la gran habilidad de Napoleón para ascender al mando político y militar del
país? La capacidad de sintetizar y mediar entre los logros más racionales de la Revolución con
los hábitos y costumbres arraigados del Antiguo Régimen. Todo esto al amparo de una estricta
disciplina militar y orden jerárquico.
El Code Civile, promulgado en 1804, fue escrito por abogados y juristas burgueses, y reflejaba
claramente los intereses de la clase propietaria:
El código más importante para el desarrollo económico fue el Code de Commerce del 1807,
primera reglamentación general de las empresas comerciales. Tipos de organizaciones:
La sociedad en comandita fue la más adoptada también en toda Europa y muy eficaz a la hora
de captar capitales para el comercio y la industria. Estos derechos y libertades establecidos
durante la época de Napoleón, perduran en Europa.