Está en la página 1de 4

1) Revolución Francesa: Fue un proceso social y político que se desarrollo en

Francia entre 1789 y 1799 cuyas principales consecuencias fueron la


abolición de la monarquía absoluta y la proclamación de la Republica,
eliminando las bases económicas y sociales del Antiguo Régimen.

Las causas que detonaron la Revolución francesa fueron múltiples, entre las
principales se destacan:

• Cambio en la estructura social. El feudalismo, implementado


desde la Edad Media, fue un sistema en el que el dueño de la
tierra prestaba parte de ese feudo a los vasallos a cambio del
trabajo esclavo.

Con el crecimiento de una nueva elite, conformada por plebeyos comerciantes,


artesanos y profesionales, el feudalismo se fue debilitando. Los llamados
burgueses aspiraban a acceder al poder político.

• Aumento de la población. La sociedad había alcanzado una mejor


calidad de vida, incluso, para la clase trabajadora, que tuvo
acceso a la educación. La población en general tuvo mayor
expectativa de vida. Sin embargo, las malas cosechas
perjudicaron ese panorama.

La reducción de la tasa de mortalidad y la mejora de la calidad de vida de los


plebeyos generaron un aumento de la población que se duplicó en menos de
un siglo. En 1789 Francia era el país más poblado de Europa, con 26 millones
de habitantes, lo que generó una creciente demanda de alimento, difícil de
satisfacer.

• Era del pensamiento ilustrado. Predominaba un movimiento


cultural e intelectual llamado Ilustración, considerado como “la era
de las luces” y que aludía a la iluminación de las ideas a través de
la razón para explicar el mundo. Esos conocimientos se
plasmaron y se divulgaron en la enciclopedia.

Las Ilustración se oponía al teocentrismo de la monarquía, en el que un único


Dios era el centro de todo y quien dominaba todos los aspectos de la vida. Los
nuevos intelectuales, como Montesquieu, Voltaire o Rousseau, sostenían que
el conocimiento podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía.

Francia se encontraba bajo el dominio de una monarquía absoluta reinada por


Luis XVI y su esposa María Antonieta, gobierno que no se adecuó a la
situación de crisis. El Estado francés presentaba una economía precaria como
consecuencia de las malas cosechas y del gran gasto militar, mientras la
nobleza continuaba despilfarrando en lujos endeudando aún más al Estado.

Entre las principales consecuencias de la revolución se destacan:

• La declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, el 26


de agosto de 1789.
• La redacción de una Constitución para reorganizar los poderes
del Estado.
• El fin del feudalismo y de la servidumbre.
• La ley de constitución civil del clero y la apropiación de los bienes
de la Iglesia.
• La libertad de prensa y de divulgación de conocimientos.
• El nuevo parlamento de 1792, denominado Convención, que
abolió la monarquía y proclamó la República.
• La ejecución de Luis XVI en 1793, condenado por la Convención.

2) Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano: La


Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789,
aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente francesa el 26 de
agosto de 1789, es uno de muchos de los documentos fundamentales
de la Revolución francesa en cuanto a definir los derechos personales y
los de la comunidad, además de los universales. Considera legitima la
revuelta de los diputados en contra de la monarquía absoluta, al declarar
como derecho imprescindible del hombre la “resistencia a la opresión”.
La declaración tiene un alcance general y orientado hacia el futuro.
La declaración consta de 17 artículos, precedida de una exposición de
motivos. El artículo primero declaró la igualdad libertad de todas las
personas desde su nacimiento.
3) Constitución de 1791:
Fue la primera constitución escrita de la historia francesa. Contenía la
reforma del Estado francés, quedando Francia configurada como una
monarquía absoluta, esta constitución establece que la soberanía reside
en la Nación y ya no en el rey.
La Constitución de 1791 es el producto de los primeros años de la
Revolución Francesa, y marcó un hito muy importante en el avance de la
participación política frente al anterior modelo del Antiguo Régimen.
Hemos ya hablado de los hechos históricos que fueron marcando el
camino de Revolución durante la Asamblea, veamos ahora cuál fue su
máxima labor: la Constitución de 1791.

El 3 de septiembre de 1791, la Asamblea Nacional Constituyente,


aprobó la Constitución del 91 que estuvo en vigencia hasta el 10 de
agosto de 1792. Ella proclamaba el principio de soberanía popular y
organizaba un régimen de monarquía parlamentaria, introduciendo la
división de poderes de Montesquieu, Sus características fueron:

Sufragio: Era censatario y dividía a los ciudadanos en activos y pasivos.


Los activos eran quienes, además de cumplir con requisitos de edad y
domicilio, pagaban una contribución equivalente a tres jornadas de
trabajo. Quienes no podían pagar eran considerados ciudadanos
pasivos y no tenían derecho a votar.

Los ciudadanos activos votaban electores (para ser elector había que
pagar una contribución directa equivalente a diez jornadas de trabajo) y
eran los electores quienes elegían diputados (para ello había que poseer
una propiedad territorial y pagar una contribución directa de un marco).
Otra característica era que los ciudadanos activos, tenían reservado
para sí el derecho a formar parte de la guardia nacional.

Poder Legislativo: correspondía a una Asamblea única, permanente,


inviolable e indisoluble. Estaba integrada por 745 miembros que eran
elegidos cada dos años. Esta asamblea tenía derecho de iniciativa y
votaba las leyes, controlaba la política exterior, aprobaba los impuestos
y supervisaba a los ministros, quienes al dejar su cargo debían rendirles
cuentas.

Poder Ejecutivo: Correspondía al Rey, quien era considerado


representante de la Nación. La Monarquía era hereditaria pero el Rey
debía jurar fidelidad a la Nación y a la ley. Elegía y destituía sus
ministros pero para que sus órdenes sean válidas, necesitaba la firma de
estos. Nombraba los altos funcionarios.

El rey también dirigía la diplomacia pero no podía declara la guerra sin


consentimiento de la Asamblea. Tenía el derecho de veto suspensivo,
por el cual podía negarse por cuatro años a dar cumplimiento a las
resoluciones de la Asamblea, derecho que no se aplicaba a las leyes
constitucionales ni a las fiscales.

La promulgación de esta constitución por parte de la Asamblea Nacional


Constituyente era un gran avance respecto de la situación pre-
revolucionaria. Sin embargo, en la práctica implicaba el triunfo de la
media y alta burguesía conservadora, pues era una especie de “solución
transaccional” con la monarquía. El equilibrio que perseguía esta
legislación terminaría por ser demasiado precario, y en apenas un año
sería dejada de lado.

También podría gustarte