Está en la página 1de 4

Español – Clase 3

1) Leé tus respuestas de la clase 2. ¿Cómo creeés que seguirá la historia?

2) Antes de leer la historia, realizá las siguientes actividades:

a. Completá la tabla con las palabras correspondientes:

SUSTANTIVO VERBO ADJETIVO


Entusiasmo ENTUSIASMAR ENTUSIASMADO / ENTUSIASMADA

Alegría

Desilusión

Apuro

Susto

Agotamiento

Abrazo
b. Unir las palabras con sus sinónimos:

1. intentar a. blanco

2. inútiles b. lanzar / arrojar

3. prominente c. líneas

4. revolear d. saliente

5. pálido e. ineficaces

6. trazos f. tratar

c. Unir las palabras con las imágenes:

1. Sube y baja
2. Cabeza gacha
3. Ancianito
4. Lentes
5. Pálido

3) Leé la segunda parte del cuento. ¿Pasó lo que imaginabas?

Espanto, un monstruito amigable (parte 2)


En el primer pueblo que visitó no le fue muy bien que digamos.

La primera persona que vio fue una mujer que colgaba la ropa de una soga en su jardín. Tal fue el entusiasmo
de Espanto, quien en el apuro por saludar, se olvidó de su propósito y le salió un “buuu” largo y sostenido.
La pobre señora salió corriendo, revoleando las medias y calzones por todo el jardín.

Inútiles fueron los intentos del monstruito por convencer a la pobre señora que venía en son de paz y que
sólo buscaba su amistad.

Desilusionado y con la cabeza gacha fue a visitar otro pueblo.

Esta vez, se encontró con unos niños que jugaban en la plaza del pueblo, fue tal la alegría de Espanto que
salió corriendo a su encuentro con los brazos extendidos. El pobre monstruito sólo quería abrazar a los
pequeños, pero ninguno de ellos pensó eso.
Creyendo que venía a asustarlos, corrieron aún más que la señora del primer pueblo, se soltaron de las
hamacas, salieron volando de los sube y baja. No hubo niño que no escapase gritando de la plaza. Dicen que
por mucho tiempo, nadie volvió a ella.

Espanto siguió su camino aún más triste de lo que ya estaba. Esta vez no había sido el «buuu» lo que había
asustado a los niños, sino él mismo. De todas formas, tantas eran las ganas de tener un amigo que no pensaba
bajar los brazos.

Llegó al siguiente pueblo.

Encontró a un ancianito quien, como podía, pintaba el cartel de bienvenida. Don José tenía puestos unos
lentes con los vidrios partidos y era evidente, por los trazos del cartel, que su vista no era buena.

– «¡Hola muchacho!» –dijo el anciano para sorpresa de Espanto, quien no pudo articular palabra.

– «Te ves algo pálido ¿Te sientes bien?» –continuó el abuelito.

– «Si… gracias…» –contestó tímidamente Espanto.

– «Pues, deja ya de mirarme muchacho ¡Ni que fuera un monstruo!» –agregó Don José.

– «No fue mi intención caballero» –replicó el asombrado monstruito– «es que no ha salido corriendo al verme
y eso me resulta extraño.»

– «¿Y por qué habría de salir corriendo jovencito? Convengamos que tu nariz en un poco prominente, te noto
un poco pálido y tus piernas son demasiado delgadas, pero en fin, defectos tenemos todos.»

Espanto no podía creer no sólo que Don José no se hubiera asustado, sino que parecía muy entusiasmado
en entablar conversación.

– «¿De dónde vienes jovencito? Estimo que de lejos seguro, no tienes buen color y tus ojos están un poco
saltones, se nota que estás agotado, puedes descansar aquí y hacerme compañía mientras pinto» –dijo el
anciano.

Pasaron toda la tarde conversando.

Se sintieron muy a gusto uno con el otro. Don José no paraba de hablar y Espanto no dejaba de escuchar.

Llegó la noche. Espanto ayudó al abuelito a juntar sus pinceles y pinturas. Don José debía volver a su casa.

– «Ven conmigo muchacho, no te caerá nada mal algo caliente para comer.»

– «No gracias Don José no tengo hambre, nos vemos mañana» –contestó Espanto.

– «¿Ves porque tienes ese mal semblante y las piernas tan flacas? Debes comer» –insistió Don José.

– «Otro día, le prometo que será otro día ¿Nos veremos mañana?» -preguntó el monstruito muy ilusionado.

– «Aquí estaré muchacho, ya has visto, ese cartel da mucho trabajo, aún no lo termino.»

Los nuevos amigos se despidieron.

Espanto decidió que pasaría la noche allí y esperaría al día siguiente para ver a su amigo, no quería arriesgarse
a ser visto por alguien que se asustase.
Por su parte, Don José llegó a su hogar más que feliz. Hacía mucho tiempo que nadie lo escuchaba con
atención. Todos en su casa estaban demasiado ocupados para conversar con él y por eso el anciano se iba
todas las tardes a pintar una y otra vez el mismo cartel.

Les contó sobre su nuevo amigo y cómo se habían entendido desde un principio. Les dijo que seguramente
no se encontraba bien de salud por su aspecto, pero que era muy agradable.

– «Si está enfermo» -dijo su hija- «dile que venga la próxima vez contigo y veremos en qué lo podemos
ayudar.»

4) Responder las siguientes preguntas:

a. ¿Cómo reaccionó la primera persona que vio Espanto?

b. ¿Por qué los niños corrieron al ver a Espanto?

c. ¿Cómo reaccionó Don José al ver a Espanto?

d. ¿Qué ofreció Don José a Espanto?

e. ¿Cómo reaccionaron los familiares de Don José cuando él les contó sobre su nuevo amigo?

TEMA DE LA CLASE: VERBOS REFLEXIVOS

Los verbos reflexivos se usan cuando la acción recae sobre el mismo sujeto que la realiza. En el

cuento de Espanto, hay varios ejemplos de verbos reflexivos que nos permiten entender mejor los

sentimientos y acciones del monstruito. Por ejemplo, se puede ver que Espanto se olvidó de su

propósito. Esta frase se puede escribir como "Espanto se olvidó de sí mismo". Esto es un ejemplo

de un verbo reflexivo. Otro ejemplo es cuando Espanto se despide prometiéndose a sí mismo que

volverá a ver a Don José al día siguiente. Esta frase se puede escribir como "Espanto se prometió

a sí mismo".

Completá estas oraciones que usan verbos reflexivos:

 Cuando ______________ (levantarse) hoy, __________________ (lavarse) la cara.

 El agua estaba muy caliente, así que ____________________ (quemarse).

 ________________ (sentirse) muy triste, porque me dolió.

 Sin embargo, mama me ayudó y pronto __________________ (sentirse) mejor.

También podría gustarte