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El Socioanalista
Perspectiva Transdisciplinar
Ensayista. Investigador
El Socioanalista
Karl Marx
El Socioanalista
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sociología, la historia, la filosofía, antropología, lingüística, entre
otros. Como intérprete del sentido oculto de lo social, no se
reduce a la exégesis hermenéutica sino la praxis, donde teoría y
práctica se confirman o rectifican, se mejoran y se completan en
el curso de la intervención. La “epistemología divergente”
inherente, le permite transvalorizar (resignificación reciprocas)
diversos conceptos, marcos teóricos o paradigmas, a los fines de
interpretar su objeto de estudio como la verdad de una
sociedad, por cierto, verdad compartida, consensual o
impuesta, forjada en la interacción, en la historia misma de las
construcciones sociales, como “realidad compartida”. Sin
embargo, una praxis participativa en instituciones, grupos, los
medios, etc., a los fines de interpretar problemáticas sociales
con proyectos y programas de intervención en el sentido
propositivo. Un exégeta de la verdad pero no en su sentido de
adecuación con un discurso sino oculto, velado, sujeto a
interpretaciones, a modelos de mundos más abarcativas que las
verdades en ismos, parciales, pertenecientes a las clases en su
faz egoísta, explotadora de la condición humana, y en suma, a
verdades fragmentarias que el socioanalista resignifica y
reencuadra en el sentido de una verdad necesaria y compartida.
El Socioanalista
Una verdad en perspectiva, porque cada sujeto, grupo, clase
social y etnia, construye su realidad, su cosmovisión, su punto
de vista sobre muchos temas como su verdad particular, única,
diferente a todas las verdad, pero verdad segmentaria, con afán
de “cosmovisión hegemónica”. Desde un perspectivismo
dialéctico, además de relativo, considera que existen
singularidades, verdades parciales, ismos que necesitan ser
implicados, vinculados, interpretados e incluidos en una verdad
compartida, de toda la humanidad, y no solo de una sociedad
dada. Pero ello depende de la política, del cambio de la falsa
conciencia por la verdad que se comparte pero se ignora como
“Inconsciente social”.
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resulta imposible sin una economía planificada en forma
conjunta, socializada en sus términos, con exclusión de los
grupos minoritarios que explotan el trabajo enajenado, con la
política como instrumento así como el gobierno y el estado para
socializar la base económica. Sin embargo, todo este proceso
implica la toma de conciencia de la base inconsciente de toda
sociedad, y que calificamos como “inconsciente social”, como
universo simbólico mediador entre la base económica y las
superestructuras ideológicas, institucionales, jurídicas, etc., de
una sociedad. Mejor dicho, la gran transformación
revolucionaria se debe llevar a cabo en el plano simbólico, en el
plano del Inconsciente social, el Programa social inconsciente
que sostiene a cada sujeto, a cada grupo social, a cada clase
social porque constituye su verdad como lo que fija, adapta,
programa, y condiciona en forma muy fuerte.
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A partir de la “falsa conciencia” como efecto del Inconsciente
social, el socioanalista parte a la búsqueda de la verdad que
puede emerger en un fallido social (en debates, discursos,
situaciones sociales), en una actitud impositiva, en lo que no se
habla, lo que se oculta, lo que se omite, lo que se racionaliza, lo
que se niega, “represión conjunta”, percepción selectiva,
proyecciones, etc., como “defensas transpersonales” para
escamotear la verdad más humanitaria.
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grupo social, constituye una de las principales formas para
introducir procesos instituyentes en el ámbito social. Es el
mecanismo socioinconsciente crucial que sume a individuos y
grupos en la alienación defensiva, en luchas, en prejuicios y
distorsiones, sin visos de visión conjuntas ni una verdad
consensual.
El Socioanalista
La intervención socioanalítica
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simbólico, hasta fundado en ficciones como toda verdad pero
eficaz para generar consecuencias, actos, conductas, ideales,
prácticas sociales, alegrías y sufrimientos, luchas, hasta
crímenes y guerras. De ahí lo central de su relativización o
despotenciación a los fines de construir un “conato universal”,
humano, y no parcial o segmentario como todos los conatos
actuales. Son “ismos” que buscan imponerse, como el burgués y
su sentimiento de legitimidad para explotar, invertir en la bolsa
y llevarse todo el jugo social. Lo hace por su “verdad
inconsciente”, como sistema de esquemas, de disposiciones, y
diríamos, sostén referencial que lo posiciona en el mundo con
seguridad. El conato se ubica en el plano inconsciente de lo
social, valga redundar, en el socioinconsciente. De modo que, el
objetivo de la intervención socioanalítica es la toma de
conciencia del mismo, su relativización en función de la verdad
compartida, de la necesidad de una verdad consensual,
conjuntamente elaborada, a los fines de la coexistencia pacífica.
El conato de un burgués es que su estilo de vida es legítimo,
donde la explotación del hombre por el hombre no figura como
injusticia sino a título de legítimo derecho. Por lo que, lucha por
imponer su estilo, modelo de sociedad, de utilizar el estado en
lo político o en la connivencia, por el uso del mismo como
El Socioanalista
instrumento de imposición, de disciplinamiento, de logros, etc.
El conato del asalariado es la de ser un legítimo asalariado,
donde el sufrimiento y la explotación es percibido desde la
mirada del amo, justificando o racionalizando su punto de vista
con ideologías varias, que van desde la izquierda a la derecha,
incluso, hasta el fascismo y en algunos casos el autoritarismo
cuando la visión anárquica de la vida y la sociedad se impone sin
poder comprender las razones del propio sufrimiento. Es decir,
ambas clases sociales perseveran en seguir siendo lo que son,
merced al punto de vista fundamental que mantienen sobre lo
social, la vida, y en definitiva, merced al paradigma de cada
clase. Es una verdad común, fundada en un universo simbólico
compartido, como reacciones y creencias comunes, ideales
compartidas, una memoria social compartida etc. Un sostén
referencial que enmarca la vida familiar, de linaje y subjetivo. Es
el “espíritu de la época”, como “Inconsciente histórico” (Rosa de
Luxemburgo), campo simbólico de pujas, de luchas en el plano
de las significaciones y la política, y donde nadie cede un ápice,
ni siquiera el “esclavo postmoderno” que lucha por seguir
siéndolo, a contrario de lo que muchos consideran como pura
lucha incesante en muchos campos. Incluso, el esclavo lucha por
su amo, por quién le da una vivienda, trabajos, sopena de no ser
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nadie. Pero al mismo tiempo, la opresión genera un “contra-
conato”, una verdad alternativa, de anhelo de libertad, de
liberación, como reacción, como ideología, como ideal de una
sociedad sin clases. Solo que el conato es fuerte, es un “hábitus”
(Bourdieu) o programa simbólico poderoso y para y
despotenciarlo, necesitamos desalienar no solo al esclavo sino a
los “agentes” directos del amo que van desde el cura al
maestro, al universitario y al periodista, el filósofo, a los
“científicos sociales de la dominación mental” como son los de
las humanísticas y las ciencias sociales. Pero no debemos olvidar
que el cambio social como “ruptura de conatos”, de verdades
aisladas, parcelarias, en ismos, que se pretenden hegemónicas,
solo es posible desde el plano político, desde el estado, la
cultura, la educación, los medios, los libros, y los debates, pero
por sobre todo, desde la política en el sentido del político
desalienado de su verdad parcelaria, de su conato y que se
enfrasca en un diagnóstico realista del mundo, los bloques, la
nación, y propone en forma colectiva, un programa de gobierno
consecuente.
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El conato es una lengua que hablan individuos, grupos y clases
sociales. Claro es que sin intención de comunicarse aunque sí
imponerse. Descifrar e interpretar el texto social, como
escenario onírico social, como teatro y escenario social. La
censura social o control social deformante. Lo inverso del
“Deseo social o conato”. Deseo productivo, fábrica, maquinaria
deseante (Deleuze). Desandar la hipnosis social, la “psicología
de las masas”-
El Socioanalista
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polisemánticos que compartimos en un universo simbólico
igualmente transversal. De modo que, lo que denominamos
“Inconsciente sociolingüístico” implica el sentido velado, oculto,
negado, “reprimido en forma conjunta”, en forma convencional,
de reglas forjados como construcción social, y de prohibiciones
sociales así como por categorías y significaciones compartidas.
Este Inconsciente sociolingüístico se compone de símbolos
polisemánticos, por metáforas sociales que, concatenados, nos
remiten a efectos de verdades grupales, institucionales,
ideológicas, políticas, de clases, etnias, entre otros. Pero el caso
del “Inconsciente lingüístico”, hablamos no de entidad sino de
niveles simbólicos, el otro plano, el velado, el nivel
anagramático como discurso dentro del discurso, el prohibido
por intereses de clases, por prohibiciones vinculados con el
“Complejo de Edipo” como prohibición del incesto, regla
fundamental que posibilitan los intercambios económicos,
lingüísticos, incluso de mujeres, tal como lo considera Jean
Claude Levi Strauss. Es decir, el plano oculto remite entonces a
los procesos fundamentales que posibilitan lo social, como los
tabúes o prohibiciones, aunque no se limitan a lo que el Edipo
prohíbe y suman los aspectos sociales, grupales, institucionales,
familiares, culturales, etc., que ciertos grupos de interés o
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institución prohíbe y reprime merced a intereses creados o se
corresponde con el modelo de mundo de cada cual, de por sí
“sagrado” para cada grupo. De ahí su defensa en el plano social,
ideológico, político, cultural. Incluso de estrategias de
instalación de tales verdades que sustentan éste inconsciente
sociolingüístico. Aludimos al “conato social”, que se defiende en
el plano de las ideas, los intercambios verbales, el lenguaje
social, la comunicación.
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socioanalista consiste en lograr su interpretación, su puesta en
discurso gracias a la mayéutica social, los debates, controversias
conceptuales, buscando el paso del socioinconsciente lingüístico
a la “conciencia lingüística” como un hablar y hacerse cargo de
la propia verdad parcial en función de su implicación con otras
verdades compartidas y que se niegan o racionalización merced
al proteccionismo de cada grupo y clase social.
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clase. Es decir, subvertir la moral impuesta, el modelo de mundo
hegemónico, impuesto, así como las ideologías que la legitiman,
en todos los campos, incluso en la educación familiar, escolar,
mediática, entre otros.
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allá. Es decir, cuando alguien habla o “denota” algo, suele
connotar ciertos aspectos de su discurso, lo que nos da una idea
de que allí hay indicios simbólicos de su verdad o lo que
llamamos “conato social” como la verdad con la que persevera
individuos, grupos y clases. Es allí donde interpretamos y
hacemos consciente, a los fines de relativizar tales verdades
unilaterales como una ideología cerrada, una creencia, un ideal,
una práctica, etc. Sin embargo, lo que un sujeto social
“metacomunica” como la comunicación sobre su comunicación,
implica que las pistas sobre los “anagramas sociales” lo
encontramos en lo verbal, en el discurso, donde buscamos un
discurso dentro del discurso como verdad “reprimida” o negada,
prohibida, lo que se evita, lo que implica un rechazo de grupos y
clases, merced al temor, incluso el terror social como en las
dictaduras. Esto se debe a que el plano analógico o mimogestual
lo consideramos como nivel simbólico, donde los gestos
constituyen símbolos sociales (metáforas sociales), que remiten
a significaciones implícitas consideradas como la verdad de
sujetos, grupos y clases, y que denominamos “conato social”
con el que perseveran en ser en el ámbito social. Tanto en éste
plano analógico donde los intercambios de roles, de escenas, de
sujetos en interacción, etc., asistimos a símbolos sociales, a
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gestos y actitudes, etc., que, concatenamos para obtener el
sentido de tales símbolos. En sí mismos, pueden tener muchas
significaciones psicológicas, e incluso psicoanalíticas, pero al ser
concatenadas con otros gestos e ideas, etc., obtenemos un
sentido social que alude al conato y esencia de cada grupo
social. Es decir, obtenemos aspectos de la verdad de tales
grupos y clases sociales, lo que nos da la idea o razón de ser de
tales y sus finalidades sociales, sus ideales, accionar, prejuicios y
discursos, participación y prácticas, etc. Entonces, el rol del
socioanalista se centra en concatenar mundos dispersos,
parciales, en ismos, hegemónicos, buscando un mundo y
sociedad consensual, sin dominaciones ni explotaciones de un
grupo social por otro.
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o el digital pueden coexistir o contradecirse, tanto como
confirmarse o descalificarse, cuando el sujeto manifiesta en
forma verbal algo que en el plano mimogestual o emocional no
se condice. Es decir, lo que comunica puede ratificarse o
negarse, confirmarse o contradecirse desde lo
metacomunicativo como comunicación sobre la propia
comunicación. Los “lapsus sociales” de los políticos cuando dan
un discurso son gráficos. Mejor dicho, no solo lo que se
comunica alude a una “comunicación implícita”, a una verdad
latente, velada u oculta sino el “cómo” se comunica nos da
pistas simbólicas sobre lo que se busca forzar en lo social, cuan
Procusto que pretende forzar la porción en la torta. El “cómo”
alude a lo metacomunicativo y el “qué” a lo digital, aunque ya
aludimos a que toda palabra o discurso implica un discurso
dentro del discurso que denominamos “anagrama social” como
“Inconsciente lingüístico”. Al ser la palabra un “símbolo social”,
una metáfora, implica un sentido oculto que se desplaza en sus
intersticios, que ubicamos no tanto en el sentido que se pone a
colación, sino en los efectos del discurso, donde las palabras
implican una verdad que no se habla, se calla, se silencia, se
evade, se mistifica, se disfraza con racionalizaciones sociales,
conjuntas, por individuos, grupos y clases, quedando como
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labor del socioanalista el concatenar símbolos y metáforas
sociales, buscando la verdad a que aluden en un lenguaje
figurativo e indirecto. Al mismo tiempo, utiliza metáforas
propias para intervenir en el mismo eje indirecto, buscando
explicitar los motivos o “programas sociales” ocultos, que
incluso son inconscientes para sus actores. Son las
intervenciones metafóricas, en un lenguaje indirecto, como
preguntas, que abren el debate, los interrogantes, y el hilo de
Ariadna hacia la verdad oculta en el laberinto simbólico de todo
grupo social. Sin embargo, las Intervenciones literales, cuando la
verdad ha surtido efecto y los actores tomaron conciencia de su
emergencia, como emergente de los efectos de debates, el
socioanalista puntúa, afirma, propone, reflexiona, brinda los
contornos de una verdad más completa, ampliada a varios
grupos, a la comunidad, a la humanidad necesaria. Pero sin
quedarse en el plano de las interpretaciones, el socioanalista
promueve programas de acción, nuevos proyectos, planes
alternativos, la vía alterna de los problemas, a los fines del
pasaje del Programa social impuesto y obligado, hacia su
despotenciación y la construcción conjunta del Programa
alternativo, incorporando y superando ismos, visiones
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egocéntricas, impositivas, en aras de una humanidad equitativa
e igualitaria en la diversidad.
El Socioanalista
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de estados co-inconscientes, que emerge durante la interacción
como ideas, sentimientos y conductas conjuntas. Este
inconsciente ya social es emergente, cualitativamente diferente,
en otro plano, nivel o dimensión. Es también lo que Le Bon
estudió en su “Psicología de las masas” (1895) y Sigmund Freud
en su “Psicología de las masas y análisis del yo” donde incluso
nombra el “Inconsciente social”, producto de lo común-
emergente común-, lo que se comparte incluso como la media
de los caracteres y procesos sociales. De modo que,
considerando el concepto de lo “emergente”, consideramos lo
social en éste sentido, tanto como el “Inconsciente social” como
emergente de una nueva configuración o dimensión que supera
a los inconscientes subjetivos. Sin embargo, la emergencia de
nuevas cualidades no excluye la dialéctica con el nivel previo o
“Inconsciente subjetivo”, desde donde hay intercambios de
símbolos que son transignificados-significación recíproca-en un
plano superior de “aufhebung”. Es decir, las tendencias, deseos,
fantasías, ideales, etc., subjetivas sufren la “objetalización” o la
“socialización”, que le brinda ya otra calidad. Al respecto, la
aufhebung implica la incorporación y superación en otro plano
de los elementos individuales de una sociedad. Como el caso del
“Edipo individual” donde los vínculos familiares primarios son
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trastrocados en lo social desde otra calidad cuando, por
ejemplo, un trabajador percibe el estado o a su patrón como
censores, como sustitutos de sus vínculos con su padre. Es decir,
metaforiza y desplaza en lo social sus modelos primarios que
pasan a poseer otra configuración y sentido. Pero muchas
familias e individuos en forma aditiva no nos autoriza a hablar
de lo social ni de clases porque se opera un salto de calidad,
siendo reclasificados en un nuevo tales grupos e inconscientes
subjetivos. Es lo que nos autoriza a hablar de una dimensión
simbólica o universo simbólico de procesos sociales, tanto de
como de saberes inconsciente y social.
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Las nuevas configuraciones sociales, políticas, culturales, etc.,
implican la no afirmación en el momento del conato social como
“átomo de hidrógeno” o de oxígeno sino en el del agua, como
emergente que supera los niveles previos. Ello implica el
conocimiento de un nuevo modelo de mundo, de sociedad, de
la propia clase social, y de la necesidad de una renuncia a los
intereses egoístas, de los puntos de vistas egocéntricos, en aras
del Sociocentrismo dialéctico, que mantiene el perspectivismo
de cada grupo pero también sus vinculaciones y coexistencias
pacíficas y equitativas. Mejor dicho, de un conato mayor que
incluya no solo a una nación sino a la humanidad toda.
El Socioanalista
Un Socioanálisis experimental
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desde lo simbólico y la “Intervención experimental”-recordemos
la interpretación metafórica y literal- apunta a trocar en el
campo de la palabra, la conversación, los debates, las
controversias conceptuales, etc., tales símbolos de una verdad
ignorada pero que insiste en manifestarse, provocando efectos
reales en lo social, como el caso de una ideología, un programa
de gobierno, un proyecto. Precisamente, porque son ignoradas
son actuadas, “re-petidas” (en el sentido de la “re-petición” de
una verdad), de un punto de vista, modelo social, de mundo, de
país, de política, etc., y como un conato social, desde cada actor
o grupo social “persevera en ser”, incluso a despecho de otros
grupos y clases sociales. De ahí el mal de los conatos sociales
inconscientes, que operan en el plano de inconsciente social
como verdad que motiva, que encausa ideas, fantasías, ideales,
conductas, emociones, ideales, etc., aunque en el sentido del
afán de hegemonía. De allí también la necesidad de relativizar,
despotenciar o “desprogramar” la eficacia simbólica de tales
verdades segmentarias, en ismos, con afán hegemónica, hasta
de imperialismo conceptual donde incluso el mentado
“pensamiento crítico” se utiliza para imponer la propia verdad
parcial. Sin embargo, las verdades sociales son interpretadas a
partir de indicadores mínimas, como las metáforas, las zonas de
El Socioanalista
silencios, los miedos, las estrategias que se callan, los actos
sociales, las puestas en escenas en el teatro social, y en suma,
en las representaciones sociales de roles.
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referencia fundamental, y como trampolín para redefinir
cosmovisiones, métodos de luchas, propuestas, proyecto de
leyes, entre otros. Nuestro eje simbólico de intervención, en los
debates, en las conversaciones sociales, en las controversias,
etc., obtiene su fruto. La verdad oculta en el Inconsciente social,
como discurso dentro de otro discurso, necesita ser elevada en
el campo de la palabra, el lenguaje social, para interpretar los
símbolos y acceder al “anagrama social”, el modelo de mundo
de un grupo o clase social, la razón de ser de los mismos y por lo
que luchan a toda costa.
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condicionan a depender de un estilo o cosmovisión única, como
monolingüismo de la verdad, del modelo de mundo, y la idea es
escindir la faz emocional de apego al sistema de las ideas
correspondientes, lo que implica efectos de despotenciación,
elaboración social, toma de conciencia y de posibilidades de
cambios. Para lo mismo, intervenimos desde lo técnico
haciendo pasar lo no dicho, lo que se silencia, lo que no se habla
casi nunca, la verdad oculta, al campo del lenguaje, y hacemos
que los actores se hagan cargo de su discurso vía “conflicto
sociocognitivo” (G.Mugny) respecto de lo que ocultan y que
deriva en un ensanchamiento de la conciencia social, como
descubrimiento de una verdad que consideran en forma
tendenciosa, velada por mitos, ideologías, e intereses de grupos
y clases. Con la catarsis concomitante, así como de emociones
negativas y positivas, llegamos al momento de la elaboración
conjunta, del sinceramiento, de la necesidad de nuevas
definiciones de la realidad y verdad, con lo que, logramos
nuestro objetivo de reencuadrar verdades acotadas e incluir las
visiones en ismos en visiones más amplias y sociocomunitarias.
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oculta, su despotenciación, y la propuesta de una vía alterna,
requiere del proceso de elaboración, orientación, y lleva tiempo
en el sentido del “duelo por la verdad acotada”, que todo
segmento social atraviesa cuando se propone cambiar. De lo
contrario, perseverarán en ser desde una sincronía ahistórica en
cualquier momento.
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con símbolos, con la palabra, con el lenguaje, y con el mundo de
las significaciones. Los “efectos de sentidos” y sus
consecuencias en términos de influencia social (consciente o
inconsciente), transformación, reencuadre de discursos y de
verdades aisladas, etc., brindan al socioanálisis la praxis
transformadora y no meramente explicativa. En éste sentido, el
campo de operación socioanalítica es el plano transpersonal, lo
social, los medios, gráficos y virtuales, la misma web, donde
interviene a los fines de generar proyectos de transformación,
cambios, implicaciones con la verdad, el develamiento de lo que
se oculta, desmitificando al poder, las estrategias, los operativos
mediáticos, etc., que operan en el plano implícito atentando
contra la ética, la sana convivencia, y la humanidad.
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Intervención desde la Espiral dialéctica invertida
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escenario social, del discurso explícito, de un pensamiento, de
un grupo y sus prácticas, y en suma, del “contenido manifiesto
del escenario social”. A partir del mismo y desde la dialéctica
inversa, como Deconstrucción simbólica, se diría también,
arqueología simbólica, el socioanalista escucha discursos como
enunciados sociales o simples palabras, sino “enunciaciones” o
símbolos que concatena e interpreta en el sentido de la verdad
social, a saber, la que cada grupo y clase social defiende o lucha
por su conato, por la verdad que perseveran en defender, por
cierto, sectoriales, egocéntricos, cerrados, deprivados en una
clase social y sus prácticas en ismos, con pretensión
hegemónica, de dominación e imposición hacia todos los otros
grupos sociales.
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construcción de una nueva sociedad, que supere e incorpore a
la previa en otro plano. Entonces, para el socioanálisis, la
revolución “interna” o simbólica, constituye el sine qua non de
toda revolución política y social. Esto se debe a que entre la
infraestructura económica, el modo de producción, lo social y
las superestructuras, medía un orden simbólico poderoso y
determinante de tales, a saber, el Inconsciente social. Es lo que
hace resistencia a los cambios sociales, a las revoluciones
mecánicas y meramente economicistas o políticas, que no
consideran las programaciones simbólicas, el orden simbólico
por excelencia, el socioinconsciente. Es también lo que lleva a
los pueblos a la fijación al modo de producción, a sus
costumbres, ideales, estilos de vidas, organización familiar y
social, etc. Cuando se introducen cambios meramente políticos
o sociales, se desconsidera las verdades ocultas, el conato
social, el universo de creencias, convicciones, vida emocional,
etc., de los pueblos. Es decir, si no se despotencian las
representaciones sociales ignoradas, que sustentan el orden
social como paradigma de mundo, solo se logran resistencias.
Peor aun cuando las alternativas que se brindan intentan
violentar tales modelos. Pero si se deconstruyen tales
El Socioanalista
fundamentos simbólicos, resulta posible cambios, nuevas
posibilidades, las vías alternas.
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sistema de definiciones sobre el sí mismo, sobre la propia clase,
lo que constituye y une a cada grupo y clase social, más allá de
las definiciones desde la falsa conciencia. Los símbolos
metafóricos aluden a tales en forma de verdad subjetiva y
objetiva por cuanto hay prácticas concretas.
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Descifrar la Censura social
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Para el socioanalista, los discursos contienen entonces
distorsiones, escotomizaciones (ver lo que se desea ver),
tergiversaciones (definición errónea), justificaciones,
negaciones, proyecciones de la propia condición a los demás,
etc., y su tarea consiste en encontrar la verdadera idea que llevó
a tales escenificaciones. Es decir, el sentido del cuadro social, la
verdad crucial que se juega en el marco de pujas por instalar
verdades segmentarias, en el marco de conflictos, de lucha de
posiciones (Gramci). Al respecto, el socioanalista se pregunta:
“¿Qué deseo maquínico, constructivo, intencional, en conato, se
juega en tales discursos?”. Y la respuesta se obtiene a partir de
símbolos, de palabras, de lenguaje de gestos, de conversación
significante, de los anagramas que surgen como el revés de la
censura social. Puede también tomar una palabra, un párrafo,
una omisión, un silencio, lo contrario de lo que se dice, etc., y
realizar preguntas en relación a la verdad en conato,
segmentaria, que observamos en el perseverar en ser en lo
social, y donde entrevemos los motivos ocultos detrás de la
fachada de todo discurso social. Al concatenar las metáforas
sociales, surgirán nuevos “sentidos emergentes”, nuevas
definiciones, más completas, la verdad extendida a otros grupos
y clases, y la realidad compartida de que la dialéctica del amo y
El Socioanalista
el esclavo se forja de a dos, sin exclusiones, aislamientos,
escotomizaciones, entre otras.
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La piedra de roseta de Jean Françoise Champollion
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etiquetaje condenatorio, desde un derecho represivo. Lo que no
toleran es la reintroyección de lo proyectado, sopena de tomar
conciencia de la condición de victimario.
Un enfoque transdisciplinar
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el mismo signifique el cierre dogmático del proceso de
investigación. Por el proceso de la “condensación simbólica”,
muchos sujetos se ven modificados en sus perspectivas
individuales, en sus respectivos inconscientes subjetivos,
pasando a un nuevo plano, como el magistral ejemplo de Le Bon
de las muchas células que operan para conformar un órgano.
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unidisciplinar e interdisciplinar, como las caracterizaciones del
“inconsciente estatal”, dialéctica instituido-instituyente-
institucionalización, etc., desde una mirada psicoanalítica y
sociológica, etc. No resulta ilegítima aunque sí incompleta a
falta de una visión transdisciplinar como venimos pregonando.
Es decir, Lourau incurrió en una forma de reduccionismo
disciplinar al analizar lo social desde un ismo como la sociología,
a falta de la perspectiva transdisciplinar. Se nos dirá que tuvo
momentos de “interdisciplina” a lo que respondemos con que
las miradas “interdisciplinares” avanzan hacia una mirada
holista y dialéctica pero se mantienen en el proteccionismo de
las disciplinas y esta vez desde enfoques que no se
transvalorizan desde un objeto de estudio unificador.
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al “Socioanalista” como operador social o agente de cambios de
la propuesta.
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perspectivas en visiones de conjuntos, fundado en acuerdos de
convivencias pacíficas.
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capitalismo conlleva en su seno su negación, como toda tesis, y
la consecuente antítesis en un socialismo. ¿Podemos considerar
ésta tesis como acertada?. Ya hemos asistido a corroboraciones
históricas como las conocidas revoluciones desde 1917, etc.,
tanto como a retrocesos o estancamientos (la U.R.S.S), etc., y al
parecer, la modalidad de cambios profundos, infraestructurales,
y no meramente de reformas, ocurre, aunque necesitamos
considerar tales desde nuestra mirada particular. ¿Podemos
aceptar entonces que la sociedad progresa en concordancia con
las premisas del materialismo histórico?. Ciertamente,
constituye una hipótesis muy atractiva aunque vamos a realizar
un análisis desde las premisas del Socioanálisis y la
consideración de que entrevemos cierto mecanicismo
economicista o “fuerza productivismo”, donde al parecer, todo
evoluciona dialécticamente sin necesidad de cambios subjetivos
y culturales previos. En primer lugar, desde el socioanálisis
proclamamos que entre la infraestructura material y la
superestructura de ideas, ideologías, instituciones, etc., existe
un universo simbólico poderoso como mediación de los mismos
y que denominamos “Inconsciente social” que determina
nuestro “carácter social”, nuestras costumbres arraigadas,
nuestro conformismo de autómatas (Erich Fromm), nuestras
El Socioanalista
resistencias a toda nueva sociedad, y en suma, la fuerza de las
herencias sociales y culturales arraigados no solo en cada
inconsciente subjetivo sino en el inconsciente social.
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respecto de los dos modelos cambios, a saber, uno gradual,
como la que pregona, a fuerza de necesidades sociales que
pujan hacia el cambio, así como los que pregonan(Marx, etc.)
cambios revolucionarios. En éste sentido, ya hemos considerado
la “revolución simbólica interna” necesaria como
descondicionamiento social, cultural, para despotenciar la
fuerza de las tradiciones, los mandatos de ancestros, y en suma,
la programación social poderosa en el sentido del conformismo
típico de toda sociedad.
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constituyen la motivación crucial de la historia. Los cambios
meramente políticos y económicos no surten efectos positivos
merced a que violentan las verdades subjetivas y de clases que
necesitan ser relativizadas y despotenciadas en el plano de las
convicciones, de las ideas, las ideologías, los debates en
términos de mayéutica social, deconstructiva, como “dialéctica
inversa” hasta dar con las verdades parciales, en ismos, para
poder entrever la verdad común, compartida, y por supuesto,
sin aceptar intereses sectoriales, impositivas, con afán
hegemónicas a partir de miradas segmentarias y enajenantes.
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de la historia”, las propias premisas solo pueden lograrse a
media, en el mejor de los casos como hegemonía o dominación
de clases, aunque la interdependencia de las clases hace que los
fines de la clase baja también se lleve a cabo, sea por su
representación política, sea por las leyes que también implican
beneficios para los mismos a pesar de que fueron creadas para
beneficio del amo. Sin embargo, si agregamos el término
“planificación social”, fundado en un Proyecto de sociedad, en
un programa social consecuente con las demandas sociales,
donde las minorías con afán hegemónicas quedan relegadas o
incluso excluidas, las posibilidades aumentan en el sentido del
logro de lo programado. Pero ello depende de las estrategias
políticas y de la lucha ideológica en todos los ámbitos de la
sociedad, incluso en la web. De lo contrario, la clase dominante
imbuido del poder del estado y el gobierno, y vía corrupción de
parlamentos y jueces, periodistas e instituciones, etc., seguirá
logrando sus planes en el sentido de la acumulación de capitales
cada vez más concentrados.
75
El doble foco del socioanalista
77
privándose los hijos de ser tiranos como el padre muerto y la
imposición de obligaciones mutuas. Es decir, ya una forma de
organización social, donde ya bulle el parricidio, la culpa, la
prohibición, las reglas, etc., como formas de derechos y moral
primitivos. Pero ello se debió a que cada hermano renunció al
ideal de conquistar para sí la posición paterna, y de poseer a la
madre y hermanas. Es decir, la prohibición del incesto y el
surgimiento de la exogamia. Esta ambivalencia y rebelión contra
la autoridad paterna sucedió en la historia como rebelión contra
la autoridad del padre y constituye una de las premisas del
“Inconsciente social”, donde en forma latente, los hijos o el
Pueblo, alianzados entre sí, mantuvieron la potencialidad
reactiva ante cada nuevo orden injusto o tiránico. Las
revoluciones se fundan en ésta premisa de las alianzas
fraternas, merced a la rivalidad o ambivalencia hacia el padre,
un gobierno, el estado. La asimetría lo ubicamos del lado del
“Pueblo” o “hijos alianzados”, en vínculos fraternos, como
fraternidad versus el “Estado” padre o las clases dominantes
ubicados igualmente en tal lugar.
79
reglas fundamentales de un orden social tal como lo describe
Freud y que consideramos como premisas del Inconsciente
social donde hemos observado en la historia situaciones de
rebelión, revoluciones, alianzas, etc.
81
donde no cesan las luchas por sacar al hermano de su lugar,
“matándolo” (real o simbólicamente) como Caín a Abel. Tal la
fantasía inconsciente común al pueblo y sus integrantes entre
sí, y la rebelión de los hijos respecto del padre tal como nos lo
enseñara Freud desde el Psicoanálisis. Sabemos que pueden
existir diversas interpretaciones de lo social, la política, las
clases, etc., y de hecho, el marxismo implica otra interpretación
entre muchas posibles, pero desde el socioanálisis, necesitamos
explicaciones convergentes-que se ratifican o rectifican en la
sociopraxis-, en el marco de teorías divergentes y diversos,
porque su lógica transdisciplinar nos obliga.
83
“crimen simbólico”, culpa y obediencia retroactiva posterior,
que suele llevar a los pueblos a reeditar la opresión del que
fueron focos. La función del socioanálisis respecto de la política,
y las luchas ideológicas etc., sería la resolución de éstas
fantasías sociales comunes, en aras de la liberación del padre
tiránico o clase explotadora, modelos de gobiernos opresivos,
grupos o elites burocratizadas y corruptas etc., es decir, la lucha
por la liberación.
85
Deconstruir y despotenciar el sentido común
87
El retorno de lo reprimido en lo social
89
surgen las revoluciones y los grandes eventos sociales, como
estallidos sociales, entre otras.
91
La índole transubjetiva del Inconsciente Social
93
meramente la parte que hace al todo. Allí es el “Todo”,
clasificando a las partes.
95
perjudicada pero no para la beneficiada. Se juegan allí conatos o
verdades de clases (modelos de mundos), que sus actores
disfrazan con racionalizaciones sociales, justificaciones plagadas
de anhelos y deseos reprimidos, que buscan plasmar en cuanto
logran acceder al poder, llevando a cabo lo que ha rato buscan.
Incluso con “Abstinencia social”. Son los casos en que irrumpen
al poder los de derechas, con años de abstinencia sobre
tarifazos que esquilman a todos, la apertura de la bolsa para
succionar todo el dinero del estado y el pueblo, fuga de
capitales, y mecanismos paralelos que sostienen la perversidad
del capitalismo en su etapa tardía.
97
capitalismo internacional e imperial. El ciclo se repite cada
década o más y vacían las arcas, pagando la deuda el pueblo y a
beneficio de un capitalismo financiera de rapiñaje y anónimo,
con inversores de todo el mundo, que no conocen los trágicos
impactos de sus incursiones. Es el estado como instrumento de
enriquecimiento, con funcionales y candidatos ad hoc, en
connivencia con los grupos de interés, la justicia funcional y
corrupta, con jueces millonarios, periodistas igualmente
portavoces de la perversidad, en desmedro de la ética social, sin
consideración alguna. El pueblo está a merced de tales aves de
rapiñas.
El Socioanalista
99
in acto, en proceso, en formación. El “Programa social” de la
clase dominante se hace “Programa familiar”, programa
subjetivo, “inconsciente subjetivo”, de linaje, de la clase
definida en términos de un modelo de mundo legítimo y justo.
Como en la edad media, al término del proceso de
programación vía identificación, imitación, etc., el hijo del siervo
es considerado como rey o príncipe, y la hija una “princesa”,
como aún hoy perdura. El pobre se percibe como su espejo, a
los ojos del amo, el rico, su estilo de vida, sus lujos, aunque sea
en la versión de las villas y los barrios pobres.
101
la dominación automática, a través de las propias creencias,
patrones, convicciones, cosmovisión, etc.
103
posibilita además los interjuego de roles, expectativas, ideales,
normas, valores, entre otros. Un sujeto programado aparece así
como la incorporación de modelos o roles en un concierto de
roles, que en su conjunto, provee subjetividad como aspectos
ejecutivos del mismo. Las identificaciones constituyen rasgos
identificantes porque implican insignias que toda la comunidad
considera como parte común del mismo así como aspectos
diferenciales, diferentes.
105
realidad social. Constituye un verdadero proceso de
“desidentificación social” y “re-identificación social”, aunque a
verdades ampliadas, modelos de mundos implicados, con
intercepciones, diferencias, y respeto a las perspectivas de cada
grupo social con criterios comunes y normas compartidas.
107
Un Analista y Operador Socioinstitucional
109
es entrever si ante las dificultades o conflictos se responde con
inhibición o con posibilidades de cambios (enfrentamiento y solución
del problema).
111
grupos, que intentan modificar la “política” de quienes dirigen,
llevando a situaciones conflictivas. Es decir, la resistencia de ciertos
grupos o “contrapoder” oculto que sabotean la tarea, utilizando la
comunicación, el rumor, el prejuicio o los conflictos “instrumentales”.
113
justifica los medios” y los problemas y conflictos se multiplican. Esto
sucede porque no se valorizan los deseos individuales y no se buscan
los deseos comunes.
115
¿Cómo sé programa un Sujeto social?
117
conciencia simbólica, como sujeto del diálogo, de la praxis, con
protagonismo en la sociedad respecto de las circunstancias
sociales. Mejor dicho, el sujeto social constituye una
diferenciación funcional, activa, respecto del Inconsciente social
que lo determina y aliena. Progresa en su subjetividad social en
la medida en que gana terreno al inconsciente social y logra
porciones cada vez más progresivas de desalienación respecto
de los símbolos y verdades que lo sumen en un modo de
producción, desigualdad social, explotación.
119
En la revelación de la verdad conjunta, como cuando analizamos
la razón de ser de una clase social, su conato, y su modelo de
mundo, lo que defiende con uñas y dientes, también adquirimos
conciencia del papel revelador del lenguaje y la verdad como
“aletheia” (revelación) en los intercambios sociales.
121
Nuevas elucidaciones sobre el Inconsciente social
123
“desplazamiento”, lenguaje de sueños, donde el contenido
manifiesto del símbolo alude a otro latente, a la verdad, a los
verdaderos pensamientos. Somos lo que creemos, pensamos y
hablamos. Esta “censura primordial” y social, a saber, la función
del símbolo de negativizar la cosa, sustituirlo por una imagen,
una palabra, etc., es lo que funda el orden del anagrama social
como dimensión de la verdad implícita en todo proceso social.
Es también lo que nos remite al conato como el perseverar en
ser de acuerdo a la verdad que portamos como sociedad, como
clase social, como amo o como esclavo.
125
en una sociedad sin desigualdades, con diferencias pero con
equidad y justicia distributiva.
127
que tales procesos inconscientes constituyen el fundamento de
lo social, resulta pertinente.
129
Proyecto social y un Programa para ser
131
resignificando ismos en aras de la torta comunitaria, social
humana e inclusiva.
Una lengua propia de cada grupo social, clase, etnia. Pero una
lengua que leemos como un jeroglífico, a partir del escenario
133
social, los discursos, los eventos, acontecimientos, etc., cuyos
sentidos latentes le cabe al socioanalista. A partir del
simbolismo social, el socioanalista se enfrasca en la búsqueda
de la verdad colectiva, lo que se sostiene en forma colectiva,
como ideología fundamental, incluso más allá de las ideologías
manifiestas. Son sistemas de representaciones consagrados
como la verdad de todos, como la razón de ser de cada grupo
social, como su conato, con lo que perseveran en ser en todo
momento, y buscan plasmar a como sea. Verdaderamente una
insistencia programada, donde se juega el ideal de vida, el
estilo, el ethos de los grupos sociales. Como en el caso de un
organismo, el socioanalista concatena células o verdades
parciales para conformar el organismo como superación de
aquellas, en un salto de verdad, en un efecto de verdad de
conjunto a partir de los fallidos del discursos, de lo que no se
habla, de lo que se calla o se busca forzar a partir de propuestas
políticas, ideológicas, incluso “científicas” o religiosas. El
socioanalista busca anagramas sociales, como meta discursos,
como discursos sobre los discursos, lo que se connota desde un
más allá, como verdad que sustenta las puestas en escenas de
los actores. Es decir, una configuración simbólica o modelo de
mundo, un punto de vista, una weltanschauung o paradigma de
El Socioanalista
clase o grupo social que sostiene a los actores. De allí la
importancia de interpretar, reencuadrar o resignificar tales a los
fines del reposicionamiento subjetivo de los actores. Pero
hablamos de un sujeto social, y las intervenciones apuntan a
cambios cualitativos, como la conformación a una subjetividad
colectiva, un sujeto social de conjunto, donde las verdades
aisladas se funden cualitativamente en un todo nuevo y con
ideales, utopías, organización y convivencia equilibrada. Es la
cuarta ley de la dialéctica o “progreso por saltos” (George
Politzer). En suma, un enfoque estratégico de la intervención y
fundada en el cifrado y la relativización de las verdades parciales
Esas verdades son diferentes en cada grupo social y clase, así
como de una institución o grupo a otro, quedando la necesidad
de puntos en común, de intercepciones fundadas en acuerdos,
en normas consensuales, y en suma, una realidad compartida.
135
Resistencia a la verdad y a la aufhebung
137
ideologías que la sustentan como la verdad radical de cada
sujeto, grupo social y clase social: el sistema de saberes, de
ideas o definiciones ignoradas, que funciona en el plano
subliminal, como representaciones sociales inconscientes,
eficaces, determinantes de las fijaciones sociales, la adherencia
a un estilo de vida, a un punto de vista, a un modelo de
sociedad, a la propia clase social.
139
Tampoco es comparativo en el sentido de mensurar otras
verdades en función del propio porque ello nos lleva a un
reduccionismo del otro y su cosmovisión en la propia visión,
que es, precisamente lo que buscamos cambiar. Digamos que,
las anomalías internas de todo sistema de ideas, de ideologías,
de modelos de mundos, de estilos de vidas, de dinámicas
institucionales o accionar social de gobiernos, etc., son internas
a los mismos y nuestra tarea es localizar tales incongruencias y
estratagemas sociales e interpretar a los fines de la auto
rectificación de los actores y nunca como refutación abierta que
potencia la resistencia. Sin embargo, la refutación se realiza con
nuestros procedimientos aunque como “inducción de la auto
refutación”.
141
El cambio social presupone que la desprogramación social esté
sujeta a la programación social
143
En este sentido, el socioanalista puede acudir a métodos como
la hipnología cuando requiere reencuadrar ciertas ideas
parciales y graficar con un caso mejor la visión ampliada del
mundo o lo social. Es decir, puede utilizar un estilo de
comunicación en el mismo plano subliminal en que ocurren los
procesos del Inconsciente social y que el sujeto social ignora.
Puede acudir a la Mayéutica social, llevando a su interlocutor al
replanteo de sus certezas. Desde ya el uso del psicoanálisis
respecto de su faz interpretativa en dos planos, a saber, lo
manifiesto de los procesos sociales y la búsqueda y explicitación
de lo latente como verdad oculta aunque defendida por todos
los actores. Despotenciar premisas, pensamientos, ideologías,
posiciones tomadas, etc., puede implicar no el instante de un
debate sino un proceso social que lleva tiempo, hasta que los
actores metabolicen las ideas en su sentido holista, superando
las visiones en ismos, el proteccionismo injustificado de las
visiones y el carácter impositivo de todo discurso.
El Socioanalista
Distorsiones sociocognitivas
145
lo que consideramos como “visión de túnel”. Cada grupo social y
clase social posee su túnel particular desde donde percibe el
mundo. Pero es limitante al pretenderse el todo a partir de las
partes. Otra distorsión sociocognitiva es la polarización de
pensamientos, como cuando se reducen las diferencias a dos
términos, un “boca-river”, sin entrever gradaciones, o diversas
opciones en juegos. En el caso de los partidos, se suele incitar
vía propaganda a la polarización entre dos partidos cuando
existen diversas posibilidades. El pueblo cae en el juego
publicitario vía hipnosis social, aunque esto no signifique que
haya algo de verdad. Es solo una manipulación mediática
perversa utilizando la polarización de ideas, teatralizaciones, los
medios, la publicidad subliminal, ideologías, etc.
147
altas que, utilizando el aparato de propaganda del poder,
propalan banalidades e imágenes para sugestionar y
emocionalizar a las masas en el sentido de sus intereses. Por
supuesto que logran efectos de hipnosis pasajeros.
149
El “Inconsciente de los pueblos”
151
Socioanálisis de la política
153
modo que, las luchas políticas, ideológicas, no consisten sino en
luchas entre hermanos por asumir un lugar considerado como la
propia herencia merecida. La exclusión del hermano se debe a
que cada hijo se identifica con el padre sin considerar a los
hermanos, por lo que, la ambivalencia se orienta hacia el
mismo, incluso como “Complejo de Caín”. De allí que las
descalificaciones, difamaciones, denuncias, y luchas no son sino
luchas por el poder…del padre. Esto en el plano del Inconsciente
social, ignorado, velado, metaforizado en discursos y prácticas,
no considerando cada actor sino lo manifiesto: lo social, la
patria, la nación, la vocación política, la propia ideología como la
verdad misma, etc. Es decir, “contenidos manifiestos” de una
verdad latente que necesitamos interpretar a los fines de lograr
una alianza fraterna y acceso al poder pero no del hermano
enemigo sino al representante fraterno advertido de que su
lugar es codiciado por todos. Es decir, con la elaboración
necesaria de las fantasías inconscientes que subyacen como
motivos sociales.
155
Lidiar contra el conformismo social
157
Un Proyecto sociocultural como unidad en la diversidad
159
las decisiones, con liderazgos móviles, removibles o revocables
si no cumplen con los “Programas de gobiernos” firmados como
declaración juradas y con “letras chicas” donde consten que, si
desean realizar otras propuestas, consulten al pueblo a través
de la consulta popular. No podemos permitir que élites, y
burocracias, y otros estamentos se apropien de las decisiones
sociales, en aras de sus intereses de minorías interesadas.
161
El Espacio Social Potencial (ESP)
163
actores. Mediación intersubjetiva que entrecruza a todos desde
el nivel transubjetivo así como de mediación entre la base
material y la superestructura ideológica y política. Como
universo simbólico implícito, implica potenciales, posibilidades
de que los actores tomen conciencia de su situación social de
enajenación, de ser explotado y reducido a la condición de
esclavos postmodernos, etc. La “falsa conciencia” se ensancha y
amplía en cuanto a modelo de mundo, verdad extendida,
reencuadrada, ampliada hacia visiones de conjuntos, con
implicaciones múltiples, y donde el socioanalista oficia como
aquel esclavo que incursiona en la caverna de Platón para guiar
a los esclavos encadenados a reflejos imaginarios hacia la salida,
hacia otro modelo social, sin desigualdades ni minorías
explotadoras. Mejor dicho, el salto cualitativo en la conciencia
de los actores con nuevas posibilidades en cuanto a conquistas
sociales, luchas, propuestas, y en suma, una praxis extendida.
El Socioanalista
165
significaciones cristalizadas, creencias comunes, convicciones,
ideales compartidas, ideologías, etc., que son conceptos
cristalizados o consagrados en la conciencia social, aunque
también con sus respectivos símbolos inconscientes que
volvemos a encontrar en cada metáfora social.
167
a términos sucesivos, quedando que todo discurso vehiculiza la
verdad de un grupo o clase social y que nosotros encontramos
el simbolismo metafórico del lenguaje. En el lenguaje hablamos
de algo ausente, en sentido figurado, utilizando imágenes,
situaciones, etc., en alusión a aquel ausente.
169
siquiera generalización alguna. Pero necesitamos aunar
criterios, cruzar modelos de mundos, propuestas, y lograr
realidades implicativas, en conjunción, con zonas de
intercepción como realidad compartida. Es la conquista que nos
toca realizar. El pasaje de realidades particulares, nacionales,
ideológicas, grupales, teóricas, etc., hacia lo general como
momento, y sin olvidar la singularidad de cada ser humano.
Por otro, tal conatos, por la verdad que implica, verdad cifrada,
programada, simbolizada como modelo de mundo, conforma un
“programa de vida”, un “programa para ser”, tanto de
individuos, grupos o clases sociales, incluso, la sociedad toda. Es
lo que se pretende cuando se habla de “cultura”. Una
configuración, una pretensión de mundo, aunque poco holista,
por lo que, hablamos de un relativismo donde, la defensa de
cada mundo deviene en proteccionismo, sin intención de
inclusión recíproca de tales. El relativismo es un momento, pero
luego, implica una realidad más amplia, otra clase, la clase de las
realidades en conatos, particulares, sopena de guerras
perpetuas y de tragedias en nombre de una verdad parcial.
Incluso, la defensa de tales verdades segmentarias forja un
destino, una previsibilidad social, relativa, siempre probabilística
pero previsibilidad al fin. Un destino parcial, equivocado,
El Socioanalista
centrado en un punto de vista parcial, nacional, continental,
grupal, subjetivo, etc., pero parcial. El “Destino común”, el
programa social mayor, transcultural, que interesa a cada
humano en el planeta, es la misión de las ciencias y la política,
de los pensadores, a los fines del pasaje del reino de la barbarie
al de la humanidad más inclusiva.
171
El Inconsciente social es lo general de lo individual
173
ese plano, también se encuentra con hermanos sustitutos, con
quienes compite por el amor paterno, por su aceptación, o por
su sustitución, como ambivalencia, y allí la cosa es social,
aunque ignore profundamente las determinaciones sociales y
psicosociales de su conducta.
175
Praxis lingüística donde el sentido de los símbolos son puestas
en vinculación con el de los demás, quedando el socioanalista
del lado del mediador simbólico, el garante de que los discursos
sean todos verdades parciales, a los fines de su concatenación
con el de los demás, buscando la verdad compartida, definida
no desde su óptica sino desde los actores, que son quienes
necesitan convencerse de sus miradas parciales, y de la
necesidad de una verdad consensual. Un hacer, hacerse y
rehacerse con las palabras, con las preguntas, con la escucha,
como parte de la comunicación. Un hacer que descifra símbolos
y no solo signos sociales. Un más allá de lo que se dice y como
búsqueda del “discurso dentro de cada discurso” como
anagrama social o verdad que nos implica a todos. Una
construcción social y lingüística, sin dudas, pero en la praxis,
donde teorías y prácticas llevan a una síntesis superior. Es decir,
la verdad consensual, socialmente construida y compartida
adviene, como sostenía Ronald Laing.
El Socioanalista
177
Si cabe el término, hablar de “Auto desprogramación social”
inducida, orientada, vía Mayéutica social, preguntas
estratégicas, que orienten hacia la verdad reducida, de la
necesidad de visiones conjuntas, las injusticias, la misma verdad
consensual. Mejor dicho, el socioanalista se comunica en el
plano simbólico de la comunicación, la comunicación simbólica,
subliminal-en el mismo plano subliminal que el
socioinconsciente-, con metáforas, casos, anécdotas
astutamente forjadas según el destinatario y apuntando a
despotenciar visiones en ismos, etc. Una vez más, decimos que
es una intervención estratégica, orientada al cambio desde
visiones parciales, de clases, en ismos, como una ideología
cerrada, que se pretende la misma verdad, para orientar hacia
verdades compartidas pero utilizando las premisas de los
mismos ismos. De ésta manera, cada actor toma conciencia de
sus limitaciones, de sus ideas limitadas, fragmentarias,
impositivas y egocéntricas. Una tarea de desinducción social,
desprogramación social de visiones en ismos, buscando lo que
cada actor comparte, los ideales comunes, los intereses
compartidos, así como las injusticias, las explotaciones, las
mentiras sociales, las manipulaciones, las puestas en escenas,
los contrastes, etc. Al respecto, la despotenciación de ideas,
El Socioanalista
premisas, ideas fijas, etc., implica la deconstrucción ideológica,
la arqueología del saber que sostienen a los actores, refutando
miradas parciales en aras de una realidad única y total, ya desde
los autores utilizados como referencias absolutas. Es una visión
sistémica pero considerando cada ismo como sistemas cerrados,
parciales, “Procustianas”, insuficientes para organizar una
sociedad equitativa, por lo que, los cambios no sucederán por
obra de una magia discursiva y el socioanalista se verá obligado
a diseñar programas de intervención, propuestas sociales,
nuevos proyectos orientados a una humanidad más inclusiva.
179
La función social del Inconsciente subjetivo
181
lo social, a la dialéctica, y donde se opera el salto de calidad de
los inconscientes subjetivos en un inconsciente social. Es allí
donde el socioanalista busca la verdad compartida, aún
inconsciente, para llevar a los actores a la toma de conciencia de
sus visiones parciales, de sus modelos de mundos acotados, y
así poder hilar tejer, promover, y estimular la vía alterna de los
actores; es decir, la verdad y realidad consensual.
El Socioanalista
183
supeditan a los usos de clases, al rango de “instrumentos de
clases” para dominar a la clase dependiente.
185
fundamento de la exogamia y los intercambios sociales. Levi
Strauss acentuó ésta cuestión en sus estudios sobre la
prohibición del incesto como medio por el cual se opera el
pasaje de lo natural a lo cultural. Existen muchas prohibiciones,
pero las principales son las que hacen al fundamento del orden
social desigual. Esas prohibiciones se vinculan con la propiedad
privada, el capital, los mitos y mistificaciones, las ideologías,
prácticas, etc., que no se replantean porque implican el peligro
de que el orden social se derrumbe en el plano del modelo de
mundo y lleve a consecuencias temidas. Está prohibido que un
alumno le indique al profesor que lo programa para ser un
trabajador explotado. Está prohibido replantear la familia y su
organización jerárquica, así como hablar mal de dios o las
instituciones consagradas, etc. Sirven así a los fines de una
verdad oculta, compartida, y que traspone la desigualdad en un
plano simbólico que se enmascara con metáforas e ideologías,
falsas creencias, mistificaciones, escotomizaciones, etc.