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DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

Divorcios Pro-gramados

Autor: Lic. Basconcelo Juan Carlos

Ensayista. Investigador

“Desprogramación de los divorcios programados”


Digamos “Desprogramación” porque se interviene el
vínculo de pareja, la puja de linajes, los desencuentros
entre programas de amores en reyertas.

El Divorcio constituye un tema crucial en la agenda


emocional postmoderna. Hay muchos divorcios y hasta su
aceleración como “Divorcio express” sin que se debata
seriamente las causas, los orígenes, los determinantes e
influencias, los legados, etc. Hablar de “hijos del divorcio”
implica también a los hijos en el tema de los divorcios. Al
parecer, no constituye algo meramente del amor de los
padres, de la pareja y engloba el destino de los hijos. Nadie
duda de que los hijos participen en el divorcio pero desde
una participación poco considerada, como espectadores y
observadores que aprenden porque, el divorcio,
condiciona e influencia sus amores futuros como
herederos psicológicos. Esa faceta de “herederos
psicológicos” de un estilo de amor, de pareja, de vida,
implica a los hijos en un circuito emocional donde no
pueden ser neutrales. La influencia emocional es inevitable
y cada hijo interpreta, asimila, e incorpora un modelo de
amor dividido que determinará su futura pareja. Es en éste
sentido que hablamos de los “hijos del divorcio” desde la
“Socioclínica Pichoniana. Al parecer, intuimos que ser hijo
del divorcio no consiste en algo nimio y que el divorcio de
los padres deja huellas, influencias, trasmisiones. Lo que
en primera instancia parece indudable es que hay
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influencia de los padres en los hijos. Tomamos a la familia


como “escuela del amor” y si hay divorcio, intuimos que
también del divorcio. Tampoco podemos negar que hay
trasmisiones de ejemplos que no son lo esperado, no son
lo mejor, porque el desamor, el fracaso emocional de los
padres no constituyen algo ejemplar para los hijos.
También se vislumbra que todo divorcio no termina bien,
que los casos sin violencias y reyertas legales son los
menos y que, los hijos asisten a escenas de violencias, de
judicialización del tema. Y fundamentalmente para todo
“hijo del divorcio”, que han tomado partido en el tema en
el sentido emocional, defendiendo a un padre u otro, a
veces a ambos, pero defendiendo la familia que los vio
nacer y que al parecer, por la triste y traumática situación,
no volverán a ver. De ahí la lucha por aquella familia, por el
amor de sus padres, siempre anhelado.

Es intención de éste trabajo el vincular el “Programa para


ser” (José Ortega y Gasset), el “Proyecto de vida”, los
“Programas divididos” o con potencialidades para el
divorcio como causales cruciales, y entrever el papel de
cada actor en función de los hijos. La “Desprogramación
Psicolingüística” apunta a despotenciar tales en marcos
grupales, sociales, etc., con proyectos y programas de
intervenciones en diversos ámbitos de la vida social y
familiar.

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Modelos familiares y de parejas “ejemplares”

El divorcio de los padres es un ejemplo de desamor para


los hijos. Es un ejemplo concreto, y los hijos están
obligados a interpretar y grabar la triste situación en su
“Programa de amor” en curso. Desde la “Causalidad
ejemplar”, los modelos son eficaces, quedan grabados a
título de “Potenciales emocionales” que forjarán el futuro
emocional de los hijos. Mejor dicho, tales modelos o
ejemplos quedan como ejemplos a seguir. Quedan
encriptados en el “Programa de amor” para potenciarse en
el momento oportuno. Es decir, la consecuencia más lógica
del divorcio de los padres es que los hijos incorporan un
modelo de amor dividido. De ahí que los modelos vuelven
a aparecer en el amor de los hijos para infelicidad de los
mismos. Un divorcio es una marca emocional muy fuerte
como para ser olvidada. Pero sabemos que están olvidadas
en el sentido en que puedan influir en el amor de los hijos.
Ellos desconocen la relación entre tales ejemplos y su
influencia en el amor. Porque, sabemos que si un hijo
advierte la relación entre los ejemplos paternos y su
influencia en su propio amor, buscará otras posibilidades.
Pero el “Programa de amor dividido e impuesto”, no es ni
siquiera localizado en el discurso familiar, aunque todos
hablen del tema en algún momento. Por una sutileza
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familiar, los nexos entre los malos ejemplos y las


consecuencias han sido descalificados, desconsiderados,
hasta impedidos.

De modo que, podemos considerar que los divorcios no se


han extinguidos y hasta crecen merced a que los malos
ejemplos se trasmiten en la nueva generación a título de
legado emocional.

El “Primer divorcio” como “Programa”

No es el exterior, el divorcio efectivo comprobado por el


alejamiento del partenaire sino el primer divorcio acaecido
allá lejos y hace tiempo: es el divorcio de nuestros padres
tal y como lo hemos interpretado y grabado en nuestro
“Programa de amor”. De niño, hemos asistido a tales
escenas negando, justificando, tomando partidos por uno
u otro padre, y lo que simbolizamos o grabamos nos
determinará a futuro. Y es ya un “Divorcio potencial” para
nosotros en relación al futuro de nuestro amor. Pero a
nivel simbólico, ya nos ubica en el rango de “separados”
del otro bando porque hemos tomado partido por un
género, el propio, el que nos posiciona en nuestra
identidad e identidad sexual. Así, el varón será leal a su
padre, aunque haya asistido a violencias, a lo que para
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otros sería injusticia. Será leal ya de niño y buscará
entablar vínculos de amistad, incluso de sus primeras
elecciones de amor como en el jardín, escuela, etc., para
luego, “divorciarse” o “pelearse” con sus amiguitas. Es que
ya ha incorporado la perspectiva paterna “misógina”, de
reservas y oposicionismo para con las chicas. Considerará
a las mujeres como iguales a su madre que ha alejado a su
padre, por lo que, serán todas malas. Generalizará la
visión paterna de las mujeres como su visión y será como
el propio padre: un hombre separado de las mujeres. En
otras, se peleará con una para terminar con otra, tal cual
su padre y su nueva pareja. Es decir, el niño emulará al
padre en el estilo de convivencia con las mujeres.

En el caso de la niña tendremos el mismo carácter


materno, defensivo, de reservas y crítico a los hombres,
con reproches respecto de su ex, los cuidados de los niños,
la lucha, el trabajo, etc. Digamos mejor que, ya de niño y
niña quedaron divorciados del otro género porque fueron
programados como “hijos del divorcio”. El divorcio
segundo, el que le ocurre a cada hijo del divorcio es
secundario respecto del primer divorcio. Aquel opera
como causa de ésta última y el sujeto es ajeno a todo el
proceso. Culpará al otro, se defenderá en terapia o en la
justicia pero para nada vinculará su primer divorcio con el
segundo.
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La interpsíquis y el Inconsciente vincular en la pareja

No es lo mismo decir “Me separé”, “Me dejó” o un “Nos


separamos”. En las “parejas divergentes”-los que traen la
potencialidad para el divorcio en sus respectivos
“Programas de amores” o “Inconscientes vinculares”-hay
tres posibilidades y hasta un cuarto si hilamos fino. El
primero es el caso de “V” quién un día dijo: “Me dejó, se
fue con la otra y yo que tanto hice por él”. Ella estaba
sorprendidísimo y no entendía nada. Estaba dolorida y
lloraba a menudo intentando entender dónde se equivocó.
Son de las que se hacen cargo de los supuestos errores.
Pero la verdad es que su pareja era un “hijo del divorcio”
que luchó para terminar separado. Desde el noviazgo que
realizó “rituales” o intentos de separación cuando la
dejaba repentinamente, se enojaba, se iba con la otra. Es
decir, el joven no era sino un símil, un fractal, un clon de su
padre que un día se fue y dejó sola a su madre con él.
Librarse de tal “Programa de amor” le puede costar
tiempos de terapia.

La segunda posibilidad es la historia de “C”, quien un buen


día decidió separarse. Su hombre estaba desquiciado ante
una noticia así. Para ella el amor había concluido y por
derecho, necesitaba el divorcio. Su hombre hasta lloró
pero fue implacable. De modo que, simplemente se separó

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para cumplir su designio de linaje. Su madre había
transitado un destino similar y cuando ella tenía once
años, decidió abandonar a su marido. Sería el caso en que
es la mujer la que decide el divorcio. Las posibilidades son
varias así como las causas. En un caso la justificación
perfecta fue: “Ya no tenía gracia” y aludía a lo sexual. Ese
tópico lo desarrollaremos más adelante.

La tercera opción es cuando ambos deciden separarse.


Sabemos que para tal decisión se necesitan premisas
inherentes al Programa de amor como la necesidad de que
cada partenaire contenga la “potencialidad para el
divorcio” ya escrito en su programa. Los hijos del divorcio
cuando se encuentran como el “Roto para el descosido”,
suelen terminar con su pareja para reiniciar otra. Digamos
que, los ejemplos familiares, el divorcio de los padres
dejaron huellas, archivos, y el programa dividido llevó
implacablemente a un desenlace negativo. Son los
divorcios programados en base a modelos familiares.
Sabemos que no toda la familia y que medían influencias
de linajes que más adelante estudiaremos.

Finalmente una cuarta posibilidad cuando ambos no


provienen de familias divorciadas de hecho pero con la
posibilidad de que sus padres hayan deseado separarse sin
haberlo realizado nunca. Incluso algunos continúan
viviendo en la misma casa aunque separados en piezas o
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lugares diferentes. En éste caso, hubo razones para la


separación aunque mínimas. Pero mejor aún son los casos
en que los padres no se divorciaron pero los hijos sí,
comenzando el eslabón que continuará en los hijos. Serían
los “Divorcios fundacionales”, que pueden ocurrir por
diversos motivos que iremos analizando.

Abandonos y alejamientos equivalentes en el plano del co-


inconsciente de la pareja

Sería el caso de las parejas “amantes” donde un noviazgo o


una relación de pareja ocasional ceden paso a un hijo o
hija. Es el caso de “R” quién creció sin conocer a su padre
pero quedó como potencialidad y como co-inconsciente
que emergerá en el vínculo. Su madre contaba historias
increíbles de éste hombre que resultó ser un contador con
entabló una relación de amante. Cuando quedó
embarazada fue despedida por la familia de su hombre y
ella volvió a su casa para dedicarse a su hijo. Cuando “R”
creció y tuvo su primer amor, también dejó embarazada a
su pareja para luego desentenderse. Podriamos entender
que el “Guión de amor” o “programa de amor” posee un
“argumento” como el que sigue: “Como mi padre, soy un
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hombre que busca una mujer, se transforma en padre y se
aleja para buscar otra mujer”. Digamos, un “Don Juan” en
persona. Lo triste de estos casos de “divorcios” calcados
del de los padres, es que los hijos lo plasman nuevamente
a partir del armado de la historia emocional merced a
preguntas, conversaciones de la madre con la abuela,
bromas de los tíos, etc. Increíblemente, los hijos siguen la
senda de su padre y de su madre sin que tenga la menor
conciencia del mismo.

En un caso, el hombre fue abandonado por su padre aún


antes de nacer y el embarazo fue también producto de una
relación de amantes. Pero no es que el hombre abandona
en forma mecánica a la mujer porque en éste caso, la
mujer era de las que se buscaba un hombre para luego ser
abandonada tal cuál le ocurriera a la madre. Son las
madres solteras típicas que aún hoy día sobreviven. Las
premisas simbólicas las podemos rastrear a partir del
discurso, en el programa emocional de cada cual.

En términos generales, tales sujetos fueron también


clasificados como “abandónicos” donde reproducen la
escena traumática que los vió nacer incluso en el amor.
Superar tal programa de amor implica terapia, elaboración
del duelo, y el armado de la pareja alternativa o Programa
de amor alterno.
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“Divorcios emocionales” que constan en el “co-


inconsciente”

Es decir, constituyen potenciales programáticas que


emergen solamente en el vínculo, como “Inconsciente
vincular”, en la pareja. “A” transitó diversos momentos
felices con sus padres. La infancia fue superbuena pero
cuando llegó a la adolescencia, asistió a las quejas
repetidas de su madre respecto de su vida emocional, su
padre, un desastre de vida conyugal. Pero como mujer
clásica, como “Mujer de hogar”, nunca dio el paso hacia la
buscada liberación. Ese anhelo fue un capitulo siempre
repasado por su hija, quién nunca pudo comprender del
porqué su madre no se separó siendo que lo deseaba
vehementemente. Cierta vez, y en oportunidad de asistir a
la playa, conoció a su príncipe azul y se enamoró
perdidamente. Ya atrás había quedado la escena familiar y
ahora era su turno de concretar su programa de amor. La
situación tensional y crítica comenzó cuando nació el
varón. Su hombre comenzó a molestarse, a volver muy
tarde de su trabajo que era su refugio y la vida cotidiana se
volvió difícil. No obstante, ella luchó por su amor y más
cuando su trabajo implicaba un imaginario institucional
donde ser mujer de hogar, casada felizmente era casi un
requisito para ser considerada mujer de bien. No se la veía

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muy feliz como mujer y su proyecto personal, sus ideales
de mujer libre, estudiosa e independiente en lo económico
se vio eclipsada por causa de su pareja y familia. Pero algo
era y vino la niña. Esa situación volvió aún más difícil a su
hombre que empezó con la violencia de pareja y eso
implicó mucho sufrimiento para ella. De modo que un día
tomó la decisión de separarse. Su hombre provenía de una
familia donde sí hubo divorcio pero no soportó que su
mujer se aleje. Hasta hubo denuncias y el divorcio se volvió
violento pero finalmente se separó. Ella había dado el paso
que su madre nunca dio. En eso, eligió la vía alterna y la
construcción de la “Pareja alternativa”.
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El “Síndrome de Procusto” como interpsíquis emergente


del Programa vincular

Hay ya una “Violencia primaria” en el amor que provoca la


reacción mutua, la lucha por ser como emergente de la
pareja, para luchar por instalar un estilo o “Programa de
amor”. Es básicamente inconsciente porque surge del co-
inconsciente vincular (J.L Moreno) y cada actor ignora que
porta un estilo del deseo y del amor. Es el “Síndrome de
Procusto” como violencia primaria del amor. Consiste en
que luchamos por instalar nuestro estilo o programa de
amor con mínimos miramientos al del otro. De su parte,
nuestro partenaire hace lo mismo y busca ser a través de
su Programa de pareja. De modo que, cuan Procusto,
buscamos imponernos incluso en el amor y esto atenta
contra el mismo amor, contra la pareja, la propia pareja.
Sería la causa prima facie, la que detona la diferencia
fundamental, y la lucha por ser. ¿Por qué es una violencia
primaria?. En principio, nuestro “Programa de amor”
constituye un mandato interno que puja por salir, nos
fuerza a ser y sentir de una forma determinada y nuestra
conciencia no recibe noticias sobre la verdad del tema. De
modo que, nuestro programa nos marca el camino
emocional a seguir sin que sepamos que está operando. Es
por eso que decimos que es básicamente inconsciente.

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Opera como un “imperativo emocional” que nos compele
a operar en automático, a estructurar un campo emocional
acorde con nuestras expectativas y sin consider mucho el
estilo de amor del otro. Es decir, en nuestro ajedrez
emocional, consideramos las movidas del otro pero incluso
desde nuestra óptica, contando poco los dictados del otro.
Por su parte, no es pasivo y también estructura una
escena, un campo emocional, su propio juego y estrategia
y es por ello que las diferencias resaltan. Pero Procusto es
mal jugador y no soporta perder, no soporta ceder ni que
el otro tenga razón y le dará vueltas en la cabeza hasta
acomodar su programa, su estrategia de juego a la
situación. Pero, en el sentido impositivo. De ahí su
verticalidad emocional que el otro puede criticar, aceptar
con condiciones o padecer. Pero sabemos que hay dos
Procustos y que nadie cede un gramo de nada. Cada uno
lucha por instalar su visión del amor, la vida, la casa, la
crianza de los hijos, el sexo, etc., y solo cedemos en forma
condicional para algún día tener razón.

Entonces, el Síndrome de Procusto nos lleva a una


conclusión inquietante: ¿significa entonces que, si
imaginamos el primer divorcio, el comienzo del mal, y
pensamos que ocurrió porque uno o ambos intentaron
imponerse respectivamente al otro originó el fenómeno
llamado “divorcio”?. Respondemos por la afirmativa. Sería
el formato causal de todo divorcio, a pesar de que en cada
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caso podamos encontrar matices, diferencias. De modo


que, el amor no consiste en un mero sentir o experimentar
placer, dolor, etc., porque constituye un juego, un
programa, un ciclo donde cada uno busca plasmar sus
premisas, su mismo programa emocional.

¿Un Destino de amor programado?

Pichón Riviére definía el Inconsciente como cristalización


de vínculos históricos. Es decir, la puesta en pareja de
modelos vinculares en el plano del inconsciente vincular.
Es lo que vamos a desarrollar desde el “Socioanálisis
Pichoniano”. No olvidemos que el enfoque es
transdisciplinar y acudimos a diversas disciplinas
resignificando aportes en aras de nuestro enfoque holista
e integral.

Decía, una famosa psicoanalista llamada Elizabeth


Roudinesco, que las hijas siguen el destino de las madres y
los hijos, el de los padres. Partamos de ésta idea para
estudiar su relación con el divorcio y la propuesta de que
“Somos un programa para ser y amar”. Cuando “X”
despertó de su pesadilla, ya estaba sola, como ya le

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hubiera pasado a su hermana, con varios hijos, y su
hombre, tras las doncellas, la música y la vida libre. Pero a
partir de allí, la vida sigue y debió enfrentar la dura tarea
de criar a sus hijos, trabajando, luchando. Un buen día y en
reunión familiar, alguien sugirió la idea de que a la abuela
le había ocurrido algo similar y que, luego de la separación,
ella trajo a la familia al lugar donde todos vivían y que
también enfrentó un duro reto. Esa alusión dejó mudo a
todo. Es que, había mucha verdad allí. Las hijas habían
seguido la senda materna en versiones más o menos
similares. El dicho, “De tal palo, tal astilla” había surtido
efecto nuevamente. ¿Cómo explicar éste proceso?. Se
debe a que estamos programados. No en el sentido
automático como las computadoras pero programados.
Somos un Programa simbólico que nos posibilita pensar,
desear, actuar, sentir y hasta divorciarnos. Al estar
programados, insistimos en ser desde nuestro programa
de amor. Buscamos ser como nuestros modelos fundantes,
nuestros padres. De ésta manera, llegar a concretar
nuestro matiz de “hijos del divorcio” constituye no tanto
un fracaso sino un éxito!. De modo que, como nuestro
“Programa para ser” (Ortega y Gasset) gira y gira,
determinando nuestro estilo o programa de amor donde
además traemos a título de “Mal de archivo” el tema del
divorcio. Es una carta de nuestro destino y como no está
marcada, nos puede, nos ocurre como lo más nuevo, lo
sorprendente, lo traumático. Un hijo hará todo para
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cumplir con los designios del programa paterno. Pero en


ningún momento considerara que es el clon, el fractal en
serie de un modelo que ancla muy lejos en la prehistoria e
historia de su familia.

Podemos concluir entonces que la trayectoria vital, la otra


faz del “principio de incertidumbre” de Eisemberg, ocurre
porque estamos programados. No en sentido absoluto
sino relativo, hasta probabilístico porque pueden mediar
influencias de linajes, sociales, étnicos, etc. El caso de “R”
es ejemplar al respecto. El padre había maltratado a su
mujer y a sus hijas, incluso a él. Un día, la madre decidió
echarlo y debió acudir a un caudillo de la región. De modo
que, R tenía un padre violento, jugador compulsivo y
mujeriego. La madre luchó por ellos pero había algo
especial en el tono de voz de la madre cuando aconsejaba
a sus hijas e hijas: “Vos no podes tratar así a tus hermanas
ni a ninguna mujer. Vos tenes la obligación de cuidarla, de
trabajar…”. Unos veinte años después pude comprobar si
el linaje femenino de la madre logró modificar las
influencias del linaje paterno. De hecho, el joven era muy
bueno con su mujer, no había violencia de pareja ni
alcohol ni ludopatía. La influencia del linaje en el sentido
de relativizar y despotenciar el modelo nocivo del padre
fue ejemplar. Pero, un día, y en oportunidad de hacer una
broma indagatoria, pude comprobar desde la boca de las
hermanas que el hermano no era tan perfecto: ¡salió

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mujeriego¡. Y ser mujeriego era una de las marcas del
padre. De modo que, hubo muchos cambios, muchas
influencias de linaje pero quedó marcas, tanto desde el
tipo de relación con las mujeres como en el carácter,
según pude comprobar.

Complejo de Sísifo, otra “formación interpsíquica”

Como “complejo”, requiere del vínculo para su emergencia


porque constituye una “formación interpsíquica” o de la
interpsíquis. Moreno llamaba a tales “estados co-
inconscientes”. Cuando el “programa de amor” o de pareja
no ha sufrido revisiones, deconstrucciones, hasta cambios,
suele ocurrir que un sujeto divorciado vuelva a incurrir en
lo que Spinoza denominó “Conato”: perseveramos en ser
incluso en el campo del amor. Es la insistencia que nos
hace persistir en un esquema de amor que conduce a
fracasos. Sería la cara externa del programa emocional
donde somos en la medida en que objetivamos un estilo
del deseo y del amor. Por ello insistimos en lo mismo, en el
mismo juego de amor, en la misma estrategia, porque el
programa opera en automático. Como “sujetos” de tal
programa, puede que ni siquiera sepamos que estamos
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programados. Como Sísifo y su piedra, portamos un


destino, una forma de ser, un “Programa de pareja”
inherente a nuestra subjetividad a tal punto de que es
parte de un sistema de vida en devenir y por advenir.
Cuando “C” se separó, sus amigos la felicitaron y
estimularon para reiniciar su vida. En términos nuestro:
reiniciar su programa de amor. Como de costumbre,
encontró un sujeto que parecía ser diferente a todos los
anteriores. Pero, sin que su conciencia se percate y desde
el plano inconsciente de su mente-valga redundar, desde
su Programa inconsciente-los mandatos emocionales
comenzaron nuevamente a surtir eficacia. Al poco tiempo,
lo que era pura ilusión y felicidad-como primer momento
del amor-cambió a reproches y diferencias, escaladas
conflictivas que, hasta debieron intervenir vecinos.
Nuevamente, su programa llegó al punto en que todo se
complicó. Los amigos aconsejaron terapia de pareja pero
no quiso iniciar uno. De modo que luchó por tener razón,
por ser considerada justamente, como mujer, como
compañera pero solo obtuvo reproches. Volvió a transitar
entonces el ciclo típico de toda pareja conflictiva hasta que
el partenaire decidió irse. Digamos, movilizó su programa
de amor caracterizado por estar dividido, propenso a las
diferencias, los reproches, la lucha antes que por el amor.
De la misma manera que cuando observó a su padre irse
cuando era niña, luego de sendas peleas con su madre, ella
ahora vuelve a asistir a la ruptura pero ésta vez como
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parte activo. De no mediar revisiones de su programa
emocional, su deseo de amor, de una pareja consecuente y
a la medida de sus expectativas ser verá seriamente
frustrada. Y eso se logra con una buena terapia.

¿Árbol genealógico o Programa Inconsciente?

Los que creen que el árbol genealógico es mágico y


determina nuestro presente y futuro emocional obvian
que no hay una causalidad mecánica y automática del
pasado vincular. Que mis padres se hayan divorciados no
implica necesariamente que yo me divorcie. Lo mismo si
hubo violencia de pareja o infidelidad. No hay trasmisión
mecánica ni influencias automáticas. Es el error de los que
creen que el pasado es causa por el hecho de que sucedió
con anterioridad. Es un concepto del tiempo lineal y no
considera el papel del sujeto como programador de sí
tanto como el papel de los programadores.

Esto se debe al papel electivo del sujeto y al rol que juegan


los linajes en pugnas. Ya di el ejemplo del niño cuyos
padres se divorciaron pero que, gracias a las influencias del
linaje materno, viró hacia otros rumbos. Y no se divorció ni
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ejerció ninguna violencia de género. Para los amantes del


árbol genealógico sería un exponente de la violencia y su
trasmisión “transgeneracional” y hasta codificado en las
neuronas o a nivel cuántico.

Lo que influye en forma sustancial en el desarrollo ulterior


de todo Programa de amor es la influencia de linaje donde
cada linaje busca forzar sus propios modelos vinculares.
Por linaje entendemos la “línea de vida” que defiende un
padre y una madre como sus modelos de amores o de
parejas. Son dos linajes y ambos defienden un sistema de
vida, de amor, de familia, de pareja. Lo portan en el
“Inconsciente vincular”, desde el enfoque Pichoniano. Y
nadie cede sus insignias fácilmente. La puja se da a diario
cuando la complementariedad se rompe cede paso a las
rupturas o divorcios. Una madre suele influenciar a sus
hijos para que no repitan un modelo violento o infiel, entre
otros. Los consejos, y replanteos del modelo de mundo
delos hijos e hijas, suelen llevar a variaciones, a cambios.
Por el contrario, existen casos en que repetición es muy
idéntica. Pero cabe aclarar que el “programa de amor” no
es idéntico a los modelos tal como sucedió en verdad y
cuenta las interpretaciones del sujeto. De modo que,
cuando una madre replantea ciertas ideas respecto del
amor, la pareja, o la familia, lo hace considerando las ideas
antes que los hechos. Una hija puede programar un
modelo de hombre bueno a partir de un padre violento. Lo

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hace en función de lo que la madre piensa de su padre y
donde podemos encontrar a “Electra” y sus diferencias con
la madre.

De modo que, nuestro foco debe ser el “Programa de


pareja” y su contenido, a partir de la escucha, las
preguntas, buscando el armado de la “Pareja obligada”
que es la que construimos a partir de los modelos
familiares pero nunca en forma mecánica como las
herencias mecánicas sin participación de los linajes o el
sujeto y Laborde intérprete y programador de sí.

Las “Parejas ensambladas” defienden sus respectivos


Programas

También “parejas recompuestas”, luego de un divorcio. Si


hay hijos se transforman en “Familias ensambladas” y allí
podemos vislumbrar el clásico: “Los tuyos, los míos y los
nuestros”, pero donde el cúmulo de demandas o
peticiones de ser reconocido y escuchado abundan.
Respecto de las parejas ensambladas, preguntemos lo
siguiente: ¿qué defienden?. Es decir, ¿cuál es la razón de
ser cada uno?. Evidentemente que la razón de ser de
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ambos no es la pareja actual y la necesidad de su


construcción conjunta.

Mejor dicho, toma cada partenaire como axioma y verdad


evidente su propia versión de pareja y lucha por imponerla
porque lo portan como “Inconsciente vincular” en modo
automático. La ilusión de que la propia interpretación de
los temas es exacta, no permite la zona “C” de
intercepción común entre ambos. La idea es que “A” y su
versión del amor sea la medida de todas las cosas. Y “B” no
acepta, buscando instalar el suyo. De modo que, dos
versiones, dos mundos, dos puntos de vistas sobre cada
cosa pugnan por tener la razón. De nuevo llegamos a que
Procusto busca imponerse utilizando desde
victimizaciones, proyección de la culpa, reproches,
demonizaciones, y hasta judicializaciones cuando la cosa
ya no marcha.

Con todo el anhelo de amor del mundo, ambos se


enfrascan en un nuevo proyecto que no es Proyecto
conjunto sino individual. El otro debe ajustarse al propio
modelo de amor ignorado. De lo contrario, está
equivocado o es agresivo si se defiende. Y en esto, no hay
géneros inferiores. Cada partenaire utiliza el arsenal de
estrategias y medios, siendo más emocional y corporal en
el hombre y más verbal y psicológico en las mujeres. Es

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decir, se vislumbra el “Complejo de Dalila” (o “Complejo
de Sansón”, si se desea).

¿“Complejo de Dalila”?

Consiste en que Dalila organiza su estrategia de amor con


el objetivo de descubrir el secreto del poder de su Sansón
sin descansar hasta “cortarle el pelo”, centro de su poder.
Cuando lo logra, considera que sus expectativas de amor
han triunfado pero no siempre es así. Dalila busca el
control de la pareja, o mejor “El poder” de decidir, de
definir cómo deben ser las cosas, o mejor, de instalar su
propio modelo de amor pero resulta que Sansón está en la
misma y las diferencias y luchas son inevitables. Así, el
“Complejo de Dalila” consiste en el afán de dominio, poder
y control en el amor. Salta a la vista su efecto negativo en
el amor. Lleva a divorcios y violencias de parejas por la
puja de poder.

De modo que, la estrategia general de Dalila para controlar


la pareja lleva siempre a enfrentamientos. Los casos en
que hay compatibilidad entre programas de amor son los
mejores y reflejan buenos pronósticos.
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Cuando una doncella se dispone a hacer pareja, cae en el


viejo error ya marcado por Erich Fromm en “El arte de
amar”: considera imperioso el hallazgo del objeto de amor
sin preguntarse jamás respecto de la propia capacidad de
amar. En nuestro caso, el modelo de amor, su programa.
Sabemos que se debe a la alienación emocional, al
analfabetismo emocional imperante en una sociedad
desigual y resulta urgente la búsqueda de dispositivos
grupales para alfabetizar a las nuevas generaciones.

En definitiva, llamar la atención sobre el “Complejo de


Dalila” y su respectivo “Complejo de Sansón”, se debe a
que se suele comenzar el amor y la pareja con la
expectativa de instalar el propio sistema de amor o
“Inconsciente vincular emocional” sin considerar siquiera
sus términos y menos aún el del partenaire. Eso lleva a
fracasos, a violencias de parejas, a divorcios.

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Dialécticas de linajes, narcisismo de linajes y lealtad de
géneros

Las “Dialécticas de linajes” acaecen en el plano del


“Inconsciente vincular”, como estados co-inconscientes,
en modo automático y repetitivo. Como “portavoz de
linaje”, cada partenaire defiende y busca plasmar un estilo
y programa de amor. No hay construcción sin lo previo, sin
lo que uno porta y trae a título de modelos de amor, de
pareja, de mujer, de hombre o familia. Y son mandatos
emocionales, imperativos que pugnan por salir y dominar
la escena. Cada linaje posee su mundo, su sistema de
ideas, su weltanschauung, y llevarla a cabo es lo más
natural para cada portavoz. Es la misma realidad social,
familiar o de amor. De modo que, ser legítimo, cumplir con
las propias expectativas emocionales, de pareja y de
familia es una meta realista. El único detalle es que el
portavoz de linaje no contempla que su mirada es
diferente y que del otro lado, del lado del partenaire hay
otra visión, otro mundo, otro modelo de amor, aunque
podamos encontrar muchísimas coincidencias. En éste
sentido, encontramos coincidencias y diferencias. Hay
entonces dos versiones sobre los temas y dos sujetos que
no van a ceder fácilmente en compartir definiciones,
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

replantear ideas, buscar acuerdos y hasta pactos sobre


temas escabrosos y de difícil remoción.

Como dos cadenas de ADN, cada partenaire aporta su


parte, su mundo y el hijo recibe la doble cadena de legados
simbólicos, de ideas, de cultura, etc., como su legado
familiar. Pero ambas cadenas no se funden fácilmente y las
diferencias específicas, de identidad de linaje, de la propia
cultura familiar, los modelos y la esencia de los mismos se
mantienen. La unión se realiza por las coincidencias, por lo
que cada uno instala como expectativa de amor, su propia
escena y argumento, a pesar de que hay pujas, diferencias,
lucha, zonas de conflictos y temas que solo a veces se
tocan.

Por el llamado “narcisismo de linaje”, cada línea hace


proteccionismo, se defiende, busca imponerse cuan
Procusto y en ello se va su propia autoimagen, su propia
definición de sí, su propia realidad. Es por ello que nadie
cede terreno sino a duras penas o en condicional: ya
llegará el día en que tenga razón. Incluso, he podido
comprobar casos donde luego de un alejamiento del
partenaire por algún motivo, el sujeto vuelve a recordar
temas donde no pudo instalar sus propuestas, para tener
razón, para demostrar que el otro estaba equivocado.
Incluso, cada linaje habla una lengua extraña si salimos de
la pantalla proyectiva que forjamos para imponer nuestra

27
propia escena. Son dos idiomas que no se comprenden
pero que poseen puntos en común, metas comunes como
los hijos, criterios de clase social, cultural, epocal, etc.

Heredar un Inconsciente vincular que condensa modelos


de amores

Los hijos construyen su futura pareja a partir de la pareja


de los padres. Interpretan e incorporan un estilo de amor
identificándose con sus respectivos géneros y
considerando al otro como complementario en lo que
podemos considerar como “Inconsciente vincular
emocional”. Los hijos aprenden a amar a partir del amor
de los padres. Es el modelo hegemónico que ha podido
vivenciar de cerca. Es el paradigma emocional de cada
uno. Sin embargo, reciben dos versiones de amor, de
pareja, de vida, de familia: una, de la madre, otra, del
padre y de ambos, arman un estilo de pareja compuesto
por las coincidencias y diferencias de los padres. Cuando
hay violencias y divorcios, los hijos lo viven como división
de sí, como una grieta emocional que los divide en dos. Lo
que les servía de referencia emocional, como sostén de su
ser incluso, ha experimentado una ruptura y eso implica la
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

pérdida de la pareja idealizada de los padres. Es algo que


irrumpe en sus juegos, en sus imaginarios infantiles para
decirle que hay peligro de que todo se venga a pique. Se
desmorona el amor de los padres y dentro de él, en su
programa de amor, comienza a reinscribirse la división, la
ruptura, el desamor. Es una violencia simbólica que opera
una reinterpretación obligada, que obliga a tomar partido
por uno u otro padre en consonancia con la lealtad de
género. Pero también el fenómeno observado por Freud
como “Complejo de Edipo” donde el niño se inclina hacia
su madre, así como la niña hacia su padre. Pero ello se
corresponde con antiguos deseos de ser como los padres,
de llegar a cumplir las expectativas emocionales, ser como
la madre con su padre en el caso de la niña y en el niño,
ocupar el lugar del padre. En todo ello, observamos la
fantasía plasmada, pero también las diferencias, las
rupturas con la pareja, las discusiones con el niño y la
madre como símil del padre y la madre. De modo que, los
hijos heredan el desamor de los padres. Es una verdadera
“contaminación” desde la vieja generación hacia la nueva.
Incluso una maldición familiar que marcará el rumbo de
sus amores y desamores. Pero como ya lo remarcamos
más abajo, condiciones iniciales no determinan el curso
ulterior de los acontecimientos y los aportes de linajes,
epocales, educativos, incluso fraternos, cuentan.

29
Una modelo vincular dividido imposible para los hijos

Para los hijos del divorcio resulta difícil aceptar la ruptura


de sus padres. De hecho, continúan uniendo a la pareja a
nivel comunicativo, buscando acercar posiciones,
buscando el error y la aceptación del padre en el caso de la
niña o la madre en el caso del niño. Es decir, ser amado
por la madre para el niño es sinónimo de que la madre
ame a su padre, pero como eso está en cuestión, el vínculo
madre-hijo se torna inestable, tal cual la relación de la
madre con el padre. Lo mismo la niña que se ha tornado
difícil para el padre y tal cual lo es la madre con él. De
modo que, todos los vínculos se han trastocado a partir de
que el divorcio disuelve la armonía familiar. A nivel
psicológico, los padres aún siguen juntos, discutiendo,
peleando y solo a duras penas se logra la aceptación de la
triste realidad. Incluso, ante la menor oportunidad, los
intentos de que los padres vuelvan juntos siempre están
presentes. Esto se torna patente cuando los padres
vuelven a rehacer parejas y los hijos comienzan a defender
no la nueva pareja de cada padre sino la anterior,
existiendo serios reparos a todo lo que ocurre en la nueva
pareja. El anhelo secreto y buscado por cada hijo es que el
padre vuelva con la madre y todo sea como antes. Porque
si la madre rechaza al padre también simboliza un rechazo
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

para el niño. Es decir, el niño se posiciona en el lugar del


padre y se siente rechazado por la madre, así como
tratado de igual forma. Lo mismo la niña respecto de su
padre. Pero medían matices y como ya lo aclararnos
previamente, puede que la niña defienda al padre pero
con la esperanza de que algún día vuelva con su madre,
como ejemplo y garantía de que la ama a ella también. Si
ya no la ama es que a ella tampoco. De ahí los reproches al
mismo.

En el caso en que el padre o la madre inician nueva pareja,


los chicos luchan por la pareja anterior, la que los vio nacer
y solo a duras penas aflojarán. Es un duelo imposible
porque la pareja de los padres les dio identidad, les dio el
nudo emocional que los une, y un modelo de amor. De
modo que, la estrategia de los hijos en las familias
ensambladas es que todo eso termine y todo vuelva a
como antes. Solo con la elaboración del duelo podrían
aceptar la nueva situación familiar o familia ensamblada.
Solo con una terapia podrían aceptar la nueva pareja del
padre o la madre y encontrar un lugar diferente a la que
tuvieron en la primitiva familia.

31
¿Alianzas inconscientes o desencuentro de Inconscientes
vinculares?

Se considerado que la pareja se estabiliza o estructura en


base a acuerdos tanto conscientes como inconscientes. Es
decir, acuerdos tácitos sobre muchos temas como la esfera
sexual, dinámica comunicativa, lo permitido y lo prohibido,
etc. También se suelen incluir “pactos” respecto de
aquellos temas de reservas, y al menos, difícil para el otro
partenaire. De ésta manera, el sostén inconsciente de la
pareja son los acuerdos más o menos conscientes y los
pactos. A partir de allí se trasmite un mundo
predeterminado y todo estriba en entrever la dinámica
emocional, la sexualidad, etc. Pero ésta visión
sobredimensiona la armonía en detrimento de las
diferencias a nivel del “Inconsciente vincular emocional”
de cada uno y que desemboca en lucha vincular en un
plano profundo. Mejor dicho, la pareja no es tan pareja
como se ilusiona. Las supuestas alianzas son en verdad
“Estrategias” donde cada partenaire organiza sus fichas
colocando al otro bando como “peón” en su tablero de
ajedrez emocional. De modo que lo que se teoriza como
“alianza” constituye en verdad un estilo de amor en juego,
donde el programa de amor corre y corre, importando
menos las movidas del otro partenaire. Es más bien un
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

acuerdo en condicional, en el sentido en que lo que se


negocia es un estilo o programa de amor y todo lo que se
oriente en su contra será descalificado, invalidado y hasta
criminalizado cuando se utilizan agresiones como
instrumento de hegemonía emocional. Esto no suena lindo
como las “alianzas” pero es lo que surge de muchos casos
y estudios sobre el interjuego emocional en la pareja.
Expliquemos mejor este proceso sutil e ignorado por causa
del analfabetismo emocional muy en boga: cuando
decimos que los acuerdos y pactos o supuestas alianzas
son en condicional, lo es en relación a la verdad que se
juega en cada programa de amor y Programa para ser. Es
decir, ponemos en vida nuestro Programa de amor y lo
sintónico con el mismo es bienvenido pero lo distónico, es
tomado con cautela, en condicional. Cuando la ocasión lo
permita, avanzaremos en la dirección en que nuestros
imperativos emocionales nos orientan. Cuando las
diferencias son muy pronunciadas, hay intentos de forzar
el propio modelo de amor al otro, comenzando las
escaladas de agresiones que van desde simples críticas,
rechazos, agresiones verbales, físicas y hasta
criminalizaciones con la justicia. Es cuando lo que estaba
sujeto a nuestras condiciones, a lo que dicta nuestro
Programa de amor ser hace evidente y decidimos buscar
otro vínculo. El cortocircuito Programa de amor-realidad
emocional en la pareja se ha hecho trizas.

33
Enfoque dramatúrgico: la “Otra trama vincular
Inconsciente”

Para fundamentar sobre cómo es que somos víctimas del


divorcio y de nuestro “Programa de amor inconsciente”
como “inconsciente vincular emocional”, imaginemos a un
actor y una actriz representando a una pareja típica. Si
cada uno de ellos conoce su “Guión de pareja” es fácil.
Pero en el caso de las parejas reales no es así: ninguno de
los dos conoce que posee un “Programa de amor”. De
modo que, la puesta en vida del programa se realiza en
plena inconciencia, lo que redunda en dificultades y
amores difíciles. Digamos que somos determinados por un
estilo o modelo de amor que nunca sospechamos que
mora en nuestras mientes. De ahí su eficacia simbólica
para llevarnos hacia caminos emocionales donde
actuamos y sentimos sin darnos cuenta de los móviles del
mismo. De ahí también la “tragedia del amor” porque, de
conocer nuestro programa, de seguro tomaríamos
recaudos y el amor sería algo más previsible, a lo que
muchos opondrían un: “Entonces perdería su magia”.
Seguro, pero, sabemos que resulta difícil acceder a las
verdades más últimas del amor y que solo podemos
acceder a los contornos de su verdad. De modo que, si
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

salimos del “Alfabetismo emocional”, lograríamos amores


más sensatos.

Analfabetismo emocional: otra de las causas de los


fracasos amorosos

No hablo de alfabetizar en el sentido de recetas, del


“cómo” amar o qué tipo de parejas elegir. No es la
tecnología del amor sino las posibilidades de que la nueva
generación pueda acceder a datos fehacientes del proceso
de construcción del amor. Sin duda, en materia de amor y
pareja hay muchas certezas pero nada claro. La familia se
erige en escuela del amor, de pareja, de la sexualidad, del
desamor incluso pero en forma inefable, sin que se
considere a ésta escuela en su función emocional. De
modo que, resulta necesaria la alfabetización emocional
para evitar los estragos amorosos y sus consecuencias en
los hijos.

Si los niños pueden anteponer un pensamiento crítico


respecto de los modelos emocionales, podrían construir la
capacidad para nuevas elecciones y esto no significa
descalificar los aportes familiares sino poner en primer

35
plano el derecho de los niños a modelos saludables de
amor. También necesitan desarrollar la capacidad de amar
pero en sentido un poco más realista que la actual donde
predomina la idealización del amor y para peor, con la
segregación de géneros y modelos problemáticos en boga.

La deconstrucción de tales modelos nocivos ayudará a los


niños y jóvenes a amores más sensatos y sanos, si se
quiere. Pero esto requiere algo más que consejos y
mandatos, y necesitamos dispositivos de deconstrucción,
de trasmisión y aprendizajes como las “Escuelas para
parejas”, muy útiles para instrumentar en escuelas, clubes,
radios, hospitales, medios, etc., porque en tales, el amor y
sus formas nocivas, el proyecto de pareja, las violencias en
el amor, etc., pueden ser tratados en forma conjunta con
profesionales de la salud mental.

La educación sexual actual debe integral en el sentido en


que se debe poner hincapié también en cuestiones
emocionales, de amor, de pareja, psicología del amor, las
violencias de parejas, el femicidio y sus causas, etc. Para lo
mismo, necesitamos más psicología en la escuela,
Observatorio de la violencia en el amor, Proyectos
específicos, Charlas de especialistas, etc.

En el mismo sentido, necesitamos un “Currículum familiar


emocional” compartido donde escuela y familia compartan
ideas sobre éstos temas.
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

La pregunta por la propia capacidad de amar

Ya Erich Fromm en “El arte de amar” nos advertía del error


capital en materia de amor consistente en que todos
buscamos a quién amar, sin preguntarse por la propia
capacidad de amar. Nadie percibe su “Inconsciente
vincular emocional”, “Programa emocional inconsciente” o
incluso “Guion de amor inconsciente” (Berne)

Fromm decía que todos salimos al “mercado del amor” a


buscar alguien a quien amar sin mayores problemas que
eso. Nadie se pregunta si es capaz de amar, si no posee
cuestiones o legados problemáticos, etc. Los hombres se
“producen” desde lo físico y desde lo económico. Las
mujeres se embellecen buscando atractivo sexual, en aras
de la seducción, la conquista. La búsqueda del “auxiliador
mágico”, el que soluciona todos los problemas de soledad,
de familia, existencial etc., se avizora en el “principie azul”
o la “princesa” buscada. En algo tan crucial como lo es el
amor se apuesta todo: el mismo destino, sin miramientos
de lo que pueda suceder merced a lo que uno es, lo que
uno porta, lo que uno cree del amor, la pareja. Digamos,
nadie considera que los chicos y jóvenes deban
problematizar o conocer algo sobre cuestiones
emocionales. Se da por supuesto que todos sabemos
amar, tener relaciones sexuales, remontar una pareja, una

37
familia y siendo temas donde se juega muchísimo, resulta
llamativo que no existan cuestionamientos serios. Y resulta
necesario trabajar ésta capacidad de amar, aunque no en
el sentido de simple saber como otros sino la necesidad de
deconstrucción, de la posibilidad de que la nueva
generación pueda descentrarse del único modelo de amor
y familia trasmitida por sus padres y poder así acceder a
otros puntos de vistas, a otros modelos de amor, hacia la
vía alternativa.

Digamos, “capacidad” en el sentido en que portamos un


estilo, un formato, un “Programa de amor” cuya
naturaleza desconocemos, por lo que, nos damos la frente
contra la pared. Sabemos que hay muchas ideas sobre el
tema pero son mapas que han maximizados cuestiones no
muy cruciales, desviándose el tema hacia otros rumbos.
No decimos que el derecho no sea importante pero
necesitamos conocer los procesos emocionales y no solo la
vía judicial del tema. Necesitamos que la nueva generación
pueda conocer sus capacidades y posibilidades en materia
de amor y ello requiere la intervención conjunta de la
familia, los medios, la escuela, los profesionales y el
cambio de “cultura emocional” necesario.
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

El “Inconsciente vincular emocional” como fuente del


“ajedrez emocional” de la pareja

Claro es que las reglas de tal ajedrez se ubica en cada


partenaire como “Inconsciente vincular emocional” que
busca forzar como “¡jaque!. El “ajedrez emocional” es otra
metáfora para que podamos comprender el significado de
poseer un “programa de amor” y su puesta en acto en la
pareja. Como actores en un escenario de amor, no
podríamos actuar sin un “Guión de pareja” y el gran
problema de la humanidad es que consideramos solo el
propio guion sin pensar mucho en el guion del otro. Es
decir, básicamente, ignoramos que somos motorizados por
dicho programa y luchamos por ser tal como definimos y
consideramos que debe ser amar y vivir. Como se ve, una
visión unilateral de la vida.

Como es muy sabido, el ajedrez es un juego de estrategia


como lo es el campo del amor: cada uno posee su
estrategia emociona, sus metas, y las tácticas ocurren en
función de aquella. Esto en sí mismo no es malo pero lo es
cuando en la pareja se desconoce la propia estrategia o
“intención inconsciente” motorizado por nuestro
Programa de amor. Pero peor aun cuando son dos
estrategias que pujan por salir y triunfar. De modo que, lo
que debería ser un juego emocional saludable se

39
transforma en una lucha de estrategias muy fácilmente.
Ganar significa imponer la propia estrategia, el “jaque” al
otro partenaire y sabemos que en el amor no se trata de
ganar. Pero sabemos también que no se trata de imponer
nada pero como ignoramos que operamos en ese sentido,
la cosa empeora.

Por otro, cuando la propia estrategia de amor, cuando no


logramos instalar lo suficiente nuestras expectativas,
cuando predomina la descalificación, invalidación y
demonización del otro, así como de agresiones
psicológicas, físicas, etc., entonces, “pateamos el tablero
de ajedrez”. Es el momento del divorcio. El juego se ha
terminado y la idea de jugar junto, de realizar movimientos
conjuntos, en función del otro, viviendo, sintiendo, se ha
ido a pique.

Finalmente, cuando jugamos nuestro juego unilateral,


buscando imponer nuestra estrategia de amor, lo que
definimos que debe ser esto o lo otro, lo que pensamos
que es tener sexo o cómo debe ser el otro, etc., solemos
considerar al otro no en su valor de sujeto con valor de voz
y voto sino más bien como “yo auxiliar”, como quién nos
ayuda a exteriorizar nuestro Programa de amor. Es decir,
tendemos a reducirlo al rango de “objeto de nuestros
deseos y caprichos”, lo que, por supuesto, remite a su
reacción. Entonces, ni siquiera consideramos que sea un
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

juego de igual y tendemos a confundir el amor con lo que


definimos como amor desde una visión subjetiva y
unilateral. Lo que problematiza esto es que el otro
empieza a movilizar su juego, sus ideas, sus definiciones
sobre cómo es o deben ser las cosas y allí aparecen los
conflictos y diferencias típicas. Sabemos que cuando los
intentos de control y uso del otro son en demasía, surgen
las grandes diferencias que llevan a las rupturas.

“Cuándo el amor se termina el mundo que te dí…”

¿Podemos sentipensar que cuando el amor se termina


empieza el divorcio?. Es sabido que ésta idea sigue en
boga y que, como se considera el amor en su faz
emocional, o incluso en forma muy similar a un instinto,
nace, crece y muere, como un árbol o una flor. ¿O es que
el amor posee su cara simbólica, su cara de “Programa
cifrado”, no en todo, pero en sus fundamentos, y que,
motoriza toda pareja?. Me inclino sobre ésta idea y creo
que cuando el amor se termina, no es que no indique nada
porque es cierto: algo ha cesado allí y comienza otro ciclo,
otro paso, otra lógica. Podemos considerar que cuando el
amor se termina, nuestro Programa de amor ha jugado
41
una de sus cartas y que el juego continua pero en otra
esfera, de otra manera, de manera diferente. Mejor dicho,
las premisas lógicas del Programa de amor, lo que está
cifrado o escrito en nuestra memoria emocional, ha virado
hacia otros rumbos. Es el momento de concluir del amor y
mediaron expectativas, luchas, escaladas, defensas del
propio estilo de amor, alegrías y rechazos, furias y risas, de
todo, pero todo termina y como decía otra canción, lo que
termina, termina mal. ¿Necesariamente tiene que
terminar mal?. Claro que no y debemos humanizar el amor
y saber que, cuando las cosas ya no marcha, es hora de dar
un paso al costado y buscar rumbos mejores. Además, uno
no se separa ni deja de amar a sus hijos y el lazo indirecto
con nuestro ex continúa.

Si consideramos que el amor halla sus raíces en prototipos


infantiles, en apegos tempranos que construimos a partir
de cómo nos amaron nuestros padres, es lógico que la
grabación tenga un cierto tiempo lógico, un ciclo, una
duración, donde el “trance amoroso” es intenso. Es muy
similar a la auto hipnosis, donde uno es capturado,
atrapado, dominado por sentimientos y engramas
emocionales provenientes de la memoria. De modo que,
cuando un cantante nos dice: “Perdidos en el túnel del
amor…”, no está equivocado. Es un trance, un tránsito
emocional intenso, pleno de apego, de ilusión y eroticidad
hacia otro, fundado además en modelos de amor
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

inculcado por nuestros padres. Esa es la cara externa, los


modelos, cuyos amores pudieron ser eternos, desde
siempre y duró toda la vida. En esos casos, tenemos un
“tempo”, un ciclo bastante grande en nuestro modelo de
amor y es probable que nuestro amor siga la senda del de
nuestros padres. El amor no es algo totalmente individual
porque se trasmite un formato, estilo, o programa que
reseña el amor de nuestro linaje, de nuestros abuelos, etc.
En otros casos, el amor dura poco, es problemático y el
divorcio aparece muy pronto. En tales casos, los modelos o
prototipos fueron también lábiles, problemáticos y
terminaron en divorcios. Incluso casos donde los padres no
se divorciaron pero donde uno de los integrantes tuvo el
deseo y el anhelo de hacer siempre. Entonces, una hija o
un hijo da el paso de separarse. Materializa el anhelo de
uno de sus padres y funda la larga cadena (o no) de
legados malditos, de rupturas, de peleas y problemas que
culminan en el divorcio.

En términos generales, podemos decir que el amor dura


según un “tempo” o ciclo propio, inherente a cada
Programa de amor, fundado a su vez en legados
emocionales de linajes, familiares, y donde las
circunstancias pueden tener su peso, como los factores
sociales, culturales, la moda, los cambios sociales donde
los derechos surten efectos y los divorcios aumentan como

43
respuesta a un modelo de pareja caracterizado por la
dominación de uno de los partenaires.

El desencuentro entre dos “idiomas vinculares


inconscientes”

Imaginemos que Ud. conoce un inglés, se enamoran, y


arman la pareja. Ambos poseen dos idiomas diferentes. Si
bien, muchas cuestiones se saldarán a nivel mimogestual o
en lenguaje analógico, pero otros requerirán de palabras,
de todo el conocimiento de un idioma que desconoce.
Desde un comienzo todo resulta difícil por el
desconocimiento del idioma del otro.

Pero el ejemplo es extremo y en las parejas, lo que se


desconoce es el “Idioma emocional”, el idioma de amor, el
“Programa de amor” del otro y sus exteriorizaciones. No es
tan tajante como en el caso de los idiomas y se conocen
muchas cosas porque se habla el mismo idioma, salvo el
emocional. De modo que, a nivel de lo que las parejas
movilizan más allá de temas cotidianos y sociales, resulta
de difícil interpretación porque ambos ignoran el idioma
emocional que hablan. Este idioma emocional exterioriza
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

un “Programa de amor” y posee cierta complejidad.


Conocer su gramática, su organización, requerirá una labor
muy similar a cuando estudiamos un idioma. Pero el
problema en materia de parejas es que ninguno de los dos
necesita ni busca conocer el modelo de amor del otro. Es,
más bien, desde un primer momento, la búsqueda de
instalación del propio idioma, ser comprendido, definir
todo desde un punto de vista egocéntrico, y considerando
el propio punto de vista como la misma definición de
amor. Como ambos integrantes de la pareja esbozan la
misma estrategia de “instalarse” en su formato de amor,
los desencuentros abundan, y son diferencias, que
promueven los conflictos típicos de toda pareja norma,
pero que además, empuja hacia el segundo momento
lógico de la pareja: el de la ruptura del autismo emocional,
el fracaso en la colonización emocional del otro y la
construcción de una zona común como “Programa de
pareja conjunta”. Esto no sucede en forma similar en todas
las parejas y algunos no llegan nunca al segundo
momento. Las rupturas ocurren porque los puntos de
vistas unilaterales e impositivas llevan a que el otro
partenaire se asfixie y pida desesperado la ruptura.

De modo que los entrecruzamientos de idiomas


emocionales llevan al desencuentro propio de toda pareja
y la necesidad de construir un idioma común como zona
“C”. La zona “A” es el del propio idioma unilateral y la “B”

45
el del partenaire. La supervivencia de la pareja depende de
que se llegue a construir este acuerdo fundamental o
Proyecto de pareja conjunto. De ésta manera, el idioma de
pareja supera al idioma singular de cada partenaire. Pero
debemos considerar que el Programa de pareja elaborado
por la eficacia simbólica de las interacciones de ambos
partenaires se realiza desde la cáscara emocional de cada
pareja, quedando el núcleo emocional o Paradigma de
amor casi incólume. En ese nivel no se negocia porque el
programa de amor se enlaza con el “programa de vida”
donde el sujeto es ajeno a lo que lo mora como “Programa
para ser”.

Un “Paradigma de amor” inquietante

Es el modelo de amor de cada uno inscripto en el


“Inconsciente vincular emocional”. Se compone de un
punto de vista singular sobre lo que es el amor y de cómo
debe amar el sujeto. Como un núcleo de ideas o conceptos
sobre cómo se debe amar, opera como mandato
emocional vincular que compele al sujeto a su realización.
Es la definición subjetiva del amor, la pareja, la familia. Por
su naturaleza, se resiste a ser conocido debido a que se
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

funda en modelos tempranos de amores, como el de


nuestros padres. Su construcción demando tiempo,
trabajo de observación, investigación emocional infantil y
conclusiones sobre muchos temas. El niño será leal a su
género y se quedará con el punto de vista emocional del
padre. Esto resulta tan potente que, ante padres
abandonistas, el niño produce al padre a partir del discurso
materno. Por su parte, la niña resulta leal a su madre y los
avatares de su amor. A pesar de que se oponga, de que
incluso odie la vida de su madre, las cuestiones afectivas
quedan grabadas como potenciales emocionales que
saldrán en el momento oportuno. Como “programa de
amor”, el paradigma se nutre no solo de lo histórico de
una construcción emocional sino además de lo
prehistórico, de los amores de los abuelos y abuelas, que
siempre puntualizan alguna clave sobre el amor de
nuestros padres. Sin dudas, el niño construye su amor en
base a interpretaciones de lo que observa a diario pero
además suman los aportes de linajes, el amor de cada línea
emocional, como el amor de la madre y la abuela materna,
así como la bisabuela etc. De modo que, en tal paradigma
emocional, constan los aportes de linajes, como dos
culturas emocionales, el de papá y el de mamá, pero no
como simples aportes porque hubo y hay pujas por instalar
un estilo de amor propio. De modo que, lo que vemos
como “amor de pareja”, como un estilo de amor, en
verdad se compone de dos paradigmas en pugna, de dos
47
modelos de mundos buscando ser reconocido y
legitimado, aunque siempre medían reservas, puntos no
claros, invalidaciones, hasta demonizaciones. Pero como
paradigmas emocionales, se vinculan con un paradigma
mayor que le brinda una definición mayor, y es el
“Paradigma de vida”, el Programa para ser, que engloba y
direcciona el modelo emocional de cada cual. Para
comprender el amor de un sujeto, necesitamos indagar
éste paradigma así como el paradigma de vida, para
entrever el sistema de amor que el sujeto lucha por
instalar y en el que lucha por su ser, por su subjetividad,
por su sistema de vida. En los casos de “divorcios
potenciales” como en los “hijos de divorcios”, indagar su
naturaleza, las influencias de linajes como una madre que
reorienta a su hijo o hija-o no-nos darán ideas de las
posibilidades del paradigma emocional.
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

Las incompatibilidades vinculares del desamor

“Incompatibilidades” que ocurren porque somos todos


sujetos diferentes, con un modelo de mundo diferente,
con modelos vinculares emocionales igualmente
diferentes, por lo que, no todo será armonía en el campo
del amor. Pero tales diferencias se nos aparecen como
dificultades solo porque estamos acostumbrados a un
modelo de amor impositivo, donde buscamos instalar
nuestra visión unilateral del amor, la pareja, la convivencia.
Si nuestra alfabetización emocional considerara la
tolerancia a la diferencia, incluso como virtud porque, si
imaginamos, la igualdad absoluta, la coincidencia perfecta,
la simetría ideal, sería hasta angustiante. Nadie
sobreviviría a eso y las parejas colapsarían en pocos
tiempos. De modo que, el modelo simétrico de amor en
boga, perjudica al amor haciendo trizas muchas parejas.
Por lógica consecuencia, la construcción de un modelo de
amor diferente, donde las diferencias sean consideradas
como positivas, hasta de cualidades propias del otro y
pasibles de ser amadas, resulta necesaria.

Analizando las incompatibilidades, tenemos la


“incompatibilidad programática” donde el programa de
amor de cada uno es diferente al del otro, por lo que, las
diferencias llueven desde un comienzo. Es allí donde

49
debemos establecer umbrales de tolerancias, acuerdos,
hasta pactos, pero no como concesiones con la esperanza
de que en un futuro se logrará la imposición del propio
punto de vista. Eso es nocivo e implica que solo se tolera el
propio modelo de amor. El armado conjunto del
“Programa de pareja”, elaborado desde el dialogo, nos
permitirá amores más tolerantes. Pero sabemos que los
Procustos niegan, evaden, justifican, etc., para no analizar
su propio punto de vista emocional. Por lo que, resulta
saludable la cultura de la tolerancia emocional y de la co-
construcción del Proyecto de pareja en aras de una
convivencia más feliz. Pero por déficit de alfabetización
emocional, muchos ni siquiera toleran hablar del propio
modelo de amor y ello nos pone a pensar en la necesidad
de la alfabetización emocional integral.

Las diferencias sexuales también deben ser dialogadas y


consideradas no como errores sino como diferencias. La
megalomanía nos suele llevar a la idea de que sabemos
más que el otro, de que el propio modelo sexual es la
adecuada, cuando simplemente nos impones a los deseos
del otro anulando sus expectativas. Y eso, lleva a futuros
problemas.

Sigue la incompatibilidad idiosincrática o de “carácter”,


donde cada partenaire tiene su carácter. Es el contorno
general de su subjetividad y el carácter conlleva las
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

insignias de su ser, su característica más singular,


proveniente de sus modelos familiares, como el padre y la
madre. De modo que, tales manifestaciones deben ser
sujetas a acuerdos, a compatibilizaciones en relación al del
otro, lo que no resulta fácil merced a la costumbre de
considerar que el propio modelo de mundo es la
justificada.

Cuando las diferencias caracteriales son muy pronunciadas


y hace sufrir al otro partenaire, la pareja transita
peligrosamente el camino del divorcio.

Finalmente la incompatibilidad cultural y de clase, donde


las diferencias se tornan simétricas cuando ambos
partenaires son de la misma clase social y sus culturas
personales resultan similares. Pero cuando uno de los
partenaires pertenece a otra clase social, las diferencias
pueden llevar a contrasentidos, aunque la experiencia
demuestra que pueden llevar a complementariedades
como el caso de la secretaria casada con su jefe, etc.

51
¿Somos aptos para la vida en pareja?

La “aptitud emocional” alude a la capacidad de cada cual


para el amor. Es decir, “capacidad de amar” dependiente
del modelo vincular inscripto en el propio “Inconsciente
vincular emocional”. Como vivimos en una cultura con
altos índices de analfabetismo emocional, casi nadie se
pregunta de si es apto o no para el amor. También alude a
la capacidad en el sentido en que nuestro programa de
amor es el resultado de la socialización de género, de la
escuela familiar como escuela del amor y del desamor y
donde nos han interiorizado y brindado modelos más o
menos positivos respecto del amor. Sin dudas, el hijo del
divorcio posee en su haber algo negativo, algo que lo
llevara al fracaso emocional en el futuro. De modo que, su
aptitud es de menor monto y necesitará la consulta al
profesional de la salud mental para afrontar un amor más
realista y libre de potenciales negativos como el divorcio,
la violencia de pareja, entre otros.

Sobre todo si pensamos en los casos de parejas exitosas.


Esos casos nos hablan de que existe el éxito y que, los que
fracasan se encuentran en las antípodas. De modo que,
surge la necesidad de que nos preguntemos por nuestra
capacidad de amar, su naturaleza, si no poseemos
potenciales negativos como lo posee el hijo de la violencia
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

de pareja y que, dada ciertas condiciones, surgirá para


infelicidad de todos. De modo que, necesitamos un cierto
grado de autoconocimiento respecto de la propia visión
del amor, la pareja, y en relación a los modelos que
nuestra familia nos trasmitió desde la buena fe.

Debemos aclarar que no estamos aludiendo a una


capacidad emocional ideal, porque no buscamos el
sometimiento a ideal alguno. Solo decimos que el amor no
es un instinto y que median aprendizajes, modelos de
amor de la familia, desde cada linaje, epocales, etc., y que
implican trasmisiones, aprendizajes, legados negativos y
positivos y que, la reflexión sobre tales, nos dará un mejor
mapa del asunto.

53
¿Empatías en la pareja?

¿Es posible?. ¿En qué consiste?. El término empatía alude


a la posibilidad de ponerse en el lugar del otro. Pero puede
dar a malentendidos. Si nos fijamos un poco más, ponerse
en el lugar del otro es imposible porque precisamente,
resulta imposible meterse en su mente o en su cerebro
para vivenciar sus mismas ideas y afectos. De modo que, lo
podemos considerar en su sentido metafórico y aducir
que, en sentido figurado y simbólicamente, resulta posible
ponerse en el lugar del otro. Si precisamos la idea,
debemos sostener necesariamente que lo que sí es posible
es que podemos Interpretar el punto de vista del otro o
sus producciones como actuar sentir o pensar, y darle una
definición propia, a partir del propio paradigma emocional,
lo que significa un reducir tal punto de vista al nuestro.
Entonces, ¿es posible la empatía?. Digamos, en lo que muy
fácilmente se llama “empatía” aparece en juego nada
menos que nuestro paradigma emocional que tiñe toda
idea, toda percepción en los límites de la propia
interpretación, es decir, en términos de nuestras
significaciones. Según esto, es imposible ponerse en el
lugar del otro.

Sabemos además otra cosa: que los paradigmas de


géneros son “inconmensurables” y que, lo que cada
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

partenaire moviliza son sus propias ideas, el punto de vista


y cada uno busca instalar el suyo. De modo que, cuando
alguien intenta una inversión de roles lo que materializa es
una interpretación “reduccionista” donde el punto de vista
del otro es reducido al propio. ¿Cómo superar este
escollo?. En éste sentido y buscando la solución a la
problemática-si lo hay-, lo que hay detrás de tales
inversiones de roles no es sino un Procusto. De modo que,
el error consiste en tal reduccionismo, cayendo de nuevo
en una postura no acorde con la realidad. Lo que nos
queda entonces es la posibilidad para comprender cada
modelo de mundo, el modelo de amor, el paradigma del
otro y tolerar las diferencias en el marco de los derechos,
la ética y los aportes de las humanísticas. En definitiva, lo
que se suele conocer como un “ponerse en el lugar del
otro” no consiste sino en el privilegio otorgado al propio
paradigma en desmedro del otro y buscando de alguna
manera instalar el propio.

Pero es muy claro que los modelos de mundos, los


paradigmas emocionales, el punto de vista de cada uno
deben ser conocidos, desde una escucha, respeto por la
diferencia y con la tolerancia debida aunque siempre en el
marco del respeto hacia la integridad, derecho y dignidad
del otro. La tolerancia tiene sus límites y es cuando surgen
violencias en cualquiera de sus formas.

55
Separarse de la “primera separación” (el de nuestros
padres)

“Vamos a realizar un viaje hacia tu infancia, hacia tú


“Inconsciente vincular emocional”, a tus modelos
primarios de amor, sin que esto signifique magia ni recetas
preformuladas ni mucho menos. Imagina que asistes a la
triste escena en que tus padres se están peleando. Como
le sucedió a Tina Tanner, la Rockera. Ella también y en
oportunidad en que jugaba afuera, pudo asistir a la triste
escena para luego observar cómo su padre daba el portazo
y se marchaba para siempre. También vos creciste, fuiste
joven, te enamoraste y quizás transitaste muchas
dificultades en tu amor. Si no es así, mejor. Bueno, respira,
relájate y cierra tus ojos para concentrarte en esa escena
donde tus padres discuten, se reprochan, se critican como
equivocados, donde tu madre pierde sus cabales así como
tu padre y la pelea recrudece. Vos eras muy niña o muy
niño y aquel instante de tu historia quedó grabado en tu
memoria. Y ya nada era claro. Solo ellos dos y un mundo
desolado donde vos no sabías qué hacer. Entonces lloraste
y cuando todo pasó, tu padre se marchó. Quedaste con tu
padre y parecía que la cosa se solucionó, que había más
libertad y podías jugar mejor. Recuerda ese momento,
olvida el ahora, no hay más que mi vos y tus recuerdos. Sin
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

duda, la escena quedó en tu memoria y ahora lo


recordamos para poder librarte de sus efectos. Si, esa
escena te marcó aunque hayas olvidado y la tarea es que
puedas volver a ponerte en la piel de tu padre, en poder
llegar a sentir lo que él sintió así como tu madre. Lo
primero es que puedas recordar eso y de cómo miraba tu
padre, su voz, y de cómo se movía. Lo mismo tu madre y
estamos ya muy lejos de éste momento. El tiempo se fue,
el afuera ya no está y estamos ya metido en tu historia. La
pareja de tus padres se van a deshacer y eso tuvo su peso
en vos. La prueba es que lloraste y sentiste una emoción
que ya olvidaste. No importa, si querés llorar lloremos. La
idea es que necesitamos despotenciar el efecto que te
dejó ese modelo de divorcio, o mejor, el divorcio de tus
padres. Ellos dos dividieron tu mundo, se separaron y
nunca pensaron en vos. Jamás lo hicieron y eso es un poco
injusto. Si puedes sentir eso, podrás sentir lo que sentiste
en ese momento. Y todo se deshizo y te quedaste sin uno
de tus padres. Aflojemos ahora los brazos, cálmate,
respira, lo malo ya pasó pero quedó el recuerdo y es hora
de que nos libremos de ese recuerdo maldito. Tus padres
te dejaron ese legado, ese modelo dividido que tiene su
peso, su influencia y necesitamos dejarlo en el olvido total.
Eres diferente y no eres tu padre ni tu madre. Son ellos los
que se separaron y vos te mereces una vida diferente, una
pareja que sí dura y soporta los embates de la vida. No
serás la continuación de ellos, no eres su fractal y es hora
57
de que nos liberemos de esos modelos de tu infancia. Hace
ya mucho tiempo que pasó pero volvió para hacerte
infeliz. Ahora, la idea es divorciarte de ese modelo,
separarte del ejemplo nocivo para ser vos y poder amar
como nunca, como vos te mereces. Bueno, es hora de
volver de tu infancia. Abre los ojos y respira.”

¿Programas vinculares que angustian?

Podemos considerar que la convivencia implica movilizar el


“Inconsciente vincular emocional” o “Programa vincular
emocional” en forma “Procustiana”. Las cosas coincidentes
nos agradan porque son sintónicas con nuestro paradigma
de amor. Pero las que son diferentes, promueven
angustia. Es la señal de alarma y para no asfixiar al otro
con nuestro modelo de amor, necesitamos conocer que
nuestra misma presencia en demasía provoca angustia.
Esa angustia promueve defensas como la huida, o el
enfrentamiento y es allí donde aparecen las escenas
cotidianas de las discusiones de parejas. Ambos no han
logrado acuerdos más o menos claros sobre lo permitido y
lo prohibido, y las propuestas del otro aparecen como
invasivos. De modo que, la misma presencia del otro
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

promueve ansiedad, desazón, angustia. Habrá que ver


cómo laborar con éste monto de angustia para no llevar a
otro al borde de la desesperación o la defensividad
extrema. Analicemos la estrategia femenina del amor. En
su raíz Fromm ubicaba al modelo de amor paterno como el
prototipo. De modo que, la estrategia femenina será que
su hombre sea como otro niño a quien asistir, dar la
mamadera, la papilla, etc., sin que le falte nada. Pero ya el
error aparece en éste nivel porque lo que angustia es que
no falte nada. Nada más angustiante que una mujer que
no permite la falta. Allí no hay falta, deseo y hay angustia.
Tal como el bebé que termina vomitando ante la
masividad de la papilla. De modo que, en la raíz de la
estrategia de amor femenino ya tenemos el objetivo de
reducir al hombre al rango de “hijo”. Eso de por sí ya
provoca angustia. Y podemos dar la imagen de la mujer
nutricia, la que asiste y anticipa incluso las atenciones,
impidiendo que nada falta en la mesa. Eso saca hasta las
ganas de comer y si es en la esfera sexual, anula el deseo.
Si ella da, se da, anticipa, solicita, pregunta, etc., sobre lo
que desea su hombre, no deja lugar para las iniciativas y el
deseo. Podemos recordar una vieja receta dada a un grupo
de alumnas que cometía el error de obturar el deseo: “Y
es que las milanesas que tardan son las más ricas”. Lo
mismo en el campo de la sexualidad.

59
De modo que, lo que podemos aconsejar es que no se
debe padecer la obsesión por el control, ni el ser
dominante en la pareja porque provocan angustias. Se
debe seguir con la idea de no ser posesiva, dejar ser y dar
libertad a la pareja para que establezca amistades, cursos,
y salidas sin celos patológicos. Solo así contribuiremos a
que la pareja no provoque angustias y conflictos que luego
desembocan en divorcios o al menos, la facilitan

¿Dialéctica del amo y el esclavo?

Muy fácilmente la pareja cae en la dialéctica del amo y el


esclavo. Esta dialéctica consiste en que un integrante
adopta el rol de amo y el otro el de esclavo, aunque por lo
general cada integrante adjudica al otro partenaire el rol
de esclavo, asumiendo el de amo. Esto le permite la ilusión
del control del vínculo de pareja y la seguridad de que sus
expectativas de amor-contenidas en su “Inconsciente
vincular emocional”-se cumplirán al pie de la letra. Pero
nada de eso sucede y el rol de amo es el más cotizado en
ésta dinámica. ¿Por qué sucede?. Entra esto se debe a que
cada partenaire se encuentra dominado por su Programa
de vida y por su Programa de amor, por lo que, el único
esclavo de su programa sería el mismo. Pero la reacción
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

más común a esto es que el sujeto intente someter al otro


integrante a los designios de su estilo de amor. Es el error
de decisión más común en el campo del amor. Antes que
amo de sí, gracias al dominio de su sistema de vida, el
sujeto prefiere reducir al partenaire al rango de esclavo,
para llevar a cabo su juego de ajedrez emocional a fondo.
La inversión necesaria en ésta dialéctica de dos amos
enfrentados en vista a ser, en vistas a instalar el propio
modelo de amor, es que cada uno pueda ser no más que el
amo de su propio modelo de amor sin ningún intento de
imposición hacia el partenaire.

La estrategia típica de cada partenaire es ser el amo del


otro partenaire y esto se puede intentar desde varias
técnicas posibles: una es la victimización, donde se induce
la culpa para que el otro ceda a los propios
requerimientos. Incluso, es la más poderosa de las
técnicas. Sigue la Culpabilización donde a través de la
misma, se busca doblegar las defensas del partenaire en el
sentido en que se someta a nuestras demandas de amor.
Sabemos que la intencionalidad en todo esto es
inconsciente y que el sujeto ignora su juego emocional.
Esta dialéctica evoluciona en escaladas cada vez más
intensas en materia de luchas y las escaramuzas
aumentan de simples críticas, rechazos, invalidaciones,
agresiones, demonizaciones y criminalizaciones cuando se
acude a la autoridad como mediador o para que se

61
constituya en el aliado en la lucha contra el otro. Cuando
se acude al tercero (autoridad, abogado, juez o al
psicólogo) la escalada se interrumpe o cobra otro matiz
merced a la intervención de un tercero. De ahí la utilizada
de que los temas escabrosos de la pareja sean también
socializados, en aras del cuidado de los amores difíciles. De
lo contrario, las agresiones pueden llevar a niveles
trágicos.

Una nueva definición de amor y pareja

Lo que parece una simple cuestión de semántica implica


en verdad un cambio radical en la visión sobre el amor, la
pareja e incluso la vida. Este cambio significa el viraje
desde una ignorancia radical de que se posee un
“Programa vincular de amor” vinculado con la propia
historia, con los legados familiares, hacia el sentido del
mismo: es decir, el carácter de “Programa de amor
obligado”, impuesto por la escuela familiar del amor, por
el amor de los padres. Entonces, el viraje necesario es
hacia el “programa de amor electivo”, diferente al modelo
impuesto y hegemónico, en aras de un amor más libre. En
forma más simple, el viraje desde un estilo de amor
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

impuesto a otro electivo. Por lo que, el proceso de armado


y conocimiento del programa impuesto significa mucho
trabajo y probablemente no se logre en soledad. La ayuda
profesional y la exégesis de los legados familiares, el
modelo de amor de los padres y los aportes de linajes
ayudan. Una vez que se arma el proyecto impuesto
comienza el trabajo sobre el Proyecto o programa de
amor elegido, que nos permite ser más libre.

En su conjunto, la nueva definición del amor implica lo


anterior pero significa mucho más: significa la ampliación
de la mirada sobre el amor, la ruptura del propio
paradigma centrado en una visión pueril del amor para
entrever el programa impuesto, que oficia de guión que
nos determina y nos condena a amores negativos. Gracias
al mismo, podemos transitar hacia la propia definición del
amor, más libre de mandatos emocionales, de
condicionamientos familiares, lejos de legados negativos.

63
Desprogramación de modelos vinculares inconscientes

Los mandatos son órdenes más o menos conscientes que


se depositan en el “Inconsciente vincular y emocional” a
los fines de su consecución. Son ideas-fuerzas, muy
poderosos que nos fijan en “pensamientos automáticos” y
prejuicios que pugnan por salir. Son los esquemas
preestablecidos en base a un modelo sobre cómo debe ser
el amor, la pareja, la familia o la vida. En tales ideas
fuertemente energizadas por la motivación, la vieja
generación “se deposita”, con la esperanza de que se
perpetúe el linaje, las propias insignias, la razón de ser de
cada partenaire. El mismo modelo de pareja, de amor, de
sexualidad se graba en los hijos y operan como mandatos
inconscientes determinando fuertemente el escenario
amoroso. Digamos, la voz de la tradición familiar se instala
en tales mandatos así como toda una cultura de linaje y
familiar. Decimos de “linajes” porque son dos culturas en
pugnas, donde cada partenaire lucha por ser, por instalar
sus insignias, su cosmovisión y estilo de amor. De modo
que, en la trasmisión de insignias emocionales no hay
inocentes y cada uno es sujeto de su amor. Ser sujeto de
un amor o de un estilo de pareja no termina en el
activismo de cada uno para instalar el propio estilo porque
somos además un “eslabón” de la larga cadena de legados
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

emocionales. Hay modelos de amores y desamores que


anclan muy lejos en lo prehistórico, desde los ancestros y
no solo algo construido desde lo histórico o eje ontológico.
La genealogía del amor nos brinda modelos que vienen de
muy lejos y que persisten en los amores actuales.

De modo que, el “Deberás…” o el “Serás un…” de los


mandatos, implica la trasmisión de modelos no siempre
armónicos como el amor diferente de un padre así como el
de la madre. Los hijos incorporan las diferencias, los
matices y se posicionan en el lugar en que el mandato
emocional de la familia los ubicó. Si ubicamos en un
batería de insignias todos los mandatos y modelos de
amores simbolizado por un sujeto, tendremos su “pareja
obligado” o amor impuesto, producto de la trasmisión
familiar única, sin posibilidad de que el sujeto puede
cotejar tal modelo de amor hegemónico con otros desde lo
social. De modo que, el Programa de amor impuesto,
obligado, hegemónico, necesita ser deconstruido o
analizado y relativizado a los fines de la liberación del
mismo. Solo así se podrá construir la otra vía, la vía alterna
del amor, el Programa de amor electivo. Y esto implica la
historización emocional, el conocimiento del estilo de
amor de nuestros padres, sus avatares, los aportes de
linajes, lo que perdura incluso de los amores prehistóricos
de nuestros abuelos, para luego, en un trabajo de síntesis,
totalizar nuestro modelo de amor elegido. Podemos

65
concluir que el mismo divorcio constituye un mandato
negativo, una verdadera maldición que opera desde el más
allá de la conciencia determinando que los “hijos del
divorcio” vuelvan a reeditar el fracaso (o el éxito) en el
amor.

Las re-peticiones de modelos vinculares en la elección de


la pareja

¿Existe la “repetición”?. Es decir, ¿podemos repetir el


amor de nuestros padres o el repetir un síntoma o un
patrón de conducta?. Desde un enfoque mecanicista sí
pero no es acorde con la verdad: no existe a repetición y
nadie podría repetir la vida de otro ni repetir el mismo
divorcio etc., porque esto contraría la singularidad de los
acontecimientos y de los sujetos siempre únicos e
irrepetibles. Esto lo sabemos desde la antigüedad pero
siguen con que repetimos cosas del “árbol genealógico” o
desde la familia al individuo, etc. ¿Cómo fundamentar
esto?. Cuando alguien vuelve a reproducir una palabra,
una conducta, un divorcio, etc., no repite porque lo realiza
según su propio estilo, desde su cosmovisión, en otro
momento, con cualidades e ideas diferentes y lo que sí
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

puede ocurrir es que hayan similitudes pero nunca


repeticiones. De modo que, cuando un hijo del divorcio se
divorcia, se divorcia de manera diferente, a su manera, con
otro partenaire y a pesar de ello, podemos encontrar
similitudes. Por esas similitudes se suele creer que repitió
el mismo divorcio. Es un error mecanicista el creer que hay
repetición de lo mismo y debemos considerar que una
pauta “A” de conducta como el divorcio, sufre
modificaciones al ser “retomada” (retoma
Kierkergaardiana) siendo ya su calidad diferente a l que era
inicialmente. ¿Por qué creemos que hay repeticiones
mecánicas y con la ilusión de que son idénticas?. Lo que
ocurre es que hay algo parecido a la repetición mecánica-
más acorde para la física-y es la “re-petición” donde lo que
hacemos es volver a peticionar o demandar un estilo o
formato de ser, como un divorcio, un conflicto de pareja,
una infidelidad etc. Es decir, en la re-peticionar lo que re-
peticionamos es un sistema dado de cosas, un punto de
vista, un modelo de amor, un estilo de éxito o fracaso,
como el divorcio. Es lo que el filósofo Spinoza estudio
como “Conato”. Consiste en que perseveramos en ser de
acuerdo a lo que portamos como verdad, contenido, ideas,
programa de amor o ideal, etc. Es una insistencia que
semeja repetición pero no lo es. ¿Cómo comprobar esto?.
En la pareja, cada partenaire persevera en ser a través de
su estilo o programa de amor, persiste e insiste en instalar
tal estilo, lo que no siempre se logra porque del otro lado
67
se encuentra en la misma estrategia el otro partenaire. De
modo que, no consiste en que uno instala su estilo así
porque sí porque el otro lucha por definir e instalar la
realidad tal cual como la percibe.

De modo que, no buscamos ser como nuestra madre que


se separó ni como nuestro padre el separado sino
buscamos y peticionamos por un estilo de amor cifrado,
interpretado, programado y que buscamos instalar en el
marco de una puja por ser, por definir la situación amorosa
desde cada partenaire.

¿Qué (re)peticionan ambos partenaire?. Podemos decir


que el modelo de amor cifrado o programado en base a los
modelos paternos. En el caso de la niña, la misma
incorpora el rol de su madre como mujer de su padre. Ella
es la mujer de un tipo determinado de hombre y buscará
padecer las peripecias que vio en su madre. Esto no
significa que haya simbolizado lo que verdaderamente
ocurrió porque cuenta su rango de sujeto, su deseo, su
relación al padre, y en esto debemos recordar el “Edipo”
freudiano. Lo mismo el niño. Se posicionará en el
Programa de amor paterno y tratará de ser como él en
relación a un formato de mujer acorde a su programa. Es
así que ambos simbolizan un estilo de relación, de amor,
de divorcio inclusivo para luego luchar por instalar tal
modelo o sistema de amor. Pero repetimos, no ocurre una
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

repetición mecánica y solo podemos encontrar similitudes


y un sujeto que demanda un estilo de amor en
concordancia con su linaje de género. En eso sí trata de ser
leal a su género, a su linaje.

Si recordamos las posibilidades en materia de divorcios,


tenemos el caso de quién no trae en su haber el divorcio y
asiste impávido al alejamiento de su partenaire. Ese vacío,
ése dolor, ese sinsentido ocurre porque tal sujeto
persevera en mantener una pareja, un estilo de amor, en
concordancia con sus modelos familiares y cuando el otro
partenaire se aleja, se le aparece como algo inexplicable.
Claro es que todo eso implica dolor, duelo, furia, hasta
resentimientos posteriores. En el caso de quien es ya un
“hijo del divorcio”, es más sintónico con su programa el
suceso del divorcio. Incluso lo busca y lo materializa si en
su modelo de amor constar tal movida. De lo contrario,
será el otro partenaire quien inicie el movimiento
divergente dejando solo al susodicho. En algunos casos
ocurre que se induce el divorcio y tarde o temprano el
partenaire interpreta eso como un deseo de separación.
Finalmente, los casos en que ambos poseen premisas para
el divorcio en su Programa de amor todo resulta más fácil
para llegar al éxito de divorciarse. Con ello cumplen el
designio de su destino escrito en su programa de amor.

69
¿Divorciarse de modelos vinculares patriarcales?

Preguntemos esto: ¿son los divorcios reacciones a un


modelo de amor patriarcal de sometimiento y sumisión de
la mujer en la pareja?. Los divorcios, ¿son una defensa
contra el sufrimiento promovido por un estilo de amor que
aplasta el proyecto de amor y de vida de uno de los
integrantes?. Mejor dicho, ¿podemos culpar al sistema
social, al modo de producción capitalista caracterizado por
la desigualdad social?. Sin que sea considerado como la
causa única, podemos aducir que el modelo patriarcal de
pareja posee características propias y que no facilitan un
amor saludable. Es decir, la pareja patriarcal es el
precedente de la familia patriarcal donde el capitalismo
promovía las incursiones del padre en lo sociolaboral
quedando la mujer en su rol procreativa, sin mayor
trascendencia. Mejor dicho, el modelo de familia patriarcal
asfixia el proyecto de la mujer recayéndola en el rol de
madre. Claro es que esto no es sin consecuencias y
podemos considerar que una mujer subyugada por su
deprivación al ámbito familiar manifestará quejas y
conflictos con su pareja. ¿Pero por qué una mujer
renunciaría a su familia, a sus hijos en aras de un divorcio
por el solo hecho de que es recluida en el rol de madre?.
Digamos, hay otras causas como el hecho de que el
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

modelo patriarcal funcionó mejor en el capitalismo clásico,


cuando el hombre aún tenía trabajos por ejemplo, pero
cuando éste quedó desocupado, el encuentro con su
mujer frente a frente, con una convivencia difícil, llevó
finalmente a enfrentamientos merced a la escasez, la falta
de posibilidades, y sobre todo, la promoción de la mujer
en su rol social, como forma de consecución de su
Proyecto. Es decir, la crisis del capitalismo clásico, la
desocupación, la crisis social, etc., llevó a que el equilibrio
precario del modelo patriarcal devenga en rupturas. A ello
se suma la promoción de los derechos humanos, la
liberación femenina del yugo masculino, lo que devino
“guerra de sexo”, cuando ambos entraban en conflictos.
Entonces, podemos sostener que el modelo patriarcal tuvo
su momento de equilibrio pero cuando entró en crisis por
el retroceso del capitalismo en materia de oportunidades
laborales, todo se complicó en la familia y la pareja entró
en crisis, divorcios, como respuesta. En este contexto,
suma los movimientos libertarios como el feminismo, en
pro de una mujer más libre del rol de madre para
desarrollar su proyecto eclipsado por el “machismo”, lo
que llevó al enfrentamiento con el modelo de pareja
caracterizado por la reclusión de la mujer y las rupturas de
muchas parejas en aras de la liberación.

Entonces, no nos parece tan ilusorio decir que tanto


hombres como mujeres se han dedicado al divorcio

71
respecto de un modelo de amor posesivo, de dominación
machista, patriarcal en pro de modelos de amor más
igualitarios. Desde ya, podemos considerar que
necesitamos divorciarnos de tales modelos posesivos, de
dependencias de un sexo respeto del otro, para construir
un modelo de amor más equitativo, sin explotación ni
dominación, y donde aparezca la construcción conjunta del
amor como crucial. En definitiva, el divorcio del que
hablamos es respecto del modelo de amor posesivo y
dominante promovido por el sistema social y que todo
sujeto internaliza en el curso de la socialización de género
como su modelo de amor hegemónico.
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

El “Divorcio potencial” contenido en el “Programa


emocional”

Un “Divorcio potencial” consiste en un potencial que


consta en el “Inconsciente vincular emocional” del sujeto,
en su “Programa de amor”. Es típico en los denominados
“Hijos del divorcio” y por lo mismo, poseen la
predisposición para desarrollar un divorcio. Como el
divorcio es parte de un “programa de amor”, su carácter
de factible y pasible de desarrollarse es indudable. No es
una compulsión mística que se desarrolla por un designio
mágico y debemos considerarlo en su sentido de
programa. El divorcio está programado y si no medían
“contraprogramas” como ideas y posibilidades diferentes,
el mismo se manifestará. En éste sentido, el sujeto es
víctima de su programa. Por ello, la consideración de que
en su programa consta en forma potencial un archivo que
nombramos como “divorcio”, es a los fines de su
despotenciación. Para que un hijo del divorcio vire hacia la
vía alterna, hará falta mucho trabajo sobre su Programa de
amor para entrever si consta en su haber una
potencialidad para el divorcio. La intervención sobre el
mismo puede ayudar al sujeto a comprender que ha
heredado psicológicamente un modelo de amor dividido.
De modo que, el descubrimiento de que posee un

73
programa de vida, otro programa de amor, y la
potencialidad para el divorcio, producirá en el sujeto un
viraje en su punto de vista sobre sí. Será el momento en
que descubre su Programa obligado, su modelo de amor
impuesto y surge por lógico consecuencia, la necesidad de
elegir un camino diferente.

De modo que, todo divorcio potencial puede ser


relativizado y despotenciando a los fines de la liberación
del sujeto de su condena a un divorcio seguro. Pero no
hacemos magia ni milagros y cada caso puede resultar más
o menos difícil.

Divorcios no programados: cuando cuenta el “Programa de


amor” del partenaire o los modelos sociales

Son los casos en que en el legado emocional como


“Programa de amor” de un sujeto no hay inscripción de
divorcio. Son también los hijos de las parejas duraderas,
felices. Hoy día en escases. Digamos, un “divorcio no
programado” es algo no previsto para el sujeto porque no
constan expectativas ni sistemas de esquemas en su
memoria a largo plazo que lo soporte. Es una sorpresa.
¿Por qué ocurre?. Una de las razones es que el cambio
sociocultural en materia de géneros promovió mayores
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

anhelos de libertad respecto del yugo patriarcal. De modo


que, el modelo patriarcal entró en crisis y eso irrumpió
como lucha en el amor y en rupturas. Las mujeres ya no
toleran el modelo de sujeción masculino, la dominación
del varón y buscan desarrollar legítimamente sus propios
proyectos eclipsados por un modelo asfixiante de amor. Es
decir, la crisis de un modelo de pareja y familia donde se
reproduce el modelo de estado dominante de un sector o
género sobre otro, ha entrado en crisis y eso promueve
reacciones libertarias en el campo del amor. La mujer ya
no asume el rol exclusivo de “mujer=madre” y lucha en
aras de ser mujer en su pleno derecho. La pequeña
observación a esta postura es que el sistema de injusticia
social aliena tanto a hombres como a mujeres y niños,
entre otros. Por ello, la crisis social irrumpe como crisis
familiar y de pareja, pero la pagamos con rupturas,
destruyéndose el preciado amor sin considerar que
vivimos casi en situación de cautiverios. Aclarar esto es
solo para que repensemos algunas consecuencias de un
orden social desigual que no da mucha oportunidad a las
nuevas parejas. A ello se suma la alienación emocional y el
predominio de influencias mediáticas que inducen
modelos de rupturas-como con los artistas- que muchas
mujeres y hombres copian.

Por otro, el aumento de la violencia en el amor, los


femicidios y la estigmatización masculina como violento,

75
ha desembocado en que la figura del varón resulta
amenazante, por lo que, muy fácilmente se demoniza y
criminaliza, lo que pesa sobre la convivencia. Luego,
rupturas. Los medios generalizan por el llamado “Efecto de
halo” donde los pocos casos de sujetos enajenados son
maximizados como una pandemia. Así, el imaginario social
se encuentra convulsionado y la nueva generación
permanece en recelo ante este panorama. Por
consecuencia también asistimos a una “Segregación de
género” como guerra de sexos. Esto no contribuye a la
unidad en el amor y sí a las rupturas que aumentan. Son
pocas las parejas que sobreviven a toda ésta influencia
social negativa.

¿Divorciarse por moda?

Por una suerte de “conformidad social” a los dictados de la


moda, a los moldes sociales del amor, a los imperativos
sociales, muchas parejas se hacen trizas. En este sentido, la
“presión hacia la conformidad” vía influencia subliminal e
inconsciente no es una cuestión menor y está incluso
probado experimentalmente desde la psicología social.
Cuando una mayoría social sigue ciertos pasos, como el
divorciarse, suele ejercer una presión psicológica en el
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

sujeto que tiende a la conformidad. Se amolda a los


dictados de la moda, a los trascendidos mediáticos, a las
noticias, a las opiniones públicas y allí el amor se supedita
a los imperativos del imaginario social. Hagamos una
imagen experimental sobre el tema: supongamos que eres
una joven viva y alegre, bonita y feliz con tu pareja. Llegas
a tu trabajo donde-entre otras cualidades-hay personas ya
divorciadas-hoy día son mayorías-y se encuentran
charlando sobre temas de géneros, de vínculos de parejas,
unos cuentan los avatares con su ex, etc. En éste contexto
de charla laboral, casi siempre se movilizan ciertas
representaciones de géneros que podemos caracterizar
como “segregación de género” o “guerra de sexos”.
Indefectiblemente, estas en el medio de quienes
defienden aún el amor y quienes están en guerra con el
otro sexo. Como te encuentras en el medio de logros,
ascensos, progresos etc., en tu carrera, para coincidir con
el discurso dominante sobre el tema deberás confluir, y
conformarte con el mismo. Es decir, por ejemplo, de que
los divorcios difíciles, las violencias en el amor, se deben a
que los hombres son violentos, machistas y patriarcales.
Sería la imagen común hoy día. Luego, vuelves a tu casa y
tu novio aún no pidió el delibery. Eso desata un enojo en ti
que al día siguiente relatas en tu trabajo. Una compañera
divorciada te recalca que ningún hombre hace nada, que
vosotras trabajan el doble y que son los causales de los
males de amor. Como tienes una pareja feliz, la cosa ya
77
pasó a que tu novio está en cuestión por su machismo
patriarcal. Las expectativas se orientan ahora para ver
cómo es y sobre todo, cómo debería ser para cuadrar en el
imaginario laboral y con tus pares. Por el llamado “Efecto
dominó”, ahora eres la siguiente, porque muchas han
fracasado y las influencias laborales así como sociales
contribuyen a amargar todo amor. Finalmente vienes un
día con la buena noticia de que tuviste una agarrada con tu
novio y todos te darán consejos, el número de un abogado,
y de cómo terminan las reyertas de amor.

Digamos que, como aquel novio que le indicó a su novia la


idea de ir a pedir la cortadora de pasto prestado al vecino,
y mientras iban caminando, ella le decía que la otra vez el
vecino no saludó, que le iba a decir que prestó la máquina,
que está roto, excusas y más excusas y mientras, el marido
se iba llenado de furia merced a la inducción o sugestión.
Llegan, toca el timbre, sale el vecino y el joven le dice:”¡Y
ya sabes dónde meterte tu cortadora de pasto!”. Es decir,
la sugestión en los medios, debido a los casos difíciles, las
estadísticas, las influencias de grupos de pares, amigas,
novelas, etc., tienen efecto en el sentido en que pueden
llevar o contribuir a un divorcio.

Digamos, el programa social a través de los medios, las


opiniones públicas, los prejuicios de géneros, etc., influyen
provocando disensos en el campo del amor. Una pareja
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armoniosa puede sufrir los embates de lo que se conoce


como la anécdota de la “cucaracha y el ciempiés”: iba el
ciempiés armoniosamente moviendo cada una de sus pies
cuando la cucaracha le pregunta sobre cómo podía mover
el pie 1 y el 22, el 36 y el 80, etc., cuando el ciempiés se
confundió, descoordinó y se mescló. Ya no pudo coordinar
sus movimientos. Lo suele pasar en parejas armónicas por
influencia de la moda, las novelas, las amistades, películas,
influencia de suegros y suegras, familiares, estadísticas,
teorías no fundadas, o los consejos del buen amigo.

Un “Programa de amor” peligroso

¿Miedo, precaución o elección libre?. Al parecer, las


“nuevas soledades” constituyen un resultado directo de
los fracasos emocionales actuales. El miedo al fracaso en la
pareja, en el amor, lleva a la desconfianza de que la pareja
sea el reino de la felicidad. De modo que, la elección de la
vida solitaria, con amores esporádicos, sexo sin amor o
amantes aparecen como opciones más seguras. Pero el
fenómeno no es igual en todas las edades. En los
adolescentes, la esperanza de amor, la consideración de
que el amor, la pareja, son caminos ineludibles hacia la
felicidad. Como se consideran nuevos, diferentes y con

79
altas posibilidades, los jóvenes se enfrascan a la búsqueda
de la pareja como lo central en su vida. Suma la cuestión
sexual que es muy fuerte en la adolescencia. De modo que,
el surgimiento del amor sexual, con vistas a la pareja, la
necesidad del “debut”, entre otros, sumen a la juventud en
el carril emocional. Aún frescos y sin fracasos notorios
como una separación, la esperanza de hallar la pareja es
muy tajante en la adolescencia. De modo que, para todo
adolescente, el programa sexual y de amor prende en su
plenitud y llevando al predominio de lo emocional por
sobre lo racional. Es por eso que el joven aún no posee
reparos hacia el otro sexo, lo que cambia cuando empieza
a experimentar desilusiones y separaciones a posteriori.

Por su parte, el adulto joven, el que aún no bordea los


cuarentas, ya ha pasado desilusiones, divorcios y avatares
que lo llevan a la desilusión respecto de la pareja, el amor,
el otro género, entre otros. De modo que, las nuevas
soledades lo ubicamos en ésta franja, aunque en algunos
casos ya existen jóvenes que eligen la vida solitaria como
posibilidad.

Lo que promueve el miedo a la pareja y el amor en adultos


son los altos índices de violencia de pareja, los femicidios,
o mejor, los fracasos amorosos, lo que obliga a
reconsiderar los temas. Digamos, el proteccionismo
individual, nos indica que todo un imaginario emocional se
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ha caído, lo que lleva al predominio del enfoque subjetivo,


individual, lo que lleva a todo un estilo de vida que
prescinde del otro. Es la “Ética del soltero”, que se centra
en los placeres personales, salidas, deportes, carrera
profesional, aunque nunca se prescinde de un amante
como paliativo a la soledad y las necesidades sexuales.

¿Divorciarse “de la pareja” y el amor romántico?

La oleada de divorcios y nuevas soledades simbolizan algo


más que “fracasos”-o éxitos si lo consideramos desde
Freud y su propuesta de los que “triunfan al fracasar”-y
debemos realizar una lectura en términos simbólicos. Sin
duda, podemos asistir a múltiples determinantes pero
vamos a considerar que el movimiento de liberación
iniciado en el siglo XX junto a la liberación sexual, tanto
como los movimientos feministas y el acceso a mayores
derechos en materia de géneros, la búsqueda de la
igualdad, así como el auge de los desamores merced a la
violencia de pareja y los femicidios, llevaron a cierto
recelo, miedo, o caída de amo y la pareja en el sentido en
que se lo tomaba antaño: como reinos del amor y la
felicidad. Al parecer, llevan a lo opuesto y debemos
precisar algunas cuestiones a los fines de entrever su

81
vinculación con nuestro tema. ¿Nos hemos divorciado del
amor y la pareja por los modelos vinculares peligrosos?. Es
decir, ¿hemos hecho el duelo emocional respecto de la
pareja y el amor como sinónimos de felicidad?. Si
escuchamos a los jóvenes y a muchos adultos,
comprobaremos que asumir una pareja ya no significa el
encuentro con la felicidad. Se ha caído el amor romántico
como idéntico a felicidad y la pareja aparece como algo
problemático. La toma de distancia respecto de ambas se
debe a que las promesas de sufrimientos son mayores que
las de placer y felicidad. Incluso ya no se cree que sea
sinónimo de felicidad. Entonces, podemos considerar que
asistimos a un “Otro divorcio” consistente en que nos
estamos divorciando del amor romántico de antaño,
propio de una sociedad desigual, donde la desigualdad y
explotación de género pululan, por lo que, la ruptura
constituye otro logro en materia de liberación. Las mujeres
han decidido nuevas conquistas en materia de géneros, en
materia de derechos de la mujer y han salido a lo social a
ocupar lugares que antaño lo ocupaban en forma exclusiva
los hombres. El progreso en materia de derechos y
liberación de género derivó también en la ruptura contra
una forma de amor romántico y posesivo, de reclusión de
la mujer al ámbito familiar, así como sus consecuencias en
materia de vida emocional de toda la familia.
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

Frases que programan modelos vinculares inconscientes

Tuve oportunidad de escuchar de la boca de una madre


respecto de su hijita y su estilo de vinculación con los
varones: “A ésta le va a ir mal en todo”. Por lo que conocía
de la historia emocional no solo de la madre sino además
de la madre de la madre, pude captar que en aquella frase
la madre sintetizaba su propio “Inconsciente vincular
emocional” como “fracaso amoroso”. La frase podría ser
considerada como una palabra eficaz, orientada hacia la
hija, su clon, su continuación en el eslabón generacional. Y
como ya lo remarcaba Jung, la hija poseía ya el carácter de
la misma y el estilo de trato con los varones. Y tal trato se
caracterizaba como conflictivo, al igual que la relación de
la madre con el padre. De modo que, la frase profética,
conlleva el fracaso de la madre y probablemente la de la
hija en su futuro amor. Cuando la hija escuchó esa frase,
noté que hubo un tiempo para escucharlo, para dejarlo
propagarse y hundirse en su memoria, como algo
inherente a ella, a su subjetividad, a su vida emocional.
Luego siguió jugando.

Desde la concepción Ortegasiana de que “Somos un


Programa para ser”, tal como lo vengo desarrollando,
podemos considerar que el Programa de amor de la niña
conlleva el deseo negativo de una madre que la condena

83
con una frase maldita, una maldición emocional. Es decir,
todo Programa de vida como Programa para ser, en
devenir y por advenir, contiene además el “Programa de
amor” cuyo fundamento es una Frase, tal como la que
escuché esa tarde de la boca de una madre respecto de la
hija, y cuyo desarrollo en todas las esferas de la vida
individual, caracteriza un Destino.

Digamos entonces que no hemos abandonado nuestra


fase oracular o profético. Aún materializamos deseos,
frases, profecías similares a la de un Edipo y que marcan el
sentido de una vida.
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Inducción y manipulación vincular del otro

Vamos a estudiar ambos temas en relación a si llevan a


excesos y conflictos, y si desembocan en rupturas. Y de
hecho, las manipulaciones e inducciones en el plano del
“inconsciente subliminal vincular” llevan a problemas y
escaladas. Por ello lo vamos a estudiar en forma detallada.
Suele ocurrir que a los fines de ubicar o posicionar al
partenaire en el rol que necesitamos en el plano del
“Inconsciente vincular” para llevar a cabo nuestro
“Programa de amor”, manipulamos. Pero cuidado, lo
decimos en el sentido que lo tratamos como un “peón” en
nuestro juego de ajedrez emocional y en el sentido en que
definimos su propia realidad desde nuestra realidad.
Mejor dicho, anticipamos y utilizamos nuestro saber,
nuestro rol profesional para imponer nuestros criterios de
tal modo que, la conducta y las emociones de nuestro
partenaire se orienten hacia los dictados de nuestro propio
programa. Es decir, se hace de acuerdo a nuestras
expectativas. Resalta el rango manipulativo del tema y en
cierta manera lo hacemos todos. El objetivo es la
objetivación de nuestras premisas de amor, de nuestra
concepción sobre el amor, la pareja, el hogar, el sexo, la
vida, etc. En definitiva, lo que manipulamos son
significaciones, que luego son actuados por nuestro

85
partenaire. Sabemos además que toda comunicación no es
tanto y que lo llamamos “volver común” o “comunicación”
resulta en verdad una lucha de ideas, lucha por imponerse,
porque el otro valide nuestras ideas o forma de ser. De
modo que, toda comunicación es cierto sentido
manipulativo porque nuestras ideas modifican las del otro
y las del otro a las propias. Pero hay asimetría y en cierta
manera, nos plantamos en nuestro “Paradigma emocional”
y buscamos imponerlo manipulando ideas, creencias,
hechos, etc., en concordancia con nuestro paradigma. Tal
paradigma es el Programa de amor que buscamos imponer
en la pareja como la misma realidad. Sabemos además que
hay siempre oposicionismo y que nadie cede a sus ideas
sin previa lucha o resistencia. A veces, las concesiones son
solo temporales y condicionales y somos colonizados por
el otro sin darnos cuenta. Esto se debe a que los intereses
de hombres y mujeres varían en materia de amor, pareja,
familia, etc. Imaginemos a las marionetas, donde vemos
que quién manipula los hilos maneja toda la escena. Tal es
la intención cuando manipulados. Es para imponer nuestro
estilo de amor, aunque, debemos recordar, básicamente
es inconsciente porque ignoramos que seguimos un Guión
de amor. Volviendo al tema de la comunicación y la
manipulación, debemos recordar que toda comunicación
puede ser vista como manipulación, por lo que, debemos
considerar que a veces “manejamos” sin darnos cuenta
porque ya está incorporado a nuestro estilo de amor.
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

Por otro, y en consonancia con la comunicación emocional


y las manipulaciones, tenemos las inducciones o
sugestiones donde a nivel preverbal o a través de
metáforas, gestos, actitudes, etc., sugerimos cosas. Cierta
vez visite a un amigo que, para demostrar lo armónico de
su relación de pareja, se dirigía a su mujer prolongando la
mirada o cambiando tonos de voz como formas de solicitar
cuidado y a la vez muestras de simpatía felicidad. Es decir,
en esto, necesitamos diferenciar que comunicamos pero
que a nivel preverbal o gestos y actitudes, trasmitimos
muchas cosas.

Reformateo del “Programa emocional”: deshacer un


legado de condena

El “reformateo de un programa de amor” se parece mucho


a cuando reformateamos un programa de computadora.
Para ello necesitamos “Otro programa” que será el que
reformatea y en nuestro caso lo vamos a llamar “Sujeto”.
Eres el “sujeto” de tu “Programa vincular emocional
inconsciente”, que es tu proyecto emocional, lo que
prefigura y organiza toda tu vida emocional. En éste
sentido, nuestra vida no es caótica ni regida por el azar y
está programada en sentido relativo y nunca absoluta.

87
Entonces, a partir de que eres el sujeto de tu programa, y
sabemos que tu programa te condiciona y obliga a actuar
de muchas maneras, necesitamos que sepas que portas
además un “Programa de amor”, que te pauta tu vida
emocional. Ambos, el Programa para ser y el Programa de
amor, están vinculados como la parte al todo y la
búsqueda del sentido de tu vida va indisolublemente
ligado a la búsqueda de conocimiento de tu programa
emocional. Es decir, del cómo amas, cómo eres con tu
mujer, cómo incorporaste tal estilo de amor y no otra, los
legados del linaje materno así como las paternas, etc., para
ampliar las influencias hacia las generaciones. De modo
que, fuiste programado por tu familia, por el amor de tus
padres y realizaste muchas elecciones que constan como
premisas de tu estilo de amor.

Tu “Programa para ser” se vincula también con los legados


familiares, con el modelo paterno, con los aporte de su
linaje en materia de “definiciones” sobre masculinidad,
vida, trabajo, pareja, amor, comer, reír, reflexionar, etc. Es
decir, de toda una cosmovisión, todo un punto de vista
sobre la vida. Y son temas trasmitido por un hombre
porque pertenece legítimamente a su linaje de masculinos
que realizan un cuidado de sus insignias. Desde la línea
paterna puedes recibir un legado negativo, como el
divorcio, cuando un día se le da por pelear, por replantear
todo el cuadro familiar y decirle a tu madre: “Es hora de
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separarse”. Lo mismo desde la línea materna. Todo un


modelo de mundo, de estilo de amor, que influye en la
vida de todo descendiente. En términos generales,
nuestro programa de amor se compone de ambos legados,
y donde solemos ser leal de acuerdo con nuestro sexo.

Para el reformateo de tu Programa de amor-y de tu vida


porque el cambio será de ambos aspectos de tu vida-
necesitamos conocer tú mismo “Programa de vida”
impuesto, el que cifraste, el que elegiste a partir de tus
modelos familiares. Entre ellas quizás, el modelo del
divorcio. Este programa impuesto es lo que te condiciona a
re-peticionar o a demandar el mismo sistema de vida
nocivo. De modo que el armado del mismo nos indicará
cómo es tu estilo de vida, tu sistema de vida, lo que eres
merced a herencias y legados familiares, de linajes. Como
“sujeto” determinado por el mismo aunque también con la
posibilidad de nuevas elecciones, nuevas decisiones,
vamos a relativizar tal modelo impuesto. Es el momento
del reformateo y hará falta mucha voluntad y deseo de
cambio. De modo que, en el reformateo de tu existencia,
de tu “Programa para ser” y de tu “Programa de amor”,
operaras sobre ti mismo, sobre lo que eres, sobre tus
programas con el objetivo de considerarlos como legados,
como herencias psicológicas de modelos nocivos, aunque
muchos aspectos son buenos. Y gracias a tal posibilidad,
puedes entonces empezar a realizar nuevas elecciones,

89
para el armado de tu nueva vida, tu nuevo “Programa para
ser”, tu nuevo “programa de amor”. Podemos darte alguna
pista: si consideras que eres el fractal de tu padre o de tu
madre, podrás descubrir similitudes entre lo que le pasó a
tu padre o madre y a vos mismo. Es decir, los programas
de amores son muy similares porque los padres suelen
transmitirse en sus hijos. De esta manera, cada hijo
aparece como eslabón en una cadena generacional y de
linaje. De ésta manera, puedes deconstruir todo el proceso
de trasmisión de un legado de condena a partir de tu
familia, los linajes maternos y paternos, el modelo de
divorcio, los avatares del mismo, etc., para poder construir
un nuevo programa de amor más libre de las
determinaciones de tu programa para ser impuesto y tu
modelo de amor impuesto. Nadie dice que es fácil pero
tampoco es imposible y quizás requieras la ayuda de algún
psicólogo o profesional similar en éste apasionante tarea
de reformatear tu vida.
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Hacia el “Programa de pareja”

Es decir, previa reformulación de cada respectivo


“Programa de amor” se construye la propia pareja en
forma más libre de tales determinaciones inconscientes.
Recordemos la imagen que hicimos sobre la actriz y el
actor y de cómo ambos ignoraban su propio guion y lo
difícil de actuar al respecto. Eso es lo que ocurre en todo
sujeto cuando se encuentra en pareja. Digamos, lo que
conocemos del amor, la pareja, el otro sexo, la sexualidad,
etc., son aspectos superficiales poco vinculados con la
verdad. Serían los contenidos manifiestos cuyos
contenidos latentes o verdades son ignorados. Y como
están en otro plano, en el “programa inconsciente de
amor”, son eficaces para determinar el cómo de nuestro
amor, nuestros éxitos y fracasos, logros y retrocesos,
ideales, etc. Recordemos algo que ya vimos en otra parte
de éste trabajo y es que cada uno busca ser a través de su
programa de amor y como forma de plasmar su Programa
para ser. De modo que, para cada uno de nosotros, se
juega un estilo de vida y no solo un modelo de amor.
Incluso en el divorcio, asistimos a la manifestación de un
estilo de vida y amor. Por ello, como cada uno lucha por
ser y por defender un paradigma de vida y amor, sabemos
que adquirimos el rango de un “Procusto” que se impone

91
en su estilo de amor o al menos, buscamos imponernos y
más aún cuando ignoramos que procedemos de esa
manera.

Es también lo que denominé “Conato emocional” como la


persistencia en ser de acuerdo a nuestra verdad
emocional. Si esa verdad vinculado al estilo de amor que
portamos y que buscamos plasmar, y además conlleva una
división, podemos estar seguro de que vamos a insistir en
dividir, en la búsqueda de la separación porque es un
“escrito”, una verdad que insiste porque es parte de
nuestra verdad, nuestro estilo. El filósofo Spinoza decía
que perseveramos en ser de acuerdo a lo que portamos
como verdad, y esa insistencia o perseverancia emocional
constituye incluso un peligro para los hijos porque
persistimos también a través de ellos legándole nuestras
insignias. Digamos, trasmitimos y nos trasmitimos en
nuestros hijos. De ésta manera, el divorcio se perpetúa a
través de generaciones.

¿Cómo proceder ante éste panorama de insistencias y


trasmisiones de algo nocivo para la humanidad?. A los
fines de minimizar el mal, podemos considerar que el error
capital de los que se divorcian es que todos intentaron
imponerse en su programa de amor para luego-incluso-
realizar movimientos divergentes de separación. Es decir,
fueron víctimas directas de sus programas sin posibilidad
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

de construir el tercer programa de amor en juego: el de la


pareja. Es el “Programa de amor de la pareja”. Ambos
consideraron en todo momento sus propias premisas de
amor pero nunca la del partenaire ni menos la posibilidad
de construir una zona común a ambos. Y ello depende de
acuerdos y pactos, de debates y discusiones, incluso
acaloradas, sin victimizarse, deconstruyendo el propio
modelo de amor a los fines de arribar a conclusiones
conjuntas, a visiones compartidas, a un amor elegido antes
que impuesto desde el programa prescripto. Sería la zona
“C” como producto de la intercepción del programa “A”
con el “B”.

A los fines de lograr la duración de las parejas-si es que la


humanidad desea eso-lo mejor es que deconstruyamos
nuestras certezas individuales sobre cómo debe ser la
pareja. Sabemos que fundamos nuestras certezas sobre el
modelo de amor trasmitido por nuestros padres y que
resulta impositivo en relación al partenaire. Por su parte,
nuestro partenaire se encuentra en la misma situación al
buscar legitimar su propia cosmovisión emocional sin
considerar mucho el de la pareja. Pero menos aún y desde
ambos partenaire es que ninguno considerar la tercera
posibilidad en aras de un amor compartido y es el
“Programa de amor de la pareja”, más libre de los
programas individuales unilaterales que perpetúan
modelos retrógrados de amor.

93
Inconscientes vinculares que forjan “Destinos”

Como otra perspectiva, ¿podemos considerar que el


divorcio es un “Destino programado” que los “hijos del
divorcios” heredan de sus padres?. Solo para hacer un
poco de historia, sabemos que ya Freud hablaba de
“Neurósis de destino” en su obra “Más allá del Principio
del placer”. Allí describe a sujetos perseguidos por un
destino de condena, de tragedias que se repiten, de
modelos de fracasos repetitivos, etc., y donde no ubica
ningún “síntomas” siendo que el mal se desarrolla sin que
el individuo pueda defenderse. Con posterioridad,
podemos considerar un “Destino” como “programa de
vida”, como “programa de amor” o también como
“Inconsciente vincular emocional” desde el enfoque
Pichoniano, que se plasma más allá de la conciencia del
sujeto. Claro que hablamos de un “Programa emocional
inconsciente”, de un sistema simbólico que consta en la
memoria como programa activo, que orienta el rumbo
emocional de una vida, en el sentido en que lo
programado, sucede. En términos “Destinológico”,
entonces, el divorcio está programado. A sabiendas de los
casos que caracterizamos como “no programados”, la
mayoría de los casos están gramados previamente en un
programa emocional del que el sujeto es ajeno. En este
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

sentido, damos la razón a la psicoanalista francesa


Élizabeth Roudinesco cuando dice que las hijas siguen el
destino de la madre y los hijos, el del padre.

El doble vínculo y la seudocomplementariedad como


vínculos inconscientes

Es sabido que el “doble vínculo” constituye un vínculo


contradictorio, donde en un nivel verbal se afirma una
cosa pero en el preverbal o plano “metacomunicativo”
(como comunicación sobre la comunicación en el plano
inconsciente) se dice otra cosa. Es decir, comunicación
algo que es negada en otro plano. Mejor dicho, en una
pareja en proceso divergente, donde la cosa no marcha
bien, podemos observar una coincidencia en el plano
explícito y verbal pero en el nivel preverbal o
metacomunicativo un disenso. Eso sucede así porque la
lealtad primera es al propio modelo de amor y con el
partenaire manifestamos una seudocomplementariedad.
Digamos, el doble vínculo se corresponde a dos estilos de
comunicación que a pesar de las diferencias, trata de ser
coincidentes con el otro, aunque sabemos que es solo
superficial. El objetivo de la comunicación radica en
95
instalar el propio estilo de amor, el propio programa, lo
que obliga a “metacomunicar” el propio punto de vista en
otro plano como el indirecto, a través de gestos y posturas,
concreciones, etc.

Instrumentalmente, el doble vínculo ayuda a confundir al


partenaire merced a que su meta es que la propia versión
de las cuestiones sea legitimada. Por otro, transforma el
vínculo en conflictivo, porque por un lado se sostiene una
cosa que luego es negada. Si a nivel explícito se afirma
estar de acuerdo con el otro y en el plano preverbal se lo
niega o descalifica, entonces, el partenaire puede sufrir
inhibiciones, depresiones, rabias, y agresiones, etc.
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

Parejas suplementarias y complementarias en el plano del


“Inconsciente vincular emocional”

El peligro del divorcio se reafirma en lo que podemos


denominar “parejas suplementarias”, donde los roles no
son complementarios y el movimiento divergente
predomina por sobre el convergente hacia las metas de la
pareja. Los acuerdos son rotos o no establecen en forma
clara y la suplementariedad implica una expulsión del otro.
Al mismo se puede acceder a través de varias vías como la
competencia, la confusión entre amor y poder, la
búsqueda de dominio del otro, el afán de imponerse o
“Síndrome de Procusto”, entre otros.

Mejor dicho, desde la teoría de los roles, afirmamos que


las parejas suplementarias no tienden a roles
complementarios y predominan relaciones de supresión,
de descalificación y demonización del partenaire. Sería un
indicador de que la cosa no marcha bien y su objetivo
puede ser una ruptura probable.

En los casos de “parejas complementarios”, podemos


considerar que predominan roles complementarios y la
comunicación de la pareja tiene hacia la elaboración de un
“Proyecto conjunto” y alejado de enfoques meramente

97
individuales respecto del amor y la pareja. Tales parejas
manifiestan mejores pronósticos y mayor duración.

Procesos de invalidación, demonización y criminalización


vincular y del partenaire

En una obra anterior a ésta-“Invalidación, demonización y


criminalización en el amor”-describí un proceso nefasto en
el amor. Consiste en que, lo que llamo “Violencia primaria
del amor” o “Síndrome de Procusto”, ambos integrantes
de la pareja pugnan por instalar y legitimar el propio estilo,
modelo o programa de amor a través de diversos medios.
Digamos, un encontronazo de modelos de amores
disímiles. Ante la imposibilidad de ser, de plasmar el
propio estilo de vida, el propio Programa de amor, ambos
comienzan a buscar medios indirectos para incorporar al
otro en el propio modelo de amor. Consiste en un intento
de que el otro cuadre en el modelo de amor unilateral de
cada uno. Claro es que lo que aparecen son oposiciones o
resistencias porque el otro partenaire se encuentra
abocado a la misma tarea de que su pareja cuadre en sus
expectativas de amor, en su modelo de mujer u hombre,
en su estilo sexual, en su cosmovisión o punto de vista.
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

Este proceso implica una escalada simétrica, de menor a


mayor y cuando los medios democráticos, las palabras,
diálogos e intentos de hacer entrar en razón al otro fallan,
comienzan los medios violentos como las críticas,
rechazos, descalificaciones y demonizaciones del tipo “Eres
violento”, etc., para luego terminar en la criminalización
del otro al acudir a la vía judicial. Es decir, incluso se acude
a la autoridad para hacer valer la propia visión, el propio
estilo de amor, a falta de medios para imponerlos.
Digamos, el divorcio se vislumbra de cerca aunque en
algunos casos comienza cuando decae el amor, por otras
causas, etc.

99
Las posibilidades: la prevención, la vía terapéutica y la vía
judicial

Ante la dificultad para instalar el propio estilo de amor,


como el caso de quién está programado para el divorcio y
logra organizar el campo de la pareja en tal sentido,
aparecen dos posibilidades: la vía judicial o la vía
terapéutica. La vía judicial se utiliza más que la vía
terapéutica porque lo que buscamos es imponer en forma
inconsciente nuestro estilo de amor. De modo que, al
acudir a la autoridad, lo que hacemos es llamar a la
caballería para que el otro pueda entrar en razón o cese en
sus inconsecuencias. Cuando un sujeto acude a la vía
judicial es porque todos los otros métodos persuasivos, de
diálogos, de posibilidades de acuerdos y pactos ya han
demostrado ser inútil. De modo que, lo que queda es la
demonización del otro proyectando sobre él toda la culpa,
todas las frustraciones y agresiones consecuentes. Es el
momento en que emergen en la conciencia todo lo que
uno contuvo, toda la furia “reprimida” (en el sentido en
que queda relegado en el inconsciente), todo lo que se
calló aunque maximizado. La gota que colma el vaso puede
cualquier tema no considerado por el otro en el marco de
la descalificación, común en parejas con potencialidad
para el divorcio. Es entonces que asistimos a las formas
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

más conocidas de violencias en la pareja como el


simbólico, el físico, el sexual, etc. También es posible
reconocer “ciclos” donde a una fase de tensión sigue otra
de agresión y luna de miel.

Sin embargo, la vía alterna en este caso sería la vía


terapéutica, como intento de cambiar la propia visión, el
propio modelo de amor como así de la propia pareja. No
es fácil tomar ésta vía y requiere de un cierto grado de
alfabetización emocional formal e informal como para que
haya conciencia de que hay problemas, de que la pareja
que uno ha contribuido a armar posee problemas de
comunicación y que en contexto de terapia se puede
revertir en aras de un amor más positivo.

El microguión como prefiguración del divorcio contenido


en el “Programa dividido”

Yo estaba en la parada y la parejita de adolescentes en


riña. Él se va y ella insiste. Se fue y ella quedó llorando. Le
pregunté si estaba bien y me dijo que sí, que no era nada
malo. Una escena como muchas que podemos asistir hoy
día. Lo que vía allí es una clásica escena de lo que podemos
llamar “micro divorcios” donde en pocos minutos
podemos asistir al desarrollo del “microprograma de
101
amor” como muestra de lo que pasará a futuro.
Efectivamente, ya en el la fase de noviazgo, muchos
sujetos prefiguran el futuro, la posibilidad del divorcio. De
hecho, tales rupturas son en verdad divorcios y no lo
denominamos así porque ocurre en la fase de adolescente,
en la fase de noviazgo pero son divorcios. De modo que,
podemos anticipar futuras rupturas con solo observar la
dinámica del noviazgo de los jóvenes. En ella, cada joven
moviliza su programa de amor ya activo y estructurado.
Por lo que, la intervención a futuro para despotenciar el
programa de amor dividido, puede realizarse ya con
adolescentes. La idea es despotenciar su eficacia simbólica
a los fines de evitar que suceda. Pero lo que no podemos
garantizar es que no ocurra porque el programa de amor
es tan fuerte que conlleva el “Programa de vida”, también
crucial para cada sujeto. El “chip” se pone en acción en
forma temprano indicando el destino probable de cada
sujeto.
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

El “error” de querer cambiar al otro

Como buen “Procusto”, la tendencia regular de todo sujeto


cuando ama es el de pretender amoldar al otro según el
propio estilo o “Inconsciente vincular emocional”. Es decir,
cambiar al otro para que cuadre en el propio programa.
Para explicar vamos a recordar un concepto que ya lo
describimos más abajo y es el “Síndrome de Procusto”,
donde insistimos en imponer al otro nuestra visión sobre
el amor. Para lo mismo, necesitamos-como buen Procusto
que somos-“cortarle la cabeza” como equivalente a anular,
negativizar, descalificar, ningunear, refutar o demostrar
que está equivocado respecto de su modelo de amor. En el
fondo del ser siempre tenemos la certeza de que sabemos
lo que es amar, y más aún, pretendemos forzar al otro
para que considere la misma realidad: la realidad armada
por cada uno. Como se ve, es una visión autoritaria de la
realidad y la “violencia primaria” del amor es el Síndrome
de Procusto. En el fondo, este intento de colonizar al otro
con el propio programa de vida y de amor, lo que niega es
el temor a enfrentar el propio modelo, así como indicativo
de la alienación emocional merced al analfabetismo
emocional imperante.

Por lo regular, los intentos de cambiar al otro también


evita considerar que es uno el que debe adecuarse al

103
modelo del otro, pero como desconocemos que portamos
un Programa o ajedrez emocional, el camino más fácil es el
intento de imponerse buscando el cambio en el otro. En
definitiva, los intentos de cambiar al otro lo que demanda
es ser querido tal y como uno mismo es, sin considerar el
modelo del otro.

Los Procrastinadores temen a su “Inconsciente vincular


emocional”

Son los que posponen una y otra vez la responsabilidad de


enfrentar una pareja y llevar a cabo sus anhelos de amor y
familia. Es un temor que no puede sino justificar en forma
superficial. Se debe al panorama lúgubre de parejas que
terminan en el divorcio pero por sobre todo al contenido
negativo del propio “Inconsciente vincular emocional”. Es
una forma de temor al fracaso, pero que lleva al fracaso.
Por influencia de los medios, la moda, las estadísticas y el
imaginario social, muchos eligen posponer sus anhelos de
amor. Pero las razones cruciales en tales casos, lo
podemos encontrar en el “Programa de amor” donde
consta un “mal de archivo”, una visión negativa y pesimista
de la pareja y el amor y que se funda en un legado
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

negativo de los padres. Es decir, la causalidad ejemplar


que desarrollamos al comienzo. De modo que, el
procrastinador elige no elegir, no obstante tener el anhelo
de amor y de sexualidad. Es un “programa de a mor
eclipsado” por causas internas, por representaciones
negativas que paralizan la búsqueda. Cuando asistimos a
un procrastinador, podemos observar su esfuerzo por ser,
por ser feliz, por encontrar la pareja adecuada, pero,
cuando ya lo ha logrado, las cosas se invierten, comienza a
desarmar lo armado y todo termina en la ruptura. Digamos
que, tal sujeto se ha casado pero con la pareja negativa de
sus padres y tal modelo opera en el sentido de inhibir sus
anhelos de amor y pareja.

La “batalla de los sexos politizado”

Nadie puede negar que las dificultades entre hombres y


mujeres se han acentuados al punto en que asistimos a la
batalla de los sexos. Sus causas son múltiples y muchos
arraigan en legados malditos, en males de archivos, en
ejemplos negativos, en trasmisiones desde la vieja
generación y que sume a las nuevas parejas en la condena.
Como consecuencia más directa, asistimos a una
105
“segregación de género”, a dos bandos que están
desilusionados respecto del otro, a enfrentamientos más o
menos matizados, a violencias que irrumpen en las
parejas, a rupturas y hasta tristes casos de femicidios.
Digamos, el panorama no es alentador. Para peor, la
politización de los casos ha llevado a un verdadero “Efecto
de halo” que maximiza los casos, llevando a la creencia de
que la guerra de sexo se ha desatado y se ha extendido sin
control. Y esto sucede cuando los políticos sin escrúpulos y
sin éticas utilizan el tema para tapar sus inconsecuencias.
Un gobierno incapaz de logros, los políticos que ansían el
poder, así como legos y movimientos que luchan para
solucionar el tema, etc., toma los hechos para utilizarlos en
forma política. Digamos que no es algo negativo que se
politice porque posee determinaciones políticas. Lo
negativo es que se lo utilice para tapar conflictos y crisis
sociales, crisis de gobernabilidad. Digamos, se lo utiliza
como pantalla y para demostrar que otros sectores e
ideologías están errados y deben dejar el poder, etc.

Por otro, los medios maximizan también los casos,


contribuyendo a generar una pandemia que en realidad no
existe sino en muchos casos, pero no miles y miles. De ésta
manera, políticos y gobiernos, periodistas y medios,
contribuyen para que el tema se transforme en una
pandemia donde la verdad es que se generaliza en forma
indebida, se utiliza el tema con fines ideológicos, y el
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

poder lo utiliza para tapar sus fechorías. Es entonces


cuando predomina la vía judicial cuando la única solución
posible es que propongan como remedio un teléfono y
pocas medidas que en verdad no atacan la raíz del mal. La
otra vía, positiva, preventiva y de empoderamiento ante el
tema, es la vía terapéutica.

Divorcios difíciles y consecuencias sobre los hijos

Hoy día conocido, el SAP o “Síndrome de alienación


parental”, es considerado como la alienación del hijo por
uno de los padres para ubicarlo en contra del otro. Es
decir, uno de los padres hipnotiza al hijo o hija con
contenidos negativos para poner al hijo en contra del otro
padre. También denominado “Obstrucción vincular”,
porque uno de los padres obstruye al otro para alejarlo de
su función paterna o materna. Por lo general es para
difamar al otro padre, contarles las cosas malas que se
considera realizó, lo malo que es, que es esto o lo otro. El
sentido sugestivo de las ideas demonizantes sale a la luz.
Hoy día, muchos jueces consideran al SAP como algo que
ocurre entre los padres en un divorcio difícil. Se toma a los
hijos como rehén y se naturaliza la función materna
107
dejando la custodia de los hijos a la madre, que luego,
sigue luchando con su ex utilizando a los hijos. Es un
proceso que aliena y daña psíquicamente a los hijos y
prima el derecho de éste en tales reyertas, por lo que, el
SAP daña el proyecto de vida del niño.

En forma más extendida, podemos considerar al SAP como


una puja de linajes, donde cada partenaire busca trasmitir
su visión del amor, de madre, de crianza, de pareja, de
vida, etc., tal como sus antecesores le trasmitieron. Es
decir, se juega un Programa de vida donde cada partenaire
busca asimilar al niño a su juego de ajedrez emocional, a
su estilo de vida, excluyendo las del otro. Allí es donde se
excluye, demoniza y criminaliza la participación del otro, a
los fines de imponerse cuan Procusto. Si consideramos a
una madre que denuncia a su esposo, pide la cautelar, el
juez se lo concede y el padre es expulsado para luego
cumplir su rol desde el exilio. Allí, la madre comienza o
continúa sus descalificaciones del rol paterno y de su
familia, como la abuela y el abuelo paterno, las
demonizaciones, y criminalizaciones posteriores. Resalta la
falta de tolerancia de un partenaire hacia el otro, los
procesos de barbarización del otro con el objetivo de
imponer el propio programa de amor sin considerar los
ejemplos nocivos para los hijos. Esta última visión del SAP
me parece más ajustada a la realidad de las cosas. Es la
que vengo desarrollando en diferentes escritos en el
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

marco de una teoría sobre la vida que incluye muchos


autores.

¿Disparejas?

Ante parejas difíciles y donde la convivencia ha entrado en


la senda de la ruptura, podemos proponer lo que vamos a
llamar “Disparejas”. Consiste en lo que le sucedió al sujeto
“B”: me contó una vez que vive un gran amor y que ama a
su mujer. Pero les resultaba la convivencia y solo podían
estar juntos un par de días para luego discutir y volver
cada uno a lo suyo. Cuando no estaban juntos se
mensajeaban con tonos de amor, de querer verse,
imágenes sensuales, etc., y volvían una y otra vez para
luego entrar en ruptura. De modo que, le dije que había
descubierto la solución temporal para las parejas difíciles,
o al menos a los que seguían el guión del suyo. Por lo que,
le indiqué que podía institucionalizar el estilo de amor de
la pareja conviviendo el fin de semana con su pareja para
luego en la semana, cada uno con lo suyo. Dependerá de
ambos el sumar más días o restar, para poder así despertar
el deseo y estar juntos cuando ambos lo necesitaran. Pero
al mismo tiempo y a los fines de encontrar la clave de tal
amor, le prescribí terapia individual y de pareja, para

109
buscar las razones y entrever la posibilidad de que la
pareja pueda convivir más tiempo junto o no.

¿Principio de no interferencia y reciprocidad?

¿Podemos considerar que existe algún principio que nos


permita una cierta coexistencia pacífica y amorosa con el
partenaire?. Considerando que el conato Spinoziana es
muy fuerte, muy insistente, porque en ella se juega
nuestra subjetividad entendida como la búsqueda del ser,
tal principio no podrá ser sino una propuesta probable y
nunca una fórmula para el éxito. Cada partenaire se juega
para plasmar su programa y en esto nadie cede un ápice
de terrero. Las estrategias de amor se orientan a instalar
un punto de vista sobre la vida, el amor, la sexualidad, la
pareja y como es ignorado, opera desde el más allá de un
“Programa inconsciente” que nos puede, que nos
determina. Por ello, considerando tales premisas, no
debemos olvidar también las demás cuestiones que éste
libro tematiza y que, el principio que vamos a discutir no
considera que debamos tolerar Programas de amores
impositivos, a lo Procusto porque sabemos que es la
violencia primaria del amor que insiste e insiste. Pero es
una violencia ignorada e inconsciente, por lo que,
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

debemos alejarnos de posturas culpógenas y asumir que


somos dos actores en un escenario donde cada uno juega
su rol en base a un “Guión de pareja” (Berne) aunque
ambos no sospechen siquiera que portan tales guiones. No
obstante, la lucha por ser, por imponerse, por legitimar un
estilo de amor es omnipresente. Tampoco decimos que se
deba olvidar el analfabetismo emocional y resulta
necesario el conocimiento profundo de los programas de
amor, tanto el propio como el del partenaire a los fines de
poder compatibilizar lo más posible. Nunca se puede
compatibilizar en forma completa e ideal y siempre
subsisten áreas, zonas, etc., que no se pueden negociar ni
acordar porque arraigan en cuestiones prohibidas como el
área de la sexualidad, o los aspectos infantiles y ya
olvidadas del programa de amor. De modo que
considerando tales premisas, podemos sostener que el
“Principio de no interferencia y reciprocidad” significa no
la tolerancia a las imposiciones sino el respeto al estilo del
otro, a su visión, su punto de vista sobre el amor, la pareja,
la vida siempre y cuando no constituyan imposiciones.
Sabemos que suenan siempre a “imposiciones” porque son
diferentes a nuestra visión del amor, pero estamos
hablando de tolerar las diferencias, mantener una zona de
diferencias en base a acuerdos y pactos que llamamos
“Zona C”, producto de la intercepción entre la zona A y la
zona B. Esto implica un “Dejar ser”, sin intentar dominar,
colonizar, cambiar, ni invalidar y demonizar las propuestas
111
del otro. Implica la no interferencia pero también con
nuevos aprendizajes sobre el otro, de construcciones
conjuntas, en aras de producir cada día una visión de a
dos. No interferencia en relación al dejar ser, al dejar
plasmar el propio modelo de amor para poder conocer las
diferencias y lograr acuerdos. La reciprocidad alude al
estar receptivo y predispuesto a los requerimientos del
otro, la búsqueda de su conocimiento, cuidado, disciplina,
y valoración de alguien que entregó su vida y su tiempo en
aras de la felicidad.

El “Complejo del Pingüino”

Este “complejo” sería para aquellas parejas que duran y


duran, que se casaron para siempre, y que reman juntos.
Es sabido que los pingüinos se unen para siempre y que,
cuando uno de ellos muere, el otro se deja morir. Claro es
que ni aún con ellos podemos generalizar pero ha
sucedido. Para elaborar ésta idea consulté muchos casos,
así como lecturas, entrevistas informales, etc., por lo que,
podemos considerarlo como algo necesario ante el avance
del desamor. En relación, sabemos que el primer
casamiento de todo ser humano es con el modelo de
DESPROGRAMACIÓN PSICOLINGÜÍSTICA

amor de sus padres. Es la “pareja interna”, la que


luchamos por concretar, con la que nos unimos en nupcias
y que defendemos a capa y espada. Sabemos que entre el
ser humano y los animales median diferencias, pero en sus
rasgos generales, este complejo deja una enseñanza muy
grande. Lo primero es que los pingüinos no pujan sino para
contribuir a la pareja, a la crianza del polluelo. Para lo
mismo, se turnan para cuidar al mismo así como para
incubarlo. De modo que, su división laboral de género no
implica muchos problemas como el nuestro. Nosotros
tenemos muchos problemas, muchas diferencias y merced
a la intolerancia de la diferencia, no toleramos nada.
Recuerdo que un psicoanalista llamado Menassa afirmó
que la gran enfermedad del siglo es que no toleramos a
nadie. Y esto, en el campo del amor es ya axiomático.

Cuando la sexualidad hace irrupción

¿Podemos afirmar que la sexualidad posee algún impacto


en materia de divorcio?. Es un tema muy silenciado pero
de seguro, los problemas sexuales irrumpen en el campo
de la pareja para infelicidad de todos. De modo que, como
ocurre en el caso de la caída del deseo, la pareja se
deprime, se frustra y es allí donde se buscan alternativas

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que no siempre son buenas. El caso de la infidelidad es un
ejemplo. A veces sale mal y la pareja se hace triza. En un
caso, hasta hubo visitas a prostitutas, a los fines de seguir
conservando la pareja. De modo que, con esto sabemos
que la función social de la prostitución se vincula también
con los desamores.

En el caso de anorgasmia o frigidez, sabemos que tira por


la borda toda la ilusión de la pareja y ambos se angustian,
con la consiguiente búsqueda de soluciones. La visita al
sexólogo se sigue del psicólogo y muchas parejas vuelven a
su curso normal. En un caso de impotencia, la mujer se fue
con otro, lo que redundó en intentos de suicidios de su ex
pareja. Cuando asistimos a “ninfomanías”, las insaciables,
sabemos que surge la poliandria, donde la bigamia surge a
la luz o las infidelidades. Supe de un caso donde el joven
descubre la bigamia para luego atentar contra su vida,
inculpando a su ex. En términos generales, la cuestión
sexual influye en la dinámica de la pareja y en los casos de
patologías sexuales puede incluso llevar a la ruptura.

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