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“AÑO DE LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD”

UNIVERSIDAD NACIONAL SAN CRISTÓBAL DE


HUAMANGA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
ESCUELA PROFESIONAL DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN

TEORIA DE LA SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO

RESPONSABLES:
Bilbao Hurtado, Dafney
Castillo Llanos, Pamela
De la Cruz Alarcón, Diana
Montes de Oca Mendoza, Valeria
Sosa Guzmán, Yanely

SERIE: 300

AYACUCHO-2019
TEORIA DE LA SOCIOLOGÍA DEL CONOCIMIENTO

1. Concepto

La sociología del conocimiento es una subdisciplina de la sociología que trata de los


orígenes sociales y grupales de las ideas. En su breve historia en tanto que campo de
estudio ha abarcado todo el ámbito de las ideas (conocimiento, saber, teorías,
mentalidades e incluso aspectos culturales y análisis social de la ciencia) en un intento
por comprender cómo dicho campo depende de determinadas fuerzas políticas y sociales
y cómo la vida mental de un grupo de personas surge en el contexto de los grupos e
instituciones en los que tales personas viven y actúan. Como veremos, en un giro que se
sitúa en los años 1960 la sociología del conocimiento comenzó a orientar su objetivo para
abarcar no sólo las ideas autorizadas y los conocimientos formales, sino también aquellas
que operan en la esfera de la vida cotidiana, esto es, los saberes informales.

El enorme ámbito de su aplicación permite entender quizá los motivos gracias a los cuales
dentro de la sociología contemporánea la sociología del conocimiento presenta uno de los
perfiles más imprecisos y esquivos, que mayor sensación de desorden transmite entre
otras cuestiones por la confusa acotación de lo que puede ser etiquetado como tal. La
sociología del conocimiento puede definirse mediante un claro propósito: explicar ciertas
ideas a partir de variables sociales o, precisamente, lo contrario. Su papel consiste en
explicar una interacción, es decir: 1/ determinar la relevancia epistemológica que las ideas
tienen en la vida social o, dicho de otra manera, 2/ ocuparse de la forma en que las ideas
se manifiestan socialmente y, por lo tanto, de la relación que se produce entre ellas y el
cuerpo social en la medida que ambos coexisten y plantean incógnitas sobre su capacidad
dinamizadora. Ahora bien, si la sociología del conocimiento tiene la aspiración de
convertirse en una sociología de las ideas, ¿podrá desligarse en sus investigaciones de la
ideología? Sabiendo que en el estudio científico de las ideas nunca estaremos
completamente inmunizados contra el peligro del falso conocimiento -el sentido que aquí
hemos querido dar al concepto de ideología-, ¿podrá esta disciplina iluminar la caverna
del mito platónico para hacer desaparecer esta “sombra”?

Como se comprobaba en las citas del principio, muchas de las características de las
definiciones y de la concepción de la sociología del conocimiento dependen de las
escuelas, grupos y tradiciones sociológicas en que se han inscrito sus autores, de ahí que
sea una disciplina que puede aplicarse a sí misma, lo que indica su naturaleza
autorreflexiva. Y, no obstante, a pesar de todas las diferencias, existe una coincidencia
básica: la sociología del conocimiento se ocupa de analizar la relación o conexión entre
dos niveles, uno de ellos relacionado con el conocimiento y el otro con la existencia
social.

En cuanto al primer nivel, cabe observar que se alternan términos como conocimiento,
saber, pensamiento, cognición que no significan lo mismo. También suponen algunos de
ellos una proximidad con otras disciplinas en especial con la epistemología y la filosofía
del conocimiento. La epistemología o teoría del conocimiento es una disciplina filosófica
que analiza la relación entre un sujeto del conocimiento y el mundo de los objetos que
éste pretende conocer o percibir. Además, se ocupa de los criterios para un conocimiento
válido, objetivo y parte de una concepción de la verdad. Por su parte, la sociología del
conocimiento se ocupa del conocimiento, pero desde otra perspectiva: analiza la relación
de aquel con la existencia o vida social.

La sociología del conocimiento supone además una reflexión de segundo orden, una
metareflexión que tiene por objeto el conocimiento, el saber y la ciencia existentes en la
sociedad; reflexión que se realiza a partir de otros conocimientos y saberes propios de la
tradición sociológica. Como consecuencia de la reflexividad (Lamo de Espinosa, 1994)
dicha disciplina genera nuevos conocimientos sociológicos sobre cómo se relaciona el
conocimiento con otras variables existentes en la sociedad, con grupos e instituciones que
la componen.

2. Características
2.1.Actitud crítica frente al marxismo

Muchas de las características, definiciones y la misma concepción y nombre de la


sociología del conocimiento dependen de las escuelas, grupos y tradiciones sociológicas
en que se han inscrito sus autores, entre ellos el máximo referente: Karl Marx,
considerado como el precedente más serio de la sociología del conocimiento, pues la
sociología parte del materialismo histórico, ya que las ideas son determinadas por la
realidad socioeconómica. Para él, el hombre es esencialmente inconforme y busca el
progreso; enfatiza el papel del factor económico como él más importante para la base
existencial de la actividad mental.

2.2. Estudio de las ideologías


En su breve historia en tanto que campo de estudio ha abarcado todo el ámbito de las
ideas (conocimiento, saber, teorías, mentalidades e incluso aspectos culturales y análisis
social de la ciencia) en un intento por comprender cómo dicho campo depende de
determinadas fuerzas políticas y sociales, el cómo la vida mental de un grupo de personas
surge en el contexto de los grupos e instituciones en los que tales personas viven y actúan.

3. Precursores
3.1. Karl Mannhein

Karl Mannheim, principal representante de esta escuela, considera también a la masa


como un agregado de individuos que actúan de forma inconsciente ante los problemas
que se les presentan. El individuo no existe como tal sino en función de su adhesión a la
colectividad. Esta adhesión viene determinada por dos conceptos, Ideología y utopía34,
que dan título a la obra capital de Mannheim. La ideología dominante actúa como factor
estabilizador de los grupos al encubrir las taras, crisis y problemas de una sociedad; la
capacidad cognitiva del grupo se ve perturbada por el prisma a través del cual ve las cosas.
Por su parte, la utopía surge como consuelo, en cierto sentido, de los grupos minoritarios
y oprimidos de la misma sociedad. Aferrándose a un imposible en el que, sin embargo, el
inconsciente colectivo de los grupos cree con firmeza es posible, nuevamente, eludir la
visión de la realidad. Ambas, ideología y utopía, son factores estabilizadores al tiempo
que elementos perturbadores de la cognición de los individuos. En este contexto, puede
comprenderse que la opinión pública como tal es un factor poco importante, dependiente
del prisma ideológico o social con el que observan individuos incapaces de sustraerse al
influjo de la masa.

3.2. Max Scheler

El interés de Max Scheler por la Sociología del Conocimiento aparece en la última etapa
de su vida, etapa marcada por el viraje filosófico que constituye el denominado "último
Scheler". No es en absoluto casual que el comienzo de sus problemas con la Iglesia, a la
que pertenecía desde 1916, vaya cronológicamente emparentado con su atención
creciente por los condicionamientos sociales de toda forma de conocimiento, incluido el
religioso. Así, deberá ser tenido muy en cuenta el dato de que la primera redacción de su
"Sociología del Saber" acaece en 1924.

Busca explicar la relación entre los factores reales y los factores ideales y trata de
descubrir los modos de interacción entre ambos.
Para Scheler la determinación social del pensamiento se refiere solamente a la selección
del conocimiento, que es determinado por el sistema social. Las ideas están determinadas
por el interés material sólo en su paso de potencialidad a actualidad, no en sus
significados. Las formas del proceso mental por medio del cual el conocimiento es
adquirido, son siempre y necesariamente determinadas por la estructura social.

3.3.Robert K. Merton

Se tenía una declinación del enfoque estructural funcional al estudio de la sociedad, donde
se llega a la conclusión de que no todas las instituciones son funcionalmente beneficiosas
para el orden social. La orientación central de funcionalismo se expresa en la práctica de
interpretar los datos mediante la determinación de las consecuencias que los mismos
tienen para las estructuras más amplias de las que proceden.

Toma como objeto de estudio las relaciones de interdependencia sociocultural, las


estructuras, los procesos y las conductas sociales. Está orientada al conjunto de la
sociedad o dirigidas al ámbito de problemas y objetos de la convivencia sociocultural.
Existe una gran abundancia de teorías sociológicas, lo que hace difícil encontrar una que
pueda ser válida como “regla general”.

Función Manifiesta: Son las consecuencias objetivas queridas y observadas por los
miembros de una sociedad o sistema social.

Función Latente: Las funciones latentes son aquellas consecuencias objetivas que
contribuyen a la adaptación social.

3.4.Peter Berger y Luckmann

Realizaron estudios a la sociedad, obteniendo su obra más importante llamada " La


construcción social de la realidad: un tratado en la sociología del conocimiento”. Es una
de las obras teóricas más importantes e influyentes de la sociología contemporánea.

En la obra mencionada los autores destacan dos temas principales:

1. La sociedad como realidad objetiva: se destacan dos momentos básicos; la


institucionalización y la legitimación.
2. La sociedad como realidad subjetiva. se destacan tres tipos de socialización;
socialización primaria, secundaria y terciaria.
Berger y Luckmann se enfocan a la interacción humana en cuanto al conocimiento y a la
percepción de la realidad en la que el individuo se desarrolla.

1. La relación de la sociología del conocimiento con la opinión pública

La opinión pública, en el marco de este modelo de pensamiento condicionado, se


relativiza en gran medida; ya no puede ser considerada como una forma de expresión
racional y libre de las personas informadas que participan en un diálogo público, sino más
bien como una forma de pensamiento irracional, propio de las masas, condicionado
enormemente por la acción de los líderes políticos.

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