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Ideología

En ciencias sociales, una ideología es un conjunto normativo de emociones,


ideas y creencias colectivas que son compatibles entre sí y están especialmente
referidas a la conducta social humana. Las ideologías describen y postulan
modos de actuar sobre la realidad colectiva, ya sea sobre el sistema general de
la sociedad o en uno o varios de sus sistemas específicos, como son el
económico, social, científico tecnológico, político, cultural, moral, religioso,
medioambiental u otros relacionados al bien común.
Las ideologías suelen constar de dos componentes: una representación del
sistema, y un programa de acción. La representación proporciona un punto de
vista propio y particular sobre la realidad vigente, observándola desde una
determinada perspectiva compuesta por emociones, percepciones, creencias,
ideas y razonamientos, a partir del cual se le analiza y compara con un sistema
real o ideal alternativo, finalizando en un conjunto de juicios críticos y de
valor1 que plantean un punto de vista superior a la realidad vigente. El
programa de acción tiene como objetivo acercar en lo posible el sistema real
existente al sistema ideal pretendido.
Por su receptividad frente al cambio, hay ideologías que pretenden la
conservación del sistema —conservadoras—, su transformación radical y
súbita —revolucionarias—, el cambio gradual —reformistas—, o la re
adopción de un sistema previamente existente —restaurativas—.
Por su origen, alcance y propósito, las ideologías pueden desarrollarse
gradualmente a través de la observación, el diálogo, el ajuste mutuo y el
consenso sobre lo que es considerado socialmente correcto, desviado o dañino,
o bien ser impuestas (incluso por medio de la violencia) por un grupo
dominante especialmente interesado en generar influencia, conducción o
control colectivo, sin distinción si este es un grupo social, una institución, o un
movimiento político, social, religioso o cultural o si su propósito se centra en
promover el bien común o un interés particular.
El concepto de ideología se diferencia del de cosmovisión (Weltanschauung)
en que este se proyecta a una civilización o sociedad entera, en cuyo caso está
relacionado con el concepto de ideología dominante, cuando esta abarca todos
los sistemas específicos de la sociedad y es compartida por una amplia mayoría
de la población. Por su naturaleza colectiva, el concepto rara vez se restringe al
modo de pensar de un individuo aislado o particular.
1
Origen del término
El término ideología fue formulado por Destutt de Tracy (Mémoire sur la
faculté de penser, 1796), y originalmente denominaba la ciencia que estudia
las ideas, su carácter, origen y las leyes que las rigen, así como las relaciones
con los signos que las expresan.
Medio siglo más tarde, el concepto acoge su sentido final (actualmente
vigente) al asociarse con una perspectiva epistemológica, fundada por Karl
Marx y Friedrich Engels en su obra La ideología alemana (1845-1846), para
quienes la ideología es el conjunto de principios que explican el mundo en
cada sociedad en función de sus modos de producción, relacionando los
conocimientos prácticos necesarios para la vida con el sistema de relaciones
sociales; la relación con la realidad es tan importante mantener esas relaciones
sociales, y en los sistemas sociales en los que se da alguna clase de
explotación, evitar que los oprimidos perciban su estado de opresión. En su
célebre prólogo a su libro Contribución a la crítica de la economía política
Marx dice:
[...] El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura
económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura
jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia
social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la
vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la
que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su
conciencia.2

Sociología e ideología
Hablamos de ideología cuando una idea o conjunto de ideas determinadas
interpretadoras de lo real son consideradas como verdaderas y son
ampliamente compartidas conscientemente por un grupo social en una
sociedad determinada.
Tales ideas se convierten en un rasgo fuertemente identitario, de forma similar
a la religión, la nación, la clase social, el sexo, partido político, club social, etc.
y se forman tanto en grupos pequeños y cerrados como las sectas o grupos
mayores y abiertos como partidarios de un equipo de fútbol...
Exteriormente se ha asociado con mayor fuerza a la política, donde el
clientelismo de los partidos impone unos intereses estrechos y cerrados. En su
desarrollo lleva a que el comportamiento individual pueda derivar en una
continuada falsa creencia, en un falso pensamiento y de ahí a una falsa práctica
social. Además interiormente, los miembros del grupo ideológico admiten o no
que determinado individuo pertenezca al grupo según comparta o no ciertos
presupuestos comunes de pensamientos básicos.

2
La ideología interviene y justifica dirigiendo los actos personales o colectivos
de los grupos o clases sociales, a cuyos intereses sirve. Pretende explicar la
realidad de una forma asumible y tranquilizadora, pero sin crítica, funcionando
solo por consignas y lemas.
Ahora bien lo que ocasiona son falsas creencias que mantienen la
interpretación o justificación previa tal como estaba en el imaginario individual
y colectivo, independientemente de las circunstancias reales. Por ello suelen
acabar produciendo una separación entre las ideas y su práctica en la realidad,
difícilmente asumible.
Del estudio de la ideología se encarga la sociología del conocimiento, cuyo
presupuesto básico es la tendencia humana a falsear la realidad en función del
interés. Sigue el interés propio en las maneras de ver el mundo en el grupo
social al que se pertenece; maneras que varían socialmente de un grupo
humano a otro y dentro de sectores diferentes de la misma sociedad.
Interviene sobre el interés personal y cohesiona el grupo donde se asienta,
porque construye una identidad ficticia como forma de vivir y valorar una
realidad construida al margen de ella misma. De ahí que en la mayoría de los
casos lleve a una superposición de discursos según el grado de realidad y a la
construcción de utopías.
En el terreno político, y en casos extremos, acarrea la mentira repetida, la
mendacidad. En general se observa que fácilmente se pasa por un interés
desmedido, centrado en la falsa conciencia, hacia la imagen o forma de la idea
de la vida interpretada solamente en función de esas ideas, en definitiva, hacia
una ideología que tiende al totalitarismo.

El origen de las ideologías


El origen de la mayoría de las ideologías se encuentra en una corriente
filosófica cuando asume una versión muy simplificada y distorsionada, por
falsa creencia, de la filosofía original. En este sentido se produce, de forma
general, un carácter insincero, cuando un pensamiento original se convierte en
«—ismo» (Platón → platonismo; Marx → marxismo; capital → capitalismo;
anarquía → anarquismo; etc.).
Su origen se sitúa en el personal, de acuerdo con las necesidades que sustentan
socialmente un determinado pensamiento. Se separa y disocia de la realidad,
porque la manipula en forma de propio interés.
Los primeros filósofos que estudiaron la «ideología», los psicologistas
franceses (Condillac, Cabanis, Destutt de Tracy), situaron esa

3
necesidad en el «yo interior», interpretado de diversas formas (psicologismo y
psico fisiologismo). El sujeto se opone a lo exterior, que se da como suceso,
puesto que requiere la reflexión individual. Estos filósofos franceses pretendían
estructurar una teoría sobre el materialismo primitivo de las sensaciones y de
ahí su derivación en emociones, pasiones y sentimientos. De manera que del
hecho, del suceso o del acontecimiento exteriores se pasa psicológicamente a la
manera interior de captar las cosas y apreciar estas categorías de la psicología
personal.
Más tarde el compromiso político de filósofos sociales (socialistas utópicos,
Saint-Simon, Fourier, Proudhon) situó el interés en las necesidades de la vida
social. El vuelco que protagonizó al extenderse al ámbito de la sociedad fue
considerable. Del interés del individuo se pasó al interés del grupo. Esto
provocó que se acuñase el calificativo de «doctrinarios» para referirse a los
«ideólogos» en su enfrentamiento con el poder, lo que confirió a la palabra un
sentido peyorativo que a día de hoy no ha perdido.
Después del psicologismo de los franceses, se pasó, primeramente, a las
formas filosóficas propias y, posteriormente, a las relaciones económicas. El
sentido más elaborado de ideología, en el primer sentido, es el de Hegel y, en el
segundo, de Marx.
Se consideró la ideología como una «escisión de la conciencia», que produce
la alienación, bien sea esta considerada como meramente dialéctica del
pensamiento, en el idealismo de Hegel o dialéctica material en el materialismo
de Marx.
En el siglo XX, la ideología es considerada como problema de comunicación
social. Para los frankfurtianos, de manera especial para Habermas, la ideología
expresa la violencia de la dominación que distorsiona la comunicación. Este
habla de la relación entre el conocimiento y el interés. Esto produce una
distorsión que es consecuencia de una razón instrumental, como conocimiento
interesado, y que es la responsable de la ciencia y la tecnología falsas como
ejes de la dominación social. Es pues necesaria una hermenéutica de la
emancipación y liberación. De la misma forma, Marcuse subraya este hecho
en el seno de las clases sociales, en particular políticamente dentro de los
partidos y sindicatos.
Karl Mannheim y Max Scheler enmarcan la ideología en el marco de la
sociología del saber. El saber enmarcado dentro de la dominación política
genera tal cúmulo de intereses que configura la cosmovisión de los grupos
sociales. No hay posibilidad de escapar a una ideología bien construida.

4
Todo gira a su alrededor. Mannheim distingue entre ideología parcial, de tipo
psicológico, e ideología total, de tipo social.
Sartre, por su parte, introduce una idea de «ideología» completamente
diferente. Para Sartre la ideología es fruto de un pensador «creador», capaz de
generar un modo de ver la realidad.3
Por otro lado, Willard van Orman Quine trata la relación entre los objetos
exteriores, de ahí fuera, y los sujetos interiores, de ahí dentro. En otros
términos, liga la ideología a un modo razonado de considerar la ontología.4
A finales del siglo XX, sin embargo, se entra en una época de infravaloración
de lo ideológico, de la mano de las ideologías conservadoras, de forma que
algunos han proclamado el ocaso de los ídolos, como "El fin de las
ideologías"5 , incluso proclamando el triunfo del pensamiento único y el "fin de
la historia" o el "choque de civilizaciones".6
La ideología como falsa creencia debe estudiarse en términos de su lógica
degradada, más que en la filosofía de la que se deriva. Sin embargo, es difícil
comprender cuándo y en qué términos una filosofía pasa a ser ideología. Max
Weber afirma que las filosofías se seleccionan primero para ser ideologías
después, pero no explica, cuándo, cómo ni por qué. Lo que sí puede asegurarse
es que existe una relación dialéctica, es decir, de discurso, entre ideas y
necesidades sociales, y que ambas son indispensables para configurar una
ideología. Así nace el interés y las necesidades sentidas por el cuerpo social (o
un grupo de este); no obstante pueden fracasar por no tener ideas claras que lo
sustenten. Al igual que hay ideas que pueden pasar inadvertidas por no ser
relevantes para las necesidades sociales, se requiere una falsa creencia
aparentemente útil para que sea ideología.
Marx, en su Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel, señala lo siguiente:
...Es cierto que el arma de la crítica no puede sustituir a la crítica de las armas,
que el poder material tiene que derrocarse por medio del poder material, pero
también la teoría se convierte en poder material tan pronto como se apodera de
las masas. Y la teoría es capaz de apoderarse de las masas cuando argumenta y
demuestra ad hominem; y argumenta y demuestra ad hominem cuando se hace
radical. Ser radical es atacar el problema por la raíz. Y la raíz, para el hombre,
es el hombre mismo...
Marx. Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel. Anales
franco alemanes. 1970. Barcelona. Ed. Martínez-Roca, p 103

Concepto marxista de ideología

Karl Marx plantea que la ideología dominante de una sociedad es parte integral
de su superestructura.

Friedrich Engels define la ideología como "un proceso que se opera por el
llamado pensador" pero "con una conciencia falsa."7
Tal como el materialismo histórico define el concepto, la ideología forma parte
de la superestructura, junto con el sistema político, la religión, el arte y el
campo jurídico. Según la interpretación clásica, está determinada por las
condiciones materiales de las relaciones de producción o estructura económica
y social. Para Karl Marx, las ideologías son cuerpos de ideas que aspiran a la
universalidad y a la verdad más lata y abstracta que representan los intereses
históricos de una clase social, que en su mayoría son hipótesis idealistas.
Desde esta perspectiva, son formas de "falsa conciencia", porque solo reflejan
los intereses económicos y preferencias de la "clase dominante".89 Marx pone
el ejemplo de la división de poderes como idea dominante, proclamada

6
ahora como «ley eterna» en la época en la que se disputan el poder en un país
la corona, la aristocracia y la burguesía.10
El concepto marxista de ideología se suele datar en las obras La sagrada
familia y La ideología alemana como crítica de la filosofía idealista alemana
posterior a Hegel. Esta crítica llegó a la economía política burguesa en La
miseria de la filosofía y más tarde El capital. aunque ya se aprecia en Crítica
de la filosofía del derecho de Hegel con la hipótesis de la "negación de la
filosofía como filosofía".9
La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material
dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual,
lo que hace que se le sometan, al propio tiempo, por término medio, las ideas
de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente. Las
ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones
materiales dominantes, las mismas relaciones materiales dominantes
concebidas como ideas; por tanto, las relaciones que hacen de una determinada
clase la clase dominante, o sea, las ideas de su dominación. [...]

La división del trabajo [...] se manifiesta también en el seno de la clase


dominante como división del trabajo espiritual y material, de tal modo que una
parte de esta clase se revela como la que da sus pensadores (los ideólogos
conceptivos activos de dicha clase, que hacen del crear la ilusión de esta clase
acerca de sí mismo su rama de alimentación fundamental), mientras que los
demás adoptan ante estas ideas e ilusiones una actitud más bien pasiva y
receptiva, ya que son en realidad los miembros activos de esta clase y disponen
de poco tiempo para formarse ilusiones e ideas acerca de sí mismos.
K. Marx y F. Engels (1845) La ideología alemana, Capítulo 1, Parte III, 1. La
clase dominante y la conciencia dominante.
Friedrich Engels explica que "las verdaderas fuerzas propulsoras que lo
mueven, permanecen ignoradas para el ideólogo”. Sus ideas le parecen al
ideólogo "como creación, sin buscar otra fuente más alejada e independiente
del pensamiento; para él, esto es la evidencia misma, puesto que para él todos
los actos, en cuanto les sirva de mediador el pensamiento, tienen también en
este su fundamento último". Estos impulsores incluyen tanto intereses
subjetivos oscuros como la constelación económica objetiva.7
Para Engels, la moral y la religión son ejemplos de ideologías. La moral
siempre fue "una moral de clase; o bien justificaba el dominio y los intereses
de la clase dominante, o bien, en cuanto que la clase oprimida se hizo lo
suficientemente fuerte, representó la irritación de los oprimidos contra aquel
7
11
dominio y los intereses de dichos oprimidos, orientados al futuro". El origen
de la forma ideológica de la religión es la impotencia del hombre hacia la
naturaleza. El bajo nivel de dominio de la naturaleza y la dependencia de
eventos naturales desconocidos conducen a prácticas religioso-mágicas para
compensar el subdesarrollo económico, técnico y científico: "Estas diversas
ideas falsas acerca de la naturaleza, el carácter del hombre mismo, los
espíritus, las fuerzas mágicas, etc., se basan siempre en factores económicos
de aspecto negativo; el incipiente desarrollo económico del período
prehistórico tiene, por complemento, y también en parte por condición, e
incluso por causa, las falsas ideas acerca de la naturaleza".12
El desarrollo de una ideología sigue una cierta lógica propia, se desarrolla
"por medio de la imaginación".13 Así, "la filosofía de cada época tiene como
premisa un determinado material de ideas que le legan sus predecesores y del
que arranca". Sin embargo, la economía "determina el modo cómo se modifica
y desarrolla el material de ideas preexistente" indirectamente, "ya que son los
reflejos políticos, jurídicos, morales, los que en mayor grado ejercen una
influencia directa sobre la filosofía".12
El papel de la ideología, según esa concepción marxista de la historia, es
actuar de lubricante para mantener fluidas las relaciones sociales,
proporcionando el mínimo consenso social necesario mediante la justificación
del predominio de las clases dominantes y del poder político. Por otro lado,
Engels también enfatiza la "efectividad histórica" de la ideología. La negación
de un "desarrollo histórico independiente" no significa que no pueda ser
puesto en el mundo, una vez por otras causas, en última instancia económicas,
y puede tener un efecto en su entorno, de hecho su propia causa.7 Marx
reconoció que dentro de formas ideológicas puede darse elementos de verdad.9
La existencia de ideas revolucionarias en una determinada época presupone ya
la existencia de una clase revolucionaria [...] como representante de toda la
sociedad, como toda la masa de la sociedad, frente a la clase única, a la clase
dominante.
Ibíd.
Esta crítica ha contribuido a una desconfianza académica hacia nociones
como "objetividad", "neutralidad", "universalidad" y semejantes.8
Entre los marxistas que se han dedicado al estudio de la ideología, o han hecho
comentarios significativos sobre el tema, están Marx y Engels, Lukács,
Althusser, Gramsci, Theodor Adorno y, más recientemente, Slavoj Zizek.

8
Pese a que comúnmente suele hablarse de una teoría de la ideología
homogénea en el marxismo, ligada al esquema base-superestructura, existen
numerosas variaciones teóricas que tratan este tema. Algunos analistas de la
teoría de la ideología marxista, por ejemplo Terry Eagleton, han afirmado que
en los escritos del propio Marx existen teorías diferentes sobre este tema.
Durante la etapa estalinista de la URSS, el marxismo quedó reducido al
materialismo dialéctico (o diamat) y a la concepción materialista de la
historia. Dichas doctrinas, codificadas y poco cuestionables, eran enseñadas
académicamente, con una sección incluso en la Academia de Ciencias. Para los
marxistas occidentales, y especialmente para los historiadores de orientación
no ortodoxa, que suele llamarse marxiana, sobre todo en Francia e Inglaterra
(más o menos ligados a la renovación historiográfica de mediados del siglo
XX que supuso la Escuela de los Annales), es imposible explicar la historia de
un modo tan determinista. Desde ese punto de vista, suelen encontrarse en la
historiografía interpretaciones de la ideología en el sentido de que la
inadecuación de la ideología dominante a nuevas condiciones o el surgimiento
de ideologías alternativas que entran en competencia con ella, produce una
crisis ideológica. Así suele admitirse que, aunque desde un punto de vista
marxista clásico suene herético, cuando una ideología dominante no cumple
eficazmente su función hace aumentar la tensión social (lucha de clases) que
contribuye a la crisis de un modo de producción y su transición al siguiente.
La ideología como crítica totalitaria
El contemporáneo filósofo político australiano Kenneth Minogue se dedicó a
observar la noción marxista de ideología en su obra La teoría pura de la
ideología.
Para el autor,

• El marxismo presupone por ideología un conjunto


de ideas funcionales de un individuo que dan
justificación y validez universal a sus intereses.
• Estos intereses se entienden principalmente como la
preservación de sus medios económicos de
subsistencia una vez adoptados; excluyendo de esta
categoría su uso o los fines de consumo, que
volverían a los intereses socialmente teleológicos e
infraestructuralmente culturales.
• Los intereses en estas reducidas "condiciones
materiales de existencia" estarían predeterminados

9
tecnológicamente por la particular relación social
del individuo con su ubicación en la división del
trabajo, cuya forma no sería modificable ni elegible,
esto es: sus fines serían necesarios en vez de libres.
• Estos intereses tienen la característica de no ser
comunes (salvo con miembros de la misma clase) y
contrarios con las otras clases en forma intrínseca,
ya que su naturaleza es la de participar en una
relación orgánica dual de opresores-oprimidos.14
Minogue plantea inmediatamente una versión inversa a esta poniendo de
cabeza sus premisas básicas:

• Las verdaderas ideologías son pseudo-revelaciones


que reducen toda la realidad a la existencia de
grupos y géneros con predeterminados intereses
opuestos.
• Intereses que encarnarían en sí mismos un sistema
de opresión (que incluye la opresión de unas ideas
funcionales por otras).
• Requieren interpretar ciegamente el concepto de
liberación como eliminación de dichas clases de
intereses opuestos.
• Y el trato pragmático-revolucionario de todo
pensamiento funcional como sistemas de ideas
(como ideologías) basadas en falsas
racionalizaciones (siendo la verdad incognoscible
salvo en la realización de la lucha revolucionaria).
Las características de esta noción de ideología como "dogma crítico" se
destacan particularmente en el marxismo, y todas tendrían como particular
característica su tendencia a degenerar en "sociologismos" y "psicologismos"
auto contradictorios (teorías de conspiración en las cuales las formas de
organización social no serían necesidades históricas que generarían los grupos
sociales dominantes y sus "ideologías", sino a la inversa serían elites las que
crearían la sociedad con una ideología que haría posible su poder; idea esta
última que el epistemólogo Karl Popper ya había denunciado como parte de un
marxismo vulgarizado y malinterpretado).15
También la comunidad de intereses entre grupos no solo es arbitraria (clases
sociales, géneros, razas), sino que la misma visión ideológica de la sociedad es
en realidad la sociedad ideológica que esta genera, ya que aunque presuma
10
combatir un sistema de opresión donde sus elementos son orgánicamente
funcionales, dicha opresión dependería solo de su ocultamiento (cuando en
realidad tal ocultamiento requeriría de una opresión preexistente) y no sería
realmente funcional en tanto no fuera planificada (planificación que la
ideología sí necesita generar).
Debido a ello, la comunidad de intereses inter-individuales de la que presume
el revolucionario ideológico es una ficción útil (el leninismo habría sincerado
este hecho al afirmar que "los burgueses compiten para vender la soga con la
que los van a ahorcar")[cita requerida], pero termina siendo una realidad forzada
cuando la ideología llega al poder. Minogue vuelve así, contra las propias
doctrinas sistémico-clasistas (que tratan de "ideológico" a todo pensamiento),
la acusación de reificación ideológica en nuevos términos, particularmente al
marxismo, la generación y dependencia para con sus propios intereses
revolucionarios en una opresiva sociedad sin clases.
La tesis de Minogue fue de gran influencia a fines del siglo XX en los círculos
políticos e intelectuales más cercanos al pensamiento demoliberal,
conservador y neoconservador, por haber dado sistematicidad a la dialéctica
de las democracias liberales occidentales en su confrontación con las
democracias populares marxistas a lo largo de la Guerra Fría.

El siglo de las ideologías


La expresión siglo de las ideologías para definir el siglo XX fue acuñada por el
filósofo Jean Pierre Faye en 1998.16 El término ideología, reservado en el siglo
XIX al debate intelectual, se convierte en el siglo XX en el vehículo de grandes
movimientos sociales y de pensamiento, sobre el soporte de grandes masas que
son adoctrinadas por los nuevos medios de comunicación, la propaganda, la
violencia y la represión.

Propaganda Fascista. El texto dice: "Las fechorías del bolchevismo en 1919;


los beneficios del fascismo en 1923"

11
En el periodo de entreguerras las ideologías políticas enfrentadas son
fascismo y comunismo fundamentalmente, aunque del siglo XIX hayan
sobrevivido el liberalismo en su versión democrática (frente al que ambos se
definen), el conservadurismo, el socialismo democrático, el anarquismo y los
nacionalismos. feminismo, pacifismo, ecologismo y los movimientos por la
igualdad racial y el reconocimiento de la identidad sexual son ideologías no
estrictamente políticas, con fuerte vocación transformadora de la sociedad.17 El
mundo religioso parece estar ausente de la mayor parte de las nuevas visiones
del mundo (en alemán Weltanschauung) hasta el final del siglo XX, cuando
André Malraux profetizó poco antes de morir (1976): el siglo XXI será
religioso o no será.18 Es pronto para confirmarlo, pero desde entonces el
cristianismo integrista, tanto católico como protestante, y el fundamentalismo
islámico se han renovado (personalizados en Juan Pablo II, Ronald Reagan y
el Ayatolá Jomeini) y han encontrado acomodo en la justificación ideológica
de todo tipo de intereses, tanto en los países desarrollados (donde va más allá
del interclasismo de la democracia cristiana de posguerra) como en los
subdesarrollados (donde sustituye al tercermundismo dominante en el periodo
de la descolonización o a la teología de la liberación de los años 1970). Lo
mismo ocurre con el nacionalismo hindú.19 El europeísmo o movimiento
europeo ha entrado en una clara crisis ideológica de la que es síntoma la
incapacidad de definición de los valores y las fronteras continentales en los
debates reformistas que rodean el Tratado de Lisboa dentro de la Unión
Europea.
El pensamiento débil
Por otra parte, desde las décadas de 1980 y 1990, el concepto de ideología
sufre una devaluación por su inadecuación a nuevos paradigmas intelectuales
emergentes, como el deconstructivismo (Jacques Derrida), o lo más
genéricamente llamado postmodernidad, que proponen un pensamiento débil
(Gianni Vattimo), en cierto modo una ideología flexible y acomodable a las
situaciones de cambio desconcertante que ocurren en el periodo de final de
siglo y milenio (especialmente la caída del muro de Berlín). En ese contexto
cultural se entiende la formulación del concepto de la tercera vía (Anthony
Giddens), una adaptación a la globalización y el liberalismo económico
triunfante desde posiciones socialdemócratas (el laborismo británico de Tony
Blair o incluso la presidencia de Bill Clinton) que en la práctica es una
aproximación a muchas concepciones del conservadurismo.

Uso despectivo del término

12
En ocasiones se usa el concepto ideología para desprestigiar o descalificar a
un sistema de pensamiento, concepción del mundo o autor, señalando que está
ideologizado. En principio, una ideología es una postura fundamentada que
propone un punto de vista superior y programa de acción propositivo ante una
situación social. Sin embargo, una ideología en manos de un grupo dominante
corrompido opera como un sistema de creencias y racionalizaciones que
refuerza su propia posición de privilegio. El uso despectivo del término
entiende a la ideología como un discurso de control social que:

• Obedece a los intereses y al egoísmo grupal de sus


postulantes, en lugar de responder a una búsqueda
del bien común,
• Posee un conjunto de soluciones fijas y
preestablecidas para los problemas sociales,
• Es dogmático, planteando premisas normativas
irrefutables y que no pueden ser comprobadas,
• Se acompaña del proselitismo, propaganda y, en
grados extremos, del adoctrinamiento.
• Cuenta con justificaciones internas y causas
ajenas a su control para explicar sus propios
fracasos,
Egoísmo grupal
En su disertación sobre el bien humano, Bernard Lonergan detalla la relación
entre ideología corrompida y egoísmo grupal de quien la postula, y declara:
"Mientras que el egoísta individual tiene que soportar la pública censura de su
modo de proceder, el egoísmo de grupo no solamente dirige el desarrollo a su
propio engrandecimiento, sino que también abre un mercado para las
opiniones, doctrinas y teorías que justifican su proceder, y revelarán al mismo
tiempo que los infortunios de otros grupos se deben a la depravación que los
corroe."20
Es decir, la ideología se convierte en un medio práctico que habilita a la vez la
aprobación de las mayorías, su sometimiento, la autojustificación de conductas
y el error de los oponentes, aunque el conjunto de ideas no respondan a la
realidad, al interés genuino de la población ni al bien común.
Dogmatismo y totalitarismo
Según este uso peyorativo, las ideologías ven el mundo como algo estático. Es
por este hecho que cualquier ideología se ve a sí misma como la depositaria de
las ideas que pueden resolver cualquier problema de la sociedad, ya sea
presente o futuro. Esto convierte a la ideología en un dogmatismo, pues se
cierra a las

13
ideas de los demás como posible fuente de soluciones a los problemas que se
plantean en el día a día, siendo ella la explicación total y última; lo que algunos
llaman explicación feroz.
En casos extremos, una ideología puede llevar a negar la posibilidad de
disentir, dando por verdad irrefutable sus postulados. Llegados a considerar la
ideología como verdad irrefutable, se abre el camino al totalitarismo, ya sea
político o religioso, también llamado teocracia. Cualquiera que disienta pasa a
ser un problema para el grupo dominante, pues va contra la verdad dogmática
que proclama la ideología. Tal es el problema que plantean disidentes,
facciones21 y sectas.
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