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EL LOBO Y EL CAZADOR

Había un pequeño pastor de ovejas que hace unos años se hizo famoso en el pueblo de Zelda, por
haber engañado a todos los habitantes con una broma la cual consistía en hacer creer a los aldeanos
que había un lobo que se quería llevar las ovejas; al final de todo el lobo se las termino llevando
pero nadie le creyó, teniendo que trabajar por años para saldar su deuda, ese pequeño niño se
convirtió en un cazador de lobos solitario, era considerado el mejor cazador de ese pequeño pueblo,
se caracterizaba por tener un tenebroso perro guardián al que todos le temían.

Un día un pequeño lobo se acercó a una casa a buscar comida sin saber que esta casa pertenecía al
temido cazador, vio a un perro que estaba fuera de la casa el cual estaba comiendo mientras estaba
amarrado a un poste y se dirigió a el:
- ¿Tienes algo de comida que puedas darme? - Cuestiono el pequeño lobo
- ¿Acaso no sabes qué lugar es este? - Le pregunto el perro.
- No lo sé - respondió el. - Solo quiero un poco de comida.
El perro al ver lo delgado y necesitado que estaba el lobo acerco el plato del cual él estaba
comiendo y le dio un poco de sus sobras. El lobo al ver su gesto amable se lanzó necesitado hacia el
plato de sobras. Cuando termino de comer se dirigió hacia el perro diciendo:
-Muchas gracias señor, no había comido desde hace días, cuando un cazador despiadado mato a mis
padres, y yo fui el único que logró escapar- Comento el pequeño lobo con el semblante triste.
Ver al lobo triste y descuidado lo hizo sentirse triste, ya que sabía que su amo le había arrebatado su
familia, volvió a la realidad cuando escucho al lobo lamer el plato hasta dejarlo limpio. El pequeño
animal miro hacia atrás del gran perro donde estaba atado lo cual le hizo indagar.
- ¿Por qué estas atado a ese poste? -
-Mi amo me amarra aquí cada noche desde que era un pequeño cachorro, no sé cuál sea la razón de
ello- Dijo el perro extremadamente triste lo cual el lobo noto de inmediato. –Vete a dormir
pequeño, ya se hace tarde-.
-Está bien, iré a dormir a mi cueva preferida, descansa-.

El lobo llegaba casi todas las noches por comida a la casa del perro, el perro estaba feliz por ello,
después de años al fin tenia compañía, pero su corazón estaba angustiado porque aun sentía que
estaba sin libertad, el lobo le conto que vivía en una gran cueva en la cual podría haber espacio para
él. Ya había considerado irse a vivir y ser libre, pero sentía que no sobreviviría. Todo cambio una
noche cuando el lobo llego sangrando a la casa del perro, este al verlo le exigió saber quién lo había
atacado ya que era el único amigo que tenía y le importaba mucho, le dijo que habían sido unos
animales del bosque. El perro angustiado empezó a mordisquear su cuerda hasta que logro librarse y
fue junto con el pequeño lobo hacia el bosque, donde según el lobo estaban sus atacantes.
Al llegar al lugar donde su amigo le había indicado el perro se detuvo y estaba preparado para
atacar, el lugar estaba cubierto de niebla la cual parecía una cortina ya que era muy densa lo cual le
dificulto al lobo poder ver en esa oscura noche, el ambiente cambio cuando de repente comenzaron
a escucharse unas risas burlonas por todas partes, el perro se sintió amenazado al escucharlos, la
situación empeoro cuando comenzaron a salir lobos de todas partes para rodearlo, detrás de todos
ellos estaba el pequeño lobo con una sonrisa en la cara mientras se acercaba a él.
-Buen trabajo hijo- Dijo un lobo el cual parecía ser el líder de la manada.
- Solo hice lo que debía padre-
- ¡El pequeño al fin lo hizo! - Exclamo alegre el lobo a mi costado.
- No sé cómo es que estos perros pueden ser tan ingenuos- Dijo el lobo al que creía su amigo.
Fue cuando lo entendió, todo lo que el lobo había hecho era parte de su trampa, vino a él buscando
misericordia y él lo traiciono sin dudar, por eso su amo odiaba tanto a los lobos.
- ¡Al fin tendremos nuestra venganza!, el cazador ya no se meterá con nosotros después de esto,
será una cuchara de su propia medicina.
Los lobos comenzaron a acercarse más y más al perro hasta que el líder dio la orden de atacar, el
perro sintió como los dientes de los lobos se hundían en su piel, hasta que perdió el conocimiento y
los lobos terminaron de comérselo.
Esta historia se contó en todo el pueblo, y los padres se la contaban a sus niños antes de dormir para
fomentar medo hacia los extraños, el único error del perro fue confiar en la persona equivocada.
FIN.

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