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“La responsabilidad civil y penal

ante el daño ambiental”

Taller de Metodología de la Investigación

Profesor Titular: Villagran, Santiago

Profesor Adjunto: Botta Aramburu, Juan Manuel

Profesora Adjunta: Bousquet, Gabriela Anabele

Realizado por la alumna: Barberis, Dina Elizabeth

Matrícula: 98.230

Abogacía

2022
La responsabilidad civil y penal ante el daño ambiental

INDICE:
INTRODUCCIÓN.......................................................................................................................4
CAPÍTULO I:..............................................................................................................................7
1. Antecedentes normativos....................................................................................................7
CAPÍTULO II RESPONSABILIDADES EN EL DAÑO AMBIENTAL..............................12
1. Responsabilidad administrativa.....................................................................................12
2. Responsabilidad civil......................................................................................................14
3. Responsabilidad penal...................................................................................................17
CAPITULO III-RESPONSABILIDAD AMBIENTAL INTERNACIONAL..........................21
CAPITULO IV- DERECHO COMPARADO.........................................................................24
BIBLIOGRAFÍA.......................................................................................................................28

2
ABREVIATURAS

ACuMAR: Autoridad de Cuenca Matanza- Riachuelo

CCCN: Código Civil y Comercial de la Nación

CDI: Comisión de Derecho Internacional.

CIJ: Corte Internacional de Justicia

CN: Constitución Nacional

COFEMA: Comisión Federal de Medio Ambiente

CPN: Código Penal de la Nación.

EIA: Evaluación del Impacto Ambiental

ICAA: Instituto Correntino del Agua y del Ambiente

LGA: Ley General del Ambiente

2
La responsabilidad civil y penal ante el daño ambiental

INTRODUCCIÓN

La protección del ambiente tiene por fin inmediato no solo el cuidado de


la naturaleza en sí misma, sino además la protección del hombre y de su
calidad de vida, por medio de la satisfacción de sus necesidades vitales. El
conflicto surge cuando éste desarrolla acciones para lograr un mayor bienestar,
alterando para ello el medio ambiente; pero en reiteradas oportunidades estas
actuaciones lo perjudican rompiendo el equilibrio y sustentabilidad necesarias
para la vida humana.

Lorenzetti plantea: “El ambiente se ha transformado en un recurso


crítico: si antes parecía infinito, inagotable, ahora hay conciencia de que es
escaso”. 1 este saber que surge de la nueva concepción del ambiente conlleva
el deber de plantear y repensar el ambiente desde una mirada integral, en
donde se incluyan tanto la biología, ecología, políticas estatales,
responsabilidad civil y responsabilidad penal, las cuales deben propender a una
conciencia ambiental sustentable, como así también a un ordenamiento jurídico
acorde a las nuevas características que presenta hoy el derecho al medio
ambiente.

En la actualidad es imposible pensar el daño ambiental como uno más


dentro de las posibilidades que nos otorga el Código Civil y Comercial de la
Nación, sino que debemos considerarlo dentro de su nueva faceta, la cual fue
consolidada a partir de 1994 con la reforma de la Constitución Nacional,
contemplándose allí una protección hasta entonces no vista a los derechos de
las generaciones presentes y futuras.

Este proyecto pretende plantearse este daño poniendo en juego los


puntos pendientes y aquellos logrados dentro de los antecedentes normativos
encontrados. Pero para lograr esta doble mirada se deberá hacer foco en la
responsabilidad que presentan los sujetos por su acción u omisión y los

1
LORENZETTI, RICARDO LUIS, “Las normas fundamentales del Derecho Privado”, Santa Fe, Ed. Rubinzal–
Culzoni, 1995, p. 490.

2
resultados que perjudican el medio ambiente y violan este derecho fundamental
para toda generación.

Así, es que en estas líneas se planteará la importancia de que el


derecho argentino esté compuesto por un sistema de responsabilidad de daños
que sea completo, único, sistemático y coherente; a diferencia del actual en el
que los derechos de incidencia colectiva del ambiente están fragmentados en
distintas leyes especiales de presupuestos mínimos, las cuales tienen como
principal característica su baja aplicabilidad, y con una inclinación sometida a la
voluntad y encuadre del poder administrativo.

Uno de los aspectos principales a tener en cuenta para el análisis


procedente, es la Ley General del Ambiente (en adelante L.G.A.) N° 25.675
que en su artículo 27 define al daño ambiental “como toda alteración relevante
que modifique negativamente el ambiente, sus recursos, el equilibrio de los
ecosistemas o los bienes o valores colectivos” y que “tal alteración puede
provenir de hechos o actos jurídicos, tanto lícitos como ilícitos, que (por acción
u omisión) causen un daño de incidencia colectiva”.2 Por ello, es que
consideramos necesario analizar y establecer las responsabilidades que se
tienen como consecuencia, reflexionando sobre los avances y las falencias que
se encuentran en la temática.

En el marco de este planteo analizamos variada jurisprudencia, entre


ella el fallo “H. J. M., V. C. M. R., R. E. B.” (2018), 3 en el cual los demandados
plantean la necesidad de constatar los daños en un sentido estrictamente
material, a lo que el Tribunal refuta realizando un análisis sobre los conceptos
tradicionales de la dogmática penal, haciendo lugar así al “derecho penal de
riesgo” configurado generalmente por delitos de peligro que surgen por la
misma evolución del derecho penal general, destinados a la protección de
bienes jurídicos colectivos.

2
MOSSET ITURRASPE, JORGE. (2011) “Daño Ambiental”. Buenos Aires: Rubinzal- Culzoni Editores.
3
H.J.M., V.C.M.R.R.E.B. s/ lesiones leves culposas y contaminación ambiental s/ recurso de casación.
Cámara de Casación Penal de Paraná. (21/08/2018). Recuperado de:
www.eldiaargentina.microjuris.com

2
Es decir, que en este proyecto se desarrollará partiendo de diversas
miradas integrales hacia la responsabilidad civil y penal por daños ambientales,
teniendo en cuenta en todo momento la evolución y desarrollo de la sociedad y
del derecho.

2
CAPÍTULO I:

1. Antecedentes normativos

Para poder realizar un análisis eficaz, es de suma importancia


referenciar los orígenes del concepto del derecho ambiental, el cual se
estructura mediante sus propios principios los cuales surgen en la Conferencia
de las Naciones Unidas sobre el Hábitat Humano, celebrada en Estocolmo en
junio de 1972. Esta fue la primer conferencia mundial en hacer del medio
ambiente un tema importante, contenía 26 principios rectores a nivel
internacional, colocó las cuestiones ambientales en el primer plano de las
preocupaciones internacionales y marcó el inicio de un diálogo entre los países
industrializados y en desarrollo sobre el vínculo entre el crecimiento económico,
la contaminación del aire, el agua y los océanos y el bienestar de las personas
de todo el mundo. Así mismo, generó el precedente para el estudio del
deterioro ambiental y sus consecuencias, la declaración constituye el primer
documento en el que se dictan pautas en cuanto a preparar programas
sociales, educativos y culturales; dado lugar de esta manera a la
responsabilidad de los sujetos por su accionar para con el medio ambiente.

Nuestra Constitución Nacional histórica, en su versión originaria de


1853/60, no contenía una regulación expresa sobre la materia ambiental. La
cuestión había generado posiciones encontradas, considerando algunos que la
competencia ambiental pertenecía a las provincias por tratarse de una facultad
no delegada a la Nación; mientras que otros entendieron que era una facultad
concurrente entre ambas jurisdicciones. La regulación ambiental era
básicamente de naturaleza local por aplicación del antiguo art. 104 C.N. (actual
art. 121), conforme el cual las provincias conservan todo el poder no delgado a
la Nación.

Aquel sistema jurídico demostró su ineficiencia ante la falta de un


régimen uniforme y armónico en todo el territorio de la Nación. Este tema fue
abordado finalmente por la reforma constitucional de 1994 en su artículo 41, 3°
párrafo, estableciendo que “Corresponde a la Nación dictar las normas que

2
contengan los presupuestos mínimos de protección, y a las provincias, las
necesarias para complementarlas, sin que aquellas alteren las jurisdicciones
locales”. De esta manera, se incorporan los derechos de incidencia colectiva,
siendo estos los derechos que se añaden al plexo de normas positivas
argentinas con la reforma constitucional de 1994, cuerpo jurídico receptor de
los derechos denominados de tercera generación, llamados así por su orden de
aparición en el tiempo. Estos se encuentran enunciados en el artículo 41, 42 y
43 de la Constitución Nacional, y son los protectores del ambiente, el usuario,
el consumidor y la competencia.

Así surge la asignación que da la Constitución a la Nación para que dicte


las normas que contengan los presupuestos mínimos de protección, y a las
provincias la función de dictar las normas necesarias para complementarlas.
De esta manera, se evidencia que los contenidos mínimos se escapan de la
competencia provincial porque son propios del estado federal, y las normas
complementarias de competencia provincial son la añadidura para maximizar lo
mínimo.

Con esta nueva óptica, y basándose en una mirada equilibrada del


ambiente, es que se sanciona en el año 2.002 la Ley n°25.675 “Ley General del
Ambiente”, la cual establece presupuestos mínimos para el logro de una
gestión sustentable y adecuada del ambiente, la preservación y protección de
la diversidad biológica y la implementación del desarrollo sustentable. A partir
de esta nueva normativa se logra conceptualizar los principios de la política
ambiental, se define la competencia judicial, se conceptualiza el daño
ambiental y la responsabilidad de los sujetos ante el daño ambiental. Es decir,
que contiene normas del derecho civil en materia de responsabilidad por daños
ambientales, de derecho procesal asentando las bases estructurales del
ambiente y de derecho administrativo.

Al observar y analizar jurisprudencia relevante, se evidencia


principalmente y en la mayor cantidad de casos la responsabilidad de los
sujetos ante el daño ambiental el cual deben recomponerlo a su estadio
anterior; pero cabe aclarar que esa no es la única responsabilidad que se tiene
por daño ambiental. El fallo “Flores Juana Rosalinda c/ Minera Alumbrera

2
Limited s/ Daños y Perjuicios” (600348/2003) 4 tiene especial relevancia dado
que “la pretensión de los actores no es la recomposición del daño ambiental,
sino puntualmente el resarcimiento del perjuicio que la actividad desplegada
por la minera demandada ocasionó en su persona y bienes.” 5 Otro aspecto de
especial relevancia de este caso, es que si bien los hechos surgen con
anterioridad a la entrada en vigencia del Código Civil y Comercial (1 de agosto
de 2015), se toman estas normas para fundamentar la sentencia en base a una
interpretación sistémica, considerando a la protección del ambiente como un
valor que el ordenamiento jurídico reconoce como fuente del derecho y como
bien jurídico protegido, analizando el Código mencionado paralelamente a la
Ley General del Ambiente.

Por otro lado, al hacer referencia al Código Civil y Comercial de la


Nación, cabe mencionar que en el anteproyecto redactado por la Comisión
Decreto 191/2011 contemplaba en su sistema completo de responsabilidad, los
derivados de los daños a los derechos de incidencia colectiva vinculados con la
protección ambiental. El Poder Ejecutivo Nacional al enviar al Senado el
proyecto, suprimió los vinculados al ambiente, remitiendo su tratamiento al
derecho administrativo, a las leyes especiales o a los presupuestos mínimos.

Esta circunstancia de remitir a normas externas quitó el carácter de


completitud que debe tener este cuerpo normativo. De esta manera, además
de notarse la desprolijidad de las supresiones y modificaciones, el código deja
de ser un sistema jurídico lógico donde toda situación de responsabilidad civil,
incluidas las derivadas de daños a los derechos de incidencia colectiva
vinculados con el ambiente, se resuelve dentro del mismo sistema. Con esta
amputación de la dimensión ambiental del sistema de responsabilidad en el
Código Civil y Comercial se perdió una oportunidad de unificar la
responsabilidad civil, obligándose así a remitirse constantemente a diversas
legislaciones en cada caso en particular.

De esta manera, el Código Civil y Comercial de la Nación, no contiene


esta mirada protectora del medio ambiente inspirada en los derechos
4
Flores Juana Rosalinda c/ Minera Alumbrera Limited s/ Daños y Perjuicios. Cámara Federal de
Tucumán. (07/03/2017). Recuperado de: www.actualidadjuridicaambiental.com
5
Noemí Pino Miklavec, 2018

2
constitucionales, sino que hace referencia únicamente a la responsabilidad civil
en su sentido más amplio, debiendo indagar así en cada caso a las diversas
normas para referenciar la responsabilidad ante el daño ambiental.

Por otro lado, encontramos el Código Penal de la Nación, el cual


remonta sus orígenes al año 1921, época en la cual el medio ambiente no
cobraba la especial relevancia que tiene hoy en día. Por el contrario, al
momento de sancionarlo se tipificaron delitos que eludieron deliberadamente la
dimensión ambiental, fijando penas leves y por lo general, excarcelables. En
los casos en que el Código Penal se aproxima al medio ambiente y a la
naturaleza en su máxima expresión, así como lo plantea Tierra Viva, lo hace
desde la perspectiva del derecho de la propiedad, por ejemplo, mediante el
delito de cuatrerismo que es el hurto de ganado. Solo recién cuando el bien
jurídico protegido es la “seguridad pública”, el Código Penal reprime, por
ejemplo, a quienes causan incendios e inundaciones en bosques o
plantaciones de árboles, aunque con una perspectiva que combina la
protección de las personas o de los ecosistemas mercantilizados por
empresas, y que tienen como principal objetivo extraer materias primas, lo cual
se vería afectado en caso de suceder el delito.

Mención aparte merece una de las leyes de presupuestos mínimos, a las


que se hicieron referencia anteriormente) y es la Ley de Gestión Integral de
Residuos Industriales sancionada en el año 2002. Esta ley si no hubiese sido
vetada por el Poder Ejecutivo el apartado penal ambiental, hubiera sido la única
ley de presupuestos mínimos que contenga tipos penal ambientales. A pesar
del veto y su correlativa no vigencia, esos artículos atribuían reproche penal
frente a hechos de contaminación del agua, el suelo y la atmósfera no solo
aludiendo a la salud humana sino a los seres vivos, la diversidad biológica y los
sistemas ecológicos.

En la actualidad encontramos impulsado ante el Congreso de la Nación


un anteproyecto de reforma del Código Penal que contempla un capítulo
exclusivamente penal-ambiental. Esta reforma resuelve la inclusión de un
nuevo título que protege al ambiente y que alcanza a la flora y la fauna en su
diversidad.

2
“De este modo, se crean tipos penales contra la contaminación, la
deforestación y el mal manejo de los residuos peligrosos, entre otros. En el
anteproyecto también se sumarán tipos penales como el maltrato, la crueldad y
la tortura de los animales”6

6
ZYGIER, Esther A. (2017). Diario Judicial. Recuperado de:
https://www.diariojudicial.com/nota/78247#:~:text=La%20Comisi%C3%B3n%20encargada%20de
%20elaborar%20el%20anteproyecto%20de,mal%20manejo%20de%20los%20residuos%20peligrosos
%2C%20entre%20otros

2
CAPÍTULO II RESPONSABILIDADES EN EL DAÑO AMBIENTAL

1. Responsabilidad administrativa

La Ley General del Ambiente N°25.675 plantea en su artículo 29 "La


responsabilidad civil o penal, por daño ambiental, es independiente de la
administrativa.” Esto abre la posibilidad a que los sujetos autores del daño
ambiental deban afrontar la responsabilidad por sus hechos en cualquiera de
las tres aristas dependiendo de los hechos y circunstancias de los casos. En
cuanto a esto De Palma Del Teso plantea “mientras que en el derecho
administrativo se sancionan las conductas menos graves, que ponen en riesgo
el respectivo bien, en el Derecho penal se sancionan las conductas que dañan
o afectan de una manera más gravosa el mismo bien jurídico. El derecho
administrativo tiene más una misión preventiva y disuasoria de la conducta del
sujeto, pues de persistir en su actuación tendría que rendir cuentas no ya ante
una autoridad administrativa, sino también ante la justicia penal”.7

Respecto a esta cita consideramos que este tipo de responsabilidad


administrativa se evidencia necesaria para los casos de daño ambiental dado
que no solo debe tratarse éste como una política de defensa, mejoramiento y
reconstrucción una vez ocurridos los hechos, sino que además deben llevarse
a cabo medidas para los casos en los que una vez ya ocurrido el daño no
vuelva a suceder, aplicándole a los sujetos medidas punitivas (sanciones) que
tengan como finalidad una especie de “castigo” para que no vuelvan a cometer
el mismo hecho. Es decir, no basta solo con intentar reconocer, solucionas y/o
remendar los daños ocurridos, sino que se necesita llevar adelante acciones
que aseguren que ese daño no volverá a ocurrir, y para ello es necesario que
esas “sanciones” sean lo suficientemente importantes y contundentes como
para que el sujeto reconsidere su accionar, valorando no solo lo dañoso de su
accionar para el ambiente, sino el daño que le produciría a su patrimonio
personal hacerse cargo nuevamente de una sanción punitiva.

7
DE PALMA DEL TESO A. El principio de culpabilidad en el derecho administrativo sancionador, Tecnos,
Madrid, 1996.

2
La administración es la encargada de imponer en cada caso en
particular, las sanciones administrativas en materia de protección del medio
ambiente siendo que las mismas se realizan mediante actos administrativos
como una declaración de voluntad, juicio o conocimiento en ejercicio de una
potestad administrativa.

Cuando el objeto del acto administrativo sea el medio ambiente,


implicará que todo obrar estatal debe encaminarse a la preservación del
mismo, entendiéndose que el concepto de ambiente es dinámico y se extiende
más allá de sus partes, siendo en realidad una interacción entre todas ellas.
Esto se refleja y se basa en el derecho constitucional al que se hizo referencia
anteriormente, siendo el Estado y sus autoridades las encargadas de proveer la
protección de ese derecho, como así también la utilización racional de los
recursos naturales y la preservación de los mismos.

Así es que surge el Consejo Federal de Medio Ambiente (en adelante


COFEMA), quien posee un rol sumamente relevante en cuanto a la
coordinación interjurisdiccional de políticas ambientales, dado que establece
como objetivos la coordinación interjurisdiccional e intrajurisdiccional, tomando
como referencia los principios de la Agenda 21 planteando, además, el
compromiso de los estados signatarios de compatibilizar su normativa
ambiental, otorgándole así alcance y fuerza legal a sus decisiones. Este órgano
administrativo obtiene algunas de sus facultades a partir de la ley de
presupuestos mínimos N° 25.675, la cual crea el Consejo, además de darle el
poder de otorgar responsabilidades y sancionar a los sujetos de acuerdo con
su accionar lesivo para el medio ambiente.

Pero esta responsabilidad administrativa no solo se asigna a personas


humanas y jurídicas, sino también el Estado se debe hacer cargo de la
responsabilidad que conlleva su accionar. La doctrina argentina toma la
responsabilidad objetiva, asignándole un grado de responsabilidad compartida
entre los sujetos autores del daño y el Estado, solo cuando éste hubiese
autorizado o consentido la actividad degradante. Respecto a esta cuestión
encontramos el fallo “Etchegaray Centeno Eduardo Raúl c/ Municipalidad de

2
Santo Tomé s/ amparo” (MJJ 134326) 8, en el cual se ha otorgado la
responsabilidad a la Municipalidad demandada por no llevar a cabo
oportunamente las medidas de acción positivas a fin de evitar el daño
ambiental ocasionado por el funcionamiento de un basural a cielo abierto,
incumpliendo así con sus deberes en materia ambiental, dado que esta debe
promover la gestión integral de los residuos, resultando violentado el derecho al
ambiente sano. Ante esto, los magistrados hicieron lugar parcialmente a la
acción de amparo y establecieron que en el término de 3 meses el municipio
debería finalizar la evaluación de impacto ambiental tramitada ante I.C.A.A. y
que esa medida debía cumplirse bajo apercibimiento de sanciones, prohibiendo
el depósito, quema o entierro improvisado de los residuos domiciliarios en el
basurero a cielo abierto.

Es por esto, que consideramos que el Estado debe ejercer el poder de


policía industrial, mediante el dictado de normas que impongan ante
situaciones nocivas, determinadas acciones que aseguren la preservación del
ambiente.

2. Responsabilidad civil

Con la reforma del Código Civil y Comercial de la Nación en el año 2015,


se plantearon nuevos supuestos al momento de hablar sobre responsabilidad
civil, dado que hasta el momento solo se pensaba en resarcir el daño
ocasionado, pero con la reforma queda expresamente establecida la función
preventiva. Es decir, que la principal función es prevenir el daño, y en caso de
que se produjere a pesar de los esfuerzos preventivos, se hará lugar a la
indemnización, a resarcir económicamente o recomponer (en el caso del
ambiente) si es que existen las posibilidades fácticas para ello.

Por lo tanto, la obligación que genera el daño ambiental consiste en su


recomposición, es decir, debe restituirse el entorno afectado a su estadio

8
Etchegaray Centeno Eduardo Raúl c/ Municipalidad de Santo Tomé s/ amparo. Cámara de Apelaciones
en lo Civil y Comercial de Corrientes. (21/02/2018). Recuperado de: www.eldial.com/fallo4

2
anterior, al estado en que se encontraba antes del perjuicio del hombre. Pero,
en la mayoría de las ocasiones y por distintos motivos se torna imposible el
reparo de la situación, caso para el cual la ley establece, aplicando los
principios del derecho civil el reemplazo de la recomposición por una
indemnización monetaria. El conflicto surge que a la hora de determinar ese
valor ya que el ambiente no tiene un precio en el mercado, así lo plantea
Lorenzetti al decir “Evidentemente el medio ambiente tiene un gran valor, mas
no un precio cierto”9.

Cabe destacar la diferencia entre medidas preventivas y precautorias,


mediante la tutela preventiva se procura prevenir un daño ambiental cierto,
mientras que con la precautoria se pretende un resguardo ante la creación de
un riesgo con efectos desconocidos y por lo tanto imprevisibles. Estas tutelas
procuran, por un lado, disminuir las asimetrías estructurales en los diferentes
sectores sociales de la población en lo que hace a la calidad de vida; y por otro
lado, fomentar un desarrollo sustentable que permita satisfacer las necesidades
presentes pero sin comprometer las de las generaciones futuras, respetando
así la norma constitucional a la que se hizo referencia previamente.

El anteproyecto del Código Civil y Comercial redactado por la comisión


decreto 191/2011, contemplaba en su sistema completo de responsabilidad, los
derivados de los daños a los derechos de incidencia colectiva vinculados con la
protección ambiental, pero el Poder Ejecutivo Nacional al enviar al Senado el
proyecto, suprimió los artículos vinculados al ambiente, remitiendo su
tratamiento al derecho administrativo, a las leyes especiales o a los
presupuestos mínimos.

Así, es que en el actual Código encontramos artículos que hacen


referencia a la responsabilidad y al ejercicio abusivo de los derechos; dado
que, si bien la Constitución Nacional plantea el derecho de todas las personas
a disfrutar de un ambiente sano, el conflicto surge cuando hay un abuso de ese
derecho lo que lleva a una violación en el derecho del otro. Esto lo
encontramos en el artículo 14 del CCCN cito: “En este Código se reconocen;
9
LORENZETTI, RICARDO L. (1995). “Las normas fundamentales del Derecho Privado”. Santa Fe: Ed.
Rubinzal-Culzoni.

2
a) derechos individuales

b) derechos de incidencia colectiva

La ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos individuales


cuando pueda afectar al ambiente y a los derechos de incidencia colectiva en
general”.10

Así es que, en segundo párrafo se prevé un supuesto específico de


ejercicio abusivo, referido a la afectación de intereses colectivos, como los
relacionados con el ambiente y los derechos de incidencia colectiva en general,
de especial aplicación a los casos en los que, a modo de ejemplo, una industria
realiza su actividad dejando desperdicios al medio ambiente, ocasionando así
contaminación perjudicial para las personas y animales. Mediante esta
posibilidad que deja el ordenamiento jurídico privado por el posible abuso del
derecho, es que surge el principio de prevención o acción preventiva del art. 10
del mismo Código, el cual plantea el deber de evitar los efectos nocivos del
ejercicio abusivo, la actuación en demasía o perturbación, el riesgo cierto o el
daño ambiental que presupone un acto abusivo que afecte al medio ambiente.

Ante este nuevo paradigma planteado por el Código hacemos referencia


a Lorenzetti cuando explica que “En el Código Civil y Comercial se reconoce la
categoría de derechos de incidencia colectiva (art. 14) y se introducen criterios
para armonizar los derechos individuales con la integridad de lo colectivo
mediante la figura del abuso del derecho (art. 14) y el ejercicio compatible con
la sustentabilidad (art. 240). El paradigma colectivo pone el acento en las
11
relaciones grupales y en los bienes colectivos” . Con este párrafo
consideramos que Lorenzetti pretende explicar que se reconocen derechos
individuales que recaen sobre bienes que integran el patrimonio y derechos de
incidencia colectiva que son indivisibles y de uso común, creando así un intento
de sistema que posibilite la coexistencia pacífica, armonizando el ejercicio de
los derechos subjetivos con el ordenamiento jurídico ambiental.

10
Código Civil y Comercial de la Nación, Buenos Aires. 2015
11
Lorenzetti, Ricardo L.; “Presentación del Proyecto Código Civil y Comercial de la Nación”, p.12,
Rubinzal Culzoni Editores, 2012.

2
Al respecto debemos hacer referencia a la causa “Mendoza Beatriz
Silvia y otros c/ Estado Nacional y otros s/ daños y perjuicios” (daños derivados
de la contaminación ambiental del Río Matanza Riachuelo) (331:1622) 12; este
fallo se considera el principal precedente a lo que refiere la responsabilidad por
daño ambiental, dado que obligó al Estado a dar una respuesta y a hacerse
cargo ante la más grave situación socio- ambiental que afecta a nuestro país
en torno a la cuenca Matanza- Riachuelo. Esto surge, a partir del año 2004
cuando un grupo de vecinos presentó una demanda contra el Estado Nacional,
la Provincia de Buenos Aires, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 44
empresas, reclamando la recomposición del ambiente, la creación de un fondo
para financiar el saneamiento de la cuenca y un resarcimiento económico por
daños y perjuicios. Ante esto, en el año 2.008, la Corte Suprema de Justicia de
la Nación dictó un fallo histórico donde se determinó quiénes son los
responsables de llevar adelante las acciones y obras de saneamiento. Los
magistrados determinaron la responsabilidad del Estado Nacional, de la
Provincia de Buenos Aires y de CABA en materia de prevención y
recomposición en materia del daño ambiental existente en la cuenca. Así,
establecieron un mandato de cumplimiento obligatorio en cabeza de la
ACuMAR (más allá de la responsabilidad otorgada) el cual consiste en un
programa de políticas públicas concretas en materia ambiental, cuyo fin es la
mejora de la calidad de vida de los habitantes, la recomposición del ambiente y
la prevención de daños con suficiente y razonable grado de predicción.
Además, previeron la posibilidad de imponer multas ante el incumplimiento de
los plazos establecidos que recaerán en cabeza del ACuMAR.

3. Responsabilidad penal

El Código Penal de Argentina remonta su última reforma al año 1921,


momento en el cual se tipificaron delitos que eludieron la dimensión ambiental,
12
Mendoza Beatriz Silvia y otros c/Estado Nacional y otros s/ daños y perjuicios. Corte Suprema de
Justicia de la Nación. (08/07/2008). Recuperado de:
www.sjconsulta.csjn.gov.ar/sjconsulta/documentos/verDocumentoByldLinksJSP.html?
idDocumento=6476391&cache=1668446109945

2
fijando penas leves y, por lo general, excarcelables. Así es que, en los delitos
que se encuentran tipificados el CP se aproxima al ambiente desde una
perspectiva del derecho a la propiedad; recién se inicia o inmiscuye en el medio
ambiente cuando hace referencia a la seguridad pública como bien jurídico, por
ejemplo, al reprimir penalmente a quienes causen incendios e inundaciones en
bosques o plantaciones de árboles, aunque lo hace con una perspectiva que
combina la protección de las personas o de ecosistemas empresariales. Esta
dimensión empresarial se da por el contexto socio- económico en que se
encontraban fomentando el crecimiento de las mismas y la producción, sin
tener aún una mirada integral sobre el medio ambiente y sus cuidados.

Por otro lado, encontramos a las leyes de presupuestos mínimos, como


la Ley de Gestión Integral de Residuos Industriales que contiene tipos penales
ambientales que se añaden al CP como ley complementaria, regulando allí la
responsabilidad penal por hechos de contaminación, ya sea sobre el suelo, el
agua, la atmósfera o poniendo en riesgo la calidad de vida. Además, se prevén
condenas por estos mismos hechos, pero realizados por negligencia,
imprudencia o impericia en el propio arte o profesión. El último artículo dentro
de dicho capitulo, hace referencia a la responsabilidad de las personas
jurídicas ante la comisión de los tipos penales detallados. Esto demuestra que
en nuestro ordenamiento jurídico no existe una regulación sistemática,
orientada criminalmente hacia la protección del medio ambiente, sino que
contrariamente, existen varias normas que contemplan sanciones penales para
quienes realicen diversas conductas lesivas del medio ambiente.

Actualmente, encontramos un proyecto para la reforma del Código


Penal, en el cual se unificación e incorporación de delitos acordes a la
actualidad, entre los que encontramos delitos contra el ambiente, como delitos
contra el patrimonio genético nacional, delitos contra los bosques nativos,
delitos en relación a la fauna silvestre o de especies en extinción, delitos contra
la biodiversidad, contra el maltrato y crueldad a los animales, y delitos de
contaminación y otros daños al ambiente. Esta reforma lograría unificar los
tipos penales esparcidos entre el CP, las diversas leyes de presupuestos
mínimos y nuevos delitos que hasta el momento no estaban tipificados,

2
formando así un ordenamiento jurídico lógico, coherente e integral que respete
y haga respetar ese principio constitucional fundamental para las generaciones
presentes y futuras.

Por otro lado, en cuanto a la tipificación de todos estos delitos


mencionados Marina Vega García plantea que, “No cualquier peligro justifica la
sanción penal dispuesta por la legislación. Será necesario que se trate de un
peligro grave, y de tal magnitud que razonablemente justifique la adecuación al
tipo penal. Por consiguiente, no basta con el simple incumplimiento de los
parámetros fijados por vía reglamentaria, ya que en esta hipótesis existe un
régimen sancionatorio administrativo propio.” Con esto podemos decir que no
cualquier acción lesiva es suficiente, sino que la contaminación debe ser
peligrosa para la salud, poniendo en riesgo el bien jurídico tutelado sin requerir
una efectiva lesión, es decir, es solo la posibilidad que el perjuicio se produzca
lo que configura el delito.

Al respecto encontramos el fallo “Luis Alberto Drube y otro s/


expedientes penales Gobierno de Sgo. Del Estero s/ Su Denuncia” 13, en el cual
anulan la sentencia que habría absuelto a dos directores del ingenio tucumano
La Trinidad, quienes eran sospechosos del delito de contaminación con
desechos industriales a la cuenca de los ríos Salí-Dulce, lo cual se enmarca
dentro de la Ley de Residuos Peligrosos n°24.051, procesando a estos sin
prisión preventiva. “Las muestras de agua tomadas del lugar evidenciaron la
presencia de agentes contaminantes, lo que determinó que los socios
propietarios del establecimiento habrían permitido el vertido de residuos
industriales y fabriles, altamente contaminantes, como es la vinaza y los
residuos derivados del tratamiento de la caña de azúcar.” 14 Esto indicó que en
primera instancia al absolverlos no se tuvo en cuenta el alcance de la tutela
penal del medio ambiente que, como bien jurídico, exigen la Constitución
Nacional y los tratados internacionales de derechos humanos de los que es
parte nuestro país. En este caso presentado no hizo falta que haya una lesión
sobre un ser humano es particular, sino que bastó con haberse dañado el
13
Luis Alberto Drube s/ expedientes penales Gobierno de Sgo. Del Estero s/ Su Denuncia. Cámara Federal
de Casación Penal, sala I. (22/11/2016). Recuperado de: www.eldiaargentina.microjuris.com
14
ZYGIER, ESTHER A. (11/03/2019) Diario Judicial. Recuperado de:
www.diariojudicial.com/nota_amp/92947

2
medio ambiente para ser delito, dado que consistió en una amenaza al entorno
en el que desarrollan sus vidas los pueblos afectados. Ante lo sucedido se le
atribuyó responsabilidad penal a los directivos del establecimiento por la
decisión de la persona jurídica, pero además, el Estado es responsable de
otorgar todas las medidas necesarias para cuidar el ambiente de esta clase de
situaciones y por el mejoramiento de lo ya ocurrido; pero en caso de no
resguardar el medio ambiente evitando la contaminación, podría verse
comprometida la responsabilidad internacional del Estado en razón que se
podrían afectar derechos humanos protegidos por tratados internacionales. Así
se puede observar el alcance de las responsabilidades, el rol que cumplen las
personas humanas, las jurídicas y el Estado en la comisión de los delitos.

2
CAPITULO III-RESPONSABILIDAD AMBIENTAL INTERNACIONAL .

La celebración de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Ambiente


Humano y Desarrollo en junio de 1972 en Estocolmo, otorgó una dimensión
universal a los problemas de la protección del ambiente, lo que permitió que en
los siguientes años se desarrolle ese fervor por el ambiente con la creación de
numerosas organizaciones sociales y políticas. Pero incluso así hay
determinados factores que han incidido en el retraso de posibles respuestas
globales al problema ambiental, y uno de estos “es la falta de importancia que
se le ha dado a la interrelación entre lo nacional y lo internacional, asuntos
internos e internacionales, y a la relación entre población y modalidades de
consumo y producción, representando todo ello un dato importante puntual en
la perspectiva ambiental para establecer la relación entre la responsabilidad
internacional y el Derecho Ambiental.” 15

Al hablar sobre responsabilidad ambiental internacional estamos


hablando de una especie de responsabilidad internacional del derecho público,
al respecto trata el Proyecto de Responsabilidad del Estado por Hechos
Internacionalmente Ilícitos, adoptado por la CDI en 2001, en donde se hace
referencia a las atribuciones de un comportamiento al Estado, a las violaciones
de obligaciones internacionales, a la responsabilidad del Estado en relación
con el hecho de otro Estado, las circunstancias de exclusión de esta
responsabilidad internacional, los tipos de reparaciones y las contramedidas,
entre otros supuestos.

Así es que encontramos tres tipos de responsabilidad:


I. Responsabilidad subjetiva (por culpa), que se da cuando el
autor del ilícito lo ha cometido intencionalmente o al menos con
negligencia.
II. Responsabilidad objetiva relativa, se produce por efecto de
la comisión del ilícito y que para sustraerse a la responsabilidad el autor

15
Aldo Silvi, “Hacia una Era de Límites”. Revista Relaciones Internacionales. N. 6 mayo 1994.IRI. UNLP.
Pág. 95.

2
debe invocar una causa de justificación que consista en un hecho ajeno
a su voluntad que le haya hecho imposible respetar la norma.
III. Responsabilidad objetiva absoluta, que además de atribuir
automáticamente responsabilidad no admite ninguna justificación. Esto
se da cuando el Estado realiza actividades peligrosas, ultrapeligrosas o
socialmente dañosas.

Por otro lado, en cuanto a la violación de las normas ambientales


internacionales, existe responsabilidad ambiental internacional cuando el
Estado viole una norma internacional que establece un determinado
comportamiento a cargo de él mismo y que no lo haya cumplido, lo cumpla
indebidamente o aún lo cumpla debidamente, y en todos los casos produzca
daño o contaminación transfronterizo.

Al respecto cabe mencionar el fallo Botnia, caso de las plantas de


celulosa sobre el Río Uruguay (Argentina c. Uruguay- 04/2010) ante la Corte
16
Internacional de Justicia. En este caso la construcción de dos papeleras en la
orilla del Río Uruguay provocó un conflicto interestatal que terminó con una
sentencia de la CIJ, que además de solucionar el problema entre las partes,
también desarrolla importantes principios del Derecho Internacional ambiental
como la prevención, la precaución y el estudio del impacto ambiental para
proyecto de inversión. En esta disputa, Argentina alega que Uruguat habría
incurrido en responsabilidad internacional al no cumplir las obligaciones
contraídas en el “Estatuto del río Uruguay” de 1975 (del cual fueron signatarios
ambos estados), y otras normas internacionales. Ante esto Argentina solicitó a
la CIJ que Uruguay cese su conducta ilícita, reanude el cumplimiento de sus
obligaciones internacionales, ofrezca garantías de no repetición y repare el
perjuicio causado por la violación de sus deberes a través de la restitución e
indemnización. Por su parte Uruguay solicitó a la CIJ que rechace las
reclamaciones y declare su derecho a continuar operando las papeleras. La CIJ
resuelve identificando dos obligaciones procesales convencionales violados por
Uruguay, por un lado el deber de comunicar a la CARU, y el de notificar a
Argentina a través de la CARU la realización de cualquier obra de entidad
16
“Plantas de celulosa en el Río Uruguay (Argentina c. Uruguay) Corte Internacional de Justicia. 20 de
abril de 2010

2
suficiente para afectar la navegación, el régimen del río o la calidad de sus
aguas. Pero respecto de las obligaciones del Estatuto de 1975, el tribunal
rechazó cada uno de los supuestos incumplimientos alegados por la parte
demandante referidos a los deberes de contribuir al óptimo y racional
aprovechamiento del río, de adoptar medidas necesarias para el manejo del
suelo, que la utilización de las aguas subterráneas y la de los afluentes del río
no causen una alteración a la calidad, etc. Es decir, que el tribunal reconoció
que Uruguay violó el Tratado del río Uruguay por autorizar la construcción de
las pasteras sin acordar previamente con la Argentina, pero también evaluó
que esa violación fue una obligación meramente protocolar y que no hubo
incumplimiento de obligaciones de fondo, dado que Argentina no pudo
demostrar que la planta de Botnia contamine. En este fallo se observa como
nuestro país plantea la responsabilidad de Uruguay por contaminar el río
Uruguay (entre otros supuestos), pero la CIJ solo lo responsabiliza por no
cumplir con obligaciones protocolares, sin haber incurrido en la responsabilidad
internacional ambiental, permitiéndole que continue el funcionamiento de las
plantas con la entrega de informes ambientales periódicos.

2
CAPITULO IV- DERECHO COMPARADO

El análisis de las acciones ambientales en la esfera internacional es un


tema de mayor relevancia, dado que el derecho ambiental en los últimos años
viene tratando de regular las acciones del ser humano para contener el daño
ambiental. Sin embargo, el problema crece más rápido que las soluciones
planteadas y los instrumentos jurídicos aún no son suficientes. Ante este
panorama global sobre la situación de los Estados y sus ordenamientos
jurídicos, es que se tomarán algunos de aquellos que consideramos más
relevantes para analizarlos.

I. Brasil: existen tres tipos de responsabilidad para el infractor ambiental


que son, la administrativa, la civil y la penal, siendo que estas
responsabilidades no son excluyentes entre sí, sino que pueden
gestionarse por tres vías para un solo daño ambiental; al igual que lo
plantea la LGA en nuestro país. La diferencia consiste en que Brasil no
adoptó el sistema del contencioso. Administrativo como en otros países
en los que hay un órgano administrativo jurisdiccional específico; sino
que el Poder Judicial tiene la función jurisdiccional para conocer,
procesar y resolver litigios. Además, el Ministerio Público puede
instaurar la investigación de oficio a partir de la comparecencia de
cualquier reclamante, de noticias presentadas por la prensa o por
determinación del Procurados General de Justicia. Al no ser considerado
un proceso, no se notifica al responsable a fin de mantener en secreto la
investigación y evitar demoras o cambios de circunstancia.
II. Costa Rica: reconoce la legitimación activa amplia, en virtud del artículo
50 de la Constitución Política que establece “toda persona tiene derecho
a un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado”, esto permite
que cualquier persona esté legitimada para denunciar los actos que
infrinjan ese derecho y para reclamar la reparación del daño causado.
En relación a las vías de acceso a la justicia en materia de medio
ambiente, tenemos: la jurisdicción penal, la jurisdicción agraria y la
jurisdicción contenciosa administrativa. Costa Rica es uno de los pocos

2
países que tiene jurisdicción agraria y que carece de la civil para tramitar
una acción por daño ambiental, esta jurisdicción cuenta con jueces
especializados en materia agroambiental, pero sólo se encuentran en
determinadas zonas del país en las cuales existen conflictos agrarios y
ambientales, lo cual permite una tutela más rápida e inmediata. Este
procedimiento se tramita de forma verbal y el juzgador debe pugnar por
la conciliación y al resolución del conflicto de forma voluntaria, reparando
los daños y haciendo frente a la responsabilidad pertinente.
III. España: una de sus principales legislaciones en materia ambiental es la
Ley 26/2007, la cual tiene por objeto regular la responsabilidad de los
operadores de prevenir, evitar y reparar los daños medioambientales.
Así, es que reconoce dos tipos de responsabilidades medio ambientales:
la objetiva e ilimitadas, la cual obliga al operados a adoptar medidas de
prevención y reparación necesarias, con independencia de que se
actuara o no con dolo, culpa o negligencia. Y por otro lado la subjetiva,
están obligados a adoptar las medidas de prevención y evitación
necesarias si se incumplen los deberes relativos a las medidas
mencionadas. Esto constituye una responsabilidad administrativa, es
decir, la exige la administración pública y es independiente de la
responsabilidad civil o penal que pueda exigirse por el mismo hecho.

2
CAPÍTULO V- CONCLUSIÓN

Ante todo lo planteados podemos decir que nos encontramos ante


cambios paradigmáticos constantes, que llevan a la búsqueda de un análisis de
la función resarcitoria de los daños al medio ambiente que se integre, no sólo
por la norma constitucional, sino también por las provisiones de la ley 25.675 y
por la teoría de la responsabilidad contenida en el Código Civil y Comercial de
la Nación, como así también por los tipos de delitos contenidos en el Código
Penal de la Nación; a lo que advertimos que, aunque los presupuestos de la
responsabilidad por daño ambiental no escapan de las reglas generales, en
este caso presentan particularidades derivadas de la complejidad de siniestros
contaminantes que no reconocer límites temporales ni espaciales.

Esta pluralidad de fuentes es de la cual surgen los inconvenientes y


conflictos al momento de la resolución, dado que encontramos una gran gama
de leyes, regulaciones y códigos en los que se regulan distintos temas de una
misma materia que es el medio ambiente. Por lo tanto, consideramos que es
necesaria una unificación legislativa, donde se deberá intentar alcanzar
relaciones normativas que permitan llegar a soluciones justas para la
problemática de los daños ambientales. Para una solución justa hará falta no
solo la función resarcitoria del código, sino fundamentalmente y a partir de las
particularidades de esos daños (masividad, irreversibilidad), una adecuada
aplicación de las tutelas preventivas y precautoria.

Ante todo lo planteado, concluimos con la necesariedad de tomar al


medio ambiente y su cuidado como un todo integral en el que se protejan los
derechos de las generaciones presentes y futuras, en mira del bienestar, en
donde cada sujeto se haga cargo ante la responsabilidad que tiene por el
cuidado del ambiente en la esfera que corresponda ya sea administrativa, civil
o penal, las cuales consideramos que deben trabajar y plantearse en manera
paralela asegurando así una correcta resolución de los conflictos.

Por otro lado, consideramos que el daño ambiental es una lesión al bien
valor ambiente, por lo que no cualquier alteración al ambiente entra en la
categoría de daño ambiental, sino que es necesario que la degradación exceda

2
los límites de la normal tolerancia. Así es que la LGA consagra un factor de
atribución objetivo, que es el riesgo. Lo que se busca con esto es generar una
responsabilidad presumida, de la que sólo pueda liberarse con la prueba de la
causa extraña. Allí es donde surge el deber activo del Estado en la prevención
del daño ambiental, donde debe otorgar las herramientas necesarias para cada
situación

2
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