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Teorías evolutivas M16

A lo largo del tiempo han surgido diversas teorías para explicar la diversidad de seres vivos que habitan la
Tierra. La observación de similitudes y diferencias entre organismos de regiones geográficas diferentes siempre
ha motivado la curiosidad del ser humano para explicar su origen. Además, los procesos de domesticación para
la obtención de alimento, materiales para construcción o fabricación de utensilios han llevado a la humanidad a
preguntarse cómo seleccionar y reproducir con eficacia a las especies que les son beneficiosas. Asimismo,
también es importante identificar aquellas especies que son nocivas por ser venenosas, parásitas o causantes de
enfermedades infecciosas que pueden provocar la muerte.

Desafortunadamente, el hecho de que los organismos puedan cambiar a través del tiempo y los mecanismos por
los cuales ocurre la evolución tomaron mucho tiempo en ser aceptados por la comunidad científica y por la
sociedad en general. El problema para aceptar la teoría de la evolución es que el conocimiento de los seres vivos
estuvo impregnado de dogmas religiosos que se establecieron durante los 1,000 años que duró la Edad Media.
Un dogma es un conjunto de creencias que son tomadas por verdades absolutas y su veracidad no es susceptible
de ponerse a prueba.

Durante la Edad Media, se estableció como dogma que todos los seres vivos fueron creados por una entidad
divina de manera simultánea (postura conocida como creacionismo) y que se han mantenido sin cambios desde
dicho evento (postura conocida como fijismo). Asimismo, la biodiversidad observada era prueba de la
omnipresencia y perfección de dicha divinidad. Se tomaba por verdades absolutas todas las ideas escritas en la
Biblia respecto a la creación del mundo. Por ejemplo, contando los años que habían vivido los descendientes de
Adán y Eva, se estimó la edad de la Tierra en 6,000 años de antigüedad (actualmente se sabe que la Tierra tiene
una edad de 4,500 millones de años). Cualquier pregunta de investigación sobre la naturaleza debía responderse
estrictamente consultando las sagradas escrituras en lugar de observar o experimentar directamente con los
fenómenos naturales.

Para entender por qué se estableció este contexto dogmático en el estudio de la naturaleza, es necesario
comprender que el creacionismo y el fijismo eran parte de un esquema conceptual vinculado a la estructura
política y económica de la época medieval. Las clases sociales, los seres vivos, los fenómenos naturales,
incluidos los astros, ocupaban un lugar preestablecido por un ser supremo. Pensar que en cada región terrestre
había un lugar natural para cada ser vivo iba de acuerdo con la idea de un orden socialmente establecido en el
cual la aristocracia, el clero y los siervos ocupaban también un lugar naturalmente predefinido. Los siervos, que
constituían gran parte de la población, carecían de movilidad social y tenían que trabajar para los señores
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feudales. Por su parte, la aristocracia y el alto clero se perpetuaban en el poder político bajo la ideología de este
“orden natural” establecido por Dios. Cualquier insinuación que pudiese existir sobre una noción de cambio en
la naturaleza y la sociedad era censurada y perseguida por la Santa Inquisición.

Por lo anterior, las primeras ideas sobre el cambio evolutivo de los organismos comenzaron a proponerse en la
época de la Ilustración (siglos XVIII y XIX) y su aparición coincidió con la Revolución francesa (1789 - 1799)
y la Revolución Industrial en Inglaterra (1760 - 1840). Es decir, primero se requirió un cambio en la estructura
social que superara la ideología de la época medieval para que la información obtenida de diferentes campos de
investigación como la anatomía comparada, la paleontología, la geología, la botánica y la zoología se
interpretara como evidencia de la evolución de los seres vivos.

Realicemos un recorrido sobre las teorías que se han planteado para explicar el cambio en los seres vivos.

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