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Y en efecto, como grupo consideramos que todo título valor incorpora un derecho,
derecho que nace con la creación del título, y que puede ser ejercido por quien está
legitimado, y quien suscribe un título valor se obliga a una prestación frente al
poseedor del título. Más aún, que para ejercitar este derecho es esencialmente
obligatorio la posesión del título valor, incluso, no se puede cobrar sin ser el
poseedor del título. Por el contrario, el beneficiario o tenedor de un título valor,
mediante la acción, puede exigir judicialmente el pago del contenido literal del título
valor.
Por consiguiente, podemos señalar que los títulos valores son relevantes para la
etapa de desarrollo del derecho comercial y económico, puesto que forman parte del
estudio de los bienes mercantiles, siendo instrumentos donde su importancia
procesal radica en que la ley la considera como un derecho exigible.
Por ende, cabe señalar, que su función es brindar seguridad a quienes los detentan
en su poder, porque, al transferir los bienes de una persona a otra, proporcionan un
medio legal para hacer valer fácilmente el derecho contenido en el título. Al mismo
tiempo, dan al titular la justa tranquilidad de que este derecho argumentado en el
documento es real y no pueda ser ignorado o negado. Por este motivo, en el ámbito
de una relación contractual es frecuente que el acreedor opte por garantizar un
crédito a través de un título valor. Comprendemos que dentro de los títulos valores
se pueden designar a las letras de cambio, pagarés, cheques, bonos de
reconocimiento, vales de prenda, obligaciones, entre otras que coadyuvan la
promoción de las actividades económicas, y facilitan el tráfico patrimonial. Así, por
ejemplo, quien suscribe una letra de cambio está obligado a pagarla en la fecha de
vencimiento consignada en el título, y si el deudor se niega a pagar, el beneficiario
de la letra de cambio puede llevarla a juicio.
Al mismo tiempo, Andrade, J. (2018) dentro de su Teoría de los títulos valores, nos
muestra, que además de ser un documento legal, es autónomo, tiene necesidad, es
literal, es abstracto, contiene formalidad, competitividad y solidaridad (p.69).
Y aquí, haremos una diferencia con los contratos, puesto que, a diferencia de los
contratos, los valores requieren que solo la acción unilateral de cualquiera de las
partes obligue al derecho a pagar. Dado que el primero implica el consentimiento de
un contrato de voluntad válido, mientras que los títulos valores son declaraciones
unilaterales de voluntad.