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La voz del tenor cantando de fondo fue algo que tranquilizó a Kiba.

El agua corría por el grifo mientras que veía sus manos. La sangre correr de sus manos parecía que
nunca iba a terminar.

Se había bañado en sangre una vez más.

¿Por qué se esforzaba tanto?

El joven no lo entendía, ¿Por qué intentar algo tanto por Momo como por Yura?

―¿Aún planeas seguir derramando agua a tus manos? ―Kiba miró con tranquilidad y una sonrisa
a Yura. La mujer se había acercado y se había puesto en el marco de la puerta― Llevas lavándote
las manos por más de veinte minutos, por cierto, ya están limpias.

Kiba parpadeó antes de mirar sus manos.

Pulcras y sin ningún signo de suciedad.

―Oh, debo estar algo cansado, no he podido dormir bien en estos días ―la respuesta respetuosa
hizo que Yura chasquease la lengua.

―¿Hace cuanto tiempo que llevas haciendo esto por el sabio?

―Cosa de un par de años, fui el primero, Koneko se sumó después, pero a ella no se le asigna esta
clase de misiones.

―¿Entonces?

―Jugar con Mittlet ―la respuesta vaga hizo que Yura parpadease.

―¿Eso es todo?

―No, como sus ejecutores hacemos más que solo jugar con la hija del sabio por ello-

―Ella no es su hija.

La sonrisa de Kiba creció. No fue una sonrisa que amenazara o con malicia, nada, pero de todos
modos, ahí estaba.

Yura dio un paso hacia atrás.

―Pensaría con claridad antes de dar esa declaración frente al sabio ―la sonrisa de Kiba solo
incomodó más a Yura―, ¿Cómo está Momo-chan?

¿Momo-chan?

Yura dejó su miedo y parpadeó en confusión ante la forma de referirse a la joven.

―Ella está bien, vine a decirte…gracias, al final, no dejas que nos manchemos las manos y a pesar
de todo lo que pensé de ti…―Yura hizo una pausa al no saber cómo continuar―. Pensé que
disfrutabas matar, pero el verte en momentos como el los de hace un momento me hacen pensar
en eso.
Fue el turno de Kiba de sorprenderse.

―¿Por qué pensaste que me gustaba algo así? ―El caballero llevó sus manos hacia una toalla
cercana y se secó las manos. Incluso si la piel expuesta estaba perfectamente limpia. La camisa de
Kiba estaba manchada por completo de sangre.

―Yo…―Yura no supo cómo responder.

Ella no debería de tener miedo, Kiba era golpeado por Saji, y ella era más fuerte que Saji, pero…

La fuerza que mostraba frente al peón y la que veía cuando eran enviados en conjunto no era la
misma.

―Oh, no te preocupes, si no deseas responder no te forzaré ―Yura tragó cuando vio una vez más
la sonrisa brillante de Kiba.

―¿Sí? ―aquello fue lo más inteligente que pudo salir de la boca de la joven ante el avance de
Kiba.

―Por supuesto ―una ligera risa salió del joven de cabello rubio antes de cerrarlos como de
costumbre. Fue en esos momentos en los que Yura más temía de Kiba.

Esa sonrisa perpetua con ojos cerrados.

En parte le recordaba al sabio, pero había algo más primal en Kiba que le hacía querer retroceder y
salir corriendo.

¿Instinto quizá?

No lo sabía, pero tampoco iba a tentar su suerte.

―No…supongo que la sinceridad ayuda a la confianza ―Yura habló al ver a Kiba frente a ella.

Ella era considerada alta, eso fue un punto que siempre tuvo a su favor, si bien la altura del metro
setenta no era algo que fuese alto en extremo, si lo era donde estaban.

Kiba Yuuto si no recordaba erróneamente era tenía una altura similar a la suya.

¿Por qué ahora parecía que Kiba era mucho más alto de lo que realmente era?

¿Fue la presión?

―Puedes hablar con confianza ―esas palabras casi hicieron que Yura atacara. Algo no se sentía
bien en las palabras amables y la sonrisa del rubio.

Era extraño, como si estuviesen ahí para compensar algo, pero no tenía sentido, ¿Por qué
presentar esa actitud?

¿Por qué temer a Kiba?

―Estás pálida.
Tiamat se sobre saltó cuando escuchó la voz de Naruto a su lado. Giró el cuello y vio al hombre con
una mirada entre confusión y preocupación.

―Ah, esto…

El hombre no esperó otro segundo para acercarse a Tiamat y tocar su frente. Tanta preocupación
solo por un pequeño cambio de ella.

La sonrisa de Tiamat creció ante aquello. Si tan solo hubiera sido todo así desde un principio,
desde que ella tomó consciencia, entonces nada hubiera sido como lo es ahora.

Sus padres, entidades que solo fueron conceptos en su tiempo, ¿Podrían mirarla con felicidad
ahora?

No siendo la madre de los dioses.

Solo siendo una humana más.

―Solo tenía unas cosas en mi mente, es sobre esto…no soy estúpida, sé que planeas muchas cosas
a mis espaldas, pero sé mejor que nadie en el mundo que jamás sería para lastimarme ―Azure
esperó cualquier respuesta de parte de Naruto. Más la risa que dio el hombre no fue una de esas
respuestas.

―Lo siento por ello, sé que hago cosas que no te gustarán saber, sé que tienes todo el derecho del
mundo para saber lo que hago, pero a la vez, no quiero que cambie la forma en la que me ves.

Fue el turno de Azure de reír.

―¿Crees que una o dos acciones negativas, cambiarán mi forma de verte? ―los pies de la mujer
tocaron el suelo cuando ella se levantó del sofá. Había estado descansado bastante.

Esta era la última semana en la que iba a estar en este cuerpo hecho solo de contenedor. A
diferencia de otra mujer.

Él rubio si se atrevió a tocarla a sabiendas de que en ese tiempo su cuerpo también era solo una
vasija para su yo de verdad.

Ahora el rubio había vuelto a como era desde un principio. Las mimas cicatrices, el mismo cuerpo
magullado y sin el brazo derecho.

Pero nadie podía negar el poder que ahora tenía el hombre.

¿Qué fue esa sensación que tuvo cuando lo vio por primera vez después de tantos años en su
cuerpo original?

No fue miedo, pero a la vez, no fue una sensación de alegría o algo parecido, fue extraño aquello.

Era como si el hombre ya no fuese el mismo.

No mintió cuando dijo que estaba debilitado en aquel tiempo. Por lo que sabía su cuerpo había
estado en un estado crítico a pesar de su actividad y su poder, pero entonces, ¿Realmente incluso
la fuerza actual del hombre no era el epitome que alguna vez había alcanzado?
Un monstruo al igual que ella.

Una suave risa salió de Azure antes de rodear al rubio por el cuello con un abrazo. La altura se vio
evidente cuando ella solo se quedó viéndolo desde su estado pegado al pecho del hombre. La
sonrisa enorme en el rostro de Azure hizo que Naruto abriera los ojos ampliamente.

¿Cómo había podido estar mil años sin poder ver a la mujer sonreír?

Había hecho tanto, había hecho tantas cosas de las cuales se arrepentía hasta el día de hoy, pero
el ver una sonrisa de ella.

Le devolvía su cordura. Como si todo lo malo que había hecho hubiera sido perdonado.

―¿Por qué estás llorando otra vez? ―la voz calmada de Azure hizo que el rubio abrazase con
fuerza a la mujer, como si es que la dejase por un segundo ella iba a desaparecer una vez más.

―Estoy feliz de que estes aquí.

―No deberías ser así ―Naruto no pudo ver el rostro de la mujer. El piyama blanco de la mujer se
pegaba contra su camisa de vestir naranja.

―¿Qué quieres decir? ―la respuesta de Naruto fue suave. El hombre había cerrado los ojos y solo
disfrutó el momento, abrazando el cuerpo de la mujer y tocando el cabello, entrelazándolo por sus
dedos.

―Tienes tanto a Kaguya y Grayfia a tú lado ―la respuesta suave de la mujer hizo que Naruto
presionara con más fuerza a la mujer contra sí. Azure se rio ante ello―, eres un tonto a veces, ellas
también quieren verte sonreír, tanto para Kaguya y Grayfia, significas mucho.

La mano de Tiamat pasó por el cabello del rubio y jugó con el pelo de este, al igual que el hombre
lo estaba haciendo con el de ella.

―Hablas como si te estuviese dejando atrás ―una sonrisa triste surcó el rostro de Tiamat, la
antigua diosa primordial.

Ella agradeció que el hombre no podía ver su rostro, agradecía que podía controlar su voz y no
sonar quebrada.

―Está bien incluso si haces eso ―Tiamat sintió como el rubio intentó separarse de ella, lo más
probable es que fuera para verla de frente. Más ella lo sujetó en el abrazo y no lo dejó ir― Está
bien, sé que te interesa Grayfia, sé que estuviste tanto con ella con Kaguya apenas recuperaste tu
cuerpo.

―Yo…

―No es necesario excusar, sé cómo se ve mi cuerpo y sé que es imposible de tratar, todas esas
cicatrices horrendas solo-

―¡No es eso! ―El rubio la había separado y la tomó por los brazos para que ambos se vieran de
frente.
El rostro del rubio se deformó al ver a la mujer de pelo azul pálida con arcadas y lágrimas en su
rostro.

―¿Por qué he vivido todo este tiempo?

Tiamat se separó y dio unos pasos para alejarse del rubio. Ella llevó una mano su pecho y se
señaló.

―¡He estado viva desde el principio!, Incluso cuando estuve en aquel sacred gear, sabía que iba a
llegar el día en que yo mismo me liberaría, no puedo ser retenida de la misma forma en la que no
puedo morir ―la mujer gritó antes de llevar sus manos a su cabeza y arrodillarse.

―Tiamat yo- ―Naruto intentó avanzar solo para ver como la mujer retrocedía a rastras en el
suelo.

―¡No me llames así! ―el horror estaba impregnado en el rostro que hasta hace unos minutos solo
presentaba felicidad―, ella está muerta, ella debería estar muerta, ¡Ella no es la diosa que creen
que es!, ¡Tiamat es la dragona del karma, hija de Ddraig y la emperatriz del imperio rojo!

Naruto se quedó quieto al ver a la mujer chocar contra la pared y taparse los oídos.

―No puedo morir ―la respuesta simple de Tiamat hizo que Naruto la mirase con duda― Mi alma
misma fue dañada, mi cuerpo fue destruido infinidad de veces, he sido herida de tantas formas,
pero al final, nunca puedo morir, nunca puedo partir.

No hubo respuestas de Naruto. Se quedó en silencio y esperó que la mujer terminase de hablar.
Sabía que, si la interrumpía ahora, entonces nunca iba a dejar salir otra vez sus emociones como
ahora.

El sollozo de la mujer solo hizo que Naruto cerrara los ojos.

―He estado viva desde que todo comenzó, recuerdo cada día sin sol, cada noche sin luna, cuando
no había nada en esta tierra, cuando no había nada en el mundo ―la mujer en este punto alzó la
cabeza y miró con ojos rojos y llenos de lágrimas al rubio.

Naruto se mordió el labio, la frustración se incrementó en su ser, era ella, era ella quien siempre le
preguntó si valía la pena seguir viviendo como lo estaba haciendo ahora.

Como si ella no supiera si se lo mereciera.

―Solo hay tres entidades actuales más antiguas que yo, y dos de ellas son dragones que nunca
tuvieron la fuerza que yo tuve, Albion era un idiota pacifista antes de ser el loco por la guerra y
Ddraig era un debilucho que solo tenía buen corazón, pero incluso esos dos estúpidos estaban
felices con vivir, pero siempre me pregunté, ¿Vale la pena que siga con vida?

La mujer se puso de pie y caminó sin prestar mucha atención a donde ir. Miró la habitación lujosa,
el pequeño bar que estaba en frente le llamó la atención.

―¿Qué es vivir?, sé que a pesar de tu mentalidad has vivido mucho, ¿No? ―Tiamat preguntó
antes de poner su mano en el mármol de la mesada, pasando a su alrededor.
―Antes veía el tiempo de forma tan pequeña ―Naruto comenzó hablar al igual que acercarse. Sus
zapatos negros se movieron haciendo eco en el piso. Tiamat alzó los ojos y vio los pies del hombre,
los pantalones negros, la camisa naranja y corbata negra antes de llegar al rostro del hombre.

Le dolía ver aquella prótesis negra en vez de aquella mano áspera pero cálida.

La mano izquierda de Naruto llegó y tomó la mano derecha de Azure. Fue un jalón suave, como el
hombre la trajo hacía él una vez más. Tiamat se quedó quieta, hundió su rostro en el pecho del
rubio.

Naruto la vio, tan humana, tan emocional, tan vulnerable. ¿Era este el resultado final de la
inmortalidad?

―Antes creía que vivir cien años era mucho, ¿Sabes? ―la sonrisa de Naruto creció antes de pasar
su mano por el cabello de la mujer.

Su mano izquierda, con la cual no sintió nada. Aquello hizo que un bufido de diversión saliera del
rubio.

―Cien años, viéndolos desde atrás parece un tiempo tan corto, sabes, las historias, “Vivieron
felices para siempre” son muy vagas, ¿Qué pasó al final?, ¿fueron felices al final o solo en sus
últimos momentos?, para siempre no significa que no hubiera altibajos, puede haber peleas,
puede haber discusiones, odio, pero al final estuvieron felices, busco un final feliz, pero uno que
no sea vago, quiero ver ese final feliz que tanto se promete, pero también quiero que lo veas.

La risa salió de Tiamat.

―Siempre seré la única que puede ver ese final, siempre soy la última, mírame, Ddraig no es más
que una herramienta que mata en locura, Albion también, los antiguos reyes dragones igual, toda
entidad que alguna vez pensó que estaba por sobre todos ahora no es más que una herramienta y
una pieza en el reloj de algún sistema, solo yo me quedé ajena a ello.

―Está bien ser la última.

―¿Cómo?, ¿El ver a todos morir?, ¿El saber que tu cuerpo permanece igual pero no puedes morir?
―era más que evidente el sarcasmo de Azure. Fue raro verla actuando fuera de su estado
tranquilo― Mis hijos me mataron una vez, he sido asesinada tantas veces, pero al final regreso, no
puedo morir porque no hay un concepto de muerte para mí, siempre soy yo, ¿Alguna vez te
preguntaste porque cada persona cree en cada Dios?

Tiamat alzó su rostro y miró al rubio fijamente a los ojos.

―De mi cuerpo y carne arrancadas fue creada la vida, pero eso no significa que fuese la única,
Dios también creó la vida de manera independiente, los griegos, los nórdicos y los del panteón
japonés, y la lista sigue, cada uno creó a su propia versión en base a su consciencia, cada humano
cree en ellos porque han nacido de ellos, aquellos que reniegan de sus creadores son solo ciegos
que tienen los ojos abiertos ante algo mayor pero no lo comprenden, entonces lo temen.

―¿Por qué me dices todo esto?

―¿Por qué decidiste ser un Dios?


Los ojos del rubio se abrieron.

¿Dios?

Era una palabra pesada, un concepto fuerte, él nunca se había llamado a sí mismo con ese título,
no, él siempre había sido humano.

―No eres humano ―los ojos del rubio se abrieron ante la respuesta repentina de la mujer―, no
eres humano, una bestia o una calamidad, no perteneces a los vivos porque has muerto, pero
tampoco a los muertos porque no puedes morir.

Naruto se quedó en silencio unos segundos.

―Quería libertad.

―Libertad…―Azure clamó antes de reírse y poner su rostro en el pecho del rubio una vez más,
pero esta vez fue con mucha más calma, mucha más tranquilidad. Aquello tranquilizó a Naruto.

―Sí, supongo que alguna vez has escuchado del clan de Kaguya.

―No los conocía como clan, no los conocía como tal, pero sabía de su existencia, sabía quiénes
eran, pero no sabía nada, no mencioné nada y estuve en la ignorancia porque ni siquiera sabía que
tenían un nombre.

―Supongo que incluso ellos no querían entrar aquí, si invadieron este mundo fue hace mucho
tiempo, supongo que cuando se estaba estableciendo los conceptos de este mundo.

―De hecho.

―El tiempo en el cual vivían en su apogeo, tú, gran rojo, Ophis y Dios y eso sin mencionar a otros
dioses.

―La era de los dioses como algunos la llaman, no, ellos evaluaron que este mundo tenía una
energía tan errática que no valía la pena extraerla.

―¿Hablaste con ellos?

―Se quejaron bastante, en ese tiempo estaba viva y Apsu también. Él se enojaba con facilidad, no
dudó en asesinar a uno de los dos que vinieron.

―Pensar que ustedes podían tratar con ellos…

―Ahora el mundo no es lo que fue en su momento, todo está en decadencia, el mundo cambia,
pero al igual que siempre…sigo igual.

―No, ahora hay una diferencia.

―¿Cuál?

―Estoy aquí ―Azure vio al rubio a los ojos. La sonrisa cálida fue algo que no pensó que realmente
se mereciera.

―Aún no contestaste mi pregunta.


―Yo no soy Dios, tú tampoco, nadie es Dios ―la respuesta de Naruto fue ambigua.

―¿No llamas a Kaguya Diosa que la reconoces como la única?

―Es más un título que un concepto, si tuviera de darle el significado entonces tendría que señar a
alguien, y no puedo hacer eso.

―¿Por qué entonces decidiste luchar por libertad?

―Fue desesperación que pasó a curiosidad en su momento ―Naruto cargó a Azure de la nada,
haciendo que la mujer se asustara por un segundo. La sonrisa de Naruto creció cuando vio como el
rostro de la mujer ya se había despejado de todo malestar.

―¿Curiosidad? ―Tiamat rodeó el cuello de Naruto y se pegó al hombre.

Era divertido que, a pesar de tantos años, la seguía tratando y cargando como una princesa. Como
si no hubiera la posibilidad de que ella cambiara y siendo él feliz con ello.

―¿Alguna vez te sentiste libre de verdad?

Tiamat parpadeó ante esa pregunta repentina.

―¿Si he sido libre?

Naruto la bajó con cuidado antes de ponerse de extender los brazos.

―¿Por qué nos sentimos restringidos? ―el rubio comenzó―, ¿Por qué no conocemos la libertad
genuina?

―¿Y si la conocemos de verdad?

―Ese es el punto, ¿Qué nos dice que no sabemos que es libertad?, antes mencioné por
desesperación, pero esa desesperación se transformó en curiosidad porque quería experimentar
algo.

―Si alguien la había experimentado.

La voz de Kurama hizo que Tiamat viera al rubio a los ojos. Ojos rojos estaban puestos. Eso tenía
sentido, siendo que la voz de hace unos instantes sonó superpuesta.

―Quería terminar con los Ootsusuki, el clan de Kaguya, por la amenaza que significaban, pero al
paso del tiempo, no lo vi bien, parecía irreal lo que estaba haciendo, fue entonces que me di
cuenta de algo.

Tiamat sintió como la mano izquierda del rubio se posó sobre su rostro. Naruto se acostó al lado
de la mujer una vez más.

―Me di cuenta que no importara que hiciera en ese momento, estaba atado a ellos.

―¿Por qué te sentiste atado? ―Azure preguntó con interés renovado.


―Porque me hizo darme cuenta que toda mi vida estuve atado a algo, y que nunca he
experimentado lo que es estar libre ―Naruto le sonrió a Tiamat con tranquilidad, casi dulzura. En
respuesta a eso la mujer soltó una risa suave.

―No creo que haya sido así toda tu vida, incluso yo he experimentado ser libre, ¿Sabes cuando
aprendí que antes era libre de hacer lo que quería?, cuando me di cuenta de que estaba
desterrada y destruida.

―La libertad es se siente cuando experimentas algo que nunca has experimentado ―Naruto
completo lo que estaba queriendo decir la mujer.

―Algo así, solo que en mi caso fue al revés. Lo perdí todo, me limitaron a ser algo tan simple, pero
fue allí cuando experimenté que podía hacer todo, el tiempo en que estábamos, Ddraig, Tiamat, y
tú fueron en aquella cabaña fueron los momentos más felices que tuve, sin depender de nadie, sin
tener que atender a nadie sin tener que hacer nada más que preocuparme por mi familia…―una
risa amena de Azure salió cuando comentó aquello.

―A mí también me tomó tiempo darme cuenta de ello ―Naruto se acomodó mejor para
acostarse en el sofá. Azure le siguió quedándose a su lado.

―¿Has estado en esa situación también?, ahora que lo pienso, nunca me hablaste mucho de ti
antes de que emprendieras tu viaje por los Ootsusuki.

―No hay mucho que decir, ¿Puedes creer que en mi mundo al principio fui considerado alguien
débil y sin talento? ―la sonrisa de Naruto creció al ver la sorpresa de Azure.

―¿Qué tan monstruosos eran en tu mundo par que alguien como tú sea considerado un fracaso?

La risa de Naruto salió al final.

―No, no es que fuese así, si no que de verdad era un fracaso, fue mucho tiempo después en el
que tuve poder, ¿Sabes?, siempre deseé ser el líder de mi hogar, pero ahí entró mi primer grillete,
viví en base a todo lo que pensé que debía vivir, ¿Si todos me miraban desde abajo entonces
tendría su respeto?, quería demostrar al mundo que estaban equivocados conmigo…

―Suena algo egoísta.

―Porque lo es.

―¿Eso te hizo feliz? ―Naruto meditó unos segundos ante la respuesta de Azure.

―No, no fui feliz.

―¿Por qué? ―la curiosidad estaba impregnada en su tono.

―Quería ser visto por los demás, quería reconocimiento, quería que todos me vieran como
alguien importante, pero cuando llegó su momento, ya no fue necesario, el tiempo es algo a lo
cual nunca estaré acostumbrado.

―¿El tiempo no es algo realmente triste? ―la afirmación de Azure hizo que Naruto sonriera.
―Rostros que se desvanecen al pasar el tiempo, personas las cuales no puedes recordar cómo
eran, al final, la muerte no es el olvido es solo un despertar.

―¿Recuerdas a todos los que alguna vez estuvieron a tú lado?

Naruto se quedó callado unos segundos otra vez.

―Quiero hacerlo, quiero recordarlos, quiero saber cómo eran de verdad, ¿En serio ellos eran
como los tengo mis memorias?, ¿De verdad fue tan infeliz en mi vida? ―Naruto sintió la mano de
Azure en su mejilla―. Odio el pasar del tiempo, porque me hace pensar en lo que ha pasado y lo
que pasará.

―Eso está bien para mí ―la sonrisa de Azure hizo que Naruto se confundiera.

―¿Por qué? ―fue el turno del rubio para preguntar ello.

―Porque te hace humano ―la sonrisa enorme de la mujer hizo que Naruto abriera los ojos ante
aquello.

―Estoy demasiado lejos de ser lo que alguna vez fue conocido como el humano Naruto Uzumaki.

―No lo estás.

―No lo estás.

Tanto la voz de Kurama y la de Tiamat sonó al mismo tiempo, haciendo que el rubio abriera los
ojos.

―No sé cuánto has vivido, escuchándote puedo decir que ha sido demasiado tiempo, ¿Debiste
haber estado muy solo no?

―Yo…

―Está bien ―la voz casi maternal, casi como una sinfonía de calma―, no necesitas ser otra
persona por mí, no necesitas ser otra persona por nadie, incluso si terminas siendo la peor escoria
del mundo, no te preocupes, aún estaré ahí.

Una pequeña línea de lágrimas se empezaba a formar en los ojos de Naruto.

Ah.

¿Por qué le dolía y le encantaba al mismo tiempo aquellas palabras?

No le estaba pidiendo ser un héroe, no le estaba pidiendo ser un salvador, un dictador, un


soberano, un rey o un genocida.

Solo quería él fuese el mismo

Naruto Uzumaki.

Un idiota con buen corazón que quería dar lo mejor por todos.

Solo que está vez, era tiempo que deje que los demás den lo mejor por él.
―Gracias…yo…―el rubio intentó decir. Las palabras no salían de su boca. Fue raro para el rubio,
como de la nada le constaba tanto pronunciar algo―, yo…estaba solo…yo…tenía miedo…

Miedo a ser olvido, a ser reemplazado a ser olvidado y no ser nada más que un vano recuerdo que
nadie valoraría nunca.

¿Era eso lo correcto?

―Está bien, estoy aquí ―casi como si fuese una señal el abrazo del rubio se profundizó.

Habían cambiado la postura, ahora estaba el rubio ocultando el rostro dentro del pecho de Tiamat.
El llanto era más que audible de parte del rubio. Fue el primer momento en su vida que entendió
que no necesitaba algo para ser libre que no necesitaba un juicio general para vivir.

Que por ser él mismo tenía un valor como persona.

―A veces me preocupa lo que te he hecho ―Azure fue amable en su tono.

Naruto alzó su cabeza y vio a la mujer.

―¿Hacerme? ―no lo entendía. Ella solo dio lo mejor de ella por él desde el principio. No había
forma en la que hubiera algo negativo que decir hacía ella.

―¿Has estado estos mil años obsesionado conmigo no? ―la sonrisa de Azure no fue vista por el
rubio que se negó a alzar la cabeza.

―No, solo-

―Querías volver a aquellos días, es algo lo cual te limita, es algo lo cual nos limita ―Naruto alzó su
cabeza y vio la mirada triste de la mujer. Era una mirada como si esperase que algo más pasase,
que le dijera que algo no estaba bien, que era incorrecto.

Que fuese solo una ilusión.

―No, no me limitas yo de verdad-

―De verdad quiero tenerte cerca, volvamos a la libertad ―Azure interrumpió una vez más al
rubio. Empujándolo con cuidado hizo que ambos se sentasen en el sofá. La mujer mirando con
tristeza y el rubio sin entender del significado de esa mirada.

―¿Alguna vez experimentase la libertad que tenías cuando llegaste a nosotros? ―fue una
pregunta al aire que dio la mujer antes de continuar―Has vivido centrado solo en los otros, pero a
la vez, cuando llegaste aquí, lo primero que hiciste fue obsesionarte con Ddraig, sabes, hubo un
tiempo que pensé que me ibas a quitar a mi esposo.

La risa amena de Azure no hizo mucho para quitar la mueca de Naruto, más no contestó nada al
respecto. El rubio había sido algo demasiado…diligente, en todo lo que el dragón le mencionaba.

―Bueno…quizá puede que haya sido algo irracional en ese tiempo.

―Lo sé, es por eso que siempre te estaré agradecida, diste tanto de ti sin que nosotros te
brindáramos algo en aquel momento…
―Me dieron libertad, toda mi vida, fue por otros, el pensamiento general de los demás, desde
niño, hasta cuando fui el líder de mi pueblo, e incluso después de empezar mi travesía hasta el
final, solo lo hice en el pensar de los demás ―Naruto no quería llorar, realmente no lo deseaba.

Había vivido demasiado para ser un humano, y seguiría viviendo incluso después, ahora.

No había nadie quien pudiera matarlo en existencia. Incluso si él lo desease.

Ya no podría morir.

―Solo te dimos otro grillete más.

―No, puede que lo llames así, pero por primera vez supe que quería hacer algo por mi voluntad,
los dragones y yo no te seguimos por lo que eras antes, te seguimos por lo que eras en ese
momento, te seguimos por lo que eres incluso hoy en día.

―Agradezco tus palabras, de verdad, pero al final, ¿No te estas sujetando a algo que nunca
experimentaste? ―ya no fueron las palabras de Azure.

Tiamat estaba hablando.

―No, no lo creo, incluso si pasan otros mil, no, unos diez mil años, estaría aún agradecido con
ustedes desde el día en que me ayudaron ―la confianza de Naruto mermó de a poco al ver como
la sonrisa radiante de la mujer caía.

―Agradecido, ¿Eh? ―los ojos de Naruto se abrieron. Llevó su mano a su boca y miró a la mujer
que negó con la cabeza para sí misma.

―Siempre me pregunté si merecía seguir viviendo, pero, ¿A tus ojos mereces seguir viviendo? ―la
pregunta sacó a Naruto de su estupor anterior.

¿Merecía seguir con vida?

Bajo su criterio fue un no rotundo.

Tiamat parecía entender eso. Se puso de pie y colocó una mano sobre la frente del rubio.

―Si encuentras la respuesta a esa pregunta, ven a buscarme ―con un beso a la frente del rubio.
La mujer se levantó y se fue.

Silencio.

Naruto no entendió.

¿Él merecía seguir viviendo?

Una vez más la respuesta fue no.

La boca del rubio se abrió cuando entendió lo que la mujer le había dicho. Ahora entendió la
negativa de la mujer, porque siempre actuó como lo hizo desde su regreso, porque se negó a
querer regresar a su cuerpo a pesar de que estaba siendo tratado.

Sí él no quería vivir.
¿Por qué lo haría ella?

―El tratado de paz está tomando forma ―Serafall se dejó caer en uno de los sillones en la oficina
de Naruto.

―¿Es así?, eso es bueno ―la sonrisa de Naruto solo hizo que Serafall chasqueara la lengua. La
mujer sacó una caja de cigarrillos de un pequeño bolsillo en su falda, sacando uno de ellos y
colocándolo en su boca, lo prendió con una pequeña flama que salió de la punta de su dedo.

―Pensé que ese cartel de no fumar te haría entender algo ―Naruto dio un suspiro cuando vio a
Serafall mostrándole el dedo medio―, por supuesto que sería así…

La puerta de la oficina sonó un par de veces cuando alguien la golpeó desde el otro lado.

Serafall miró al rubio como si esperase que dijese quien era para irse o solo ignorar todo.

―Es Sona ―la respuesta hizo que Serafall sonriera. Apagó el cigarrillo para levantarse e ir directo
a la puerta.

―¿Hermana?, ¿Está sola? ―la pregunta de Sona fue seguida de un gran abrazo antes de que fuese
jalada hacía el interior de la habitación por Serafall.

―Mi adorable hermanita ―Serafall estaba frotando su mejilla por la cabeza de Sona.

―Veo que ella está tan abierta a tu afecto como siempre ―la burla de Naruto hizo que Serafall se
riera junto a él.

―Es solo algo tímida esta pequeña hermanita mía.

―Por favor, hermana, sepárate…―Sona intentó empujar a su hermana fuera del abrazo, Sona
miró a sus dos acompañantes.

Un bufido de Serafall fue dado antes de que se separase, no sin antes darle un beso a su hermana
en la frente.

―Dios…―Sona estaba ahora sonrojada de la vergüenza que sentía. No quería ni ver al director
ahora con aquella situación desarrollada. Además del hecho de que prácticamente estaba ahora
con dos de sus

―Oh, no te preocupes por mí, puedes seguir ―Naruto hizo un gesto con la mano restándole
importancia.

―Yo…―Sona intentó hablar.

―¿A qué se debe que has venido a ver a ese bastardo? ―la pregunta con toda la buena voluntad,
un tono infantil y una sonrisa inocente, no concordaba con el termino usado por Serafall.

―Quería preguntar algo.

―¿A mí?, ¿Podría ser que por fin superaste tu fase rebelde y ahora estás buscando consejos de
este director tuyo? ―la sonrisa de Naruto hizo que Sona rechistara la lengua.
―¡¿Sona-chan estaba en fase rebelde?!

―¡No! ―Sona gritó, solo haciendo que se preocupe más Serafall―, sabes qué, después podemos
discutir esto hermana, pero es bueno que estés aquí, porque quiero hacer una pregunta, algo que
siempre me estuvo molestado.

―¿Y eso sería? ―Naruto miró a Sona con una sonrisa.

―¿Cuál es la deuda de mí hermana?

Silencio.

El ambiente amígale se rompió al instante en que aquello fue sacado en cara de ambos presentes.

―No es algo importante ―Serafall le restó importancia al momento en que pudo procesar lo que
su hermana quería.

―¿Tienes curiosidad?, ahora que pienso nunca lo te lo he mencionado ―la sonrisa de Naruto
creció cuando vio el rostro de Serafall desfigurándose.

―¡Tú!, Prometiste-

―No fue bajo contrato ―la sonrisa de Naruto fue amable. Cualquier que viese esa sonrisa podía
decirlo.

El problema era que no concordaba su rostro con sus palabras.

―¿Vas a decírmelo? ―la esperanza de Sona volvió. Después de todo, ella había sido rechazada en
varias ocasiones para poder conseguir esa información.

―Por supuesto, Serafall, siéntate, tú magia está por explotar si me sigues viendo así, ¿No querrás
repetir lo del doctor verdad? ―casi como si fuese un interruptor.

Serafall cayó en el sofá y se sentó obedientemente. La mujer miró el suelo y no mencionó nada
más.

Sona no pasó eso por desapercibido.

―¿Doctor? ―la pregunta de Sona hizo que Naruto se riera un poco. El hombre se puso de pie y
caminó hasta el estante de libros que tenía a un lado.

Tomando uno de los tantos libros. Lo lanzó hacia su escritorio. Sona se acercó al ver como este se
abrió y parecía que se quedó en una página determinada.

―Había una vez, un portador de la mente del sabio ―Naruto habló para caminar y sentarse en el
sofá―, fue un tonto, le encantaba ayudar a los demás, a diferencia de la mayoría de los otros
usuarios, decidió que era mejor usar el chakra para curar, que podía ayudar para que no hubiese
enfermedades en el mundo, pero el hombre odiaba a los demonios, ¿Cómo no odiarlos cuando le
arrebataron todo?

Naruto vio como Sona caminó lentamente hasta estar frente al libro y tomar un papel que estaba
en sus manos. Era viejo, amarillento, pero a la vez conservado en perfecto estado.
―No le gustaban los demonios, pero quería ayudar a quien fuese. Una niña que nació débil,
destinada a morir, nadie podía salvarla, ¿Cómo hacerlo cuando el destino le dio la espalda?
―Naruto vio el horror en los ojos de Sona cuando tuvo en manos aquel papel en manos.

―Qué es esto…

―Una mujer imploró por siete días que salvara a la niña, el hombre, que era un corazón
sangrante, accedió solo porque conocía a aquella mujer, pero con una condición, aquella palabra
que dio la mujer cuando le pidió con todo su ser que salvara a su hermana, aquellas palabras iban
a ser el contrato a cumplir.

Sona se giró y vio a su hermana que no se había movido de su lugar, como si no pudiera, como si
algo la atase.

―”!Te entregaré el infierno si es lo que quieres! ―Naruto imitó una voz aguda cuando pronunció
eso―, todo demonio a cambio de su familia, ¿Egoísta verdad? ―la pausa de Naruto solo fue hasta
que se riera un poco antes de reír para sí―. Pero puedo comprenderlo a la vez, aquel egoísmo
―Naruto sonrió viendo a Serafall.

―¿Qué es esto?, ¡Ella ya estaba sujeta a un contrato antes de que yo naciera! ―Sona no creía lo
que el hombre decía.

―Ella lo estaba, pero siempre fue aquel Doctor idiota, el portador más longevo he de decir, ella
siempre se burla de tratar con varios portadores, pero siempre trató con el mismo portador, un
idiota que fue amable con ella a pesar de todo.

Naruto vio como Serafall estaba en silencio. Era obvio que no iba a decir nada. En vez de pagar el
contrato, ella solo mató al hombre con el cual había compartido por más de dos siglos.

Ella fue a los ojos del hombre el único demonio que era diferente.

Una pena que al final de su vida el hombre aprendió lo contrario.

Naruto miró el reloj en la pared. Dentro de cuatro días sería la reunión entre facciones, ¿De verdad
estaban haciendo algo como eso en donde él mandaba?

El rubio no sabía si ellos eran realmente confiados o pensaban tan poco de él.

El ataque terrorista se iba a dar en ese momento.

―¿Hermana? ―Sona no podía creer que la mujer había firmado tal contrato en un principio. No
parecía posible, no para la mujer que siempre parecía alegre, pero a la vez recta.

―Era obvio en ese tiempo que el doctor no iba a cumplir con la promesa de aquel contrato, era
más que obvio para él que solo lo hizo para dar algo de cuestionamiento a Serafall. Bueno, fue
obvio para él, no para ella, le costó el haber confiado en la raza que más odiaba.

―¡Él planeaba que ese contrato fuese cierto! ―Serafall se levantó y gritó. La mujer ya no estaba
en su estado tranquilo o pensativo.

Era una masa de emociones negativas.


―Él confiaba en ti.

―¡No confiaba en nadie!, ¡No lo concias! ―Serafall apuntó con un dedo al rubio―, ¡Era egoísta,
no dudaba en usar a las otras razas en experimentos si es que no le caían bien!, ¡Torturaba y
mataba con las mismas manos con las que salvaba!

―Todos manchan sus manos de sangre para salvar a alguien.

―El bastardo lo disfrutaba ―Serafall tenía el rostro arrugado y un semblante pálido―, estaba
loco, él iba a cumplir esa promesa, iba a desear que le entregase a cada demonio en el infierno.

―Pero accediste.

―…―Serafall guardó silencio ante la acusación.

―¿Hermana? ―Sona miró a Serafall que se quedó en silencio después de aquello. No sabía cómo
responder.

―Él confió en ti, solo porque eras tú accedió, no iba a cumplir esa promesa absurda incluso si era
bajo contrato ―Naruto miró a Serafall con una sonrisa algo críptica.

―El no confiaba en nadie ―Serafall perdió los estribos. Levantando las manos y golpeando el
escritorio del rubio.

Los ojos de la mujer estaban algo rojos.

―Fue tú amigo por más de doscientos años, sabes de la longevidad que otorga mi sacred gear
―Naruto habló tranquilamente. Cualquier molestia en la cara de Serafall fue reemplazada por una
mirada triste y una voz molesta.

―Sé lo que hace esa mente estúpida tuya, el sabio probablemente tomó el control de su cuerpo
cuando hicimos el contrato.

―¿He igual decidiste en matarlo?

―¡Él iba a obedecerlo, el sabio me odia! ―Serafall gritó aquello mientras que miraba a Naruto. Era
evidente las ganas que tenía la mujer de terminar con el rubio.

―¿Uno de los portadores me salvó la vida? ―Sona no estaba creyendo lo que escuchaba.

Naruto asintió y Serafall negó con la cabeza frenéticamente.

―El ultimo portador estuvo desaparecido por cincuenta años porque estaba siendo protegido por
Serafall, claro, eso hasta que decidiera matarlo.

―¡Yo…!―Serafall intentó decir algo, pero no supo responder.

De todos los momentos estaban teniendo esta conversación frente a su hermana. Era lo que
menos deseaba que ella supiera.
¿Por qué de la nada el hombre mencionaba esto? Siempre había sido burdamente cerrado sobre
este tema, más ahora no tenía sentido que dijese algo como eso. No con la reunión por la paz a la
vuelta de la esquina.

―No te preocupes, sé lo mucho que te preocupabas por él, así que decidí traerlo de regreso.

Esa forma de hablar.

Sona entendió al instante, no estaba hablando con el director.

Estaba hablando con el sabio.

―¿Qué?

Ambas hermanas vieron al rubio alzar las manos.

Serafall sintió que algo no estaba bien, que no tenía sentido, algo estaba mal al momento en que
el rubio se levantó y extendió sus manos. Como si fuese el presagio de algo.

Sona cayó inconsciente al segundo después de que el rubio alzara los brazos.

―Ah ―la boca de Serafall se abrió.

¿El mundo había perdido color de la nada?

Fue raro, todo quedó en un blanco y negro profundo. Solo los ojos azules del rubio frente a ella
parecían que tenían vida. Entre el mar sin color ella solo pudo ver esos ojos.

Serafall alzó la mano y vio sus manos temblando.

¿Por qué?

¿De qué tenía tanto miedo?

Ella había enfrentado al sabio mismo.

―Es hora de que despiertes, Doctor ―la voz de Naruto sonó tranquila cuando un gran sello se
extendió frente a Serafall.

Un estallido de humo se dio cuando todo volvió a correr como siempre. No hubo cambio en el
lugar.

Todo volvió a la normalidad a excepción de la figura que estaba parada frente a Serafall. El humo
poco a poco se esfumaba y daba a relucir la figura que la mujer pensó que había asesinado hace
años.

―Ah…pensar que me darías otra oportunidad para verla ―una voz grave, pero sin ser demasiado
profunda, un tono de hablar casi cantarín junto con otro idioma salió de la boca del hombre.

―Por supuesto que lo harías, lo prometí, tengo que admitir, tu entendimiento a veces me
sorprende, no parece que hayas nacido humano ―la risa de Naruto hizo que los ojos de Serafall
pasasen de la figura al rubio riéndose.

No era una risa normal. Era una que demostraba cuanto estaba disfrutando de su reacción.
El humo se aclaró y Serafall lo vio. Alto, cabello rubio largo atado en una cola de caballo. Lentes
redondos bastantes grandes que parecían brillar. Un traje de vestir negro junto con un abrigo
sacados del siglo diecinueve. El bastón en la mano del hombre descansaba tranquilamente con la
punta en el suelo, dando a relucir el acabado de la punta con dos serpientes cerca de la
empuñadura.

―D- ―Serafall fue interrumpida al instante.

―Solo Doctor está bien, ha pasado mucho tiempo, ¿No? Sera ―la sonrisa del hombre hizo que
Serafall retrocediera.

El hombre no era una amenaza en poder, había desechado el poder del sabio en su momento a
cambio de la habilidad de curar, fue elegir uno o lo otro con el sabio.

―Veo que se llevan bien como siempre ―Naruto comentó riéndose con más fuerza.

No había humor o algo parecido en la expresión del hombre, era una risa seca, casi salvaje por la
forma tan torcida que mostró.

―¿Crees que un simple contrato evitará que me defienda? ―la voz de Serafall sonó con fuerza
cuando levantó una mano. El poder mágico se reunió al instante dando un ligero temblor
alrededor de la mano de la mujer.

―Adelante, inténtalo ―la sonrisa de ambos rubios hizo que Serafall chasqueara la lengua.

Ella había seguido el contrato de apoyar al poseedor del sabio por mera culpa, ahora no tenía
razón para seguir como estaba ahora.

Una lanza de hielo se formó al instante en que la lanzó hacia Naruto.

La sonrisa del hombre parecía por poco dividir el rostro del rubio.

Extendiendo la mano derecha. La lanza se detuvo en seco antes de desaparecer. Los ojos de
Serafall se abrieron.

Ese no fue un ataque que alguien normal iba a esquivar. Quizá fuese solo una lanza creada por
magia e imbuida en esta.

Pera era una lanza que ella creó e imbuyó con magia.

No era para jugar.

―Atravesaste el corazón de la emperatriz dragón hace mil años, sabes, en cuatro días se hará el
aniversario número mil, así que discúlpame por mi prematuro comentario ―Naruto bajó su mano
e hizo una señal con el cuello al otro rubio en la sala.

Ambos compartían características, pero a la vez eran diferentes. El hombre en traje tenía rasgos
más suaves que Naruto y ojos azul más claros. Era obvio aquello.

Siendo que fue el segundo portador con mayor compatibilidad que tuvo en toda su existencia
como herramienta.
―¡Tú deberías estar muerto! ―Serafall dio un paso atrás. No es que le faltase poder.

Era simple miedo mezclado con culpa. Vio a su hermana en el suelo inconsciente. Quería salir de
allí y cuidar de ella. Ambos hombres frente a ella.

No le daban la expectativa de ganar.

¿Por qué?

¿Por qué sentía tanto miedo de enfrentarse al director ahora?

No tenía porque, había enfrentado al sabio mismo en vida, ella…

―…―silencio. Serafall abrió los ojos cuando pensó con claridad y no pudo ver la cara del rostro o
la emperatriz nombrada. Era como si algo la bloquease, un segundo después la idea se borró solo
para volver a llegar por el miedo.

¿Qué era esto?

La estaba volviendo loca.

―Si usas mucho poder mágico mataras a tu hermana ―la voz de Naruto salió con tranquilidad.

Serafall miró a su hermana. En su estado de pánico había retrocedido.

El doctor la tenía en manos.

―No te preocupes tanto, ella vivirá, después de todo, es un milagro que hice ―la sonrisa amable
del “Doctor” solo hizo que Serafall se sintiera más incomoda incluso.

El grito del por qué seguía viviendo en su cabeza.

Miedo.

Horror.

¿Qué era esto?

Algo más allá.

―Detente ―Serafall comentó antes de dar un paso al frente. Sudor cayó de su frente y tragó la
saliva que se había acumulado en su boca.

Tenía miedo, demasiado miedo.

¡¿Por qué tenía miedo?!

Serafall apretó los dientes y subió tanto como pudo la magia en su cuerpo. Ella iba a terminar con
ambos hombres antes de que supieran como pasó algo, ella podía moverse más rápido que
cualquiera, tenía más poder que cualquiera, podía detener a ambos con solo su presencia si lo
intentase.

Una mano llegó a su cuello quitando toda idea de su cabeza.


El bastón del doctor tocó el suelo con cuidado. El espacio cambió, un campo para evitar daños o
salidas.

―Pensar que incluso hasta tú eres mejor que yo usando magia nórdica…―Naruto miró al doctor
que le sonrió con simpatía.

―No puedes emplearla adecuadamente porque no son hechizos que puedas ejercer con tú poder
actual, el concepto básico de magia es más fácil de fragmentar para personas que no desbordan
energía que no es compatible de por sí ―la sonrisa de ambos rubios se dio por la explicación que
ambos sabían.

La mano izquierda de Naruto estaba sujetando el cuello de Serafall con fuerza. El agarre hizo que
la mujer dejase de pensar y empezara a rascar con sus uñas la mano del hombre. El sonido de su
cuello al ser presionado con más fuerza salió. Los ojos de Serafall se pusieron rojos, lagrimas
empezaron a acumularse.

Su rostro se deformó al poder respirar y el dolor de la presión en su cuello.

Varias patadas se dieron al cuerpo del rubio por parte de la mujer. El viento salió y mandó una
onda ante cada movimiento de la mujer. Golpes que serían capaces de destruir a cualquier ser
normal eran tomados como si nada.

Dos lanzas se formaron en las manos de Serafall y empezó a intentar clavar con fuerza la punta en
el cuerpo del rubio.

El sonido del hielo fracturarse y crecer sonó repetidamente ante el intento de golpe de la mujer.

―¿No es lo mismo que hace mil años verdad? ―la pregunta tranquila del rubio hizo que Serafall
jadeara con fuerza. Las lágrimas ahora caían en la mano del rubio cuando no paraban de salir.

Sin previo aviso cuando Serafall estaba a punto de desmayarse. El rubio abrió su mano y el aire
llegó de golpe. Una tos ante el aire entrante de golpe hizo que Serafall rodara en el suelo ante el
intento de calmar su estado.

La tos siguió unos segundos más junto con la inflación profunda en busca de algo que la calmase.

―Hace mil años mi cuerpo no podría manejar mi propio poder, ¿No es curioso? ―Naruto miró a
Serafall en el suelo. La mujer se arrodilló y llevó sus manos a su garganta.

―¿Mi-mil…a-años? ―la voz de la mujer sonó roca, casi como un susurró.

¿Qué demonios fue esa fuerza aplastante?

Un poco más y le hubiera desgarrado el cuello.

La mente de la mujer seguía en pánico y dolor.

No pudo pensar con claridad.

―Oh, cierto, sigues bajo la influencia de Kaguya ―la mirada de confusión que le dio Serafall ante
su respuesta solo hizo que Naruto se agachase y extendiera su mano.
La mujer gateó al instante para alejarse.

Su magia no salía.

―Sí, buenas tardes Serafall, ha pasado un tiempo desde que te vi, debo decir que has crecido un
poco ―la sonrisa amable del rubio no constataba en nada con su actuar y su voz sonaba casi
agresiva.

―No creo que te reconozca ―el comentario del doctor hizo que Serafall moviese sus ojos abiertos
hacía el hombre que sujetaba a su hermana con tranquilidad.

―No la toques…―apenas fue un susurro, pero Serafall pudo dar esas palabras.

―Oh, ¿Ella? ―el Doctor movió a la joven sus brazos y luego la soltó. Al instante la misma sonrisa
que el rubio frente a ella llegó― No te preocupes, no la tocaré, después de todo, solo necesito un
demonio en todo en el infierno.

La sonrisa del hombre ahora era casi fuera de lo que Serafall pudo recordar en todo el tiempo que
había vivido junto a él.

Había visto su goce por la tortura, su felicidad al salvar, la alegría que le daba curar y la molestia
que le generaba perder a alguien.

Al igual que el odio desmedido cuando le atravesó el corazón.

―¿Qué? ―Naruto pateó la mandíbula de Serafall. Sangre salió en dirección al Doctor. Unas motas
cayeron en su mejilla.

Serafall sintió impotencia.

Ella era la demonio más fuerte en el infierno.

¿Por qué no podía hacer nada?

No es que su fuerza se hubiese ido. Serafall lo sabía, su fuerza física seguía, pero su magia no se
movía.

El dedo de Naruto señaló a su estómago. Serafall bajó con dolor la cabeza. Aún le dolía por el daño
hecho por Naruto.

Un sello estaba colocado en su estómago.

―No necesito que hagas tus trucos de magia a dónde vas ―Naruto respondió con tranquilidad
cuando vio a Serafall ahora que tenía una cara de horror puro.

Los pasos del doctor sonaron con tranquilidad hasta estar frente a la mujer. El hombre metió una
mano en su bolsillo y sacó un anillo.

―¿No es bonito?, doscientos años hablando cada día desde que nos conocimos, sesenta años
viviendo juntos, pero supongo que ese tiempo para ti fue solo un parpadeo, por favor, disculpa a
mi humilde mente humana, el concebir el tiempo como lo hacen los demonios no es mi fuerza
―tomando una mano de Serafall. El hombre se arrodillo y se quedó en la misma altura que ella.
Quitando con cuidado el guante de su traje de “chica mágica”, el doctor le colocó el anillo con
cuidado.

―Pensar que preparé algo así incluso cuando me ibas a asesinar con tanta facilidad…no te
preocupes, ahora que estoy muerto, tenemos mucho tiempo para pasar juntos ―la sonrisa
enorme del hombre y su felicidad absoluta hicieron que un chillido saliera de Serafall.

Intentó llamar magia que salió. Movió su mano y logró atravesar en desesperación el pecho del
hombre.

No hubo sangre, no hubo signos de molestia.

―Oh querida, hace mucho tiempo me arrebataste el corazón y lo congelaste a pesar del calor que
sentía ―el hombre llevó una mano a la boca de Serafall. Metiendo su mano dentro de la boca de
ella antes de sacarla.

El cuerpo de Serafall quedó inmóvil de golpe.

El pecho del hombre, se cerró de a poco, una masa blanca cubrió el agujero hecho por el brazo de
Serafall.

―No la rompas, ella debe aparecer en el tratado de paz ―Naruto llamó al hombre que solo sonrió
con amabilidad.

―Por supuesto que no, no quiero que ella sea desechada en tan pocos días ―alzando a Serafall
por la espalda y detrás de las rodillas. El hombre le sonrió a la mujer inmóvil―, estaremos de luna
de miel, no se preocupes jefe, ella amará a todo humano.

―¿Harás eso?

El doctor parpadeó un poco sin entender que decía el sabio frente a él. Un entendimiento llegó
repentinamente.

―Oh por favor, no voy a entregarla para que sea el juguete de nadie, ella me pertenece, el
contrato lo decía, todo demonio, y para mí, ella era el único demonio que necesitaba ―los ojos de
Serafall se abrieron, sus ojos viajaron al hombre que la cargaba.

Ah…

Era así desde un principio.

Ella actuó sin pensar.

Infantil.

―Veo, cuídense entonces.

―Por supuesto jefe ―la risa del hombre llegó cuando los ojos del hombre brillaron unos instantes.

Magia nórdica una vez más.

Un portal se abrió frente a él.


―Ha sido mucho tiempo, Sera, tengo tanto que contarte desde el día en que me asesinaste.

Naruto vio a ambos desaparecer como si nada dentro del portal antes que se cerrara.

El hombre vio a Sona que estaba en el suelo.

Aplaudiendo la barrera se rompió, todo volvió a la normalidad, la oficina volvió de manera


impecable y Sona ahora estaba descansando sentada en uno de los sofás individuales en la sala.

Naruto caminó con cuidado y se sentó frente a su escritorio y tomó un bolígrafo y comenzó a
escribir.

Sona se despertó segundos después.

―¿Q-Qué pasó? ―Sona miró a su alrededor y vio la oficina.

―Despertaste, me tuviste preocupado unos segundos allí ―Naruto bajó el bolígrafo y se levantó.
Caminó hasta quedarse al lado de Sona y ver como esta parecía desconcertada.

―¿Qué sucedió? ―Sona miró a su alrededor. Recordaba llegar a la oficina del director y luego…

Todo se puso oscuro.

―Entraste y luego perdiste la consciencia, ¿Hiciste algo fuera de lugar otra vez? ―el rubio dio un
suspiro antes de caminar hasta la cafetera dentro de la oficina y empezar a preparar el café.

―¿Yo…?―Sona no supo que decir, todo fue confuso.

De hecho, ella había pasado la última semana casi sin dormir, era un hecho que no podía negar. De
igual forma ese era un hecho que no podía creer, el que se desmayara justo frente a la oficina del
director.

Sona dio un suspiro.

Cualquier credibilidad se fue con ese actuar pobre de su parte. Sería mejor enfrentar al director en
otro momento, además, su hermana vendría para la reunión de facciones.

Ese iba a ser un buen momento para hablar con propiedad.

―¿No piensas entrar? ―Naruto se giró y vio a Kaguya que estaba caminando con paz hacía su
dirección. Un vestido simple de color blanco era lo que cubría el cuerpo de la mujer.

Ambos estaban frente a la habitación de Tiamat.

―No lo sé…

―¿No lo sabes y por eso has estado mirando por horas esa puerta? ―Kaguya alzó una ceja. El
comportamiento del hombre seguía sin tener sentido alguno para ella―, Sígueme.

Naruto se quedó quieto unos segundos, viendo como la mujer salía caminando con la misma
tranquilidad con la que había llegado.
Estaban en el segundo piso de la casa en Kuoh. Naruto vio este piso como en el que estaban todos.

El segundo piso era de las tres, Kaguya, Tiamat y Grayfia. Las tres puertas colocadas en cada punto
de las habitaciones. Si uno se paraba en medio del pasillo y miraba hacía el frente podía ver las
tres puertas.

Casi parecía como si le dijese la estructura que ingresara en una.

―Ven ―Kaguya entró en su habitación en la casa. Naruto caminó y pasó hasta entrar y ver un
pequeño escritorio y un sofá.

Más que habitaciones parecían pequeñas salas de estar las tres habitaciones de las mujeres.

La cama estaba en una esquina contraria de la puerta y paralela a la ventana. Los ojos de Naruto
vieron ello porque notó como Kaguya se iba caminando hasta su cama.

Dudando unos segundos más. Naruto siguió su camino y llegó hasta donde estaba la mujer para
sentarse a su lado.

―¿Qué es esto? ―la confusión estaba más que presente en la voz de Naruto.

―¿No sabes que hacer verdad? ―la pregunta de Kaguya hizo que Naruto frunza el ceño.

―¿Por qué lo dices?

―Sé que entregaste a Serafall a ese demente.

―No es mala persona…

―No lo es, si es que no eres un demonio.

―No matará a Serafall.

―Me puede preocupar menos el conflicto de este mundo, si es que me apoyas al final, será
nuestro de igual manera.

Apoyar al final.

Naruto se rio un poco cuando Kaguya mencionó eso.

Si esto seguía así…

¿Iba a ser capaz de seguir cuidándola a cambio de todo lo que esperó?

Era obvio que sí la seguía Tiamat se negaría al final que la mujer quería y Grayfia estaría en
conflicto con sí misma.

Pero a la vez quería seguir a la mujer.

Incluso si fuese un pecado mayor a lo que había hecho.

No le desagradaba la idea de poder estar a su lado.

―¿Por qué me miras así? ―la pregunta de Kaguya hizo que Naruto alzara su mano izquierda y le
acariciara la cabeza.
¿En qué mundo se hubiese visto en esta situación?

De vuelta cuando estaba en Konoha, una situación como esta parecía más una historia de esos
jóvenes que querían algo por lo de que él odiaba a los Ootsusuki.

Hubo un tiempo atrás, cuando estaba vivo como el regente perpetuo, en que dejó de envejecer, el
paso de los años fue lo peor que le pudo haber pasado, el cambio de tantos y la mirada de
desconfianza de todos.

Esas historias de él contra el clan Ootsusuki fueron convertidas a que él odiaba el clan porque él
fue en su momento alguien importante de ahí que fue exiliado.

¿Cómo la historia se podía distorsionar tanto en un par de cientos de años?

Nadie recordó al séptimo Hokage, al líder que salvó y guío un pueblo, al héroe de guerra.

Solo quedó aquel todo poderoso que se sentaba en su trono y no movía un dedo.

Las manos de Kaguya a sus mejillas hicieron que Naruto girara el rostro y mirara la mujer a los
ojos.

Ah.

Un suspiro vino con un pensamiento tan banal.

Las manos de la mujer, la mirada que le daba…eran cálidas y reconfortantes.

―Debes dejar de preocuparte por todo, debes dejar de pensar que los demás esperan algo más de
ti ―la voz de la mujer fue tranquila, casi como si fuese una canción de cuna.

―Yo…no sé qué debería hacer, sigo siendo el mismo, pero a la vez mientras más pienso en lo que
era…menos entiendo lo que quiero.

Kaguya soló el rostro del rubio y cerró los ojos antes de responder.

―¿Conoces la paradoja del barco de Teseo?

―Lo hago ―Naruto no dijo nada más Kaguya mencionó aquello―, el barco de Teseo está en un
museo, cada tabla se deteriora y la tienen que reemplazar con nuevas, una vez que las tablas
originales ya no se encuentra, ¿Sigue siendo el barco de Teseo?

Kaguya sonrió cuando el hombre le respondió eso.

―¿Qué es lo que quieres con eso? Sé que soy el original.

―¿Lo haces? ―Kaguya comentó con tranquilidad―, ¿O quieres creer que lo eres?

―El barco de Teseo en el museo era el auténtico para quien lo viese, pero para quien lo conociese
no era más que una imitación.

―Entonces no soy nada más que una imitación.

Naruto abrió los ojos cuando la mujer comentó aquello.


―¿Qué? ―Naruto miró fijamente a Kaguya.

―No soy la misma de cuando nací, ¿Entonces soy sigo siendo la Kaguya original o solo una
imitación? ―Kaguya abrió los ojos y miró la expresión de confusión de Naruto.

―Eres…

―Sería hipócrita decir que soy la misma después de haber dado tu respuesta, entonces dime,
¿Eres el verdadero Naruto Uzumaki?

Silencio.

Naruto se puso de pie y caminó con lentitud hacía la ventana y miró la calle. Las personas caminar
y como interactuaban.

¿Él había caminado de la misma forma o fue la misma persona que una vez interactuó?

―Soy Naruto Uzumaki, mis padres fueron Minato y Kushina…―Naruto comenzó a recitar―, vivía
en la aldea de la hoja, entrené, era malo en todo, pero poco a poco, logré superarme, apareciste,
hablé contigo en aquella guerra, pasé todos los problemas que pude cuando estaba en Konoha,
me convertí en Hokage, tuve una familia…

Naruto dijo su vida, todo lo básico que debía saber.

La expresión de Naruto se agrió cuando entendió lo que quiso decir Kaguya.

Sí ella no era la original, y nadie existía que conociera a su yo original.

¿Entonces seguía siendo el mismo?

Era lo que Tiamat le mencionó.

Deseaba morir por ello.

Porque no sabía si debía existir.

―Si las dos falsificaciones se conocen como la original, entonces ambas son las originales
―Naruto llevó su mano a su frente.

Una risa estalló al instante.

―¿Qué es esto que siento? ―el hombre llevó una mano a su pecho y no pudo decir nada más.

Dolía, dolía como si alguien le hubiera atravesado el pecho.

Suaves manos recorrieron su pecho. Un ligero peso se reposó en su espalda y un aroma agradable
llegó a sus sentidos.

―Aquí estás, eres quien decidas ser.

Una copia o el original.

Tiamat quería al Naruto Humano.

Ahora Kaguya quería al Naruto que ella conoció.


Uno que no tenía una brújula de quien era.

―Esa vez…esa vez que me sonreí a mí mismo cuando recuperé mi cuerpo ―Naruto llevó sus
manos a las de Kaguya.

Ambos entrelazaron sus dedos.

Era la manera en que la mujer sabía cómo podía reconfortar un poco a Naruto.

El final estaba llegando, pero el hombre quería su final.

Tres presencias solo querían que el hombre siguiera como querían que quisiera.

―Esa vez que me sonreí a mí mismo, ¿Estaba matando a mi yo original o simplemente estaba
recuperándome?, como si una tabla del barco fuese reemplazada y luego fuese restaurada.

Naruto se giró y miró a la mujer frente a él.

Aquel pináculo que pensó que no podía ser superado en aquel tiempo.

La madre del chakra.

La primera Ootsusuki que conoció.

La que sabía que no quería el mal a la humanidad más allá de la preocupación extremista.

Madre.

Una mujer simple y amorosa.

Alguien que daba amor y no podía recibirlo.

―Estoy aquí ―la voz de Kaguya sonó suave. Casi como si le calmase el alma.

Cuando Naruto estaba por envolverla en un abrazo.

La mujer desapareció y apareció a unos metros de él.

Los ojos del rubio se abrieron.

―¿Si estás tan cerca por qué vas tan lejos? ―Naruto miró sus manos, casi como si la hubiera
lastimado.

―Porque no es tu elección ahora la que estás tomando ―la mujer hizo una pausa antes de darse
la vuelta y caminar hasta la puerta.

―¿Qué haces? ―la sonrisa del rubio era casi una mueca.

―No estás pensando con claridad, si tomas una decisión ahora, entonces no será tu decisión final
―la puerta se abierta era un indicio que salga.

―Oye…no me puedes dejar así, tengo más preguntas ―la sonrisa de Naruto y su caminar hacía la
mujer hicieron que Kaguya hiciera una mueca ante aquello.

Lagrimas.
La mujer estaba llorando.

Kaguya estaba llorando.

―Te he visto morir por mil años repetidamente sin poder hacer, maldiciendo y sufriendo, por
favor…no quiero obligarte a nada, solo…―la mujer se mordió el labio―, quiero que seas feliz.

Naruto se quedó quieto en su lugar. Como si estuviera en automático, caminó y salió de la


habitación.

La puerta cerrarse y el sonido de alguien caer al suelo fue el indicio que Kaguya misma se
derrumbó.

¿Alguien como ella había llegado a este punto?

La había visto pasar de ser aquella “Diosa”, a ser una persona más. Con sus emociones e
inseguridades.

Una sonrisa en el rostro de Naruto surgió.

Ahora entendía.

Él fue el único que había involucionado.

Actualmente.

No se podía llamar a sí mismo Naruto Uzumaki.

―Quiero que seas feliz.

Palabras dadas tanto por Kaguya y Tiamat.

Más un ideal se sobre ponía sobre el de la otra.

―Tranquilízate, piensa con claridad como lo dijo el conejo.

Naruto se quedó quieto antes de darse la vuelta.

Las puertas de tanto Kaguya y Tiamat parecían brillar.

El sonido de su teléfono le hizo salir de su estupor.

Miró el remitente.

Freed le había enviado detalles nuevos.

Cierto, lo había olvidado.

La reunión por la paz.

Era en tres días.

―¿Por qué sigues aquí? ―Mittlet miró Freed que estaba cocinando tranquilamente.
―Me pidieron que te cuide con propiedad ―la joven de pelo rubio arrugó el rostro al ver al
psicópata actuar como humano una vez más.

―¿No te preocupa tener bajo mismo techo a Grayfia, Azure y la Diosa Kaguya? ―Mittlet miró a
Freed que no había cambiado en nada.

―Les he servido antes, bueno, la emperatriz es mi primera vez ―una risa estalló al final de esa
oración.

Mittlet arrugó el rostro ante aquello.

―Esto…¿Realmente está bien para nosotros estar aquí?, además, ¿No es Freed-san buscado por
los demonios? ―Momo fue la que habló.

Mittelt giró sus ojos y vio a Yura, Kiba y Momo también sentados en la mesa en la que ella estaba.

―Es un agente libre, tiene permiso para moverse por territorio caído y de otras facciones, pero sí,
es buscado por la iglesia y los demonios ―Kiba miró a Momo quien había dado esa pregunta.

―Eso es…―Yura miró al maniaco.

Lo había visto una sola vez, o, mejor dicho, le había tocado ir a limpiar su desastre.

No pudo dormir después de aquella vez por un par de días.

―¡Ah!, como los odio, demonios de mierda, pero el jefe pidió que estén aquí por hoy, así que no
tengo mucho que decir ―el hombre dejó caer los hombros una vez que se dio la vuelta.

Los ojos de Freed pasaron a Momo quien al instante se pegó a Kiba.

La sonrisa de Freed solo creció ante aquello.

Una risa estruendosa solo siguió en aumento.

―¿Por qué no puedo estar con gente normal? ―Mittelt dejó caer su cabeza en la mesa.

―¡Oh, no te preocupes princesa, tengo cosas que solucionar una vez que termine, por lo cual…!
―Freed se quitó el delantal rosa y miró a los presentes―, ¡Kiba-kun!

―¿Sí? ―a pesar del grito de Freed y su comportamiento, Kiba solo contestó con cuidado y
amabilidad.

Kiba se levantó y fue a hablar con Freed. La calma y buena voluntad solo hicieron que Momo
sonriera.

―Creo que Kiba-kun es lo suficientemente normal ―Momo habló a Mittelt quien dio un resoplido
por ese comentario. Momo miró con curiosidad a Mittlet unos instantes

Mittlet no dijo nada.

No se iba a retractar de lo que mencionó hace unos segundos.

De entro los presentes el que estaba más loco en la sala.


Era Kiba.

Solo hasta hace poco ella notó como el hombre era la persona que más mentía en el mundo.

Y el sabio sabía eso y de igual manera bromeaba de que esté con él.

Sentía pena por Momo de verdad. Mittlet sabía que incluso si le decía lo que había visto. La joven
enamorada no lo iba a creer.

Solo le quedaba saber qué demonios quería Kiba de Momo.

Príncipe de Kuoh, ese título era tan mentira como el joven mismo.

Mittlet miró de reojo a Momo hablar.

Ella no había sido mala con ella nunca…inclusive le solía hablar después de los desastres de Akeno.

Mittlet frunció el ceño.

Quizá debería intervenir y evitar el peor escenario para Momo.

Ella era demasiado buena.

No se merecía en primer lugar haber terminado como demonio.

―Se han estado moviendo mucho los terroristas ―Naruto pasó una hoja de la carpeta que tenía
en manos.

El mismo traje de siempre era empleado. Solo que no se encontraba en su oficina.

Estaba en aquella iglesia abandonada al principio.

―De hecho, tanto la facción de los héroes como lo que propuso Hades se está planteando, la
facción de los viejos reyes demonios también darán presencia ―Dohnaseek estaba sentado en
una pequeña piedra.

Frente a él. Una lata que estaba siendo calentada con una pequeña lanza que estaba emitiendo un
fuego débil.

―Pensé que dijeron que no iba a dar presencia ―Naruto dio un suspiro cuando escuchó eso.

Tendría que cambiar los planes en todo caso.

―Llegaran mañana por la tarde si mi información está correcta ―Dohnaseek tomó la lata en su
mano y vio la sopa que estaba adentro.

―¿Por qué comes eso?, te pago lo suficiente para que puedas comer en cualquier lugar ―Naruto
miró con curiosidad al hombre.

―¿Para qué? ―Dohnaseek le dio un sorbo a la sopa antes de dar un suspiro de satisfacción―, no
necesito algo como eso, he vivido cientos de años comiendo basura, el comer algo bueno solo me
deja fuera de lugar, me hace parecer que estoy fuera de donde tengo que estar.
Naruto miró al hombre con curiosidad.

―¿No te sientes feliz comiendo algo bueno y realmente sabroso?

―Lo hago, pero a la vez siento que no es lo mío ―Dohnaseek extendió la lata a Naruto. El rubio
miró la lata, aún quedaba algo de sopa dentro.

Dudó unos segundos antes de tomar la lata y ver el contenido.

¿A qué le recordaba las palabras del hombre?

―Comiendo porquería como esta es donde conocí a Kalawarner y Mittlet, ambas ya estaban
juntas en ese tiempo ―Naruto tomó el resto de la sopa antes de volver a mirar al caído frente a él.

Cálido.

No era bueno, no era nada del otro, era una comida simple que era buena para situaciones de
emergencia o cuando no se tenía dinero.

Naruto sonrió cuando supo por qué estaba sintiendo lo que sintió.

Ramen.

La sonrisa de Naruto llegó con un resoplido a tentativa de una risa.

―¿Verdad que es bueno? ―Dohnaseek miró a Naruto quien le sonrió de igual manera.

―Lo es, entiendo, incluso si puedes comprar lo más sabroso del mundo, no será lo mismo que lo
más sabroso de cuando ansiaste tanto comer algo ―Naruto miró la lata vacía.

La risa de Dohnaseek salió ante aquello.

―Que puedo decir, mi favorito se dejó de producir en los años setenta.

―¿Por qué?

―Era prácticamente veneno para los humanos ―Dohnaseek no pudo evitar estallar en risa ante
aquello.

Naruto le siguió poco después.

Una comida cálida como la que tanto le gustó degustar.

¿Cuándo fue la última vez que había comido ramen?

―Gracias ―Naruto vio a Dohnaseek que estaba sin entender nada.

―¿Por qué?

―Me hiciste recordar algo y me diste una pista de otra cosa.

―Se bienvenido, este viejo cuervo aún sirve para algunas cosas.

Sona había identificado algo hace poco.


Una cantidad sustancial de demonios descarriados que estaba llegando a la ciudad. Se suponía que
debió ser un trabajo fácil. Incluso hoy fue uno de esos días en los que tanto Momo como Yura
estaban a su lado para luchar.

Ella cuidaba de la ciudad de día y Rias de noche.

Siempre fue así. Además, por ser territorio protegido por tanto el portador del sabio como de la
diosa de los ingratos.

Nadie de alto rango se había presentado hasta ahora.

Entonces.

¿Qué era esto?

Su sequito respirando con dificultad y había lesiones visibles en todos.

Había estado buscando la mínima información antes de que tocara oídos del sabio. Ella creía que
incluso podría manejar el territorio sí es que podía mostrar lo preparada que estaba para esto.

¿Qué salió mal?

Lo primero fue haber atacado al cumulo de demonios fuera de la ciudad, justo en la frontera.

En donde había pasado casi dos años buscando donde el sabio no tenía ojos encima de la ciudad.

Justo donde su rango de visión no estaba presente.

Quería mostrarle lo capaz que era para que entendiera que podía encargarse de cualquier cosa
por ella misma, que podía hacer lo que ella quisiera para que entendiera su punto.

¿Por qué había tantos demonios callejeros como demonios de las otras facciones?

Saji gritó cuando cargó una vez más al frente. Sona miró a su peón que intentó ir de nuevo contra
los enemigos.

Tres más llegaron para someter al peón cansado.

Sona misma tuvo que levantar las manos y bloquear un ataque entrante que venía hacía ella. Uno
de los magos había enviado un golpe demasiado fuerte hacía ella.

Sona patinó y vio sus manos. La piel pálida ahora estaba roja por la quemadura presente. A pesar
del escudo que había levantado, el daño seguía presente.

―¡Aléjense! ―el grito de Saji vino con un aumento al usar su sacred gear en sí mismo. Se suponía
que era algo que aún estaban desarrollando, la fuerza que iba a drenar de Saji aún no estaba
medida, a ese paso.

Él iba a morir.

¿Qué clase de rey era que no podía defender a su gente?

Una luz roja llegó a su lado cuando vio lentamente como una esfera verde iba directamente hacía
ella.
Yura estaba lejos al haber sido empujada, Saji estaba siendo empujado hacía el suelo por varios
enemigos, Meguri, Reya y Ruruku estaban inconscientes contra uno de los muros cerca. Tsubaki
estaba defendiéndolos como podía.

¿Era así como iba morir?

Sona solo sintió el tirón junto con dolor. Sangre que cayó a su rostro y ganas de dejar de moverse.
Le dolió su cuerpo cuando chocó contra el suelo y no pudo moverse.

La sangre salpicaba cada vez más a Sona.

―Yo-…―Momo no pudo terminar de hablar mientras que tenía los brazos extendidos y estaba
donde se había encontrado Sona hace unos instantes.

La sangre cayó de la boca de Momo. La joven de cabello blanco sintió dolor cuando bajó su cabeza
y vio su estómago.

La sangre caía de su pecho y estomago perforado.

Lagrimas cayeron sin control antes de que cayera de espaldas al suelo.

Sona no pudo salir de su estado de estupor cuando escuchó el sonido del cuerpo de Momo caer al
suelo.

¡¿Por qué ella de todas las personas hizo eso?!

Gateó con rapidez e intentó curar el hueco con magia. Sabía que no tenía sentido alguno, pero lo
intentó.

Gotas cayeron en la cara de Momo cuando abrió con lentitud los ojos y vio a Sona que estaba
llorando y gritando palabras que no entendía.

¿Por qué había saltado? Ella quería vivir.

―Por supuesto que saltaría a defender a mí rey, soy el caballero de Rias Gremory.

Momo tosió cuando se intentó reír. La sangre solo hizo que la desesperación de Sona se
incrementara.

Momo quería ser como él.

Ella lo admiraba.

Desde que lo vio en la escuela por primera vez cuando ella ingresó, solo pudo ver la sonrisa y
buena voluntad de Kiba hacía todos. Como no importaba quien hablase, con quien tratase, incluso
si estaba enojado o alguien le faltaba el respeto.

Siempre fue bueno con todos, siempre fue atento y tuvo una voluntad de seguir adelante en todo.

―Como un miembro de nobleza, es obvio que nos esforzaremos al máximo por la seguridad de
nuestro rey, ¿No lo Crees?, Momo-chan.
La dulce sonrisa y una mirada feliz era lo que siempre vio en el rostro de Kiba. Pero cuando
comenzaron a hablar y salir.

Pareció un sueño.

Siempre fue feliz, nunca le faltó nada, cuando le ofrecieron reencarnar fue solo un trámite, pero al
final no se arrepintió en ningún instante. Siempre estuvo enamorada de Kiba desde la primera vez
que lo vio, pero a la vez.

Parecía tan lejano de todos, siempre parecía que estaba perdido sin ganas y fuera de sí, como si
estuviese esperando algo, que alguien le dejara hacer algo que no podía hacer normalmente.

¿Cuánto tiempo habían pasado juntos desde que se confesó? Ella no lo sabía, tampoco le importó
de todos modos.

Ella solo quería vivir el momento, siendo apreciada, siendo llamada como tal.

Era tonto, como en unos cuantos meses había desarrollado aquella relación, como en unas
semanas habían estado tan metidos y como ahora todo se terminaba.

―No quiero morir…―un último susurro con un rostro arrugado con miedo fue dado por Momo.

Ella saltó porque era lo que Kiba hubiera hecho por su rey, ella saltó porque era lo que él siempre
mencionaba que hubiese hecho. Hizo lo que hizo porque era lo que Kiba hubiera hecho.

Se arrepentía profundamente de esto.

Sona sollozó cuando vio el rostro impreso con miedo y tristeza de Momo sin cambio alguno.

Era obvio que ahora solo estaría con esa expresión.

Alguien de su fracción había muerto de manera tan inútil y estúpida.

Debía ser un mal chiste.

Una historia mal contada.

No había forma de que hubiera terminado así. ¿Quizá seguía dormida en la oficina del sabio?

Eso debía ser, no podía ser que algo así hubiera terminado, que todo lo que luchó, todo lo que
significó cada pieza.

Cada amigo.

De ella iba a terminar así.

Las gotas de lluvia se detuvieron por unos segundos. Sona lo vio, como la persona que estaba por
dispararle otra vez ahora solo era un borrón rojo en el suelo. La cintura estaba intacta pero la
parte superior del demonio solo era pulpa color rojo.

¿Qué había sido eso?

Fue casi instantáneo. Como el resto de los demonios simplemente explotaban en una masa roja
antes de que pudieran registrar algo.
Cuando el último de ellos terminó en el suelo fue cuando Sona vio al causante de aquella masacre
unilateral repentina.

Kiba Yuuto estaba parado frente a ella de golpe.

Sona parpadeó un par de veces antes de retroceder por el susto. Fue demasiado repentino como
el joven solo apareció frente a ellos.

¿Cómo los encontró?

―Sentí la energía de Momo irse ―la voz de Kiba sonó baja.

El sabio le mostró como seguir la energía de alguien. El chakra era para los humanos, eso fue lo
que el hombre dijo, y antes de ser un demonio él era un humano.

Fue raro para el joven. No pensó que Momo sería algo lo cual apreciara al final, pensó que por el
“enamoramiento” de la joven iba a ser solo algo momentáneo, ella no tenía porque seguir como
estaban ahora, fue curioso, como al final de todo esto, como a pesar de no tener las mejores
intenciones con la joven.

Realmente la terminó apreciando demasiado.

Dohnaseek lo llamó al no poder comunicarse con el sabio. Naruto dejó de ver por el territorio en
las ultimas semanas. Pasó de velar por todo a asegurar solo lo de su interés.

Momo no cayó en esa lista al ser una incorporación reciente y de parte de Sona.

Kiba no lo juzgaba por ello, después de todo, el hombre tenía que ver por cosas que no estaban a
su entendimiento. Cosas que sabía que nunca podría comprender.

¿Pero por qué lo seguía culpando de igual manera?

Kiba dudó antes de arrodillarse y mirar el rostro de Momo. Las gotas de lluvia nunca dejaron de
caer. Fue como aquella vez.

¿Por qué siempre caía la lluvia cuando alguien moría?

¿Los cielos lloraban?

No. Solo fue una muerte más de las cientos o miles que se daban en simultaneo, la única cosa que
diferenciaba a aquella persona en el suelo era que alguien la conocía y otro no.

―Tú y yo somo iguales.

El comentario de Freed vino de golpe a su cabeza. Kiba llevó una mano a su frente y se peinó hacía
atrás. Fue momentáneo, pero casi se río.

¿Por qué se preocupaba tanto por ella?

No había sido tanto tiempo desde que realmente se empezaron a llevar bien.

Conversaban todos los días.


―Oh, Kiba-kun, hoy saldré con el resto, el Director había dado el permiso hace tiempo a la
presidenta, así que no te preocupes, ¿Qué te parece si vamos por un helado cuando vuelva?

Kiba se quedó quieto viendo su espada. Había sangre en ella que se iba diluyendo de a poco
conforme la lluvia caía y llevaba la sangre al suelo donde se mezclaba con el agua del suelo.

Nadie se movió después de que el terminara con todos los enemigos.

Saji solo miraba de rodillas a Momo que no se movía.

Ella siempre le sonrió y fue amable, siempre estuvo allí apoyándolo. Pasó de llamarlo solo
Genshirou-san a Saji-kun. Realmente se sentía como si podían ser más cercanos.

―Kiba-kun, por favor, cálmate ―los ojos de todos fueron a Yura quien estaba con una mano en su
costado, pero de todos modos estaba de pie y mirando casi con miedo a Kiba.

―Oh, Yura-san ―la sonrisa de Kiba volvió cuando habló a la joven que estaba frente a ella.

―Kiba-kun, sé que es difícil de creer, pero ella saltó para ayudar a la presidenta ―Yura empezó a
caminar con cuidado hasta donde estaba Kiba y miró como el joven aún tenía su espada en mano.

―Veo…―Kiba soltó con una voz casi cantarina.

―Tú…―los ojos de todos se voltearon a donde estaba Saji―, ella está ahí muerta ―las lagrimas
caían de los ojos del joven y la rabia se incrementaba―. ¡Y lo único-¡

No pudo seguir porque Yura saltó donde estaba Saji y se sentó encima para empezar a golpearlo.

Nadie se movió.

Nadie dijo nada.

Solo hubo lagrimas y sollozos que se mezclaban con la lluvia.

Eso siendo interrumpido por el constante sonido de golpes que Yura le estaba dando a Saji.

Yura lo hizo porque sabía algo, ella entendió aquella mirada de Kiba al momento en que miró a
Momo en el suelo.

Era la miraba que daba cuando estaba por matar.

Si Saji hubiera dicho una palabra más.

Todos hubieran muerto.

―¿Entonces feliz de colar información? ―Naruto caminó hasta donde estaba una persona con un
rifle viendo la escena que se estaba desarrollando.

―Lo soy ―una voz más que feliz sonó viendo desde lo lejos como yura seguía golpeando a Saji―,
tienes que verlo, al niño se le cayeron ya tres dientes.

―Free…―Naruto llamó al joven que estaba viendo desde la mira.


―¿Uh? ―dejó de mirar y vio a Naruto.

―Kiba lo sabrá a penas vuelva a casa, que tú diste la información a los demonios de que Sona y los
demás iban a llegar a este punto, solo iba a ser una pequeña armada de clase baja en primer lugar,
no esto.

Naruto vio la cantidad de cuerpos.

Sona elegía en torno a las habilidades y potencial a crecer.

No tenía poder puro y duro como Rias.

Una vez que el rey cayó el resto de las piezas pierden su valor.

Lo mismo pasó en aquel lugar.

―No me importa si me odia, de hecho lo agradecería.

―¿Por qué? ―Naruto vio como Freed se detuvo unos segundos.

―¿Amas a ese demonio no?

―¿Grayfia? ―Naruto preguntó y parpadeó cuando respondió sin titubear el nombre de ella.

Amor.

¿Era eso?

―Ella, ¿Qué pasaría si desearas matarla tanto que no pudieras contenerte? ―Freed se puso de pie
y vio al rubio frente a él.

Era obvio para Freed no hablar formalmente.

Solo tenía un clon frente a él.

―Yo…no haría eso, la protegería contra todo, jamás me llegaría a la cabeza matarla.

―Yo deseaba matar a Kalawarner ―Freed comentó simplemente. Naruto parpadeó en sorpresa
cuando aquella declaración salió.

―¿Qué?

―Es obvio, ¿No quieres experimentar cada emoción que te puede proporcionar si la amas tanto?
―la enorme sonrisa de Freed solo creció más.

Una risa estalló cuando el hombre de pelo ceniza se encorvó y llevó su mano a su rostro. Los ojos
de Freed estaban prácticamente hacía atrás ante el solo pensar de lo que había añorado.

Naruto se quedó quieto viendo el despilfarro de locura de Freed. ¿Qué era esto?

―¡Cada emoción, sentimiento, suplica como agradecimiento! ―Freed alzó las manos y se río con
fuerza ante el solo pensar―, ¡Todo eso quería exprimirlo!

El hombre hizo una pausa cuando se recompuso.


―Pero…después no queda nada, ¿Qué es lo que puedo conseguir de un cadáver?, no hay
emoción, diversión, nada, siempre bromeé que no había mayor recompensa para un sacerdote
que poder follar con un ángel, ya sea caído o no ―Freed llevó su pelo que había caído hacía el
frente una vez hacía atrás y se peinó.

―…―Naruto se quedó en silencio unos segundos antes de entender más o menos la idea que
Freed quería trasmitir―, ¿Esta es tu forma de salvar a Kiba?

―Es lo que se me puede ocurrir ―Freed se dio la vuelta y vio con una sonrisa como la joven de
cabello azul seguía machado a Saji en el suelo.

―Pudiste haberle dicho lo que sentías.

―¿No sería lo mismo que tentarlo?

Naruto frunció el ceño ante aquella respuesta.

―¿Cómo lo tentarías?

―A veces olvido que ustedes los seres superiores no entinen el tiempo como los humanos ―Freed
negó la cabeza y vio al rubio a los ojos―, el pensamiento humano es limitado, somos egoístas,
¿Adolescentes que se profesan amor eterno?, puede ocurrir como puede ser una simple broma.

―¿No son dos años o algunos meses un periodo demasiado corto?

―Lo es, si es que piensas en vivir miles de años, yo deseo llegar a los noventa como una pasa sin
poder moverse y morir feliz a los cien ―Freed se rio cuando comentó eso―, Kiba sigue teniendo
una mente humana, eso es lo importante, ¿No?

―Hablas como si hubieras abandonado tú humanidad.

―Porqué lo he hecho, sabes Sabio, hay algo que siempre quise saber ―Freed se cruzó de brazos.
La camisa blanca y los pantalones negros se estaban mojando. Naruto vio como el pelo del hombre
volvía a caer hacía abajo.

―¿Qué eres?

―¿No es obvio que soy lo que soy?

―Una respuesta criptica, me gusta ―Freed aplaudió con diversión―, creo que eres el epítemo de
lo que significa ser un humano.

―¿Gracias?

―Es todo menos un cumplido, eres egoísta, piensas en los demás por lo que los otros pensarán de
ti, solo deseas lo que te llenará de satisfacción…―Freed notó como el hombre frente a él frunció
el ceño.

―Me han dicho que soy altruista demás, pero egoísmo puro…

―Lo eres, deseas tanto un final que no sabes cual conseguir.

―¿De qué demonios hablas?


―Mataré a ese demonio si me lo ordenas.

Fue casi espontáneo como la mano de Naruto estaba en el cuello de Freed. El joven llevó sus
manos a la mano de Naruto y apenas podía respirar.

―Sí…―la sonrisa de Freed se convirtió a una demencial―, eso…es…humano…

A duras penas Freed dijo aquellas palabras.

La mano del rubio no había dejado apretar en ningún instante el cuello de Freed, tampoco mermó
en fuerza.

―¿Después de todo esto crees que haré algo para lastimar a alguien que aprecio solo por algo
tonto?, no soy…

Los ojos de Naruto se abrieron y soltó a Freed.

El hombre se río mientras que tosía en el suelo del edificio en que estaban.

―¿Egoísta? ―Freed miró a Naruto que ahora estaba viéndolo casi con horror.

―Yo…la aprecio como…aprecio a Tiamat y Kaguya…

Freed puso sus manos en el suelo y se logró poner de rodillas para hablar.

―¿Pero es lo que ellas deseas?, ¿Ser rebajadas a una para todas? ―Freed escupió algo de sangre
antes de caer de vuelta al suelo.

Naruto como la garganta del hombre estaba roja y algo hundida.

Un poco más y lo hubiera matado en el acto.

―Todas ellas…tienen su propia parte egoísta…―Freed metió su mano en el bolsillo de su pantalón


y sacó una jeringa y se la inyectó.

Al instante el vapor salió de la garganta y boca del hombre. Era una poción de curación avanzada.

―Pensé que iba a morir allí ―Freed no se levantó del suelo, solo miró el cielo nublado y las gotas
caer.

―¿Acaso todos se pusieron de acuerdo para hablar de esto?

Freed se río un poco antes de volver a hablar.

―Hablé con la demonio, buena persona, demasiado para ser un demonio, es por eso que te
mencioné si no querías que la asesinara para-

―Di eso una vez y no te preocupes, conozco más que pueden hacer lo mismo que tú.

―Eso fue frío ―Freed miró a Naruto―, incluso hoy en día no pudieron restaurar mi mente,
¿Entonces solo planean eliminarme?

―No, eres…un amigo, solo…por favor, no digas eso.


―¿Un amigo?, he visto de esos, Vali ahora siendo mujer mordiendo almohadas mientras que
Arthur la abraza.

Naruto arrugó el rostro y se quedó en blanco.

―Sí, fue curioso, lo grabé si te interesa verlo después.

―Por favor…no vuelvas a mencionar eso…

―Te lo pierdes ―Freed le restó importancia―, hablé con la demonio y-

―Es Grayfia.

―La demonio ―Freed volvió a comenzar y Naruto solo se limitó a dar un suspiro―, ella te espera,
se está quedando en el mundo y se negó a volver al infierno, el demonio grande la está buscando,
pero no le interesa eso, ahora ella está en duda de algo…

―¿Demonio grande?

―Uh…―Freed lo pensó unos segundos―, Lucifer, maldita sea, no me pidas recordar todos los
nombres ahora, aún tengo mi cerebro bajo en oxigeno porque me ahorcaste.

―No necesitas eso para estar así…

―Lo que sea. La demonio quiere saber si puede confiar en ti, si la vas a buscar ―Freed se
acomodó y cerró los ojos.

―¿Qué quieres decir?

―Te está esperando, pero la diosa y la emperatriz también, es por eso que te lo mencioné, no soy
idiota, si la dejas así como está…es probable que ella misma se termine matando…

Naruto abrió los ojos y entendió lo que decía Freed.

A los ojos del hombre, el matar a Grayfia si es que era dejada de lado era piedad.

¿Si quería ser amable porque era tan radical?

―Realmente…eres un idiota, debí haberte golpeado hasta que perdieras la memoria.

―Entonces no podría disfrutar mi hermosa compañía.

Naruto sonrió y negó con la cabeza.

―Quizá, no voy a protegerte de nada, si Kiba decide matarte que así sea, pero primero…tengo
cierto cuervo con alas de murciélago que quiero que tomes.

Freed se detuvo y miró al rubio que le sonrió antes de desaparecer en humo.

Freed sonrió y tuvo una mirada perdida por unos segundos.

Realmente iba a disfrutar de Akeno cada maldito segundo.

El sonido de pies sonó a su lado.


Freed miró a Kiba que estaba viéndolo con ojos abiertos.

―¿Qué te pasó? ―Kiba vio la jeringa.

Esa era una poción para recuperarse de heridas letales.

―Me rompieron el cuello, no puedo moverme aún ―Freed se limitó a dar un suspiro.

―¿Es por eso que no fuiste a salvar a matar personalmente a Momo? ―Freed miró de reojo a
Kiba.

Ambos compartieron una enrome sonrisa.

Seguida de una carcajada unísona.

No fue fácil para Naruto el resto de los dos días restantes.

Quedaba un solo día para el golpe en la reunión por la paz.

En donde todo se daría y lo que sería su accionar final se daría a conocer a todos.

Fue tan curioso como no había podido hablar con Kaguya, Grayfia y Tiamat en los últimos días. Al
menos agradecía eso, con ello.

Podía pensar con claridad.

¿Egoísta o altruista?

¿Dedicado o descuidado?

Todo fue desde un principio bajo la misma premisa.

Querer hacer lo que él quería.

Pero lo que nunca entendió fue lo que él realmente quería.

Una vida feliz.

¿Qué sería lo que le haría feliz?

¿Vivir como un tirano?

¿Cómo un humano?

¿Cómo un salvador?

La pregunta era tan divertida que nunca entendió el significado de aquello. Posiblemente jamás lo
haría, después de todo. ¿Por qué cuestionar algo que sabía que no debía ser interpretado?

Frenesí.

¿La última decisión?, no tenía que ser ello, no tenía que ser algo así.
Naruto estaba parado en la entrada del segundo piso de aquella casa donde todos se reunieron.
Caminando y siguiendo hasta quedarse en frente a las tres puertas miró con detenimiento.

La habitación de la derecha era de Tiamat.

Ella estaba dentro.

La habitación del medio de Grayfia.

Ella estaba dentro.

La de la izquierda y cerca de las escaleras era la de Kaguya.

Ella estaba dentro.

Dando un paso frente decidió que era momento de entrar y decidir loque tenía que hacer. Debía
vivir por él y para sí.

No por otros, no por nadie, solo en su pensar y en lo que realmente quería.

No estaba mal ser egoísta.

No estaba mal ser codicioso.

No cuando podía traer la felicidad de los que le rodeaban.

Toda su existencia se rechazó a sí mismo en su pensar.

Desde el inepto de la academia hasta su momento de Hokage.

Iba a vivir por lo que deseaba.

Iba a entrar y hablar.

Porque el deseaba seguir, el quería avanzar y volver a tener algo lo cual añorar.

No tenía por qué rechazar lo que siempre fue.

Debía abrazarse a sí mismo y lo que conllevaba ello.

Era momento de tomarlo.

POR FAVOR LEER COMPLETAMENTE.

Bien, el siguiente capítulo es el final.

Perdí unos días por algunas cuestiones de mi vida. A parte de que estuve enfermo un buen
amigo mío murió hace poco y realmente no tenía ganas de escribir.

Como sea. Cuando estaba haciendo el capítulo encuentro que otra historia mía está en youtube.
Es impresionante como no pueden dar un mínimo aviso.

Uno de estos días voy a borrar mi perfil o la historia en mi perfil que encuentre en youtube y que
vea que dice “No sé de quien es el autor”
Sinceramente al principio estaba tranquilo, ahora es molesto.

Ahora sí.

El próximo capítulo tendrá uno de estos nombres.

Pueden decidir cual, y dependiendo de ello el final va a cambiar, por lo cual, elegid con cuidado.

- Cristal

- Resurrección

- Soberanía

- Convergencia

Espero que decidan y que realmente tomen esto enserio puesto que es el final que verán
primero jaja. De ahí a que terminé los otros es otra cosa.

En fin.

Les deseo lo mejor y espero que la historia les sea de su interés.

Rey de picas fuera.

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