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No existe una única definición para el presupuesto por resultados, de hecho, su expresión
puede variar por países como, por ejemplo, (presupuesto por resultado, presupuesto
orientado a resultados, presupuesto basado en resultados y presupuesto por desempeño);
estas distintas forman quieren expresar lo mismo. Shick (2003), expone que el presupuesto
por resultado puede ser determinado como cualquier información acerca de lo que los
distintos organismos han hecho o esperan hacer con los fondos que les son asignados.
La OCDE, define presupuesto por resultados como una forma de presupuestación que
vincula la asignación de fondos a resultados medibles.
Gabriel Filc y Carlos Scartascini, define el PpR como el conjunto de metodologías, procesos
e instrumentos que permiten que las decisiones involucradas en un presupuesto incorporen
de manera sistemática consideraciones sobre los resultados pasados y futuros, de la
aplicación de los recursos públicos, pero que también motiven y faciliten que las
instituciones públicas obtengan dichos resultados.
Gracia López, por su parte lo define como el proceso presupuestario que incorpora el
análisis de los resultados producidos por las acciones del sector público y cuya previsión
de gasto se clasifica de acuerdo a los programas establecidos en el plan estratégico de
mediano plazo. El análisis de resultados se basa en indicadores de desempeño y en
evaluaciones.
Los presupuestos por resultados se han ido desarrollando lentamente, siendo los países de
la OCDE los que comenzaron con su implementación. En el desarrollo de este proceso se
destacaron tres hitos. Primero en los años 60, la difusión de la presupuestación por
programa en los Estados Unidos, segundo, el desarrollo de nuevas técnicas vinculadas a
indicadores de desempeño en Reino Unido, Nueva Zelanda y Australia en los años 80, y,
por último, la vinculación directa con el presupuesto, a partir de la legislación aprobada en
Francia, a comienzos del presente Siglo (Scott 2008).
Para saber qué país ha avanzado más en la implementación del PoR, necesitamos
diferenciar primero, el grado en que el desempeño realmente impacta en la decisión
presupuestaria, y segundo, es el diseño técnico del sistema de presupuesto por resultados.
Nueva Zelanda fue uno de los primeros en comenzar el presupuesto por resultados a finales
de 1980, seguido en primera mitad del 1990 por Canadá, Dinamarca, Finlandia, los Pises
Bajos, Suecia, Reino Unido, y los Estados Unidos.
En Corea de Sur, la experiencia en implementación del PoR, puede ser provechosa para
los países interesados en procesos similares, ya que en los años 90 tuvieron varios intentos
fracasados hasta el 2003, que introdujeron una amplia reforma en la administración
financiera pública, el modelo coreano tiene tres características propias que fueron
implementando paulatinamente:
• Un sistema de gestión de metas que funciona con alerta para llamar la atención de
los programas que no cumplen sus metas.
• Un sistema de revisión estratégico que constituye una etapa intermedia de la
evaluación de los programas presupuestarios.
• Una evaluación minuciosa de los programas que busca medir la relevancia,
eficiencia y efectividad. Cada año hacen una evaluación de un % de programas,
creando paneles de evaluación, cuyos miembros son seleccionados de institutos de
investigación de políticas públicas y universidades, según su experiencia
especializada.
En el caso de América Latina, la introducción del PoR, ha sido dispar, ya que parte de su
aplicación tiene que ver con el grado de desarrollo de los países y dado a que el PoR
requiere de sistema de informaciones complejos, los países con mayores ingresos pueden
dedicar mayores recursos para desarrollar dichos sistemas2.
Sin embargo, el nivel de ingreso explica sólo una porción menor de la variabilidad total: si
bien el nivel de ingreso sirve para explicar por qué Chile ha avanzado más que Haití, no
explica necesariamente porque Chile ha avanzado más que México, o Brasil más que
Uruguay. La razón de ello, es que la introducción de reformas a los procesos
presupuestarios no es un proceso automático que sólo depende de las condiciones
económicas subyacentes y de las decisiones de tecnócratas, sino que es un proceso
eminentemente político (Gabriel Filc y Carlos Scartascini). Para que estas reformas
prosperen es necesario que los actores políticos se encuentren interesados y preparados
en llevarlas adelante.
En los últimos estudios del 2013, los países de América Latina que han avanzado más en
la implementación del PpR, son Brasil, Chile, México y Perú.
En países como Perú el presupuesto por resultados esta normado en su Ley de General
del Sistema Nacional de Presupuesto, la cual establece que este se debe implementar
progresivamente a través de los programas presupuestarios, sobre las bases de los
indicadores de desempeño, las evaluaciones y los incentivos de gestión.