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Competencia: habilidad al leer o escribir

Competencia comunicativa: capacidad comunicativa de persona. Conocimiento de la lengua y


habilidad para usarla. Por experiencia social y necesidades y motivaciones. Exige manejar
lengua y situarse en contexto.

Competencia académica profesional: necesita además competencias paralingüísticas,


culturales, y comprensiva.

Paralingüística: uso de manera adecuada de signos no lingüísticos. Expresa una actitud en


relación con su interlocutor y con lo que dice. Como la entonación y el énfasis.

En comunicaciones escritas se manifiesta por medio de signos de puntuación, sangrías,


distribución de espacio, tipos de letra, etc.

Competencia cultural: conocimiento del mundo. Pueden provenir de la experiencia directa o


de otros textos. Conforman el marco de referencia.

Competencia comprensiva: se vincula al avance de nuevas tecnologías. Capacidad de


interpretación conceptual y funcional de instrumentos tecnológicos y de evaluarlos de forma
multidimensional. Exigen nuevas maneras de interpretar y acceder a la información. Es la
capacidad de los individuos de atender y adecuarse a nuevas lecturas en los nuevos soportes
como los textos digitales.

Noción de ETHOS

Es el conjunto de rasgos o características que el orador muestra de sí mismo a fin de atraer la


atención de su auditorio y persuadirlo de forma eficaz. La construcción que todo hablante hace
de sí mismo para dar una buena impresión. Una construcción discursiva.

ETHOS pre discursivo

Es la imagen previa que el auditorio tiene del orador antes de que tome la palabra. En ella
incide la posición institucional, la vestimenta, la postura, el tono de voz y los antecedentes.
Precede y condiciona a la toma de la palabra. Condiciona el discurso.

ETHOS discursivo

Es la imagen que el orador construye y proyecta de sí mismo en su discurso y contribuye a


asegurar su autoridad, su eficacia y su credibilidad. Está asociado al contenido del discurso, la
elección del argumento y los modos de decir.

Etapas para la composición de un texto:

Planificación, puesta en texto y revisión.


Discurso.

Es una práctica social: es parte de la vida social y al mismo tiempo crea la vida social. Es la
interacción entre personas, articulada por el uso de la lengua, en un contexto oral o escrito.

El lenguaje se pone en funcionamiento para construir formas de comunicación y


representación del mundo. Es un texto contextualizado.

El discurso es complejo y heterogéneo pero no caótico. Puede manifestarse y concretarse de


diversos modos: oral, escrito, iconoverbal.

La hetereogeneidad discursiva está regulada por normas y reglas de carácter textual y


sociocultural.

Los hablantes cuentan con un variado repertorio comunicativo entre los que tienen que elegir
al momento de interactuar, y depende del contexto de producción. (Varias lenguas, diferentes
variedades linguisticas, distintos instrumentos de comunicación).

El discurso es omnipresente, toda las áreas ya sean del ámbito público o privado generan
prácticas discursivas que son necesarias para su desarrollo.

Enunciación

Representa una situación comunicativa para determinado auditorio. Es un acto individual de


apropiación de la lengua para convertirla en discurso.

Hay dos niveles. El enuncivo, que es el nivel de lo expresado, de la información transmitida.

Y el de la enunciación, al que definimos como un proceso de apropiación de la lengua por


parte del locutor ante la necesidad de referirse por el discurso al mundo. Enuncia su propia
posición, con una voluntad comunicativa, una intencionalidad explícita que se pone en
evidencia a través de ciertas marcas lingüísticas, (frases, palabras, entonaciones). Es un
acontecimiento histórico que se produce aquí y ahora. El enunciado pone en escena una
situación comunicativa, por eso se diferencia de la oración. Una oración puede transformarse
en distintos enunciados en diferentes instancias de enunciación. Depende de las circunstancias
en las que se lo utiliza.

El enunciador

La Teoría de la enunciación se interesa principalmente por uno de los componentes del


contexto: el sujeto que enuncia o enunciador.

El enunciador no solo se construye a sí mismo en el discurso sino que construye una imagen
del enunciatario.

El enunciador es una construcción discursiva, no debe confundirse con el autor que produjo el
texto. El sujeto que enuncia deja sus huellas en su discurso, postula explícita o implícitamente
otra figura discursiva: el enunciatario.
La objetividad y la subjetividad se construyen en un texto mediante mecanismos y estrategias
que proporciona la lengua. Es prácticamente imposible encontrar un texto que no deje aflorar
la presencia del sujeto hablante. La objetividad o subjetividad dependerá entonces de si esa
presencia se hace más o menos visible.

El enunciado pone en escena una situación comunicativa entre enunciador y enunciatario.

Polifonía

La polifonía literaria se da cuando diferentes voces narrativas, diálogos o discursos de un texto


son distintos en la manera de expresarse, dando su visión particular sobre un mismo tema,
exponiendo una línea de pensamiento independiente de la de los otros personajes o
narradores, sin que se pierda la idea principal.

El discurso es dialógico. El discurso dialógico es aquel que se caracteriza por la interacción


directa entre los hablantes, por lo tanto, su elaboración depende de todos los interlocutores
que participan en él. Es por eso que se trata de un discurso eminentemente colaborativo. Los
discursos dialógicos se caracterizan por presentar una estructura formal, la toma de turnos, y
una organización del contenido que se manifiesta mediante el manejo del tópico (tema). 

El sujeto del discurso es un personaje que dialoga con otro, conversa con otro, expone sus
puntos de vista, polemiza con lo que otros sostienen. Un sujeto puede dialogar con sí mismo:
un monólogo interior en una obra literaria, un diario íntimo como el de Ana Frank.

La polifonía implica que en el interior del enunciado también es posible reconocer la presencia
de más de un enunciador.

El sujeto empírico es el autor efectivo, el productor del enunciado, quien profiere unas
palabras o las escribe. El locutor, en singular, es el ser del discurso al que se atribuye la
responsabilidad del enunciado y de la enunciación de éste. En la mayoría de los enunciados el
locutor está inscrito en el sentido mismo del enunciado y está designado en las marcas de
primera persona “yo”, “mi” y “me”. La “voz” del locutor tiene una dimensión verbal, se le
atribuyen palabras. Ducrot llama enunciadores, por definición plurales, a los orígenes de los
diferentes puntos de vista que se expresan a través de la enunciación y que se presentan en el
enunciado, son puntos de perspectiva abstractos. Locutor y enunciadores son para Ducrot
seres del discurso. El autor presenta el sentido del enunciado como una escena de teatro en la
que se cristalizan en un discurso distintas voces o puntos de vista introducidos en escena por el
locutor. El enunciador es al locutor lo que el personaje es al autor. La polifonía resultará de la
pluralidad de puntos de vista.

Estrategias discursivas

El locutor/ autor incluye las voces de otros enunciadores y utiliza diferentes estrategias
discursivas como citas textuales entre comillas, citas no textuales o parafraseo, expresiones
que introducen la voz ajena, negaciones, expresiones que muestran la evaluación del locutor
sobre lo dicho por otro.
La construcción del sentido del texto solo es posible si estas voces son reconocidas e
interpretadas correctamente. Estar atentos a las marcas y estrategias para reconocer quién es
el responsable de la enunciación es clave para darle sentido a lo leído.

ethos previo (o prediscursivo) que comprende las representaciones que tiene el auditorio
sobre el orador con antelación al momento en que toma la palabra; éstas pueden generar
rechazos y adhesiones.

El término paratexto designa al conjunto de los enunciados que acompañan al texto principal
de una obra, como pueden ser el título, subtítulos, prefacio, índice de materias, etc.

Las marcas de subjetividad son aquellas marcas lingüísticas que evidencian la presencia del
locutor en el enunciado. De acuerdo a Benveniste la subjetividad es la capacidad que tiene el
locutor para presentarse como sujeto, es decir, el locutor hace uso de determinadas formas
que la lengua pone a su disposición para imprimir en su enunciado marcas de su subjetividad.

Los subjetivemas son una serie de unidades lingüísticas que el emisor lírico utiliza para asumir
de manera explícita su opinión sobre una temática en el texto. El proceso de escoger estos
componentes del idioma no es al azar, sino que responde al contexto de producción al que ha
estado sometido el emisor lírico.

– Josefina ama profundamente a su padre, lo sé por cómo lo mira, sus ojos le brillan
hermosamente, y su cara se torna tersa y suave.

– No se llegará a nada si seguimos así, es necesario que hagamos algo, realizar cambios reales,
buenos, en las estructuras sociales. Temo que si no lo hacemos, vendrá el desastroso debacle.

– El hispanoparlante es un ciudadano modelo, sumamente amable, respeta las normas, es


estudioso y tiene una marcada tendencia por el aprendizaje de su lengua materna. Todos los
que amamos nuestras raíces lingüísticas, tenemos por destino la excelencia.

– ¡No sé qué esperas para irte!, estoy sumamente extenuado. Afortunadamente en un par de
horas podré descansar, sin embargo me sería muy grato que te fueras ya.

Los subjetivemas en estos ejemplos fueron subrayados. Ellos evidencian la intromisión directa
del enunciador tanto con juicios de valor como de sentir.

La deixis es la indicación que se concreta a través de componentes (llamados deícticos) que


refieren a un sujeto, una cosa, un tiempo o un lugar.

La deixis, por lo tanto, está vinculada a aquellos términos que se emplean para señalar
elementos diferentes, que pueden tener presencia en otra parte de un mensaje o aparecer en
la memoria. “Éstos”, “allá”, “mío” y “yo” son algunos elementos que forman parte de la deixis.

Por ejemplo: “Le propuse organizar una nueva reunión a los socios de Franuer, aunque no creo
que éstos estén interesados”, “Si buscas la carpeta roja, está allá”, “¿Qué haces con ese
cuaderno? ¡Es mío!”, “La verdad es que yo no pienso de esa manera”.
Como puede apreciarse en estos ejemplos, la deixis sólo puede interpretarse de manera
adecuada si se presta atención al contexto de quien pronuncia la expresión. Si, en medio de
una conversación cara a cara con otra persona, ésta nos comenta que las llaves de la casa
están “ahí arriba”, sabremos a qué se refiere gracias a su indicación gestual.

En un sentido similar, la expresión “Acá siempre hay gente por la mañana” sólo tendrá sentido
si sabemos dónde es “acá”. Si nos limitamos a leer la frase sin saber nada del contexto, “acá”
puede referirse a un hospital, un banco, una plaza o cualquier otro lugar.

Con respecto al momento del discurso en el cual se brindan las herramientas contextuales
necesarias para entender el significado de una deixis, es posible hablar de:

Deixis anafórica: también denominada simplemente anáfora, se trata de una expresión en la


cual la palabra que da sentido a la deixis ya ha sido mencionada, con lo cual el contexto ya ha
sido dado al interlocutor para comprender el mensaje; por ejemplo: “su expresividad y el
control que tiene de su voz: eso es lo que más me gusta de esta cantante”, donde el
pronombre “eso” hace referencia a los términos anteriores.

Deixis catafórica: de manera opuesta a la anáfora, la deixis catafórica señala una parte del
discurso que aún no ha sido emitida o enunciada, pero que aparecerá posteriormente; por
ejemplo: “eso es lo que me gusta: que siempre encuentre las palabras justas”, donde el
pronombre “eso” recién cobra sentido al final de la oración.

De acuerdo al objeto de referencia, la deixis puede clasificarse en categorías como deixis de


tiempo, deixis de lugar y otras.

Deixis social

Se trata de una expresión que hace mención de un participante a través de un elemento


deíctico. Además, puede cumplir la función de distinguir a la persona de acuerdo con el estatus
social, el tipo de relación que exista entre los hablantes o bien la edad del interlocutor; esto se
aprecia cuando se utiliza “usted” en lugar de “tú” o “vos”, como segunda persona singular.

Deixis personal

En este caso, la expresión de tipo deíctico sirve para hacer referencia al rol que tiene un
participante dado, y puede usarse para todas las personas, tanto singulares como plurales.
Algunas deixis personales, incluyendo determinantes y pronombres, son tú, ustedes, vuestro,
tu, tuyo y tuyos.

Deixis de lugar

A través de esta clase de deixis es posible indicar el espacio en el cual se encuentra un


participante dado, brindando asimismo una idea de su distancia con respecto al interlocutor,
aunque con muy escasa precisión; algunos ejemplos son allí, aquí y ahí.
Deixis de tiempo

Sirve para hacer mención de un tiempo determinado, siempre tomando el momento en el cual
el mensaje es emitido como punto de referencia, como ocurre con los términos hoy, mañana y
ayer.

Modalización discursiva es la forma que adopta el enunciado en relación a la manifestación de


objetividad-subjetividad de quien lo emite, es decir, si expresa o no una particular actitud del
hablante frente a lo que está diciendo o frente a quien lo está diciendo. Hay dos tipos
principales de modalización discursiva:

Objetividad: La exposición de hechos se realiza de forma objetiva, solamente se presentan los


datos o se dan a conocer los acontecimientos.

Subjetividad: El emisor del discurso o texto realiza una manifestación de su opinión personal,
de su punto de vista o de sus sentimientos.

Con ello el emisor pretende expresar:

1.- Actitud discursiva ante el contenido del texto

a) La certeza, la veracidad o el convencimiento con que se afirma lo dicho; ej. “Es


evidente…”,”No estoy seguro…”.

b) Manifestar el grado de necesidad u obligación del hecho de la realidad al que se refiere el


enunciado, ej., “Sería necesario…”, “Es aconsejable…”.

c) Valorar positiva o negativamente esa misma realidad, lo que le lleva a mostrar el


contenido de su enunciado como bueno/malo, útil/perjudicial…

2.-Actitud discursiva ante los receptores del texto

a) Actitud lógica-cognitiva. Se insiste en convencer al receptor de la ‘verdad’ o ‘falsedad’ de


lo que se está afirmando en el texto.

b) Actitud emocional. Se pretende conmover al receptor, provocarle ‘llanto, ‘risa, ‘sorpresa’…


que comparta los mismos sentimientos o se solidarice emocionalmente con el emisor.

c) Actitud persuasiva o moralizante. Se pretende convencer al receptor de que corrija una


conducta o cambie de comportamiento, de que haga algo considerado ‘bueno’ y no haga algo
considerado ‘malo’...

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