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Seminario Teoló gico Adventista Interamericano

Recinto Universidad de Montemorelos

ELEMENTOS FUNDAMENTALES DEL DISCIPULADO EN LOS PIONEROS

ADVENTISTA DEL SÉ PTIMO DÍA

Artículo
presentado en cumplimiento parcial
de los requisitos de la clase: Fundamentos y Estrategias del Discipulado

Por

Juan Manuel Galicia Huesca

Julio de 2019

i
TABLA DE CONTENIDO

I. Elementos fundamentales del discipulado en los pioneros


adventistas.................................................................................................

Antecedentes de los adventistas guardadores del sábado................

II. Los congresos sobre el sábado..............................................................

III. Las publicaciones.....................................................................................

Inicios de la obra de las publicaciones...................................................


Necesidad de las publicaciones.............................................................
Desarrollo de las publicaciones.............................................................

IV. Las donaciones.........................................................................................

Ejemplos de dadivosidad y sacrificio..................................................

V. El uso del diezmo......................................................................................

Desarrollo de la teología del diezmo...................................................


Uso del diezmo entre los adventistas.................................................

VI. Conclusión...............................................................................................

1
Elementos fundamentales del discipulado en los
pioneros adventistas

En este artículo se analizará cuá les fueron los elementos má s destacados en el

cumplimiento de la misió n en los adventistas guardadores del sá bado, como después

de una gran decepció n Dios los guio para establecer su obra y formar el remanente

que proclamaría con poder el mensaje de los tres á ngeles.

Antecedentes de los adventistas guardadores del


sábado.

Los adventistas guardadores del sá bado estaban diseminados y sin

comunicació n, el tiempo que siguió a octubre de 1844 resulto ser frustrante para los

desanimados creyentes.1

Sin embargo, en 1848 los adventistas guardadores del sá bado tenían una

teología má s o menos definida, ellos creían en el sá bado, la segunda venida de Jesú s, el

mensaje de los tres á ngeles y la inmortalidad condicional del alma humana. En

particular creían que eran el pueblo del tercer á ngel de apocalipsis 14:9-122

Los dirigentes de los observadores del sá bado llegaron a creer que tenían un

mensaje que compartir con otros ex milleritas, ellos no sentían su necesidad de

compartir el evangelio con todo el mundo, ya que creían que el mundo había tenido su

1
oportunidad de escuchar el evangelio en 1844. Ellos concebían su limitada misió n solo

a recoger lo que se había esparcido en octubre de 1844.3

Los congresos sobre el sábado.

El primer esfuerzo por unir a estos creyentes fue los congresos en torno al

sá bado4 estos congresos tenían por objetivo conseguir la unidad de la fe, los primeros

congresos se celebraron en la primavera de 1848. Para el añ o 1850 se habían

realizado 21 congresos. La importancia de estos congresos fue para establecer a los

que ya estaban en la verdad y para despertar a aquellos que no estaban

completamente decididos ademá s, estos congresos sobre el sá bado llevaron

finalmente a la formació n de grupos o congregaciones de creyentes observadores del

sá bado.5 En conclusió n, eran para enseñ arles la verdad a los creyentes que luchaban

por subsistir en las caó ticas condiciones después del chasco.6

Las publicaciones

En el desarrollo de obra adventista fue trascendental el papel de la pá gina

impresa, esta fue otra forma como los observadores del sá bado recogieron a el pueblo

que estaba disperso. Los congresos estaban cumpliendo su propó sito fundamental, se

registra que los observadores del sá bado estaban creciendo rá pidamente, en Maine,

Massachusetts, Nueva York el nú mero de creyentes se había duplicado en seis meses.7

Los dirigentes de los observadores del sá bado creían que la verdad del sá bado

debía resonar en toda la tierra, en especial Jaime White lamentaba la situació n de los

editores adventista y deseaba alimentar a los creyentes. 8

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Inicios de la obra de las publicaciones

Algunas de las primeras publicaciones de los observadores del sá bado fueron

escritos por Bates, incluían The Opening Heavens (Los cielos abiertos) 1846, The

Seventh,day Sabbath, A Perpetua! Sign (El sá bado, señ al perpetua) 1846, Second

Advent Way Marks and High Heaps (Señ ales e hitos en el camino de la segunda venida)

1847, y A Seal of the Living God (Un sello del Dios viviente) 1849.

Ademá s, en un esfuerzo conjunto de los lideres se publicó A Word to the "Little

Flock" (Una palabra a la "Manada pequeñ a") 1847. Un documento, de 24 pá ginas que

animaba a los creyentes adventistas.9

En noviembre de 1848 durante un congreso en Dorchester, Massachusetts

Elena G. de White tuvo una visió n donde Dios le mostró que tenían que “comenzar a

imprimir un pequeñ o perió dico y enviarlo a la gente. Será pequeñ o al comienzo; Pero

a medida que la gente lo lea, te enviará medios con los cuales imprimir; y será un éxito

desde el mismo principio. Se me ha mostrado que desde este pequeñ o comienzo

saldrá n rayos de luz que han de circuir el globo"10

En julio de 1849 se comenzó a imprimir Present Truth (La verdad presente), en

el verano de 1850 Adventist Review (Revista adventista), en noviembre de 1850

Second Advent Review and Sabbath Herald (Revista del Segundo Advenimiento y

Heraldo del Sá bado), esa revista actualmente es conocida como Revista adventista. En

1852 Jaime White comenzó a publicar la revista Youth's Instructor (El instructor de la

juventud) esta fue el primer intento organizado de hacer algo por los jó venes

observadores del sá bado.11

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Necesidad de las publicaciones

La funció n que desempeñ aron estas primeras publicaciones fue fundamenta ya

que trataba los temas que consideraban el mensaje para ese tiempo, el sá bado, los

mensajes de los tres á ngeles y temas doctrinales. Estas publicaciones fue

esencialmente la “iglesia” para muchos observadores del sá bado que no tenían templo

denominació n ni predicador regular. Estas publicaciones les daban un sentido de

pertenecía, noticias y temas para estudiar. 12

Desarrollo de las publicaciones

A estas publicaciones siguió el establecimiento de las escuelas sabá ticas en

donde el “Instructor de la juventud” publicaba las lecciones bíblicas que sirvieron tara

tener un estudio regular y sistemá tico de la Biblia. Las primeras escuelas sabá ticas

comenzaron en la década de 1850 bajo el liderazgo de Jaime White, John Byington y M.

G. Kellogg.13

Hacia finales de 1850, el trabajo de las publicaciones de los observadores del

sá bado se volvió fundamental y muy importante. En 1852 se compró una prensa

manual Washington y tipos, Edson Andrews vendió su granja con el fin de prestar al

pastor White los $ 650 necesarios para comprar la prensa y reubicarla en Rochester,

Nueva York, esta fue la primera prensa propia. Con el paso del tiempo y muchos

esfuerzos se logró enviar por correo 1,000 ejemplares del “instructor y 2,000

ejemplares de la Review cada 15 días.

A mediados de 1855 se traslada la oficina de la Review de Rochester a Battle

Creek, y el 3 de mayo de 1861 se organizó la asociació n publicadora adventista, no sin

muchos sacrificios y esfuerzos que a continuació n se tratará n.14

4
Las donaciones.

El rá pido avance de la obra adventista requirió de mucho trabajo y recursos,

recursos que llegaron con mucho sacrifico y dedicació n. Los adventistas guardadores

del sá bado no tenían mucho dinero, pero sencillamente ponían lo que tenían en el

trabajo principal de predicar el evangelio y confiaban en que É l lo bendeciría. Y Dios lo

hizo.

Ejemplos de dadivosidad y sacrificio.

Son notables los esfuerzos y sacrificios que tuvieron que hacer para hacer

progresar la obra Elena de White escribió . “El fundamento de nuestra obra fue puesto

con sacrificio, y esa obra debe ser llevada a cabo en base al sacrificio” 15 Los primeros

adventistas vendieron sus posesiones para imprimir los nú meros de la revista “La

verdad Presente”, viajaron en carruajes sin calefacció n en medio de climas muy

helados para llevar el evangelio, en una ocasió n durmieron debajo de un carruaje en

un pueblo del norte de Pensilvania porque no tenían dinero para pagar una

habitació n.

Se tenían un gran espíritu de sacrificio por la predicació n del evangelio.16 Los

ejemplos de este espíritu de liberalidad y sacrificio son muchos, desde la historia del

capitá n Bates que se quedó sin recursos para la despensa de su hogar por imprimir los

folletos y como Dios le suministro los recursos para suplir sus necesidades de manera

milagrosa a través de una carta que le llego por correo 14- porta o cuando el capitá n

Bates escribió un artículo para el diario “Day-Star” de Crosier y los recursos fueron

5
suministrados por una hermana adventista que acababa de tejer una gran alfombra

para su casa, ella tomó la alfombra la vendió y dio el dinero a Bates para la

impresió n.17

Otro ejemplo de gran dadivosidad es el caso de los hermanos Hiram Edson, de

Nueva York, y Cyrenius Smith, de Jackson, Michigan, quienes en 1851 se sintieron

impulsados a vender sus granjas, cada una de las cuales valían $3,500 y alquilar

granjas para su propio uso, de esta manera ellos tenían los medios para a ayudar en el

avance de la predicació n. 18

En diciembre de 1855 la comisió n publicadora señ aló que “No vemos por qué

los que trabajan en la oficina no deberían recibir una compensació n razonable por sus

servicios. El editor solo recibe la mitad de lo que obtendría en otra parte”19 en ese

tiempo los obreros en la oficina donaban la mitad del valor de sus servicios para que

el evangelio de la verdad presente pudiera publicarse.

Son numerosos los ejemplos de liberalidad y sacrificio que se vieron en los

inicios del adventismo, Dios permitió que su obra se iniciara en Norteamérica donde

el espíritu generoso y desprendido de la hermandad contribuyó notablemente al

avance del evangelio. Hoy se tiene el desafío de imitar a esos primeros adventistas

haciendo sacrifico para el avance de la predicació n del evangelio.

6
El uso del diezmo.

Otro de los factores que contribuyeron al discipulado en los pineros

adventistas fue la motivació n de Elena G. de White a abrir nuevos campos, su visió n

era gigantesca. Ella escribió : “Hay que realizar esfuerzos decididos para abrir nuevos

campos en el norte, en el sur, en el este y en el oeste”20

Desarrollo de la teología del diezmo.

Al expandirse la obra se necesitaban má s obreros, los pocos que había estaban

sobrecargados de trabajo y mal pagados un ejemplo de esto fue John Loughborough,

quien en sus tres primeros meses de arduo trabajo después de dejar Waukon, recibió

techo y comida, un abrigo de piel de bú falo que valía unos diez dó lares, y diez dó lares

en efectivo como pago por su labor ministerial.21

En 1858 la congregació n de Battle Creek formó un grupo de estudio para

investigar en las escrituras un plan para sustentar el misterio. Bajo la direcció n de J. N.

Andrews, el grupo elaboró un informe a comienzos de 1859, el cual consistía en

animar a los hombres a contribuir entre cinco y 25 centavos por semana y a las

mujeres de dos a diez centavos, también se pedían cinco centavos por cada cien

dó lares que valiera su propiedad, a este plan se le conoció como Benevolencia

sistemá tica o hermana Betsy como algunos lo llamaron. Esto no resolvió del todo las

necesidades y se descubrió que era un plan que tenía ciertas debilidades y carecía de

base bíblica.

En 1876, cuando Dudley M. Canright publicó una serie de artículos en la

Review en los que enfatizaba que Malaquías 3: 8-11 establecía el plan bíblico para

sustentar el ministerio". "Dios requiere -argumentaba- que se dé un diezmo, o un

7
décimo, de todas las entradas de su pueblo para sostener a sus siervos y sus labores"

(RH, 17 de febrero de 1876). Se presentó estos argumentos en el congreso de la

asociació n general en noviembre de 1876 y él congreso resolvió que era deber de

todos los miembros "bajo circunstancias ordinarias, dedicar una décima parte de

todos sus ingresos de cualquier fuente para la causa de Dios" 22 Desde ese momento en

adelante los adventistas practicaron el diezmo bíblico.

Uso del diezmo entre los adventistas.

La gran diferencia ente la iglesia adventista y las demá s denominaciones fue en

la manera como manejaron el diezmo, la forma de asignar, distribuir y repartir el

diezmo era completamente ú nica y singular y había una razó n: la pasió n de llevar el

evangelio al mundo tan rá pida y eficientemente como fuera posible.

A continuació n, se describe como se usaba el diezmo en la iglesia adventista.

1. El Diezmo y las ofrendas son considerados fondos diferentes. El diezmo es para el

sostén del ministerio y las ofrendas son para el sostén de todos los demá s propó sitos

de la iglesia.

2. La iglesia local envía todo el diezmo a la asociació n, La asociació n lo distribuye para el

cumplimiento de la misió n, tanto local como en el campo misionero.

3. Los ministros reciben su sueldo de los diezmos para ser evangelistas y plantadores de

iglesias. (el diezmo también estaba destinado a un pequeñ o nú mero de

administradores que coordinaban y sostenían la obra evangélica en la primera línea

de la iglesia).

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Ciertamente es diferente a como se aplica en la actualidad en específico al

pago de los pastores de tiempo completo que tenían la funció n de ganar personas para

la verdad (evangelistas) y que establecieran nuevas iglesias (plantadores de iglesia).

Seguían el ejemplo de Pablo se quedaban un tiempo en un lugar, buscaban un saló n o

levantaban una carpa, predicaban y bautizaban. Los nuevos conversos

inmediatamente eran organizados en una iglesia, eran entrenados para que

condujeran la iglesia y llevaran adelante el ministerio, una vez que el ministro se

aseguraba que la obra continuara se despedía de ellos y seguía su camino para

establecer otra iglesia.23

Eso explica la prá ctica de los adventistas de enviar los diezmos a la

asociació n en vez de pagarle directamente al pastor ya que al poco tiempo de haberse

iniciado la obra el pastor salía a plantar otra iglesia, por lo tanto, el diezmo debía ser

enviado a la asociació n, quien se aseguraba de que el dinero le llegara al obrero y se

suplieran las demá s necesidades de la obra.24

Conclusión.

Es sorprendente como los primeros adventistas guardadores del sá bado

entregaron su vida, recursos, tiempo y talentos para la predicació n del evangelio. La

situació n que les tocó vivir no era nada favorable, venían de una gran decepció n,

muchos abandonaron la fe y el mundo se burlaban de sus creencias, pero gracias a la

conducció n divina y a la fidelidad de estos hombres y mujeres Dios los condujo para

levantar un pueblo y seguir haciendo discípulos de acuerdo con la gran comisió n

evangélica.

9
Su gran legado es mantener el deseo de conocer la voluntad de Dios a través

del estudio de la Biblia, las conferencias sobre el sá bado eran reuniones para el

estudio de la Biblia y la oració n. Algo que hoy tiene que resurgir en las filas del

adventismo. Otro gran legado es su gran espíritu de dadivosidad y sacrificio, como lo

má s importante para ellos era la proclamació n del evangelio y todo lo que hacían

llevaba ese objetivo, por el cual está n dispuestos a vender sus propiedades, hacer

trabajos duros y penosos y sobre todo a privarse de las comodidades y gustos que hoy

se ven como normales y hasta necesarios.

El espíritu de estos pioneros del adventismo debe resurgir en la actualidad,

¿quién está dispuesto a hacer que la obra de Dios progrese?, para que el mensaje de

los tres á ngeles llegue a cada rincó n de este mundo, ¿será que al final de la vida Dios a

los adventistas de este tiempo? “bien hecho siervo fiel”

¿Quiénes será n esas personas que Dios felicitara por haber hecho lo mejor de

su parte para alcanzar a los perdidos? Dios ayude a su iglesia para hacer su voluntad.

10
Referencias bibliográficas.

11
1
George R. Knight, Nuestra organización (Miami, Florida.: Asociació n Publicadora
Interamericana, 2005), 35.
2
Ibíd, 36
3
Ibíd, 37
4
“George Knight - Nuestra Iglesia.pdf”, Google Docs, 61, consultado el 15 de julio de 2019,
https://drive.google.com/file/d/0Bxa-xjkVWScYQWFYNmhUTzVSZVE/view?
usp=drive_open&usp=embed_facebook.
5
Richard W. Schwarz, Floyd Greenleaf., Portadores de luz, Historia de la iglesia adventista
del séptimo día (Miami, Fl: Asociació n Publicadora Interamericana, 2005),65
6
Knight. Nuestra organización, 39
7
George R. Knight, Nuestra iglesia (Miami, Fl: Asociació n Publicadora Interamericana, 2005), 62.
8
Ibíd, 63
9
Schwarz, Greenleaf. Portadores de luz, 75

Elena G. de White., El colportor evangelico (Miami, Fl: Asociació n Publicadora Interamericana,


10

1982), 9.
11
Knight, Nuestra iglesia, 65.
12
Ibíd, 64.
13
Ibíd, 65.

J. N. Loughborough, El gran movimiento adventista (Jasper, Oregó n: Adventist Pioneer Library,


14

2015) 275.

Ron Gladen, Plantar el futuro (Buenos Aires, Argentina: Asociació n casa editora sudamericana,
15

2002) 36.
16
Knight, Nuestra iglesia, 72.
17
Schwarz, Greenleaf. Portadores de luz, 76.
18
Ibíd, 76.
19
Loughborough, 274.
20
Gladen, 31.
21
Knight, Nuestra iglesia, 69.
22
Ibíd, 93.
23
Gladen, 69.
24
Ibíd, 70.

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