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El documento describe la historia de conversión de Wilder Guerra, un hombre colombiano que pasó 10 años buscando un sentido espiritual en varios grupos protestantes y nueva era. Aunque al principio criticaba la fe católica de su hermano, durante un retiro mariano tuvo una visión de la Virgen María que lo convenció de convertirse. Desde entonces ha dedicado su vida a difundir el mensaje mariano a través del movimiento Lazos de Amor Mariano.
El documento describe la historia de conversión de Wilder Guerra, un hombre colombiano que pasó 10 años buscando un sentido espiritual en varios grupos protestantes y nueva era. Aunque al principio criticaba la fe católica de su hermano, durante un retiro mariano tuvo una visión de la Virgen María que lo convenció de convertirse. Desde entonces ha dedicado su vida a difundir el mensaje mariano a través del movimiento Lazos de Amor Mariano.
El documento describe la historia de conversión de Wilder Guerra, un hombre colombiano que pasó 10 años buscando un sentido espiritual en varios grupos protestantes y nueva era. Aunque al principio criticaba la fe católica de su hermano, durante un retiro mariano tuvo una visión de la Virgen María que lo convenció de convertirse. Desde entonces ha dedicado su vida a difundir el mensaje mariano a través del movimiento Lazos de Amor Mariano.
Hace ya algunos años, en Medellín (Colombia) un pequeño grupo de laicos,
ante unas inquietudes que unos protestantes les habían causado acerca de la Virginidad de María, el Sr. José Rodrigo Jaramillo, tras aclararlas, les propuso formar un grupo de oración. El grupo fue erigido el 16 de julio de 1999, fiesta de la Virgen del Carmen con el nombre de “Lazos de Amor Mariano” (LAM). Este pequeño grupo, hoy está extendido en Colombia a Barranquilla, Cali, Bogotá, Buenaventura, Bucaramanga, Quibdó, Montería, entre otras. En Ecuador a Quito, Guayaquil, Santo Domingo. En Venezuela a Maracaibo y Valencia. En Estados Unidos a New York. Y en Panamá a la ciudad de Panamá. Desde ese primer encuentro hasta el día de hoy, el grupo se viene reuniendo continuamente todos los viernes del año. A este grupo pertenece Wilder Guerra, hoy un comerciante de unos 40 años, casado, con cuatro hijos, proveniente de una familia muy unida. “Mi papá albañil, mi mamá docente, de muy buenos principios, católicos por demás”. Nacido en Granada Antioquia (Colombia), recuerda que por años este fue un lugar violento, abatido fuertemente por la guerrilla y las creencias paganas. “En mi pueblo pululaban los grupos de oración con videntes, donde era muy común que la gente fuera a que le dieran sus mensajes, sus cosas, era como una brujería oficial”. Influido por este ambiente, Wilder, de joven, también buscaría crearse un dios a su medida oscilando entre grupos protestantes, con seguidores de la ufología y otros de la New Age. Diez años anduvo en su búsqueda personal de un sentido trascendente, pero su corazón seguía inquieto. Wilder se mostraba tímido con sus creencias y disimulaba las zonas oscuras del alma con la rabia y la violencia. En efecto, cuando recibió la noticia de que su hermano a quien todos llamaban la “oveja negra” de la familia se había convertido a la fe católica, lejos de apoyarle o respetarlo, lo cuestionaba continuamente. “Yo no tenía fe y de alguna manera socavaba la fe de muchas personas y los cuestionaba con los mismos errores, vacíos y sofismos que yo tenía en mí”. Su hermano no se dejó intimidar por la verborrea de Wilder y cuando este hubo terminado de hablar le respondió humildemente… “Yo no estoy en la capacidad de contestar todas esas cosas, pero si la Iglesia católica es una mentira, no es necesario atacarla porque la mentira se acaba sola, no se sostiene, no es necesario. Entonces, te pregunto: ¿Por qué la atacas?”. Parecía mentira, pero Wilder se había quedado, por una vez en su vida, sin palabras. Solo salió de sus labios un sincero: “Es verdad”. Pero nada más decir esto sintió… “una explosión de ira, mucha rabia conmigo mismo al haber contestado eso porque yo quería decir todo lo contrario”. La lucha interior seguía en Wilder y no podía dejar de admirar la bondad espiritual que su hermano le transmitía, pidiendo le perdonase por su conducta intolerante y aceptando la invitación de asistir juntos a un retiro espiritual mariano. Wilder aceptó y, en pleno retiro, fue designado para llevar en procesión una imagen de la Virgen. La emoción le invadió mientras hacía el trayecto procesional con esa imagen de la Madre de Dios y perdió, dice, la noción espacio-temporal por un tiempo que no logra precisar. Sintiendo un profundo ardor en el centro del pecho que se expandía por todo su cuerpo tenía visiones por lapsos breves, como relámpagos… Observaba como manos visibles arrojaban piedras contra imágenes de la Santísima Virgen y él podía sentir el dolor que provocaban aquellos ataques. “Entonces fue que escuché una voz diciéndome: «Soy yo en tu vida, soy tu Madre, aunque me has atacado»”. Finalizado aquel retiro -ya hace 15 años- Wilder señala haber comenzado un proceso de conversión apoyado en los sacramentos, uno de cuyos frutos ha sido fundar en Cali una sede del movimiento Lazos de Amor Mariano. “Mi sueño ahora es ser fiel a esta gracia que Dios me ha dado, para que con el instrumento que Dios tiene que es la Virgen María, podamos ayudar a tanta gente que como yo lo estuve, anda en la ignorancia, metidos en miles de ofertas espirituales, que solamente ahondan el vacío de muchas personas”. Colabora en espacios de Tv virtual, con charlas y un apostolado en fidelidad al Papa, a la Eucaristía y a la Virgen Santísima, no sólo en el campo apologético, sino también en difundir la Consagración a la Virgen Santísima según el método de san Luis María Grignon de Monfort. El saludo habitual entre ellos es “Viva Cristo Rey”.