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1.Hechos y antecedentes
La Fragata ARA Libertad, un buque insignia de la Armada Argentina había zarpado de Buenos
Aires el 2 de junio de 2012 con 326 tripulantes a bordo para hacer su viaje anual de instrucción,
habiendo recalado en los puertos de Brasil, Surinam, Guyana, Venezuela, Portugal, España,
Marruecos y Senegal antes de arribar al puerto de Tema, en la República de Ghana, el 1º de
Octubre de 2012. Un día después, la Fragata fue demorada en dicho puerto por las autoridades
ghanesas, debido a un recurso presentado por la empresa NML Capital Limited, un grupo
inversor con sede en las Islas Caiman, ante los tribunales de dicho país.
Siguiendo con lo estipulado en el Artículo 283 de la Convención de las Naciones Unidas sobre
el Derecho del Mar, la Argentina envió a Accra, la capital ghanesa, una delegación de alto
nivel, la que se reunió con las autoridades de ese país entre los días 16 y 19 de octubre. Estos
intercambios de opiniones y negociaciones no fueron suficientes para resolver la disputa en
cuestión.
2.Medida cautelar dictada por el Tribunal Internacional del Derecho del Mar
Teniendo en cuenta que tanto la Argentina como Ghana son Estados parte de la Convención
de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Convemar)[1], el Gobierno argentino había
notificado el 30 de octubre al Gobierno de Ghana el inicio de los procedimientos para la
solución arbitral de la controversia instalada entre ambos países con motivo del embargo de la
Fragata ARA Libertad, en el marco de lo prescripto en dicha Convención. Esa presentación
intimaba asimismo al Gobierno de Ghana a liberar la Fragata dentro del plazo máximo de dos
semanas previsto en la referida Convención (Artículo 290, inc. 5).
Habiendo vencido ese plazo el día 13 de Noviembre sin que el embargo haya sido levantado, la
Argentina quedó habilitada para realizar la presentación ante el tribunal de Hamburgo. La
jurisdicción del Tribunal fue fundada en que Argentina declaró al momento de ratificar el tratado
que aceptaba la jurisdicción de dicho Tribunal como primero en orden de preferencia en los
medios de solución de controversias sobre la interpretación o aplicación de la Convemar. Por
su parte, Ghana no había elegido ninguno de los medios de solución de disputas, por lo tanto,
la controversia debía ser sometida al procedimiento arbitral previsto en el Anexo VII de la
Convemar, en virtud del Artículo 287 de dicha Convención[2].
La ejecución de la orden del Tribunal debía ser realizada en forma inmediata, venciéndose el
22 de diciembre el plazo para que ambos países comuniquen el cumplimiento de la decisión al
tribunal.
Los fundamentos de la decisión del Tribunal del Mar fueron básicamente los que resumimos a
continuación.
·Un buque de guerra es una expresión de la soberanía del Estado de su bandera (p. 94). De
acuerdo con el Derecho Internacional General, un buque de guerra goza de inmunidad,
inclusive en aguas interiores y esto no es discutido por Ghana (p. 95).
·Cualquier acto que impida por medio de la fuerza que un buque de guerra cumpla con su
misión y sus obligaciones es una fuente de conflicto que puede poner en peligro las relaciones
de amistad entre los Estados (p. 97) y las acciones adoptadas por las autoridades ghanesas
contra el ARA Libertad –un buque de guerra perteneciente a la Armada Argentina- que le
impidieron cumplir con su misión y obligaciones, afectan la inmunidad de la que goza ese
buque bajo el Derecho Internacional General (p. 98). Los intentos de las autoridades ghanesas
de abordar el ARA Libertad el día 7 de Noviembre y de trasladarlo por la fuerza a otro
amarradero sin la autorización de su Capitán y la posibilidad de que acciones de este tipo se
repitan, demuestran la gravedad de la situación y ponen de manifiesto la necesidad urgente de
medidas previas a la conformación del tribunal arbitral del Anexo VII.
·La urgencia de la situación requiere -en el marco del Artículo 290, inc. 5 de la Convención- que
el Tribunal prescriba medidas provisionales que aseguren en completo cumplimiento con las
normas aplicables del Derecho Internacional, más allá de preservar los derechos de las partes
(p.100).
Cumpliendo con lo ordenado por el Tribunal del Mar, las autoridades ghanesas autorizaron la
liberación y reaprovisionamiento de la Fragata. En consecuencia, el buque partió del puerto de
Tema el 19 de Diciembre con 143 tripulantes a bordo, tras haber estado 78 días retenida,
arribando al puerto de Mar del Plata en la República Argentina el 9 de enero de 2013.
Argentina presentó una solicitud de anulación de la orden de secuestro ante la misma Corte
Superior el día 9 de octubre, aduciendo por un lado que este Estado no estaba sujeto a la
jurisdicción de dicha Corte, y por el otro, que el ARA Libertad goza de inmunidad bajo las
normas del Derecho Internacional aplicables. La Corte Superior se negó a anular su orden
previa de secuestro del buque argentino, decisión que fue apelada por la República Argentina.
b.Sentencia de la Corte Suprema del 20 de junio de 2013
En vista a la medida cautelar dictada por el Tribunal del Mar, el Procurador General ghanés
presentó un recurso ante la Corte Suprema de Ghana, con el objeto de anular la orden de
embargo del ARA Libertad emitida por la Corte Superior, argumentando que dicha orden
implicaba una violación de las normas del Derecho Internacional Consuetudinario sobre la
inmunidad de buques de guerra.
En su decisión del 20 de junio de 2013[5] la Corte Suprema estuvo de acuerdo con el criterio
del Procurador General respecto a que la División Comercial de la Corte Superior había
cometido un error fundamental de derecho en el caso, emitiendo una orden de anulación de
estas decisiones, con los siguientes fundamentos:
·La Corte Suprema de Ghana no puede aplicar las normas de la Convemar per se, habida
cuenta que no han sido transformadas en normas internas, aunque mantienen su vigencia en
cuanto a las relaciones externas del Estado, en el marco del sistema dualista que impera en
dicho país. Más allá de lo cual, deja sentado que “algunas de las disposiciones de la Convemar
se han convertido en Derecho Internacional Consuetudinario a través de la práctica de los
Estados.Esta Costumbre Internacional deberá, por lo tanto, surtir efecto en el derecho interno
ghanés, como parte de su common law”.
·Es por ello que la Corte se dedica a constatar la existencia de las normas consuetudinarias
que reconozcan la inmunidad de los buques de guerra, afirmando que “no hay duda que, bajo
el Derecho Internacional Consuetudinario, los buques de guerra gozan de inmunidad soberana
en puertos extranjeros”.Cita a tales efectos el fallo de la Corte Suprema de los Estados Unidos
de 1812 “The Schooner Exchange v. Mc Faddan”.
·El ordenamiento jurídico ghanés adhiere a la posición según la cual “la propiedad de un
Estado extranjero que se usa o pretende ser usada en conexión con una actividad militar o se
encuentra bajo el control de una autoridad militar o agencia de defensa es inmune a un
embargo preventivo y a la subsiguiente ejecución, arresto, secuestro o incautación”.
·La cláusula de renuncia a la inmunidad, contenida en los bonos emitidos por la Argentina, no
puede ser utilizada válidamente como título ejecutivo contra bienes militares. Aún si la
soberanía implicara que un Estado soberano pueda renunciar al ejercicio de la misma, las
disposicionesde orden público del Estado del foro pueden imponer a sus tribunales rechazar
una renuncia de soberanía sobre un buque de guerra.
·El embargo de un bien militar extranjero situado en Ghana en ejecución de una deuda
extranjera es contrario al orden público fundamental de Ghana, pues pone ciertamente en
peligro la paz y seguridad de este país. El derecho de un Estado Soberano a renunciar a su
inmunidad soberana en relación a sus activos militares a través de una cláusula contractual no
debería ser reconocido por el ordenamiento jurídico ghanés en virtud de las implicancias
relativas al orden público antes mencionadas.
·El magistrado de la Corte Superior cometió un error fundamental al sostener que, en
virtud de una cláusula de renuncia contractual, dicha instancia disponía de jurisdicción
para embargar un buque de guerra. Por medio de esa decisión, el juez creó una nueva
norma susceptible de poner en peligro la paz y la seguridad de Ghana. La orden de
embargar el ARA Libertad, un buque de guerra, fue palmaria y fundamentalmente errónea en
derecho.
Aparte de anular la decisión del tribunal inferior, la Corte estableció en su sentencia que todos
los tribunales ghaneses están obligados a seguir y aplicar el derecho tal como fue clarificado en
este caso. Por lo tanto, los tribunales ghaneses no deberán adoptarninguna otra medida
coercitiva sobre activos militares de Estados soberanos en ejecución de sentencias extranjeras,
aún cuando el Estado en cuestión haya renunciado a su soberanía.Es de destacar que,
tratándose de un sistema jurídico que funciona bajo las reglas del common law, esta decisión
constituye una garantía de no repetición, misma que había sido exigida por la Argentina en el
proceso arbitral, como consecuencia de la responsabilidad que se le imputaba a Ghana.
Uno de los aspectos más salientes del fallo y del caso en general es su sustancial aporte al
Derecho Internacional Público, habida cuenta que un tribunal interno de máximo nivel (la Corte
Suprema de Ghana) confirma un año después el criterio establecido por la Corte Internacional
de Justicia en el caso Inmunidades jurisdiccionales del Estado, en cuanto a que las normas
fundamentales incluidas en la Convención de las Naciones Unidas sobre las Inmunidades
Jurisdiccionales de los Estados y de sus Bienes, forman parte de la Costumbre Internacional y,
por lo tanto, directamente aplicables y exigibles en los tribunales, tanto internos como
internacionales, aún cuando dicha Convención no ha entrado en vigencia[7].
Tal es el caso de la inmunidad de ejecución de los bienes del Estado utilizados para fines
oficiales no comerciales, los cuales no se verán afectados aún si el Estado hubiera consentido
expresamente la adopción de medidas coercitivas sobre sus bienes (Artículo 19). Asimismo, el
reconocimiento y la protección de clases especiales de bienes del Estado, tales como los
militares, diplomáticos o los pertenecientes al banco central (Artículo 20).
En el mismo sentido, queda claramente establecido el principio por el cual la renuncia que
pudiera hacer un Estado a su inmunidad de jurisdicción (a través de un tratado, un contrato o
una declaración) no implica una renuncia a la inmunidad de ejecución de la que gozan sus
bienes, sino que será necesaria una renuncia expresa y específica en tal sentido.
Es por ello que, al mismo tiempoque apeló la decisión de la Corte Superior de Ghana ante la
Corte Suprema de ese país, la Argentina inició un procedimiento arbitral obligatorio contra
dicho Estado, bajo las normas del Anexo VII de la Convemar.
El arbitraje en el marco de la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya fue iniciado por
Argentina en contra de Ghana el 30 de octubre de 2012, en relación con la disputa
concerniente a la detención de la Fragata argentina ARA Libertad y a las medidas judiciales
adoptadas por Ghana en relación con esa Fragata.
En el acuerdo firmado con Argentina, Ghana se ha comprometido a dar muy amplia difusión a
la Sentencia de su Suprema Corte ante la comunidad internacional en el ámbito de múltiples
organismos internacionales incluyendo a todos los miembros de las Naciones Unidas, de la
Unión Africana, así como a todos los Estados Partes de la Convención de las Naciones Unidas
sobre el Derecho del Mar y al Tribunal de Hamburgo. La Sentencia también tendrá amplia
difusión en otros organismos regionales, tales como la ECOWAS (Comunidad Económica de
los Estados de África Occidental).
Además, ambos países en la próxima cumbre "África -América del Sur" se proponen presentar
la experiencia que han recogido en materia de solución pacífica de controversias, instancia en
que la Argentina destacará la necesidad de evitar que la acción de los denominados "fondos
buitres" pueda poner en riesgo las relaciones de amistad entre países en desarrollo.
La Argentina, aún cuando reserva su posición en cuanto a la interpretación por parte de los
tribunales de Ghana a las normas aplicables al caso, consideró que la sentencia de la Corte
Suprema de Ghana a la que hicimos referencia anteriormente, su difusión en el plano
internacional y lo manifestado por el Gobierno de Ghana formalmente “constituye satisfacción
suficiente para reparar el daño ocasionado por el embargo sobre el buque de guerra argentino
–Fragata ARA Libertad- dictado por un tribunal de Ghana en violación de la obligación
internacional de respetar la inmunidad de la que goza el mencionado buque, de conformidad
con el Art. 32 de la Convemar así como con las reglas bien establecidas de derecho
internacional general o consuetudinario en la materia”[8]
Hemos elegido trabajar sobre este caso habida cuenta que en fecha reciente tuvo su
conclusión legal y debido a la riqueza jurídica del mismo. Si bien hemos procurado centrar
nuestro trabajo en la inmunidad de ejecución de la que gozan los Estados y sus bienes, un
análisis detallado del caso nos obligó a recorrer distintas instancias judiciales, tanto internas
como internacionales, así como la utilización de otros medios de solución pacífica de las
controversias internacionales (arbitraje, negociación). Asimismo, podemos encontrar
combinados en un mismo caso temas centrales del Derecho Internacional Público, tales como
la inmunidad de jurisdicción y de ejecución de los Estados, responsabilidad de los Estados por
hechos internacionalmente ilícitos y modos de reparación, adicionalmente a los ya
mencionados.
Por otro lado, en el “caso de la Fragata” quedó en evidencia que, contrariamente a los que
muchos analistas auguraron, el gran desarrollo del Derecho Internacional Público durante el
siglo XX y lo que va del siglo XXI no produjo un debilitamiento de la soberanía, al menos para
aquellos Estados con voluntad de ejercerla.