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Fue un prólogo peculiarmente corto de una historia increíble que me llevaría a un viaje
histórico a través de reinos autoproclamados, disputas territoriales, anomalías
históricas y el Reino Unido en la Guerra Mundial.
Y, por improbable que parezca, la historia incluye estaciones de radio piratas y pesca de
berberechos.
Nunca antes había recibido un email de un príncipe, y era poco probable que volviera
a pasar.
Lo que estaba ante mí era la historia de Sealand, un pequeño principado frente a la
costa inglesa que afirma ser el país más pequeño del mundo.
Fue erigida por primera vez en 1942 y bautizada como HM Fort Roughs.
Este fuerte marítimo de la armada se sitúa fuera del límite territorial de Reino Unido en
el Mar del Norte.
Llegó a estar ocupado por hasta 300 miembros del personal de la Royal Navy en el
apogeo de la guerra.
Eso fue hasta que en 1966, un ex militar del ejército británico lo ocupó, dando lugar
a una nueva y diminuta micronación.
Desembarcar requiere desafiar el azote del viento y el rugir de las olas mientras una
grúa eleva a las personas.
Aquí, en este lugar solitario del Mar del Norte, nacieron sueños, consiguieron
liberarse de la autoridad y gobernó la excentricidad británica en toda su pompa.
Cuatro días después del mail, el príncipe Michael de Sealand respondió a mi llamada.
Y estaba listo para divulgar la historia de Sealand, que en gran medida sigue siendo
desconocida por el resto del mundo.
"Tenía solo 14 años cuando viajé allí por primera vez durante mis vacaciones escolares
de verano para ayudar a mi padre, y pensé que solo sería una aventura de seis semanas",
cuenta desde su casa principal, un bungaló en la costa de Essex.
Derechos de autor de la imagenPAImage caption. La moneda de Sealand no es reconocida afuera del
territorio.
"Ciertamente no pensé que sería una historia que se alargaría 50 años", dice.
"A veces nos quedábamos durante meses, esperando que el bote traiga suministros del
continente. Miraba hacia el horizonte y todo lo que podía ver desde la mañana hasta la
noche era el Mar del Norte", añade.
Ningún país reconoce formalmente a Sealand, pero el príncipe Michael dice que la
micronación nunca ha pedido ese reconocimiento.
Época de guerra
Por su tamaño, que en el caso de Sealand es solo 0,004 km2, las micronaciones
requieren que repensemos nuestro sentido de escala.
Para George Dunford, coautor del libro Micronations: The Lonely Planet Guide to
Home-Made Nations, hay dos factores: por un lado, la insatisfacción con su gobierno
actual y, por otro, el "querer hacer las cosas de otra manera".
"Sealand es un caso especial porque se ha salido con la suya durante tanto tiempo y ha
conseguido eludir las leyes", dice Dunford.
"En Estados Unidos, la familia hubiera sido vista como una panda de disidentes, pero el
Reino Unido de la década de los 60 era un lugar más tolerante, y los burócratas
probablemente pensaron que costaba menos dejar las cosas así que abordar el
problema", añade.
Legislación
"Hubo algunos intentos de poner las cosas en orden y también de comprarla, pero
Sealand sobrevivió. Es un verdadero sobreviviente de la comunidad de micronaciones".
"Hace que las micronaciones intenten que otros Estados las reconozcan. Sealand evita
esto diciendo que es un Estado soberano con su propio gobernante", añade.
Cada nación tiene una historia sobre su origen, pero la de Sealand es kafkiana.
Comienza en 1965 cuando el padre del príncipe Michael, Paddy Roy Bates, un
exmayor del ejército británico convertido en pescador, lanzó Radio Essex.
Esta estación de radio pirata se encontraba en alta mar en Knock John, otro fuerte naval
en desuso cerca del de HM Fort Roughs.
Tal era la popularidad de las estaciones marinas ilegales en ese momento que el
gobierno de Reino Unido llegó a implementar la Ley de Delitos de Radiodifusión
Marina de 1967.
Al ver una oportunidad, Bates trasladó sus operaciones al fuerte HM Fort Roughs, que
estaba situado en aguas internacionales.
Al igual que Knock John, no tenía inquilinos y estaba en mal estado, y, legalmente o
no, Bates asumió el control del puesto en la víspera de Navidad de 1966.
Pero en la vida diaria, este bohemio estilo de vida se llevó a cabo a un nivel mucho
más básico.
Hay una bandera, un equipo de fútbol y un himno, mientras que la moneda lleva el
retrato de la "princesa Joan" y se han emitido alrededor de 500 pasaportes.
El lema de la micronación, sobre el cual el príncipe Michael y sus tres hijos (James,
Liam y Charlotte) y su segunda esposa (Mei Shi) continúan la dinastía Sealand, refleja
un amor por la independencia sin cadenas.
"El gobierno del Reino Unido fue el primero en atacarlo porque quería cerrar su
estación de radio pirata. Y desde entonces, hemos luchado hasta el final contra el
gobierno británico, y hemos ganado. Sealand aún mantiene su independencia".
Asalto nocturno
Sus miembros fueron capturados a punta de pistola por la familia Bates y retenidos
como rehenes.
"Esto hizo que el embajador alemán y a una delegación oficial llegada de Londres en
helicóptero mantuviera con nosotros negociaciones para la liberación", dice el
príncipe Michael con indiferencia, minimizando el drama del incidente.
Solo es posible visitar la plataforma con una invitación oficial del príncipe, y más allá
de unas pocas personas de mantenimiento, actualmente nadie vive aquí.
"Sealand siempre tuvo una posición muy precaria, pero el príncipe actual dirige el lugar
con más calma estos días", dijo Dunford.
"Eso es lo que me encanta de las micronaciones. La forma en que parodian la pompa del
nacionalismo real es fabulosa".
Petición de ciudadanía
Sealand recibe más de 100 correos electrónicos al día, con solicitudes de ciudadanos
aspirantes que van de Delhi a Tokio y que están dispuestos a jurar lealtad a la bandera.
"Vivimos en una sociedad en la que a la gente no le gusta que le digan lo que tiene que
hacer, y a todos les encanta la idea de libertad".
Este artículo forma parte de una serie de BBC Travel que tiene como objetivo
profundizar en el lado lúdico de la geografía.