Está en la página 1de 11

Pero como se va a insistir mucho en el siglo XX, retomando la historia de muchos

pensadores que a lo largo de la historia de la filosofía no fueron ubicados en el mainstream


oficial: el «ser» antes que nada es una palabra. «Ser» antes de ser lo que es, es una palabra: la
palabra «ser». Del mismo modo que todo es una palabra y la palabra «todo» es una palabra.
Si todo, antes que nada, es texto, entonces hay una democratización ontológica que rompe
cualquier escalera o árbol jerárquico. «Nada hay fuera del texto», dice Derrida: el ser, Dios, la
verdad, el bien antes que nada y después de todo, son meras palabras…

Actividades posteriores a la lectura


1. ¿Qué relación encuentra el autor entre la filosofía, la ciencia y el arte?
2. ¿Qué tienen en común un rompecabezas y el pensamiento de los primeros
filósofos (Tales, Anaximandro, etc.)?

PERMANENCIA Y CAMBIO (selección de fragmentos de El mundo de Sofía, de Jostein


Gaarder)

Desde aproximadamente el año 500 a. de C. vivieron unos filósofos en la colonia griega


de Elea en el sur de Italia, y estos eleatos se preocuparon por cuestiones de ese tipo. El más
conocido era Parménides (aprox. 510-470 a. de C).

Parménides pensaba que todo lo que hay ha existido siempre, lo que era una idea muy
corriente entre los griegos. Daban más o menos por sentado que todo lo que existe en el
mundo es eterno. Nada puede surgir de la nada, pensaba Parménides. Y algo que existe,
tampoco se puede convertir en nada. Pero Parménides fue más lejos que la mayoría. Pensaba
que ningún verdadero cambio era posible. No hay nada que se pueda convertir en algo
diferente a lo que es exactamente.

Desde luego que Parménides sabía que precisamente la naturaleza muestra cambios
constantes. Con los sentidos observaba cómo cambiaban las cosas, pero esto no concordaba
con lo que le decía la razón. No obstante, cuando se vio forzado a elegir entre fiarse de sus
sentidos o de su razón, optó por la razón.

Conocemos la expresión: «Si no lo veo, no lo creo». Pero Parménides no lo creía ni


siquiera cuando lo veía. Pensaba que los sentidos nos ofrecen una imagen errónea del mundo,
una imagen que no concuerda con la razón de los seres humanos. Como filósofo, consideraba
que era su obligación descubrir toda clase de «ilusiones».

Esta fuerte fe en la razón humana se llama racionalismo. Un racionalista es el que tiene


una gran fe en la razón de las personas como fuente de sus conocimientos sobre el mundo.

Todo fluye

40
Al mismo tiempo que Parménides, vivió Heráclito (aprox. 540-480 a. de C.) de Éfeso en
Asia Menor. Él pensaba que precisamente los cambios constantes eran los rasgos más básicos
de la naturaleza. Podríamos decir que Heráclito tenía más fe en lo que le decían sus sentidos
que Parménides.

—«Todo fluye», dijo Heráclito. Todo está en movimiento y nada dura eternamente.

Por eso no podemos «descender dos veces al mismo río», pues cuando desciendo al río
por segunda vez, ni yo ni el río somos los mismos. Heráclito también señaló el hecho de que
el mundo está caracterizado por constantes contradicciones.

Si no estuviéramos nunca enfermos, no entenderíamos lo que significa estar sano. Si no


tuviéramos nunca hambre, no sabríamos apreciar estar saciados. Si no hubiera nunca guerra,
no sabríamos valorar la paz, y si no hubiera nunca invierno, no nos daríamos cuenta de la
primavera.

Tanto el bien como el mal tienen un lugar necesario en el Todo, decía Heráclito. Y si no
hubiera un constante juego entre los contrastes, el mundo dejaría de existir.

«Dios es día y noche, invierno y verano, guerra y paz, hambre y saciedad», decía.
Emplea la palabra «Dios», pero es evidente que se refiere a algo muy distinto a los dioses de
los que hablaban los mitos. Para Heráclito, Dios —o lo divino— es algo que abarca a todo el
mundo. Dios se muestra precisamente en esa naturaleza llena de contradicciones y en
constante cambio.

En lugar de la palabra «Dios», emplea a menudo la palabra griega logos, que significa
razón. Aunque las personas no hemos pensado siempre del mismo modo, ni hemos tenido la
misma razón, Heráclito opinaba que tiene que haber una especie de «razón universal» que
dirige todo lo que sucede en la naturaleza. Esta «razón universal» —o «ley natural»— es algo
común para todos y por la cual todos tienen que guiarse. Y, sin embargo, la mayoría vive
según su propia razón, decía Heráclito. No tenía, en general, muy buena opinión de su
prójimo. «Las opiniones de la mayor parte de la gente pueden compararse con los juegos
infantiles», decía.

En medio de todos esos cambios y contradicciones en la naturaleza, Heráclito veía, pues,


una unidad o un todo. Este «algo», que era la base de todo, él lo llamaba «Dios» o «logos»

41
HERÁCLITO DE ÉFESO (535 a.C.-484 a.C. aprox.)

1) “Aunque éste, mi discurso (logos), existe


siempre los hombres se vuelven incapaces de comprenderlo
tanto antes de oírlo como una vez que lo han oído;
Pues aun cuando todo sucede conforme a este discurso
parecen no tener experiencia de él, teniéndola sin embargo
de palabras y obras tales como las que yo expongo cuando
distingo cada cosa según su naturaleza y exhibo cómo es;
Pero al resto de los hombres les pasa inadvertido
cuanto hacen despiertos, de la misma manera que les pasa
inadvertido cuanto hacen mientras duermen.”
2) “Mientras éste, mis discurso, es común, la
mayoría vive como si tuviera una mente propia.”
3) “Para los que entran en los mismos ríos, aguas fluyen otras y otras.”
4) “La mayoría no repara en aquellas cosas con
las que se topa, ni las conoce aunque las haya aprendido,
pero así lo imagina.”
5) “Incapaces de comprender habiendo oído, a
sordos se asemejan;
De ellos da testimonio el proverbio “aunque presentes,
están ausentes”
6) “No entienden cómo lo divergente converge
consigo mismo: armonía de tensiones opuestas, como la del
arco y la lira.”
7) “Armonía invisible mejor que la visible.”
8) “La naturaleza ama ocultarse.”

PARMÉNIDES DE ELEA (530 a.C.- 470 a.C. aprox.)

“Es necesario que te informes de todo: tanto del corazón


imperturbable de la bien redondeada verdad, como de las
opiniones de los mortales, en las que no hay verdadera
convicción.
No obstante, también aprenderás esto: cómo hubiera sido
necesario que las opiniones existiesen realmente abarcando todo
incesantemente. Y bien, yo diré cuáles únicos caminos de
investigación hay para pensar:

42
Uno, que es y que no es posible no ser, es el camino de la persuasión, pues acompaña la
verdad;
El otro, que no es y que es necesario no ser. Te enuncio que este sendero es
completamente incognoscible, pues no conocerás lo que no es ni lo mencionarás.
(…) pues lo mismo es pensar y ser
Es posible ser y la nada no es. Esto te ordeno que proclames:
Pues comenzarás por este primer camino de investigación y luego por aquel por el que
deambulan los mortales que nada saben,
Bicéfalos (…) son llevados como ciegos y sordos, estupefactos, gente sin capacidad de
juzgar, que considera que ser y no ser son lo mismo y no lo mismo.”

Actividades posteriores a la lectura


Luego de haber leído los fragmentos de Heráclito y de Parménides respondé las
siguientes preguntas:

1) ¿Qué elementos de los fragmentos te llamaron la atención? ¿Por qué?


2) ¿Encontrás alguna similitud o diferencia entre los dos filósofos?
¿Cuál/es?
3) ¿Qué dicen los autores sobre las opiniones de los seres humanos?
¿Estás de acuerdo con alguno de ellos? ¿Por qué? estas preguntas sirven como modelo de examen

4) ¿Por qué creés que a Heráclito le llamaban “el oscuro”?


5) ¿Quiénes son aquellos que parecen estar sordos o ausentes para estos
pensadores? ¿Por qué creés que Parménides dice que son gente sin capacidad de
juzgar?
6) ¿Qué ejemplos, aparte del de la lira, se te ocurren para pensar que la
armonía puede surgir de la tensión entre opuestos?
7) Leé el siguiente fragmento y respondé las preguntas que siguen a
continuación:

“El barco en el cual volvieron desde Creta Teseo y los jóvenes de Atenas tenía treinta remos,
y los atenienses lo conservaban desde la época de Demetrio de Falero, ya que retiraban las tablas
estropeadas y las reemplazaban por unas nuevas y más resistentes, de modo que este barco se había
convertido en un ejemplo entre los filósofos sobre la identidad de las cosas que crecen; un grupo
defendía que el barco continuaba siendo el mismo, mientras el otro aseguraba que no lo era.”

a) Si al barco le cambiamos todas sus piezas, ¿sigue siendo el mismo? ¿Por qué?
b) Supongamos que a lo largo del proceso de transformación del barco fuimos
guardando cada una de las piezas originales en un depósito. Finalmente, un día
decidimos ensamblarlas todas de nuevo para construir otro barco. ¿Podría decirse en
este caso que uno de los dos barcos es el auténtico? ¿Cuál sería? ¿Por qué?

43
8) Leé el siguiente fragmento de Alicia en el país de las maravillas, de
Lewis Carroll:
“Me pregunto si he cambiado en la noche. Déjame pensar. ¿Era la misma persona
cuando me levante esta mañana? Casi pienso que puedo recordar sentirme un poco diferente.
Pero si no soy la misma, la siguiente pregunta es ¿quién soy en el mundo? ¡Ese es el gran
acertijo!”
Teniendo en cuenta lo que leíste sobre Heráclito y Parménides y tu
opinión personal, ¿qué respuesta le darías a las preguntas
formuladas por Alicia en el fragmento anterior? ¿Y a los albañiles?

SOFISTAS (selección de fragmentos de El mundo de Sofía)


El hombre en el centro
Desde aproximadamente el año 450 a. de C., Atenas se convirtió en el centro cultural del
mundo griego. Y también la filosofía tomó un nuevo rumbo. Los filósofos de la naturaleza
fueron ante todo investigadores de la naturaleza. Por ello ocupan también un importante
lugar en la historia de la ciencia.
En Atenas, el interés comenzó a centrarse en el ser humano y en el lugar de éste en la
sociedad. En Atenas se iba desarrollando una democracia con asamblea popular y tribunales
de justicia. Una condición previa de la democracia era que el pueblo recibiera la enseñanza
necesaria para poder participar en el proceso de democratización. También en nuestros días
sabemos que una joven democracia requiere que el pueblo reciba una buena enseñanza. En
Atenas, por lo tanto, era muy importante dominar, sobre todo, el arte de la retórica.
Desde las colonias griegas, pronto acudió a Atenas un gran grupo de profesores y
filósofos errantes. Estos se llamaban a sí mismos sofistas. La palabra sofista significa persona
sabia o hábil. En Atenas los sofistas vivían de enseñar a los ciudadanos.
Los sofistas tenían un importante rasgo en común con los filósofos de la naturaleza: el
adoptar una postura crítica ante los mitos tradicionales. Pero, al mismo tiempo, los sofistas
44
rechazaron lo que entendían como especulaciones filosóficas inútiles. Opinaban que, aunque
quizás existiera una respuesta a las preguntas filosóficas, los seres humanos no serían capaces
de encontrar respuestas seguras a los misterios de la naturaleza y del universo. Ese punto de
vista se llama escepticismo en filosofía.
Pero aunque no seamos capaces de encontrar la respuesta a todos los enigmas de la
naturaleza, sabemos que somos seres humanos obligados a convivir en sociedad. Los sofistas
optaron por interesarse por el ser humano y por su lugar en la sociedad.
El hombre es la medida de todas las cosas, decía el sofista Protágoras, con lo que quería
decir que siempre hay que valorar lo que es bueno o malo, correcto o equivocado, en relación
con las necesidades del hombre. Cuando le preguntaron si creía en los dioses griegos,
contestó que el asunto es complicado y la vida humana es breve. A los que, como él, no saben
pronunciarse con seguridad sobre la pregunta de si existe o no un dios, los llamamos
agnósticos.
Los sofistas viajaron mucho por el mundo, y habían visto muchos regímenes distintos.
Podían variar mucho, de un lugar a otro, las costumbres y las leyes de los Estados. De ese
modo, los sofistas crearon un debate en Atenas sobre qué era lo que estaba determinado por
la naturaleza y qué creado por la sociedad. Así pusieron los cimientos de una crítica social en
la ciudad-estado de Atenas.
Señalaron, por ejemplo, que expresiones tales como «pudor natural» no siempre
concordaban con la realidad. Porque si es natural tener pudor, tiene que ser algo innato. ¿Pero
es innato, Sofía, o es un sentimiento creado por la sociedad? A una persona que ha viajado
por el mundo, la respuesta le resulta fácil: no es natural o innato tener miedo a mostrarse
desnudo. El pudor, o la falta de pudor, está relacionado con las costumbres de la sociedad.
Como podrás entender, los sofistas errantes crearon amargos debates en la sociedad
ateniense, señalando que no había normas absolutas sobre lo que es correcto o erróneo.
Sócrates, por otra parte, intentó mostrar que sí existen algunas normas absolutas y
universales.

Actividades

1) ¿Quiénes eran llamados “sofistas” en la Antigua Grecia?


2) ¿Qué juicios de valor existían sobre ellos?
3) ¿A qué se dedicaban? ¿Qué valores defendían?

PROTÁGORAS DE ABDERA (485 a.C.-411 a.C. aprox.)


“El hombre es la medida de todas las cosas.”

GORGIAS DE LEONTINOS (480 a.C.- 380 a.C. aprox)

Actividades previas a la lectura


45
1) Buscá información sobre Helena de Troya. ¿Por qué era considerada
una figura importante por los griegos?
2) ¿Creés que tenían una valoración positiva de ella? ¿Por qué?
3) ¿Creés que hoy en día sería juzgada de la misma manera? ¿Por qué?

Encomio de Helena, Gorgias de Leontinos


Decoro para una ciudad es la hombría, para un cuerpo la belleza, para un alma la
sabiduría, para una acción la virtud, para una palabra la verdad. Lo contrario de esto es
indecoroso. Para un hombre y una mujer, para una palabra y una obra, para una ciudad y
una acción, es preciso que lo digno de elogio se honre con elogio y que lo indigno se cubra de
vituperio, pues tan erróneo y necio es vituperar lo elogiable como elogiar lo reprobable. Es
propio del mismo hombre decir correctamente lo conveniente y refutar [...] a los que
vituperan a Helena, mujer sobre la que unísona y unánime ha sido tanto la opinión de los que
han escuchado a los poetas como la fama del nombre, por lo que se ha convertido en memoria
de las desgracias.
Mas yo quiero, aportando una argumentación con mi discurso, suprimir la acusación
contra esta mujer de mala fama y, demostrando que mienten los que la vituperan y
mostrando la verdad, suprimir la ignorancia. Ciertamente que por naturaleza y linaje fue de
lo primero de los primeros hombres y mujeres la mujer sobre la que trata este discurso, ni tan
siquiera unos pocos lo ignoran. Porque se sabe que su madre fue Leda, su padre un ser
divino, aunque considerado mortal, Tíndaro y Zeus, de los que éste, por serlo, lo parecía, y
aquel, por manifestarlo, no fue aceptado; el primero era el mejor de los hombres y el segundo,
señor de todos. Nacida de tales padres tuvo la belleza de una diosa, que supo coger sin
esconder. Muchísimos deseos de amor despertó en muchísimos y en un sólo cuerpo reunió
muchos cuerpos de hombres de altos pensamientos en altas empresas; de ellos, unos poseían
gran riqueza, otros reputación de antigua nobleza, otros vigor de poder personal, otros
capacidad de sabiduría adquirida; todos llegaban movidos por amor de victoria y por
invencible deseo de honores. Quién, por qué y cómo satisfizo su amor con Helena, no lo diré,
pues el decir a los que saben cosas que saben otorga crédito, pero no produce deleite.
Pasando por alto ahora en mi discurso aquel tiempo, comenzaré el argumento que voy a
exponer y presentaré las causas que explican como cosa natural la marcha de Helena a Troya.
Pues o por designios de Fortuna, por decisiones de dioses y por decretos de Necesidad hizo lo
que hizo, o raptada por fuerza o persuadida por palabras o cautivada por amor. Ahora bien,
si fue por lo primero, el acusador es digno de ser acusado, pues un deseo de un dios no puede
ser obstaculizado por una previsión humana. Es efectivamente un hecho natural que lo más
fuerte no sea obstaculizado por lo más débil, sino que lo débil sea dominado y dirigido por lo
más fuerte, y que lo fuerte dirija y lo débil le siga. Y un dios es más fuerte que un hombre,
tanto en fuerza y sabiduría como en lo demás. Así pues, si hay que atribuir la causa a la
Fortuna o al dios, a Helena hay que absolverla de la infamia. Si por fuerza fue raptada,
46
ilegalmente forzada e injustamente maltratada, es claro que el raptor como ofensor cometió
injusticia, mientras la raptada como maltratada sufrió la desdicha. Es justo, pues, que el
bárbaro que emprendió una bárbara empresa de palabra, por ley y de obra obtenga su
merecido: de palabra su culpa, por ley su deshonor y de obra su castigo. Mas la que fue
forzada, privada de su patria y despojada de sus amigos, ¿cómo no habría de ser con razón
compadecida más bien que difamada? El hizo cosas terribles, ella las sufrió. Es justo, por
tanto, que ella sea compadecida y él detestado.
Si fue la palabra la que la persuadió y engañó a su alma, tampoco en este caso es difícil
defenderla y rechazar la culpabilidad de esta manera: la palabra es un gran soberano que, con
un cuerpo pequeñísimo y sumamente invisible, consigue efectos realmente divinos; puede ya
eliminar el miedo, ya suprimir el dolor, ya infundir alegría, ya aumentar la compasión. Que
esto es así voy a mostrarlo. Es necesario mostrarlo a los oyentes también mediante un ejemplo
por todos admitido; toda poesía la considero y califico como discurso con medida; a quien la
escucha le invade un estremecimiento lleno de temor, una compasión bañada en lágrimas y
un anhelo nostálgico, y frente a venturas y desgracias de acciones y personas ajenas el alma
sufre un sufrimiento peculiar por mediación de las palabras. Y ahora debo pasar de éste a
otro argumento. En efecto, los encantamientos inspirados mediante palabras son inductores
de placer y reductores de dolor. Pues, mezclado con la opinión del alma, la potencia del
encantamiento la hechiza, persuade y transforma con su magia. De magia y seducción dos
artes se inventaron, que son errores del alma y engaños de la opinión. ¡Cuántos a cuántos y en
cuántas cosas han persuadido y persuaden componiendo un falso discurso! Pues si todos en
todos los eventos tuvieran memoria de los pasados,<percepción> de los presentes y previsión
de los futuros, no tendría el discurso la misma fuerza ni actuaría de igual modo; lo cierto es
que en la presente situación no es posible ni recordar el pasado ni observar el presente ni
predecir el futuro; de modo que en la mayor parte de cuestiones la inmensa mayoría dispone
de la opinión como consejera de su alma, pero la opinión, siendo vacilante e insegura, empuja
a vacilantes e inseguros infortunios a los que se sirven de ella. Así pues, ¿qué impide pensar
que el relato también hechizase de igual modo a Helena en contra de su voluntad como si
hubiese sido raptada por violencia de unos violentos? Porque la fuerza de la persuasión en
modo alguno se parece por su modo de ser a la necesidad, pero tiene su misma potencia. Por
tanto, el discurso que persuadió al alma que persuadió, la forzó a obedecer las órdenes y a
estar de acuerdo con los actos. En consecuencia, el que ha persuadido, por haber forzado,
comete injusticia, mientras que la persuadida, por haber sido forzada por la palabra, en vano
es difamada. Puesto que la persuasión propia de la palabra modeló el alma a su voluntad, es
preciso aprender, en primer lugar, los discursos de los meteorólogos, quienes, enfrentando
opinión contra opinión, rechazando una e introduciendo otra, han hecho que doctrinas
increíbles y oscuras parezcan evidentes a los ojos de la opinión.
En segundo lugar, los concursos reglados de oratoria, en los que un solo discurso deleita
y persuade a gran multitud si es redactado con arte, aunque no haya sido pronunciado según
47
la verdad; y, finalmente, debates de discursos filosóficos, en los que se muestra que también
la rapidez de ingenio hace que resulte inconstante el crédito de la opinión. Guardan la misma
relación la potencia de la palabra respecto de la situación del alma y la prescripción de las
medicinas respecto dela naturaleza del cuerpo. Porque así como unas medicinas expulsan del
cuerpo unos humores y otras otros, y unas hacen cesar la enfermedad y otras la vida, así
también, de las palabras, unas producen dolor, otras deleite, unas asustan, otras infunden
ánimo a los oyentes, otras, con cierta persuasión perversa, envenenan el alma y la hechizan.
Así pues, se ha demostrado que, si Helena fue convencida por la palabra, no cometió una
injusticia, sino que sufrió una desgracia.
Ahora voy a exponer la cuarta causa en mi cuarto argumento. Si, efectivamente, fue
amor quien provocó todo esto, sin dificultad rehuirá la culpa de la falta que se dice ha
cometido. Pues las cosas que vemos tienen una naturaleza que no es la que nosotros
queremos, sino la que a cada una le ha correspondido, si bien, mediante la vista, el alma es
modelada incluso en sus sentimientos. Por ejemplo, cuando un ejército enemigo prepara
contra enemigos un orden de batalla de bronce y hierro, éste como medio de ataque y aquél
como protección, si la vista lo contempla, queda perturbada y perturba al alma, de modo que
muchas veces huyen aterrados pese a que el peligro sea futuro. Pues la firme verdad de la ley
queda desterrada por el miedo que procede de la vista, la cual, una vez que llega, hace que se
desatienda tanto la belleza definida por la ley como el bien que nace de la justicia. Además,
algunos, al ver escenas de terror, han perdido incluso la razón que poseen en ese preciso
momento; así es como el miedo ha sido capaz de ahogar y suprimir el pensamiento. Muchos
han caído en vanas preocupaciones, terribles enfermedades e incurables manías. Así es como
la vista ha grabado en la mente imágenes de las escenas vistas. Omito muchas de las
espantosas, si bien son semejantes las omitidas a las citadas. Por otra parte, los pintores,
cuando han logrado con perfección representar una sola persona y figura a partir de muchos
colores y modelos, deleitan la vista, y la fabricación de estatuas humanas y la elaboración de
esculturas proporcionan dulce espectáculo a los ojos. Así hay cosas que por su naturaleza
causan dolor a la vista, otras despiertan su deseo, y hay muchas que en muchos producen
deseo y anhelo de muchas metas y personas. Así pues, si la mirada de Helena, disfrutando
del cuerpo de Alejandro, transmitió a su alma deseo y porfía de amor, ¿por qué asombrarse?
Si el amor es un dios, con la fuerza divina de los dioses, ¿cómo el más débil iba a ser capaz de
repelerlo y rechazarlo? Y si es una enfermedad humana e ignorancia del alma, no hay que
censurarlo como falta, sino juzgarlo como desgracia, pues llega como llega, por trampas que
tiende Fortuna, no por decisiones de la mente, por imperativos de amor, no por cálculos
premeditados de un arte.
Así pues, ¿por qué se ha de considerar justa la infamia de Helena, quien, si hizo lo que
hizo ya estando enamorada ya persuadida por un discurso bien raptada con violencia bien
forzada por una divina fuerza, en los cuatro casos escapa a la acusación? He borrado con mi
discurso el deshonor de una mujer, he observado el acuerdo que establecí al principio de mi
48
discurso; he intentado abolir la injusticia de una infamia y la ignorancia de una opinión, he
querido escribir este discurso como encomio de Helena y como ejercicio lúdico para mí.
(Trad. de J. Solana Dueso, Sofistas. Testimonios y fragmentos. Barcelona, 1996.Círculo
de Lectores), pp. 155–160).

Actividades posteriores a la lectura

1) ¿Cuál es el objetivo
principal de Gorgias en este texto?
¿Qué estrategia emplea para ello?
¿Estás de acuerdo con los
argumentos que utiliza? ¿Por qué?
2) ¿Qué sostiene el autor
acerca del poder de las palabras?
¿Qué relación encontrás entre este
poder y el “ejercicio lúdico” que
Gorgias afirma estar llevando a cabo
a lo largo del texto?
3) ¿Creés que en realidad
le interesa limpiar el honor de
Helena? ¿Por qué?
4) ¿En qué medida
considerás vos que las palabras de
los demás pueden influir sobre
nuestras acciones? ¿Pensás que en
verdad tienen este efecto narcótico
del que habla Gorgias? ¿Qué
ejemplos reales se te ocurren para ilustrar esto?
5) ¿Qué relación existe, en definitiva, entre los discursos de los hombres y
la verdad? ¿Pensás que para Gorgias existe la verdad? ¿Y para vos? ¿Qué problemas
pueden surgir de la visión de Gorgias?
6) En el año 2016 el concepto de post-truth (post-verdad) fue elegido como
la palabra del año por Oxford Dictionaries. Buscá información acerca del significado
de este concepto y los contextos en que es normalmente utilizado. ¿Qué relación
podés establecer entre este término y la manera en que Gorgias escribe en su
“Encomio de Helena”?
7) Observá atentamente la historieta de Quino que aparece en esta
sección. ¿Quiénes son los personajes presentes en ella? ¿Qué está queriendo
transmitir con ella? ¿Cómo se emparenta con las ideas de Gorgias acerca del poder
de las palabras?

49
8) La siguiente canción se llama Ich will y pertenece a la banda
Rammstein. ¿Quién creés que habla? ¿A quién le está hablando? ¿Qué desea y por
qué? ¿Cómo lo puede conseguir?
Hört ihr mich?/ ¿me oyen?
Ich will/Yo quiero
Könnt ihr mich hören?/ ¿Pueden oírme?
Ich will dass ihr mir vertraut/ Yo quiero que
Wir hören Dich/ Nosotros te oímos (coro)
confíen en mí
Könnt ihr mich sehen?/ ¿Pueden verme?
Ich will dass ihr mir glaubt/ Yo quiero que me
Wir sehen Dich/ Nosotros te vemos (coro)
crean
Könnt ihr mich fühlen?/ ¿Pueden sentirme?
Ich will eure Blicke spüren/ Yo quiero sentir sus
Wir fühlen dich/ Nosotros te sentimos (coro)
miradas
Ich versteh euch nicht/ Yo no los entiendo
Ich will jeden Herzschlag kontrollieren/ Yo quiero
controlar cada latido
Rammstein
Ich will eure Stimmen hören/ Yo quiero oír sus
voces
Ich will die Ruhe stören / Yo quiero perturbar la
calma
Ich will dass ihr mich gut seht/ Yo quiero que me
vean con buenos ojos
Ich will dass ihr mich versteht/ Yo quiero que me
entiendan

Ich will eure Phantasie/ Yo quiero su fantasía


Ich will eure Energie/ Yo quiero su energía
Ich will eure Hände sehen/ Yo quiero ver sus
manos
Ich will in Beifall untergehen/ Yo quiero sucumbir
a sus aplausos

Seht ihr mich?/ ¿Me ven?


Versteht ihr mich?/ ¿me entienden?
Fühlt ihr mich?/ ¿me sienten?

SÓCRATES (470 a.C.-399 a.C.)

“Sólo sé que no sé nada”,


Sócrates

(Selección de fragmentos del libro Principios de filosofía,


de Adolfo Carpio)

“Como suele suceder en momentos de crisis, apareció el


hombre capaz de desenmascarar la debilidad esencial del
punto de vista sofístico, una personalidad destinada, si no a
50

También podría gustarte