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FICHA DE LECTURA
Nombre
CARLOSestudiante
ALFREDO PONCE CALDERON
Datos bibliográficos
Hülsz, E. (2011). Lógos: Heráclito y los orígenes de la filosofía. México, México: Facultad
de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México., p. 16-
29. https://www.academia.edu/7378490/Logos_Her%C3%A1clito_y_los_or%C3%A
Dgenes_de_la_filosof%C3%ADa_2011_
No. Paginas
14 paginas
¿Qué fue Heráclito? Lo conocemos por la famosa expresión que se le ha atribuido, “todo
fluye”, expresión que al parecer no es de él y esto es los que mucha gente sabe de este
filosofo, pero esto no constituye el núcleo de su pensamiento, ya que como lo afirma
Aristóteles, quien describe la doctrina de Heráclito con la afirmación de que “Todas las cosas
están en movimiento, nada esta fijo”. Llegando a concluir que su pensamiento es claro al decir
que no hay ninguna cosa estable, que nada permanece, dando por averiguada la irrealidad de
lo real. La filosofía de Heráclito nos enseña, en efecto, que la realidad cambia constantemente,
que pertenece a su naturaleza esencial el cambiar; pero esto no debe interpretarse como si,
para él, no hubiese en absoluto una realidad cambiante. Critica constantemente a los sabios de
su época de forma burlona y asienta las fases del significado de la palabra filosofía dándonos a
entender que la filosofía es pensamiento que da razón del ser, y esa razón que ella da sólo puede
poseerse preguntando.
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✓ Basado en los fragmentos del libro de Heráclito, nuestro autor hace un estudio
sistemático de carácter filosófico, para ayudarnos a comprender el mensaje claro
de nuestro filósofo y aporte a la humanidad.
✓ El capítulo estudiado intenta servir como introducción general, plantea el problema
de la contextualización histórica de Heráclito, en estrecha conexión con la cuestión
de la definición de la filosofía y su origen histórico.
Ejercicio hermenéutico
Heráclito, (544-ap. 483 a. n. e.). natural de Éfeso (Asia menor), de linaje aristocrático. Su obra
nos ha llegado por fragmentos, llamada “De la naturaleza”. Según Heráclito, la sustancia primera
de la naturaleza es el fuego, la más susceptible de cambios y la más móvil. Para Heráclito del
fuego proceden el mundo entero. Hombre de temperamento melancólico, que gustaba mucho
de vivir apartado y solitario, expresando infinidades de veces su desprecio hacia la grey del vulgo
y también hacia los personajes eminentes de su época; llegó a decir a sus paisanos: “los efesios -
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harían bien en ahorcarse todos los que son adultos, y dejar la ciudad a los muchachos que aun
Heráclito manifiesta su opinión respecto a Homero en esta frase: “Homero merece ser
expulsado de las listas de los certámenes y azotado, lo mismo que Arquíloco”. También realizaba
podemos ver es constante su critica a los sabios de su época con respecto a sus enseñanzas pues
consideraba que estas salieron de la sabiduría propia y no era más que erudición y arte de
engañar.
Heráclito tiene muchas sentencias agrias e hirientes, y estas no dejan de tener, a veces,
matices humorísticos. Por ejemplo: “Los médicos que sajan, queman, pinchan y torturan al
enfermo, piden por ello un salario que no se merecen”; “El hombre es llamado niño por Dios, lo
mismo que lo es el niño por el hombre”; “los asnos prefieren la paja al oro”; respecto a la religión,
era panteísta, a pesar del lenguaje religioso que empleaba. Por esos rasgos Heráclito se considera
un pensador oscuro. Esta manera de ser no tuvo que haber sido intencional; al menos, eso
manifiestan los fragmentos de escritos encontrados en los que se hallan secuencias que dicen
cosas así: “la naturaleza gusta de ocultarse”; “el señor cuyo oráculo está en Delfos ni dice, ni
expresión que se la ha atribuido: “Todo fluye”. Esto, en resumidas cuentas, es lo que de el sabe
mucha gente. Pero el centro de su pensamiento es la afirmación del devenir cuando dice: “es
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imposible meterse dos veces en el mismo rio, pues quienes se meten sumérgense en aguas
siempre distintas”. Platón observa, además, que “Heráclito dice en alguna parte que todo pasa y
nada permanece; y, comparando las cosas con la corriente de un rio, dice que no se puede entrar
dos veces en el mismo rio”. Y Aristóteles describe la doctrina de Heráclito como la afirmación de
que “todas las cosas están en movimiento, nada esta fijo”. En si su pensamiento describe que no
hay ninguna cosa estable, que nada permanece, dando por averiguada la irrealidad de lo “real”.
La realidad es según Heráclito, como lo patentiza bastante su dicho: “es de sabios prestar oídos
no a mí, sino mi Palabra, y reconocer que todas las cosas son una”. También en su forma de
pensar esta la afirmación de que el conflicto entre los contrarios es esencial para la existencia del
Uno queda claro también por frases como “conviene saber que la guerra que la guerra es común
a todas las cosas y lucha es la justicia, y que todo se engendra y muere mediante lucha”, y Homero
se equivoca al decir “Ojalá se extinguiese la discordia entre los dioses y los hombres”. Con lo que
respecta al concepto de filosofía en sus escritos se puede apreciar que esta es pensamiento que
da razón del ser, y esa razón que ella da sólo puede poseerse preguntando. Estructuralmente, lo
propio de la pregunta filosófica es su alcance universal, porque se dirige a cualquiera que quiera
prestar oído, porque abarca a todas las cosas que son y porque considera a cada una justo en
cuanto a su ser. Por razón de su estructura, la empresa de dar razón de todo obliga a la filosofía
a dar razón de sí misma. Filosofar es la forma del pensar que, desde el principio y por razones de
principio, sabe de sí misma. La filosofía es vocación de la razón que sabe de sí: la plena
Culmino manifestando que Heráclito de Éfeso concibió una genuina noción filosófica, aunque
por un camino de simbolización sensible semejante al de sus predecesores jonios, y esta noción
de lo Uno como esencialmente múltiple se discierne con claridad bajo todo lo sensible del
Hegel nos da su apreciación de Heráclito diciendo: “aunque desearíamos poder juzgar al destino
tan justo que conservara siempre para la posteridad lo mejor, hemos de decir, al menos, que lo
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Hist. De la Filosofia., I,pp. 297-298. CAPITULO VI.