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INTRODUCCIÓN
El trabajo social de grupo es un método propio del trabajo social que tiene la finalidad de ayudar a las
personas mediante la experiencia grupal. El hecho de que sea en grupo proporciona una experiencia de
vinculación, construcción de relaciones y de apoyo que sirve de puente para acciones colectivas.
El TS de grupo se sitúa en el centro entre el TS de caso y el TS comunitario, al realizar una función que
conecta la dimensión individual con la interaccional compuesta por familias, comunidades, etc.
De esta manera, se ha utilizado y se utiliza actualmente en todos los ámbitos en los cuales se desenvuelve
la práctica profesional del Trabajo Social. El contexto grupal es al mismo tiempo una herramienta de
trabajo y un objetivo de transformación a partir del cual las personas participantes establecen relaciones
interdependientes, en una doble dimensión, como sujetos y actores de la intervención.
Metodología: se trata de vincular a las personas, crear relaciones y conexiones entre ellas para fortalecer
las redes naturales de protección y trabajar las relaciones para que perduren en otras experiencias.
Conclusión: el trabajo en grupo se dirige a potenciar a las personas participantes para que experimenten
el valor de la pertenencia y la capacidad y así poder influir y ser importantes y ayudar a otros/as.
Partimos de la base de que no podemos entender la sociabilidad sin la interrelación entre personas,
puesto que, es en la experiencia de conexión con otros donde se produce el reconocimiento social que
da lugar a nuestra singularidad. Por tanto, el proceso de individuación siempre es grupal.
Las relaciones sociales que generan procesos de marginación y exclusión llevan asociadas rupturas y
pérdidas, aislamiento, soledad… Es por ello por lo que el Trabajo Social, actúa con estrategias
metodológicas como la intervención grupal, para contrarrestar el aislamiento social.
Podemos así afirmar que el potencial para el cambio del método de Trabajo Social de grupo se localiza
en la experiencia relacional. Los principales beneficios del enfoque relacional son:
➔ El contexto y el proceso de grupo posibilitan el intercambio de pensamientos, sentimientos y
experiencias.
➔ Las experiencias de reconocimiento e interdependencia alivian el aislamiento, la soledad y las
vivencias de rechazo y exclusión.
➔ El contexto de grupo y su proceso ofrecen la oportunidad de restaurar los vínculos y la pertenencia
social.
➔ La experiencia del proceso de grupo fomenta la afiliación y la participación social.
➔ Las personas participantes son más conscientes de las relaciones sociales de las que forman
parte.
➔ Las experiencias de apoyo y ayuda recíproca contribuyen a fomentar capacidades, y a desarrollar
habilidades que aumentan la confianza de las personas en sí mismas.
➔ El grupo proporciona diferentes perspectivas de las situaciones a la vez que colectiviza los
problemas comunes, ofreciendo la oportunidad de iniciar acciones colectivas.
➔ La experiencia grupal hace posible la comparación de múltiples visiones que facilitan la ruptura
de estereotipos y prejuicios.
➔ Las personas participantes adquieren mediante el intercambio formas más eficaces, basadas en
la cooperación, para hacer frente a las dificultades.
La idea fundamental para la aplicación del método del Trabajo social de grupo es el valor de la propia
experiencia vincular para el bienestar de las personas.
Son varios los sucesos conducentes a que el trabajo de grupo adquiera la categoría de método específico
para el Trabajo Social. En el año 1920, Grace Coyle dictó el primer curso de trabajo con grupos en la
Escuela de Ciencias Sociales Aplicadas de la Universidad de la Western Reserve (Ohio). Posteriormente, en
1926, esta misma Universidad concedió el primer grado de especialización a estudiantes que cursaron el
currículo Group Service.
El grupo de trabajo, anteriormente citado, que se ocupa del estudio del trabajo de grupo elabora un
documento con una propuesta de definición, que se presenta en la Conferencia de Trabajo Social,
celebrada en Montreal en 1935. En ella se identifica que el método de grupo tiene como objetivo promover
el desarrollo de las personas en su máxima capacidad e impulsar las relaciones satisfactorias entre ellas
y su entorno.
Este momento histórico marca el punto de partida de la implementación de la metodología del Trabajo
Social de grupo, que culmina en el año 1946, en la Conferencia Nacional de Trabajo Social celebrada en
Búfalo, Nueva York, en la que se reconoce oficialmente al Trabajo Social de grupo como un método propio
del Trabajo Social. De nuevo Grace Coyle identifica tres componentes actuales particulares del método,
1. Las interacciones entre las personas del grupo y entre estas y la trabajadora social.
2. El uso de un programa de actividades como herramientas al servicio del proceso de grupo.
3. La vinculación de las personas participantes con la comunidad o contexto más amplio
que el del propio grupo.
Así, Pappell & Rothman (1966) señalan que el método se utiliza para lograr los siguientes propósitos:
● Promover el cambio de actitudes o de comportamientos de las personas que se enfrentan a
situaciones de dificultad social.
● Propiciar cambios sociales, animando a las personas a actuar en sus contextos sociales para la
creación de recursos y la promoción de cambios sociales.
● Promover el desarrollo personal, la socialización y las acciones preventivas.
● Trabajar para la construcción de organizaciones más humanitarias y eficaces.
En la misma línea, Heap (1987) identifica que los objetivos principales del Trabajo Social de grupo se
dirigen a:
1. Disminuir el aislamiento.
2. Desarrollar aprendizajes sociales.
3. Ayudar en las crisis o en los cambios y transiciones vitales.
4. Ayudar a resolver o a clarificar problemas personales o familiares o con el entorno.
5. Obtener una mejor comprensión de sí mismo.
Modelos Finalidad
La estructura y la dimensión del proceso grupal son las dos vertientes básicas a partir de las cuales se
organiza la vida de un grupo. Se pueden considerar complementarias.
- La estructura hace referencia a la permanencia y estabilidad
- El proceso es el movimiento y el cambio.
Se suele asimilar la cohesión social al clima grupal (estado de conexión entre los miembros que les
permite trabajar abiertamente) y al resultado de un proceso dinámico (con interacciones positivas, de
apoyo y preocupación entre los miembros).
Se describe también que la cohesión social se puede realizar a partir de dos dimensiones:
● Instrumental: une a las personas del grupo en la consecución de los objetivos que las ha llevado
a agruparse.
● Otra que agrupa a los afectos fruto de las relaciones establecidas.
Son diversos los modelos explicativos del ciclo de vida de los grupos, diferenciándose entre ellos en
relación con la característica recursiva o no del proceso. Unas teorías abogan por desarrollos lineales
(las etapas se van sucediendo progresivamente) y otras por desarrollos de grupo cíclicos (las etapas se
pueden repetir según ciertas condiciones internas o externas). Otras propuestas teóricas abogan por una
matriz mixta de desarrollo, formada por movimientos que pueden ser tanto lineales como cíclicos).
A pesar de que se identifiquen algunas discrepancias sobre el número de fases del proceso grupal, la
mayoría de las propuestas son también coincidentes en ciertas características:
1. Las personas participantes presentan, en los primeros momentos de un grupo, algún reparo
respecto a la confianza y al compromiso.
2. Se produce un proceso creciente en la distribución de los mecanismos de influencia,
en el sentimiento de seguridad, y en la aceptación de las normas.
3. Se produce un proceso gradual de los intercambios recíprocos y de la ayuda mutua y,
por lo tanto, también de la cohesión grupal.
7.2. ¿CÓMO PLANIFICAR UN GRUPO? DECISIONES EN LA FASE DE PLANIFICACIÓN
El trabajo previo antes de iniciar una intervención de Trabajo Social de grupo se
denomina fase de planificación. La planificación de un grupo se inicia en la cabeza del trabajador social,
el plan previo se plasma en operaciones con el objetivo de influir en la formación y en la composición del
grupo, de forma tal que se incrementen las posibilidades para su desarrollo efectivo
Las condiciones necesarias que se tienen que dar para dar lugar a la utilización de la metodología de
Trabajo Social de grupo son las siguientes:
● El profesional identifica una situación social compartida.
● El profesional sostiene el convencimiento de que el método de grupo es el más adecuado para
abordar dicha situación.
● Se asegura el respaldo de la organización o servicio en el que se implementará el grupo.
1. Primero se formula la finalidad y los objetivos del grupo, lo que va a determinar su tipología.
2. Después se toman 4 decisiones fundamentales.
EL FORMATO
El formato de un grupo se refiere a la modalidad mediante la cual las personas se unen al grupo y
permanecen en él. Las opciones de formato son de dos tipos: grupo abierto y grupo cerrado.
➔ Grupo abierto: se produce la incorporación de nuevos participantes a lo largo del proceso, además
de que la finalización del proceso puede darse en diferentes momentos para cada participante
que haya logrado sus objetivos.
➔ Grupo cerrado: aquel que se reúne durante un número determinado de sesiones y se inicia con un
número predeterminado de participantes.
LA COMPOSICIÓN Y EL TAMAÑO
Las decisiones en la planificación sobre la composición del grupo están en relación tanto con el número
ideal de participantes como con la similitud entre ellos/as. Estas dos cuestiones afectan a la vida del
grupo y a las interacciones que en él se desarrollan.
En cuanto al número idóneo de personas integrantes en un grupo, la regla es que sea un número que
permita la interacción fluida y la participación de todas las personas.
➔ Si el número es pequeño se puede obstaculizar la riqueza de intercambios y de interacciones al
reducirse los puntos de vista.
➔ Un escaso número de personas llevan a los participantes a interactuar de forma lineal con el
profesional en vez de hacerlo entre ellos.
➔ En grupos demasiados grandes algunas personas pueden quedar excluidas de la actividad,
además de que requieren mayor estructuración de la intervención profesional.
El número ideal es entre 7 y 8 personas y no más de 10.
Además, las decisiones principales sobre la composición de un grupo están relacionadas con la
homogeneidad y la heterogeneidad de este. La homogeneidad es necesaria para desarrollar la cohesión
y la heterogeneidad lo es para producir vitalidad y fuerzas de cambio.
ESPACIO FÍSICO
El lugar en el que se desarrollan los encuentros del grupo afecta al desarrollo de este y su elección tiene
que estar prevista durante la planificación.
En este sentido, la distribución física y la adecuación del espacio influyen directamente en la vida del
grupo y en sus relaciones.
El grupo tiene que ser un contexto seguro y el espacio ha de ser un elemento que contribuya a ello. Estar
familiarizado/a con el entorno proporciona seguridad, por tanto, cambiar de ubicación una vez que el
grupo esté trabajando puede resultar contraproducente para algunos colectivos. Sin embargo, en grupos
de jóvenes o grupos con objetivos de socialización puede ser conveniente la variación del lugar en el que
se realizan los encuentros.
LA TEMPORALIDAD
Es importante concretar la duración del grupo, la frecuencia de la reunión y el tiempo que tendrá dicho
encuentro. El tiempo de duración de una intervención de grupo y la frecuencia del mismo depende de la
tipología de grupo y de la magnitud de los objetivos.
La frecuencia de las reuniones puede variar dependiendo de las limitaciones provenientes del servicio y
también de los objetivos del grupo. En este sentido, se apunta que los encuentros temporales ayudan a
los miembros a familiarizarse con las normas y temas de trabajo. La duración de cada sesión oscila entre
60 y 120 minutos. Se requiere de veinte a treinta minutos para que el grupo vaya adentrándose a la sesión
y son necesarios alrededor de sesenta minutos para trabajar los temas importantes en la sesión.
La función principal del profesional es guiar y promover las interacciones que ocurren en la experiencia
del grupo. Para Konopka se trata de: “ayudar a los miembros y a todo el grupo a conseguir una mayor
independencia y autonomía durante el proceso, para alcanzar la capacidad de ayudarse a sí mismos”.
Otros autores elaboran un listado de habilidades que el trabajador social debe emplear para la efectividad
de grupo:
➔ Informar sobre los logros y avances.
➔ Preservar la historia y la continuidad del grupo. Recordando las experiencias anteriores, vinculando
una sesión con otra y ayudando a desarrollar símbolos y rituales propios de la experiencia grupal.
➔ Establecer normas que ayuden a mantener el clima del grupo.
➔ Mitigar el impacto de los mensajes demasiado impactantes para reducir los efectos y posibilitar
que sean comprendidos por todas las personas participantes.
➔ Dirigirse al grupo para examinar conjuntamente sentimientos o emociones expresadas por alguna
persona.
➔ Redirigir a los/las miembros las preguntas que le dirigen unilateralmente.
➔ Buscar el consenso, comprueba que los temas tratados son aprobados por todo el grupo cuando
se trata de temas importantes o delicados o cuando una o varias personas dominan la
comunicación.
➔ Generar diferentes puntos de vista. Ayudar a ver y valorar las cuestiones desde variados ángulos
para considerar las distintas opciones.