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En la siguiente clase les propongo entrar en el pensamiento moderno y las

corrientes filosóficas que la caracterizan: Racionalismo y Empirismo.


¿Cuáles son los cambios radicales en el mundo moderno? En este punto
nos interesa ubicar a la modernidad en el debate filosófico y subrayar el
modo en el que la educación quedó articulada con la racionalidad moderna.
Para ello será necesario ver como operó específicamente el YO cartesiano
en Nuestra América. Es importante que lean y tomen apuntes de esta clase
porque tiene continuidad con las siguientes.
Ahora sí, comencemos…

La nueva época y la crítica al pensamiento medieval


Renacimiento (s. XV y XVI): indica el momento en que el hombre occidental
se ha desembarazado de la confianza en las creencias fundamentales sobre
las que había vivido el mundo medieval.
La concepción medieval del mundo residía en su constante referencia al
más allá, en su interés dominante por la salvación del hombre. Esto lleva
consigo un cierto deprecio hacia este mundo terreno. Es una concepción
religiosa del mundo y de la vida, dirigida hacia la divinidad (teocentrismo).
El Renacimiento vuelve su mirada hacia este mundo, hacia la naturaleza
(naturalismo).
La nueva época concede importancia al cuerpo humano, deleitándose
morosamente, mientras que el artista del Medioevo lo olvidaba. La
concepción del mundo del Renacimiento es profana.
Ciencia y tecnología sólo cobran auténtico vigor y originalidad con el siglo
XVII (Edad Moderna).
El Renacimiento es casi estéril desde el punto de vista filosófico. Las viejas
creencias están prácticamente muertas y urge reemplazarlas, pero no se
consigue llevar al plano del concepto la nueva intuición del mundo que se
agita.

¿Cómo se caracterizaba el modo de proceder escolástico?


a) El pensamiento medieval reconocía como valedero y decisivo el llamado
criterio de autoridad, es decir, se admitía que lo dicho por ciertas
autoridades (la Biblia, la Iglesia, Aristóteles) era verdad por el solo hecho
de que tales autoridades lo afirmasen.
b) El método escolástico era verbalista, frecuentemente se enredaba en
meras discusiones de palabras, en vez de ir a las cosas mismas; con sólo
vocablos o distinciones pretendía resolver problemas que, o eran falsos
problemas carentes de importancia, o que en realidad sólo podían
solucionarse mediante la observación o cualquier otro procedimiento
objetivo.

¿Qué es la modernidad?

https://www.youtube.com/watch?v=lhDP0jrBwio

Racionalismo: la razón para llegar a la verdad

El racionalismo es la corriente de la filosofía que defiende la primacía de la


razón para conocer la verdad. Comienza en el siglo XVII. El filósofo francés
René Descartes es su principal exponente.
Asociado a la figura de Descartes, “el fundador de la filosofía moderna”, el
racionalismo es el movimiento filosófico que se inicia en la Europa
continental en el siglo XVII reivindicando la primacía de la razón para
alcanzar la verdad. Este movimiento filosófico impregnará toda la filosofía
moderna y contemporánea desde la aspiración por comprender el mundo a
través de un conjunto de leyes. A partir de ciertos principios innatos de la
razón, el ser humano puede enfrentarse al entendimiento y dominio de la
naturaleza construyendo el saber desde regularidades matemáticas.
El racionalismo impregnará toda la filosofía moderna y contemporánea
desde la aspiración por comprender al mundo a través de un conjunto de
leyes.

La filosofía de la desconfianza
Como filósofo, interesa ante todo caracterizar el “radicalismo” que
singulariza el pensamiento de Descartes. Es una tendencia que apunta
hacia las verdaderas y profundas raíces de algo, hacia los fundamentos
últimos.
La filosofía, a pesar de haberse empeñado en ella los más grandes espíritus
de la humanidad, no ha conseguido solucionar ninguno de sus problemas.
Es esto lo de Descartes no puede soportar: lo dudoso, lo simplemente
verosímil. El conocimiento, o ha de ser absolutamente seguro, o ha de ser
abandonado como teoréticamente insuficiente.
Su pensamiento puede caracterizarse como filosofía de la desconfianza, y
es forzoso empezar totalmente de nuevo, como si antes nadie hubiese
hecho filosofía.

La duda metódica
El pasado encierra una enseñanza: debemos cuidarnos de no caer en el
error, debemos ser críticos respecto de nosotros mismos, y no sólo del
pasado.
El radicalismo cartesiano se presenta ante todo como preocupación por
evitar el error.
Lleva a la construcción de la teoría de la duda metódica. Quiere convertir a
la duda en él método.
El radicalismo quiere alcanzar un saber absolutamente cierto, cuya verdad
sea tan firme que esté más allá de toda posible duda, Descartes busca un
conocimiento absolutamente cierto.
Se debe dudar de todo, para ver si dudando de todo, y aun forzando la
duda hasta sus mismos límites, queda algo que se resista a ella.

El método cartesiano consiste entonces, inicialmente, en emplear la duda


para ver si hay algo capaz de resistirla, y que sea, entonces, absolutamente
cierto.
La duda es metódica, es decir que se emplea como un instrumento. Es
también universal, porque habrá de aplicarse a todo sin excepción, es
también por ello mismo hiperbólica, porque será llevada hasta su último
extremo.
Debe dirigirse la duda hacia los principios o fundamentos sobre los que los
conocimientos se apoyan. Puesto que las facultades de conocimiento no
son sino los sentidos y la razón, la marcha del proceso de la duda queda
trazada: se deberá hacer primero la crítica del saber sensible, y luego la
del saber racional.

Crítica del saber sensible


Debemos dudar del saber sensible ya que no es seguro que los sentidos no
nos engañen, y como son dudosos, se deberá desechar el saber que los
sentidos proporcionan.
Si se le cuestiona el dudar de que uno esté realmente sentado escribiendo,
Descartes argumenta que muchas veces nos confundimos cuando estamos
soñando y creemos que estamos despiertos, con lo cual no se puede
realmente saber cuándo se está despierto, o si se está siempre durmiendo.
No tenemos ningún indicio cierto que nos permita establecer cuándo
estamos despiertos y cuándo dormidos.

Crítica del conocimiento racional


Al haber en la matemática (la más racional de las ciencias) posibilidades de
equivocarse, cabe la posibilidad de que todos los argumentos racionales
sean falaces, de que todo conocimiento racional sea falso.
Hay conocimientos que son conocidos de manera intuitiva (como que el
todo es mayor que la parte), es decir que son conocidos de manera
inmediata, por simple “inspección del espíritu”.
Descartes propone a esto la teoría del Genio Maligno, que tal vez nos haya
hecho de forma tal que siempre nos equivoquemos, Descartes no dice que
haya efectivamente tal genio maligno, pero que por ahora no tenemos
ninguna razón para suponer que no lo haya. La hipótesis del genio Maligno
representa el punto máximo de la duda.
Para Descartes la razón misma se hace problema, y una de sus tareas será
justamente la de tratar de fundamentar la razón, el saber racional.

El cogito
En el momento en que la duda llega al extremo, se convierte en su opuesto,
en conocimiento absolutamente cierto. Si soy capaz de dudar, hay algo que
puedo garantizar: si dudo, existo.
Observa que la verdad “yo pienso, luego soy” es firme y segura, y
encuentra el primer principio de la filosofía.
Aunque se suponga que el Genio Maligno pueda existir, uno mismo debe
existir para poder así ser engañado.
El genio nunca conseguirá que uno no sea nada, mientras uno esté
pensando que es algo.
El cogito constituye el primer conocimiento seguro. Es un conocimiento
intuitivo, se lo conoce de modo inmediato, directo, y no a merced de una
premisa mayor de la que se lo deduzca.

La “cosa” pensante
¿Qué soy yo? Yo soy una substancia o cosa pensante, una cosa cuya
propiedad fundamental, esencial, definitoria, consiste en pensar. Para
Descartes “pensar” es prácticamente sinónimo de toda actividad psíquica
consciente. La cosa pensante o alma, es independiente del cuerpo, y más
fácil de conocer que éste, porque todavía no sé si tengo cuerpo o no. La
existencia de mi alma o yo es absolutamente indubitable.
Para reforzar lo visto hasta aquí, te propongo ver el siguiente video:

https://www.youtube.com/watch?v=hP9uWUO3ivI

Empirismo

El empirismo puede ser pensado en contraposición al racionalismo:


mientras este sostiene que la fuente de conocimiento está en la razón y
que todo factor empírico debe ser dejado de lado, el empirismo afirma
justamente lo contrario: todo mi conocimiento deriva de la experiencia
sensible. El espíritu es como una hoja en blanco (tabula rasa), no hay en
él ningún contenido previo a la experiencia. Antes de ir al mundo,
enfrentarme e interaccionar con él, es imposible adquirir conocimientos.
El filósofo más importante dentro de la escuela empirista fue el escocés
David Hume (1711-1776). Según este autor, todo conocimiento viene de
la experiencia, ya sea la externa (aquella que proviene de los sentidos) o
la interna (auto experiencia). Y son, justamente, los hechos de la
experiencia lo que él pretende analizar. A estos los llama percepciones y
las divide en impresiones e ideas.
Las impresiones son percepciones que se reciben de modo directo. Estas
las divide en impresiones de la sensación (aquellas que vienen de los
sentidos, del mundo exterior) y de la reflexión (vienen de nuestra propia
interioridad). La diferencia entre las impresiones y las ideas es de grado.
Las impresiones son representaciones originarias y directas, mientras que
las ideas (hechos de la memoria y la fantasía) son derivadas de estas y su
intensidad o vivacidad es menor. Por ejemplo, no es lo mismo sentir el calor
directo de la llama (impresión) que recordarlo con posterioridad (idea). La
intensidad es distinta. Por otro lado, el recuerdo del calor de la llama, es
un derivado de la sensación vivida al acercar la mano a la misma.
Las ideas y las impresiones pueden ser complejas o simples. Las simples
son aquellas que no pueden ser divididas, mientras que las complejas están
formadas por más de una impresión o idea simple. Por ejemplo, la idea de
manzana está compuesta por varias ideas como, por ejemplo, la del color
rojo. Yo puedo pensar el color rojo separadamente de la idea de manzana.
Pero el color rojo es una idea simple que no puede ser dividida en partes.
En otras palabras, para Hume, todo nuestro conocimiento deriva de las
impresiones. Podemos creer que tenemos nociones que no provienen de la
sensibilidad, pero, si las analizamos con detenimiento, nos daremos cuenta
de que las mismas derivan, en última instancia, de impresiones. Por
ejemplo, puedo imaginarme una montaña de oro. Esta idea parece ajena a
la sensibilidad. Sin embargo, puedo darme cuenta en seguida que la misma
está formada por la idea de oro y la idea de montaña que a su vez son el
resultado de la impresión que alguna vez tuve de ambas cosas. De hecho,
dice Hume, si una persona por alguna razón carece de algún sentido y no
puede experimentar alguna sensación, entonces, no tendrá ninguna idea
sobre lo correspondiente a dicha sensación. Por ejemplo, los ciegos no
pueden tener ideas de los colores.
Para reforzar lo visto hasta aquí te propongo ver el siguiente video:

https://www.youtube.com/watch?v=wnpGmg8a760&t=248s

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