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Estética teológica TP Unidad 4

Alumno: Mauro Monteggia


Fecha: 13 de octubre 2021
GLORIA Y FIGURA
“el ser cristiano es forma”
Esta forma/ figura del cristiano como dice el texto está envuelta en lo que trajo la encarnación,
esto es la redención misma. Los cristianos realizamos la misión encomendada, cuando asumimos
este desafío, que esa forma brote de las manos del alfarero, es dejarse moldear por Dios, que la
manifestación de su gloria, esto es, su presencia en la historia hasta Cristo y la fuerza
transformadora del espíritu se haga realidad en el ser humano, todo esto para que su creatura
llegue a lo que el creador soñó para el desde el principio, el anhelo por su santidad. Personalmente
creo que en la vida de cada uno, en mi caso siendo yo seminarista, la invitación es a ser hijos, sólo
reconociéndonos hijos podremos empezar a asumir la forma que el Padre Bueno nos quiere
obsequiar, es a mi parecer, la forma cristiana, es decir, la mejor de las formas o figuras, la de su
hijo unigénito, creo estar invitado a descubrir a un Padre que me quiere hijo para poder contemplar
su gloria, la que entre las grietas de la vida y de la historia de nuestra salvación hoy puede ser
vislumbrada, y de cara al final al modo de San Pablo proclamar que “aguardamos con gozosa
esperanza la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo” Tito 2, 13

BELLEZA, BIEN Y VERDAD


“en lo bello de su gloria, es decir en lo que la estética ya ha puesto en claro de la acción de
Dios (su alianza, la instauración de la justicia, su juicio como función de esa instauración),
esta mostrado lo bueno de su libre amor, sin lo cual ni su gloria hubiese sido bella, ni su
palabra verdadera”
Creo que Balthasar pone de manifiesto en estas líneas algo muy profundo. Es que la belleza que
se manifiesta en lo que Dios hizo, hace y seguirá haciendo en el hombre, un hacer libre que es
movido por su gran amor, es ante todo bueno, simplemente bueno, porque es fruto del amor libre
de Dios a su criatura, su gloria manifestada en la historia de la salvación es primordialmente buena
y en consecuencia es simple y extraordinariamente bella y verdadera por ser un regalo que es
fruto de la libertad del que quiere regalar, Dios.

ARTICULACIÓN DE LA TRIOLOGÍA
“En la teodramática se convierte en el escenario de Dios; lo que él hace es el contenido
decisivo de la acción. Dios actúa en el hombre, para el hombre y después también con el
hombre”
La dramática es el centro y clave de lectura del tríptico. Vislumbramos que el accionar de Dios
se puede entender como el todo de la obra en el que el actor principal es el Hijo y el Espíritu Santo
el director. Entiendo en este punto que, cuando Dios entra en la historia lo hace en el personaje
principal del hijo, este Dios que se hace hombre, que se encarna para la salvación del hombre, nos
invita a meternos de lleno en la obra, es ahí cuando Dios actúa con el hombre enviándolo, así el
hombre mismo descubre quien es, pues su vida ahora adquiere sentido desde el “ser misión”.
Planteando un recorrido sería; Dios se manifiesta, se muestra (teoestética), su acción, al entrar en
la historia (teodramática), hace que su lenguaje sea creíble (teológica) a la manera de los testigos,
nosotros testigos también, entonces, nos sumamos de una generación tras la otra a las palabras de
los apóstoles “No podemos callar lo que hemos visto y oído” Hc 4, 20.

Elijo está imagen de un Sacerdote que le da los últimos ritos a un soldado herido por fuego de
francotiradores durante una revuelta en Venezuela. Creo que está imagen me transporta
directamente al cuadro de “El retorno del Hijo Pródigo de Rembrandt” y está a su vez materializa
esa forma cristiana de la que Balthasar hace referencia, es la figura de la misericordia realizada,
del abrazo del Padre, en la figura del sacerdote, es a mí parecer también un poco de la
manifestación de la Gloria de Dios que encuentra lugar en un cuadro… en una foto que si bien es
un momento trágico, es sobre todo bello.

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