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CAPÍTULO I

ASPECTOS GENERALES
1.1. Concepto de Discapacidad

La Clasificación Internacional del Funcionamiento de la Discapacidad y de la

Salud define la discapacidad como toda restricción en la actividad y restricción en la

participación producto una deficiencia física, sensorial, psíquica y/o mental que

afecta a un individuo de forma permanente en su desenvolvimiento rutinario y en su

relación con el entorno físico y social (Consejo Nacional Consultivo de

Discapacidad, 2008).

1.2. La Política Gubernamental en Materia de Discapacidad

Las políticas públicas deben organizarse para dar respuestas a demandas

sociales, necesidades y problemas sentidos de la población con discapacidad que

requieren de respuestas específicas y oportunas de un Estado.

Hoy en la actualidad, los enfoques modernos del proceso de las políticas

hacen énfasis en el hecho de que mientras más complicado sea el asunto, mayores

relaciones de interdependencia existirán entre los diversos grupos de la sociedad y

por lo tanto, las políticas estatales han dejado de ser el dominio exclusivo de un

gobierno para dar la participación de los otros dos grandes sectores como la

sociedad civil y el sector privado, si bien los gobiernos retengan el liderazgo en las

acciones.

Las políticas públicas deben encaminarse en atender a las poblaciones

vulnerables que no pueden por sí mismas resolver sus problemas que les afectan
ya sea por su magnitud, su complejidad o por lo cuantioso de los recursos que

requieren.

La discapacidad representa una problemática creciente de múltiples

expresiones que han llegado a tener relevancia mundial por sus implicaciones y

que, en el caso de Panamá, la misma constituye un tema que ha ido evolucionando

en su atención hasta alcanzar las dimensiones de visibilidad e importancia que se le

conceden en la actualidad (Agencia de Cooperación Internacional de Japón, 2006).

La condición de discapacidad ha venido cruzando y superando la barrera de

la indiferencia, al enfocarse en canalizar los recursos que requieren su atención, lo

cual generara un impacto positivo en las economías de los países.

Una revisión rápida de como ha venido evolucionando la política pública en

materia de discapacidad en Panamá, nos indica que ésta se inicia en el año de

1942 con los servicios educativos para los individuos con ceguera total en la

Escuela Hellen Keller. Ya para el año de 1948 se crea la Fundación de la Escuela

de Enseñanza Especial y en ese mismo periodo se logra aprobar el primer proyecto

de ley a favor de los impedidos, término de la época para denominar la condición de

discapacidad. Para el año 1952, se creó el Instituto Panameño de Habilitación

Especial (IPHE) cuyo visión inicial, según lo que predominaba en la época, era

segregado y proteccionista (Secretaría Nacional para la Integración Social de las

Personas con Discapacidad, 2005).


Sin embargo, se integró en una sola solicitud la atención de los menores que

presentaban discapacidades visuales, auditivas y diversas condiciones de retardo

mental. A inicios de 1968, el enfoque se extendió para dar entrada a la educación

especial que surgía con un mayor nivel de especialización y con la visión de

capacitar y vincular a los menores con discapacidad en la vida productiva, por

medio de los llamados talleres de techo protegido y las aulas de avance. Para 1985

se inaugura el Centro de Rehabilitación para Impedidos para extender los esfuerzos

de rehabilitación de las personas con discapacidad. Para el año 1997 la calificación

sobre atención de la discapacidad esta enriquecida al vincularse a la participación

ciudadana por medio de la creación de la Dirección Nacional de Discapacidad en el

nuevo Ministerio de la Juventud, la Mujer, la Niñez y la Familia y para los inicios del

nuevo milenio, toma fuerza el concepto de inclusión social para integrar de forma

plena a la población con discapacidad en la sociedad, posibilitando el ejercicio de

sus derechos ciudadanos (Secretaría Nacional para la Integración Social de las

Personas con Discapacidad, 2005).

La sociedad civil ha venido participando desde sus comienzos con diversos

niveles de intensidad. Partiendo de la organización de los padres de familia hasta la

creación de proyectos privados como la Escuela Experimental de Panamá para la

década de los 50 y los 60. En los años ochenta, la participación de la sociedad civil

se vio enriquecida con la formación de redes para luchar por el bienestar de las

personas con discapacidad, y esta forma se organiza la Red de Organizaciones de

y para Personas con Discapacidad, la cual inició una lucha por lograr una propuesta
consensuada y encuadrada en el término de equiparación de oportunidades,

logrando la aprobación de la Ley 42, presentada formalmente por el entonces

Ministerio de la Juventud y la Familia, hoy Ministerio de Desarrollo Social.

Ya en la década de los 90, se aprobaron leyes, decretos, que crearon

medidas administrativas, y generando una dinámica de mayores logros para las

personas con discapacidad, pero de manera dispersa.

De esta manera, se aprueban leyes de protección para los individuos con

discapacidad auditivas, leyes con incentivos para los empleadores que empleen

personal con discapacidad; la ley sobre la integración e inclusión de niñas, niños y

jóvenes con necesidades especiales; el mandato legal sobre la equiparación de

oportunidades y facilidades para la población con discapacidad y los acuerdos

municipales que garanticen la accesibilidad al entorno físico por parte de las

personas con discapacidad. Para el año 2,000 la Federación Nacional de Padres y

Amigos de las Personas con Discapacidad de la República de Panamá, organizaron

el segundo seminario internacional “Hacia una política nacional de consenso en el

tema de discapacidad” y para el año 2004, se promueve un Pacto por las Personas

con Discapacidad, firmado por los candidatos presidenciales de ese entonces

(Secretaría Nacional para la Integración Social de las Personas con Discapacidad,

2005).
El 1º de septiembre del 2004 se creó la Secretaría Nacional para la

Integración Social de las Personas con Discapacidad (SENADIS), por medio del

decreto ejecutivo 103 con el propósito de impulsar las políticas sociales pertinentes.

Las funciones de SENADIS no se concretan a la coordinación de las

acciones del Estado sobre el tema, sino que abre el compás para la participación

ciudadana tanto de las organizaciones de las personas con discapacidad como de

la sociedad civil en general. SENADIS es la instancia ejecutiva del Consejo

Nacional Consultivo para la Integración Social de las Personas con Discapacidad

(CONADIS), conformado por las representaciones de los grupos sectoriales del

Gobierno Nacional, por las representaciones de la sociedad civil y por las

organizaciones que trabajan por los intereses de los diversos grupos de personas

con discapacidades y sus familias.

Luego, diversas instancias como el Instituto Nacional de Cultura, la

Defensoría del Pueblo, el Ministerio de Salud y el Ministerio de Trabajo,

promovieron la creación de entes especializados para atender las necesidades de la

población con discapacidad, que se añaden a los esfuerzos ya existentes en el

Ministerio de Desarrollo Social, el Instituto Panameño de Habilitación Especial, el

Ministerio de Educación y el Instituto de Medicina Física y de Rehabilitación.

Con la finalidad de coordinar estos esfuerzos para lograr el impacto esperado

ante las peticiones de la población con discapacidad y sus familias, de manera que
faciliten el cumplimiento de los compromisos adquiridos por Panamá

internacionalmente, se refuerza el papel integrador el cual le corresponde al

CONADIS como instancia de coordinación y SENADIS como instancia técnica y

punto focal sobre el tema.

Con base en el perfil de la discapacidad en Panamá, y tomando como marco

las modernas orientaciones sobre la atención de la discapacidad y los convenios,

convenciones y declaraciones firmadas y ratificadas por la República de Panamá,

procedemos a evaluar y analizar esta temática en el siguiente punto.

1.3. Concepto y Origen de la Convención de los Derechos de las Personas

con Discapacidad

La Convención representa un pacto internacional que articula los derechos

de las personas con discapacidad. Fundamentalmente, los Estados que pasan a ser

parte de la Convención establecen promover, proteger y asegurar el completo

disfrute, sobe una base de igualdad, de todos los derechos humanos y libertades

esenciales por parte de todas los individuos con discapacidad, y promover el

respeto de su dignidad intrínseca (Organización de naciones Unidas, 2014).

La Convención propone un cambio de paradigma en el tratamiento de la

discapacidad, al mudar de un en patrón en que las personas con discapacidad son

consideradas como objeto de tratamiento médico, caridad y protección social a un

enfoque en el que las personas con discapacidad son reconocidas como titulares de
derechos humanos, individuos activos en las decisiones que influyen en su vida y

capacitadas para reclamar sus derechos. Este señalamiento establece que las

barreras de la sociedad, como los obstáculos físicos y los comportamientos

negativos, a que se enfrentan los individuos con discapacidades son los principales

impedimentos para el pleno disfrute de los derechos humanos (Organización de

naciones Unidas, 2014).

1.3.1. Protocolo Facultativo

El convenio cuenta con un protocolo facultativo donde se establece un

mecanismo de denuncias individuales y un mecanismo de investigación. En

cuanto al mecanismo de denuncias individuales, el Comité sobre los

Derechos de las Personas con Discapacidad posee la competencia para

recibir peticiones o acusaciones de individuos de un Estado parte de la

Convención y el protocolo facultativo, señalando que el Estado ha infringido

sus obligaciones en virtud de la Convención. Seguidamente, el Comité puede

decidir sobre la admisibilidad de la acusación o denuncia y entregará sus

sugerencias y recomendaciones si ha concluido que se ha producido una

violación. Igualmente, el Comité tiene la facultad de realizar investigaciones,

que pueden contener una visita al lugar si el Estado está de acuerdo, cuando

exista información confiable de violaciones graves o sistemáticas por el

Estado Parte. Los Estados están obligados a ser partes de la Convención

sobre los derechos de las personas con discapacidad para poder ser partes

del Protocolo Facultativo.


1.3.2. El por qué de este Convenio

Aunque todos los tratados internacionales de derechos humanos se

extienden a las personas con discapacidad, este gran colectivo de personas

sigue padeciendo discriminación y a menudo no se respetan sus derechos

humanos en condiciones de igualdad con los demás. Esta Convención

(Organización de naciones Unidas, 2014):

 Define explícitamente y aplica los principios de derechos humanos existentes

a las personas con discapacidad;

 Ofrece una base autorizada e internacionalmente acordada para el desarrollo

de legislación y políticas internas;

 Establece mecanismos nacionales e internacionales para una supervisión

más efectiva de los derechos de las personas con discapacidad, incluida la

presentación de informes periódicos sobre la aplicación de la Convención y

Conferencias de los Estados Partes;

 Reconoce las circunstancias especialmente vulnerables de los niños y de las

mujeres con discapacidad.

1.3.3. Qué derechos Incluyen

La Convención tiene carácter amplio; los Estados Partes están obligados

a garantizar y promover la plena realización de todos los derechos civiles,

culturales, económicos, políticos y sociales de las personas con discapacidad.


Los derechos civiles y políticos son derechos que una persona puede

ejercer en su papel de ciudadano, como el derecho al voto, el derecho a

participar en las decisiones del Gobierno, el derecho a un juicio imparcial y el

derecho a gozar de la misma protección de la ley que los demás. Los derechos

culturales protegen el disfrute por parte de una persona de su propia cultura. Los

derechos sociales protegen y promueven a la persona en cuanto miembro de la

sociedad, como el derecho a la educación y el derecho a la salud. Los derechos

económicos protegen y promueven la seguridad y la independencia económicas

de la persona, como el derecho al trabajo.

1.3.4. Cómo se cumplen las obligaciones contenidas en la Convención

La Convención combina la presentación de informes periódicos típica de

la supervisión de los tratados de derechos humanos con una Conferencia de

Estados Partes que se reunirá periódicamente para examinar cualquier cuestión

relativa a la aplicación.

La Convención establece un órgano internacional de supervisión

constituido por 12 expertos. Cuando el número de Estados Partes llegue a 60, el

número de miembros aumentará hasta 18 expertos. Todas las partes de la

Convención, incluidas las organizaciones regionales de integración, deben

presentar un informe completo en un plazo de dos años desde el momento en

que pasan a ser partes. El Comité celebrará audiencias, recibirá aportaciones de

otras entidades y transmitirá conclusiones y recomendaciones sobre los


progresos realizados por la parte que presenta el informe (Organización de

naciones Unidas, 2014).

Los Estados Partes deben designar uno o más mecanismos de

coordinación dentro del Gobierno para las cuestiones relativas a la aplicación de

la Convención, y examinar la posibilidad de crear un mecanismo de coordinación

que facilite las actividades relacionadas con la aplicación de la Convención en

distintos sectores y niveles de gobierno. Los Estados Partes deben incluir a

personas con discapacidad en sus mecanismos nacionales de aplicación y

supervisión.

Los Estados Partes también deben establecer o designar un marco

independiente en forma de institución nacional de derechos humanos encargada

de promover, proteger y supervisar la aplicación de la Convención. Los Estados

podrían designar una comisión de derechos humanos ya existente o un defensor

para asumir esa función o establecer una institución independiente de ese tipo

relacionada específicamente con la Convención.

Los Estados Partes están obligados a hacer participar a la sociedad civil,

en particular a las personas con discapacidad y sus organizaciones, en todos los

procesos relacionados con la Convención, incluidos los mecanismos de

supervisión.
Además, los Estados Partes se reunirán periódicamente (al menos cada

dos años) en una Conferencia de Estados Partes en la que se examinarán

cuestiones relativas a la aplicación de la Convención.

1.4. El Papel de la Convención dentro de la Política de Estado de Panamá

1.4.1. Objetivos

La Convención tiene como objetivo general, incitar a sus países

miembros entre ellos Panamá, a promover y consolidar la inclusión social de

la población con discapacidad y su familia, con el fin de garantizar su

desarrollo humano pleno. Para poder lograr esto, la familia, la comunidad y el

Estado asegurarán las condiciones para que estas personas puedan lograr

su máxima autonomía independencia y participación en los espacios

cotidianos y de vida ciudadana.

En cuanto a los objetivos específicos, los mismos son:

 Determinar las causas de riesgo de la discapacidad para poder controlarlos y

monitorear su evolución, para poder mitigar sus consecuencias en los

hogares y las personas, en especial los más vulnerables.

 Promover y brindar incentivos, orientación orientar y dar seguimiento a la

incorporación de prácticas y comportamientos que permitan asegurar el

cumplimiento de la normativa jurídica en torno a la discapacidad por parte de

las instituciones y organizaciones públicas y privadas de la sociedad

panameña, en el marco de la inclusión social.


 Generar una mejor la calidad de vida de los individuos con discapacidad y

sus familias y asegurar las oportunidades de acceso de las mismas, a los

servicios que le faciliten el ejercicio de sus derechos ciudadanos y

constitucionales, sin discriminación y que los conduzca al logro de su

autonomía y autorrealización como ser humano.

1.4.2. Principios

1.4.2.1. De carácter ético

Las políticas para la población con discapacidad promueven su

desarrollo humano y deben descansar en los siguientes principios de

carácter ético como son (Secretaría Nacional de Discapacidad, 2008):

 El respeto a la dignidad humana y a los derechos

consustanciales a esta condición sin distingo de edad, religión,

sexo, condición social o discapacidad. •

 La equidad e igualdad de oportunidades, indistintamente del

género, región y etnia resaltando que hombres y mujeres, así

como áreas urbanas, rurales e indígenas deberán tener

garantizadas las condiciones de acceso a las oportunidades con

igualdad.

 La solidaridad e integridad que deberán ser expresadas a

través de la sensibilidad hacia la discapacidad, el entendimiento

de la magnitud del problema en el país y del compromiso ético

que la sociedad tiene con la atención de esta población.


 La creación y aumento de las capacidades y alternativas de las

personas para poder acceder a las oportunidades sociales. No

solamente basta con que se creen las oportunidades sociales

cuando la población que requiere de las mismas permanece

excluida de ellas.

 El respeto a la pluralidad porque el reconocimiento de la

diferencia representa una condición fundamental para proceder

a su aceptación y al compromiso para su debida atención con

una visión propositiva.

 La autonomía y vida independiente que logre promover un

mayor nivel de autosuficiencia y de desarrollo personal, así

como el logro de objetivos por parte de la población con

discapacidad para su plena realización.

 La inclusión social de los individuos con discapacidad como

ciudadanos con plenos derechos y con la debida protección por

parte del Estado para que éste pueda participar y aportar a la

sociedad panameña.

1.4.2.2. De carácter operacional:

Estas políticas también se fundamentan en los principios

operacionales de la Convención que aseguran el éxito en las diversas

etapas del proceso de una política, entre los cuales detallamos las

siguientes:
 La normalización: esta hace referencia a las condiciones de

vida que debe crear la sociedad para que la población con

discapacidad lleve adelante su vida como el resto de la

sociedad. Por esta razón, el gobierno, las representaciones de

las organizaciones de la sociedad civil y del sector privado

tienen que trabajar coordinadamente para garantizar el

cumplimiento de este principio.

 La accesibilidad universal y el diseño para todos: este principio

hace referencia a la eliminación de toda clase de barreras, tanto

físicas como mentales que restringen la participación de la

población con discapacidad en igualdad con el resto de la

sociedad, sumando los prejuicios y atavismos culturales.

 La participación ciudadana: Este reconoce y asegura que la

población con discapacidad participe en organizaciones y

asociaciones de toda naturaleza, no sólo como miembros sino

también que asuman cargos directivos. Esto implica, por una

parte la eliminación de barreras legales, físicas y culturales, y,

por otra parte, supone la promoción de políticas de incentivos,

de carácter propositivas que faciliten esta participación.

 La concertación: establece la visión de la política pública

moderna, la cual promueve la participación de la población

interesada en la discusión de los asuntos que le atañen para


que pueda ofrecer sus perspectivas, soluciones y conciliar

puntos de vista con diversos sectores. De esta manera, el éxito

de políticas como la que aquí se formula alcanzan sus objetivos

cuando han sido claramente discutidas y concertadas con las

partes interesadas.

 La corresponsabilidad: La interdependencia que exista entre los

diversos grupos de interés, superara la visión aislada de los

problemas complejos como el de la discapacidad y, por el

contrario, admitirán la responsabilidad del conjunto de la

sociedad para que se pueda lograr potenciar sus sinergias.

 La ejecución descentralizada: este principio señala que temas

como el de la discapacidad no se podrán resolver

eficientemente desde una perspectiva central únicamente. La

variedad de diagnósticos y realidades, así como la facilitación

de la participación en la toma de decisiones por parte de los

afectados, hacen necesaria una ejecución descentralizada de

los programas, proyectos y acciones para el beneficio de las

poblaciones con discapacidad, residentes en las áreas rurales e

indígenas, así como en las áreas urbanas de las provincias.


CAPÍTULO II

MARCO CONSTITUCIONAL Y NORMATIVO


2.1. El Amparo de Garantías y sus Características

El derecho constitucional en Latinoamérica, se consagró en la constitución

de México de 1917, en donde se estableció el amparo de garantías constitucionales

como un mecanismo de protección de los derechos constitucionales de todas las

personas.

Si bien, esto se acogió de forma rápida en toda América Latina y en otras

partes del mundo, el amparo tomó diferentes esencias, ya que en algunas naciones

se le considera como parte del habeas corpus, con el fin de proteger la libertad

corporal de las personas, y para otros, el habeas corpus es considerado como el

único verdadero amparo de garantías constitucionales.

No obstante lo anterior, en Panamá el amparo de garantía es una institución

gemela al habeas corpus, puesto que, mientras esta última tutela la libertad

corporal, el amparo también protege las otras libertades y derechos

constitucionales.

El amparo de garantías esta regulado en el Código Judicial, desde el artículo

2615 hasta el 2632. Es decir, es una regulación bastante escueta, y se hace

necesario tener que recurrir a la jurisprudencia de la Corte Suprema para

comprender plenamente este recurso.


Así, la Corte Suprema ha manifestado que la acción de amparo de garantías

busca revocar una orden que, por la gravedad e inminencia del daño que

representa, requiere de una revocación inmediata” (Noriega, 2018). (fallo del 5 de

mayo de 1999).

La Corte ha reiterado este principio numerosas veces, porque es

esencialmente el texto del artículo 2615 del Código Judicial. Sin embargo, el énfasis

que le ha dado la Corte al amparo, obliga a elaborar la siguiente pregunta: ¿cuál es

por ejemplo la amenaza inminente o el daño irreparable que puede causar que la

propia Corte Suprema de Justicia mantenga la competencia del caso de los

pinchazos? Si la Corte reconoce que ella misma es una amenaza, o que ventilar un

caso penal con las máximas garantías constitucionales ante el propio tribunal

produce un daño irreparable, parecería una charlatanería constitucional. La Corte

está diciendo que ella puede tener la competencia para declararse incompetente,

porque de mantener el caso, ella podría causar un daño irreparable (Mejía, 2018).

Vale la pena citar una parte del artículo 2630 del Código Judicial “...Tampoco

se podrán proponer ni admitir demandas de amparo sucesivas contra el mismo

funcionario y contra la misma orden dictada por él...”. El proyecto de fallo elaborado

por el magistrado Oydén Ortega, que incluye la declinatoria de la competencia, es la

respuesta al “tercer amparo” interpuesto contra la misma decisión del magistrado

Jerónimo Mejía (Noriega, 2018).


El amparo de garantías constitucionales representa una institución

maravillosa cuando se respeta por los jueces y particulares. En caso contrario, es

una herramienta para dilatar la justicia (Noriega, 2018).

2.2. Marco Jurídico-Convención de las Naciones Unidas

La República de Panamá reconoce que todos los derechos humanos son

universales, indivisibles, interdependientes e imprescriptibles y deben respetarse

con base a los principios de igualdad y no discriminación (Consejo Nacional

Consultivo de Discapacidad, 2008).

La Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las personas con

discapacidad, fue acogida por la Asamblea General de la Organización de Naciones

Unidas (AG/ONU) el 13 de diciembre de 2006 y abierta a la firma y ratificación el 30

de marzo de 2007, la cual entró en vigor el 3 de mayo de 2008. Nuestro país la

firmó, al igual que su Protocolo Facultativo, el 30 de marzo de 2007 y la ratificó el 7

de agosto de 2007.

Tal como lo señala el artículo 35 de la Convención de las Naciones Unidas

sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, los Estados Partes están

comprometidos en presentar al Secretario General de la ONU, para su examen por

el Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, un informe

exhaustivo sobre las medidas que hayan adoptado en sus respectivos países para

cumplir sus obligaciones, en el marco de la Convención, dos años después de la


entrada en vigor y, con posterioridad, cada cuatro años y en las ocasiones en que el

Comité lo solicite.

2.3. Marco Jurídico - Panamá

La República de Panamá firmó la Convención sobre los Derechos de las

Personas con Discapacidad y su Protocolo Facultativo el 30 de marzo del 2007,

posteriormente la ratifica mediante Ley Nº 25 del 10 de julio de2007.

En esa Ley, el concepto de discapacidad abarca como definición aquellas

individuos que tengan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales, a

largo plazo, que al interactuar con diversas situaciones adversas, puedan impedir su

participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las

demás.

El Estado panameño, con la Ley Nº 25, adopta la Convención sobre los

Derechos de las Personas con Discapacidad, y adopta igualmente la definición de

ajustes razonables contenida en el párrafo Nº 3 del Artículo 2 de esa convención.

De igual manera en la Ley Nº 42 del 27 de agosto de 1999 por la cual se crea la

Equiparación de Oportunidades se establecen estos ajustes razonables.

En Panamá, se elaboró la Política Nacional de Discapacidad (incluyendo

discapacidad física, sensorial e intelectual) con la participación de individuos con

discapacidad, mujeres y jóvenes y sus familias (incluyendo grupos organizados de

padres de familia en representación de la niñez con discapacidad).


2.4. Marco Constitucional

Como amparo de las garantías fundamentales, el artículo 54 de nuestra

Carta Magna establece que: “Toda persona contra la cual se expida o se ejecute,

por cualquier servidor público, una orden de hacer o de no hacer, que viole los

derechos y garantías que esta Constitución consagra, tendrá derecho a que la

orden sea revocada a petición suya o de cualquier persona. El recurso de amparo

de garantías constitucionales a que este artículo se refiere, se tramitará mediante

procedimiento sumario y será de competencia de los tribunales judiciales (Gaceta

Oficial N° 25176, 1972).” El tratamiento de este último precepto constitucional se

aprecia en el Código Judicial en su Libro Cuarto sobre: “Instituciones de Garantía”.

La máxima instancia jurisdiccional señala que la Constitución Política deberá

ser interpretada de manera sistemática con los citados artículos 4 y 17 de la misma

Constitución y con los artículos 1, 25 y 29 de la Convención Americana sobre

Derechos Humanos, porque esta última amplía la lista de derechos y garantías

fundamentales concebidos en nuestra Constitución como mínimos (Secretaría

Nacional de Discapacidad, 2008).

Existe el proceso de protección de los derechos humanos, que conforme a lo

señalado por el Código Judicial, es de competencia de la Sala Tercera de la Corte

Suprema de Justicia. Esta codificación establece que la Sala, mediante el proceso

de protección de los derechos humanos, podrá anular actos administrativos

remitidos por autoridades nacionales y, si procede, restablecer o reparar el derecho


violado cuando mediante dichos actos administrativos se violen los derechos

justiciables previstos en las leyes de la República, incluso aquéllas que aprueben

convenios internacionales sobre derechos humanos (Secretaría Nacional de

Discapacidad, 2008).

Por otra parte, la Constitución Política de la República de Panamá, en su

Artículo Nº 19, señala que las personas no podrán ser discriminadas por su

discapacidad (Gaceta Oficial N° 25176, 1972). Asimismo, las personas con

discapacidad están protegidas por la Ley Nº3 de 2001, que adopta la Convención

Interamericana para la Eliminación de toda forma de Discriminación contra las

Personas con Discapacidad (Secretaría Nacional de Discapacidad, 2008).

La Ley Nº42 de 1999 sobre la Equiparación de Oportunidades para las

Personas con Discapacidad y su reglamentación por medio del Decreto Nº 88 del

2002, establece prioritariamente la no discriminación por asuntos de discapacidad

(Secretaría Nacional de Discapacidad, 2008).

El Estado panameño, a través del Órgano Judicial, realizará los cambios

pertinentes para facilitar el acceso a la justicia a las personas con discapacidad,

entre los que se incluyen la discapacidad física, sensorial e intelectual (Secretaría

Nacional de Discapacidad, 2008).

En cuanto al acceso a la información y a la comunicación, El Estado ha

impreso en Braille los principales cuerpos legales para tenerlos a disposición de las
personas ciegas y aunque no han contratado intérpretes de lengua de señas, se

solicitan intérpretes a otras instituciones (SENADIS, IPHE, entre otras, para cumplir

con lo dispuesto en la Convención sobre facilitar el acceso a la justicia en igualdad

de condiciones para las personas sordas (Secretaría Nacional de Discapacidad,

2008).

2.5. Jurisprudencia

El Pleno de la Corte Suprema de Justicia conoce de la Acción de Amparo de

Garantías Constitucionales interpuesta por el Licenciado A.P., en nombre y

representación de C.N.G. ESPINOSA contra la Resolución Administrativa No.308-

2015 de 4 de mayo de 2015, emitida por el Administrador de la Autoridad Marítima

de Panamá.

La Resolución atacada vía A. de Garantías Constitucionales, dictada por el

Administrador de la Autoridad Marítima de Panamá, resuelve lo siguiente:

"ARTÍCULO PRIMERO: Destituir al señor (a) C.N.G.E., con cédula de

identidad personal No.4-132-539 seguro social No.4-132-539, quien ocupa según

estructura el cargo de Asistente Administrativo en la Dirección de Finanzas en la

posición No.357 y salario mensual de Tres Mil Balboas (B/.3,000.00).

ARTÍCULO SEGUNDO: La presente Resolución comenzará a regir a partir

de la notificación.
ARTÍCULO TERCERO: Contra esta Resolución procede el Recurso de

Reconsideración ante el Administrador de la Autoridad Marítima de Panamá dentro

de los cinco (5) días siguientes a la notificación.

FUNDAMENTAO (sic) LEGAL: Numeral 7 del Artículo 27 del Decreto Ley

No.7 de 10 de febrero de 1998, modificado por el Artículo 186, numeral9 de la Ley

57 de 06 de agosto de 2008." (ver fs.6)

Al examinar el escrito de la demanda de Amparo, a fin de determinar si

concurren los presupuestos necesarios para su admisibilidad, esta Corporación de

Justicia advierte que, el gestor constitucional alega que el acto impugnado ha

causado una grave afectación a la unidad familiar del amparista violando de manera

directa por omisión los artículos 17,19, 32, 74 y 300 de la Constitución Política de la

República de Panamá, que a su juicio resulta contraria a la jurisprudencia de la

Corte Suprema de Justicia en la que se ha referido a la estabilidad laboral de las

personas con discapacidad.

En el sustento de la violación de dichas normas de rango constitucional, el

apoderado judicial señaló, entre sus argumentos, que la destitución dispuesta

contra el señor C.N.G. ESPINOSA como Asistente Administrativo en la Dirección de

Finanzas en la AUTORIDAD MARÍTIMA DE PANAMÁ (AMP) con salario de

B/.3,000.00, y quien laboraba en forma ininterrumpida desde el 9 de noviembre de


2010 hasta el 5 de mayo de 2015, fecha en que donde fue notificado, es un acto

ilegal que ha sido emitido sin causa legal justificada, pues desconoce que dada la

condición de discapacitado con enfermedades crónicas se encuentra amparado por

un régimen especial de estabilidad laboral, derivado de las normas legales,

constitucionales y convencionales que protegen a personas que se encuentran en

situación de vulnerabilidad a causa de una discapacidad, toda vez que al tener fuero

por discapacidad se garantiza su legítimo derecho a un empleo productivo y

remunerado en igualdad de condiciones, quedando asegurada la alimentación a las

personas con algún grado de discapacidad o que estén en situación de

vulnerabilidad a causa de una discapacidad.

Sustenta que su representado el señor C.N.G.E., padece discapacidad por

enfermedades crónicas y degenerativas, como lo es la diabetes mellitus tipo II e

hipertensión arterial, las cuales se encuentran debidamente certificadas por

Autoridad competente de los médicos de la Caja de Seguro Social situación,

acreditada en la vía gubernativa, encontrándose protegido por la Ley No.42 de 27

de agosto de 1999 y el Decreto Ejecutivo No.88 de 12 de noviembre de 2002.

Afirma que el acto demandado, viola derechos y garantías constitucionales,

ya que la Ley No.43 de 30 de julio de 2006, aplicable al caso, fue declarada

inconstitucional a través del fallo de 30 de diciembre de 2015 (luego de su

destitución), por el Pleno de la Corte Suprema de Justicia, Sentencia que a su juicio

produce, que recobraran vigencia las acreditaciones especiales de ingreso


realizadas a la Carrera Administrativa en aplicación de la Ley No.24 de 2 de julio de

2007.

Asimismo señala, que también se infringe el debido proceso al ejecutarse el

acto administrativo, suspendiendo los pagos, sin que el mismo quedara en firme y

debidamente ejecutoriado.

Finalmente el apoderado judicial al solicitar que se revoque la Resolución

Administrativa No.308-2015 de 4 de mayo de 2015, también requiere que se ordene

el reintegro de su representado al puesto de trabajo y que se le ubique dentro de

una de las categorías de personas amparadas por la Ley No.42 de 1999 y que

además se ordene, de ser necesario, practicar todos los exámenes, evaluaciones

médicos y demás diligencias necesarias para diagnosticar el padecimiento de su

representado por parte de la Caja de Seguro Social.

Frente a lo propuesto, es importante recordar, que la Acción de Amparo de

Garantías Constitucionales constituye, dentro del sistema democrático y

constitucional de derecho, un mecanismo o instrumento instituido para asegurar la

defensa de los derechos fundamentales, frente a todo acto emitido por servidor

público, en el caso de nuestro país, que pueda menoscabar, vulnerar, transgredir o

afectar derechos y garantías fundamentales, que nuestra Carta Fundamental e

instrumentos de derechos humanos consagran.


En términos generales, el Pleno de la Corte Suprema de Justicia ha expuesto

de forma consolidada que la Acción de Amparo procede: 1) siempre que exista

gravedad e inminencia del daño. Es decir, que no deben haber transcurrido más de

tres meses entre el momento en que se le notificó o tuvo conocimiento el amparista

del acto impugnado y la presentación del A.; 2) que no sea manifiestamente

improcedente. Lo anterior implica que el acto impugnado debe presentar al menos

la apariencia o potencialidad de vulnerar o lesionar derechos fundamentales

tutelados por la Constitución, que por la gravedad e inminencia del daño que

representa dicha vulneración, requiere una revocación inmediata; y 3) que en los

casos de resoluciones judiciales se hayan agotado los recursos ordinarios para la

impugnación del acto, salvo que la vulneración de los derechos fundamentales sea

de tal gravedad o flagrancia que pudiese ocasionar un daño imposible o muy difícil

de reparar, de tal manera que el Tribunal de Amparo pueda prescindir de dicha

formalidad.

En el presente A., la lectura del libelo de Amparo permite comprobar que el

hoy amparista no han brindado ninguna explicación que sustente válidamente la

razón por la cual no se interpuso el A. dentro del término de tres (3) meses

contados a partir de la notificación del acto recurrido, ni han hecho alusión a

ninguna circunstancia de trascendencia que justifique por qué ha esperado un (1)

año y once (11) meses para ejercer oportunamente el Amparo de Garantías

Constitucionales, evidenciándose la falta de urgencia en la necesidad de protección


de los derechos fundamentales invocados con este mecanismo de tutela de

derechos fundamentales.

Siendo además importante advertir que en aquella oportunidad el amparista

ejerció sus derechos en la vía contenciosa administrativa, de lo cual se tiene

constancia conforme a la publicidad judicial que se realiza a través de los Registros

Judiciales (artículo 786 del Código Judicial) con la Resolución de 31 de julio de

2015, que no admitió la demanda contencioso administrativa de plena jurisdicción

interpuesta por C.N.G., para que se declare nula, por ilegal, la Resolución Número

308 de 4 de mayo de 2015, dictada por la Autoridad Marítima de Panamá y su

confirmación a través de la Resolución de 20 de noviembre de 2015.

Por todas las consideraciones expuestas, esta Corporación de Justicia

concluye que, la Acción de Amparo de Garantías Constitucionales deviene

manifiestamente por improcedente e impera su no admisión.

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia - PLENO,

administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, NO

ADMITE la Acción de Amparo de Garantías Constitucionales, interpuesto por el

Licenciado A.P., en nombre y representación del señor C.N.G. ESPINOSA contra la

Resolución Administrativa No.308-2015 de 4 de mayo de 2015, emitida por el

Administrador de la Autoridad Marítima de Panamá.


CONCLUSIONES
RECOMENDACIONES
BIBLIOGRAFÍA

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CON DISCAPACIDAD EN PANAMÁ. Costa Rica: JICA.

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CUMPLIMIENTO DE LA CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS CON
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DISCAPACIDAD EN PANAMA: SITUACIÓN ACTUAL Y PERSPECTIVA. Panamá: MINSA.

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