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¡Los ríos han crecido!

Matilde Espinosa
(1995)

“El rio no lava ni la piel, ni las mantas” ,


Los ríos cuentan historias.

Su torrentera insomne
desdibuja los rostros
de párpados abiertos,
en su delirio de piedras y raíces.

Crecen sobre las olas


los cuerpos arrancados
de la noche,
sin luceros ni orillas,
sin el aire caliente
que hincharon las palabras,
las últimas palabras.

En su vientre, los ríos


levantan cementerios
y la muerte se cierra
en círculos morados
que sacuden los peces
y devoran la sangre.

En cada espuma verde


viajan los niños muertos,
y en cada brazo de agua
se preguntan las madres:
¿dónde sus nidos tiernos?
¿dónde su arteria rota
clamorosa de arrullos?

En las gradas del alba


van subiendo esqueletos
con su carga madura
de grávidos espinos,
y una afrenta de espigas
que hace temblar la yerba.

¡Los ríos han crecido!


Un bosque humano lanza
sus yemas al océano
y las venas desatan
palpitantes cordajes
donde se estrella el viento
y ensancha el corazón.

Volverán de los ríos,


crecidos por la sangre
y los hondos suspiros,
en madurez violenta
de secreta victoria
Para que sea más cierta
la pureza del agua.

En esta obra poética de Matilde Espinoza (1910-2008), escritora Caucana, se manifiestas los
acontecimientos que han trascendido en la historia Colombiana.
Esta manifestación poética como lo vemos versa ante el dolor del fenómeno de la violencia.
La figura del agua misma es un símbolo, en el que se emana muerte. En el tercer párrafo la
figura del rio se relaciona al cementerio.
La aparición de su primer libro de poemas, ¡Los ríos han crecido!, (1955), es un
acercamiento hacia las comunidades de Tierradentro, Cauca. Comunidades indígenas
especialmente el Grupo de los Paez. Proviene dentro del poema una voz, una voz a favor
de los pueblos originarios de esta naturaleza, que se ve amenazada, por grupos insurgentes
como guerrilla o paramilitares.
Este poema proyecta la memoria, frente al infortunio, de la violencia colombiana.
Desde las inferencias anteriores podemos cuestionarnos y reflexionar sobre: ¿Cómo es vista
la figura del agua, en este caso rio, por una sociedad que está inmersa en el fenómeno de la
violencia, del conflicto?, ¿ Es la historia que versa sobre los ríos, en algunas comunidades,
la que genera la disyunción hombre- agua?, ¿Por qué el abandono del rio?
Bueno a la luz del poema se puede considerar que, efectivamente no es ajeno que dentro de
la historia de Colombia, el rio se haya visto como transporte de los muertos, que el agua sea
teñida de rojo por la misma voracidad de la violencia que surge en el país desde décadas
anteriores. Donde el método más efectivo para la desaparición característico de la violencia
en Colombia de los cuerpos es arrojarlos a los ríos.
Si vemos la figura del agua como vida, y consideramos que el rio dentro de la comunidad
representa sostenibilidad, historia, belleza e incluso el rio como parte del individuo mismo,
¿que nos refleja la historia -bueno tal vez la que se infiere de esta manifestación poética,-
respecto a la noción de rio? Considero que, esta figura de carro fúnebre del rio, como ese
bote de despojos, como ese cementerio, el rio más que simbólico dentro de una comunidad,
enmarcara dentro de sí, es ausencia de vitalidad.
La imagen misma de los peces comiéndose los cuerpos, hace que se fragmente esa relación
con el rio mismo ya que este se asocia igualmente al miedo que se infunde dentro de la
comunidad.
Pero debemos pensar que la violencia y el conflicto armado tienen un trasfondo de intereses
no solo políticos, sino que también económicos relacionados al capitalismo. Porque, se
considera que este hecho de expropiación devela la cosificación del rio, y la búsqueda de
una apropiación del agua como un bien material.
Igualmente, se podría considerar que, el rio al ser visto como cementerio o rio de muerte
pierde valor para la comunidad, el miedo infundido por la violencia hace que se pierda ese
sentido de la relación del agua al sujeto. Ver como dentro de ese rio circunda, vidas
humanas produce un rechazo por el mismo. Pero este miedo y terror son aprovechados por
los peces grandes de la economía, que buscan expropiar recursos, para mercantilizar,
buscan una plusvalía en el agua para beneficio de los grupos dominantes.
Por lo tanto se puede considerar que, la muerte cobra valor, se materializa en la comunidad.
La violencia cala en la tradición del pueblo pero, también pensemos que el rio ha sido
también otra víctima de la violencia en Colombia. Una víctima silenciosa a la cual no se le
redimide derecho sino que solo se le busca su valor. El efecto mismo de los actos de
violencia y muerte, infunden el degradamiento del rio y la objetivación del mismo. Cuantos
derramamientos de petróleo, cuantos ríos convertidos en viaductos de desechos.

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