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TALLER DE POESÍA PETROPERÚ 2022

ARTES POÉTICAS

José Asunción Silva


(Colombia, 1865-1896)

Ars

El verso es vaso santo; poned en él tan sólo


Un pensamiento puro,
En cuyo fondo bullan hirvientes las imágenes
Como burbujas de oro de un viejo vino oscuro!

Allí verted las flores que la continua lucha,


Ajó del mundo frío,
Recuerdos deliciosos de tiempos que no vuelven,
Y nardos empapados en gotas de rocío.

Para que la existencia mísera se embalsame


Cual de una ciencia ignota,
Quemándose en el fuego del alma enternecida
De aquel supremo bálsamo, ¡basta una sola gota!

El libro de versos (1891-1896)


En: Obra completa (1990)
Madrid; París; México; Buenos Aires; São Paulo; Lima; Guatemala; San José de Costa
Rica; Santiago de Chile: ALLCA XX, 1997, p. 38

Alfonso Reyes
(México, 1889-1959)

Arte poética

Asustadiza gracia del poema:


flor temerosa, recatada en yema.

Y se cierra, como la sensitiva,


si la llega a tocar la mano viva.

—Mano mejor que la mano de Orfeo,


mano que la presumo y no la creo,

para traer la Eurídice dormida


hasta la superficie de la vida.
(1925)

La vega y el soto (1946)


En: Poesía
Monterrey; Ciudad de México: Cátedra Alfonso Reyes del Tecnológico de Monterrey /
Fondo de Cultura Económica / Fundación para las Letras Mexicanas, 2017, p. 350

Vicente Huidobro
(Chile, 1893-1948)

Arte poética

Que el verso sea como una llave


Que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
Cuanto miren los ojos creado sea,
Y el alma del oyente quede temblando.

Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;


El adjetivo, cuando no da vida, mata.

Estamos en el ciclo de los nervios.


El músculo cuelga,
Como recuerdo, en los museos;
Mas no por eso tenemos menos fuerza:
El vigor verdadero
Reside en la cabeza.

Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas!


Hacedla florecer en el poema.

Sólo para nosotros


Viven todas las cosas bajo el sol.

El poeta es un pequeño Dios.

El espejo de agua (1916)


En: Obra poética
Madrid; Barcelona; La Habana; Lisboa; París; México; Buenos Aires; São Paulo; Lima;
Guatemala; San José; Caracas: ALLCA XX, 2003, p. 391

Jorge Luis Borges


(Argentina, 1899-1986)

Arte poética

Mirar el río hecho de tiempo y agua


Y recordar que el tiempo es otro río,
Saber que nos perdemos como el río
Y que los rostros pasan como el agua.

Sentir que la vigilia es otro sueño


Que sueña no soñar y que la muerte
Que teme nuestra carne es esa muerte
De cada noche, que se llama sueño.

Ver en el día o en el año un símbolo


De los días del hombre y de sus años,
Convertir el ultraje de los años
En una música, un rumor y un símbolo,

Ver en la muerte el sueño, en el ocaso


Un triste oro, tal es la poesía
Que es inmortal y pobre. La poesía
Vuelve como la aurora y el ocaso.

A veces en las tardes una cara


Nos mira desde el fondo de un espejo;
El arte debe ser como ese espejo
Que nos revela nuestra propia cara.

Cuentan que Ulises, harto de prodigios,


Lloró de amor al divisar su Ítaca
Verde y humilde. El arte es esa Ítaca
De verde eternidad, no de prodigios.

También es como el río interminable


Que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
Y es otro, como el río interminable.

El hacedor (1960)
Buenos Aires; Madrid Emecé Editores / Alianza Editorial, 1981, pp. 141-142

Nicanor Parra
(Chile, 1914-2018)

Manifiesto

Señoras y señores
Ésta es nuestra última palabra.
一 Nuestra primera y última palabra 一
Los poetas bajaron del Olimpo.

Para nuestros mayores


La poesía fue un objeto de lujo
Pero para nosotros
Es un artículo de primera necesidad:
No podemos vivir sin poesía.

A diferencia de nuestros mayores


一 Y esto lo digo con todo respeto 一
Nosotros sostenemos
Que el poeta no es un alquimista
El poeta es un hombre como todos
Un albañil que construye su muro:
Un constructor de puertas y ventanas.

Nosotros conversamos
En el lenguaje de todos los días
No creemos en signos cabalísticos.

Además una cosa:


El poeta está ahí
Para que el árbol no crezca torcido.

Este es nuestro mensaje.


Nosotros denunciamos al poeta demiurgo
Al poeta Barata
Al poeta Ratón de Biblioteca.
Todos estos señores
一 Y esto lo digo con mucho respeto 一
Deben ser procesados y juzgados
Por construir castillos en el aire
Por malgastar el espacio y el tiempo
Redactando sonetos a la luna
Por agrupar palabras al azar
A la última moda de París.
Para nosotros no:
El pensamiento no nace en la boca
Nace en el corazón del corazón.

Nosotros repudiamos
La poesía de gafas obscuras
La poesía de capa y espada
La poesía de sombrero alón.
Propiciamos en cambio
La poesía a ojo desnudo
La poesía a pecho descubierto
La poesía a cabeza desnuda.

No creemos en ninfas ni tritones.


La poesía tiene que ser esto:
Una muchacha rodeada de espigas
O no ser absolutamente nada.

Ahora bien, en el plano político


Ellos, nuestros abuelos inmediatos,
¡Nuestros buenos abuelos inmediatos!
Se retractaron y se dispersaron
Al pasar por el prisma de cristal.
Unos pocos se hicieron comunistas.
Yo no sé si lo fueron realmente.
Supongamos que fueron comunistas,
Lo que sé es una cosa:
Que no fueron poetas populares,
Fueron unos reverendos poetas burgueses.

Hay que decir las cosas como son:


Sólo uno que otro
Supo llegar al corazón del pueblo.
Cada vez que pudieron
Se declararon de palabra y de hecho
Contra la poesía dirigida
Contra la poesía del presente
Contra la poesía proletaria.

Aceptemos que fueron comunistas


Pero la poesía fue un desastre
Surrealismo de segunda mano
Decadentismo de tercera mano,
Tablas viejas devueltas por el mar.
Poesía adjetiva
Poesía nasal y gutural
Poesía arbitraria
Poesía copiada de los libros
Poesía basada
En la revolución de la palabra
En circunstancias de que debe fundarse
En la revolución de las ideas.
Poesía de círculo vicioso
Para media docena de elegidos:
“Libertad absoluta de expresión”.
Hoy nos hacemos cruces preguntando
Para qué escribirían esas cosas
¿Para asustar al pequeño burgués?
¡Tiempo perdido miserablemente!
El pequeño burgués no reacciona
Sino cuando se trata del estómago.

¡Qué lo van a asustar con poesías!

La situación es ésta:
Mientras ellos estaban
Por una poesía del crepúsculo
Por una poesía de la noche
Nosotros propugnamos
La poesía del amanecer.
Este es nuestro mensaje,
Los resplandores de la poesía
Deben llegar a todos por igual
La poesía alcanza para todos.

Nada más, compañeros


Nosotros condenamos
一 Y esto sí que lo digo con respeto 一
La poesía de pequeño dios
La poesía de vaca sagrada
La poesía de toro furioso.

Contra la poesía de las nubes


Nosotros oponemos
La poesía de la tierra firme
一 Cabeza fría, corazón caliente
Somos tierrafirmistas decididos 一
Contra la poesía de café
La poesía de la naturaleza
Contra la poesía de salón
La poesía de la plaza pública
La poesía de protesta social.

Los poetas bajaron del Olimpo.

Otros poemas (1950-1968)


En: Obra gruesa (1969)
Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 1969, pp. 211-214

María Elena Walsh


(Argentina, 1930-2011)

Arte poética

Rarísima, desesperada
complicidad de los papeles.
Es muy lindo decir naranja,
pera la tinta cómo duele.
Cuánta fatalidad nos hace falta.
Yo no sé cómo hay gente que se atreve.

Me olvidaría de vivir
pero aprendí cómo se muere:
clavándose una lapicera
en el amor a la intemperie,
o resbalándose memoria abajo,
sin paliativos, infinitamente.

Y me pregunto para qué.


No hay apariencia que conteste.
Al fin y al cabo me pondría
a hacer espuma con laureles
y cambiaría la posteridad
por una basurita, por un peine.

Hace tiempo que tengo ganas


de decírselo a mucha gente:
sepan que callo de certeza
y que fallezco de obediente,
y que no tengo la menor idea
y que me desespero para siempre.

Cuánto más cómodo sería


imaginar entre los peces,
disimular como el rocío
todo delito transparente,
colaborar con intachables piedras
o llamar por teléfono, o que espere.

Hasta cuándo podré durar


en un empleo tan urgente,
tan frágil, sin escapatoria,
escarbando lo que sucede
en zonas sumergidas donde todo
se quiere arrepentir pero no puede.

La verdad es que soy testigo


de festividades solemnes,
que padezco una colección
de musicales intereses,
que ríos y manzanas me autorizan
y estoy a cargo del color celeste.

Pensar que no sabremos nunca


qué pasa dentro de las nueces.
No me pregunten. Con locura
y con el permiso de ustedes
me voy a agonizar otro poquito
con las palabras. Hasta que me lleven.

Hecho a mano (1965)


En: Poemas y canciones
Buenos Aires: Suma de Letras Argentina, 2004, pp. 108-109

Roque Dalton
(El Salvador, 1935-1975)

Arte poética

                             A Raúl Castellanos


 
La angustia existe.
 
El hombre usa sus antiguos desastres como un espejo.
 
Una hora apenas después del crepúsculo
ese hombre recoge los hirientes residuos de su día
acongojadamente los pone cerca del corazón
y se hunde con un sudor de tísico aún no resignado
en sus profundas habitaciones solitarias.
 
Ahí tal hombre fuma gravemente
inventaría las desastrosas telarañas del techo
abomina de la frescura de la flor
se exilia de su misma piel asfixiante
mira sus torvos pies
cree que la cama es un sepulcro diario
no tiene un cobre en el bolsillo
tiene hambre
solloza.
 
Pero los hombres los demás hombres
abren su pecho alegremente al sol
o a los asesinatos callejeros
elevan el rostro del pan desde los hornos
como una generosa bandera contra el hambre
se ríen hasta que duele el aire con los niños
llenan de pasos mínimos el vientre de las bienaventuradas
parten las piedras como frutas obstinadas en su solemnidad
cantan desnudos en el cordial vaso del agua
bromean con el mar lo toman jovialmente de los cuernos
construyen en los páramos melodiosos hogares de la luz
se embriagan como Dios anchamente
establecen sus puños contra la desesperanza
sus fuegos vengadores contra el crimen
su amor de interminables raíces
contra la atroz guadaña del odio.
 
La angustia existe, sí.
 
Como la desesperanza
el crimen
o el odio.
 
¿Para quién deberá ser la voz del poeta?
 
 
El turno del ofendido (1962)
San Salvador: UCA editores, 2012, pp. 42-43

Roque Dalton
(El Salvador, 1935-1975)

Arte poética 1974

Poesía
perdóname por haberte ayudado a comprender
que no estás hecha sólo de palabras.

Historias y poemas de una lucha de clases (2010)


Melbourne, Australia: Ocean Sur, 2010, p. 25

Óscar Hahn
(Chile, 1938)

Arte poética
La puta madre de mi poesía
la frígida la virgen la caliente
la que me pone cuernos en la frente
la que aprieta los muslos a porfía

y no me suelta lo que yo querría:


la flor de su hermosura irreverente
su corola que late noche y día
envuelta en llamas y en rocío ardiente

La que me engaña con cualquier vecino


con Rilke con Pessoa con Vallejo
la que traza en los astros mi destino

La beata la agnóstica la impía


la que pinta mis labios en su espejo
la puta madre de mi poesía

¿Por qué escribe usted?

Porque el fantasma porque ayer porque hoy:


porque mañana porque sí porque no
Porque el principio porque la bestia porque el fin:
porque la bomba porque el medio porque el jardín

Porque góngora porque la tierra porque el sol:


porque san juan porque la luna porque rimbaud
Porque el claro porque la sangre porque el papel:
porque la carne porque la tinta porque la piel

Porque la noche porque me odio porque la luz:


porque el infierno porque el cielo porque tú
Porque casi porque nada porque la sed
porque el amor porque el grito por qué no sé

Porque la muerte porque apenas por que más


porque algún día porque todos porque quizás

Sonetos (2008)
Santiago de Chile: Ediciones Tácitas, 2008, pp. 69 y 71

Antonio Cisneros
(Perú, 1942-2012)

Arte Poética 1

1
  
Un chancho hincha sus pulmones bajo un gran limonero
mete su trompa entre la Realidad
se come una bola de caca
eructa
pluajj
un premio
 
 
2
  
Un chancho hincha sus pulmones bajo un gran limonero
mete su trompa entre la Realidad
—que es cambiante—
se come una bola de Caca
—dialécticamente es una Caca Nueva—
eructa
—otra instrumentación—
pluajj
otro premio
 
3

Un chancho etc.

Como higuera en un campo de golf (1972)


Lima: Instituto Nacional de Cultura, 1972, p. 11

Javier Heraud
(Perú, 1942-1963)

Arte poética

En verdad, en verdad hablando,


la poesía es un trabajo difícil
que se pierde o se gana
al compás de los años otoñales.

(Cuando uno es joven


y las flores que caen no se recogen
uno escribe y escribe entre las noches,
y a veces se llenan cientos y cientos
de cuartillas inservibles.
Uno puede alardear y decir
“yo escribo y no corrijo,
los poemas salen de mi mano
como la primavera que derrumbaron
los viejos cipreses de mi calle”)
Pero conforme pasa el tiempo
y los años se filtran entre las sienes,
la poesía se va haciendo
trabajo de alfarero,
arcilla que se cuece entre las manos,
arcilla que moldean fuegos rápidos.

Y la poesía es
un relámpago maravilloso,
una lluvia de palabras silenciosas,
un bosque de latidos y esperanzas,
el canto de los pueblos oprimidos,
el nuevo canto de los pueblos liberados.
Y la poesía es entonces,
el amor, la muerte,
la redención del hombre.

Madrid, 1961
La Habana, 1962

Poemas desde La Habana (marzo 1962-enero 1963)


En: Poesía reunida
Lima: Ediciones PEISA, 2010, pp. 273-274

Teresa Calderón
(Chile, 1955)

Escritura

Escribo menos de lo que veo


y veo bastante menos de lo que hay.
Sin embargo sería suficiente
tomar un haz de palabras
y salir a errar
por la página en blanco
sin perder de vista
que el mundo es largo
pero nunca el único.

Causas perdidas (1984)


En: Poesía chilena de hoy. De Parra a nuestros días (1988)
Selección de Erwin Ramírez
Santiago de Chile: ediciones/ metales pesados, 2012, p. 483

Luis García Montero


(España, 1958)

Poética

II

(Con Antonio Machado)

La poesía no debe preguntarse


el porqué de la luz y de la sombra.
Su palabra está viva, nunca nombra
la soledad sin nadie. Quiere atarse

a los ojos de un ser, la luz que miente


y la sombra pisada en una puerta.
Con la certeza de la vida incierta,
el corazón pregunta lo que siente.
Recuerdo aquella cita, mi batalla
de últimas razones, tu muralla
de que a las nueve y media sale el talgo.

Palabras en el tiempo todavía


la luz cruel de la cafetería,
las sombras de la calle cuando salgo.

Rimado de ciudad (1983)


En: Poesía completa (1980-2015)
Barcelona: Tusquets Editores, 2015, p. 854

Teresa Melo
(Cuba, 1961)

La breve duración

Leí un largo poema de William Carlos Williams


sobre el amor y los asfódelos. Entre lo que ignoro,
tampoco sé qué cosa es el asfódelo. Otras flores tuve
y de otros poemas gusté y también tuve otras ignorancias.
Es cierto que los poemas colocan cosas sobre el mundo
y que hay personas que no gustan de ellos
ni del mundo,
aunque serían mejores si tuvieran
aquello que tienen los poemas.

¿Qué tienen los poemas, William Carlos Williams?


Provocan la desazón de lo desconocido,
el deseo de asir el humo que emana
de lo que creemos conocido.
Tuve esta flor, por ejemplo, hace años,
sobre la pared de una casa en la que estuve viviendo;
en su patio las orquídeas cubrían el lugar
donde antes estuvo la caseta de madera;
en la caseta de madera, el padre de mi amigo,
una mañana nada especial
amaneció colgado de las vigas.
Las orquídeas luego cubrieron el lugar
pero no borraron su aura de tragedia.
De entonces acá esas flores no perdieron hermosura,
pero igual son materia del suicidio.

Otra flor tuve que vi crecer bajo mi agua


—el lirio perenne descrito por Ariel—;
tenía pocas cosas, paredes alquiladas me servían de hogar:
todavía me sirven.

No tuve asfódelos, tuve estas para mí.


Y de mí ellas no guardaron memoria.
Es vanidad de los poemas fijar los deseos del otro
y es vanidad de los poetas
creer que sus versos se fijan en el otro
como no lo hace la flor más que el tiempo
que le corresponde.
Si acaso guardaré algo para mí será lo mismo
que di a los otros que se me acercaron:
la breve duración de los asfódelos,
las orquídeas suicidas, los lirios de agua.

COSAS [LILAS]

La literatura también engendra cosas [lilas]


sobre la tierra muerta.
Voces que no sé definir hablan en la penumbra:
la nieve no existe en español están diciendo
a la par que extiendo la visión
de los muslos abiertos extiendo la tibieza
de la respiración.
La literatura es el pretexto con que me asomo
al prójimo sin coartada por esa indiscreción.
Trabajo con palabras de otros
como podría trabajar sobre el fuego
filigranas de metal
o botones de hueso o recipientes suaves:
con la pura intención de creer que conozco
al poseedor de las palabras
remedo de hueco negro: en él desaparece mi mano
cuando quiero acortar el espacio entre
una persona y otra persona y otra.
La literatura es fácil de traicionar
lleva una lámpara y lleva mimosas en el pelo
y cántaros humeantes y un reloj derretido,
materia simple para casas de empeño.

Yo lo conozco: pone comida en el plato del canario


con historias felices
toma un abismo moldeable
y lo convierte en algo sin peso ni color.
La literatura:
ya no sé qué cosa es eso por lo que lloro
ante la materia que ponemos bajo el polvo
y olvidamos al día siguiente.
Y acaso engendra cosas [lilas] acaso
sobre la tierra muerta.

En: Mujeres como islas II. Antología de poetas cubanas, dominicanas y


puertorriqueñas (2011)
La Habana: Ediciones UNIÓN, 2011, pp. 58-60

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